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lunes, 12 de mayo de 2014

El diluvio, una vista desde la antigua Mesopotamia

EL JOVEN con quien yo hablaba era estudiante de historia. Cuando le hablé acerca de mi interés en la historia bíblica, me dijo algo que todavía retiñe en mis oídos: “¿Qué espera usted ganar con la Biblia? Usted se niega a reconocer que hay relatos históricos que son mucho más antiguos.”

Le respondí: “¿En qué relatos está pensando usted?” “En la Epopeya de Gilgamés,” contestó. “Se remonta hasta mucho más atrás que el relato bíblico.”

Recordé que la antigua epopeya babilónica de Gilgamés contenía un relato acerca de un enorme diluvio que destruyó a toda la humanidad. Muchos alegan que la leyenda de un diluvio se basa en historia que es mucho más antigua que el relato bíblico de un diluvio mundial que se encuentra en los capítulos 6 a 8 de Génesis.

Despertada mi curiosidad, decidí investigar el asunto. La bien surtida Biblioteca Nacional de Viena puso a mi disposición varias publicaciones técnicas acerca de la Epopeya de Gilgamés. Permítame compartir con usted algunos de los resultados de mi investigación.

Relatos babilónicos del Diluvio

Descubrí que a principios del siglo diecinueve el registro bíblico de un diluvio mundial al cual sobrevivieron Noé y su familia fue sometido a mucha crítica y descartado por muchos como una simple leyenda. Pero debido a un descubrimiento arqueológico hecho en la primavera de 1850 se despertó nuevamente gran interés en el diluvio del día de Noé. Excavaciones efectuadas en Nínive resultaron en el descubrimiento de una habitación llena de tabletas o planchas de arcilla.

Los arqueólogos habían encontrado la biblioteca de tabletas de arcilla del gobernante asirio Asurbanipal. Luego, a medida que George Smith, del Museo Británico, procedió a descifrar textos cuneiformes de esta colección, encontró una serie de tabletas conocidas como la Epopeya de Gilgamés. Mientras Smith trabajaba en una de aquellas tabletas, el corazón le saltó de gozo. Letra por letra fue descifrando:
“¡Hombre de Shurippak, hijo de UbaraTutu! ¡Derriba tu casa, construye un barco! ¡Abandona tus posesiones, procura salvar tu vida! . . . Haz que suba al barco la simiente de toda criatura viviente. Del barco que has de construir, sus medidas serán medidas con exactitud . . .”
Smith se dio cuenta de que estaba examinando un informe del Diluvio desde el punto de vista asirio-babilónico.

Aunque a esta versión se le asignaba la fecha del séptimo siglo antes de la E.C., los doctos se daban cuenta de que el material que había sido fuente de esta composición era mucho más antiguo. Hoy día se han descubierto algunos de esos relatos más antiguos. El más antiguo relato no bíblico que se ha encontrado del Diluvio está en una narración sumeria.

Fragmentos de esa narración se encontraron en Nippur, en el sur de Mesopotamia, en una tableta quebrada de arcilla. Algunos expertos creen que ésta fue escrita entre los siglos veintiuno y dieciocho antes de la E.C. Un pasaje de este documento sumerio dice: “Presta oído a mi instrucción: Por nuestro . . . un diluvio barrerá sobre los centros de adoración; Para destruir la simiente de la humanidad . . . Es la decisión, la palabra de la asamblea de los dioses.”

La Epopeya de Gilgamés

Pero volvamos a la Epopeya de Gilgamés. Aprendí que se cree que Gilgamés fue un antiguo gobernante del pueblo de Uruk (llamado Erec en Génesis 10:10). Una lista de reyes sumerios lo asigna a la primera dinastía de Uruk. Un diccionario dice sobre este personaje: “Un siclo de poesía épica y mítica sumeria se edificó en torno a Gilgamés, y se ha entregado solamente en fragmentos desde aproximadamente 1900 a. de la E.C.”

La Epopeya de Gilgamés contiene varios poemas combinados en una sola obra. Abarca 12 tabletas de arcilla, de las cuales la número 11 presenta el relato del Diluvio que tanto me interesaba. En resumen, su contenido es el siguiente: Gilgamés se entera de que su amigo Enkidu ha muerto. Por consiguiente, el temor a la muerte impulsa a Gilgamés a buscar a Utnapistim, quien, según se dice, es el único mortal que ha obtenido la vida eterna. Gilgamés cruza el río de la muerte con la ayuda de un barquero y conoce a Utnapistim, quien le habla del Diluvio y de cómo logró pasar con vida a través de él. En un más antiguo relato babilónico del Diluvio, Utnapistim lleva el nombre de Atrahasis, que significa
“el sumamente sabio.”

