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domingo, 27 de octubre de 2013

He visto vidas maravillosamente transformadas (Como lo relató Percy Iszlaub) Primera parte

ALLÁ en 1949 un japonés llamado Kimihiro Nakata asesinó a dos hombres. Recibió paga por hacer esto. Aquellos eran tiempos de violencia. Se habían desperdiciado millones de vidas en los campos de batalla, y, por algún tiempo, la violencia de aquellos días continuó durante los años de la posguerra.

Mi esposa Ilma y yo acabábamos de llegar al Japón para servir de misioneros, inmediatamente después de la II Guerra Mundial. Para entonces Kimihiro tenía solo 18 años de edad. El tribunal lo sentenció a muerte en la horca. Si tan solo hubiera sido unos meses más joven, no se le hubiera podido haber sentenciado a muerte.

Fue enviado a la prisión de Fukuoka y asignado a una sección para los sentenciados a muerte.

En el Japón no se acostumbra decir al condenado a muerte cuándo se le ha de ejecutar. Alguien pudiera estar en la sección de los sentenciados a muerte por una semana, un mes, un año, o por muchos años; un hombre estuvo en ésta por 30 años. En prisión, Kimihiro se convirtió en un hombre trastornado y violento. Solía asirse firmemente de las barras de su celda y gritar: “¡Por qué no me matan! ¡Terminen de hacerlo de una vez!” Pero pasaban los años y no lo ejecutaban.

Con el tiempo, Kimihiro se interesó en la religión. Obtuvo una Biblia y comenzó a leerla con placer. Sin embargo, tenía preguntas para las cuales no podía hallar respuesta. Un día, a mediados de los años cincuenta, recibió un número de la revista La Atalaya. Un conocido, a quien no le interesaba la revista, se la había enviado. Esto era precisamente lo que Kimihiro había estado buscando.

Escribió a la Sociedad Watch Tower pidiendo más información, y se hicieron arreglos para que un testigo de Jehová lo visitara. El Testigo visitó la prisión, y allí, en la sección de los sentenciados a muerte, Kimihiro comenzó a estudiar la Biblia.

Mientras tanto, en septiembre de 1957 nosotros recibimos un cambio en nuestra asignación misional para la ciudad de Fukuoka. Para el mismo tiempo, el Testigo que estudiaba con Kimihiro se mudó, por lo cual yo me encargué de conducir los estudios semanales en la sección de los sentenciados a muerte. Kimihiro había sido bautizado en el baño de la prisión justamente antes de nuestra llegada a Fukuoka.

De modo que allí encontré a un hermano cristiano cuya personalidad había cambiado radicalmente. Con el transcurso de los meses y a medida que yo continuaba efectuando mis visitas semanales llegué a estar más allegado a Kimihiro y encariñado con él.

A medida que fuimos conociéndonos, pude ver similitudes entre la vida pasada de él y la mía.

De hecho, muchas veces pensé que si yo hubiera seguido con mi anterior modo de vivir, también habría parado en la prisión.

UNA VIDA DE PENDENCIERO


Cuando yo era un niño de edad escolar y crecía en el sudeste de Queensland, Australia, comencé a fumar y a beber. Esto me metió en dificultades con la policía de la localidad. Todas las semanas me emborrachaba y peleaba en la cantina. En cierta ocasión le lancé un vaso de cerveza en la cara a un hombre que me insultó. Destrocé dos automóviles mientras manejaba en estado de embriaguez y escapé por un pelo de sufrir heridas graves en carreras de motocicletas.

El fumar y el beber me llevaron a jugar por dinero. Cuando la policía allanaba nuestro lugar preferido de juego, buscábamos otro lugar donde jugar. En cierta ocasión, para ganar una apuesta, entré a medianoche en pijamas en un salón de baile atestado de personas; llevaba un helado en la mano y un collar de salchichas alrededor del cuello. Gané la apuesta, pero no pude escapar de la policía, que me arrestó por conducta desordenada.

Hasta me vi envuelto en robos, una actividad que comencé por medio de hurtar en un hogar privado. Después entré por la fuerza en un cine y robé dinero y cigarrillos. Logré ampliar mis operaciones de robo cuando un compañero y yo hurtamos el motor de un automóvil y lo instalamos en el chasis de otro auto. Lo vendimos para obtener ganancia.

El rugby era mi deporte favorito. Jugaba en la posición del medio detrás de las líneas cerradas de los delanteros del equipo. Jugábamos para ganar; nuestro lema era ‘lastimar al otro.’ Un día, mientras yo corría con el balón, los del otro equipo me “lastimaron”... salí del juego con dos costillas rotas y el diafragma lesionado.

CIERTO SENTIDO DE RESPONSABILIDAD

Al mismo tiempo me preocupaba por mi familia. Cuando mi padre y mi madre enfermaron y ya no podían trabajar, dejé la escuela y obtuve empleo como mecánico de automóviles para ayudar a mantener la familia. Solo tenía 14 años de edad. Diez años después, en 1940, era encargado de un garaje y supervisaba a 17 mecánicos.

Entre los principales entretenimientos de aquellos días estaban los bailes del sábado por la noche. Yo tocaba la trompeta en una orquesta que amenizaba bailes. A menudo salía del lugar de empleo el sábado al mediodía, viajaba a un pueblo distante y tocaba hasta tarde, de modo que regresaba a casa al amanecer. Los bailes del sábado por la noche y el pasear con muchachas era una parte importante de mi vida.

INFLUENCIA EXCELENTE EN MI VIDA

Fue más o menos a los 23 años de edad cuando conocí a Ilma en un baile. Comenzamos a vernos con regularidad, al principio en los bailes. Pero luego Ilma visitaba nuestro hogar y mi madre y ella se hicieron buenas amigas. Pronto le hice ver a Ilma que tenía intenciones de casarme con ella. ¡Qué cambio efectuaría en mi vida nuestra relación!

Sería bueno mencionar aquí que algunos años antes mi madre se había hecho testigo de Jehová. ¡Cuánto me disgustó que hiciera eso! Me sentía avergonzado al verla parada en las calles ofreciendo literatura bíblica a los transeúntes. Discutí con ella para que dejara esta religión, pero no tuve éxito. También le dije que no quería verla hablando con Ilma acerca de su ‘religión loca.’

Bueno, de todos modos, cierta noche después de un baile, Ilma y yo empezamos a hablar acerca de la guerra... la segunda guerra mundial acababa de empezar en septiembre de 1939. En nuestra conversación tocamos el tema de las condiciones mundiales,

e Ilma dijo: “¿No te gustaría ver que se estableciera un gobierno justo y recto que trajera condiciones pacíficas a toda la humanidad?”

“¡Claro que sí!” le contesté, “pero, ¿precisamente quién puede lograr eso? El hombre se ha esforzado por años y, ¿en qué condiciones nos encontramos ahora? ¡Estamos comenzando una guerra mundial!”

“Pues, el Dios Todopoderoso puede establecer ese gobierno, y lo hará,” contestó Ilma.

“¿A qué se debe entonces que el Todopoderoso no haya hecho nada hasta ahora? Se ve que hay guerra y sufrimiento por todas partes. ¿Crees que tienes la respuesta a esa pregunta, querida?”

Pues bien, Ilma sí respondió a mi pregunta, pero no como yo esperaba. Sacó el pequeño folleto Gobierno y Paz y comenzó a leer de él: “No puede haber paz duradera sin un gobierno justo. No puede haber un gobierno justo sin paz.”
Concordé con lo que ella leyó. “Pero, ¿cómo sería posible lograr tal cosa?” quise saber. “Déjame ver ese folleto.”

Ella me entregó el folleto. Al abrirlo en la primera página, vi que decía “WATCH TOWER BIBLE AND TRACT SOCIETY . . . Primera edición 10.000.000 de ejemplares.” ¡Realmente puse el grito en el cielo! “¿Cómo conseguiste esto?” le pregunté.

“Pues, me lo dio tu madre,” dijo ella, “y lo leí y creo en lo que dice.”
Me enfureció más que nunca enterarme de que mamá había estado hablando con Ilma de religión. Por casualidad, unas semanas antes Ilma le había hecho una pregunta a mamá sobre algo que la tenía confundida. Ilma comenzó con estas palabras: “Mi iglesia enseña que los inicuos van al infierno y que los buenos van al cielo. Pues bien, no creo que yo sea lo suficientemente buena como para ir al cielo, pero tampoco creo que sea tan mala como para ir al infierno. Entonces, ¿dónde encajo yo en esto?”

Felizmente, mamá aprovechó la oportunidad para hablar con Ilma acerca del propósito original de Dios de hacer de la Tierra un paraíso, e indicarle que aquel propósito se cumpliría pronto bajo la gobernación del reino de Dios. Le mostró textos como Salmo 37:11 y 29, que dicen: “Empero los mansos heredarán la tierra, y se deleitarán en la abundancia de la paz. Los justos heredarán la tierra, y habitarán para siempre en ella.” (Versión Moderna)

También le explicó que Jesús hasta había prometido al malhechor que murió a su lado que aquel hombre volvería a vivir en un paraíso terrestre.—Luc. 23:43.
Por eso, cuando Ilma venía de visita a nuestro hogar durante los fines de semana, mi madre me pedía dulcemente que fuera al mercado a buscar algunas cosas para la cena. Mientras yo estaba afuera, ella se ocupaba en considerar las enseñanzas bíblicas con Ilma. No sé por cuánto tiempo había estado sucediendo esto, pero aquella noche me enfurecí cuando me enteré de ello.

Le dije a Ilma que no se suponía que mi madre le hablara de su religión, porque yo no estaba de acuerdo con ello. Pero entonces Ilma me preguntó:

“¿Crees en la libertad?” 
“¡Claro que sí!”
Me respondió: “Entonces, ¿no estás siendo hipócrita?”

Me habían dicho cosas peores anteriormente, pero esto era diferente, al considerar que las palabras venían de Ilma. Ella continuó: “Tú dijiste que sería maravilloso el que hubiera un gobierno pacífico, pero cuando te enteraste de que eran los testigos de Jehová quienes estaban diciendo cómo Dios iba a traer tal cosa perdiste el interés.”

