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miércoles, 30 de abril de 2014

Jehová, un ayudante sin igual (Segunda parte)

Al enfrentarse a pruebas, los discípulos leales de Jesucristo pueden estar seguros de recibir ayuda semejante. (Sant. 1:2-5) Sin embargo, como en el caso de Jesús, esto no excluye el libre albedrío individual. El espíritu de Dios no va a obligar a nadie a emprender cierto derrotero particular.

El individuo tiene que desear intensamente la ayuda del espíritu. Por ejemplo, la persona que ora por ayuda para resistir la tentación tiene que estar dispuesta a prestar atención a los principios bíblicos que el espíritu de Dios le recuerda y obrar en armonía con ellos.

La ayuda que Dios da quizás se reciba por medio de compañeros de creencia. Sin embargo, de nuevo el espíritu de Dios está envuelto en esto, pues ese espíritu funciona en todos los cristianos verdaderos. Por ejemplo, cuando ellos ven que uno de sus hermanos cristianos está en necesidad física o espiritual, el espíritu de Dios, funcionando en su mente y corazón, hace que se den cuenta de que esta necesidad tiene que ser satisfecha y los impele a obrar en armonía con ello.

Por supuesto, el que un individuo que pueda suministrar ayuda realmente responda depende de si es receptivo a los apremios del espíritu de Dios. A veces puede suceder que los individuos no respondan a una necesidad porque permiten que el interés egoísta en lo suyo resista al poder impelente del espíritu.

Esto explica por qué hasta en la congregación cristiana del primer siglo algunos desplegaron mucha más disposición y deseo de prestar socorro a sus hermanos que otros. Note lo que el apóstol Pablo escribió a los filipenses:
“Ustedes actuaron bien al hacerse partícipes conmigo en mi tribulación. De hecho, ustedes, filipenses, también saben que en el comienzo de declarar las buenas nuevas, cuando partí de Macedonia, no hubo congregación alguna que tomara parte conmigo en el asunto de dar y recibir, sino ustedes solos; porque, aun en Tesalónica, ustedes me enviaron algo una vez y también la segunda vez para mi necesidad. No es que yo busque encarecidamente el don, sino que busco encarecidamente el fruto que resulta en acreditar más a su cuenta. Sin embargo, tengo todas las cosas en plenitud y tengo abundancia. Estoy lleno, ahora que he recibido de Epafrodito las cosas enviadas por ustedes, un olor fragante, un sacrificio acepto, muy agradable a Dios.”—Fili. 4:14-18.
Puesto que los miembros de la congregación cristiana varían en cuanto al grado de su progreso espiritual y puesto que en esto está envuelto el libre albedrío individual, no podemos esperar que todos tengan el espíritu de generosidad al mismo grado que lo tuvieron los filipenses. Sin embargo, el hecho de que muchos manifiestan profunda sensibilidad a la dirección del espíritu de Dios garantiza para los discípulos leales de Jesucristo una vía confiable de socorro o ayuda en tiempos de prueba y tensión.

Animador, también, es el hecho de que el espíritu de Dios puede mover a personas que ni siquiera son adoradoras de Jehová a venir en socorro de sus siervos. ¿Cómo es posible esto? Bueno, el hombre fue hecho a la imagen de Dios. (Gén. 1:28) Esto significa que las criaturas humanas en general poseen ciertas cualidades piadosas... justicia, sabiduría, amor y poder, de una naturaleza superior a la de los animales. Las criaturas humanas también tienen la facultad de la conciencia, un sentido interior de lo correcto y lo incorrecto. (Rom. 2:14, 15)

Por lo tanto, el espíritu santo puede hacer que a la mente de los que no son siervos dedicados de Jehová suba el recuerdo de cosas, cosas que inciten su conciencia a obrar.

Considere el caso del rey Asuero (Jerjes I) en el tiempo de Mardoqueo y Ester. Él había dado autoridad a Hamán, uno de sus más altos oficiales, para que expidiera un decreto que significaría la aniquilación de todos los judíos. Sin saberlo el rey, en este decreto estaban incluidos su reina, Ester, que no había revelado que era judía, y el primo de ella, Mardoqueo, a quien Hamán no mencionó cuando recomendó que los judíos fueran destruidos.

Una noche después de eso Asuero no pudo dormir y por alguna razón pidió que le fueran leídos los registros oficiales. Esta lectura trajo a su atención el hecho de que Mardoqueo en una ocasión había descubierto un complot contra la vida del rey. Cuando Asuero averiguó que nada se había hecho para remunerar a Mardoqueo, le fue agitado su sentido de justicia y resolvió hacer algo acerca de remunerar a Mardoqueo.—Est. 3:1-15; 6:1-3.

Por consiguiente, cuando temprano en la mañana siguiente Hamán llegó para pedir que Mardoqueo fuera colgado, aconteció un cambio completo en ese asunto. En vez de poder presentar su solicitud, Hamán se vio obligado a otorgar honores públicos a Mardoqueo. (Est. 6:4-11) Este fue el primer paso en una cadena de desenvolvimientos que resultaron en que se expidiera un contradecreto que les permitió a los judíos defender su vida.

Era obvio que la mano de Dios estaba en aquel asunto. Al tiempo oportuno Su espíritu evidentemente estimuló la mente de Asuero e hizo que quisiera que se le leyeran los registros oficiales y después de eso se corrigiera una inadvertencia.
20 Otros también presenciaron los efectos que tuvo la fuerza activa de Dios en la mente y el corazón de personas en autoridad.

Esdras el sacerdote reconoció lo siguiente tocante al apoyo que el rey persa Artajerjes (Longímano) dio al hermoseamiento del templo de Jerusalén: “¡Bendito sea Jehová el Dios de nuestros antepasados, que ha puesto tal cosa en el corazón del rey, de hermosear la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén! Y para conmigo él ha extendido bondad amorosa delante del rey y sus consejeros y en lo que concierne a todos los poderosos príncipes del rey.” (Esd. 7:27, 28) Note que el espíritu de Dios evidentemente movió también a los consejeros del rey y príncipes de alto rango a favorecer la empresa de Esdras.

¡Qué animador es el registro de la ayuda que Jehová dio a sus siervos devotos en tiempos pasados! Nos ayuda a comprender que el auxilio necesario viene de una variedad de maneras. Si no viene de una manera, de seguro vendrá de otra manera. El salmista inspirado declaró: “Jehová no desamparará a su pueblo.” (Sal. 94:14) Ese fue el sentir de Mardoqueo cuando él y sus conciudadanos se enfrentaron a un decreto de aniquilación.

Cuando instó a su prima Ester a suplicar a favor de su pueblo, él dijo: “Si estás callada por completo en este tiempo, alivio y liberación mismos se levantarán para los judíos de algún otro lugar.”—Est. 4:14.

Desde un punto de vista humano, la situación pudiera parecer desesperanzada. El recibir alivio pudiera parecer imposible. Sin embargo, si algo es la voluntad de Dios, nada puede impedir que eso se logre. Jehová Dios hizo esto muy patente cuando los israelitas levantaron un clamor de queja acerca de carne.

Su respuesta, que habría de darse por medio de Moisés, fue: “Jehová ciertamente les dará carne, y verdaderamente comerán. Comerán, no un solo día, ni dos días, ni cinco días, ni diez días, ni veinte días, sino hasta un mes de días.” La respuesta de Moisés a esto fue que era imposible:
“El pueblo en medio de quien estoy cuenta con seiscientos mil hombres de a pie, ¡y sin embargo tú... tú has dicho: ‘Les daré carne, y ciertamente comerán por un mes de días’! ¿Se les degollarán rebaños y vacadas, para que les baste? ¿O se les pescarán todos los peces del mar, para que les baste?” Lo que Jehová le respondió fue: “Es que la mano de Jehová está acortada, ¿no? Ahora verás si lo que digo te acaece o no.” La mano de Jehová no estaba demasiado corta. Él hizo que un viento impulsara una abundancia de codornices al campamento de Israel.—Núm. 11:18-23, 31.
Aunque Jehová Dios definitivamente puede obrar milagros a favor de su pueblo, no debemos esperar que Dios nos garantice liberación milagrosa de la muerte o de persecución violenta. Pudiera ser útil al propósito de Jehová el que él permitiera que algunos siervos suyos murieran en fidelidad o fueran sometidos a sufrimiento terrible, como sucedió en el caso de su Hijo primogénito, Jesucristo. Al aguantar fielmente, los siervos de Dios tienen el privilegio de demostrar que su adoración no tiene como móvil razones egoístas.

De esta manera demuestran que esta acusación de Satanás, hecha con relación a Job, es una mentira: “Todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma.”—Job 2:4.

Durante el reinado del rey Nabucodonosor, tres exiliados hebreos en Babilonia —Sadrac, Mesac y Abednego— expresaron la manera correcta de considerar lo que Dios puede hacer para ayudar a sus siervos. Al encararse a una sentencia de muerte en un horno ardiente si continuaban rehusando inclinarse ante una imagen que hizo Nabucodonosor, declararon valerosamente:
“Si ha de ser, nuestro Dios a quien servimos puede rescatarnos. Del horno ardiente de fuego y de tu mano, oh rey, nos rescatará. Pero si no, séate sabido, oh rey, que no es a tus dioses que estamos sirviendo, y a la imagen de oro que has erigido ciertamente no la adoraremos.”—Dan. 3:17, 18.
El preservarle la vida a alguien por corto tiempo en este sistema no es la cosa verdaderamente importante. Mucho más vital es mantener una relación aprobada con Jehová Dios y Jesucristo. Llamando atención sobre esto, Jesús dijo:
“El que tiene afecto a su alma la destruye, pero el que odia su alma en este mundo la resguardará para vida eterna.” (Juan 12:25)
La persona que sacrifica una buena relación con el Creador y su Hijo para no sufrir una muerte prematura puede perder eternamente su alma... el título que Dios le da para que sea un ser viviente. Por otra parte, al que muera como discípulo leal de Jesucristo se le asegura una resurrección, con la expectativa de vida eterna.

Aunque algunos de nosotros quizás muramos como individuos a manos de hombres como prueba de que nuestra devoción a Jehová Dios es inmutable, podemos estar seguros de que Jehová no nos desamparará. Nos ayudará a permanecer como siervos aprobados de él.

Mientras nos esforcemos por servirle, nuestra relación con él es segura.
“Estoy convencido,” escribió el apóstol Pablo, “de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom. 8:38, 39)
De modo que, entonces, prescindiendo de lo que hayamos de arrostrar en el futuro, siempre confiemos en que Jehová puede ayudarnos a conservar una relación aprobada con él.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Enero de 1977. También puede leer "Mi libro de historias bíblicas". Ambos publicados por los testigos de Jehová.

martes, 29 de abril de 2014

Jehová, un ayudante sin igual (Primera parte)

“¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Jehová, el Hacedor del cielo y de la tierra.”—Sal. 121:1, 2.
NO PUDIÉRAMOS tener mayor ayudante que el Creador, Jehová Dios. Toda cosa animada de la Tierra continúa beneficiándose de los ciclos naturales vitales para la vida que él puso en funcionamiento hace muchísimo tiempo. Si no fuese por la avaricia del hombre y la mala administración de los recursos de la Tierra, este planeta podría sostener cómodamente a una población humana mucho mayor sin perjuicio para las plantas y los animales. Correctamente el salmista inspirado pudo decir de Jehová Dios: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente.”—Sal. 145:16.

Solo en raras ocasiones ha usado Jehová Dios su poder para retener el sol y la lluvia de los que obraban de modo contrario a su voluntad. (Éxo. 10:21; Amós 4:7) Como regla general, hasta las personas faltas de aprecio se han beneficiado de sus generosas provisiones. Jesucristo llamó la atención a este hecho, diciendo: “Él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.”—Mat. 5:45.

Si el Todopoderoso muestra bondad tan grande aun a criaturas humanas desagradecidas, ¡cuánta confianza podemos tener en que jamás abandonará a los que lo aman intensamente! Él “es amador de justicia y derecho.” (Sal. 33:5) Por lo tanto, podemos estar seguros de que jamás pasará por alto las necesidades de su pueblo ni dejará de contestar sus clamores por auxilio. David, un siervo fiel de Dios, declaró: “Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en apego a la verdad. Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por auxilio, y los salvará.”—Sal. 145:18, 19.

