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sábado, 2 de noviembre de 2013

¿Acaba todo al morir?

A casi nadie le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella. Esta puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable y sus efectos son devastadores.

La muerte es un enemigo terrible al que todos tratamos de vencer. Cuando golpea a un ser querido, quizás nos neguemos a aceptarlo. Y si somos jóvenes, tal vez pensemos que nunca nos llegará; esta es una fantasía a la que muchos se
aferran.

¿Se puede vencer a la muerte?

¿Por qué se niegan los seres humanos a morir? La Biblia lo explica al decir lo siguiente sobre nuestro Creador, Jehová: “Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido (o la eternidad) ha puesto en el corazón de ellos” (Eclesiastés 3:11). Por eso es que deseamos vivir en nuestro hermoso planeta para siempre, no tan solo por ochenta años (Salmo 90:10).

¿Por qué puso Dios la eternidad en nuestros corazones? Dios ha prometido que la muerte será derrotada. La Biblia habla vez tras vez sobre la desaparición de la muerte y la promesa de Dios de darnos vida eterna.

“Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 Corintios 15:26.)

“Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna.” (Juan 6:40.)
 “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más.” (Apocalipsis 21:4.)

Jesucristo dijo claramente: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). De modo que la batalla contra la muerte no terminará en derrota. Como lo confirmo Jesús,necesitamos a Dios para ganarla.

Lázaro, amigo íntimo del Maestro, enfermó repentinamente y falleció. Cuando Jesús se enteró de la noticia, les dijo a sus discípulos que Lázaro estaba dormido y que iba a ir a despertarlo (Juan 11:11). Pero al ver que no le habían entendido, les dijo directamente: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:14).

Cuatro días después del entierro, Jesús llegó a Betania (la ciudad donde vivia Lazaro con sus hermanas) y buscó a Marta, la hermana del difunto, para consolarla. “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”, le dijo ella (Juan 11: 17, 21). “Yo soy la resurrección y la vida —respondió Jesús—. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (Juan 11:25.)

A fin de probar que no estaba prometiendo un imposible, Jesús se acercó a la tumba y gritó: “¡Lázaro, sal!” (Juan 11:43). Entonces, para el asombro de los presentes, Lázaro salió del sepulcro.

Jesús dijo que el difunto estaba durmiendo, y la comparación es muy apropiada. ¿Por qué? Porque el sueño es un estado de inconsciencia que transmite muy bien
la idea de descansar del dolor y el sufrimiento.

“Haz brillar mis ojos, sí, para que no me duerma en la muerte.” (Salmo 13:3.)

“Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte.” (1 Corintios 15:20.)

Nos consuela saber que los muertos no están  sufriendo; están dormidos en su tumba. La muerte no tiene por qué aterrorizarnos.

“Su un hombre muere ¿Puede volver a vivir?”

Aunque a todos nos agrada tener una buena noche de descanso, ¿quién querría dormir para siempre? ¿Hay esperanza de que los muertos que duermen en sus tumbas vuelvan a vivir tal como Lázaro?

Job hizo la siguiente pregunta cuando se sintió cerca de la muerte: “Si un hombre muere, ¿puede volver a vivir?” (Job 14:14). Dirigiéndose al Todopoderoso, Job respondió su propia pregunta: “Tú me llamarás, y yo te responderé; desearás ver la obra de tus manos” (Job 14:15, Nueva Versión Internacional). Este hombre fiel estaba seguro de que Jehová deseaba traerlo de vuelta a la vida.

La Biblia menciona vez tras vez la promesa de la resurrección. Por ejemplo, un ángel le aseguró al profeta Daniel: “Descansarás, pero te pondrás de pie para tu porción al fin de los días” (Daniel 12:13). El apóstol Pablo afirmó: “Tengo esperanza en cuanto a Dios de que va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15)

¿Cuándo despertarán los muertos?

¿Cuándo tendrá lugar esta resurrección de justos y de injustos? “Al fin de los días”, como le dijo el ángel a Daniel. Eso es lo que creía Marta: que su hermano se levantaría “en el último día” (Juan 11:24). La Biblia relaciona este “último día” con el reinado de Jesús.