Aquello me puso a pensar, y me fui refunfuñando y de mal humor. Pasó una semana, y le telefoneé a Ilma para ver si podía visitarla de nuevo. Ella me dijo: “Puedes venir, si eres razonable y consideramos las cosas de que estábamos hablando la otra noche.”

Por lo tanto la visité y le pregunté qué la había hecho creer en la “religión de Rutherford,” como yo solía llamar a los Testigos. (En aquel tiempo J. F. Rutherford era presidente de la Sociedad Watch Tower.) Ella respondió: “Esta es la primera vez que he oído cosas tan maravillosas. Tienen sentido. Cuando tu madre contestó mis preguntas, por poco bailo de gozo. Supe que era la verdad desde el primer momento en que la oí.”

Tengo que admitir que yo no estaba de humor para bailar. Pero sí escuché algunos textos bíblicos, y accedí a investigar un poco más el asunto. Nos casamos el 8 de diciembre de 1939.

CAMBIO DRAMÁTICO EN MI VIDA

Dije a Ilma: “Está bien, haremos arreglos para que alguien estudie la Biblia con nosotros. Pero no quiero que sea mi madre, ni su amiga de 70 años.” Yo en realidad pensaba que ésta era una religión de ancianas. De modo que nos visitó una pareja de ministros de tiempo completo de los testigos de Jehová.

Al principio yo discutí mucho con ellos.
 
No podía entender, por ejemplo, cómo el primer hombre Adán pudo haber pecado si era perfecto.


Me parecía que Dios no podía haber hecho buen trabajo al crear a Adán si éste se hizo malo. Pero con el tiempo llegué a comprender que Dios creó al hombre con libre albedrío... no un autómata. Por lo tanto, el hombre podía escoger entre hacer lo correcto o lo incorrecto.

Durante febrero y marzo, y a medida que progresábamos en nuestros estudios, mi interés aumentó. Un día dije a Ilma: “Vamos a la asamblea de Brisbane.” Esta se celebró en abril, solo cuatro meses después de nuestra boda. Así que fuimos. ¡Qué buena impresión causó en nosotros! Yo no podía creer que hubiera tantas personas jóvenes, de nuestra edad, a quienes conocer; ésta ciertamente no era solo una religión de personas de edad avanzada.

Al regresar a nuestro hogar, tomé el estudio más en serio aún y me hice celoso en la obra de predicar a otras personas. En un pueblo vecino, Norman Bellotti, un joven que había pertenecido a una pandilla rival, también se hizo Testigo.

Puesto que ahora éramos compañeros, en vez de combatientes rivales, comenzamos a testificar juntos. En nuestros respectivos pueblos todo el mundo nos conocía, y no podían creer lo que veían. El fumar, los altercados entre borrachos, el hurto, el conducir desenfrenadamente automóviles, el juego por dinero, el jugar con la inmoralidad sexual... todas estas cosas pertenecían ahora al pasado. ¿Por qué?

Se me habían abierto los ojos del discernimiento.
   
Realmente creía con todo el corazón que Jehová Dios establecería un gobierno justo, su reino por el cual oramos. (Mat. 6:9, 10; Dan. 2:44)


El conocimiento que adquirí y mi aprecio por éste fueron responsables de los cambios dramáticos en mi vida. Es muy posible que esto me haya salvado de la clase de dificultad en que se vio envuelto Kimihiro Nakata.



Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Septiembre de 1981, publicada por los Testigos de Jehová; pueden descargarse mas articulos del sitio oficial

Los limites de la fisica actual: longitud de Planck



El ser humano en su intento de entender como funciona la naturaleza ha utilizado un sistema de escalas o constantes dimensionales, largo, ancho, alto y una temporal. Estas solo son una manera de ver a la naturaleza desde un punto "estatico" donde cada momento esta determinado por un espacio fijo. A este sistema se le conoce como "fisica clasica o euclidiana".

Por otro lado la "fisica moderna" define que las particulas pueden poseer diferentes "estados cuanticos" ¿Que significa esto? en primer lugar que lo que conociamos como "dimensiones espaciales-temporales" NO son constantes, dependen del efecto que la gravedad ejerce sobre ellos, lo unico constante seria la velocidad de la luz. En segundo lugar los "estados cuanticos" son las propiedades que tienen las particulas.

Un ejemplo: la particula llamada foton posee dos estados diferentes: uno como particula y otro como onda, se manifiesta o presenta en todas las manifestaciones electromagneticas como los rayos gamma, rayos X, la luz ultravioleta, la luz visible, la luz infrarroja, las microondas y las ondas de radio. Su masa es Cero y su radio de giro o Spin es un numero entero (se cree que es +1 y -1, aunque algunos investigadores le dan el valor +1, esto se explicara mas adelante)

Estos valores o "estados cuanticos" son el resultado de formulas matematicas, por lo que existe un limite para las leyes fisicas como la distancia mas pequeña para que interactuen las particulas de forma natural, una de esas propiedades se denomina "longitud de Planck" que es el donde la gravedad, el electromagnetismo, la fuerza nuclear fuerte, la fuerza nuclear debil son estables y no se anulan.

La longitud de Planck forma parte del sistema de unidades naturales, y se calcula a partir de tres constantes: la velocidad de la luz, la constante de Planck y la constante gravitacional.

La velocidad de la luz se utiliza como limite de aceleracion de la materia es decir ningun objeto material viaja a mayor velocidad que la luz porque necesitaria energia infinita para ser acelerado; dicho limite es aproximadamente 300,000 km/seg.

La constante gravitacional es la aceleracion a la que dos cuerpos se atraen, por definicion no puede ser calculada con exactitud porque TODOS los cuerpos fisicos se atraen; por cuestiones de escala solo se aproximan los 3 primeros decimales despues son muy variables.

La constante de Planck es la relacion que existe entre la energia de un foton y su frecuencia, un foton es una particula sin carga electrica ni masa, pero que sirve de puente entre la energia y la materia; pues se comporta como particula y como onda.

Por definicion la longitud de Planck, o la distancia mas corta en que interactua la materia de forma estable de acuerdo a los modelos fisicos actuales, por lo tanto es: la distancia que recorre un fotón viajando a la velocidad de la luz, en el tiempo de Planck.

Finalmente el tiempo de Planck es la unidad mínima que podría medirse; es decir, que no sería posible medir ni discernir ninguna diferencia entre el Universo en un instante específico de tiempo y en cualquier instante separado por menos de 1 tiempo de Planck.

Sin embargo las imágenes de campo profundo (el universo visible o la zona mas antigua y por tanto lejana del universo) tomadas por el telescopio Hubble han arrojado dudas sobre esta teoría.

La predicción era que las imágenes de objetos situados a muy largas distancias deberían ser borrosas.
Pues la estructura del espacio-tiempo tendria que distorsionar la trayectoria de los fotones (de la misma forma que en un vaso lleno de agua y un lapiz: fuera del vaso se ve diferente a la parte que queda sumergida, debido a la refracción)

No obstante, las imagenes del telescopio Hubble son mas nitidas de lo esperado. Conclusion: el tiempo de Planck no es el intervalo más corto del Universo. 


La complejidad del universo muestra un diseño inteligente, tal como se escribio en uno de los libros mas antiguos que dice ser la palabra de Dios: "Los cielos están declarando la gloria de Dios" (Salmo 19:1), ¿Hay alguna forma de comprobar si es verdad lo que esta escrito en dicho libro? 


Este articulo es una opinion personal, basada en la investigación de diversas fuentes de divulgacion cientifica; puede obtenerse mas informacion del folleto "¿Es la vida obra de un creador?" editado por los Testigos de Jehová

Sería absurdo que nosotros, que somos finitos, tratásemos de determinar las cosas infinitas.
(René Descartes)

Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que los caminos de ustedes, y mis pensamientos que los pensamientos de ustedes.
(Isaías 55:8, 9)

Los jóvenes preguntan ¿Qué hay de malo en decir palabrotas?

“Quería ser como mis compañeros de escuela. Creo que por eso soltaba groserías.”—Melanie.

“No pensé que las palabrotas fueran tan malas. Las oía en la escuela, en casa... en todas partes.”—David.

¿POR qué suele verse normal que los adultos usen lenguaje vulgar, pero resulta escandaloso en boca de los jóvenes? ¿Acaso es la edad lo que determina si está bien o mal?
En vista de que mucha gente emplea lenguaje obsceno
—y que al parecer existe una norma diferente para jóvenes y mayores—, es razonable que te preguntes: “¿Qué hay de malo en decir palabrotas?”.
La presión del lenguaje vulgar

No cabe duda de que estamos hablando de algo muy común. De hecho, algunos jóvenes aseguran que si les dieran una moneda por cada palabrota que oyen en la escuela, se harían ricos. Eva, de 15 años, menciona: “Las conversaciones de mis compañeros están plagadas de malas palabras. Me bombardean tanto que me es muy difícil no hablar igual”.
¿Te rodea la gente vulgar, igual que a Eva? ¿Tienes la costumbre de decir groserías? En tal caso, detente un momento y piensa en las razones que te llevan a hablar así. Cuando lo tengas claro, te resultará más fácil deshacerte de este mal hábito.

Con esto presente, responde a las siguientes preguntas.

¿Por qué digo palabrotas la mayoría de las veces?
Para expresar ira o frustración
□ Para llamar la atención
□ Para ser como mis compañeros
□ Para hacerme respetar
□ Para desafiar la autoridad
□ Otras razones .....

¿Cuándo me veo más tentado a hacerlo?

□ En la escuela
En el trabajo
□ Cuando escribo correos electrónicos, mensajes instantáneos o mensajes de texto
□ Cuando estoy solo

¿Qué excusas doy?
□ Mis compañeros lo hacen
□ Mis padres lo hacen
□ Los maestros lo hacen
Se oyen todo el tiempo en la radio, el cine y la televisión
□ Tampoco es tan grave; no son más que palabras
□ Solo lo hago con la gente a la que no le molesta
□ Otras .....