PODER SIN PAR PARA AUXILIAR


Nada puede impedir que Jehová Dios ayude a su pueblo. Él puede prestar ayuda en medio de toda circunstancia Su poder es tan grande que puede mantener al universo físico en existencia por toda la eternidad. Esto se desprende claramente de Salmo 148:2-6, donde se nos dice que Jehová Dios hace que el Sol, la Luna y las estrellas ‘subsistan para siempre, hasta tiempo indefinido.’

Sí, Jehová controla tremendas fuerzas naturales y puede usarlas para efectuar su voluntad. Señalándole esto a su siervo leal Job, Dios dijo: “¿Has entrado en los almacenes de la nieve, o ves siquiera los almacenes del granizo, que yo he retenido para el tiempo de angustia, para el día de pelea y guerra?” (Job 38:22, 23) Cuando es su propósito, Jehová, por el funcionamiento de su espíritu, hasta puede producir y controlar terremotos, dirigir los relámpagos y secar mares y ríos.—1 Sam. 14:15; 2 Sam. 22:15; Sal. 66:6; 74:15.

El espíritu santo o fuerza activa es como un poderoso instrumento siempre a disposición de Jehová. Cuando uno de sus siervos se encuentra en una circunstancia penosa, por medio de Su espíritu el Todopoderoso puede hacer que la mente de éste recuerde principios bíblicos y ayudarlo a ver cómo éstos aplican en su caso. (Juan 14:26)

De esta manera se fortalece al individuo para que aguante y conserve excelente conducta. Por medio de usar su espíritu, Jehová Dios puede incitar el corazón y la mente de sus siervos a responder a las necesidades de sus compañeros de creencia e ir en su ayuda. (Mar. 10:29, 30) Por medio de su espíritu, Jehová puede, a veces, hasta impeler a los gobernantes a hacer lo que él desea. Como dice Proverbios 21:1: “El corazón de un rey es como corrientes de agua en la mano de Jehová. Adondequiera que se deleita en hacerlo, lo vuelve.”

El Altísimo también tiene a su mando millones de ángeles poderosos. (Dan. 7:10) El hecho de que él usa a éstos para ayudar a sus siervos en la Tierra se muestra en Salmo 34:7, donde leemos: “El ángel de Jehová está acampando todo alrededor de los que le temen, y los libra.”

UN REGISTRO SOBRESALIENTE

A fin de dar a sus siervos una base segura para tener fe en su aptitud sin par como Ayudante, Jehová Dios ha suministrado un registro confiable de muchos de sus actos salvadores. Ese registro, que se encuentra en la Biblia, puede efectuar para nosotros lo que una visión milagrosa efectuó para un servidor del profeta hebreo Eliseo.

He aquí lo que sucedió: Un fuerte contingente militar de Siria rodeó a la ciudad israelita de Dotán, con la resolución de apoderarse del profeta Eliseo. Lleno de temor, el servidor de Eliseo exclamó: “¡Ay, amo mío! ¿Qué haremos?” “No tengas miedo,” fue la respuesta de Eliseo, “porque hay más que están con nosotros que los que están con ellos.”

Entonces “Eliseo se puso a orar y decir: ‘Oh Jehová, ábrele los ojos, por favor, para que vea.’ Inmediatamente Jehová le abrió los ojos al servidor, de manera que vio; y, ¡mire! la región montañosa estaba llena de caballos y carros de guerra de fuego todo alrededor de Eliseo.” (2 Rey. 6:15-17) Aquella visión milagrosa no fue ilusión. Jehová Dios sí intervino, e hirió a la fuerza militar siria con una forma temporal de ceguera y frustró así sus planes de tomar cautivo a Eliseo.—2 Rey. 6:18-23.

Verdaderamente conmovedores son los muchos relatos que fortalecen nuestra fe acerca de las liberaciones que Jehová efectuó para su pueblo. Una de esas asombrosas liberaciones, que envolvió el uso de fuerzas naturales, sucedió cuando los israelitas estuvieron bajo la opresión del rey cananeo Jabín.

Jehová Dios levantó a Barac para librar a los israelitas. Barac reunió una fuerza de diez mil hombres y se apostó en el monte Tabor. Inmediatamente, Sísara, el jefe del ejército de Jabín, descendió con una fuerza muy superior de soldados bien equipados y 900 carros a la llanura por la cual corre el Cisón.

Entonces, Jehová Dios acudió en socorro de Barac y sus hombres. Evidentemente por medio de una inundación producida por una tremenda tormenta Jehová inmovilizó al ejército de Sísara. Las aguas del río crecido convirtieron la tierra en lodo. Los caballos y los carros se hundieron en el lodazal.

Los soldados de Sísara huyeron aterrorizados delante de los hombres de Barac. “Todo el campamento de Sísara cayó a filo de espada. No quedó ni siquiera uno.” El río crecido, el Cisón, aumentado por sus tributarios, se llevó sus cadáveres. En cuanto a Sísara, el jefe del ejército, huyó a pie y pereció ignominiosamente a manos de una mujer, Jael la esposa de Heber el quenita.—Jue. 4:12-21; 5:20, 21.

Hubo ocasiones en las cuales los ángeles figuraron de manera prominente en los grandes actos del Todopoderoso. “Diputaciones de ángeles” participaron en azotar con plagas devastadoras a Egipto cuando Faraón rehusó dar la libertad a los israelitas esclavizados. (Sal. 78:43-51)

Siglos más tarde, el ejército asirio bajo Senaquerib amenazó con capturar a Jerusalén, la capital del reino de Judá. Puesto que el fiel rey Ezequías ocupaba el trono, Jehová Dios no permitió que esto sucediera. En una sola noche, el ángel de Jehová derribó a 185.000 de la hueste asiria... “todo hombre valiente, poderoso y . . . caudillo y jefe.” (2 Rey. 19:35; 2 Cró. 32:21) Senaquerib, habiendo perdido la parte más esencial de su ejército, se vio obligado a abandonar sus planes de sitiar a Jerusalén.

¿Tienen todavía los poderosos ángeles de Jehová la disposición y el intenso deseo de servir a favor de Su pueblo en la Tierra? ¡Ciertamente que sí! Cuando Jesús alertó a sus discípulos en cuanto a lo serio que era el causar tropiezo a otros, recalcó el interés de los ángeles en el asunto: “Miren que no desprecien ustedes a uno de estos pequeños; porque les digo que sus ángeles en el cielo siempre contemplan el rostro de mi Padre que está en el cielo.” (Mat. 18:10)

Las palabras de Jesús no necesariamente quieren decir que cada cristiano devoto tiene un ángel custodio especial asignado a él. Pero patentemente los ángeles se ocupan del bienestar espiritual de los cristianos verdaderos en conjunto. Esto se confirma en forma de pregunta en Hebreos 1:14: “¿No son todos ellos espíritus para servicio público, enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación?” ¡Qué maravillosa ayuda tenemos disponible por medio de los ángeles!

El caso de Jesucristo ilustra bien la maravillosa ayuda que Jehová suministra por medio de su espíritu. Un tremendo peso de responsabilidad descansaba sobre el Hijo de Dios. Él sabía que su Padre tenía absoluta confianza en él y hasta había predicho que él seguiría siendo un guardador de integridad sin tacha. Sin embargo, Jesús tenía que usar su facultad de libre albedrío.

Cualquier fracaso por parte de él hubiera significado su muerte eterna, hubiera puesto en tela de juicio la veracidad de su Padre y hubiera arruinado la oportunidad de las criaturas humanas imperfectas para ser libertadas del pecado y la muerte. Verdaderamente, Jesús necesitó el poder fortalecedor del espíritu de su Padre. Completamente consciente de lo que se requería de él, “Cristo,” dice la Biblia, “ofreció ruegos y también peticiones al que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso.” (Heb. 5:7)

El hecho de que Jesús retuvo su perfección hasta la mismísima muerte muestra que su Padre contestó sus clamores por ayuda, y fortaleció a su Hijo por medio de Su espíritu.

Artículo publicado en "La Atalaya" del 01 de Enero de 1977. También puede leer el libro "Ejemplos de fe". Ambos publicados por los testigos de Jehová.

lunes, 28 de abril de 2014

Si viéramos realmente el Universo, tal vez lo entenderíamos
   
Jorge Luis Borges

¿Quién ha medido las aguas en el simple hueco de su mano, y ha tomado las proporciones de los cielos mismos con un simple palmo, y ha incluido en una medida el polvo de la tierra, o ha pesado con indicador las montañas, y en la balanza las colinas?

(Isaías 40:12)

jueves, 24 de abril de 2014

Escogiendo entre dos amores en mi vida

POR el altavoz retumbó la voz del director: “¡Corten! Vamos a hacer esta escena de nuevo, muchachos. Y esta vez, más vida. ¡Hagan que el espectador se sienta algo inquieto, como si pudiera ser la próxima víctima de Drácula!”

Era julio de 1973, y estábamos en el escenario de la acción en Londres, Inglaterra, haciendo la película Vampira. Yo estaba desempeñando el papel principal femenino frente a la conocida estrella de cine David Niven. Para mí aquello era el cumplimiento de una ambición de toda la vida.

Desde la escuela secundaria en adelante, mis metas tenían como centro lograr buen éxito en el mundo de las funciones teatrales. Cuando me gradué en 1966, me uní a un grupo de cantantes llamado los Doodletown Pipers. Viajamos por los Estados Unidos, el Canadá y Puerto Rico, y cantamos en algunos de los cabarés y teatros de más fama. Pero en 1968 dejé a los Pipers en busca de cosas mayores.
George Schlatter, el productor de Laugh-In, que entonces era el programa de televisión número uno, insistió en que me hiciera miembro de su reparto.

Yo estaba recuperándome de un accidente automovilístico en el cual había muerto una amistad mía, y me encontraba en estado de profundo abatimiento. Por eso, esto era precisamente lo que necesitaba para reanimarme.

Empezaron a lloverme ofertas. En 1969 Bob Hope me llevó en su viaje anual a Vietnam, donde entretuvimos a los soldados. Más tarde aparecí en Las Vegas con personajes del mundo del entretenimiento como Eddie Fisher, Alan King y Buddy Hackett. Mi propia porción de treinta minutos tenía números de canto y baile y escenas cómicas.

Cierto día de 1973 mi administrador recibió una llamada desde Londres. Jeremy Lloyd, uno de los escritores de Laugh-In, había escrito el guión para una parodia de películas de terror y quería que yo desempeñara el papel principal. Insistía en que únicamente yo podría desempeñar el papel de Vampira, la esposa de Drácula. Acepté alegremente. Esta era mi gran oportunidad. Yo había aparecido en dos películas de categoría secundaria.

La película se iba a rodar en Inglaterra, y el proceso tomaría aproximadamente dos meses. Por eso, a principios de julio me puse en camino con mis maletas. Poco me imaginaba que mi vida sería profundamente afectada como resultado de aquello, y que me vería en la necesidad de tomar graves decisiones.

Comenzando un nuevo amor

Pronto estaría envolviéndome en relaciones de afecto y amor, más estrechas aún que las que tenía con miembros de mi propia familia. Pero no se entienda mal esto; yo había sido bendecida con una maravillosa familia cuyos miembros disfrutaban de estrechos enlaces de afecto entre sí... con un padre que nos mantuvo y guió a mí y a mis hermanos, y una madre que nos crió y atendió. Pero hubo otra dimensión relacionada con estas nuevas amistades, una dimensión espiritual. Mi prima Peggy fue responsable de esto.

Peggy había estado también en el campo del entretenimiento teatral, y había vivido una vida sin grandes restricciones, como frecuentemente sucede en el caso de los artistas. Pero súbitamente, en 1972, le sobrevino un gran cambio. Había empezado a estudiar la Biblia. Yo, sin embargo, la consideré con escepticismo, y me puse a vigilarla por mucho tiempo, pues me imaginaba que el cambio no duraría. Pero duró, y finalmente concordé en estudiar la Biblia con ella para enterarme de lo que contenía.