Pablo escribió: “Cristo tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemi-
go, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:25, 26). Esta es una poderosa razón para pedirle a Dios que venga su Reino y se haga su voluntad en la Tierra.

Extracto del articulo de portada de la revista "La Atalaya" de Enero del 2014, publicada por los Testigos de Jehová. Puede ser descargada en audio y pdf para su impresión o lectura en dispositivos portatiles. Tambien puede suscribirse al podcast.

He visto vidas maravillosamente transformadas (Como lo relató Percy Iszlaub) Segunda y ultima parte

COMENZANDO UNA NUEVA VIDA
En julio de 1940 Ilma y yo decidimos ir a la asamblea de Sydney y después comenzar a participar en la obra de predicar de tiempo completo, o, según decimos, servir de precursores. Dejé mi trabajo como encargado del garaje, y vendimos todos nuestros muebles, los cuales habíamos acabado de comprar. Llamé a Norman para hablarle de nuestros planes. Él me dijo: “¡Espérame! ¡Espérame! ¡Yo también voy!” De modo que Norman y su hermana Beatrice se unieron a nosotros.

Durante una asamblea fortalecedora de la fe que se celebró el 24 de julio de 1940, los cuatro simbolizamos nuestra dedicación a Dios por medio del bautismo en agua. Después de eso, fuimos a la oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower en Sydney y pedimos que nos asignaran como precursores. Fuimos asignados a la ciudad de Townsville, North Queensland.

La vida nueva que acabábamos de emprender no era fácil. Pero era remuneradora, y nos sentíamos felices porque confiábamos en que estábamos haciendo lo que agradaba a Jehová Dios.

La temporada lluviosa de North Queensland se extiende desde noviembre hasta enero. A veces caían diariamente 39 centímetros, o más, de lluvia, lo cual causaba inundaciones repentinas. En una ocasión estuvimos aislados por varios días entre dos ríos desbordados. Cuando nuestro abastecimiento de alimento se agotó, comimos tomates silvestres.

A medida que la guerra mundial fue progresando, aumentó el prejuicio en contra de los testigos de Jehová. En enero de 1941 el gobierno proscribió nuestras actividades en Australia. Pero nosotros continuamos efectuando nuestra obra de predicar.

Norman y yo salíamos el lunes por la mañana para cubrir zonas rurales distantes. Solíamos montar dos cajas de libros en una bicicleta, y en la otra llevábamos colchas, una sartén para freír y un recipiente de agua para el té. Mientras tanto, Ilma y Beatrice testificaban en el pueblo hasta que nosotros regresábamos el viernes por la noche.

A veces nuestro suministro de alimento se hacía escaso, y Norman y yo nos quedábamos sin comer por uno o dos días. Luego intercambiábamos libros por alimento. O, en ciertas ocasiones, cortábamos madera a cambio de una comida. De noche solíamos dormir bajo el viejo puente de algún riachuelo, o, más frecuentemente, bajo un árbol. Para mantener a raya a las multitudes de mosquitos, quemábamos estiércol de ganado, un montón al pie de nuestra colcha y otro montón a la cabeza.

AUMENTAN NUESTROS PRIVILEGIOS DE SERVICIO


Después de unos meses de servir como precursores, regresamos un día a nuestro hogar y encontramos una carta procedente de la Sociedad Watch Tower. Era una invitación para servir en Betel, las oficinas centrales de la sucursal de los testigos de Jehová en Sydney. Aceptamos con gozo. Pero poco después de haber comenzado a trabajar nosotros en Betel, el gobierno ordenó que todos los miembros de la familia de Betel salieran del hogar, y expropió a la Sociedad.

Ilma y yo fuimos asignados a trabajar en Melbourne. Durante la proscripción predicábamos solo con la Biblia, y cada uno trabajaba sin compañía tan discretamente como era posible. A veces nos sentíamos algo solitarios, pero recibimos bendiciones. Ilma lo relata de esta manera: “Un día estaba trabajando sola y prediqué a una señora de edad mediana acerca del paraíso terrestre. Ella inmediatamente reconoció la verdad bíblica. Estudió y se unió a nosotros, aunque para ese tiempo estábamos bajo proscripción.” La proscripción fue quitada en junio de 1943.