¿Por qué quitarte esta costumbre? ¿Será tan malo decir palabrotas? Reflexiona sobre lo siguiente.

No son solo palabras. Jesús dijo: “Las palabras que salen de tu boca muestran lo que hay en tu corazón” (Lucas 6:45, Traducción en lenguaje actual). Ten en cuenta que lo que dices no solo refleja la clase de persona que te gustaría ser, sino la clase de persona que ya eres. Y si eres mal hablado sencillamente porque lo son los demás, estás dando a entender que no tienes una personalidad formada y que te dejas ‘arrastrar por la muchedumbre’ (Éxodo 23:2).

Pero eso no es todo. El lingüista James V. O’Connor menciona: “Quienes dicen groserías normalmente son desagradables, críticos, cínicos, iracundos, conflictivos y quejumbrosos”. Por ejemplo, los que maldicen siempre que algo les sale mal demuestran que creen que todo debería irles bien; es como si no pudieran aceptar los fracasos. Por otro lado, los que no emplean obscenidades “suelen ser personas calmadas [...] y maduras que [...] saben hacer frente a los inconvenientes diarios”, señala O’Connor. Entonces, ¿qué tipo de persona prefieres ser tú?

Las palabrotas arruinan tu reputación. Como a la mayoría de los jóvenes, a ti también te preocupa la apariencia porque quieres dar una buena impresión. Pero ¿sabías que tu forma de hablar puede impresionar mucho más que tu forma de vestir? La realidad es que el modo de hablar puede influir en...

▪ ... quién te elegirá como amigo.
▪ ... si te contratarán para un trabajo en particular.
▪ ... lo mucho o lo poco que te respetarán los demás.

Así es: a menudo la primera impresión que causamos con nuestra apariencia puede desvanecerse en cuanto abrimos la boca. O’Connor dice: “No hay manera de saber cuántas oportunidades de hacer nuevos amigos has echado a perder o cuántas veces alejaste a alguien o perdiste cierta medida de respeto por emplear irreflexivamente lenguaje obsceno”. ¿Qué lección encierra este comentario? Cuando usas palabras vulgares, solo consigues arruinar tu reputación.

Las palabrotas demuestran falta de respeto por el Creador del don del habla. Supón que le regalas a un amigo una camisa. ¿Cómo te sentirías si utilizara tu regalo como un trapo o una alfombrilla para limpiarse los zapatos? Piensa, entonces, en cómo se siente nuestro Creador cuando no empleamos bien el don del habla. No es de extrañar que la Palabra de Dios exhorte: “Que se quiten toda amargura maliciosa y cólera e ira y gritería y habla injuriosa, junto con toda maldad” (Efesios 4:31).

Como ves, hay razones de peso para dejar de decir palabrotas. Ahora bien, si ya se ha convertido en una costumbre muy arraigada, ¿cómo puedes vencerla?

Primero: Debes ver la importancia de cambiar. Seguramente no dejarás de decir groserías si no entiendes por qué te conviene hacerlo. ¿Cuáles de las siguientes razones te moverán a cambiar?
Agradar al Creador del don del habla
□ Lograr que otras personas te respeten más
□ Ampliar tu vocabulario
Ser mejor persona

Segundo: Averigua por qué razón dices palabrotas. Melanie admite: “Decir malas palabras me hacía en cierto sentido más dura. No quería que la gente me manejara. Quería dominar yo, insultar a los demás como hacían mis amigos”.
¿Y tú? Si comprendes por qué lo haces, sabrás cómo solucionar el problema. Por ejemplo, si resulta que te dejas llevar por los demás, tienes que aprender a confiar más en tus puntos fuertes. Sentirte bien contigo mismo es muy importante en tu desarrollo como persona, y también te ayudará a librarte de este hábito.

Tercero: Busca otras maneras de expresarte. No es cuestión simplemente de morderse la lengua; superar este mal hábito implica ponerse “la nueva personalidad” (Efesios 4:22-24). Así aumentarán tu autodominio y tu autoestima, y te ganarás el respeto de los demás.

Los siguientes pasajes bíblicos te serán muy útiles para ponerte la nueva personalidad y no quitártela.

Colosenses 3:2: “Mantengan la mente fija en las cosas de arriba”.
Aplicación: Educa tu mente para valorar las cosas decentes. Tus pensamientos moldean tu forma de hablar.
Proverbios 13:20: “El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal”.
Aplicación: La forma de hablar de tus amigos influye en ti.
Salmo 19:14: “Que los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón lleguen a ser placenteros delante de ti, oh Jehová”.
Aplicación: Jehová toma nota de cómo usamos el don del habla.

[Notas]

  • Se han cambiado los nombres.

  • Los cristianos tienen razones sólidas para evitar las malas palabras, pues la Biblia dice: “No proceda de la boca de ustedes ningún dicho corrompido”. Y también exhorta: “Que su habla siempre sea con gracia, sazonada con sal” (Efesios 4:29; Colosenses 4:6).

    Articulo publicado en la revista ¡Despertad! de Marzo del 2008, asi como en la pagina oficial de los Testigos de Jehová, sección “Los jóvenes preguntan”

Cántico 70: Asegúrate de lo más importante

para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros hasta el día de Cristo.
(Filipenses 1: 10)



Hoy es vital saber distinguir
la verdad de la falsedad,
saber también a qué cosas quiere Jehová
que des prioridad:

que odies el mal y ames el bien,
que seas fiel
y no descuides jamás la oración,
que oigas su voz
y a diario leas su justa ley.

¿Qué puede ser de más importancia
que hablar del Reino de Dios
y hallar a las ovejas perdidas
llevándoles salvación?


Deben oír y conocer
qué han de hacer
para obtener libertad de Satán
y disfrutar
de la amistad del Señor Jehová.

Si prestas atención a lo que es primordial,
tu fe crecerá,
la paz de Dios, que el mundo no alcanza a entender,
te protegerá.

Líbrate ya de la inquietud,
sigue a Jesús,
miles de amigos y hermanos tendrás.
Y en su bondad,
tu Dios, Jehová, velará por ti.


En el siguiente enlace se puede descargar el archivo en mp3, que es parte de Cantemos a Jehová (coro y orquesta) disco 4, El libro de canticos aqui

jueves, 24 de octubre de 2013

Dejé la iglesia, dejé de fumar, dejé el negocio

Edward George explica por qué

LA MAYOR parte de mi vida fui presbiteriano. Comencé a asistir a la iglesia cuando tenía cuatro años de edad. Llegué a ser diácono. Enseñé en la escuela dominical por quince años. Canté como parte del coro. Estaba muy envuelto en actividades religiosas. Entonces, dejé la iglesia.

El año era 1943. Se estaba peleando la II Guerra Mundial. Yo tenía unos veinte años de edad cuando me alisté en la Fuerza Aérea y comencé a fumar. Fumé por treinta años, llegué a fumar entre tres cajetillas y media y cuatro cajetillas de cigarrillos al día. Entonces, dejé de fumar.

Mi padre inició un negocio tabacalero hace más de cincuenta años. Treinta años después me hice su socio. Era un negocio muy lucrativo
,


pues hacía de tres a cuatro millones de dólares en ventas al año. Cuando él murió, me convertí en el único dueño y administré el negocio por varios años. Entonces, dejé el negocio.

Dejé la iglesia y el negocio, además de dejar de fumar, no porque fuera una persona que abandona fácilmente lo que ha iniciado, sino porque comencé otra cosa. Empecé a estudiar la Biblia.

Muchas cosas, sin embargo, me llevaron a dejar todo eso. El hábito de fumar comenzó cuando me alisté en la Fuerza Aérea. Yo era muy patriótico. Fui jefe de exploradores por tres años y medio. Y también la iglesia era muy patriótica. Daba reconocimiento especial a los que estaban en el servicio militar. Ponían el nombre de uno dentro de una estrella en lo alto de un tablero grande para que todos lo vieran.

Mi nombre estuvo allí por tres años. Fui eviado al extranjero en 1944. Se requería que efectuáramos cincuenta incursiones aéreas. Me hallaba efectuando mi incursión número cuarenta y seis cuando fui derribado sobre la Selva Negra, en Alemania. Estaba volando en un B-24, bombardero de cuatro motores. La tripulación se componía de diez hombres y yo era el piloto.

Apenas escapamos en muchísimas ocasiones. En cierta incursión de bombardeo, dos motores quedaron averiados y tuve que hacer un aterrizaje forzoso en Córcega. Permanecimos ahí hasta que nuestro avión fue reparado. La artillería antiaérea era el mayor peligro al que nos enfrentábamos. Muy pocas veces nos atacaron aviones de caza. Los alemanes tenían muchos de éstos, pero no tenían el carburante para ponerlos a volar... los bombarderos estadounidenses habían ocasionado grandes daños a los campos petrolíferos alemanes.

No obstante, había un hecho aterrador: los alemanes fueron los primeros en perfeccionar los aviones de caza de reacción. ¡Era impresionante ver estos aviones pasarnos por el lado tan rápido como un rayo! Afortunadamente tenían una autonomía de vuelo de solo unos quince minutos... solo lo suficiente como para subir rápidamente una vez y tratar de atacarnos, y luego aterrizar nuevamente.

Como dije antes, la artillería antiaérea era el problema más grande que teníamos. Volábamos entre los seis mil y los siete mil setecientos metros de altura, y ellos, mediante el radar, sabían exactamente nuestra posición... ¡qué desconcertante! El fuego antiaéreo consistía en proyectiles —de 88 ó 105 milímetros— que tenían una espoleta con mecanismo de relojería. Una vez que un proyectil de esa clase llegaba a cierta altura y explotaba, esparcía la metralla en todas direcciones. Si uno de esos proyectiles explotaba cerca del avión donde uno iba, causaba graves daños o hasta podía derribar el avión.

