Entradas populares

Buscar en este blog

jueves, 13 de marzo de 2014

El nombre más grandioso de todos


“Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; este es mi memorial por todos los siglos.” (Éxodo 3:15, Versión Reina-Valera.)

CADA uno de nosotros tiene su nombre. Nuestro nombre nos identifica como persona. La mención del nombre de alguien a quien usted tiene mucha aversión provoca sentimientos negativos en usted, mientras que el nombre de alguien a quien usted ama profundamente le inspira pensamientos agradables y que le causan felicidad. Además del nombre suyo, hay otros vocablos que describen aspectos específicos de su vida.

Puede que a la misma persona se le llame profesor, jefe, papá o abuelito, según las circunstancias. Cada uno de estos vocablos puede evocar diferentes pensamientos acerca de esa persona y señalar a algún aspecto diferente de la vida de ella. Pero el nombre nos recuerda a toda la persona... todos sus rasgos, todo lo que sabemos acerca de ella.

Los vocablos “Creador” y “Todopoderoso” llaman atención a ciertos aspectos de la actividad de él. “Señor” se refiere a su autoridad. “Dios” lo describe como alguien que tiene atributos y poder sobrehumanos. La persona que lee la traducción francesa de Segond y Darby, que ve que el nombre de Dios ha sido cambiado a l’Éternel (el Eterno), tal vez se imagine a Dios de manera diferente a como lo ve la que lee las Biblias en español cuyos traductores han cambiado el nombre de Dios por “el Señor”.

Por eso, un escritor religioso dijo: “La introducción del nombre personal de Dios en la adoración y teología cristiana pudiera tener resultados sorprendentes y creativos”.

Son términos correctos los varios vocablos que describen a Dios: Señor, Todopoderoso y el Creador. Se usan en la Biblia. Sin embargo, hay un vocablo que la Biblia utiliza con mayor frecuencia que todos éstos. Es el NOMBRE personal de Dios, y ese nombre debe recordarnos todas las cosas que sabemos acerca de él. Ese nombre, que hoy día se pronuncia comúnmente Jehová o Yavé (escrito a veces Yahweh o Yahvé[h]) aparece en el texto original de la Biblia mucho más a menudo que cualquier otra palabra para Dios.

La Comprehensive Concordance of the New World Translation of the Holy Scriptures (una concordancia de la edición en inglés de la Traducción del Nuevo Mundo) toma 43 columnas para alistar cada vez que se utiliza en la Biblia el término “Dios” o la expresión “de Dios”, pero tiene 77 columnas para alistar cada vez que aparece “Jehová” o “de Jehová”.

Este nombre no fue escogido por humanos. La Biblia dice que Dios lo escogió, y que él dijo que debemos usarlo. Él dijo: “Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; este es mi memorial por todos los siglos” (Éxodo 3:15, VRV). ¿A qué se debe que esta traducción moderna de amplia aceptación use el nombre Jehová en este texto? A que así se acostumbra pronunciar en español el nombre de Dios, el cual aparece miles de veces en la Biblia original en hebreo.

Cuando la Biblia usa un nombre para referirse a Dios nos ayuda a considerar a Dios no sencillamente como una fuerza, sino como una persona. Nos ayuda a acercarnos más a él. Para muchas personas Dios es alguien muy distanciado de ellas. Sin embargo, el apóstol Pablo escribió: “De hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros”. (Hechos 17:27.)

La reacción suya al nombre

¿Cómo reacciona usted cuando oye este nombre que la Biblia utiliza para Dios? ¿Le provoca ese nombre pensamientos negativos, o le inspira pensamientos agradables y que le causan felicidad? ¿Se le ha enseñado a reaccionar de manera negativa respecto al nombre por el cual Dios dice que se le debe conocer, o produce ese nombre en usted un sentimiento de aprecio sincero, como la Biblia muestra que debería suceder?

El oír el nombre Jehová debe llevarnos a pensar en el Creador del cielo y de la Tierra. En el hebreo original la Biblia dice: “Hizo Jehová Dios [Jehová Elohim] tierra y cielo”. Dice también: “Y procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente” (Génesis 2:4, 7). Así, debemos nuestra vida a Él. El que él creara hizo posible la mismísima existencia de usted. ¿Influye este hecho en su manera de reaccionar al oír el nombre de Dios?

Más que ser Creador, él es el Dios de Propósito. Se cree que el nombre Jehová significa “Él causa que llegue a ser”. Él causa o hace que él mismo llegue a ser lo que sea preciso para que, sin falta, se cumplan sus propósitos y promesas.