Para el año 1947 estábamos en la obra de circuito en New South Wales, donde serví de representante viajero de los testigos de Jehová. Ahora se nos extendió un nuevo privilegio... una invitación para asistir a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watch Tower, una escuela para entrenar a misioneros en los Estados Unidos, en el estado de Nueva York. ¿Qué haríamos?

Puesto que yo había dejado la escuela a los 14 años, sentí temor, porque pensaba que no estaba capacitado para asistir a esta escuela.

Pero al adoptar el punto de vista de que la invitación era la voluntad de Dios, nuestra respuesta fue igual a la de Su profeta Isaías: ‘¡Aquí estamos! Envíanos a nosotros.’ (Isa. 6:8)

Así, en enero de 1948, y junto con otros 17 hermanos de Australia y Nueva Zelanda —entre los cuales estaba mi anterior compañero de servicio de precursor, Norman Bellotti— partimos hacia los Estados Unidos.
Después de cinco meses de intensa instrucción bíblica, recibimos nuestras asignaciones misionales. La nuestra fue el Japón.

VIDA MISIONAL EN EL JAPÓN

Nuestra primera asignación fue la ciudad de Kobe. Nuestro hogar misional estaba ubicado en una montaña alta, lo cual nos daba una vista deleitable del hermoso mar del Japón, con pintorescos barcos de todas formas y tamaños que iban en una dirección u otra por las rutas marinas. Un faro, que resplandecía fielmente día y noche, guiaba a los marineros para que evitaran chocar con las rocas sumergidas.

Un bondadoso médico que vivía al lado de nosotros se sintió impulsado a decir:

“Este hogar misional se convertirá en una fuente de luz espiritual para las personas de esta vecindad.”

¡Cuán ciertas resultaron ser sus palabras! En aquel entonces no vivían Testigos en la ciudad de Kobe, pero ahora hay 20 congregaciones con unos 1.400 publicadores del Reino allí. Las dos hijas del médico se bautizaron más de 20 años después en el área de Tokio.

Cuando llegamos a la casa que sería nuestro hogar ésta necesitaba una buena limpieza y no tenía muebles. La hierba del jardín estaba demasiado alta, de modo que la cortamos y la regamos por el suelo y por tres semanas dormimos sobre esta hierba con la ropa puesta, hasta que llegaron nuestras pertenencias.
Al principio se nos hizo bastante difícil aprender el idioma, especialmente a mí.

Decía a los hermanos cosas como “comer” (taberu) las ovejas en vez de “alimentar” (tabesaseru) las ovejas, o apoyar los “fideos” (udon) de La Atalaya en vez de apoyar la “campaña” (undo) de La Atalaya. No obstante, los hermanos siempre me ayudaron amorosamente en estos puntos difíciles, y seguimos adelante.

VIDAS TRANSFORMADAS... ALGO HERMOSO

Ilma y yo llevamos ahora más de 31 años en el Japón. Este ha llegado a ser nuestro hogar. Cuando llegamos, solo había tres Testigos nativos en todo el país. Ahora hay más de 58.400 de nuestros hermanos y hermanas que proclaman las buenas nuevas del Reino. Durante estos años he visto muchas vidas maravillosamente transformadas... personas que eran culpables de ‘transacciones dudosas’ en los negocios y otras que vivían vidas muy inmorales.

Pero luego las verdades de la Palabra de Dios llegaron al corazón de ellas, ¡y qué hermoso ha sido ver la transformación!

Pero para mí el cambio más dramático que una persona pudiera haber hecho en su vida personal fue el de Kimihiro Nakata, el trastornado y violento prisionero que había matado a dos hombres y que estaba en la sección para los sentenciados a muerte. ¡Qué joven tan manso y bondadoso llegó a ser! Era uno de los publicadores del Reino más celosos que he conocido.

Decía a los visitantes: “Cuando miro por la ventana de mi celda y veo el cielo azul, ¡cuánto desearía poder estar allá afuera ayudándoles a predicar!”