Habíamos tenido solo tres o cuatro estudios cuando recibí la llamada de Londres. De modo que allá fui, recordando el estímulo de Peggy: “Sigue estudiando.” El lunes, un día después de haber llegado, me puse en comunicación telefónica con los testigos de Jehová. El hombre que contestó fue muy amable, apuntó la información que le di y prometió que alguien me visitaría.

Aquel mismo día me visitó Una. “Tienes que venir esta noche,” me dijo, instándome. “Nos estamos preparando para nuestro estudio de ‘La Atalaya.’” ¿El estudio de “La Atalaya”? Yo en realidad no sabía de qué me estaba hablando ella, pero de todos modos concordé en ir.

Había mucha gente joven allí. Robin y Una tienen cuatro hijos, tres de ellos casi de mi propia edad. Literalmente me adoptaron, aunque continué alojándome en el hotel. Muchas veces cené con ellos y les ayudé a lavar los platos y poner las cosas en orden; me recibieron como parte de la familia, lo cual me impresionó.

Una estudió la Biblia conmigo, usando la ayuda La verdad que lleva a vida eterna. Para mí, lo más maravilloso fue aprender que Dios realmente tiene un propósito, y que toda la tierra podrá disfrutar pronto de los beneficios de su reino. ¡Y darme cuenta de que Dios es una Persona verdadera, que lleva el nombre personal de Jehová! (Sal. 83:18) Estas cosas me emocionaron tanto que empecé a mencionárselas a cuanta persona había en el escenario de la película.

Una mencionó una asamblea internacional de los testigos de Jehová que se celebraría del 1 al 5 de agosto en el Estadio de Twickenham, y me instó a asistir. Por extraña coincidencia, aquellos eran los únicos días que yo tenía libres durante el mes entero. Así que fui.

Hubo más de setenta naciones representadas allí, y la gente se abrazaba y saludaba como si se hubieran conocido durante toda la vida, y no había agentes de la policía allí. ¡No había basura en el suelo y la gente no empujaba ni maldecía, aunque había una concurrencia de más de 50.000 personas! ¡Era increíble! Yo nunca había estado en un ambiente como aquél. Y los discursos fueron interesantes, especialmente los dramas bíblicos.

Al regresar al trabajo, me apresuré excitadamente al cuarto del maquillaje, charlando acerca de todas las cosas que había visto y aprendido. Todo el mundo abandonó el cuarto. Sin dejar que esto me afectara, continué hablando acerca de estas cosas a todo el que quisiera escuchar. Si ciertamente había una religión verdadera, yo estaba convencida de que produciría gente como los testigos de Jehová. Estaba comenzando a amar no solo a estas personas, sino también al Dios a quien ellas representaban.

Un amor diferente

“Muévase un poco hacia la izquierda por favor; quiero un buen efecto de luz en su hermoso rostro.” Era D——, el fotógrafo de cine. Todo lo que se ve en la pantalla, él lo capta en el filme.
Antes de aquella tarde yo no había notado mucho a D——. Él casi no me había hablado desde detrás de aquella gran cámara. Pero, de repente, a medida que él continuó asomándose desde detrás de ella, comencé a “notarlo” por primera vez. ¡Realmente era muy atractivo!

Siempre me han atraído los hombres de alguna edad, maduros... el tipo callado y solitario. Y ahora que pienso en ello me doy cuenta de que D—— era casi el único hombre en todo el escenario de la filmación que no había tratado de flirtear conmigo. Naturalmente, pues, se me hizo extraordinariamente fascinador. Además, él tenía la reputación de ser uno de los mejores fotógrafos de cine europeos.

Cierta tarde, poco después de aquello, D—— me invitó a un coctel en la taberna cercana. En realidad, sería más exacto decir que yo misma me invité; yo era bastante atrevida. Aquel hombre era increíblemente tímido, otra cualidad que me atraía. Día tras día almorzamos juntos, riendo y hablando de las cosas más insignificantes... en realidad no importaba de qué habláramos después que estuviéramos juntos. Mientras tanto, de noche yo continuaba mis estudios bíblicos.

De modo que empecé a incluir asuntos bíblicos en mi conversación. Cada día le hablaba emocionada de las cosas maravillosas que Dios les promete a los que le sirven, y que Él se propone restaurar esta Tierra a la condición de un paraíso. D—— siempre prestaba cuidadosa atención y asentía con la cabeza cada vez que yo le preguntaba si le gustarían estas cosas.

Cenábamos en los restaurantes más costosos de Europa. No nos faltaba el dinero. Y siempre estaban allí, para que mis manos los pusieran al descubierto, los hermosos y exquisitos regalos que él me hacía. ¡Aquel hombre era una joya, ni más ni menos! Era bondadoso, generoso, amoroso, considerado y afectuoso. Su moderado sentido del buen humor era típicamente inglés... encantador. ¡Jamás había conocido yo a nadie como él! Por primera vez en mi vida me puse a considerar seriamente el matrimonio. Mientras estaba con él me sentía completamente feliz.

Fue un sábado por la tarde en agosto, mientras íbamos en un bote de vela por el río Támesis, que D—— me propuso matrimonio. Lo primero que pensé fue: “¡Ay, qué maravilloso sería que viviéramos juntos en el paraíso para siempre!” Yo apreciaba mucho la promesa bíblica que dice: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”—Sal. 37:29.

Los dos amores van creciendo

La película se terminó de filmar en septiembre, y regresé a Los Ángeles para poner en orden mis asuntos. Sosteníamos correspondencia con regularidad, por lo menos tres veces a la semana. La ausencia de D—— solo me hizo darme cuenta de lo mucho que lo amaba. Pero al mismo tiempo, fui intensificando mi estudio bíblico y el compañerismo con los Testigos de la congregación local.

Frank y Annette, la pareja que había estudiado la Biblia conmigo en los Estados Unidos, dedicaban todo su tiempo a la predicación, y pronto estuve dedicando gran parte de mi tiempo a esta actividad con ellos. En verdad disfrutaba de aquella actividad. Por eso en mis cartas a D—— empecé a tratar principalmente de las cosas sobre las cuales yo hablaba a otras personas.

¡Qué excelente será, le escribía, cuando el reino de Dios sí venga y realmente se haga la voluntad de Dios en la Tierra, tal como Jesús les enseñó a sus seguidores que pidieran en oración! (Mat. 6:9, 10) La venida del reino de Dios significará el fin de todas las formas actuales de dominio, explicaba, como lo dice la Biblia: “El Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. . . . Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44) Entonces, después del establecimiento de su mando, Dios “limpiará toda lágrima de [los] ojos de la gente], y la muerte no será más, ni existirá más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:4.

Estas promesas habían llegado a significar muchísimo para mí y yo tenía grandes deseos de que D—— empezara a estudiar la Biblia y también llegara a aprender acerca de ellas y las creyera. Le envié la dirección y el número telefónico de Robin. Sin embargo, al comunicarme periódicamente con Robin para investigar qué sucedía, me enteré de que D—— nunca trató de comunicarse con él, y esto me causó pesar.

El 5 de enero de 1974 simbolicé mi dedicación a Jehová Dios por medio del bautismo. Unos tres meses después llegó D—— a los Estados Unidos. Él estaba trabajando en una película y tenía intenciones de llevarme con él a vivir en Inglaterra cuando la hubiera terminado. Había hecho arreglos para nuestra vida de casados.

El pensar en verlo de nuevo me produjo una sacudida. No sabía qué hacer. Literalmente le supliqué a Frank que me acompañara porque de veras me había empezado a perturbar el hecho de que D—— no manifestara ningún interés en los asuntos espirituales. Frank me explicó con prudencia que yo misma tendría que resolver la situación, fundándome en mi conocimiento y mi amor a las leyes y principios justos de Dios. Pero me aseguró que Jehová estaría conmigo.—1 Cor. 10:13.

Fue exactamente como me lo había imaginado. Tan pronto puse ojos en D—— mi corazón empezó a latir aceleradamente y con fuerza. Estaba segura de que todo el que estaba en aquel lugar podía oírlo. (Cant. de Cant. 4:9) ¡Sí, todavía estaba allí lo que había sentido antes! De súbito él extendió los brazos hacia mí, ofreciéndome un afectuoso abrazo. Inmediatamente extendí el brazo derecho hacia él… y nos dimos la mano. ¡Qué expresión de perplejidad apareció en su hermoso rostro!

Definiendo mi posición


D—— me invitó a almorzar con él para finalizar nuestros planes. Me aseguré de que el restaurante fuera un sitio bien iluminado y estuviera lleno de gente. De hecho, terminamos sentados afuera en un café al aire libre.

“Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos,” le dije. “Te escribí de las creencias religiosas que tengo desde hace poco, y que es necesario satisfacer las normas de Jehová para tener su favor. Por eso, quiero hablarte ahora y apreciaría mucho que me permitieras decirte todo lo que tengo que decirte, sin interrupción.”

Entonces procedí a explicarle que el matrimonio es una institución divina, autorizada por Dios, y por eso hay que respetar sus leyes si se quiere que el matrimonio tenga verdadero buen éxito. (Gén. 1:27, 28; 2:22-24; Mat. 19:4-6) También le dije que si yo quería ser obediente a Jehová solo podría casarme con alguien que fuera siervo del Dios verdadero también. La Biblia les ordena a los cristianos casarse “solo en el Señor,” y también dice: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad?”—1 Cor. 7:39; 2 Cor. 6:14.

Además, volví a dar énfasis a la norma de conducta de la Biblia para las personas solteras. No tienen derecho a sostener relaciones sexuales; este privilegio se reserva para los casados. (Heb. 13:4) También, expliqué que la Biblia advierte contra la inmundicia y la conducta relajada.—Gál. 5:19-21.

Toda la mañana yo había estado pidiéndole ayuda a Dios en oración para explicar estas cosas. ¡Y ahora cuánto le agradecí que pude recordar lo que quería decir! Pero era tiempo para que D—— regresara a su trabajo. “Mira, cena conmigo esta noche,” dijo él. “Y hablaremos más. Hay muchísimas cosas que todavía no entiendo, amor.” Ciertamente parecía muy sincero.

Mientras lentamente me dirigí a casa en mi automóvil, me sentí muy complacida conmigo misma. Pero D—— me había desilusionado mucho. Yo había esperado que él dijera: “¿Cuándo empiezo mi estudio bíblico?” Por eso le pedí a Jehová en oración que, si era necesario, removiera completamente de mi corazón el deseo y el amor que sentía por este hombre.

Agradecida por la decisión que tomé
A las siete y media D—— telefoneó y dijo que quería pasar por casa para recogerme. Bueno, yo estaba resuelta a averiguar precisamente qué pensaba hacer él antes de dar yo cualquier otro paso. Por eso insistí en que me dijera exactamente por qué nunca se había puesto en comunicación con Robin para estudiar la Biblia, y por qué nunca había respondido en ninguna de sus cartas en cuanto a los asuntos espirituales de los cuales yo le había escrito tanto. Le dije que tenía que decirme, o si no olvidarse de todo... nuestra relación y todo. Hubo una larga pausa.

Finalmente, dijo: “Si te dijera la razón, te enfurecerías.” La conversación vaciló por un momento o dos hasta que, por mi persistencia, de repente lo sacó todo a relucir: “Yo asisto a una iglesia espiritista; por años he estado yendo a ella.”
Pasó a relatar que por los pasados veinte años él había estado en comunicación estrecha y constante con su difunto padre. Creía que su padre había sobrevivido en alguna forma de espíritu, y que las comunicaciones frecuentes que efectuaba eran comunicaciones entre él y su padre. Dijo, a su manera, que realmente no creía en Dios.

¡Cómo me aturdió aquello! ¡Durante todos aquellos meses él me había ocultado sus verdaderas creencias y sentimientos acerca de Dios, evidentemente porque se dio cuenta de que yo no me casaría con él si supiera estas cosas! Me sentí como el que ha sido víctima de un engaño. ¡Qué cerca había estado de entrar en una relación que nunca podría traerme lo que yo deseaba del matrimonio... lo que tanto Robin y Una como Frank y Annette tenían! Mientras en silencio me quedé allí sentada y escuchando, todo vestigio del sentimiento que había tenido para con él empezó a desvanecerse.