Jehová dijo a Moisés: “Yo solía aparecerme a Abrahán, Isaac y Jacob como Dios Todopoderoso, pero en cuanto a mi nombre Jehová no me di a conocer a ellos” (Éxodo 6:3). ¿Significaba esto que Abrahán, Isaac y Jacob nunca habían oído este nombre? No, esto no podría ser así, porque antes Jehová había dicho a Moisés que él era el Dios de aquellos tres hombres (Éxodo 3:15). Estos siervos fieles usaron constantemente ese nombre. Pero el nombre estaba por ser revelado de una manera nueva. Lo que ellos no habían conocido era el significado adicional que este nombre asumiría una vez que la gente hubiera visto hasta qué punto llegaría Jehová Dios en hacer que Sus promesas y propósitos se cumplieran.

¿Qué propósitos? El pueblo estaba a punto de ver las tremendamente impresionantes Diez Plagas. Estaban a punto de ser llevados a pie enjuto a través del mar Rojo. Recibirían la Ley en medio de circunstancias impresionantes en el monte Sinaí. Recibirían protección en su viaje por el “desierto grande e inspirador de temor” y serían introducidos en la Tierra Prometida. (Deuteronomio 1:19; Éxodo 6:7, 8; 14:21-25; 19:16-19.)

Los actos amorosos de él

Todo el relato bíblico nos explica cómo es el Creador. Relata acerca de la fidelidad, rectitud y justicia de él. La Biblia dice: “Bueno y recto es Jehová”. Declara: “¡Oh cuán grande es su bondad!”, “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él”. (Salmo 25:8; Zacarías 9:17; Deuteronomio 32:4.)

La Biblia presenta a Jehová como Rey (Salmo 10:16; Daniel 4:34), Juez (Salmo 50:6; 98:9), Padre (Isaías 64:8; Mateo 6:6-9), Esposo (Isaías 54:5; Jeremías 3:14), Maestro (Salmo 71:17; Isaías 50:4; 54:13) y Ayudante (Salmo 30:2; 115:9-13; 121:2). Su nombre debe recordarnos los actos amorosos de él, que él ha establecido principios rectos y que tiene derecho a exigir obediencia y devoción de sus hijos terrestres. Las Escrituras dicen: “Jehová es conocido por el juicio que ha ejecutado”. “Jehová está guardando a todos los que lo aman, pero a todos los inicuos los aniquilará”. (Salmo 9:16; 145:20.)

Este nombre aparece 749 veces en todo el libro bíblico de los Salmos. Los salmos, o cánticos de alabanza, eran cantados por alabadores gozosos que daban “gracias al nombre de Jehová” en el templo en Jerusalén (Salmo 122:1-4). Los escritores y cantantes de los salmos conocían el nombre de Jehová (Salmo 9:10), confiaban en su nombre (33:21), invocaban su nombre (80:18; 105:1), daban gracias a su santo nombre (106:47), buscaban ayuda en su nombre (124:8) y alababan continuamente su nombre (68:4; 135:3).

El nombre de él no era un nombre escondido, sino un nombre amado (Salmo 89:1; 92:1-5). Jehová no solo ejecutó los actos amorosos que se alaban en los Salmos, sino que inspiró la sabiduría que se registra en el libro bíblico de Proverbios. Éste dice: “Porque Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento” (Proverbios 2:6). Si la traducción de la Biblia que usted tiene usa “Señor” en estos pasajes, usted puede estar seguro de que en el hebreo original el nombre de Dios aparecía en cada uno de estos casos.

El nombre debe recordarnos todo el conjunto de la historia, la profecía, las leyes y la sabiduría que se delinean en la Biblia. Debe recordarnos las asombrosas profecías que tienen que ver con lo principal en el desarrollo de la historia mundial. Jehová causó o hizo que sucedieran acontecimientos históricos de tal manera que sus profecías se cumplieron sobre Egipto, Asiria, Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma, y en adelante hasta nuestro turbulento siglo XX y más allá. (Daniel, capítulos 2, 7, 8.)