No obstante, aun desde la sección para los sentenciados a muerte Kimihiro ayudó a muchas personas. Escribió a las familias de las personas a quienes mató, les testificó, y ellas mostraron interés. También testificó extensamente a su propia familia. Estudió Braille y transcribió al Braille el libro “Sea Dios veraz,” el folleto “Estas buenas nuevas del reino” y artículos de La Atalaya y ¡Despertad! Estas publicaciones se distribuyeron en diferentes partes del Japón, incluso a escuelas para ciegos.

CONCENTRÁNDONOS EN LA ESPERANZA QUE ESTÁ POR DELANTE

El 10 de junio de 1959, un automóvil de la policía se detuvo frente a nuestro hogar misional. Kimihiro había solicitado mi presencia en su ejecución aquella mañana.
 
Nunca olvidaré las últimas palabras que me dijo: “Hoy siento una confianza firme en Jehová, en el sacrificio de rescate y en la esperanza de la resurrección. Dormiré por un tiempo, y, si es la voluntad de Jehová, los veré a todos en el paraíso.”

Kimihiro murió para satisfacer lo que la justicia exigía, dando ‘vida por vida.’ Pero no murió como un criminal empedernido y sin esperanza, sino como un fiel siervo dedicado y bautizado de Jehová.

Sí, he visto vidas maravillosamente transformadas... la vida de Kimihiro, y mi propia vida. Ilma, a pesar de que tiene problemas de salud, sigue siendo mi fiel compañera en el servicio de tiempo completo, un privilegio de que hemos disfrutado por más de 40 años. Ambos expresamos nuestro agradecimiento a Jehová, el Dios que puede transformar vidas.


Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Septiembre de 1981, publicada por los Testigos de Jehová; pueden descargarse mas articulos del sitio oficial

Historia del Cántico 17 ¡Avancen, Testigos! (Antes 29: "¡Adelante, Testigos!")

“Firmes, resueltos, en el tiempo del fin,
defienden los siervos de Dios las nuevas de él,
aunque Satanás los ataque,
porque Dios les suple aguante.”

Estos son los primeros versos del cántico número 29 en el libro de los Testigos de Jehová "Canten alabanzas a Jehová" *. Puede que le ayude a apreciar ese cántico saber que fue compuesto en un campo de concentración de la Alemania nazi. Hace poco unos 500 trabajadores de la familia del Betel alemán en Selters escucharon una grabación de un intercambio con Erich Frost, el compositor del cántico, quien informó:

“‘¡Adelante, Testigos!’... ese era nuestro deseo aun entonces, aunque condenados a trabajos forzados en un campo de concentración. Parece que siempre hay melodías en la mente del compositor, y por mucho tiempo la música de esta canción había estado en la mía.

El grupo de trabajadores al que yo pertenecía, un grupo de 40 Testigos, marchaba por media hora cada día hasta una planta de utilización de aguas residuales fuera del campamento. Cierta mañana, de camino allá, se me ocurrió una idea: ‘Es tiempo de poner letra a la melodía, para cantarla’. Y pronto empezó a formarse en mi mente la primera estrofa.

”Mi trabajo era transportar tierra en carretilla por 30 metros. Aprovechando un momento conveniente le pregunté a un hermano que trabajaba cerca de mí si tenía buena memoria. Dijo que sí, y le recité la primera estrofa para que se la aprendiera. Después de una hora, le pregunté lo mismo a otro hermano, luego a otro, y, más tarde, a otro. A cada uno le pedí que se aprendiera de memoria una estrofa.

”Aquella noche, en la barraca, los cuatro me repitieron las estrofas. Así pude añadir la letra a las notas.

”Los hermanos suizos enviaron la canción a Brooklyn. Mi letra torpe fue transformada en tres bellas estrofas. Después me alegré muchísimo cuando vi el cántico en el nuevo cancionero de los testigos de Jehová.

Hoy, el cántico número 29*, ¡todavía estimula a todos los Testigos a mantenerse firmes a favor de Jehová y la verdad!”.

En los Estados Unidos, un coro de estudiantes de la clase número 11 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower cantó esta canción por primera vez en su programa de graduación el 1 de agosto de 1948.

Erich Frost terminó su carrera terrestre el 30 de octubre de 1987, a los 86 años de edad. Nació el 22 de diciembre de 1900, se bautizó el 4 de marzo de 1923 y emprendió el ministerio de tiempo completo en 1928.

