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lunes, 31 de marzo de 2014

Encomiéndate a Dios de todo corazón, que muchas veces suele llover sus misericordias en el tiempo que están más secas las esperanzas.
Miguel de Cervantes Saavedra

Ninguna tentación los ha tomado a ustedes salvo lo que es común a los hombres. Pero Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla. . .
(1 Corintios 10: 13)

domingo, 30 de marzo de 2014

If I ever lose my faith in you (Sting)



You could say I lost my faith in science and progress
You could say I lost my belief in the holy church
You could say I lost my sense of direction
You could say all of this and worse but

If I ever lose my faith in you
There'd be nothing left for me to do

Some would say I was a lost man in a lost world
You could say I lost my faith in the people on TV
You could say I'd lost my belief in our politicians
They all seemed like game show hosts to me

If I ever lose my faith in you
There'd be nothing left for me to do

I could be lost inside their lies without a trace
But every time I close my eyes I see your face

I never saw no miracle of science
That didn't go from a blessing to a curse
I never saw no military solution
That didn't always end up as something worse but
Let me say this first

If I ever lose my faith in you
There'd be nothing left for me to do

Si alguna vez pierdo mi fe en tí

Podrías decir que he perdido mi confianza en la ciencia y el progreso
Podrías decir que he dejado de tener fe en los credos de la iglesia

Podrías decir que he perdido los dictados de la conciencia
Podrías decir todo eso y cosas peores, pero

Si alguna vez pierdo mi fe en tí
No habría mas esperanza para mí

Algunos dirán que soy un hombre perdido en un mundo perdido
Podrían decir que he perdido mi confianza en la gente de los medios
Podrían decir que he dejado de creer en la politica y sus partidos
Todos parecen presentadores de programas de concursos, pues así los veo yo

Si alguna vez pierdo mi fe en tí
No habría mas esperanza para mí

Podría estar confundido escuchando sus mentiras, sin dejar nada claro
Pero cada vez que cierro los ojos, puedo ver tu rostro

Nunca he visto milagros en la ciencia
Que no pasan de ser un beneficio o un perjuicio

Nunca vi una solución militar
Que casi siempre termina en algo peor, pero
Déjame decir esto primero

Si alguna vez pierdo mi fe en tí
No me quedaría nada más por hacer

sábado, 29 de marzo de 2014

Steadfast, Unmovable! (Song 32)

Consequently, my beloved brothers, become steadfast, unmovable, always having plenty to do in the work of the Lord, knowing that YOUR labor is not in vain in connection with the Lord.
(1 Corinthians 15:58)
Nations are troubled as never before.
People are fearful of what lies in store.
Firm and unmovable we need to be,
Serving our God faithfully.


Steadfast we all need to be;
Far from this world we keep free,
As we feed on God’s truth and keep integrity.
Snares of this world and temptations abound.
We can resist if our thinking is sound.
If we hold fast to what God says is true,
Safely he’ll carry us through.



Steadfast we all need to be;
Far from this world we keep free,
As we feed on God’s truth and keep integrity.
Give to God worship that comes from the heart.
In the Lord’s service may we have a part.
Preach the good news, always holding it fast.
Soon the last days will have passed.
Steadfast we all need to be;
Far from this world we keep free,
As we feed on God’s truth and keep integrity.
(See also Luke 21:9; 1 Pet. 4:7.)


Also alvailable the songbook.


 Go to "Sing to Jehovah" songbook











¡Firmes y constantes! (Cántico 32)
Por consiguiente, amados hermanos míos, háganse constantes, inmovibles, siempre teniendo mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su labor no es en vano en lo relacionado con el Señor.
(1 Corintios 15:58)
El mundo vive en continuo temor,
sin vislumbrar un futuro mejor.
Nuestra confianza está puesta en Jehová,
el Dios de la libertad.


Firmes tenemos que estar,
libres de toda maldad,
manteniendo hasta el fin la fe y la integridad.
Mil tentaciones nos pone Satán;
nunca la guardia debemos bajar.
Si procuramos vivir la verdad,

Dios protección nos dará.
Firmes tenemos que estar,
libres de toda maldad,
manteniendo hasta el fin la fe y la integridad.
A Dios adora con el corazón,
cumple su encargo con celo y amor.

Pronto el malvado ya no existirá,
el bien al fin triunfará.
Firmes tenemos que estar,
libres de toda maldad,
manteniendo hasta el fin la fe y la integridad.

viernes, 28 de marzo de 2014

Invitación a la Conmemoración de la muerte de Jesucristo

NO SE LA PIERDA

La noche antes de morir, Jesús mandó a sus discípulos que conmemoraran el sacrificio que estaba a punto de hacer. Les dijo: “Sigan haciendo esto en memoria de mí”  (Lucas 22: 19).