Entonces comencé a hablarle como lo haría a alguien a quien hubiera encontrado a la puerta en la predicación. Le expliqué el grave peligro en que se hallaba espiritualmente, y le describí la fuente del espiritismo. Le dije que su padre muerto estaba inconsciente, y que no había ninguna parte de él viva en ningún lugar. La Biblia dice: “Los vivos están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.”—Ecl. 9:5; Eze. 18:20.

Por eso, le expliqué, no era con su padre que se estaba comunicando, sino con un espíritu malo que estaba haciéndose pasar por su padre. (2 Cor. 11:14, 15; Efe. 6:11, 12) Y particularmente recalqué que ciertamente hay un Dios verdadero, y que sin importar lo que él hubiera hecho en el pasado, si se volvía a Jehová con el deseo de servirle, Dios lo aceptaría gustosamente.—Isa. 55:7.

Cuando le dije adiós y colgué, inmediatamente di gracias a Jehová por la sabiduría de sus principios que me habían protegido de cometer un grave error que hubiera tenido que lamentar por el resto de mi vida. Aunque D—— hizo esfuerzos por lograr que nuestra relación continuara, jamás lo vi de nuevo. ¡Y cuán agradecida estoy de haberme apegado a mi decisión de obedecer el principio bíblico de casarme “solo en el Señor”!—1 Cor. 7:39.

Algo inesperado
Fue para este tiempo que recibí una llamada de la American Broadcasting Company, televisión de la ABC. Meses antes de eso, y antes de mi bautismo, yo había aparecido en un episodio de prueba, y ahora querían que fuera un programa de episodios presentados con regularidad. De modo que me encontré bajo contrato para desempeñar el papel del personaje Christie Love.

Puesto que estaba obligada legalmente, cumplí con mi obligación, pero rehusé representar escenas que violaran los principios bíblicos. El Sunday News de Nueva York comentó acerca de esto:
“Cuando comenzó la producción de la serie, ella rehusó realizar la concepción del personaje mundanamente vivaz y agresivo de Christie Love. Exigió que la violencia se mantuviera fuera de los guiones. No quiso participar en mentir en el programa, aunque como agente secreto eficaz de la policía se requería que Christie Love mintiera. Se negaba a levantarle la voz a un superior. Insistió en ser modesta en todo momento y controló su sensualidad natural.”
El programa duró veintiséis semanas en la televisión nacional. A veces el horario de trabajo necesario para producir el episodio semanal de una hora era pesado, pero todo el mundo sabía que en mis noches de reuniones cristianas yo dejaba de trabajar a las 5 de la tarde... pasara lo que pasara. Estaba en mi contrato. Nunca falté a las reuniones, y a pesar del pesado horario, pude pasar mucho tiempo en la predicación.

Una vida satisfaciente y feliz


¡Con verdad puedo decir que me siento deleitablemente feliz hoy! Tengo muchos amigos amorosos, y he tenido maravillosas experiencias. Una de éstas fue la de poder participar en dar publicidad a la terrible persecución de los testigos de Jehová en Malawi, África Oriental, y en Benín. Y desde el año pasado he disfrutado de ser precursora regular, como se llama a los testigos de Jehová que dedican todo su tiempo a predicar. ¡Qué placer ha sido para mí ver que tres personas con las cuales he estudiado la Biblia han dedicado su vida a Jehová y se han bautizado!

Estoy convencida de que el prestar atención al consejo de la Palabra de Dios es la mejor manera de vivir. Lo más importante para mí es que ha resultado en que yo tenga una conciencia buena y limpia delante de Dios. Ciertamente Jehová es fiel, y al seguir su dirección amorosa lo único que puede venirnos es provecho.

Experiencia relatada por Teresa Graves, en la revista ¡Despertad! con fecha 08 de Octubre de 1977. Puede leer más experiencias edificantes en el "Anuario de los testigos de Jehová 2014"

miércoles, 23 de abril de 2014

El ser estrella del patinaje era lo más importante de mi vida

DESDE niña quería ser bailarina de ballet, tal vez hasta hacerme estrella. Mis padres, quienes eran judíos, me pusieron a aprender ballet a temprana edad. Por diez años estudié en escuelas famosas como el Ballet Ruso de Montecarlo, la Compañía de Ballet de Fokine y el American Ballet Theater. Pero, debido a que tenía problemas con los arcos, mis pies no se prestaban del todo para el ballet, de modo que decidí probar con el jazz en espectáculos de Broadway.

Mientras viajaba con cierta compañía de Nueva York, presentando el espectáculo How to Succeed in Business Without Really Trying (Cómo tener éxito en los negocios sin realmente esforzarse), llegué a conocer a algunas personas muy interesantes del espectáculo de patinaje llamado Ice Capades. Me invitaron a observar sus ensayos.

Patinadores verdaderamente dotados combinaban la gracia del ballet con la técnica del patinaje, y lo que resultaba era muy hermoso. A los agentes del Ice Capades les parecía que podían entrenarme para que llegara a hacer el patinaje acrobático con un compañero, puesto que yo era bailarina ya. Por lo tanto, dejé el espectáculo de Broadway, en el cual había llegado a participar después de esperar muchísimo tiempo, y me puse a viajar con los patinadores. Éste fue el principio de una nueva carrera estimulante.

El camino duro que seguí para hacerme estrella

Ensayamos mucho para combinar las acrobacias y el estilo del ballet con el movimiento suave y fluido del patinaje sobre el hielo. El éxito también depende en gran parte del que los compañeros sean apropiados el uno para el otro en lo que respecta a personalidad, apariencia física y compatibilidad. Se trata de una especie de matrimonio, y es absolutamente necesario que los dos trabajen como equipo.

En el transcurso de los años he tenido varios compañeros de baile. En cierta ocasión, mientras un ex compañero y yo dábamos una vuelta, caímos y yo me lesioné la espalda. Después que me sacaron un disco de la columna vertebral y estuve convaleciendo por un año, regresé al hielo.

Otro compañero mío súbitamente decidió abandonar la compañía mientras estábamos haciendo una representación en Sudáfrica. Él había estado usando drogas. Se sentía extremadamente deprimido y creía que podría mejorar su situación financiera en otra parte. Sin desplegar ninguna consideración para con la compañía ni para conmigo, él simplemente se fue... llevándose todo mi dinero.

Parecía que mi carrera se había desplomado, de modo que yo también me puse a tomar anfetaminas. Aquél fue un período terrible para mí. Yo simplemente quería quitarme la vida.

Con el tiempo fui a Alemania a trabajar en una escuela de patinaje administrada por el ejército estadounidense. El sueldo era poco, de modo que mayormente me alimentaba de pan y queso. Después de probar con varios compañeros de baile, hallé uno con quien podía trabajar bien. Llegamos a tener éxito a escala internacional y seguimos trabajando juntos por siete años.

No ganamos nuestra reputación sin pasar gran trabajo, practicar mucho y tener muchos problemas. La lucha por llegar a ser estrella era tan importante para mí que yo no quería que nada saliera mal. Si se cometía un pequeño error durante una representación, yo culpaba a mi compañero, discutía con él al respecto y me defendía ferozmente. Cada uno de nosotros tenía que tener “la razón”. Era asunto de “vida o muerte”.

En cierta ocasión se nos impuso una multa de $25 a cada uno de nosotros por estar arguyendo entre bastidores en voz tan alta que las personas que estaban en las primeras filas pudieron oírnos. Llegó a ser bien conocido que entre nosotros dos se realizaban escenas más interesantes entre bastidores que sobre el hielo. Valía la pena luchar para hacerse estrella, así pensaba yo. No obstante, por alguna razón, esto no me proporcionaba felicidad personal ni un sentimiento de estabilidad y bienestar en la vida.

Sin embargo, yo había aceptado este desafío y me enfrenté a él. Me hice estrella y participé en representaciones en algunas de las más sobresalientes salas de fiesta del mundo. Pero ¿dónde estaba toda la felicidad que se suponía que yo experimentara? Simplemente me sentía terriblemente sola. Con el tiempo, llegaría a envejecer, y, aunque yo tenía seguridad financiera, la vida sería vacía si esto era todo lo que encerraba. ¿Qué me esperaba a mí en realidad? La muerte, como a todas las demás personas.

¿Por qué se mete la gente en el mundo de los espectáculos?

Bueno, en lo que a mí respecta y basándome en lo que he observado, muchos artistas crecen con un complejo de inferioridad. Desarrollan el deseo de transformarse en una mejor persona mediante el mundo del teatro. El maquillaje y el vestuario parecen contribuir a la realización de este fin. Además, a muchos les hace gran falta el amor, y generalmente se cree que el que está en el mundo de los espectáculos tiene muchos amigos y admiradores. Hay quienes creen que los aplausos del auditorio satisfacen su deseo y producen felicidad. En realidad, rara vez resulta así.

Sé que hay muchas personas en el mundo de los espectáculos que comparten mi parecer. Alcanzan el éxito y llegan a estar entre los mejores de su profesión. Entonces, al darse cuenta de que aún no se las ama genuinamente y al no sentirse satisfechas, recurren a las drogas o a otros placeres engañosos. Participan constantemente en fiestas y en la vida nocturna para disipar las horas solitarias y la inseguridad. Pero ésta es una felicidad superficial. Para dichas personas las relaciones con otros son tan solo una especie de juego. Rara vez se trata de un amor genuino.

¿Podría ayudarme la religión?

Ocurrió algo que me consternó muchísimo. Cierta patinadora, joven y hermosa, que yo conocía murió trágicamente. Se puso a conducir su automóvil después de una fiesta. Yo conocía a aquella joven y sabía lo infeliz que se sentía, aunque era una estrella. Su muerte carecía de sentido. Me obsesionaba la idea de que su muerte significaba un estado de inexistencia.

Mientras estuve en Alemania, mi vida llegó a un punto de crisis. Me sentía perdida, descorazonada y extremadamente triste. Estando a solas en el cuarto que ocupaba en un hotel, me eché a llorar y clamé por ayuda. Aunque no sabía nada, o casi nada, acerca de Dios y no me consideraba una persona religiosa, oré sinceramente: “Si existe un Dios, que por favor haga algo para ayudarme. Este mundo parece tan enfermo y la vida carece de propósito”.

En realidad no esperaba recibir una respuesta a aquella oración, pues nunca había conocido a Dios. Ninguna religión de ninguna clase jamás me había satisfecho, ni siquiera mi propia fe judía. Estudié el Talmud judío y examiné el budismo de Zen. También leí acerca de la sicología y hasta me interesé superficialmente en las ciencias ocultas y el uso de la tabla Ouija. Ninguno de éstos ofrecía respuestas a las preguntas sencillas acerca del propósito de la vida y la muerte, ni sobre el camino que conduce a la felicidad.

¿La respuesta a mi oración?

Al regresar a mi hogar, que estaba en California, me puse en comunicación con una amiga, Trish, que anteriormente había sido bailarina en Las Vegas, y le pregunté si yo podía ir a visitarla por “dos o tres días”. Después que consideramos cómo pasaríamos el tiempo, ella me dijo que el día siguiente ella tenía que asistir a una reunión.
“Pero —dijo ella— tú puedes acompañarme.”
“¿De qué clase de reunión se trata?”, pregunté yo.
“Oh —dijo ella— ahora soy testigo de Jehová, y tenemos reuniones bíblicas con regularidad cada semana.”
Me quedé absolutamente pasmada. ¿En qué me había metido yo? Me imaginé que se trataría de reuniones llenas de despliegues de emoción o de aquellas personas que en los Estados Unidos se llaman “Holy Rollers”, de modo que me asustó lo que ella me dijo. No obstante, concordé en acompañarla.

Cuando llegamos al Salón del Reino se nos dio la bienvenida y poco después empezó el programa. No me acuerdo mucho acerca del material que se consideró, pero gradualmente empecé a sentirme tranquila, no incómoda. No había imágenes, ni cruces, ni cuartos oscuros.

Los hombres que hablaban desde la plataforma parecían seres humanos de término medio, naturales e inteligentes. Todos tenían la Biblia y todos participaban en estudiarla. Quedé sorprendida al ver que no hubo ningún despliegue exagerado de emoción. ¡Era totalmente diferente a como yo me lo había imaginado!