En 1936 fue puesto a cargo de la obra clandestina de los testigos de Jehová bajo persecución en Alemania, y atendió bien su asignación por ocho meses hasta que fue enviado a un campo de concentración. Después de la guerra, desde 1945 hasta 1955, fue superintendente de la sucursal de la Sociedad Watch Tower en Alemania.

Después continuó sirviendo fielmente a Jehová. Dios no olvida la obra de estos cristianos ungidos ni el amor que han mostrado a su nombre. (Hebreos 6:10.)
Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, por el hecho de que han servido a los santos y continúan sirviendo.
[Notas]

*El Cántico ¡Adelante, Testigos!, aparece en el libro "Cantemos a Jehová" edición 2009, bajo el nombre: Cántico 17 "¡Avancen, Testigos!*

¡Firmes avancen, testigos de Jehová!
Defiendan con celo las nuevas de la paz.
El Diablo querrá silenciarlos,
no permitan que logre doblegarlos.

¡Avancen sin desmayar, siervos de Jehová!
Anuncien que pronto un paraíso habrá.
En él gozaremos de gran felicidad,
pues el mal y el dolor no serán más.

El aguerrido soldado del Señor
afronta las pruebas con gozo y con valor.
No deja que lo manche el mundo
y jamás se desvía de su rumbo.

¡Avancen sin desmayar, siervos de Jehová!
Anuncien que pronto un paraíso habrá.
En él gozaremos de gran felicidad,
pues el mal y el dolor no serán más.

Con arrogancia, los hombres de maldad
desprecian a Dios, su gobierno y su verdad.
Nosotros su nombre portamos
y su Reino orgullosos proclamamos.

¡Avancen sin desmayar, siervos de Jehová!
Anuncien que pronto un paraíso habrá.
En él gozaremos de gran felicidad,
pues el mal y el dolor no serán más.


Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Marzo de 1988, publicada por los Testigos de Jehová; pueden descargarse mas articulos del sitio oficial, asi como la melodia del cantico 17, y el libro "Cantemos a Jehová"

Jehová es “un Revelador de secretos”

“El Dios de ustedes es un Dios de dioses y un Señor de reyes y un Revelador de secretos.” (Daniel 2:47)

¿Qué respondería?
  • ¿Qué información sobre el futuro nos ha revelado Jehová?
  • ¿A quiénes representan las seis primeras cabezas de la bestia salvaje?
  • ¿Qué relación hay entre la bestia salvaje y la estatua del sueño de Nabucodonosor?
  • ¿Qué potencia política dominará la Tierra cuando el Reino de Dios acabe con los gobiernos humanos?

Gracias a Jehová, el “Revelador de secretos”, podemos dar respuesta a esta pregunta. Para ello debemos examinar los libros bíblicos que escribieron el profeta Daniel y el apóstol Juan.

Jehová hizo que estos hombres tuvieran una serie de visiones relacionadas con una sucesión de bestias simbólicas. Además, a Daniel le explicó el significado de un sueño profético en el que aparecía una inmensa estatua de metal. Para beneficio nuestro, Dios se encargó de que todos estos relatos se conservaran en la Biblia (Rom. 15:4). De esa forma se fortalece nuestra fe en que su Reino aplastará muy pronto a todos los gobiernos humanos (Dan. 2:44).

Juntos, los relatos de Daniel y Juan no solo identifican a ocho “reyes”, o potencias políticas, sino que también muestran en qué orden aparecerían muchas de ellas.

Ahora bien, para entender correctamente estos pasajes, antes necesitamos comprender la primera profecía de la Biblia. ¿Por qué? Porque toda la Biblia gira en torno a su cumplimiento.

En cierto sentido, esta profecía es el hilo conductor que une a todas las demás.

La descendencia de la serpiente y la bestia salvaje

Poco después de la rebelión de Edén, Jehová profetizó que cierta “mujer” tendría una “descendencia” (léase Génesis 3:15). Dicha descendencia le causaría a la serpiente —es decir, a Satanás— una herida mortal en la cabeza. Tiempo después, Jehová reveló que la descendencia vendría de la familia de Abrahán, de la nación de Israel, de la tribu de Judá y del linaje del rey David (Gén. 22:15-18; 49:10; Sal. 89:3, 4; Luc. 1:30-33).