Eso fue lo que ocurrió en nuestra incursión aérea número cuarenta y seis. Un proyectil atravesó un ala del avión, donde estaba el tanque de combustible, pero explotó por encima del avión donde íbamos. Si hubiera explotado al hacer impacto con el ala, no estuviera contando esta anécdota.

Durante la guerra yo asistía a los servicios nocturnos que conducían los capellanes. Estos servían más de siquiatras que de clérigos. Sin embargo, yo buscaba consuelo en la religión; y nunca sabía si regresaría o no de mi siguiente incursión.

Y no regresé a la base después de aquella incursión número cuarenta y seis. El proyectil había alcanzado el tanque de combustible del avión y había averiado uno de los motores. Esto ocurrió sobre la zona donde está la frontera entre Checoslovaquia y Alemania, la cual no está muy lejos de la frontera rusa. Poco después di esta orden: “¡Bien, abran las compuertas del compartimiento de bombas, vayan por el pasillo y salten!”. Siete hombres saltaron. Tres permanecimos dentro del avión.

Ahora volábamos sobre la línea de batalla ruso-alemana; allá abajo la lucha era encarnizada y el avión había sufrido graves daños. Todo quedó inutilizado. Comenzamos a descender rápidamente en espiral. Los controles no respondían, el tren de aterrizaje no funcionaba, y a medida que descendíamos, el avión fue enderezándose, dio contra el suelo y se deslizó hasta detenerse por completo. Mientras el avión estallaba en llamas, nosotros saltamos del avión por la escotilla superior.

Los alemanes me tomaron prisionero. En mi caso, la guerra había terminado. Fui prisionero de guerra por seis meses, y luego los rusos me liberaron. Después de terminar mi período de servicio militar en la Fuerza Aérea, regresé a Jacksonville, Florida. Eso fue en 1946.

Mi familia y la familia Belloit vivían en Jacksonville. Durante la guerra ambas familias habían llegado a asociarse una con la otra. Después de la guerra conocí a Yvonne Belloit y nos casamos. Algunos miembros de su familia eran testigos de Jehová, pero ella no se había bautizado como tal. Me asociaba con su familia, pero le decía a Yvonne que les impidiera que me hablaran de su religión.

Continué participando en las actividades de la Iglesia Presbiteriana; Yvonne continuó asociándose con los Testigos. No reñíamos por cuestiones religiosas, pero con el tiempo Yvonne comenzó a alejarse de los Testigos. Dejó de estudiar con ellos, se hizo muy mundana, empezó a celebrar las Navidades, el Día de Acción de Gracias, el Día de Año Nuevo y otros días feriados, y hasta se envolvió en la política.

Durante esos años oí muy poco acerca de los Testigos. Entonces, uno de ellos hizo cierto trabajo para mí y también para uno de mis amigos, el Dr. Ivy. El hombre habló con el Dr. Ivy sobre la venidera batalla de Armagedón. El médico conocía a Yvonne desde la infancia, así que la llamó y le preguntó: “Yvonne, a ti te criaron como Testigo. ¿Por qué no me habías hablado del Armagedón?”.

“Llamaré a mi hermano Don”, dijo ella, “y le hablaré para que él le explique.” El resultado fue que el Dr. Ivy y su esposa e Yvonne y yo comenzamos a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, y Don Belloit conducía el estudio.

De modo que así comenzó todo, y para ese tiempo estaba dispuesto a escuchar. Me estaban comenzando a desagradar algunas de las cosas que sucedían en la iglesia a la que yo asistía. Era diácono, y parte de mi trabajo era solicitar promesas de dinero. Eso no me gustaba.

Veía a personas que no sabían cómo conseguirían el alimento para su próxima comida, y allí estaba yo pidiéndoles dinero.

Pagábamos a nuestro ministro 12.000 dólares anuales, y en aquel tiempo esa cantidad sobrepasaba lo que ganaba casi cualquiera de nosotros en la congregación. Uno de los diáconos, indignado por ello, dijo: “¿Por qué es que estos predicadores reciben siempre el llamamiento a una iglesia más grande? Nunca reciben el llamamiento a una más pequeña. ¡Siempre es a una iglesia más grande y a un salario mayor!”.

La doctrina eclesiástica también empezó a molestarme. Solíamos recibir el Presbyterian Survey, y ahí se publicó un artículo extenso sobre el infierno de fuego, el cual declaraba que éste era un lugar de tormento eterno para los inicuos. Yo sabía que eso no era cierto, que el alma no era inmortal, sino que:

cuando la gente moría dejaba de existir por completo. Si alguna vez llegaran a vivir de nuevo, tendría que ser mediante la resurrección.


¡Miren! Todas las almas... a mí me pertenecen. Como el alma del padre, así igualmente el alma del hijo... a mí me pertenecen. El alma que peca... ella misma morirá. (Ezequiel 18:4, 20)

Porque los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto, ni tienen ya más salario, porque el recuerdo de ellos se ha olvidado.

Todo lo que tu mano halle que hacer, hazlo con tu mismo poder, porque no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas (Eclesiastés 9:5, 10)

Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor (Romanos 6:23)

No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio (Juan 5:28 y 29)


Bueno, de todos modos, había empezado a estudiar la Biblia, y así fue como comencé a dejar las cosas que mencioné al principio. En primer lugar, dejé de asociarme con la Iglesia Presbiteriana.

Don Belloit había venido fielmente a nuestra casa cada semana durante cuatro o cinco años, y en cada ocasión estudiábamos por tres horas. Habíamos examinado a fondo varios libros, junto con la Biblia... él siempre lo apoyaba todo con la Biblia. Además, Yvonne y yo habíamos empezado a ir al Salón del Reino para asociarnos con la congregación de Testigos que se reunía allí.

Me impresionó la sinceridad y la amabilidad de ellos. Cierta noche ellos expulsaron a un Testigo que había cometido un pecado grave, y me dije a mí mismo: “Los presbiterianos, con quienes me asociaba, nunca harían eso”.

Los Testigos se esfuerzan vigorosamente por mantener moralmente limpias sus congregaciones.

Para ese tiempo estaba listo para dedicar mi vida a Jehová y bautizarme. Todavía fumaba, pero me las arreglaba para sólo fumar dos o tres cigarrillos durante el estudio. Sabía que los Testigos desaprobaban el hábito, pero aún no lo habían prohibido. Entonces, precisamente cuando quería bautizarme, ¡hubo un cambio en las normas y se prohibió del todo el fumar!

¡Imagínese cómo me sentí! Claro, el fumar era perjudicial para mi salud. Sabía eso. Había sido un fumador empedernido por varias décadas, y todas las mañanas, al levantarme de la cama, tosía durante una hora y media. Pero con el transcurso de los años había hecho esfuerzos vigorosos por dejar de fumar... por lo menos ocho o diez intentos, y vez tras vez fracasaba.

De todas maneras, me resolví a tratar una vez más. Esta vez la motivación era más poderosa. Ahora había llegado a conocer a Jehová.

Ahora había meditado en las palabras de Jesús: ‘Ama a Jehová con todo tu corazón’ y —algo que aplica especialmente al hábito de fumar— ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’. (Mateo 22:37-39)

Durante mis cuarenta y cinco años en una religión ortodoxa nunca se me había enseñado a amar de ese modo a mi prójimo como a mí mismo.

Así que esta vez tenía que apoyarme en una fuerza de índole espiritual para luchar contra mi vicio. Pedía ayuda a Jehová en oración. Mi familia también oraba a Dios para que me ayudara a ganar la pelea.
  
Cierta noche me conmoví profundamente cuando oí a mi hija de cuatro años de edad, Kelly, orando a Jehová y diciendo: “Por favor, ayuda a papá a dejar de fumar”.

Fijé una fecha límite para dejar el hábito. En 1975 los testigos de Jehová iban a celebrar una asamblea grande. ¡La noche antes de la asamblea fumaría mi último cigarrillo! Durante los dos meses que precedieron a esa fecha estuve fumando más que nunca: cuatro cajetillas y media de cigarrillos diarias. Eso no era prudente, pero supongo que era una última especie de juerga, una despedida, un final sicológico. La noche antes de la asamblea de 1975 terminé mi último cigarrillo. No he encendido otro desde entonces.

No he recaído. Nunca volvería a ello. Pero el ansia de fumar vuelve, aun siete años más tarde. Si alguien dice que el fumar no envicia, ¡no le crean! Durante el primer año, todas las noches soñaba que estaba fumando. Incluso ahora tengo sueños de esa clase de vez en cuando. Llevo conmigo en el automóvil una bolsa de dulces de menta para tomar uno cada vez que siento un vivo deseo de fumar.

Aunque parezca extraño, cuando siento tal deseo, éste es precisamente tan fuerte como en el día en que dejé el hábito, pero afortunadamente solo dura unos cuantos segundos. Tengo que luchar constantemente, pero gracias a la bondad inmerecida de Jehová he ganado la guerra.

Luego me enfrenté al tercer desafío: Si para el cristiano es incorrecto fumar, ¿no sería incorrecto también proporcionar a otros tabaco para fumar? ¿Debería vender mi lucrativo negocio tabacalero? ¿Tendría que hacerlo?
 
Había conocido a algunos Testigos que habían dejado sus empleos por considerarlos impropios para cristianos... empleos que pagaban diez o quince mil dólares al año. Pero mi negocio tabacalero recaudaba en bruto varios millones de dólares al año.


Yo pagaba entre 100.000 y 110.000 dólares mensuales en impuestos estatales sobre las ventas.

En la industria tabacalera yo era el intermediario. Los grandes fabricantes compraban el tabaco a los granjeros, lo curaban, preparaban el producto final y lo empacaban. Entonces yo les compraba la mercancía y la vendía a los detallistas. La magnitud de la industria tabacalera es asombrosa. No solo se producen cigarrillos, sino también cigarros, tabaco de pipa, tabaco de mascar y tabaco en polvo. La mayoría de la gente no se da cuenta, pero el tabaco en polvo, por sí solo, es un negocio de grandes proporciones. Yo vendía toneladas de éste. Y en esta industria no hay recesión. De hecho: 

cuando azota algún período de dificultades, la gente se preocupa y fuma más que nunca antes. De modo que, ¿qué haría con mi compañía tabacalera?