Entonces noté algo que me impresionó muchísimo. Parecía haber una maravillosa cualidad de amor entre estas personas. Los esposos estaban sentados con sus esposas y cada cual desplegaba compasión y respeto genuinos el uno para con el otro. Yo reconozco la hipocresía cuando la veo. La he visto bastante en el teatro, donde jamás he visto un matrimonio verdaderamente feliz. Ahora bien, recuerdo que vi en aquel salón a cierto caballero que tuvo la amabilidad de colocar un abrigo sobre los hombros de su esposa debido a que ella tenía frío. Aquel gesto realmente me conmovió.

Los niños y adolescentes estaban con sus padres y realmente estaban disfrutando de la reunión, como si todos hubiesen estado compartiendo el mismo pensamiento. No se trataba de una religión triste ni espantosa. Quedé favorablemente impresionada. ¿Era esto lo que yo había estado buscando? ¿Algo que se desarrollaba en un ambiente de amor y felicidad genuinos? Cuando llegamos a casa, pregunté a Trish si ella podría conseguirme uno de aquellos libritos acerca de los cuales ella me había hablado. Muy modestamente ella me dijo que me conseguiría uno.

Yo estaba empezando a recibir la respuesta a la oración que yo había hecho hacía dos semanas. Desde aquel entonces simplemente leí de continuo e investigué cada punto, ahondando en la ciencia, la historia, la arqueología y la medicina. Aquellos “dos o tres días” se convirtieron en tres meses. Sin que yo me diera cuenta de ello, estaba empezando a sentirme feliz. Al despertar por la mañana, ya no me sentía preocupada por la perspectiva de envejecer o morir. En vez de pensar en morir, pensaba en vivir.

Llegué a darme cuenta de que otras personas que estaban en el mundo de los espectáculos como yo habían aprendido acerca de la verdad bíblica también, y habían efectuado grandes cambios en su vida. Trish era una de ellas. Entonces leí con gran interés el relato conmovedor que se publicó en ¡Despertad! del 8 de octubre de 1977 sobre Teresa Graves (”Christie Love”), estrella del mundo del entretenimiento que había escogido entre dos amores. El ejemplo de ella me ayudó enormemente.

¿Postre de fumadora?


Era tiempo de regresar al trabajo, de modo que mi compañero y yo aceptamos un trabajo en el club La Scala, de Barcelona, España. Para entonces yo había efectuado muchos cambios en mi vida y éstos se notaban. Mi punto de vista acerca de la moralidad cambió. Además ya no peleaba con mi compañero, y empecé a añadir un nuevo círculo de amistades a mi vida. Experimenté con menos frecuencia los sentimientos de malestar y de soledad.

Cuando llegamos a España me comuniqué con los testigos de Jehová de Barcelona, y Eric y Hazel, misioneros oriundos de Gran Bretaña, continuaron dándome estudios de la Biblia y contestaron muchas preguntas que yo tenía. También me ayudaron a deshacerme aún de otro hábito malo. Yo era una fumadora empedernida.

No era fácil dejar de fumar. Recuerdo que pregunté a Eric: “¿Qué puedo hacer para abandonar el hábito?”.
“¿Tienes cigarrillos en tu cuarto, Elyn?”, preguntó él.
“Claro”, contesté yo.
“Entonces, ¿no te parece que deberías deshacerte de ellos? ¿Cómo puedes dejar de fumar si tienes cajetillas de cigarrillos en tu mismísima habitación?”
Decidí que tenía que dejar aquel hábito de manera súbita y drástica. Yo había invitado a un amigo mío, que era comediante en el teatro, a cenar conmigo. Cuando llegó el tiempo de servir el postre, reuní todas mis cajetillas de cigarrillos y las eché dentro de un plato hondo. Entonces vertí agua encima de ellas, lo cual dejó asombrado a mi amigo. Él quedó perplejo y quería saber qué clase de postre sería éste. Entonces le expliqué que debido a mi nueva creencia iba a dejar de fumar para siempre. ¡Él sintió alivio al recibir dicha explicación!

Terrorismo en el teatro

Cuatro meses después de emprender mi empleo en España, ciertos terroristas entraron súbitamente en el teatro un domingo por la mañana y lanzaron cócteles Molotov, de modo que el edificio quedó completamente destruido. Murieron 4 personas y 350 quedaron sin empleo. ¡Felizmente, la mayoría de nosotros no estábamos en el edificio en aquel momento! Mi vestuario y mis patines fueron destruidos junto con algunos libros preciosos, pero todavía tenía la vida.

Los otros artistas estaban en estado de pánico y angustia. Me puse a explicar a todos que ésta simplemente era una de muchas pruebas de que realmente estamos viviendo en lo que la Biblia llama “los últimos días” y que dentro de poco Jehová Dios traerá a la existencia un nuevo sistema bajo su Reino, el cual traerá paz a toda la Tierra. (2 Timoteo 3:1-5; 2 Pedro 3:13.)

Ahora yo sabía lo que era ser Testigo, y esto me proporcionaba gozo. Se trata del gozo que proviene de dar más bien que de recibir (Hechos 20:35). Puesto que quedamos sin empleo, había bastante tiempo para estudiar la Biblia con otros, de modo que empecé estudios con varios artistas internacionales.

Como consecuencia del incendio, tuve un período de descanso de tres meses, durante el cual me bauticé el 26 de marzo de 1978 en Barcelona. Algunas de las personas del teatro que estudiaban la Biblia conmigo asistieron a mi bautismo, y mi amiga Trish llegó en avión desde California. ¡Ésta verdaderamente fue una ocasión gozosa, el día más feliz de mi vida!

¿Es el ser estrella lo más importante?

Durante los pasados cuatro años he servido de ministra, como precursora regular, dedicando un promedio de 90 horas al mes a la predicación. Me he mantenido por medio de participar ocasionalmente en representaciones teatrales. Después del desastre de Barcelona, hallé un nuevo compañero y empecé a entrenarme nuevamente, lo cual no me fue fácil.

Además, cuando se nos ofrecieron buenos contratos tuve que rechazarlos debido a que en muchos casos se trataba de espectáculos de índole inmoral, y ya yo no estaba dispuesta a transigir al respecto. Fue difícil rechazarlos... en muchos casos se trataba de empleos lucrativos, y mi nuevo compañero de trabajo, que no era Testigo, salía perdiendo junto conmigo.

Inicialmente él no comprendía mis principios basados en la Biblia. Pero ahora estamos consiguiendo buenos contratos internacionales, y todavía puedo predicar la mayor parte del tiempo, hasta cuando estoy trabajando en el teatro.

Debido a que las personas que trabajan en el teatro tienen un horario poco común, ellas rara vez reciben un testimonio directo. Por eso, cuando estoy viajando con la compañía de teatro, ésta llega a ser mi “territorio” especial para dar el testimonio. Esto ha resultado en que algunos artistas estudien la Biblia y me hayan acompañado a las reuniones de congregación.

Dondequiera que yo me encuentre —Australia, Europa, Singapur, Japón— tengo mucho que hacer en el servicio de mi Dios. He descubierto que la felicidad más profunda consiste en saber que hay un Dios que se interesa en nosotros y que demuestra amor duradero para con sus criaturas. La gloria de oropel del teatro es comparativamente superficial. El reconocer este hecho proporciona ahora un gozo enorme en medio de un mundo triste. (1 Juan 4:8.)

El ser parte de esta hermandad mundial del pueblo de Dios constituye la realización de un sueño increíble... lo he experimentado de veras en el transcurso de mis viajes. Esta hermandad sirve de testimonio viviente acerca de un Dios vivo y amoroso. No hay nada más bello, más perfecto ni más real que la verdad. ¡Qué privilegio es el que Jehová me haya abierto el corazón!

La esperanza galardonadora de vivir hasta tiempo indefinido en una Tierra llena de amor es lo que Jehová ha puesto en el corazón del hombre, incluso en el mío, y anhelo el día en que esta esperanza se realice de manera grandiosa.

Experiencia relatada por Elyn Tia, en la revista ¡Despertad! con fecha 01 de Febrero de 1984, En la próxima entrada se relatara la experiencia sobre Teresa Graves mencionada en este artículo.


También puede leer el "Anuario de los testigos de Jehová 2013" Incluso disponible en audio libro.

martes, 22 de abril de 2014

El café, el té, y los cristianos

El punto de vista bíblico:

EN POLONIA cuando llegan las 10 de la mañana, es tiempo para drugie śniadanie. En Alemania el kaffeeklatsch de las 4 de la tarde es casi un rito. ¿Quién en Inglaterra pensaría en pasar por alto el teatime (la hora del té)? Y en los Estados Unidos el coffee break (la pausa para el café) a mitad de la mañana o de la tarde es costumbre arraigada. Sí, por todo el mundo la gente tiene el hábito de hacer una pausa mientras se toma una taza de café o té.

Pero populares como sean esas costumbres, a veces se presentan serias preguntas u objeciones en cuanto a lo sabio de tomar té o café. Esas preguntas surgen particularmente en el caso de cristianos que desean guiar su vida por el sabio consejo y los sabios principios de la Palabra de Dios. Las objeciones que se presentan giran alrededor de dos puntos principales.

Hay personas que creen que no es sabio, y hasta que es anticristiano, el beber esas bebidas porque contienen cafeína. Señalan que la cafeína es una droga, y sostienen que tiende a crear hábito, tal como lo hacen la cocaína, la heroína y la nicotina (del tabaco). Por eso, razonan así: si el cristiano correctamente evita el aficionarse a estas otras drogas, ¿no debería también evitar la cafeína del café y el té?

La otra objeción principal a estas bebidas es la alegación de que causan daño a la salud. Enfermedades del corazón, úlceras y cáncer de la vejiga son algunos de los problemas que han sido vinculados con el café y el té. Por eso se razona que, puesto que el cristiano ha dedicado su vida y su cuerpo a Dios, debería evitar cosas que le causaran daño sin que hubiera necesidad de ello.—Rom. 12:1.
En medio de las muchas alegaciones que se hacen, ¿cómo puede llegar uno a una decisión equilibrada? El consejo de la Biblia puede ayudarle a hacer eso.

Una droga


La cafeína es una droga, un estimulante, que se halla en “alimentos” como el café, el té y productos del chocolate. Una taza de café contiene entre 100 y 150 miligramos de cafeína, una taza de té 90 miligramos, una botella de refresco de cola de 40 a 72 miligramos, una taza de cacao 50 miligramos y una barra (85 gramos) de chocolate agridulce unos 75 miligramos.

En el caso de la mayoría de las personas la cafeína estimula el corazón y los riñones, hace que se reaccione o responda con mayor rapidez y promueve un estado de alerta. Sin embargo, parece que la cafeína ayuda a algunas personas entradas en años a reposar. Además, a veces la cafeína se usa para tratar dolores de cabeza, porque afecta los vasos sanguíneos del cerebro. Sí, la droga cafeína produce efectos en el cuerpo humano.

Sin embargo, ¿condena la Biblia el comer o beber cosas que contengan sustancias naturales que puedan estimular a uno o contribuir a su reposo?

Un examen de lo que las Escrituras dicen acerca de las bebidas alcohólicas nos ayuda a obtener una respuesta correcta, porque el alcohol también es una droga, una que calma u obra como sustancia deprimente en el cerebro.


No hay duda de que la Palabra de Dios se opone a que se beba una cantidad tan grande de vino, cerveza o cualquier otra bebida alcohólica que se llegue a estar borracho. A los cristianos se les advierte contra “excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber.” (1 Ped. 4:3; 1 Cor. 6:9, 10) Y leemos: “El vino es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio.”—Pro. 20:1.

¿Qué se dice en cuanto a beber esas cosas con moderación? Aunque la Biblia no insta específicamente a todas las personas a beber cosas que contengan la droga alcohol, no dice que el hacer eso con moderación sea incorrecto solo porque hay una droga envuelta en el asunto. En los tiempos bíblicos el vino era una bebida común con las comidas. (Gén. 27:25; 1 Sam. 16:20)

Toda persona tiene que ingerir fluidos. Y sencillamente no hay ninguna proscripción bíblica contra el que a veces uno haga del vino, la cerveza o cosas parecidas parte de su ingestión normal de fluido. Jesús hizo eso.—Luc. 7:34.

