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domingo, 22 de diciembre de 2013

Cántico 69: Hazme conocer tus caminos

Tus propias manos me han hecho, y procedieron a fijarme sólidamente. Hazme entender, para que aprenda tus mandamientos.
(Basado en Salmo 119:73)

Nos has invitado a tu casa, Señor;
venimos a oír tu enseñanza.
Tu ley es el sol que nos ilumina,
nos llena de fe y esperanza.

Hazme saber tus sendas, oh Jehová;enséñame a hacer tu voluntad.Tu hermosa voz atento escucharé;de tus caminos nunca me saldré.

2. Beber de tu sabiduría, Jehová,
es un verdadero deleite.
Gozar de tu luz es nuestro consuelo,
es un exquisito banquete.

Hazme saber tus sendas, oh Jehová;enséñame a hacer tu voluntad.Tu hermosa voz atento escucharé;de tus caminos nunca me saldré.
(Véanse también Éxo. 33:13; Sal. 1:2; 25:4; 119:27, 35, 73, 105.)

Se puede descargar el archivo en mp3, que es parte de Cantemos a Jehová (coro y orquesta) disco 2, Así como El libro de canticos. con las letras y partituras.

¿Se le ha fijado tiempo para morir?


¿Se ha preguntado usted alguna vez . . . ?

¿NO HA oído usted con frecuencia la declaración: “Cuando a uno le llega la hora, sencillamente se tiene que ir”? O, ¿no ha dicho usted, después de haber escapado de la muerte por un pelo: “Supongo que todavía no me había llegado la hora”? Tales expresiones reflejan una creencia en lo que se llama el “destino,” el creer que el patrón de vida de uno y el tiempo de su muerte están predestinados y que nada se puede hacer para cambiar esas cosas.

¿PUEDE LA CREENCIA EN EL DESTINO AFECTAR LA MANERA EN QUE LA GENTE VIVE?


Seguramente que sí. Por ejemplo, muchos soldados creen sinceramente lo que en una ocasión escribió el comandante militar Napoleón Bonaparte: “Nuestra hora está marcada, y nadie puede tener un momento de vida que pase de lo que el destino ha predestinado.”

Hombres que pensaban así estaban deseosos de entrar en batalla, y hasta tomaban riesgos innecesarios debido a que pensaban que no tendrían que enfrentarse a la muerte ni un momento antes de lo que lo harían si se hubieran quedado en casa. Pero, ¿cree usted realmente que en el campo de batalla exista la misma seguridad que en el hogar?

Como se ve, esto puede afectar la manera en que vivimos. Puede impulsarnos a tomar riesgos innecesarios, al hacernos creer que el día de nuestra muerte ya ha sido fijado y que nada puede alterar eso.

¿TIENE SENTIDO CREER EN EL DESTINO?

A algunas personas les parece que no. Razonan, por ejemplo, que sería muy innecesario el tomar medida de seguridad alguna si todo lo que le sucediera a uno estuviera predestinado. Sin embargo, las medidas de seguridad, como las de usar el cinturón de seguridad en los automóviles y el reducir los límites de velocidad, han reducido la cantidad de muertes que ocurren en las carreteras.

Se calcula que, de cada cuatro accidentes automovilísticos, tres pudieran haberse evitado si los automovilistas hubieran ejercido el cuidado apropiado; por lo tanto, accidentes de esa índole no “tenían” que ocurrir. Mucho depende de cómo conduce uno su automóvil.

A menudo sucede como dice la Biblia: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará.”—Gál. 6:7.

Ciertas cosas, como la oración, dejarían de tener sentido si todo estuviera predestinado.
Por ejemplo, un hombre que estaba gravemente enfermo recibió la visita de un vecino que creía firmemente en la predestinación. El visitante ofreció pronunciar una oración para que el enfermo no muriera. Pero el enfermo le preguntó: “¿Crees tú que la hora de mi muerte ya está fija?” “Pues, sí,” respondió el otro afirmativamente. “Pues bien, si me ha llegado la hora sería inútil que hicieras una oración, y si la hora no me ha llegado, ciertamente no hay necesidad alguna de orar.” ¿No concuerda usted con eso?

¿FOMENTA LA BIBLIA LA CREENCIA EN EL DESTINO?

