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miércoles, 5 de febrero de 2014

¿Podemos olvidar algo a propósito?


¿Qué quiso decir el apóstol Pablo cuando mencionó que estaba ‘olvidando las cosas que quedaban atrás, y extendiéndose hacia adelante a las cosas más allá’? (Filipenses 3:13.) 

¿Podemos olvidar algo a propósito?


No; en la mayoría de los casos no podemos borrar deliberadamente un recuerdo. Lo cierto es que olvidamos mucho de lo que quisiéramos recordar, y recordamos mucho de lo que preferiríamos olvidar. Entonces, ¿qué quiso decir Pablo con las palabras de Filipenses 3:13? El contexto nos ayuda a contestar esa pregunta.

En el capítulo 3 de Filipenses, Pablo menciona su “base para confianza [...] en la carne”. Habla de su impecable historial como judío y su celo por la Ley, factores que hubieran sido muy ventajosos para él en la nación de Israel. (Filipenses 3:4-6; Hechos 22:3-5.) Sin embargo, volvió la espalda a dichas ventajas, y las consideró como una pérdida, por decirlo así. ¿Por qué? Porque encontró algo mejor: el “sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús”. (Filipenses 3:7, 8.)

La meta principal de Pablo era alcanzar “la resurrección más temprana de entre los muertos”, no una posición en este mundo. (Filipenses 3:11, 12.) Por eso, escribe: “Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13, 14.)

Cuando Pablo dijo que estaba ‘olvidando las cosas que quedaban atrás’, no quiso decir que de alguna manera había borrado el recuerdo de ‘las cosas que quedaban atrás’. Es obvio que todavía las recordaba, pues acababa de mencionarlas. Además, la forma del verbo griego que utiliza indica acción en progreso, que no ha terminado. Él dice “olvidando”, no “habiendo olvidado”.


La palabra griega que se traduce “olvidar” (e·pi·lan·thá·no·mai) tiene diferentes matices de significado. Uno de ellos es “despreocuparse” o “descuidar”. Según el Exegetical Dictionary of the New Testament (editado por Horst Balz y Gerhard Schneider), este es el significado de la palabra “olvidando” en Filipenses 3:13. Pablo no pensaba constantemente en las cosas que había dejado atrás. Había aprendido a considerarlas de poca importancia. Eran como “un montón de basura” en comparación con la esperanza celestial. (Filipenses 3:8.)


¿Qué aplicación tienen las palabras de Pablo hoy? Puede que un cristiano, al igual que Pablo, haya hecho sacrificios para servir a Dios. Quizás haya abandonado una carrera lucrativa para emprender el servicio de tiempo completo. O tal vez pertenezca a una familia acaudalada que se opone a la verdad y que en consecuencia lo ha desheredado. Tales sacrificios son dignos de encomio, pero el cristiano no debe pensar demasiado en ellos. Él ‘olvida’ “las cosas que deja atrás”, deja de preocuparse por ellas, debido al glorioso futuro que le espera. (Lucas 9:62.)


El principio que subyace tras las palabras de Pablo tal vez pueda aplicarse de otra manera. ¿Qué puede decirse del cristiano cuya conducta era impropia antes de aprender acerca de Dios? (Colosenses 3:5-7.) O supongamos que después de hacerse cristiano cometió un pecado grave y fue disciplinado por la congregación. (2 Corintios 7:8-13; Santiago 5:15-20.)

Pues bien, si está verdaderamente arrepentido y ha cambiado sus caminos, entonces ‘ha sido lavado’. (1 Corintios 6:9-11.) Lo que ocurrió quedó en el pasado. Aunque tal vez nunca olvide literalmente lo que hizo, sería sabio que aprendiera de la experiencia a fin de no volver a cometer el pecado. No obstante, ‘olvida’ en el sentido de que no está reprendiéndose constantemente. (Compárese con Isaías 65:17.) Habiendo sido perdonado sobre la base del sacrificio de Jesús, procura dejar atrás el pasado.


En Filipenses 3:13, 14, Pablo dice que es como el corredor que en la carrera ‘se extiende hacia adelante’ para alcanzar la meta. El corredor mira hacia el frente, no hacia atrás. De igual modo, el cristiano debe concentrarse en las bendiciones futuras, no en lo que dejó atrás.

Pablo agrega: “Si ustedes se inclinan mentalmente de otro modo en sentido alguno, Dios les revelará la actitud mencionada”. (Filipenses 3:15.) Por lo tanto, pida a Dios en oración que le ayude a ver los asuntos de esa manera. Llene la mente de los pensamientos de Dios que se encuentran en la Biblia. (Filipenses 4:6-9.)

Medite en el amor que Jehová le demuestra y en las bendiciones que usted ha recibido gracias a ese amor. (1 Juan 4:9, 10, 17-19.) Entonces, el espíritu santo de Jehová le ayudará a no preocuparse por lo que dejó atrás, sino que, al igual que Pablo, se concentrará en el glorioso futuro. (Filipenses 3:17.)
 

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Mayo de 1996. Para complementar el tema lea: "La vida sí puede tener sentido"