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jueves, 7 de agosto de 2014

¿Busca usted al compañero de su vida?

“NO HAY relación, comunión ni compañía más hermosa, más llena de afecto ni más encantadora que un buen matrimonio.” Eso es lo que se ha asegurado. Por eso, no sorprende el que millones de solteros y solteras busquen a alguien que llegue a ser su compañero en la vida.

Algunos confían en una computadora como casamentero; otros, en las estrellas. ¡Pero ciertamente es mucho mejor acudir a nuestro Creador, el Originador del matrimonio! (Génesis 2:18-24.) El interés amoroso y la sabiduría de Dios son base sólida para confiar en su consejo y en sus principios que nos ayudan a saber qué buscar en un cónyuge. (Salmo 19:7.) Su Palabra nos da el siguiente mandato:

‘Casarse sólo en el Señor’
¿Por qué? Porque Jehová Dios se interesa en nuestro bienestar eterno. El consejo del apóstol Pablo de ‘casarse sólo en el Señor’ armoniza con la práctica de los siervos de Jehová en la antigüedad, que escogían como cónyuges a quienes, como ellos, eran adoradores verdaderos. (1 Corintios 7:39; Deuteronomio 7:3, 4.) Esto resulta en muchos beneficios, y debe tenerse presente.

Por ejemplo, un cónyuge piadoso puede contribuir a que nos mantengamos fieles a nuestro amoroso Padre celestial. (Compárese con Eclesiastés 4:9-12.) Los cónyuges cristianos pueden animarse mutuamente, y, juntos, enfrentarse con éxito a diferentes pruebas. Pueden presentar un frente unido a las presiones que pudieran debilitar el vínculo matrimonial.

Puesto que ambos acuden a Jehová y aplican su maravilloso consejo, resuelven con mayor facilidad que otros las dificultades, y colaborar armoniosamente en vez de competir. Sus esfuerzos sinceros por servir a Jehová y amoldar su vida a Sus caminos contribuyen a un matrimonio de éxito que honra a nuestro Creador.

Hace unos años, una joven llamada Gloria entró en asociación estrecha con un joven que asistía a las reuniones cristianas y hasta comentaba en el Estudio de La Atalaya. Gloria recibió el consejo de descontinuar la estrecha asociación con esta persona no bautizada, pero estaba “tan enamorada” que no hizo caso. Sin embargo, sabía que el consejo era bueno.

Por eso, cierto día oró intensamente a Jehová suplicándole ayuda. Poco después se descubrió que el joven era inmoral, y al instante Gloria cortó la amistad con él. Con el tiempo Gloria se casó con un excelente joven cristiano. Hoy él es anciano nombrado, y los dos hijos de ellos están activos en la verdad. En retrospección, Gloria dice: “Gracias a Jehová he evitado muchos problemas. Por su guía he recibido el mejor consejo, y como resultado de ello llevo una vida feliz y tengo un esposo amoroso”.
¿Por qué seguir otra guía?
Entonces, ¿por qué debería ser que una persona dedicada a Jehová siguiera una guía diferente al buscar cónyuge? ¿No está convencido el cristiano de que Jehová sabe lo que nos conviene y desea lo mejor para nosotros? (Proverbios 3:1-7; Salmo 145:16.) ¿Qué hay de usted? ¿Cree que Jehová es “el Dios de la verdad”? (Salmo 31:5.) Si así es, entonces de seguro sabe que él siempre suministra consejo digno de confianza, propio y provechoso. (Isaías 48:17, 18.)

Ciertamente nuestro amoroso Padre celestial nos aconseja teniendo presente nuestro bienestar eterno, pero nosotros, por falta de perspicacia, quizás limitemos nuestros planes al futuro inmediato. Sin embargo, al buscar a nuestro compañero de la vida, ¿no deberíamos pensar en más tiempo que solo el futuro inmediato? (Salmo 37:11, 29.)

¿Cree usted realmente que el Reino se ha acercado y que pronto limpiará la Tierra? ¿Y se ve en el Paraíso global que se ha predicho, o desea disfrutar de lleno del sistema de cosas actual? ¿Anda buscando un compañero que pueda suministrarle una vida cómoda, o busca a alguien que ponga en primer lugar la adoración verdadera? (Mateo 6:33.) En realidad, ¿qué está en primer lugar en su vida? Es sabio que examinemos nuestros pensamientos y motivos más íntimos. Entonces, si se hace necesario, podemos hacer ajustes y así evitar un derrotero que pudiera desagradar a Jehová. (Compárese con Salmo 78:40, 41.)

El corazón traicionero
Jeremías 17:9 advierte que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa”. Por eso, tenemos que mantenerlo bajo control. También es bueno recordar que los que pasan por alto la amonestación inspirada de la Biblia y los recordatorios amorosos de los ancianos de la congregación y otras personas suelen derramar muchas lágrimas y experimentar angustias.