La parte principal de esta descendencia resultó ser Jesucristo (Gál. 3:16).

La parte secundaria está formada por los miembros de la congregación cristiana que han sido ungidos con el espíritu santo (Gál. 3:26-29). Jesús y los ungidos componen el Reino de Dios, el instrumento que Jehová empleará para aplastar a Satanás (Luc. 12:32; Rom. 16:20).

Según la primera profecía de la Biblia, Satanás también tendría una “descendencia” simbólica que sería enemiga de la descendencia de la mujer.

¿Quiénes componen la descendencia de la serpiente? Todos aquellos que comparten el odio que Satanás siente por Dios y atacan a su pueblo.

A lo largo de la historia humana, el Diablo ha organizado su descendencia en diversos “reinos”, es decir, gobiernos políticos (Luc. 4:5, 6).

De ellos, solo unos pocos han tenido un impacto directo sobre el pueblo de Jehová, fuera este la nación de Israel o la congregación de cristianos ungidos. Este es un punto primordial en nuestro análisis, pues explica por qué en las visiones de Daniel y Juan aparecen únicamente ocho grandes potencias.

A finales del siglo primero, Jesús resucitado le transmitió al apóstol Juan una serie de impresionantes visiones (Rev. 1:1). En una de ellas, Juan vio un dragón —que simbolizaba al Diablo— de pie a la orilla de un vasto mar (léase Revelación 13:1, 2). Entonces, del océano salió una extraña bestia, y el Diablo le concedió mucha autoridad.

Más tarde, un ángel le explicó al apóstol que las siete cabezas de cierta bestia de color rojo escarlata —que es una “imagen” de la bestia salvaje de Revelación 13:1— representan “siete reyes”, es decir, siete potencias mundiales (Rev. 13:14, 15; 17:3, 9, 10).

Para cuando se escribió Revelación, las cinco primeras ya habían caído, la sexta estaba en su apogeo y la séptima “todavía no [había] llegado”. ¿Cuáles son dichas potencias? A continuación examinaremos una a una las cabezas de la bestia. También analizaremos los detalles que Daniel aportó sobre varios de estos gobiernos, en algunos casos siglos antes de que existieran.

Las dos primeras cabezas: Egipto y Asiria

La primera cabeza de la bestia representa a Egipto. ¿Por qué? Porque fue la primera gran potencia que trató con hostilidad al pueblo de Dios.

Su ataque comenzó cuando los descendientes de Abrahán —de entre quienes saldría la prometida descendencia de la mujer— se hicieron muy numerosos en aquel país.

A fin de impedir que llegara la descendencia, Satanás intentó exterminar al pueblo de Dios. ¿Cómo? Haciendo que el faraón ejecutara a todos los niños varones de Israel. Pero Jehová frustró su ataque y liberó de Egipto a sus siervos (Éxo. 1:15-20; 14:13). Con el tiempo los condujo a la Tierra Prometida, donde se establecieron.

La segunda cabeza de la bestia representa a Asiria, un poderoso reino que también trató de aniquilar al pueblo de Dios. Es cierto que Jehová se valió de esta potencia para castigar al reino de diez tribus por su idolatría y rebelión.

No obstante, después Asiria también atacó Jerusalén. Es posible que la intención de Satanás fuera eliminar el linaje real del que vendría Jesús. Pero aquella agresión no formaba parte del propósito divino. Por esa razón,

Jehová salvó a sus siervos fieles enviando un ángel a destruir a los invasores (2 Rey. 19:32-35; Isa. 10:5, 6, 12-15).

La tercera cabeza: Babilonia

La tercera cabeza de la bestia que vio Juan representa al reino cuya capital era Babilonia. Jehová permitió que los babilonios conquistaran Jerusalén y se llevaran cautivos a sus habitantes. Dios les había advertido a los rebeldes israelitas que sufrirían aquella trágica humillación (2 Rey. 20:16-18).