Este año, el aniversario de su muerte será el lunes 14 de abril después de la puesta del Sol. Usted, su familia y sus amigos están invitados a escuchar una breve conferencia que explicará por qué la muerte de Jesús es tan importante.
Puede asistir a esta reunión gratuita junto con los testigos de Jehová de su zona.

Invitación

jueves, 27 de marzo de 2014

El gobierno de Dios que traerá paz


Capítulo 13

¿HA NOTADO usted que los gobiernos humanos, hasta los que tienen buenas intenciones, no han podido satisfacer las verdaderas necesidades de la gente? Ninguno ha resuelto los problemas del delito y el odio racial ni ha suministrado a todo su pueblo alimento y vivienda apropiados. No han librado completamente de las enfermedades a sus ciudadanos. Tampoco ha podido ningún gobierno detener la vejez ni la muerte ni hacer que los muertos resuciten. No hay ninguno que siquiera haya traído paz y seguridad duradera a sus ciudadanos. Para los gobiernos de los hombres sencillamente es imposible resolver los enormes problemas que afronta la gente.

Nuestro Creador sabe cuánto necesitamos un gobierno justo que haga posible que toda la gente disfrute de una vida feliz, colmada de gran variedad de experiencias. Por eso la Biblia habla acerca de un gobierno que estará bajo la dirección de Dios. De hecho, el mensaje sobre este gobierno prometido, un gobierno por Dios, es el mensaje principal de la Biblia.

Pero usted quizás pregunte: ‘¿Dónde habla la Biblia del gobierno de Dios?’ Hace eso, por ejemplo, en Isaías 9:6, 7. Según La Biblia al Día, estos versículos dicen: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo; y Él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus reales títulos: “Admirable”, “Consejero”, “Dios Poderoso”, “Padre Eterno”, “Príncipe de Paz”. Su siempre creciente y pacífico reinado no acabará jamás.”

La Biblia aquí narra el nacimiento de un niño, un príncipe. Con el tiempo este ‘hijo de un rey’ había de llegar a ser un gran gobernante, el “Príncipe de Paz.” El tendría a su cargo un gobierno verdaderamente maravilloso, admirable. Este gobierno traerá paz a toda la tierra, y la paz durará para siempre. El niño, cuyo nacimiento fue predicho en Isaías 9:6, 7, fue Jesús. Al anunciar su nacimiento a la joven virgen María, el ángel Gabriel dijo de Jesús: “Gobernará como rey . . . y de su reino no habrá fin.”—Lucas 1:30-33.

DANDO ÉNFASIS A LA IMPORTANCIA DEL REINO


La obra principal de Jesucristo y sus apoyadores mientras estuvieron en la Tierra fue predicar y enseñar acerca del venidero reino de Dios. (Lucas 4:43; 8:1) En la Biblia ellos hacen más de 140 referencias a ese reino. Jesús hasta enseñó a sus seguidores a orar a Dios: “Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10, Versión Valera [1934])

¿Es realmente un gobierno este reino por el cual oran los cristianos? Usted quizás no haya pensado que lo sea, pero sí lo es. Jesucristo, el hijo de Dios, es el Rey del Reino. Y toda la Tierra será el territorio sobre el cual él gobernará. ¡Qué excelente será ese tiempo en que la gente no estará dividida en muchas naciones en oposición entre sí, sino que todos los humanos estarán unidos en paz bajo el gobierno del Reino de Dios!

Juan el Bautizante empezó a predicar acerca de este gobierno y dijo a la gente: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 3:1, 2) ¿Por qué podía decir esto Juan? Porque Jesús, Aquel que llegaría a ser gobernante del gobierno celestial de Dios, estaba por ser bautizado por él y ser ungido con el espíritu santo de Dios. De modo que usted puede entender por qué Jesús dijo después a los fariseos: “¡Miren! el reino de Dios en medio de ustedes está.” (Lucas 17:21)

Esto se debía a que Jesús, a quien Dios había nombrado para ser rey, estaba allí con ellos. Durante sus tres años y medio de predicación y enseñanza, Jesús, por su fidelidad a Dios hasta la muerte, probó su derecho a ser rey.

Como demostración de que el reino de Dios era la cuestión importante durante el ministerio de Cristo, consideremos lo que sucedió en la víspera del día de su muerte. La Biblia nos dice que la gente acusó a Jesús y dijo: “A este hombre lo hallamos subvirtiendo a nuestra nación y prohibiendo pagar impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo, un rey.” Al oír estas cosas, el gobernador romano Poncio Pilato preguntó a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”—Lucas 23:1-3.