‘Pero ¿cómo puede usted decir eso? —quizás pregunte alguien—. Conozco a un hermano que se casó con alguien que no adoraba a Jehová, y ahora él y su cónyuge sirven a Dios.’ Es verdad que ha habido casos en que eso ha sucedido, y nos alegramos de que ambos cónyuges estén ahora “andando en la verdad”. (3 Juan 4.)

Sin embargo, el hermano que se casó con una persona no bautizada fue desobediente. ¿Resurgirá alguna vez ese espíritu de independencia? ¿No podría suceder que él cayera en la tentación de creer que lo que él piensa es mejor que lo que Dios dice, y así pase por alto el consejo bíblico y confíe de nuevo en su propia sabiduría en otra situación? Se nos estimula a ‘confiar en Jehová con todo nuestro corazón’. (Proverbios 3:5.)

Eso da a entender someterse a la voluntad divina en todo. Por eso, nuestro deseo debe ser desarrollar un corazón obediente, uno que pase con éxito la prueba de obedecer hasta en cosas pequeñas. (Lucas 16:10.) Si desobedecemos a Dios, ¿qué clase de patrón de acciones estamos desarrollando? El hermano que no ‘se casó en el Señor’ probablemente reconoce ahora que se equivocó al actuar independientemente, y ha buscado el perdón de Jehová. Pero ¿es así como usted desea comenzar su matrimonio?

‘Pero mi pretendiente ha empezado a estudiar la Biblia y asiste a las reuniones cristianas’, quizás diga alguien. Sí, pero ¿por qué está estudiando esa persona? ¿Para conseguir un cónyuge, o para aprender acerca de Jehová Dios y servirle? Durante el noviazgo, pudiera haber dudas en cuanto a sus motivos. ¿Qué descubrirá usted después del día de bodas? Por supuesto, usted quizás espere hasta que su pretendiente se bautice y entonces fije la fecha de las bodas muy poco tiempo después de eso. Considerando estrictamente la situación, usted ‘se está casando en el Señor’. Pero ¿está obrando en armonía con el espíritu de ese consejo?

¿Ha notado cuándo se recomienda a un hermano para ciertos privilegios de servicio? ¿Basta con que esté bautizado? No; más bien ‘primero se prueba en cuanto a aptitud’ a ese hermano. (1 Timoteo 3:10.) ¿Podemos aprender una lección de eso? Sí. Deténgase, mire y escuche. Deténgase y piense en lo serio del matrimonio. No mire a la persona con ojos cegados por el enamoramiento, sino objetivamente. Y escuche, también. ¿Habla él (o ella) desde el corazón, con expresiones amorosas de alabanza a Dios? ¿Ha dado prueba de desarrollo cristiano a través de un buen espacio de tiempo?

El tiempo para empezar a considerar a la persona como un posible compañero para toda la vida sería después que hubiera demostrado su fidelidad y espiritualidad. Como sabiamente dijo un poeta:

“No solo debes casarte
con persona de valía,
también debes esperar
y hacerlo en el mejor día”.

¿Qué puede pasar si el corazón nos lleva a rechazar el buen consejo y el razonamiento objetivo? Pueden haber consecuencias desastrosas. Recuerde, la Biblia nos aconseja:

‘Se siega lo que se siembra’
Considere lo que le sucedió a Jacqueline. Un anciano la aconsejó acerca de su amistad con un joven que no era parte de la congregación cristiana. Pero ella pensaba que los hermanos eran demasiado estrictos, y no prestó atención a los consejos basados en la Biblia. Más tarde, reflexionando sobre su propia actitud, confesó: “Uno ve solo lo que quiere, y no lo que Jehová ve y dice”. El joven empezó a estudiar la Biblia y con el tiempo se bautizó. Tres meses después se casaron.

Pronto surgieron problemas. Sí, ¡empezaron en la misma luna de miel! Características indeseables que Jacqueline no había notado, o que había optado por no notar, ahora se evidenciaron. Lamentablemente, su sueño de tener un matrimonio feliz y unido no se realizó. Su esposo fue expulsado de la congregación y abandonó a Jacqueline y a sus dos hijos.

Ahora ella se enfrenta, no solo a las presiones económicas de este sistema en deterioro, sino también al desafío de criar a sus dos hijos, y atender a sus necesidades físicas y emocionales. ¿Qué ha aprendido Jacqueline de esta amarga experiencia? “Obediencia —dice ella—. Aunque el consejo parezca duro o no parezca ser lo más conveniente, uno debe considerarlo como consejo que viene de Jehová, y obedecerlo de corazón.” (Gálatas 6:7; Salmo 86:11.)

Considere otro ejemplo. En su empleo, Maritza conoció al hombre con quien se casó. Por él, supo de cosas del mundo de las que no tenía idea... y no le parecieron muy malas. Él era un hombre instruido, de buenos modales, y podía hablar con entendimiento sobre muchísimos temas. Las muchas advertencias bíblicas que Maritza recibió no tuvieron efecto en ella. Estaba demasiado “enamorada”.