La Biblia no pasa por alto el hecho de que las bebidas que contienen la droga alcohol pueden afectar el cuerpo o la mente de la persona. Salmo 104:15 alista como una de las provisiones de Dios el “vino que regocija el corazón del hombre mortal.” Por consiguiente, la Palabra de Dios con frecuencia asocia el vino con el gozo y el placer. (Ecl. 9:7; Juan 2:2-10) Y la Biblia también habla del poder del alcohol en cuanto a calmar o deprimir el sistema nervioso de la persona abatida sin expresar desaprobación.—Pro. 31:6, 7.

¿Ve usted el significado de esto? Puesto que la Biblia no prohíbe que el cristiano incluya algunas bebidas alcohólicas en el fluido que ingiere ¿cómo se puede decir que porque el café y el té contienen cafeína es antibíblico consumirlos, hasta usarlos debido a que tienen un efecto despertador o tranquilizante?

‘Pero,’ quizás objeten algunos, ‘¿no se crea un hábito por la cafeína?’ En Drugs, Society, and Human Behavior, el profesor R. S. Oakley declara:
“El llegar a depender de la cafeína es cosa real, y un síntoma bien comprobado de la necesidad que se crea es el dolor de cabeza, que por lo general se desarrolla en los que acostumbran usarla . . . después de unas 18 horas de abstinencia. Hay informes que sugieren que el dolor de cabeza mismo puede estar precedido de náusea y letargo.”
Por otra parte, en un artículo sobre el café la revista Science Digest (de junio de 1975) cita estas palabras del Dr. M. Seevers, de la Universidad de Michigan: “No se produce dependencia física en el caso de ninguno de los estimulantes psicomotores,” como el café.

Sin embargo, hasta si hay la posibilidad de una dependencia o una forma moderada de “afición” a la cafeína que hay en el café o en el té, desde el punto de vista estrictamente bíblico eso no significa que el cristiano tenga que evitarlos. Casi todo el mundo sabe que uno puede aficionarse al alcohol y experimentar síntomas fuertes de necesidad de él si se le priva de esa sustancia. Sin embargo, la Biblia no prohíbe el uso moderado de bebidas alcohólicas.

Aun así, el hecho de que algunas personas que beben té y café parezcan “aficionarse” y “tengan” que tener su dosis regular de cafeína debería hacer que la persona razonable tomara en consideración este asunto. ¿Qué hay si usted descubriera que cuando se le priva de café o té se le alteran los nervios, enferma hasta cierto grado o aun muestra irritación hasta el punto de no manifestar el “fruto del espíritu”? (Gál. 5:22, 23) Usted pudiera concluir que necesita revisar con seriedad sus hábitos.

La cafeína y su salud

Muchas personas han reconsiderado su costumbre de beber café y té después de leer informes de que estas bebidas pueden perjudicarles la salud. Pero, para ser imparciales, también ha habido informes que levantan objeciones a que existan estos peligros y que indican que el uso moderado del té y el café no presentan ningún riesgo sustancial para la mayoría de las personas. El Dr. Jean Mayer, antiguo profesor de nutrición en la Universidad de Harvard, examinó ambos lados de la cuestión en un artículo de junio de 1976. He aquí un resumen de algunos de sus comentarios:

Enfermedad cardiaca: Un estudio por un programa de vigilancia relacionado con las drogas “halló que las personas que beben de una a cinco tazas de café al día tienen un riesgo 60 por ciento mayor de sufrir ataques al corazón.” Sin embargo, otro estudio que duró largo tiempo y disfrutó de gran estima “no halló relación estadística entre el café y ninguna forma de enfermedad cardiaca.”

Cáncer: “Dos estudios efectuados en la Escuela de Salud Pública de Harvard mostraron una relación estadística entre el café y una mayor incidencia de cáncer de la vejiga y del conducto urinario inferior.” Sin embargo, ‘un estudio canadiense no halló tal relación.’

Úlceras: El café estimula la secreción de ácidos gástricos. “Un estudio de estudiantes universitarios reveló que los hombres que beben una o dos tazas al día tienen un riesgo 150% mayor de desarrollar úlceras más tarde. . . . En contraste con estos hallazgos, un estudio grande y de largo tiempo efectuado por un programa de atención médica no pudo detectar asociación entre el beber café y desarrollar úlceras pépticas.”

Pudieran considerarse otros aspectos relacionados con la salud en cuanto al uso de la cafeína, pero note la conclusión del artículo de Science Digest ya citado:
“La mayoría de los peritos médicos admiten hoy que no hay prueba firme de que el café por sí mismo pueda precipitar enfermedades fatales.”

Lo siguiente no se debe pasar por alto: Aun si se determina que hay un riesgo posible, ¿no dependería eso de cuánto café o té y con cuánta regularidad lo bebe la persona? ¿Y no pudiera estar relacionado el “riesgo” con la condición de la salud del individuo?

Lo que la Biblia dice acerca de las bebidas alcohólicas se puede enlazar con lo que tratamos ahora. ¿Quién no sabe que el usarlas en demasía puede perjudicar la salud? ¿Y no se ve claramente que algunas personas, debido a su salud o experiencia previa con las bebidas alcohólicas, no deberían beberlas en absoluto?

No obstante, el Creador, que ha visto más de los efectos de las bebidas alcohólicas que cualquier ser humano, no condena el uso moderado de éstas. Por eso, ¿no sería cierto esto también del café y el té?


En cuanto a otro ejemplo bíblico, considere la miel. Hay personas que prefieren usar la miel como agente endulzador, porque creen que el azúcar refinado es perjudicial a la salud. Sin embargo, la Biblia señala lo siguiente: “¿Es miel lo que has hallado? Come lo que te sea suficiente, para que no tomes demasiado de ella y tengas que vomitarla. El comer demasiada miel no es bueno.”—Pro. 25:16, 27.

Sí, uno pudiera perjudicar su salud si consumiera una demasía de miel, una demasía de azúcar, sal, grasa, leche, alcohol o un alimento o bebida que contuviera cafeína. Y sin duda hay personas que deberían abstenerse totalmente de azúcar, bebidas alcohólicas o lo demás.

Pero otras personas pudieran comer o beber estas cosas con moderación, o querrían hacerlo. Y cuando el asunto tiene que ver con consumir estas cosas, no podemos pasar por alto el hecho de que la persona está haciendo algo que es fundamentalmente normal y necesario... está comiendo o bebiendo. No es como si estuviera imponiendo por fuerza en su cuerpo un proceso contranatural que indudablemente sería contaminador y perjudicial, como el introducir humo en los pulmones para satisfacer una afición a la nicotina.

Conclusión


Aunque “moderación” es un término importante en lo que se refiere a beber café y té, igualmente importante es “comprender.” Sea que usted opte por consumir cualquiera de estas bebidas o no, esfuércese por mostrar comprensión para con los que hacen lo contrario.

Puesto que no hay fundamento bíblico para decir categóricamente que no se debe beber café ni té, usted debe permitir que otros tomen su propia decisión, sin criticar. Y ellos deben tratarlo a usted de la misma manera. Porque desde el punto de vista bíblico, el que el cristiano haya de beber café o té en moderación o no los beba es asunto personal.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Octubre de 1977. Para complementar el tema lea "¿Qué piensa Dios del tabaco?"

lunes, 21 de abril de 2014

Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía.
(Gabriel García Márquez)


Un corazón que está gozoso hace bien como sanador, pero un espíritu que está herido seca los huesos.  

Proverbios 17: 22

sábado, 19 de abril de 2014

Lo que el amor de Dios significa (Segunda Parte)

¿Cuál es la razón principal por la que obedecemos los mandamientos divinos? En otras palabras, ¿por qué deseamos vivir todos los días como Dios quiere? No es solo por ahorrarnos problemas o por evitar que él nos castigue (Gálatas 6:7).

Obedecemos a Jehová porque comprendemos que es una magnífica manera de demostrarle cuánto lo amamos. Al igual que los niños desean la aprobación de sus padres, nosotros deseamos la aprobación de Jehová (Salmo 5:12). Él es nuestro Padre y lo queremos mucho. Nada nos produce más alegría ni más satisfacción que saber que nuestra conducta cuenta con la “aprobación [...] de Jehová” (Proverbios 12:2).

Por eso, no servimos a Dios de mala gana ni tampoco poniendo condiciones o según nuestras preferencias.

De mala gana, hasta los demonios son capaces de obedecer. Cuando Jesús ordenó a unos espíritus malignos que salieran de unas personas, ellos no tuvieron más remedio que hacer lo que no querían: reconocer la autoridad de Cristo y obedecerle (Marcos 1:27; 5:7-13).

No decidimos a nuestro antojo cuándo vamos a obedecer, quizás pensando en hacerlo solo si nos resulta cómodo o si no tenemos que sacrificarnos demasiado. Por el contrario, somos “obedientes de [todo] corazón” (Romanos 6:17).

Como el salmista, decimos: “[Tengo] cariño a tus mandamientos” (Salmo 119:47). Así es, obedecemos a Jehová con gusto. Reconocemos que él merece —y de hecho nos lo pide— que le obedezcamos siempre y sin poner peros (Deuteronomio 12:32).

Queremos ser como Noé, quien por décadas obedeció fielmente a Dios y así demostró cuánto lo amaba. De este modo, se dirá de cada uno de nosotros lo mismo que se dijo de él: “Procedió a hacer conforme a todo lo que le había mandado Dios. Hizo precisamente así” (Génesis 6:22).

¿Cómo se siente Jehová cuando le obedecemos con gusto? La Biblia dice que le alegramos el corazón (Proverbios 27:11). Pero ¿de verdad puede uno hacer feliz al Soberano universal? Sin lugar a dudas. Veamos por qué. Jehová nos creó con la capacidad de decidir por nosotros mismos qué vamos a hacer.

Así, tenemos siempre la opción de obedecer a Dios o, por el contrario, desobedecerle (Deuteronomio 30:15, 16, 19, 20). Por eso, cada vez que decidimos hacer su voluntad porque lo amamos con toda nuestra alma, le damos una gran satisfacción (Proverbios 11:20). Y, además, estamos siguiendo el mejor modo de vivir.

“SUS MANDAMIENTOS NO SON GRAVOSOS”

El apóstol Juan añade luego unas palabras tranquilizadoras: “Los mandamientos de Jehová no son gravosos”. El término griego que se traduce “gravosos” en 1 Juan 5:3 significa literalmente “pesados”.

Esta misma palabra se usa en Mateo 23:4, donde se habla de las “cargas pesadas” que los escribas y fariseos ponían sobre los hombros de la gente al obligarla a cumplir una larga lista de reglas y tradiciones inventadas por el hombre. En Hechos 20:29, 30 se traduce como “opresivos” y se aplica a los apóstatas que se portarían como tiranos y engañarían a muchos hablando “cosas aviesas”, o retorcidas.

Por eso, otra versión bíblica traduce así la frase: “Sus mandamientos no son una carga pesada” (Nuevo Testamento, Pedro Ortiz). Jehová no nos pide nada insoportable o contrario a la razón. Aunque todos somos imperfectos, podemos cumplir sus leyes.

Pongamos una comparación. Imagínese que uno de sus mejores amigos le pide a usted que le ayude a mudarse de casa. Hay que mover muchas cajas, algunas relativamente ligeras y otras tan pesadas que solo pueden llevarse entre dos personas. Su amigo le dice cuáles quiere que cargue. No le va a pedir que levante las cajas pesadas usted solo, pues no desea que se lastime cargando un peso superior a sus fuerzas. Lo mismo ocurre con nuestro amoroso Dios. Él no nos pide imposibles (Deuteronomio 30:11-14). Nunca nos manda cargar con un peso excesivo.

Jehová comprende hasta dónde podemos llegar, pues “conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14).

Los mandamientos de Jehová no son para nada pesados; lo único que buscan es nuestro bien (Isaías 48:17). Moisés dijo a los israelitas que debían “poner por obra todas estas disposiciones [...] de temer a Jehová nuestro Dios”. Y luego indicó la razón: “[Es por] nuestro bien siempre, para que nos mantengamos vivos” (Deuteronomio 6:24).