Jesús no respondió directamente a la pregunta de Pilato, sino que dijo: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” Jesús contestó así porque su reino no sería terrestre. El gobernaría desde el cielo, no como hombre desde algún trono en la Tierra. Puesto que la cuestión era si Jesús tenía derecho o no a gobernar como rey, Pilato de nuevo preguntó a Jesús: “Bueno, pues, ¿eres tú rey?”

Está claro que Jesús estaba en juicio con la vida en la balanza debido a que había estado predicando y enseñando acerca de un nuevo gobierno. De modo que Jesús contestó a Pilato: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:36, 37)

Sí, Jesús había pasado su vida en la Tierra dando a la gente la maravillosa verdad acerca del gobierno de Dios, el Reino. Aquél fue su mensaje principal. Y hoy día el Reino todavía es la cuestión más importante. Sin embargo, todavía quedan estas preguntas: ¿Qué gobierno es el más importante en la vida de uno? ¿Es algún gobierno de hombres, o es el reino de Dios con Cristo como gobernante?

ARREGLOS PARA EL NUEVO GOBIERNO DE LA TIERRA


Cuando Satanás hizo que Adán y Eva se le unieran en su rebelión, Jehová vio que se necesitaba un nuevo gobierno sobre la humanidad. Por eso, inmediatamente Dios anunció su propósito de establecer tal gobierno. Se refirió a este gobierno cuando pronunció sentencia sobre la serpiente, y de hecho dijo a Satanás el Diablo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. El te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”—Génesis 3:14, 15.

Pero puede que usted pregunte: ‘¿Dónde se habla ahí de un gobierno?’ Fijémonos cuidadosamente en esa declaración y veremos eso. El texto bíblico dice que habría enemistad, u odio, entre Satanás y “la mujer.” Además, habría odio entre la “descendencia,” o hijos, de Satanás y la “descendencia,” o hijos, de la mujer. Ante todo, tenemos que determinar quién es “la mujer.”

No es una mujer terrestre. Satanás no ha tenido ningún odio especial contra ninguna mujer humana. Más bien, ésta es una mujer simbólica. Es decir, representa otra cosa. Esto se muestra en el último libro de la Biblia, Revelación o Apocalipsis, donde se da más información acerca de ella.

Allí se describe a “la Mujer” y se dice que está “vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Algo que nos ayuda a descubrir a quién representa esta “Mujer” es notar lo que pasa a decir Apocalipsis acerca del hijo de ella: “La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.”—Apocalipsis 12:1-5, Biblia de Jerusalén.

El aprender quién o qué es el “Hijo varón” nos ayudará a enterarnos de a quién o qué representa “la Mujer.” El hijo no es una persona literal, tal como la mujer no es una verdadera mujer humana. De este “Hijo varón” el texto bíblico muestra que “ha de regir a todas las naciones.” De modo que el “Hijo” representa al gobierno de Dios con Jesucristo en funciones gubernativas de rey. “

La Mujer,” por lo tanto, representa a la organización de Dios compuesta de criaturas celestiales fieles. Tal como el “Hijo varón” vino de “la Mujer,” así el Rey, Jesucristo, vino de la organización celestial, el cuerpo o agrupación de criaturas espirituales leales que están en el cielo y colaboran para llevar a cabo el propósito de Dios. Gálatas 4:26 llama a esta organización “la Jerusalén de arriba.” Por eso, cuando Adán y Eva originalmente se rebelaron contra la gobernación de Dios, Jehová hizo arreglos para un gobierno, el del Reino, que serviría como esperanza para los que aman la justicia.

JEHOVÁ RECUERDA SU PROMESA

Jehová no olvidó su promesa de enviar una “descendencia” que sería el gobernante del gobierno de Dios. Este gobernante destruiría a Satanás aplastándole la cabeza. (Romanos 16:20; Hebreos 2:14) Posteriormente, Jehová dijo que la descendencia prometida vendría mediante el hombre fiel llamado Abrahán. Jehová dijo a Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” (Génesis 22:18)

¿Quién es esta “descendencia” que, según lo prometido, vendría del linaje de Abrahán? La Biblia da la respuesta después, al decir: “Ahora bien, las promesas se hablaron a Abrahán y a su descendencia. No dice: ‘Y a descendencias,’ como si se tratara de muchos, sino como tratándose de uno solo: ‘Y a tu descendencia,’ que es Cristo.” (Gálatas 3:16) Jehová también dijo a Isaac el hijo de Abrahán, y al nieto de Abrahán, Jacob, que la “descendencia” de la “mujer” de Dios vendría por el linaje de ellos.—Génesis 26:1-5; 28:10-14.

Con la siguiente declaración a su hijo Judá, Jacob hizo claro que esta “descendencia” sería un rey gobernante: “El cetro [o autoridad de gobernar] no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Génesis 49:10) Jesucristo vino de la tribu de Judá. El resultó ser este “Silo” a quien “pertenecerá la obediencia de los pueblos.”—Hebreos 7:14.