Pronto las reuniones cristianas se le hicieron monótonas; no tenían la excitación de las noches en que disfrutaba de la interesante compañía de aquel hombre. Antes que se casaran, él le prometió que no le impediría que fuera a sus reuniones cristianas, y así fue. Sin embargo, poco a poco ella se halló tan ocupada con otros asuntos que sus actividades espirituales quedaron en segundo lugar, y cayó en la inactividad.

Y aquellas conversaciones tan interesantes, ¿en qué quedaron? Gradualmente cesaron, y con el tiempo su esposo se divorció de ella y la dejó con cuatro hijos de cuatro a nueve años de edad. Maritza quedó aturdida, y pasaron tres años antes que se sintiera lo suficientemente tranquila como para analizar lo que le había sucedido, y qué hacer con su vida. Seguía diciéndose: “Vivir es sufrir”. Pero aquello no la convencía, porque todavía recordaba los años de felicidad cuando hasta disfrutaba de la brisa fresca que le acariciaba el rostro mientras ella participaba en el ministerio del campo y llevaba a otras personas las buenas nuevas del Reino.

“¡Ay!, ¡cuánta pena y molestia me pude haber evitado con solo haber prestado atención!”, exclamó Maritza. Entonces, se comunicó de nuevo con los testigos de Jehová mediante los compañeros de clase de sus hijos. Resurgió en ella el interés en la verdad y el amor a Jehová, y ahora ella y sus hijos están activos en Su servicio.

Esto es lo que ahora Maritza recomienda sinceramente: “Aprenda a someterse a la guía que Jehová da, y reconozca que Jehová utiliza a quienes uno menos se imagina para dar a conocer su voluntad”. Como dijo Jesucristo: “Presten atención a cómo escuchan”. (Lucas 8:18.) Sí, ¡deténgase, mire y escuche!
En la próxima reunión en el Salón del Reino, mire alrededor. No hay duda de que verá a muchos matrimonios cristianos felices y notará cómo se deleitan en compartir su tiempo y sus experiencias. Por otra parte, puede que vea a algunas personas que están solas allí porque sus cónyuges no son creyentes. ¡Cuánto desearían ellas que sus cónyuges estuvieran allí también!

Muchas veces tienen que irse a casa apresuradamente después de las reuniones sin poder participar en conversaciones o asociación edificadoras con sus compañeros de creencia. ¿Quiere arriesgarse innecesariamente a hallarse en circunstancias similares por no prestar atención al consejo de ‘casarse solo en el Señor’? En vez de eso, ¡cuán sabio es seguir las instrucciones de Jehová y así evitar lamentables consecuencias! (Salmo 119:9; Proverbios 28:26.)

Espere en Jehová
Usted quizás diga: ‘Pero en mi congregación no puedo encontrar a nadie. Son pocas las personas de mi edad’. Eso pudiera ser cierto. Pero ¿tiene usted la convicción de que Jehová desea que sea feliz? “Él se interesa por ustedes.” (1 Pedro 5:6, 7.) ¿Recuerda el proverbio que dice: “La esposa discreta es de parte de Jehová”? (Proverbios 19:14.) Entonces, ¿por qué no considera en sus oraciones el asunto del matrimonio? (Filipenses 4:6, 7.)

¿Recuerda a Ana y su deseo de tener un hijo? ¿Qué hizo ella? Abrió su corazón en súplica a Jehová y puso plena confianza en él. Entonces dejó los asuntos en Sus manos. Al debido tiempo recibió la maravillosa respuesta a su oración... tuvo un hijo. (1 Samuel 1:9-11, 18-20; Salmo 62:8.)

Aunque en su congregación haya pocas personas de su edad, ¿qué hay de las asambleas de circuito y de distrito? Asistimos a ellas por razones espirituales. Pero los que ofrecen su servicio voluntariamente en esas ocasiones tienen la satisfacción de servir a otros y llegar a conocer a hermanos y hermanas que sirven de todo corazón a Jehová. Y en esas ocasiones hay la posibilidad de que usted llegue a conocer a su futuro cónyuge.

Pero aunque no pueda hallar ahora un cónyuge cristiano apropiado, apóyese con oración en Jehová para que él le suministre la ayuda que le permita llevar una vida casta como persona soltera. Y mientras siga célibe, cultive las cualidades y actitudes que le permitirán ser un buen esposo y padre o una buena esposa y madre. (Gálatas 5:22, 23.) El ministerio de tiempo completo como precursores ha ayudado a muchos a hacer eso mismo. ¡No hay mejor manera de usar su tiempo y energías!

Entonces, si está buscando a la persona que ha de ser su compañero en la vida, ¿dónde comenzará? Que sea entre adoradores activos de Jehová como usted, los que tienen las mismas metas que usted en la vida y cuyo deseo profundo es servir a Jehová para siempre. (2 Timoteo 2:22.) Y si Jehová le otorga la bendición de obtener un cónyuge piadoso, que su matrimonio sea uno que honre a nuestro Dios amoroso.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Noviembre de 1986. Para complementar el tema lea: "¿Cómo ser felices en la vida?" Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.