Esa información de las tabletas de arcilla es verdaderamente significativa. Aunque esté llena de detalles fantásticos, demuestra que un diluvio de grandes proporciones había quedado grabado en la memoria de la humanidad.

Una diferencia de opinión

Después que los expertos hubieron examinado cuidadosamente la Epopeya de Gilgamés, hubo diferencias de opinión en cuanto a cuál relato diluviano era más antiguo: el mesopotámico que se mencionaba en la epopeya, o el que se encontraba en la Biblia. Muchos adoptaron el punto de vista de que el relato no bíblico había existido antes. Por ejemplo, en su libro Gods, Graves and Scholars (Dioses, sepulcros y doctos), C. W. Ceram afirma que es “imposible dudar el hecho de que se ha hallado la versión original de la leyenda bíblica del Diluvio.” Quizás el joven con quien yo había hablado había basado su punto de vista en una afirmación de esta índole.

Pero, ¿es correcto eso? ¿Tiene realmente la narración del Diluvio de Génesis su origen en leyendas sumerias y babilónicas? Me pareció que lo mejor era buscar la respuesta a esta pregunta por medio de comparar el relato bíblico del Diluvio con el relato que se encuentra en la Epopeya de Gilgamés.

Algunas similitudes


El diluvio universal o mundial ocupa un lugar prominente en las historias de las naciones antiguas. Se han encontrado más de 100 narraciones distintas acerca del Diluvio en todas partes de la Tierra, entre éstas la que aparece en la Epopeya de Gilgamés.

Como salió a relucir en mi investigación, el antiguo relato mesopotámico del Diluvio se parece en algunos detalles al que aparece en las Santas Escrituras. Por ejemplo: Ambas fuentes de información relatan que, con la excepción de unos cuantos sobrevivientes, la entera raza humana sufre destrucción. A una persona se le dice que construya una embarcación para preservar la vida. Las aguas caen desde los cielos día tras día. Después, se envían aves fuera de la embarcación para determinar si ha emergido la tierra seca. Después de abandonar la nave de salvación, los sobrevivientes ofrecen un sacrificio.

¿Constituyen tales similitudes prueba de que la Epopeya de Gilgamés o las leyendas mesopotámicas del Diluvio tengan precedencia sobre el registro bíblico? Antes de contestar esta pregunta, hallé útil aislar algunas de las . . .

Diferencias conspicuas

Primero, con relación a la causa del diluvio. De acuerdo con la Epopeya de Gilgamés, una asamblea de dioses decidió destruir a la humanidad por medio de un diluvio. Aunque se suponía que aquella decisión se mantuviera en secreto, el dios Ea (en el relato sumerio “Enki”) advirtió a su favorecido, Utnapistim, acerca de ello.

La epopeya babilónica de Atrahasis, aún más antigua, declara que a uno de los dioses (Enlil) le molestaba el ruido que hacían los humanos, que le perturbaba el sueño. Acudió por ayuda a la asamblea divina de los “grandes dioses,” quienes entonces enviaron un hambre por seis años, pero sin que ésta produjera el silencio deseado. Cuando los dioses decidieron enviar un diluvio, Ea avisó de aquel plan a Atrahasis, quien construyó una nave para la supervivencia de acuerdo con las medidas que le fueron dadas divinamente.

El relato bíblico del Diluvio es del todo diferente. En él se cita una causa justa para el Diluvio:
 
“Vio Jehová que abundaba la maldad del hombre en la tierra y que toda inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el tiempo. Y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero y se llenó la tierra de violencia. De modo que vio Dios la tierra y, ¡mire! estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra. Después de eso Dios le dijo a Noé: ‘El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos; y aquí estoy arruinándolos junto con la tierra.’”—Gén. 6:5, 11-13.

En cuanto a perecer en el Diluvio o sobrevivir, la Biblia relata que la gente murió debido a que “no hicieron caso” de la obra que Noé y su familia hacían en el arca para la supervivencia ni hicieron caso de Noé como “predicador de justicia.” (Mat. 24:39; 2 Ped. 2:5) Si hubieran hecho caso de la advertencia y el ejemplo de Noé, habrían sobrevivido.