No. En vez de indicar que a cada persona se le haya predestinado el día de su muerte, la Biblia dice que “el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos.” (Ecl. 9:11) Sí, un “suceso imprevisto” puede ocurrirle a cualquier persona. Si sucede que alguien está en un lugar no conveniente a una hora no conveniente, podría enfrentarse a un accidente fatal. No es que ésta haya sido la “hora” predestinada para esa persona, sino que ocurrió algo “imprevisto” o por casualidad.

Pero, ¿qué hay de la declaración bíblica de Eclesiastés 3:1, 2? ¿No prueba esta declaración que a cada hombre se le ha fijado el tiempo u hora de su muerte? Dice: “Para todo hay un tiempo determinado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos: tiempo para nacimiento y tiempo para morir.”
 
¿Significa esto que el tiempo de nacer y el tiempo de morir ya han sido fijados de antemano para cada persona? Recuerde, fue este mismo escritor bíblico quien dijo que el ‘tiempo y el suceso imprevisto acaecen a toda persona.’
Entonces, ¿qué quiso decir el escritor?
 
Él sencillamente está comentando sobre el ciclo continuo de la vida
y de las actividades que se efectúan durante ésta. Usted mismo ha observado que hay un tiempo en que las personas edifican y un tiempo en que derriban; un “tiempo de llorar y tiempo de reír,” y así sucesivamente. (Ecl. 3:1-8) De la misma manera, una mujer queda encinta, y cuando el tiempo llega, da a luz. Luego llega el tiempo en que la edad avanzada, la enfermedad, o algo semejante, causa la muerte. No; no es predestinación... es simplemente el muy conocido ciclo de la vida.

Aunque Dios puede saber cuándo una persona va a morir, no predestina la hora específica de ello. Si tal fuera el caso, ¿por qué diría la Biblia: “El mismísimo temor de Jehová añadirá días, pero los años mismos de los inicuos serán acortados,” y que los inicuos “no llegarán a vivir la mitad de sus días”?—Pro. 10:27; Sal. 55:23.

A menudo, nuestro modo de vivir puede afectar la cantidad de tiempo que podamos vivir. La Biblia muestra que, en gran parte, nuestro destino está en nuestras manos.

ENTONCES, ¿CÓMO DEBEMOS VIVIR?


Debemos vivir de una manera que muestre que apreciamos la vida. Concienzudamente deberíamos tratar de dejar hábitos y tendencias hacia el descuido que definitivamente pudieran acortarnos la vida.

Además, por medio de aprender a desplegar el apropiado “temor de Jehová” podríamos añadir años a nuestra vida. ¿Cómo? Pues bien, las normas que Dios da en la Biblia pueden ayudarnos a llevar una vida moral. Esto nos ayuda a evitar una egoísta y desenfrenada búsqueda de placer, lo que puede acortar nuestra vida.

Es como lo declaró el sabio escritor bíblico: “No seas inicuo en demasía, ni te hagas tonto. ¿Por qué debes morir cuando no es tu tiempo?” La manera en que vivimos puede afectar la cantidad de tiempo que vivamos.—Ecl. 7:17.

Dentro de poco tiempo Dios “acortará” los años de todos los inicuos. Al tiempo fijado por él, en su “día de juicio,” él traerá una “destrucción de los hombres impíos.” Los que ‘temen a Dios’ y le obedecen, sobrevivirán para entrar en unos purificados “nuevos cielos y una nueva tierra.” Aun los que murieron prematuramente, junto con todos los que están durmiendo en los sepulcros, serán resucitados para que ellos también disfruten de una Tierra en la cual no habrá iniquidad. Dios hará provisión para que estas personas vivan para siempre, de modo que nunca les llegue el tiempo de morir.—2 Ped. 3:7, 13; Hech. 24:15.

Sin embargo, quizás usted se pregunte: ¿Precisamente cuán cerca están esas bendiciones? ¿Se presentarán durante mi vida? Gustosamente los testigos de Jehová le pueden mostrar las estimuladoras respuestas bíblicas a estas preguntas y a muchas otras.

Artículo  de la revista ¡Despertad! con fecha 22 de enero de 1981, editada y publicada por los Testigos de Jehová; tambien puede interesarle el tema: ¿Se contradice la Biblia?