Decidí venderla, y la vendí. Las duras pruebas de dejar aquellas tres cosas incorrectas habían terminado.

¡Todo eso había sucedido tan solo por tener un estudio bíblico con los testigos cristianos de Jehová! El punto culminante de aquel estudio llegó en 1975, cuando los cuatro estudiantes, el Dr. Ivy y su esposa e Yvonne y yo, nos bautizamos en una asamblea de los testigos de Jehová.


Articulo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Enero de 1983, editada por los Testigos de  Jehová; para complementar la información pueden descargarse temas Biblicos en audio y pdf de la pagina oficial

Se mantuvo vigilante y esperó con confianza (Elías) final/3

Ejemplos de fe

ELÍAS ansiaba estar a solas para orar a su Padre celestial. Sin embargo, la muchedumbre que lo rodeaba acababa de verlo pedir que bajara fuego del cielo, por lo que probablemente muchos tratarían de congraciarse con él. Pero antes de ascender a las cumbres del monte Carmelo —siempre azotadas por el viento— y orar allí en privado, Elías debía encararse a la desagradable tarea de hablar con el rey Acab.

Por un lado, Acab, vestido con sus prendas reales, era un apóstata avaricioso y sin fuerza de voluntad. Por otra parte, Elías, con su atuendo oficial de profeta —posiblemente una sencilla y tosca prenda confeccionada con piel animal o con pelo de camello o de cabra—, era un hombre de fe, valiente e íntegro. El día que estaba a punto de concluir había revelado la clase de hombre que era cada uno de ellos.

Había sido un día nefasto para Acab y los demás adoradores de Baal. Se había asestado un golpe devastador a la religión pagana que Acab y su esposa, la reina Jezabel, promovían en el reino de diez tribus de Israel. Baal había resultado ser un fraude. Aquel dios inerte había sido incapaz de encender un simple fuego en respuesta a las súplicas desesperadas, las danzas y el ritual sangriento de sus profetas. Tampoco había podido librar a aquellos 450 hombres de una ejecución bien merecida.

Pero este dios falso había fallado en algo más, y ese fracaso estaba a punto de evidenciarse por completo. Por más de tres años, sus profetas le habían implorado que pusiera fin a la sequía que padecía el país, pero Baal no había podido. Sin embargo, Jehová no tardaría en demostrar su supremacía al hacer que lloviera (1 Reyes 16:30–17:1; 18:1-40).

Pero ¿cuándo intervendría Jehová? ¿Qué haría Elías entretanto? ¿Y qué podemos aprender nosotros de este hombre de fe? Veamos las respuestas mientras analizamos el relato de 1 Reyes 18:41-46.

Un hombre de oración

Elías se dirigió a Acab y le dijo: “Sube, come y bebe; porque hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero” (versículo 41). ¿Había aprendido algo este perverso rey de todo lo ocurrido aquel día? El relato no da detalles al respecto, pero no encontramos palabras de arrepentimiento ni ninguna petición al profeta para que intercediera ante Jehová a fin de obtener su perdón. No, Acab simplemente “procedió a subir a comer y beber” (versículo 42). Pero ¿qué hay de Elías?

“En cuanto a Elías, subió a la cima del Carmelo y empezó a agazaparse a tierra y a mantener su rostro puesto entre las rodillas.” Mientras que Acab se preocupaba de llenar su estómago, Elías aprovechó la oportunidad para orar a su Padre.

Llama la atención la humilde postura que adoptó el profeta: arrodillado con la cabeza tan agachada que el rostro quedaba cerca de las rodillas. ¿Qué estaba pidiendo? No hace falta que lo adivinemos, pues la Biblia dice en Santiago 5:18 que Elías oró para que se acabara la sequía, y todo indica que el profeta elevó dicha oración cuando se hallaba en la cima del monte Carmelo.

Elías sabía que Jehová había dicho: “Estoy resuelto a dar lluvia sobre la superficie del suelo” (1 Reyes 18:1). Por lo tanto, lo que pidió fue que se efectuara la voluntad de su Padre, lo mismo que Jesús enseñaría a sus discípulos a pedir en oración unos mil años más tarde (Mateo 6:9, 10).

El ejemplo de Elías nos enseña mucho sobre la oración. Lo principal para él era que se cumpliera la voluntad de su Padre celestial.

Del mismo modo, nosotros al orar debemos recordar las siguientes palabras: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye” (1 Juan 5:14).

Obviamente, debemos conocer cuál es la voluntad de Dios para que nuestras oraciones le agraden, y esa es una buena razón para adoptar la costumbre de estudiar la Biblia todos los días. Además, es probable que Elías orara por el fin de la sequía al ver todo lo que sus compatriotas estaban sufriendo. Y es posible que también expresara su agradecimiento después de presenciar el milagro que Jehová había efectuado aquel mismo día.

En nuestro caso, la preocupación por el bienestar de los demás y la gratitud sincera también deberían caracterizar nuestras oraciones (2 Corintios 1:11; Filipenses 4:6).


Con plena confianza y actitud vigilante

Si bien Elías estaba seguro de que Jehová terminaría con la sequía, de lo que no estaba seguro era de cuándo lo haría. ¿Qué hizo el profeta mientras tanto? Regresemos al relato de 1 Reyes 18:41-46 y notemos lo que dice el versículo 43: “[Elías le] dijo a su servidor: ‘Sube, por favor. Mira en dirección al mar’. Él subió, pues, y miró, y entonces dijo: ‘No hay nada absolutamente’. Y él pasó a decir: ‘Vuelve’, siete veces”.

El ejemplo de Elías nos enseña por lo menos dos lecciones: que tenemos que confiar en Jehová y que debemos mantener una actitud vigilante.

Hablemos de la primera lección. Elías anhelaba ver cualquier evidencia de que Jehová iba a actuar, así que mandó a su ayudante a un lugar alto para buscar en el horizonte alguna señal de lluvia inminente. Cada vez que regresaba, su siervo le repetía sin entusiasmo: “No hay nada absolutamente”. El horizonte se veía claro, y el cielo, despejado. Pero ¿nota usted algo extraño en el relato? Recuerde lo que Elías le acababa de decir al rey: “Hay el sonido de la ruidosa agitación de un aguacero”. Pues bien, ¿cómo podía afirmar tal cosa cuando no se veía ni una sola nube?

Elías sabía lo que Jehová había prometido. Y como su profeta y representante, tenía la seguridad de que cumpliría su palabra. Tanta confianza tenía en él, que era como si ya escuchara el aguacero.

Puede que esto nos recuerde lo que la Biblia dice de Moisés: “Continuó constante como si viera a Aquel que es invisible”. ¿Es Dios así de real para usted? Él nos ha dado razones de sobra para tener esa clase de fe en él y en sus promesas (Hebreos 11:1, 27).

Ahora fíjese en la actitud vigilante de Elías. El profeta envió a su servidor, no una vez ni dos, sino siete veces. Podemos imaginarnos que el siervo se iría cansando de tanto ir y venir. Pero Elías siguió esperando con anhelo una señal sin darse por vencido. Por fin, después del séptimo viaje, el ayudante le informó: “¡Mira! Hay una nubecilla como la palma de la mano de un hombre, que viene ascendiendo del mar” (versículo 44).

¿Se imagina al servidor con su brazo extendido, indicando con la mano el tamaño de la nubecilla que ascendía sobre el horizonte del mar Grande? Puede que el siervo no estuviera demasiado impresionado, pero para Elías aquella nube era importantísima. A continuación le dio a su ayudante instrucciones urgentes: “Sube, di a Acab: ‘¡Engancha el carro! ¡Y baja para que no te detenga el aguacero!’”.

Nosotros también vivimos en una época en la que Dios pronto actuará para cumplir su propósito. Elías tuvo que esperar el fin de una sequía, y hoy los siervos de Dios esperamos el fin del corrupto sistema de cosas mundial (1 Juan 2:17).

Hasta que llegue el momento en que Jehová intervenga, tenemos que permanecer vigilantes como Elías.

Jesús, el Hijo de Dios, advirtió a sus seguidores: “Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor” (Mateo 24:42). ¿Quiso decir que sus discípulos no tendrían ninguna idea de cuándo vendría el fin? Pues no, porque él habló sobre cómo sería el mundo en sus últimos días. Además, a todos se nos brinda la oportunidad de aprender sobre los numerosos aspectos de la señal de “la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 24:3-7).

Cada uno de los aspectos de esta señal nos suministra pruebas claras y convincentes. ¿Son suficientes estas pruebas para impulsarnos a actuar con urgencia? Bueno, una nubecilla en el horizonte fue suficiente para convencer a Elías de que Jehová estaba a punto de intervenir. ¿Quedaría decepcionado aquel fiel profeta?

Jehová alivia y bendice

El relato sigue diciendo: “Mientras tanto aconteció que los cielos mismos se oscurecieron con nubes y viento, y empezó a haber un gran aguacero. Y Acab siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel” (versículo 45). Los hechos se sucedieron con extraordinaria rapidez. Mientras el ayudante de Elías entregaba el mensaje del profeta a Acab, aquella pequeña nube se convirtió en muchas, cubriendo y oscureciendo el cielo, y un fuerte viento empezó a soplar.

Después de tres años y medio, por fin llovió sobre el suelo de Israel. La reseca tierra absorbió el agua. A medida que la lluvia se convertía en un aguacero, el río Cisón crecía, limpiando la sangre de los profetas de Baal allí degollados. Y a los israelitas descarriados también se les brindó la oportunidad de limpiarse de la terrible mancha que la adoración de Baal había dejado sobre la nación.