También, en la Biblia no hay un mandato en el sentido de que Noé mantuviera secreto el hecho de que Dios iba a traer un diluvio global. Sin embargo, la leyenda mesopotámica indica que el dios Ea llegó hasta el punto de insinuar que Utnapistim debería engañar a sus contemporáneos para mantenerlos en oscuridad con relación a la catástrofe venidera.

Aparecen también diferencias importantes con relación al efecto del Diluvio. La Epopeya de Gilgamés relata que los dioses se llenaron de temor y buscaron refugio en los cielos más altos del dios Anu. Antes de entrar se “encogieron como perros,” se acurrucaron en angustia y se apretaron contra la pared. Con llanto alzaron voces de protesta. Especialmente la diosa Istar se censuró a sí misma fuertemente por haber consentido al principio, en el consejo de los dioses, en la destrucción de la humanidad.

Hay otras diferencias. La Epopeya informa que, después del Diluvio, cuando Utnapistim estaba a punto de ofrecer un sacrificio, “los dioses se aglomeraron como moscas sobre el que ofrecía el sacrificio.” Istar, “la gran diosa,” deseaba excluir a Enlil del sacrificio y los censuró por haber causado la calamidad. El relato mesopotámico pinta a Enlil enfurecido por el hecho de que uno de la humanidad sobreviviera.

Encontré que este análisis de similitudes y diferencias era muy útil para determinar qué relato del Diluvio vino primero, y las otras obras de consulta que había allí en la Biblioteca Nacional confirmaron mis conclusiones.

‘Dependencia completamente improbable’

Después de señalar diferencias entre el relato diluviano de la Biblia y los de la antigua Babilonia, P. J. Wiseman escribió en New Discoveries in Babylonia About Genesis (Nuevos descubrimientos en Babilonia acerca de Génesis): “El relato bíblico es sencillo en sus ideas, e irreprochable en lo que enseña acerca de Dios, mientras que las tablas babilónicas son complejas y politeístas. La diferencia muy bien se pudiera comparar con la que existe entre las aguas puras de los manantiales en la fuente del Támesis y las aguas contaminadas de los puertos de Londres.

Hay similitudes entre un río en su fuente y en su terminación: ambos son en un sentido el mismo río; así en Génesis encontramos la narración en su fuente pura, mientras que en lo babilónico se ve ya desarrollado con contaminación.”

En cuanto a si la Biblia depende de los relatos del Diluvio de la antigua Babilonia, el Lexikon zur Bibel, por Fritz Rienecker, contiene este comentario: “Sin embargo, el que el relato bíblico dependa del relato completamente mitológico de las narraciones babilónicas del Diluvio parece totalmente improbable en vista de las diferencias de ambos textos en forma y contenido.”

Por mi propio estudio de la cronología bíblica yo sabía que el escritor de Génesis no tenía que sacar nada de alguna leyenda babilónica. Debido a las vidas que se traslaparon, la verdad acerca del Diluvio pudo ser pasada fácilmente desde el hijo de Noé, Sem (quien fue testigo ocular), a través de tres eslabones humanos hasta Moisés, el escritor de Génesis. Es irrazonable pensar que los hebreos, que adoraban el mismo Dios a quien adoraba Noé, no hubieran de incluir un suceso de tanta importancia en su historia.

Yo también sabía que otros escritores bíblicos habían apoyado el relato de Génesis. Por ejemplo, Isaías y Ezequiel hablaron acerca de Noé y el Diluvio. (Isa. 54:9; Eze. 14:14, 18, 20) Los apóstoles Pedro y Pablo hicieron referencias específicas al Diluvio. (1 Ped. 3:20; 2 Ped. 2:5; 3:5, 6; Heb. 11:7) Y todos estos escritores bíblicos, incluso Moisés, fueron ‘inspirados por Dios,’ lo cual me da seguridad en cuanto a la veracidad de sus relatos.—2 Tim. 3:16.

Jesucristo también reconoció que el relato de Génesis era cierto. Cuando habló acerca de la venidera destrucción del presente sistema de cosas inicuo, dijo: “Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos,” así sería al final de este sistema de cosas.—Mat. 24:37-39.

Por lo tanto, la investigación que hice fortaleció mi convicción de que el relato bíblico del Diluvio es auténtico, genuino. No descansa sobre el tambaleante y exagerado folklore de pueblos primitivos.

—Contribuido.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 22 de Noviembre de 1980. Para complementar el tema lea el folleto: ¿Qué es para usted la Biblia?. Ambos editados por los testigos de Jehová.