Jesús y el nombre del Padre

El afectuoso sentimiento de aprecio que debe producir en nuestro corazón el nombre divino Jehová debe incluir un hecho aún más importante... el hecho de que él enviara a la Tierra, milagrosamente, a su “Primogénito”, “la Palabra”, quien llegó a ser Jesucristo (Hebreos 1:6; Juan 1:1-3; Romanos 5:6-8). En oración a su Padre celestial, Jesús dijo: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste del mundo. [...] Y yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer” (Juan 17:6, 26). No se trataba de que sus seguidores no conocieran todavía el nombre de Dios. Ellos veían este nombre tanto en sus rollos de la Biblia en hebreo como en la traducción griega de la Biblia que leían.

Pero como resultado de la obra docente de Jesús, este nombre adquirió significado adicional... tal como había sucedido como resultado de los actos de Jehová allá en los días de Moisés. De manera maravillosa, Jesús aumentó nuestro conocimiento y nuestro aprecio de Jehová, de su personalidad y de sus propósitos. Conocemos el nombre de Jehová de una manera mucho más grandiosa gracias a Jesús, quien dijo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me envió”. Jesús proveyó el rescate y el camino que nos permite acercarnos al Padre. Por consiguiente, Jesús dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”. (Juan 7:16; 14:6.)

En el libro bíblico de Revelación, que registra la visión que Juan recibió de los acontecimientos de nuestros días, se continúa alabando el nombre de Jehová. Cuando se destruye a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, una gran muchedumbre en el cielo da la exclamación jubilosa: “¡Aleluya! ¡La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios!”. Entonces “cayeron los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes, y adoraron a Dios, que estaba sentado sobre el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!” (Revelación 19:1, 4, Versión Moderna).

¿Qué significa “Aleluya”? “Jah” (también “Yah”) es una forma poética abreviada de “Jehová”. Por consiguiente, el Diccionario de uso del español, de María Moliner, dice que “Aleluya” es una voz hebrea que significa “Alabad a Jehová”. De modo que en el cielo se adora a Dios con la exclamación: “¡Alaben a Jehová!”.


Obras maravillosas

El nombre de Dios debe usarse. Éste debe recordarnos las obras y la bondad amorosa de él. La Biblia nos dice que Dios hizo estas cosas maravillosas “por causa de su nombre, para dar a conocer su poderío” (Salmo 106:8). Las obras maravillosas que él ejecutó “por causa de su nombre” no las hizo por egotismo, sino para ayudarnos a entender que él es Dios, que tiene derecho a decirnos qué hacer, y que podemos tener confianza absoluta en el cumplimiento de sus promesas (1 Samuel 12:22).

Así, pues, él dijo: “Acuérdense de las primeras cosas de mucho tiempo atrás, que yo soy el Divino y no hay otro Dios, ni nadie semejante a mí; Aquel que declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho; Aquel que dice: ‘Mi propio consejo subsistirá, y todo lo que es mi deleite haré’; [...] Hasta lo he hablado; también lo haré venir. Lo he formado, también lo haré”. (Isaías 46:9-11.)

Siglos antes Josué había recordado a los israelitas lo siguiente: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado”. (Josué 23:14.)

¿Son todos estos asuntos parte de la impresión que usted tiene de Jehová? Cuando oye Su nombre, ¿recuerda usted las obras, el poderío, la omnipotencia, la fiabilidad de él y la veracidad de Sus promesas? ¿Asocia usted Su nombre con El Dios que causa o hace que él mismo llegue a ser lo que se precise para que se cumplan Sus propósitos? ¿Piensa usted en el hecho de que Jehová envió a Jesús a la Tierra para vindicar el nombre de Dios, para enseñarnos acerca de su Padre y para proveer el rescate a todos los que quieran aceptarlo? ¿Y hay entre los sentimientos suyos para con Jehová gratitud por las promesas de él acerca de un futuro justo para una Tierra que habrá sido limpiada? (2 Pedro 3:13.)

El conocimiento acerca de lo que Jehová ha hecho genera fe. La fe nos mueve a entrar en acción. Usamos el nombre de él, hablamos acerca de sus hechos, nos ofrecemos voluntariamente como sus siervos y esperamos con anhelo el cumplimiento de su gran e infalible propósito de erradicar de la Tierra la iniquidad y establecer nuevas condiciones de justicia para la humanidad obediente. Con tal fe, y obrando en armonía con ella, podemos decir como dijo el justo rey David: “La alabanza de Jehová hablará mi boca; y bendiga toda carne el santo nombre de él hasta tiempo indefinido, aun para siempre”. (Salmo 145:21.)

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Marzo de 1984. Para reflexionar lea el tema "¿Qué ha hecho Dios por usted?"