Nosotros también podemos estar seguros de que las leyes divinas son siempre para provecho nuestro, para que seamos felices eternamente. Y es lógico que sean tan beneficiosas. ¿Por qué? Porque proceden de Jehová, y él sabe lo que más nos conviene, ya que es infinitamente sabio (Romanos 11:33). Además, él es el amor en persona (1 Juan 4:8). Como el amor es parte esencial de Dios, está presente en todo lo que hace y dice, lo que incluye todos sus mandamientos.

Pero eso no quiere decir que obedecer a Dios sea fácil. Tenemos que luchar contra la influencia de este mundo corrupto, que “yace en el poder del inicuo” (1 Juan 5:19). También tenemos que pelear con nuestra propia imperfección, que nos incita a violar las leyes divinas (Romanos 7:21-25). Pero en esta batalla puede triunfar el amor a Dios.

Jehová bendice a quienes están decididos a obedecerle por amor. De hecho, da “espíritu santo a los que le obedecen como gobernante” (Hechos 5:32). Y ese espíritu produce en nuestro interior un fruto maravilloso: excelentes cualidades que, a su vez, nos ayudan a seguir obedeciendo a Dios (Gálatas 5:22, 23).

Estudiaremos los principios y las normas morales de Jehová, así como muchas otras indicaciones de lo que él quiere que hagamos. Al realizar este examen, debemos tomar en cuenta varios hechos importantes.

Primero, que Jehová nunca nos obliga a obedecer sus leyes y principios; él quiere que hagamos su voluntad porque nos nace del corazón.

Segundo, que Jehová nos ofrece un modo de vida que trae consigo muchas bendiciones en la actualidad y vida eterna en el futuro.

Y por último, que obedecer a Jehová de todo corazón es una magnífica manera de demostrarle cuánto lo queremos.

Para ayudarnos a decidir si algo está bien o está mal, Jehová nos ha hecho a todos un regalo: la conciencia. No obstante, si queremos que esta facultad nos oriente bien, tenemos que educarla.

Porción del libro "Manténganse en el amor de Dios" el cual también puede descargarse en audio libro. Publicado por los testigos de Jehová.

viernes, 18 de abril de 2014

Lo que el amor de Dios significa (Primera Parte)

CAPÍTULO 1

“Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos.” (1 JUAN 5:3.)

¿AMA usted a Dios? Si ya le ha dedicado su vida, contestará sin duda con un rotundo sí, y con toda la razón. Para nosotros, querer a Jehová es lo más natural del mundo. En realidad, no hacemos más que corresponder a su amor. Como bien dice la Biblia, “amamos porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).

Jehová siempre busca formas de demostrar que nos quiere. Nos ha dado un hermoso hogar, la Tierra, y día a día nos proporciona todo lo que necesitamos para mantenernos vivos (Mateo 5:43-48). También cuida de algo mucho más importante: nuestras necesidades espirituales. Por ejemplo, nos regaló su Palabra, la Biblia. Y nos invita a orarle, a dirigirnos a él con la confianza de que nos escuchará y de que nos ayudará con su espíritu santo (Salmo 65:2; Lucas 11:13). Pero su mayor muestra de cariño fue enviar a su Hijo más querido a rescatarnos del pecado y la muerte. ¡Qué amor tan grande nos tiene Jehová! (Juan 3:16; Romanos 5:8.)

Jehová desea que disfrutemos de su amor por toda la eternidad. Pero ¿lo lograremos? Eso dependerá de nosotros. La Biblia exhorta a los cristianos: “Manténganse en el amor de Dios con vida eterna en mira” (Judas 21). El uso del verbo “manténganse” da a entender que, para no perder el amor de Jehová, tenemos que actuar. En efecto, tenemos que corresponder a su amor con obras.

Así pues, es esencial que cada uno de nosotros se pregunte: “¿Qué debo hacer para demostrarle a Dios que lo amo?”. Para ver la respuesta, leamos las palabras inspiradas del apóstol Juan: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). Dado que estamos interesados en demostrarle a Dios que lo amamos muchísimo, examinemos qué quieren decir exactamente esas palabras de Juan.

“ESTO ES LO QUE EL AMOR DE DIOS SIGNIFICA”

Al hablar en este versículo del “amor de Dios”, ¿a qué se refería el apóstol Juan? No al amor que Dios siente por nosotros, sino al que nosotros sentimos por él. Seguramente, usted recuerda el tiempo en que empezó a crecer ese amor en su corazón.

Deténgase un momento a pensar en aquellos días. Al aprender la verdad acerca de Jehová y sus propósitos, fue creciendo su fe en él. También llegó a entender que usted —como todos— había nacido pecador y que, por esa razón, estaba alejado de Dios; aun así, él le ofrecía mediante Cristo una maravillosa oportunidad: vivir para siempre disfrutando de la perfección que Adán había perdido (Mateo 20:28; Romanos 5:12, 18). Además, fue comprendiendo el gran sacrificio que había hecho Jehová al enviar a su Hijo más querido a morir por usted. Tanto le conmovió esa demostración de amor, que no pudo menos que sentir amor por Jehová (1 Juan 4:9, 10).

Pero esos sentimientos no eran todavía verdadero amor. ¿Por qué decimos esto? Porque el amor va más allá de los sentimientos y las palabras. Amar a Dios es mucho más que decir: “Yo amo a Jehová”. Al igual que la fe, el amor verdadero se demuestra con obras (Santiago 2:26). Sin duda, cuando amamos a alguien, queremos hacer las cosas que le agradan. Y eso fue lo que ocurrió en su caso.

Cuando el amor por su Padre celestial echó raíces en su corazón, quiso vivir de la forma que a él le agrada. Quizás hasta se bautizó como testigo de Jehová. Si así lo hizo, está claro que sentía profundo cariño y devoción por Dios, y que por ese motivo tomó la decisión más importante de todas: prometerle a Dios que dedicaría el resto de la vida a hacer su voluntad, y luego simbolizar esa dedicación bautizándose (Romanos 14:7, 8). Pero, como veremos a continuación, para cumplir esa promesa tan importante hay que hacer lo que señala el apóstol Juan.

“OBSERVEMOS SUS MANDAMIENTOS”
Juan explica que el amor de Dios significa “que observemos sus mandamientos”. ¿Cuáles son estos mandamientos? La Biblia nos lo indica. Entre otras cosas, Jehová prohíbe emborracharse, cometer inmoralidad sexual, adorar ídolos, robar y mentir (1 Corintios 5:11; 6:18; 10:14; Efesios 4:28; Colosenses 3:9). Para observar los mandamientos de Dios hay que vivir según las normas morales expuestas en la Biblia.
Sin embargo, para agradar a Jehová no basta con obedecer los mandamientos que él ha dejado escritos en la Biblia. Jehová no nos agobia con leyes que regulen cada paso que damos. De hecho, nos enfrentamos todos los días a muchas situaciones sobre las que no hay ningún mandamiento bíblico directo. En tales casos, ¿cómo sabemos si Jehová estará contento con lo que pensamos hacer? Pues bien, ¿dónde encontramos indicaciones claras sobre cómo ve Dios las cosas? Nuevamente, en la Biblia. Cuando la estudiamos, aprendemos lo que Jehová ama y lo que odia (Salmo 97:10; Proverbios 6:16-19).

De este modo, vamos viendo cuáles son las actitudes y conductas que le agradan. Al ir conociendo la manera de ser y actuar de Jehová, se nos hace cada vez más fácil saber si una decisión está de acuerdo con la voluntad de Dios o no. Así, muchas veces logramos percibir “cuál es la voluntad de Jehová” sobre determinado asunto aunque la Biblia no contenga una ley específica (Efesios 5:17).

Pongamos un ejemplo. La Biblia no señala directamente en ningún sitio que evitemos los programas y películas inmorales o muy violentos. Pero ¿hace falta una ley directa que los prohíba? Ya sabemos lo que opina Jehová. En su Palabra deja muy claro que él “odia a cualquiera que ama la violencia” y que “juzgará a los fornicadores y a los adúlteros” (Salmo 11:5; Hebreos 13:4).


Cuando reflexionamos en estas palabras inspiradas llegamos a comprender cuál es la voluntad de Jehová. Y por eso decidimos no entretenernos viendo imágenes muy gráficas de cosas que él odia. Este mundo trata de hacernos creer que las diversiones que promueven la corrupción son inofensivas, pero a Jehová le complace que las evitemos a toda costa.

Porción del libro "Manténganse en el amor de Dios" el cual también puede descargarse en audio libro.  Para ampliar su conocimiento puede utilizar la "Guia de estudio para los testigos de Jehová 2014"

jueves, 17 de abril de 2014

Anuario de los testigos de Jehová para 1989 (Tercera parte)

Refrescantes buenas nuevas
¡Qué refrescante es tener este informe mundial y estar al corriente del progreso de la obra de Jehová por todo el mundo! “Como agua fría a un alma cansada, así es un buen informe procedente de un país distante.” (Pro. 25:25.) Ya que hemos estado ocupados con nuestras asignaciones de trabajo, los emocionantes acontecimientos relatados han sido como refrescante agua fría suministrada en el momento más oportuno.

Es información que hemos de compartir con otros para su beneficio. “El brillo de los ojos regocija el corazón; un informe que es bueno engorda los huesos.” (Pro. 15:30.) ¿Qué es lo que más destacaría de este informe? ¿Se lo contará a otros?

En el primer siglo de nuestra era común, cuando la congregación cristiana estaba creciendo y las buenas nuevas se estaban extendiendo a nuevos campos, los siervos fieles de Jehová transmitían informes a sus hermanos y los animaban. En algunos lugares experimentaron oposición, pero aquello no detuvo el recogimiento de más cristianos. Se organizaron nuevas congregaciones en muchos lugares. Jehová bendijo los esfuerzos de sus siervos en la proclamación de las buenas nuevas, pese a los obstáculos que intentaron poner los enemigos de la verdad. (Hech. 11:19-21.)

Bajo la dirección del espíritu santo, representantes viajantes, como el apóstol Pablo y sus compañeros, predicaron a gente de las naciones. Empezaron a declarar las buenas nuevas en territorio del imperio romano, y encontraron a personas semejantes a oveja dispuestas a aceptarlas. A los creyentes se les organizaba en congregaciones, y cuando oían del adelanto de la obra, se fortalecían espiritualmente.

Esto se ilustra en el caso de Antioquía: “Cuando hubieron llegado y hubieron reunido a la congregación, procedieron a contar las muchas cosas que Dios había hecho mediante ellos, y que había abierto a las naciones la puerta a la fe”. (Hech. 14:27.)

En cierta ocasión, a algunos de ellos se les hizo necesario viajar a Jerusalén para reunirse con los apóstoles y hermanos de mayor edad y solventar cierto problema; entonces, “estos hombres continuaron su camino a través de Fenicia y también de Samaria, contando en detalle la conversión de gente de las naciones, y ocasionaban gran gozo a todos los hermanos”. (Hech. 15:3.)

Aprovecharon la oportunidad para estimular a los hermanos con sus informes. Todos los que estamos dedicados a Jehová podemos hacer que otros se regocijen mediante relatarles cómo Él ha efectuado mucho a través de sus testigos. Utilice el informe de este año 1989 para estimular a su propia familia, a sus hermanos y a los simpatizantes que estuvieron entre los 9.201.071 asistentes a la Conmemoración el año pasado.

Continuemos participando en la obra de la que se habla en Isaías 52:7: “¡Cuán hermosos sobre las montañas son los pies del que trae buenas nuevas, del que publica paz, del que trae buenas nuevas de algo mejor, del que publica salvación, del que dice a Sión: ‘¡Tu Dios ha llegado a ser rey!’!”.
Continúe participando en la obra


¡Jehová ya ha llegado a ser rey! Ahora este mensaje está proclamándose mundialmente. Los súbditos del Reino están aumentando. El número de congregaciones aumentó el año pasado en 2.759, lo que ha elevado el total a 57.670 por todo el mundo.

La cantidad de nuevos Salones del Reino está aumentando. Cristianos dedicados de todo lugar apoyan la obra de predicar y la construcción de instalaciones que servirán para el adelanto de las buenas nuevas. Apreciamos el apoyo que todos, en la forma de esfuerzo amoroso y contribuciones monetarias, están dando.