De seguro, eso era lo que Elías esperaba que hicieran. ¿Se arrepentiría Acab y se apartaría de la contaminación del culto a Baal? Los sucesos de aquel día le habían dado razones de sobra para efectuar tales cambios. No podemos saber lo que pasaba por la cabeza de Acab en aquel momento, pues el relato solo indica que el rey “siguió adelante montado en su carro, y se encaminó a Jezreel”. ¿Había aprendido algo? ¿Estaba decidido a cambiar su vida? Lo que ocurrió más tarde nos da a entender que no. Pero el día aún no había terminado para él... ni para Elías.

Acto seguido, el profeta de Jehová tomó el mismo camino que Acab. Por delante tenía un largo trayecto, bajo los negros nubarrones y la intensa lluvia; pero entonces, algo insólito ocurrió.

“La misma mano de Jehová resultó estar sobre Elías, de modo que él se ciñó las caderas y se fue corriendo delante de Acab todo el camino hasta Jezreel.” (Versículo 46.) Obviamente, la “mano de Jehová” estuvo sobre Elías de un modo sobrenatural. Jezreel se encontraba a unos 30 kilómetros (20 millas), y Elías no era precisamente un muchachito. Imagíneselo ciñéndose sus largas prendas, anudándolas a sus caderas para que sus piernas pudieran moverse con libertad, y entonces corriendo por aquel camino empapado por la lluvia, corriendo tan rápido que alcanzó, adelantó y dejó atrás el carro del rey.

¡Qué bendición para Elías! Debió ser una experiencia emocionante tener tanta fuerza, vitalidad y resistencia, tal vez hasta más que en su juventud. Sin duda, mientras corría por aquel camino mojado,

Elías sabía que contaba con la aprobación de su Padre, el único Dios verdadero, Jehová. Lo que ocurrió quizás nos traiga a la memoria las profecías que aseguran que los siervos fieles de Dios disfrutarán de vigor y salud perfecta en el futuro Paraíso terrestre (Isaías 35:6; Lucas 23:43).

Dios anhela darles muchas bendiciones a sus siervos, y vale la pena que hagamos todo lo posible por obtenerlas. Al igual que Elías, debemos mantenernos vigilantes y dar la importancia debida a las pruebas contundentes de que Jehová va a actuar en estos tiempos tan peligrosos y apremiantes.

Y como aquel fiel profeta, hacemos bien en cifrar toda nuestra confianza en las promesas de Jehová, “el Dios de la verdad” (Salmo 31:5).


¿Cuánto duró la sequía?


Elías, el profeta de Jehová, le dijo al rey Acab que aquella larga sequía pronto iba a terminar. Esto ocurrió “al tercer año”, contando evidentemente desde el día que Elías había anunciado la sequía (1 Reyes 18:1). Y Jehová hizo que lloviera poco después de que Elías dijera que así ocurriría. Debido a ello, quizás algunos concluyan que la sequía terminó en el transcurso del tercer año y que, por tanto, debió durar menos de tres años. Sin embargo, tanto Jesús como Santiago afirmaron que la sequía se prolongó por “tres años y seis meses” (Lucas 4:25; Santiago 5:17). ¿Se trata de una contradicción?

No, en absoluto. Tengamos en cuenta que la temporada seca en el antiguo Israel era bastante larga, hasta de seis meses. De seguro Elías le anunció a Acab la sequía cuando la temporada seca ya era excepcionalmente larga e intensa. En realidad, había empezado casi medio año antes. Así que cuando Elías proclamó su fin “al tercer año” desde su anterior anuncio, llevaba sin llover casi tres años y medio. Cuando todo el pueblo se reunió para ser testigo de la gran prueba en el monte Carmelo, ya habían trascurrido los “tres años y seis meses”.
 
Piense en la ocasión en que Elías le anunció al rey Acab la sequía. La gente creía que Baal era “el jinete de las nubes”, el dios que traería la lluvia al final de la temporada seca. Como esta ya había durado más de lo normal, es probable que la gente se preguntara: “¿Dónde está Baal y cuándo traerá la lluvia?”. El anuncio de Elías de que ni caería lluvia ni rocío hasta que él dijera lo contrario debió ser un tremendo golpe para aquellos adoradores de Baal (1 Reyes 17:1).

Articulo de La Atalaya del 01 de Abril del 2008, pueden descargarse mas temas en audio y pdf para su impresion del sitio oficial

martes, 22 de octubre de 2013

Dios detesta las injusticias

Instrucciones: Busca un lugar donde puedas leer con tranquilidad y trata de meterte en el relato. Visualiza las escenas, imagınate las voces y los sentimientos de los personajes, y deja que los relatos cobren vida.

Protagonistas: Acab, Jezabel, Nabot y Elıas.

Argumento: El rey Acab, incitado por Jezabel, comete un asesinato para adueñarse de una viña.

Analiza las escenas (Lee 1 Reyes 21: 1-26).

  • ¿Como describirıas el aspecto de los cuatro protagonistas de esta historia?

Acab era un rey deshonesto e inicuo, preocupado por el poder politico; que dio muy mal ejemplo al casarse con la princesa de Sidón, construyo templos, postes sagrados y altares a baal; contrario a lo que dictaba la ley respecto a la posesión hereditaria el se apropio de un terreno que tenia que seguir en manos de los israelitas, el terreno lo utilizo para cultivar legumbres, solo fue un capricho que lo llevo a asesinar a Nanot.

Jezabel era una princesa de Sidón, de caracter agresivo, cruel, manipuladora y opositora a la adoración de Jehová; fue ella quien mando que fueran asesinados todos los profetas de Jehová e instituyo la adoración a baal, adoración que incluia practicas inmorales relacionadas con la fertilidad, sacrificio de niños, y culto a idolos, fisicamente era atractiva pero por su forma de ser y tratos inicuos tuvo un tragico final.

Nabot era un Israelita obediente de la ley, pues la tierra que le pertenecia no podia venderse pues era una posesión hereditaria segun dictaba la ley de Jehová. Es necesario conocer este punto pues Acab le ofrecio dinero o si queria una mejor viña, lo que en la actualidad podria parecer justo, pero la obediencia a la ley de Jehova fue lo que prefirio hacer Nabot a darle gusto a un rey.

Elias fue un fiel profeta de Jehová, trabajador, justo y energico al declarar el mensaje de Jehová; demostro confianza y valentia al decirle el juicio de destrucción hacia Acab y Jezabel.

  • ¿Con que tono de voz crees que Jezabel y Acab dijeron las palabras que leıste en los versıculos 5 a 7?

Jezabel era orgullosa y arrogante, asi que su voz demostro el odio que tenia hacia quienes todavia adoraban a Jehová todavia. Acab mostro envidia y codicia al buscar obtener algo que no era suyo.

  • Escribe como te imaginas el alboroto que se menciona en el versıculo 13.

 Los falsos testigos: hombres que no servian para nada, gritaban para que Nabot no pudiera defenderse, incluso es posible que las pocas palabras que dijera fueran torcidas para decir que había ofendido y traicionado al rey al no venderle su viña.

  • Al leer el enfrentamiento que se narra en los versiculos 20 a 26. ¿Qué emociones  piensas que transmitian las voces de Elías y Acab?

Elías fue un valeroso siervo y profeta de Jehová que mostro confianza, sabiduria y obediencia a Dios y no a los hombres; pues aunque tenia que denunciar al rey y su esposa que eran opositores de Jehová no se intimido y dio el mensaje que tenia que comunicar sin cambiar nada.

Acab movido por el orgullo y la ambición mostraba desprecio y falta de respeto hacia Elías y ante Jehová al decir: ¿Me has hallado, enemigo mío?


Investiga un poco mas.


  • Segun los versıculos 7 y 25, ¿que mala actitud tenıa Jezabel?

Era una persona inicua, cruel y soberbia al planear el asesinato de un hombre justo.

  •  ¿Y que mala actitud de Acab notas en el versıculo 4?

Principalmente de envidia pues puso su semblante decaido al querer algo que no era suyo y que pertenecia a Jehová según la ley.

A fin de quedarse con la vina de Nabot, ¿a que otras personas tuvo que matar
Acab? (Lee 2 Reyes 9:24-26.)

A los hijos de Nabot, pues la posesión de la viña pasaba a ellos, al asesinarlos Acab arrebato con violencia la posesión que Jehová habia dado a una familia.

  • ¿Que opinaba Jehova de Acab? (Vuelve a leer los versıculos 25 y 26. Lee tambien 1 Reyes 16:30-33.)

Jehová dio la oportunidad a Acab de cambiar, pues le dio tiempo para efectuar el castigo que le traería; a pesar de que Acab mostro pesar al principio, con el tiempo cada vez actuaba de peor forma. El asesinato de Nabot y sus hijos no quedaria impune: Acab muere por una flecha en una incursión militar, Jezabel es arrojada por la ventana y su cadaver devorado por los perros, Ocozias muere a mano de Jehú y los cadaveres de sus hijos son amontonados en las puertas de Jezrel.


Que aprendiste sobre...


... lo pendiente que esta Jehova de las injusticias.

Para Jehová nada queda oculto, cuando una persona finge estar arrepentida sus hechos con el tiempo salen a la superficie. Acab fingio estar arrepentido por lo que le sucederia a su familia pero demostro con sus hechos que no era así, por lo que él, su esposa y sus hijos merecian el castigo que se les había anunciado.

... el interes que muestra Jehova por las personas que reciben un trato injusto.

Aunque parecia que Acab y Jezabel habian logrado obtener a base de engaños, fraudes y asesinato algo que no era suyo, Jehová al debido tiempo los castigo y la sangre de Nabor y sus hijos fue reclamada.

... como demuestra Jehova que ama la justicia

La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. (Deuteronomio 32:4).

Jehová demuestra justicia junto con el amor a quienes le sirven e incluso dan su vida por obedecerle, la sabiduria tambien actua en conjunto con su justicia porque analiza todos los aspectos para emitirla.

Aplicalo a tu vida.

  • ¿Como demuestran algunas personas una actitud parecida a la de Jezabel?