Casi 700 años después de la declaración que se le hizo a Judá, Jehová dijo lo siguiente respecto a David, quien era de la tribu de Judá: “He hallado a David mi siervo . . . Ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo.” (Salmo 89:20, 29)

Cuando Dios dice que la “descendencia” de David será establecida “para siempre” y que “su trono” existirá por tanto tiempo “como los días del cielo,” ¿qué quiere decir? Jehová se está refiriendo al hecho de que el gobierno del Reino en las manos de su gobernante nombrado, Jesucristo, durará para siempre. ¿Cómo sabemos eso?

Pues, recuerde lo que el ángel de Jehová dijo a María acerca del hijo que ella daría a luz. Gabriel dijo: “Has de ponerle por nombre Jesús.” Pero Jesús no seguiría siendo simplemente un niño, o hasta un hombre. Gabriel dijo también: “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:31-33) ¿No es verdaderamente maravilloso el que Jehová haya hecho arreglos para establecer un gobierno justo para beneficio eterno de los que lo aman y confían en él?

Se ha acercado el tiempo en que el gobierno de Dios, el Reino, ha de entrar en acción para destruir a todos los gobiernos del mundo. Jesucristo entonces entrará en acción como Rey victorioso. En una descripción de esta batalla, la Biblia dice: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. . . . Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Daniel 2:44; Revelación 19:11-16)

Cuando todo otro gobierno haya desaparecido, el gobierno de Dios satisfará las necesidades verdaderas de la gente. El Gobernante, Jesucristo, se encargará de que ningún fiel súbdito suyo enferme, envejezca ni muera. Problemas como el delito, la mala vivienda, el hambre y todo otro problema similar, serán resueltos.

Porción del libro "Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra". Para complementar la información, lea la revista La Atalaya de Abril del 2012 con el tema de portada "La verdad acerca de Jesucristo", también disponible en audio libro; ambos editados por los testigos de Jehová.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Jesucristo... ¿enviado por Dios? (Segunda y última parte)

Capítulo 6

DIÓ SU VIDA COMO RESCATE

Un rescate es algo que resulta en la liberación de alguien que se halla en cautiverio. Es algo que se paga para que dicha persona no pierda la vida. La vida humana perfecta de Jesús se dio para liberar a la humanidad del cautiverio al pecado y la muerte. (1 Pedro 1:18, 19; Efesios 1:7) ¿Por qué se necesitaba tal liberación?

Esto se debía a que Adán, el antepasado de todos nosotros, se había rebelado contra Dios. Así, el acto de desafuero de él lo había convertido en pecador, puesto que la Biblia explica que “el pecado es desafuero.” (1 Juan 3:4; 5:17) El resultado de esto fue que Adán no mereció recibir la dádiva divina de vida eterna. (Romanos 6:23)

Así que Adán perdió para sí la vida humana en perfección en una Tierra paradisíaca. También hizo así que todos los hijos que él tendría perdieran esta maravillosa perspectiva. Pero usted quizás pregunte: ‘¿Por qué tenían que morir todos sus hijos, si quien pecó fue Adán?’

Esto se debe a que Adán, al hacerse pecador, pasó el pecado y la muerte a sus hijos, incluso a todos los humanos que vivimos hoy. (Job 14:4; Romanos 5:12) “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios,” dice la Biblia. (Romanos 3:23; 1 Reyes 8:46) Hasta el piadoso David dijo: “Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Salmo 51:5) Por eso, la gente ha estado muriendo debido al pecado que ha heredado de Adán. Entonces, ¿cómo era posible que el sacrificio de la vida de Jesús librara a toda persona del cautiverio al pecado y la muerte?

En esto está envuelto un principio legal que se halla en la ley que Dios dio a la nación de Israel. Este declara que ‘se debe dar vida por vida.’ (Exodo 21:23; Deuteronomio 19:21)

Por su desobediencia, Adán el hombre perfecto perdió la vida perfecta en una Tierra paradisíaca para sí mismo y para todos sus hijos. Jesucristo dio su propia vida perfecta para volver a comprar lo que Adán había perdido. Sí, Jesús “se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.” (1 Timoteo 2:5, 6)

A Jesús, por haber sido hombre perfecto, tal como lo había sido Adán, se le llama “el último Adán.” (1 Corintios 15:45) Ningún otro humano aparte de Jesús pudiera haber provisto el rescate. Esto se debe a que Jesús fue el único hombre que ha vivido que fue igual a Adán como hijo humano perfecto de Dios.—Salmo 49:7; Lucas 1:32; 3:38.

