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sábado, 1 de marzo de 2014

¿Qué puedo hacer si mis padres no me apoyan con mi religión?

Los jóvenes preguntan

MUCHOS jóvenes cristianos tienen padres que no son creyentes. Una joven de doce años explica: “Soy la única de la familia que estudia la Biblia, y mi madre quiere que deje el estudio”. En otros casos, los padres no toman la delantera en cuestiones espirituales. Estas circunstancias pueden convertirse en una verdadera prueba para el joven sincero que desea servir a Dios.



Puede que resulte difícil tratar de ser un verdadero cristiano sin la ayuda y el ánimo de los padres, pero sin duda puede lograrse. Numerosos ejemplos, tanto del pasado como del presente, lo demuestran.

Jóvenes fieles de tiempos bíblicos

Toma como ejemplo a Abel, el hijo de la primera pareja humana, Adán y Eva. Aunque ellos debían haber proporcionado guía espiritual perfecta a su descendencia, se rebelaron y volvieron la espalda a Jehová, con lo que dejaron que sus hijos se las arreglaran solos espiritualmente.

Abel no se compadeció de sí mismo ni dejó que su aprecio por las cosas sagradas disminuyera por la falta de espiritualidad de sus padres, sino que más bien debió aprender lo que pudo acerca del Creador. Dado que Jehová se comunicaba con los hijos de Adán, Caín y Abel, este cultivó una relación con Dios y llegó a convertirse en un hombre de fe.

“Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual fe se le dio testimonio de que era justo.” (Hebreos 11:4; Génesis 4:2-15.)
Josías es otro ejemplo de un joven que no tuvo la ayuda de sus padres en cuestiones religiosas. Su padre, el rey Amón de Judá, fue asesinado cuando Josías contaba solo con ocho años. Además, mientras estuvo vivo, “procedió a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová, tal como había hecho Manasés su padre; y a todas las imágenes esculpidas que Manasés su padre había hecho, Amón sacrificó, y continuó sirviéndoles. Amón fue uno que hizo aumentar la culpabilidad”. (2 Crónicas 33:22, 23.) Imagínate, pues, el ambiente espiritual corrupto en el que tuvo que educarse Josías.

No obstante, Josías “procedió a hacer lo que era recto a los ojos de Jehová y a andar en los caminos de David su antepasado. Comenzó a buscar al Dios de David su antepasado; y en el año doce de su reinado
[cuando tenía unos veinte años] comenzó a limpiar a Judá y Jerusalén de los lugares altos y los postes sagrados y las imágenes esculpidas y las estatuas fundidas”. (2 Crónicas 34:2-4.)

¿Cómo adquirió tal fortaleza sin la ayuda de un padre? Tuvo el apoyo de otros hombres espirituales, como el sumo sacerdote Hilquías y su secretario Safán. La buena influencia espiritual que tuvieron en el joven Josías le ayudó a “poner por obra las palabras de la ley”. (2 Reyes 23:24; 2 Crónicas 34:14-19.) Esa ley requería que los reyes se hicieran una copia personal para estudiarla día y noche. (Deuteronomio 17:18; Josué 1:8.) Sin duda, eso contribuyó mucho a su adelanto espiritual.

Cómo encontrar ayuda hoy

Aunque tus padres no te den el apoyo espiritual que desearías, tú también puedes progresar en sentido espiritual. A menudo puedes conseguir tal apoyo de hermanos, hermanas, padres y madres espirituales de las congregaciones de los testigos de Jehová. (Marcos 10:30.) Quizás haya en la congregación jóvenes de inclinación espiritual a quienes ofrecer tu amistad, o tal vez algunos testigos de más edad se interesen en ti.
 

¿Te ha ofrecido ayuda algún adulto? Si así es, ¿por qué no la aceptas? Y si nadie te la ha ofrecido, toma la iniciativa en cultivar amistades sanas. Incluso podrías abordar a un superintendente de tu congregación. Quizás necesites que alguien te conduzca un estudio bíblico o te ayude a preparar las asignaciones de la Escuela del Ministerio Teocrático. O tal vez solo necesites asociación edificante con una familia.

Es normal que te ponga algo nervioso dar a conocer tus necesidades de esta manera, pero recuerda que se ha nombrado a los ancianos para que cuiden de las necesidades espirituales de toda la congregación, entre ellos los jóvenes, y pueden llegar a ser una verdadera ayuda. (1 Pedro 5:2.)

Qué puedes hacer para que te apoyen en casa

¿Significa lo dicho que no puedes hacer nada para mejorar la situación en casa? En absoluto. Piensa en el caso de Joe. Él dice que sus padres no creyentes ‘no lo apoyaron mucho’. No obstante, admite que él mismo pudo haber contribuido a su falta de apoyo. ¿Cómo? Parece ser que no se esforzó por aplicar en su vida lo que aprendía en el estudio de la Biblia con los testigos de Jehová y continuó desobedeciendo a sus padres, por lo que estos no vieron razones para estudiar la Biblia, y menos para animar a su hijo a hacerlo.

¿Qué hay de ti? En el caso de que tus padres no sean creyentes, ¿les demuestran tus acciones que deseas servir a Dios en serio? A las esposas cristianas se les aconseja que ganen a sus esposos incrédulos por su conducta excelente. De igual manera, ¿podrías ganarte a tus padres “sin una palabra” si fueras más obediente y respetuoso con ellos? (1 Pedro 3:1; Efesios 6:1-3.) Si ese fuera el caso, ¿no estarían más dispuestos a apoyarte?

Ahora bien, ¿y si tus padres son cristianos, pero no hacen todo lo que debieran para ayudarte y animarte? Sea cual fuere la razón, puedes hacer mucho para promover un ambiente espiritual si pones un buen ejemplo. (1 Timoteo 4:12.)

Mantente arreglado y listo para marchar cuando llegue la hora de asistir a las reuniones cristianas. Ofrécete voluntario para hacer algunas tareas adicionales en casa de modo que tus padres también estén listos a tiempo. Quién sabe si lograrás contagiarles tu entusiasmo por las reuniones.

¿Conducen tus padres un estudio bíblico contigo todas las semanas? Si no es así, podrías pedírselo de forma educada, sin regañar o quejarte. Una vez que se conduzca el estudio, no les hagas sudar tinta para sacarte los comentarios, sino prepárate a fondo para participar. Contribuye a que la ocasión sea agradable. Dales las gracias por conducirte el estudio, pues esto puede suministrarles el incentivo que necesitan para hacerlo con regularidad.

Ahora bien, ¿qué ocurre si tus esfuerzos resultan poco recompensados? No te desanimes. (Gálatas 6:9.) Expresa abiertamente tu amor a Dios y a la verdad bíblica. No pierdas tu celo o sentido de urgencia al ayudar a otros a aprender acerca de Dios.

Continúa ‘edificándote sobre tu santísima fe y orando con espíritu santo’. (Judas 20.)
Muestra tú la misma determinación y no dejes que la falta de apoyo te desanime. Muéstrate firme en tus convicciones. Si es posible, relaciónate con jóvenes y adultos espirituales de la congregación. No obstante, tanto si te respaldan como si no, determínate a mantener tu amistad con Dios. Puedes contar con su apoyo. (Compárese con el Salmo 119:116.)
Artículo publicado en la revista "¡Despertad!" del 08 de Enero de 1992. Para beneficiarte de las reuniones de congregación estudia el libro: "Benefíciese de la Escuela del Ministerio Teocrático"