”Y al ángel de la congregación que está en Tiatira escribe: Estas son las cosas que dice el Hijo de Dios: ‘Conozco tus hechos, y tu amor y fe y ministerio y aguante, y que tus hechos recientes son más que los de antes. ”’No obstante, sí tengo [esto] contra ti: que toleras a aquella mujer Jezabel, que a sí misma se llama profetisa, y enseña y extravía a mis esclavos para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos. Y le di tiempo para que se arrepintiera, pero ella no quiere arrepentirse de su fornicación. (Revelacion 2:18-21)
Los apostatas son como Jezabel, pues no adoran a Jehová; son piedra de tropiezo para que otros los sigan y actuen en contra de la ley de Jehová su principal arma es esparcir enseñanzas torcidas, por eso hay que evitar a quienes reniegan del pueblo de Jehová o del esclavo fiel.

  • ¿En que momentos pudieras necesitar ser valiente como Elıas?

 Al defender la ley de Jehová en lugar de solapar a un amigo o familiar, ya sea al ver su mal proceder y enfrentarlo para que confiese su pecado; tambien cuando son disciplinados lo mejor es dejar que recapaciten en lugar de justificar los malos actos. Igualmente cuando deciden volver, hay que dejar las cosas en manos de Jehová; pues el asunto queda entre la persona y Dios.


  • ¿De que puedes estar seguro cuando veas o sufras alguna injusticia?

No hay nada oculto para Jehová, el da tiempo a todos para que se arrepientan; el conoce los antecedentes, los motivos secretos del corazón. Asi que hay que mostrar confianza en su justicia. No hay injusticia que no ofenda al Todopoderoso y si somos fieles recordemos que cuando sus siervos son lastimados es como si tocaran el ojo de Jehová, el siente nuestro dolor y no quedara impune la maldad.


Respuestas personales para analizar el cuestionario publicado en el enlace: "actividades para estudiar la Biblia" publicado en el sitio oficial de los Testogos de Jehová.

Cántico 52: Protege tu corazón (basado en Proverbios 4: 23)

"Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida"

Protege siempre el corazón,
aléjate del mal.
Jehová examina tu interior,
a él no engañarás.

Muy retorcido y traidor
es nuestro corazón.
Buen juicio debes demostrar
y oír la voz de Dios.

Prepara bien el corazón,
y a Dios podrás hallar.
Las gracias dale y cuéntale
tus ansias y penar.

Estudia su Palabra fiel
y en sus caminos ve.
Cultiva un recto corazón
que sepa obedecer.

Los malos pensamientos son
veneno destructor;
los dichos puros de Jehová
son vida y protección.

A los leales, Dios dará
su tierna amistad.
Adóralo con devoción
por la eternidad.


En el siguiente enlace se puede descargar el archivo en mp3, qu es parte de Cantemos a Jehová (coro y orquesta) disco 5, El libro de canticos aqui

domingo, 20 de octubre de 2013

Cuidado con dolerse de usted mismo (Acab)

EL REY ACAB estaba compadeciéndose mucho de sí mismo. Se acostó en su lecho, volvió el rostro hacia la pared y rehusó comer. ¿Por qué? ¿Por enfermedad, o por alguna noticia trágica? No.

Su único problema era que uno de sus súbditos, Nabot, había rehusado venderle una porción de terreno adyacente al palacio. ¿Por qué estaba tan deseoso el rey de obtener este terreno? ¿Era para algún proyecto importante? No. Lo quería para una huerta de legumbres. Cuando el dueño rehusó ceder el terreno, el rey entró en un excesivo dolerse de sí mismo. Acab se acostó y se sumió en un estado de mal humor. (1 Rey. 21: 1 al 4)

Este incidente, que hacía que el monarca pareciera despreciable y hasta ridículo, tomó un giro horrendo.
 
La esposa del rey Acab, la notoria reina Jezabel, rehusó aceptar como respuesta el “No” de Nabot. Hizo arreglos para que Nabot fuera acusado falsamente de blasfemia.


El tribunal local de ancianos y nobles de Samaria cooperó con aquella maquinación, y Nabot fue lapidado. Esto preparó el camino para que el débil rey Acab tomara posesión del terreno para cultivar legumbres. (1 Rey. 21: 5 al 16)

Como se ilustra en el caso de Acab, el que cede al compadecerse o dolerse de sí mismo va en un derrotero indeseable. Porque ese dolerse de uno mismo puede denotar un interés excesivo y desequilibrado en uno mismo, puede ser muy perjudicial. Puede hacer de uno un individuo hosco y despreciable, como sucedió en el caso del rey Acab.

Atrae a tal grado la atención de uno a su interior que el interés amoroso en otros disminuye o hasta desaparece.

El que se entrega a compadecerse de sí mismo pudiera ver de manera tergiversada asuntos serios y, por lo tanto, pudiera manifestar mal juicio.


Esa condición pudiera también debilitar espiritualmente a uno y, peor, llevarlo a transigir bajo presión, de modo que sacrifique la posición limpia que ha tenido delante de Dios. Por eso tenemos buena razón para cuidarnos de andar doliéndonos de nosotros mismos.

¿Qué puede causar sentimientos de esta índole? Puede ser una enfermedad, los achaques, alguna pérdida financiera o una tragedia, tal como la muerte de un pariente amado o un amigo allegado. Como sucedió en el caso de Acab, el compadecerse de uno mismo puede ser motivado por la desilusión.

Un sentido general de fracaso, aun un fracaso imaginario, también hace que muchas personas se duelan de sí mismas. Por ejemplo, uno pudiera intentar algo nuevo, pero después pensar que decididamente no hizo buen trabajo en ello. Un sentimiento de frustración y de dolerse de uno mismo pudiera anegarlo, especialmente si otras personas no le dan estímulo o no muestran aprecio por sus esfuerzos.

Uno hasta pudiera responder como Acab, y dejar de asociarse con otros. Cuando esto le sucede a un cristiano, le es espiritualmente perjudicial. Para mantenerse vivo espiritualmente, necesita a sus hermanos cristianos.

Para resistir los sentimientos de mirarse con compasión, la persona tiene que tener el punto de vista correcto de sus problemas y pruebas.
Debemos considerar las experiencias desagradables como oportunidades para mejorar en el despliegue de cualidades excelentes al vernos bajo pruebas.
Por ejemplo, si las cosas siempre nos salieran sin asperezas, ¿cómo podríamos saber si realmente tenemos paciencia, aguante o gobierno de nosotros mismos? Por otra parte, las circunstancias difíciles pronto nos aclaran qué nos falta. Esto nos coloca en mejor posición para progresar.

Pudiera ser que alguien necesitara dedicar más tiempo a un estudio serio de la Palabra de Dios y a hacer mayor esfuerzo por aplicar el conocimiento que ha adquirido.


Es posible que deba tener más asociación con personas que sean dechados en el despliegue de excelentes cualidades cristianas. Sí, cuando uno considera las pruebas por las que pasa como disciplina o entrenamiento procedente de Jehová, sin duda está más interesado en esforzarse por lograr progreso en su personalidad y, por lo tanto, hay menos probabilidad de que ceda a sentimientos de dolerse exageradamente de sí mismo.

El adoptar tal actitud para con las pruebas está en armonía con el consejo inspirado que dice:

“Considérenlo todo gozo, mis hermanos, cuando se encuentren en diversas pruebas, puesto que ustedes saben que esta cualidad probada de su fe obra aguante. Pero que el aguante tenga completa su obra, para que ustedes sean completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada.”—Sant. 1:2-4.


También pudiera ayudarnos el tener presentes los ejemplos de otros que han aguantado fielmente y el galardón que recibieron de Jehová Dios. Un caso a propósito es el de Job. Él perdió todas sus posesiones y sus hijos. Su esposa y sus compañeros se volvieron contra él, y él mismo fue herido de una enfermedad repugnante.

No obstante, Job aguantó con fidelidad y posteriormente Jehová lo recompensó con abundancia. El registro bíblico informa que Jehová “bendijo el fin de Job después más que su principio.” (Job 42:12) Llamando atención a esto, el discípulo cristiano Santiago escribió: “¡Miren! Pronunciamos felices a los que han aguantado. Ustedes han oído del aguante de Job y han visto el resultado que Jehová dio, que Jehová es muy tierno en cariño y misericordioso.” (Sant. 5: 11)

Se admite que las tribulaciones y las dificultades nunca son agradables. Pero no debemos perder de vista el hecho de que tienen su fin.


Y, si aguantamos fielmente y no permitimos que nos aneguen sentimientos de dolernos de nosotros mismos, no perderemos nuestro galardón. La Biblia les asegura a los cristianos:

“Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.” (Heb. 6:10) 


Las experiencias de muchos siervos fieles de Jehová, entre ellos Job, testifican ampliamente de ese hecho.

Otra cosa que puede ayudarnos a vencer el compadecernos de nosotros mismos es un esfuerzo sincero por estar más interesados en otros que en nosotros mismos.

Esto está en armonía con la admonición de la Biblia: “Que cada uno siga buscando, no su propia ventaja, sino la de la otra persona.” (1 Cor. 10:24)

La persona que activamente da de su tiempo, energías y haberes para promover la felicidad y bienestar de sus congéneres será feliz ella misma. “Hay más felicidad en dar,” dice la Biblia, “que la que hay en recibir.”—Hech. 20:35.

Individualmente, también podemos ayudar a los que sucumben fácilmente al dolerse de sí mismos. Una necesidad humana fundamental es la de ser amado.

Por lo tanto, podemos ayudar a los que se inclinan a dolerse de sí mismos. ¿Cómo? Haciendo que se den cuenta del hecho de que se les necesita, se les ama y se les aprecia. Esto también se puede hacer mostrándoles que están contribuyendo definitivamente a la felicidad de otros. Además, expresiones de aprecio y estímulo genuinos pueden lograr mucho en cuanto a elevar su estado de ánimo, mientras que al mismo tiempo se señalan franca y amigablemente los peligros del compadecerse de sí mismo.
 
En vista de los problemas que puede causar el dolerse de uno mismo, ciertamente tenemos buena razón para resistir esta emoción indeseable.

