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sábado, 2 de noviembre de 2013

¿Acaba todo al morir?

A casi nadie le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella. Esta puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable y sus efectos son devastadores.

La muerte es un enemigo terrible al que todos tratamos de vencer. Cuando golpea a un ser querido, quizás nos neguemos a aceptarlo. Y si somos jóvenes, tal vez pensemos que nunca nos llegará; esta es una fantasía a la que muchos se
aferran.

¿Se puede vencer a la muerte?

¿Por qué se niegan los seres humanos a morir? La Biblia lo explica al decir lo siguiente sobre nuestro Creador, Jehová: “Todo lo ha hecho bello a su tiempo. Aun el tiempo indefinido (o la eternidad) ha puesto en el corazón de ellos” (Eclesiastés 3:11). Por eso es que deseamos vivir en nuestro hermoso planeta para siempre, no tan solo por ochenta años (Salmo 90:10).

¿Por qué puso Dios la eternidad en nuestros corazones? Dios ha prometido que la muerte será derrotada. La Biblia habla vez tras vez sobre la desaparición de la muerte y la promesa de Dios de darnos vida eterna.

“Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (1 Corintios 15:26.)

“Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna.” (Juan 6:40.)
 “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más.” (Apocalipsis 21:4.)

Jesucristo dijo claramente: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3). De modo que la batalla contra la muerte no terminará en derrota. Como lo confirmo Jesús,necesitamos a Dios para ganarla.

Lázaro, amigo íntimo del Maestro, enfermó repentinamente y falleció. Cuando Jesús se enteró de la noticia, les dijo a sus discípulos que Lázaro estaba dormido y que iba a ir a despertarlo (Juan 11:11). Pero al ver que no le habían entendido, les dijo directamente: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:14).

Cuatro días después del entierro, Jesús llegó a Betania (la ciudad donde vivia Lazaro con sus hermanas) y buscó a Marta, la hermana del difunto, para consolarla. “Si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto”, le dijo ella (Juan 11: 17, 21). “Yo soy la resurrección y la vida —respondió Jesús—. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir.” (Juan 11:25.)

A fin de probar que no estaba prometiendo un imposible, Jesús se acercó a la tumba y gritó: “¡Lázaro, sal!” (Juan 11:43). Entonces, para el asombro de los presentes, Lázaro salió del sepulcro.

Jesús dijo que el difunto estaba durmiendo, y la comparación es muy apropiada. ¿Por qué? Porque el sueño es un estado de inconsciencia que transmite muy bien
la idea de descansar del dolor y el sufrimiento.

“Haz brillar mis ojos, sí, para que no me duerma en la muerte.” (Salmo 13:3.)

“Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido en la muerte.” (1 Corintios 15:20.)

Nos consuela saber que los muertos no están  sufriendo; están dormidos en su tumba. La muerte no tiene por qué aterrorizarnos.

“Su un hombre muere ¿Puede volver a vivir?”

Aunque a todos nos agrada tener una buena noche de descanso, ¿quién querría dormir para siempre? ¿Hay esperanza de que los muertos que duermen en sus tumbas vuelvan a vivir tal como Lázaro?

Job hizo la siguiente pregunta cuando se sintió cerca de la muerte: “Si un hombre muere, ¿puede volver a vivir?” (Job 14:14). Dirigiéndose al Todopoderoso, Job respondió su propia pregunta: “Tú me llamarás, y yo te responderé; desearás ver la obra de tus manos” (Job 14:15, Nueva Versión Internacional). Este hombre fiel estaba seguro de que Jehová deseaba traerlo de vuelta a la vida.

La Biblia menciona vez tras vez la promesa de la resurrección. Por ejemplo, un ángel le aseguró al profeta Daniel: “Descansarás, pero te pondrás de pie para tu porción al fin de los días” (Daniel 12:13). El apóstol Pablo afirmó: “Tengo esperanza en cuanto a Dios de que va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15)

¿Cuándo despertarán los muertos?

¿Cuándo tendrá lugar esta resurrección de justos y de injustos? “Al fin de los días”, como le dijo el ángel a Daniel. Eso es lo que creía Marta: que su hermano se levantaría “en el último día” (Juan 11:24). La Biblia relaciona este “último día” con el reinado de Jesús.

Pablo escribió: “Cristo tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemi-
go, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:25, 26). Esta es una poderosa razón para pedirle a Dios que venga su Reino y se haga su voluntad en la Tierra.

Extracto del articulo de portada de la revista "La Atalaya" de Enero del 2014, publicada por los Testigos de Jehová. Puede ser descargada en audio y pdf para su impresión o lectura en dispositivos portatiles. Tambien puede suscribirse al podcast.

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