Y lo más importante: todos los años centenares de miles de personas se unen a la gran muchedumbre. Esto se debe a que los testigos de Jehová están diciendo: “¡Ven!”. (Rev. 22:17.) En todo lugar hay personas que prestan oído a esta invitación y se aprovechan de la oportunidad de invocar el nombre de Jehová para obtener salvación. (Rom. 10:13-15.) No serán desilusionados. (Rom. 10:11.) Sí, estas son verdaderamente buenas nuevas que consuelan a la gente. Que todos nosotros continuemos diciendo: “¡Ven!”.

En 1989 se hizo mucho más bajo la dirección del Rey Jesucristo y la guía del espíritu santo de Jehová. Que nada nos aparte de nuestra adoración y servicio a Él.

Mantengámonos alerta para seguir el camino de Jehová con el debido temor piadoso y para darle gloria, pues adoramos “al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”. (Rev. 14:7.)

Para leer noticias mas recientes y leer emocionantes experiencias, visite el sitio http://www.jw.org/es/noticias/

miércoles, 16 de abril de 2014

Anuario de los testigos de Jehová para 1989 (Segunda parte)

Noticias gozosas para los que se hallan abatidos

Una hermana de Argentina relata cómo llegó a conocer la verdad y extendió la invitación a otros. “Me deprimía enormemente ver que la gente envejece sin poder hacer nada para evitarlo. Mi médico me recomendó que viajara para ocupar mi mente en otras cosas, pero eso no solucionó mi problema. Me casé, pero aquella angustia interna continuaba.

Algunos años más tarde, una mujer vino a mi casa para preguntar por el paradero de una vecina que había estudiado la Biblia, pero que se había mudado. Invité a la Testigo a entrar en casa, y durante dos horas estuvo explicándome cosas interesantes acerca de la Biblia. Lo que más me impresionó fue el hecho de que Dios promete un nuevo sistema donde la muerte no existirá más, ni la vejez ni la enfermedad ni el sufrimiento. Aquel mismo día empecé a estudiar la Biblia.

Lamentablemente, mi familia se opuso, bien ridiculizando el estudio, bien mostrando la más absoluta indiferencia. Pese a todo, comencé a asistir a las reuniones con mi hija pequeña. Tan pronto como pude, viajé unos mil novecientos kilómetros para explicar al resto de mi familia las maravillosas verdades que estaba aprendiendo. ¡Qué feliz me sentí cuando algunos de ellos respondieron favorablemente y también empezaron a estudiar la Biblia!

”Poco a poco, como diferentes miembros de la familia empezaban a escuchar y se interesaban en la verdad, la oposición fue menguando. Mis padres, mi esposo, cinco hermanos y varios sobrinos se pusieron de parte de la verdad. Hoy, más de ochenta Testigos adultos y más de cuarenta niños predican las maravillosas buenas nuevas del Reino de Dios; algunos de ellos sirven de ancianos y otros, de siervos ministeriales. Agradezco a Jehová que enviara a alguien para ayudarme a superar mi depresión y que me diera a mí y a mi familia la esperanza de vivir para siempre en su nuevo mundo.”

Gennaro, un hermano de Italia, narra cómo la compasión le impulsó a invitar a un extraño a ‘venir’. “Mientras presentaba un discurso público en un Salón del Reino, me fijé en un hombre que estaba sentado en el auditorio y que prestaba muchísima atención. Al terminar la reunión, le saludé, y me confesó que su vida familiar era sumamente desgraciada. Su esposa estaba fuertemente opuesta a la verdad, e incluso había llegado a tomar un palo y echar de la casa al hermano que estudiaba con él.

”Por alguna razón perdí el contacto con el hombre. Más tarde, el hermano que había estudiado con él me dijo que estaba en un hospital de una localidad cercana sometiéndose a tratamiento debido a una enfermedad pulmonar. Fui al hospital, y como no sabía su apellido, comencé a buscarle por todas las habitaciones. Finalmente di con él. Estaba demacrado, desalentado y deprimido. Nada más verme, sin embargo, su cara se iluminó de alegría. Me dijo que sus familiares no le habían visitado desde hacía meses y que su esposa tampoco podía venir a verle muy a menudo. Comencé un estudio bíblico con él aquel mismo día. Siete meses más tarde fue dado de alta y volvió a casa. Su esposa comenzó a estudiar y algunos meses después, los dos se bautizaron.

”Posteriormente este hermano me dijo: ‘¿Te acuerdas de aquel día que me visitaste en el hospital? Pues bien, llegaste en el momento justo. Solo unos minutos más tarde me hubiera tirado por el balcón para acabar con todo. Pero lo que dijiste me animó, en especial cuando me aseguraste que podía llegar a formar parte de la familia más grande del mundo, la organización de Jehová’.”

En un país de África donde nuestra obra está proscrita, un hombre con problemas de salud también aceptó la invitación de ‘venir’, y ahora invita a otros. Hace ya muchos años, antes de que conociera la verdad, contrajo una tuberculosis que le dejó paralizado. Sintiéndose abatido por tener que estar confinado en un hospital, empezó a considerar la idea del suicidio. Entonces conoció a unos Testigos que también estaban ingresados en ese hospital. Se comenzó un estudio bíblico, que infundió esperanza en el corazón de este hombre.

Cuando fue trasladado a otro hospital, un precursor especial continuó estudiando con él, y los hermanos de la localidad le ayudaban a asistir a las reuniones. Con el tiempo, se bautizó. Cuando su condición física empezó a mejorar, sirvió de precursor auxiliar. Y gracias a que Jehová le concedió la fortaleza necesaria, más tarde sirvió de precursor regular, y desde hace diez años ha estado sirviendo de precursor especial.

¿Cómo logra efectuar su obra de testificar? Se desplaza valiéndose de muletas o en su silla de ruedas. Para llegar a su territorio, que se extiende hasta treinta kilómetros fuera de su población, ha de recorrer angostos senderos en la selva. Durante los pasados dos años de proscripción, nunca ha dejado de llegar a su meta de 140 horas en el servicio del campo, ¡y casi siempre informa una actividad mensual de 160 ó 180 horas! Cuando se detiene a los hermanos, él es el que se presenta denodadamente delante de los funcionarios para hablar a su favor y darles testimonio. ¡Qué fuente de estímulo para todos los que sufren en sentido físico!

¿Participa usted a plenitud en la proclamación del mensaje del Reino? Que Jehová lo bendiga abundantemente mientras extiende a otros la magnífica invitación: ‘¡Vengan! Tomen gratis el agua de la vida’.

Jehová satisface nuestras necesidades

Nuestro Padre celestial sabe exactamente qué es lo que necesitamos y cuándo lo necesitamos. Las asambleas de distrito “Justicia Divina”, que comenzaron en junio de 1988 y continuarán durante parte de 1989, ilustran cómo Jehová satisface amorosamente las necesidades de su pueblo.

Con relación al programa de la asamblea, La Atalaya del 15 de febrero de 1988 dijo: “Puede estar seguro de que Jehová nos tiene [preparado] ‘un banquete’ de cosas buenas que nos fortalecerán y estimularán para el trabajo futuro”. Y efectivamente, el programa superó ampliamente todas las expectativas. En las asambleas celebradas en Estados Unidos, Canadá, Asia y Europa, la transmisión por línea telefónica de algunos discursos seleccionados tuvo un significativo efecto unificador.

Un informe mencionó: “Fue impresionante escuchar un potente ‘¡sí!’ cuando se adoptó la enérgica resolución que desenmascaraba a Babilonia la Grande. La conexión telefónica con la ciudad clave fue ciertamente sobresaliente”.
En muchas asambleas los misioneros expresaron su agradecimiento por la provisión que les permitía estar presentes. Un precursor de Vancouver (Canadá), tras oír las experiencias de los misioneros, dijo: “No tengo palabras para expresar cuánto ha fortalecido mi fe el oír a todos los misioneros”.

La asistencia combinada a las asambleas de Canadá y de Estados Unidos superó la cifra de 1.440.000. En Europa, más de 1.100.000 personas se beneficiaron del programa. Viena (Austria) fue la ciudad clave de las asambleas que se celebraron en ese país, así como de algunas ciudades de Alemania occidental, Luxemburgo y Suiza. Más de 80.000 personas escucharon los discursos que se transmitieron por línea telefónica. A la sesión en húngaro asistieron más de 2.000 personas. Un hermano expresó el sentir de los 3.600 que disfrutaron del programa yugoslavo al exclamar: “¡Esta fue la asamblea de las asambleas!”.

En las asambleas celebradas en España e Italia, la cantidad de bautizados fue sobresaliente. Por ejemplo: en Valencia fue un 3,5% de la asistencia máxima; en Sevilla, un 4%, y en Oviedo, un 4,2%. En Italia ocurrió algo similar.

En Grecia se iba a utilizar un nuevo estadio que hay en la ciudad de El Pireo, pero debido a la oposición del clero ortodoxo, se canceló el contrato. En solo dos días, los hermanos organizaron la misma asamblea en Malacasa. Allí tienen un excelente Salón de Asambleas y una gran extensión al aire libre, que acomodó por encima de 18.000 asistentes. Si el clero había pensado que impidiendo el uso del estadio de El Pireo, detendrían la asamblea, ¡qué equivocados estaban! Su oposición únicamente resultó en mayor publicidad y fortaleció la determinación de los hermanos. (Fili. 2:12.)

En agosto, las asambleas que se celebraron en Venezuela y Brasil congregaron a casi medio millón de personas. Un ejemplo típico de la excelente publicidad que se recibió fue el informe presentado por una emisora de radio brasileña, en el que se decía que “los testigos de Jehová dan una muestra viva de fe. Están poniendo un ejemplo de fe y civismo muy diferente del que ponen los hinchas futbolísticos, quienes solo dejan una muestra de basura”.

En el Lejano Oriente, 88.120 personas asistieron a las asambleas celebradas en Corea, y 2.130 se bautizaron. Las asambleas terminaron justo antes de que en ese país comenzaran los Juegos Olímpicos. El administrador del gimnasio Chamshil, de Seúl, comentó: “Estamos muy ocupados con el acondicionamiento de esta instalación para las Olimpiadas de Seúl-88, y solo quedan cincuenta días para que comiencen.

Sin embargo, debido a la reputación que se han ganado en el pasado, les permitimos usarla”. Japón informó una asistencia total de 240.355 personas a sus 33 asambleas, y 3.828 se bautizaron. Tras la presentación del libro Apocalipsis, podía verse una cola compuesta por millares de precursores a la espera de obtener sus ejemplares gratuitos del libro.

En el Caribe, Kingston (Jamaica) fue la ciudad clave para las asambleas que se celebraron en Antigua, Barbados, Guyana y Trinidad. La asistencia máxima se alcanzó en la sesión del domingo por la tarde, cuando 36.867 se presentaron para escuchar el discurso público.

Con una asistencia que para septiembre ya había superado la cifra de los 4.000.000, todavía se esperan informes adicionales de las asambleas de distrito “Justicia Divina” procedentes de los países del hemisferio sur.

En el año 1988 de servicio dio comienzo un nuevo rasgo para que los circuitos disfruten de asociación espiritual e instrucción. Este lo constituyen reuniones de un solo día que reciben el nombre de días especiales de asamblea. Un superintendente de circuito de Estados Unidos comentó lo siguiente acerca del programa: “El énfasis que se puso en el estudio personal de la Biblia y las publicaciones y en que nos esforcemos a mayor grado por aplicar personalmente lo que hemos aprendido fue muy beneficioso”.

Las dedicaciones de nuevas sucursales ocasionan gozo

“Las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”, escribió Lucas con referencia al rápido crecimiento del cristianismo en el primer siglo. (Hech. 16:5.) De igual manera, el constante aumento en la cantidad de testigos de Jehová por todo el mundo en nuestro siglo veinte es prueba sólida de que se está respondiendo a la llamada de la novia del Cordero: “¡Ven!”. (Rev. 22:17.) ¡Qué causa de regocijo!

Para ampliar el tema lea: "Impresión a escala mundial para ayudar a la gente a conocer a Dios" de la pagina oficial de los testigos de Jehová.