Profetizó que se cortaría la sucesión de reyes humanos que debían sentarse “sobre el trono de Jehová” en Jerusalén (1 Cró. 29:23). No obstante, también prometió que un descendiente del rey David —alguien con “el derecho legal”— vendría y reclamaría esa autoridad (Eze. 21:25-27).

Según otra profecía, cuando llegara el Mesías prometido —el Ungido de Jehová—, los judíos aún estarían adorando a Dios en el templo de Jerusalén (Dan. 9:24-27). Y una profecía anterior, escrita antes de que los israelitas fueran desterrados a Babilonia, anunció que el Mesías nacería en Belén (Miq. 5:2).

Para que estas predicciones se cumplieran, era necesario que los judíos fueran liberados, volvieran a su tierra y reconstruyeran el templo. Sin embargo, los babilonios no tenían por norma soltar a sus cautivos. ¿Cómo se superaría este obstáculo? Jehová despejó la incógnita a través de sus profetas (Amós 3:7).

Uno de los israelitas llevados a Babilonia fue Daniel (Dan. 1:1-6). Jehová utilizó a este profeta para revelar mediante diversos símbolos qué potencias mundiales surgirían después de Babilonia.

Por ejemplo, hizo que el rey Nabucodonosor soñara con una inmensa estatua compuesta de varios metales (léase Daniel 2:1, 19, 31-38).

Por medio de Daniel, Dios le explicó que la cabeza de oro de la imagen simbolizaba al Imperio babilónico. El pecho y los brazos de plata representaban a la potencia que vendría después. ¿Cuál sería esta, y cómo trataría al pueblo de Dios?
 

La cuarta cabeza: Medopersia


Más de un siglo antes del tiempo de Daniel, Jehová utilizó al profeta Isaías para revelar información sobre la potencia mundial que derrotaría a Babilonia. Y no solo predijo cómo sería derrotada esta ciudad, sino también el nombre del conquistador: Ciro el Persa (Isa. 44:28–45:2).

Además, Daniel recibió dos visiones sobre la potencia mundial medopersa. En una de ellas, esta aparece como un oso levantado de un lado al que se le dice que coma “mucha carne” (Dan. 7:5). Y en la otra se la representa como un carnero con dos cuernos (Dan. 8:3, 20).

Jehová cumplió su profecía haciendo que el Imperio medopersa conquistara Babilonia y les diera permiso a los israelitas para regresar a su tierra (2 Cró. 36:22, 23). Pero, más tarde, faltó poco para que esta misma potencia acabara con el pueblo de Dios.

El libro bíblico de Ester narra cómo el primer ministro de Persia, llamado Hamán, maquinó el exterminio de todos los judíos que vivían en aquel extenso imperio e incluso fijó la fecha en que ocurriría.

Pero gracias a la intervención divina, una vez más el pueblo de Jehová se salvó de los ataques de la descendencia de Satanás (Est. 1:1-3; 3:8, 9; 8:3, 9-14). Como vemos, es muy adecuado que la cuarta cabeza de la bestia de Revelación represente a Medopersia.

La quinta cabeza: Grecia


La quinta cabeza de la bestia salvaje de Revelación es Grecia. En su interpretación del sueño de Nabucodonosor, Daniel ya había indicado que el vientre y los muslos de cobre de la estatua también representaban a esta potencia. Pero, además, este profeta recibió dos visiones que proporcionan datos muy notables sobre la naturaleza de este imperio y sobre su gobernante más destacado.

En una de ellas, Grecia aparece como un leopardo con cuatro alas, señal de que esta potencia realizaría sus conquistas a gran velocidad (Dan. 7:6). En la otra visión, un macho cabrío con un llamativo cuerno mata rápidamente a un carnero de dos cuernos, que simboliza a Medopersia.

Jehová le explicó a Daniel que el macho cabrío era Grecia, y el enorme cuerno, uno de sus reyes. Luego, Daniel señaló que el cuerno sería quebrado y en su lugar surgirían cuatro más pequeños. Esta profecía se escribió cientos de años antes de que Grecia se convirtiera en una potencia mundial. Sin embargo, se cumplió al pie de la letra.