Para los que combaten contra ella, esto hará más feliz su vida, y tendrán más contentamiento.

Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Febrero de 1978, editada por los Testigos de Jehová; pueden descargarse mas temas en audio, pdf y epub; de la pagina oficial.
El silencio del envidioso está lleno de ruidos.
 Khalil Gibran

Y así como no aprobaron el tener a Dios en conocimiento exacto, Dios los entregó a un estado mental desaprobado, para que hicieran las cosas que no son apropiadas, llenos como estaban de toda injusticia, iniquidad, codicia, maldad, estando llenos de envidia, asesinato, contienda, engaño, genio malicioso, siendo susurradores, difamadores solapados, odiadores de Dios, insolentes, altivos, presumidos, inventores de cosas perjudiciales, desobedientes a los padres, sin entendimiento, falsos en los acuerdos, sin tener cariño natural, despiadados.
(Romanos 1:28-31)

jueves, 17 de octubre de 2013

“De tal palo, tal astilla”

¡No en el caso de Asa!

¿Cómo era su padre, lector? O, en el caso de una lectora, ¿cómo era su madre?
Un dicho común en español es: “De tal palo, tal astilla.” El dicho alemán Der Apfel fällt nicht weit vom Stamm (La manzana cae siempre cerca del tronco) tiene el mismo sentido.

Estos dichos tienen su origen en el hecho de que a menudo la prole tiene costumbres y actitudes que los progenitores han desplegado antes que él.

¿Sucede esto en el caso suyo? Algunas personas quizás hasta hayan dicho que usted actúa o piensa como su progenitor. ¿Se alegra usted por ello? ¿Desea usted ser como su padre o madre?

Usted probablemente pueda pensar en muchas cualidades admirables que tienen sus padres que usted mismo quisiera desplegar. Pero, ¿qué hay si uno sinceramente viera que el modo de vivir de su progenitor fuera contrario a algunos principios bíblicos? Por supuesto, uno no se rebelaría abiertamente en contra de tal padre o madre.

Pero en vista de que la influencia de los padres puede ser muy grande, un hijo o hija en esa circunstancia tendría que hacer un esfuerzo sincero y persistente para desarrollar costumbres y actitudes que no siguieran el patrón de conducta de los padres.

Sin embargo, valdría la pena hacer esto, especialmente si esto llevara a que la prole se acercara más a Dios, nuestro Padre celestial. Podemos ver esto en el interesante ejemplo bíblico de Asa.

EL DERROTERO QUE SIGUIÓ ASA


Asa llegó a ser rey de Judá en el siglo 10 a. de la E.C. Su padre Abiam había dado mal ejemplo; en vez de confiar celosamente en Jehová Dios, el padre de Asa toleró prácticas de idolatría en los “lugares altos” de adoración falsa. En esto, Abiam estuvo “andando en todos los pecados de su padre,” Roboam. (1 Rey. 14:22-24; 15:3) En vista de esto, ¿cree usted que Asa el hijo de Abiam podría apartarse de este patrón de infidelidad, o sería su caso uno de: “De tal palo, tal astilla”?

La historia reveladora que se registró en las Escrituras muestra que Asa no siguió en las pisadas de su padre ni de su abuelo. “Asa procedió a hacer lo que era recto a los ojos de Jehová, como David su antepasado.” Sí, él optó por no ser como su padre o aun como su abuelo. Siguió el ejemplo de su tatarabuelo, David, en su celo por la adoración verdadera.

La Biblia pasa a decir acerca de Asa: “Hizo pasar del país a los prostitutos de templo y quitó todos los ídolos estercolizos que sus antepasados habían hecho.” (1 Rey. 15:11, 12; 2 Cró. 14:2-5) Efectuó una campaña vigorosa en contra de la idolatría.

RECOMPENSADO POR JEHOVÁ

La fe de Asa en Jehová fue recompensada grandemente. ¿Cómo? Bueno, con el tiempo una fuerza de un millón de hombres bajo Zera el etíope salió contra el reino de Judá. El rey clamó al Altísimo con estas palabras: “Oh Jehová, en cuanto a ayudar, contigo no importa sí hay muchos o los de ningún poder. Ayúdanos, oh Jehová nuestro Dios, porque de veras nos apoyamos en ti, y en tu nombre hemos venido contra esta muchedumbre. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios.”—2 Cró. 14:9-11.

Dios escuchó a este rey que estaba demostrando ser diferente de su padre. Con ayuda divina, los súbditos de Asa lograron propinar una derrota humillante al enemigo etíope.—2 Cró. 14:12, 13.

Después de esto, el profeta Azarías se presentó delante de Asa y estimuló a Asa y a sus súbditos a permanecer fieles a Jehová, al decirles: “Jehová está con ustedes mientras ustedes resulten estar con él; y si lo buscan, él se dejará hallar de ustedes, pero si lo dejan, él los dejará a ustedes.”

Refiriéndose posiblemente al período turbulento de la infidelidad de Israel antes del comienzo de la monarquía, Azarías pasó a decir: “Muchos fueron los días que Israel había estado sin Dios verdadero . . . había muchos desórdenes entre todos los habitantes de los países. Y fueron aplastados y desmenuzados, nación contra nación y ciudad contra ciudad, porque Dios mismo los mantuvo en desorden con toda suerte de angustia.” Pero no tenía que ser así. Si tanto el pueblo como el rey demostraban que eran diferentes de sus antepasados infieles, el profeta dijo que “existe un galardón para su actividad.”—2 Cró. 15:1-7.

Asa y sus súbditos respondieron bien a las palabras de Azarías. Continuaron la tarea que se había iniciado de limpiar de idolatría a la nación. En el templo de Jehová, volvieron a poner el altar en condiciones apropiadas, pues parece que había sido profanado anteriormente.

Durante una asamblea que se celebró en el año quince del reinado de Asa, el pueblo entró en un pacto para servir a Jehová y concordó en que los que rehusaran deliberadamente hacer esto fueran muertos. Entre los concurrentes, se encontraban muchos que se habían pasado del reino norteño de 10 tribus para unirse a Asa “cuando vieron que Jehová su Dios estaba con él.”—2 Cró. 15:8-15.

En cuanto a Asa, ni siquiera se retuvo de tomar acción en contra de su abuela idólatra Maaca, a quien se consideraba como una especie de ‘señora de importancia’ en el reino. “Porque ella le había hecho un ídolo horrible al poste sagrado,” o la diosa Aserá, Asa no le permitió continuar en su posición.—1 Rey. 15:13; 2 Cró. 15:16.

LA TENDENCIA A DESLIZARSE


Cualquiera que haya optado por diferir en algún aspecto de un progenitor impío tal vez descubra que tiene que esforzarse continuamente para poder cultivar una personalidad cristiana.

Pudiera parecer que, por un tiempo, la persona estuviera logrando ser diferente, pero que luego se deslizara nuevamente al patrón de su impío progenitor cuando se hiciera mayor o estuviera bajo presión excepcional. Podemos notar ese peligro en la vida de Asa.

Fue en “el año treinta y seis del reinado de Asa” cuando el rey israelita Baasa subió contra el reino sureño de Judá. Para impedir que sus súbditos se pasaran a Asa, Baasa comenzó a fortificar la ciudad fronteriza de Ramá. En vez de continuar confiando en la protección de Jehová, Asa recurrió a la intriga. Asa sobornó al rey sirio Ben-hadad para que rompiera su pacto con el reino israelita de 10 tribus.

Los sirios atacaron las ciudades israelitas en el norte y Baasa se vio obligado a detener su obra de edificar y a retirar sus fuerzas de Ramá. Asa reunió a sus súbditos y también invadió el territorio del reino de 10 tribus. Se apoderaron del material de construcción que se hallaba en Ramá y lo usaron para edificar en Gueba y Mispá.—2 Cró. 16:1-6.

Sin embargo, Jehová no pasó por alto el acto de falta de fe de Asa. Por medio de su profeta Hanani, Dios dijo a Asa: “Te apoyaste en el rey de Siria y no te apoyaste en Jehová tu Dios . . . ¿Acaso los etíopes y los libios mismos no constituían una inmensa fuerza militar en multitud, en carros y en hombres de a caballo; y porque te apoyaste en Jehová no los dio él en tu mano? Pues, en cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él. Has actuado tontamente respecto a esto, pues desde ahora en adelante existirán guerras contra ti.”—2 Cró. 16:7-9.

¿Se humilló Asa al oír estas palabras? No. Se ofendió y ordenó que Hanani fuera puesto en prisión. Asa también comenzó a oprimir a otros entre sus súbditos. Los últimos tres años de la vida de Asa no fueron felices. Llegó a sufrir de una enfermedad de los pies, posiblemente gota. En este caso, tampoco buscó a Jehová Dios por ayuda sino que buscó la ayuda de sanadores que quizás recurrieran a medios ocultos en un esfuerzo por proporcionar curaciones. Después de haber gobernado por unos 41 años, Asa murió.—1 Rey. 15:23, 24; 2 Cró. 16:10, 12-14.

La vida de Asa ilustra claramente que no podemos pasar por alto la influencia de nuestros padres, sea ésta para bien o para mal. Pero el ejemplo de Asa mostró que el dicho “De tal palo, tal astilla” no tiene que ser una regla inevitable.

Notas

Segundo de Crónicas 15:17 y 1 Reyes 15:14 indican que ‘Asa no removió los lugares altos.’ Esto pudiera significar que, a pesar de que fueron destruidos anteriormente, los lugares altos resurgieron durante el reinado de Asa. O pudiera ser que se hubieran removido los lugares altos como centros de idolatría, pero que la adoración incorrecta a Jehová en los lugares altos hubiera continuado.

Evidentemente no se estaba contando el tiempo en que él efectivamente gobernó, sino desde el tiempo en que las 10 tribus se separaron de la casa real de David.


Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de mayo de 1981, editada por los Testigos de Jehová; pueden descargarse mas temas en audio y pdf en el sitio oficial