Jesús murió a los 33 1/2 años de edad. Pero al tercer día después de su muerte fue levantado de nuevo a la vida. Cuarenta días después regresó al cielo. (Hechos 1:3, 9-11) Allí, de nuevo como persona celestial, apareció “delante de la persona de Dios a favor nuestro,” con el valor de su sacrificio de rescate. (Hebreos 9:12, 24) En aquel tiempo se pagó el rescate a Dios en el cielo. Ahora se había hecho disponible liberación para la humanidad. Pero, ¿cuándo se realizarán sus beneficios?

En la actualidad el sacrificio de rescate de Jesús nos puede beneficiar. ¿Cómo? Por ejercer fe en ese sacrificio podemos disfrutar de una condición o posición de limpios delante de Dios y llegar a estar bajo su cuidado amoroso y tierno. (Revelación 7:9, 10, 13-15) Muchos de nosotros quizás cometimos terribles pecados antes de que llegáramos a conocer a Dios. Y aun ahora cometemos errores, los cuales a veces son muy graves.

Pero con el rescate como base podemos buscar libremente el perdón de Dios, con confianza en que él nos escuchará. (1 Juan 2:1, 2; 1 Corintios 6:9-11) Además, en los días venideros el rescate abrirá para nosotros el camino que nos llevará a recibir la dádiva divina de vida eterna en el nuevo mundo justo de Dios. (2 Pedro 3:13) En ese tiempo todos los que ejerzan fe en el rescate serán completamente librados del cautiverio al pecado y la muerte. ¡Podrán esperar vida eterna en perfección!

¿Qué efecto tiene en usted el llegar a saber del rescate? ¿No le llena el corazón de afecto para con Jehová el saber que él se interesa tanto en usted que ha dado a su Hijo amado a favor de usted? (Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10) Pero piense, además, en el amor de Cristo. El vino voluntariamente a la Tierra a morir por nosotros. ¿No deberíamos sentirnos agradecidos? El apóstol Pablo explicó cómo debemos mostrar nuestra gratitud cuando dijo: “Murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para el que murió por ellos y fue levantado.” (2 Corintios 5:14, 15) ¿Demostrará usted su gratitud mediante usar su vida para servir a Dios y a su Hijo celestial Jesucristo?

POR QUÉ JESÚS EJECUTÓ MILAGROS

Jesús es bien conocido por los milagros que ejecutó. Se compadecía de la gente que sufría, y con gusto usaba los poderes que Dios le había dado para ayudarla. Por ejemplo, cierto hombre que tenía la terrible enfermedad de lepra vino a él y le dijo: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme.” Jesús “se enterneció, y extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio.’” ¡Y el hombre fue sanado!—Marcos 1:40-42.

Considere otra escena bíblica, e imagínese la ternura que Jesús sintió para con la gente a quien se describe: “Entonces se le acercaron grandes muchedumbres, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas y muchas en otras condiciones, y casi se las tiraron a los pies, y él las curó; de modo que la muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían, y glorificó al Dios de Israel.”—Mateo 15:30, 31.

El hecho de que Jesús realmente se interesaba en estas personas que sufrían y verdaderamente quería ayudarlas se puede ver por lo que después dijo a sus discípulos. Dijo: “Me compadezco de la muchedumbre, porque hace ya tres días que se han quedado conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas. Posiblemente desfallezcan en el camino.” De modo que Jesús, con solo siete panes y unos cuantos pescaditos, alimentó milagrosamente a los “cuatro mil varones, además de mujeres y niñitos.”—Mateo 15:32-38.

En otra ocasión Jesús se encontró con una procesión fúnebre que salía de la ciudad de Naín. La Biblia describe la ocasión así: “Sacaban a un muerto, el hijo unigénito de su madre. Además, ella era viuda. . . . Y cuando alcanzó a verla el Señor, se enterneció por ella.” El sintió profundamente el dolor de ella. Por eso, dirigiéndose al cadáver, Jesús ordenó: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!” Y ¡qué maravilla! “El muerto se incorporó y comenzó a hablar, y [Jesús] lo dio a su madre.” ¡Imagínese cómo debe haberse sentido aquella madre! ¿Cómo se habría sentido usted? Las noticias acerca de este notable acontecimiento se esparcieron por todas partes. No es de extrañar que Jesús sea tan bien conocido.—Lucas 7:11-17.

Sin embargo, los milagros que Jesús ejecutó fueron solo de beneficio temporal. Las personas a quienes él curó volvieron a tener problemas físicos. Y las personas a quienes resucitó murieron de nuevo. Pero los milagros de Jesús probaron que él había sido enviado por Dios, que realmente era el Hijo de Dios. Y probaron que, con el poder de Dios, todos los problemas humanos pueden ser resueltos. Sí, mostraron en escala pequeña lo que acontecerá en la Tierra bajo el reino de Dios. ¡En ese tiempo se alimentará a los hambrientos, se sanará a los enfermos y hasta se levantará a la vida a los muertos! Y nunca más causarán desdicha la enfermedad ni la muerte ni otras aflicciones. ¡Qué bendición!—Revelación 21:3, 4; Mateo 11:4, 5.