Alejandro Magno, el rey más importante de la antigua Grecia, dirigió la embestida contra Medopersia. Pero el “cuerno” no duró mucho, pues este gobernante falleció con solo 32 años de edad, en el esplendor de su mandato. A su muerte, el imperio terminó dividido entre cuatro de sus generales (léase Daniel 8:20-22).

Tras la conquista de Persia, Grecia gobernaba la tierra que pertenecía al pueblo de Dios. Para esa época, los judíos ya estaban de vuelta en la Tierra Prometida y habían reconstruido el templo de Jerusalén.

Ellos seguían siendo el pueblo de Jehová, y

el templo aún era la sede principal de la adoración verdadera. Pero en el siglo segundo antes de nuestra era sufrieron un ataque a manos de la quinta cabeza de la bestia salvaje, es decir, Grecia.

Antíoco IV, uno de los herederos del fragmentado imperio de Alejandro, erigió un altar pagano en el templo de Jerusalén y decretó la pena de muerte para todo el que practicara la religión judía. ¡Cuánto odio por parte de la descendencia de Satanás! No obstante, Grecia cayó poco después ante la siguiente potencia mundial. ¿Quién sería la sexta cabeza de la bestia salvaje?



La sexta cabeza, “Espantosa y terrible”: Roma


Cuando el apóstol Juan recibió la visión de la bestia salvaje, Roma era la potencia mundial dominante (Rev. 17:10). Esta sexta cabeza desempeñó un papel clave en el cumplimiento de la profecía de Génesis 3:15.
 
Satanás se valió de los dirigentes romanos para herir temporalmente “en el talón” a la descendencia. ¿De qué forma? Haciendo que condenaran y ejecutaran a Jesús bajo una acusación falsa de sedición (Mat. 27:26). Pero aquella herida no tardó en sanar, pues Jehová resucitó a Jesús.


Los líderes religiosos de Israel se aliaron con Roma para atacar a Jesús, y la mayor parte de la nación también lo rechazó. Por esa razón, Jehová repudió a Israel (Mat. 23:38; Hech. 2:22, 23). En su lugar eligió a una nación espiritual, “el Israel de Dios” (Gál. 3:26-29; 6:16). Esta es la congregación de cristianos ungidos, tanto judíos como gentiles (Efe. 2:11-18).

Después de la resurrección de Jesús, la descendencia de la serpiente siguió hostigando a la descendencia de la mujer, pues Roma trató en varias ocasiones de acabar con su parte secundaria, la congregación cristiana.

En el sueño que el profeta Daniel le interpretó a Nabucodonosor, las piernas de hierro representan a Roma (Dan. 2:33). Sin embargo, este profeta tuvo otra visión que encaja a la perfección no solo con el Imperio romano, sino también con la siguiente potencia mundial, que saldría de dicho imperio (léase Daniel 7:7, 8).

Durante siglos, Roma fue para sus enemigos una potencia “espantosa y terrible y extraordinariamente fuerte”. No obstante, la profecía señalaba que de este imperio surgirían “diez cuernos”, y luego uno pequeño que alcanzaría una prominencia especial. ¿Quiénes son los diez cuernos? ¿A quién representa el cuerno pequeño, y a qué parte de la estatua inmensa de Nabucodonosor corresponde?


Notas

  • Esta “mujer” es la esposa simbólica de Jehová, que representa la parte celestial de su organización, formada por seres espirituales (Isa. 54:1; Gál. 4:26; Rev. 12:1, 2).

  • Tanto la cabeza de la estatua del libro de Daniel como la tercera cabeza de la bestia salvaje de Revelación representan a Babilonia.

  • Aunque Roma destruyó Jerusalén en el año 70, este ataque no formó parte del cumplimiento de Génesis 3:15, pues para ese momento la nación de Israel ya no era el pueblo de Dios.
Encontrara mas información complementaria en el capitulo 8 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? editado, publicado y distribuido por los Testigos de Jehová
Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos.
(René Descartes)

Toda dádiva buena y todo don perfecto es de arriba, porque desciende del Padre de las luces [celestes], y con él no hay la variación del giro de la sombra. Porque fue su voluntad, él nos produjo por la palabra de la verdad, para que fuéramos ciertas primicias de sus criaturas.

(Santiago 1: 17 y 18)