GOBERNANTE DEL REINO DE DIOS


La vida del Hijo de Dios puede dividirse en tres partes. Primero está la cantidad desconocida de años que él pasó con su Padre en el cielo antes de llegar a ser humano. Tras eso, los treinta y tres años y medio que pasó en la Tierra después de haber nacido. Y ahora él tiene de nuevo vida en el cielo como persona de la región espiritual. ¿Qué puesto ha ocupado en el cielo desde su resurrección?

Está claro que Jesús había de llegar a ser rey. Hasta el ángel le anunció a María: “Gobernará como rey . . . para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:33) Durante su ministerio terrestre él habló constantemente acerca del reino de Dios. Enseñó a sus seguidores a orar: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” Y los instó a ‘seguir, pues, buscando primero el reino.’ (Mateo 6:10, 33) Por su fidelidad mientras estuvo en la Tierra, Jesús probó que era digno de ser rey del reino de Dios. ¿Comenzó él a gobernar como rey tan pronto como regresó al cielo?

No; no empezó a reinar. El apóstol Pablo se refiere a Salmo 110:1 y explica: “Este hombre [Jesús] ofreció un solo sacrificio por los pecados perpetuamente y se sentó a la diestra de Dios, esperando desde entonces hasta que sus enemigos fuesen colocados como banquillo para sus pies.” (Hebreos 10:12, 13)

Jesús estuvo esperando el mandato de Jehová: “Ve sojuzgando en medio de tus enemigos.” (Salmo 110:2) Cuando ese tiempo llegó, él empezó a limpiar de los cielos a Satanás y sus ángeles. El resultado de aquella guerra que hubo en el cielo se declara así: “¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios!” (Revelación 12:10)

Dentro de muy poco tiempo Cristo y sus ángeles celestiales entrarán en acción (Daniel 2:44; Revelación 17:14) La Biblia dice que él tiene “una aguda espada larga, para que hiera con ella a las naciones, y las pastoreará con vara de hierro.” (Revelación 19:11-16) Para demostrar que somos dignos de protección, tenemos que ejercer fe en Jesucristo. (Juan 3:36) Tenemos que llegar a ser sus discípulos y someternos a él como rey celestial nuestro. ¿Hará usted eso?

Porción del libro "Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra". Para complementar la información, lea la revista La Atalaya de Marzo del 2013 con el tema de portada "La resurrección de Jesús. Su importancia para nosotros", ambos editados por los testigos de Jehová.

martes, 25 de marzo de 2014

Jesucristo... ¿enviado por Dios?


Capítulo 6

CASI toda persona que vive hoy ha oído acerca de Jesucristo. Su influencia en la historia ha sido mayor que la de todo otro ser humano. ¡De hecho, el mismísimo calendario que se usa en la mayor parte del mundo tiene como base el año en que algunos creen que él nació! Como dice El Diccionario Enciclopédico Espasa sobre “era común, cristiana o vulgar”: “Cómputo de tiempo que empieza a contarse por años desde el nacimiento de Jesucristo.”

De modo que Jesús no fue una persona imaginaria. Realmente vivió como hombre en la Tierra. “En la antigüedad ni los opositores del cristianismo dudaron jamás de la [realidad de la existencia] de Jesús,” indica la Encyclopædia Britannica. Entonces, ¿quién, precisamente, fue Jesús? ¿Fue realmente enviado por Dios? ¿Qué lo ha hecho tan bien conocido?

HABÍA VIVIDO ANTES

Así, antes de que naciera en la Tierra como hombre, Jesús había estado en el cielo como poderosa persona espiritual. Tenía un cuerpo espiritual invisible al hombre, como el que Dios tiene. (Juan 4:24) Jesús mismo se refirió con frecuencia al encumbrado puesto que había ocupado en el cielo.

En cierta ocasión oró: “Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuese.” (Juan 17:5) También dijo a los que le escuchaban: “Ustedes son de las regiones de abajo; yo soy de las regiones de arriba.” “¿Qué hay, pues, si contemplaran al Hijo del hombre ascender a donde estaba antes?” “Antes que Abrahán viniese a existir, yo he sido.”—Juan 8:23; 6:62; 8:58; 3:13; 6:51.

Antes de su venida a la Tierra, a Jesús se le llamaba el Verbo o la Palabra de Dios. Este título muestra que en el cielo él servía como el vocero de Dios. También se le llama el “Primogénito” de Dios, así como su Hijo “unigénito.” (Juan 1:14; 3:16; Hebreos 1:6)

Esto significa que su creación tuvo lugar antes de la de todos los demás hijos celestiales de Dios, y que él es el único que fue creado directamente por Dios. La Biblia explica que este Hijo “primogénito” participó con Jehová en crear todas las demás cosas. (Colosenses 1:15, 16)

Así, cuando Dios dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen,” estaba hablando a este Hijo. ¡Sí, el mismísimo que posteriormente vino a la Tierra y nació de una mujer había participado en la creación de todas las cosas! ¡Ya había vivido en el cielo con su Padre por una cantidad desconocida de años!—Génesis 1:26; Proverbios 8:22, 30; Juan 1:3.

SU VIDA EN LA TIERRA
Cuando Jesús tenía 12 años de edad viajó con su familia a Jerusalén para asistir a la celebración especial llamada la Pascua. Mientras estuvo allí pasó tres días en el templo escuchando a los maestros y haciéndoles preguntas. Todas las personas que le escucharon quedaron sorprendidas ante lo mucho que sabía. (Lucas 2:41-52) A medida que Jesús creció en Nazaret, aprendió a ser carpintero. Indudablemente recibió entrenamiento en este trabajo de su padre adoptivo, José, también carpintero.—Marcos 6:3; Mateo 13:55.

A los 30 años de edad aconteció un gran cambio en la vida de Jesús. El fue a donde Juan el Bautizante y le pidió que lo bautizara, que lo metiera por completo en las aguas del río Jordán. La Biblia informa: “Después que fue bautizado Jesús salió inmediatamente del agua; y, ¡mire! los cielos se abrieron, y vio descender como paloma el espíritu de Dios que venía sobre él. ¡Mire! También hubo una voz desde los cielos que decía: ‘Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado.’” (Mateo 3:16, 17) En la mente de Juan no podía caber duda de que Jesús había sido enviado por Dios.

Al derramar Su espíritu santo sobre Jesús, Jehová estaba ungiéndolo o nombrándolo para que fuera el rey de Su reino venidero. Jesús, ungido así con el espíritu, llegó a ser el “Mesías,” o el “Cristo,” palabras que en hebreo y griego significan “Ungido.” Por lo tanto, llegó a ser, de hecho, Jesús Cristo (Jesucristo) o Jesús el Ungido. Por eso su apóstol Pedro habló acerca de “Jesús que era de Nazaret, cómo Dios lo ungió con espíritu santo y poder.” (Hechos 10:38) Además, por su bautismo en agua Jesús se estaba presentando a Dios para efectuar la obra para la cual Dios lo había enviado a la Tierra. ¿En qué consistía aquella importante obra?

POR QUÉ VINO A LA TIERRA


En una explicación de por qué había venido a la Tierra, Jesús dijo al gobernador romano Poncio Pilato: “Para esto he nacido, y para esto [o: con este propósito] he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37)

Pero, ¿para dar a conocer qué verdades en particular había sido enviado Jesús a la Tierra? Primero, verdades acerca de su Padre celestial. El enseñó a sus seguidores a pedir en oración que el nombre de su Padre fuera “santificado,” o tenido en santidad. (Mateo 6:9, Versión Valera) Y oró: “He puesto tu nombre de manifiesto a los hombres que me diste.” (Juan 17:6) Además, dijo: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.”—Lucas 4:43.

¿Cuán importante era para Jesús esta obra de dar a conocer el nombre y el reino de su Padre? Dijo a sus discípulos: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.” (Juan 4:34) ¿Por qué consideraba Jesús que la obra de Dios era tan importante como el alimento? Esto se debía a que el Reino es el medio por el cual Dios ha de cumplir los maravillosos propósitos que tiene para la humanidad.

Este reino es lo que destruirá toda la iniquidad y limpiará el nombre de Jehová del oprobio que se ha arrojado sobre él. (Daniel 2:44; Revelación 21:3, 4) Por eso Jesús nunca se retuvo de dar a conocer el nombre y el reino de Dios. (Mateo 4:17; Lucas 8:1; Juan 17:26; Hebreos 2:12) Siempre habló la verdad, fuera o no fuera popular. Así suministró un ejemplo que nosotros debemos seguir si deseamos agradar a Dios.—1 Pedro 2:21.

Sin embargo, para que pudiéramos adquirir vida eterna bajo la gobernación del reino de Dios, Jesús tenía que derramar su sangre vital en muerte. Como lo dijeron dos apóstoles de Jesús: “Hemos sido declarados justos ahora por su sangre.” “La sangre de Jesús [el] Hijo [de Dios] nos limpia de todo pecado.” (Romanos 5:9; 1 Juan 1:7)

De manera que una razón importante por la cual Jesús vino a la Tierra fue para morir por nosotros. El dijo: “El Hijo del hombre no vino para que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma [o vida] en rescate en cambio por muchos.” (Mateo 20:28) Pero, ¿qué significa el que Cristo diera su vida “en rescate”? ¿Por qué era necesario para nuestra salvación el que él derramara su sangre vital en muerte?

Porción del libro "Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra". Para complementar la información, lea la revista La Atalaya de Abril del 2011 con el tema de portada "Jesús: Su origen, su vida, su muerte", ambos editados por los testigos de Jehová.

lunes, 24 de marzo de 2014

Los medios impuros desembocan en fines impuros.
Mahatma Gandhi

”Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu dádiva.
(Mateo 5:23, 24)

sábado, 22 de marzo de 2014

Jehovah Begins His Rule (Song 30)

And the seventh angel blew his trumpet. And loud voices occurred in heaven, saying: “The kingdom of the world did become the kingdom of our Lord and of his Christ, and he will rule as king forever and ever.”
(Revelation 11:15)
This is a glorious day. God’s rule is now under way.
He’s laid in Zion his Chief Cornerstone.
Let all now lift up the voice. Sing to our God, and rejoice.
Christ, Lord and Savior, has been placed upon His throne.

What will you bring, Jehovah’s Kingdom?
Triumph of truth and righteousness.
And bring what else, Jehovah’s Kingdom?
Eternal life and happiness.
Praise the Universal Sov’reign
For his love and faithfulness.

Christ now in power is here, And Armageddon is near.
Satan’s old system will soon pass away.
Now is the season to preach. Many there are yet to reach;
Time for the meek to take their stand for Him today.


What will you bring, Jehovah’s Kingdom?
Triumph of truth and righteousness.
And bring what else, Jehovah’s Kingdom?
Eternal life and happiness.
Praise the Universal Sov’reign
For his love and faithfulness.

God’s reigning Ruler we prize. Wondrous he is in our eyes.
He comes in God’s name; we bow to our King.
Enter the grand temple gate; God’s favor now supplicate.
Soon dawns that day when he rules over ev’rything.

What will you bring, Jehovah’s Kingdom?
Triumph of truth and righteousness.

And bring what else, Jehovah’s Kingdom?
Eternal life and happiness.
Praise the Universal Sov’reign
For his love and faithfulness.

(See also 2 Sam. 7:22; Dan. 2:44; Rev. 7:15.)

 Go to "Sing to Jehovah" songbook

Download Sing to Jehovah Vocal Renditions, Disc 6. 

Also alvailable the songbook.


Jehová ha empezado a reinar (Cántico 30)

Y el séptimo ángel tocó su trompeta. Y en el cielo ocurrieron voces fuertes, que decían: “El reino del mundo sí llegó a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará para siempre jamás”
(Revelación 11:15)

¡Qué tiempo tan singular! ¡Dios ha empezado a reinar!
En Sión ha puesto su Piedra Angular.
La voz hagamos oír, al mundo hay que decir
que Dios a Cristo ha dado toda autoridad.


 ¿Qué nos dará, Jehová, tu Reino?
“Felicidad, justicia y paz.”
¿Qué más dará tu santo Reino?
“Vida sin fin en hermandad.”
¡Gloria al Dios del universo
por su amor y lealtad!


Pronto en Armagedón, el Rey, con justo furor,
a los malvados los va a destruir.
Es hora de predicar, al manso hay que enseñar
para que sepa qué camino elegir.


¿Qué nos dará, Jehová, tu Reino?
“Felicidad, justicia y paz.”
¿Qué más dará tu santo Reino?
“Vida sin fin en hermandad.”
¡Gloria al Dios del universo
por su amor y lealtad!

¡Aclamen todos al Rey! ¡Pueblos, acaten su ley!
Cristo es aquel a quien Dios designó.

Recibirá de Jehová la Tierra por heredad;
bajo sus pies tendrá la entera creación.

¿Qué nos dará, Jehová, tu Reino?
“Felicidad, justicia y paz.”
¿Qué más dará tu santo Reino?
“Vida sin fin en hermandad.”
¡Gloria al Dios del universo
por su amor y lealtad!

(Véanse también 2 Sam. 7:22; Dan. 2:44; Rev. 7:15.)

viernes, 21 de marzo de 2014

El comercio se internacionaliza.

LA EXPANSIÓN del comercio mundial estaba muy limitada en un principio debido a la escasez, lentitud y costo del transporte y las comunicaciones. El comercio marítimo era extremadamente lento. En las rutas terrestres abundaban los peligros. Pero esta situación iba a cambiar.

Durante el período helenístico, que abarcó desde 338 a. E.C. hasta 30 a. E.C., las ciudades mediterráneas se convirtieron en importantes centros comerciales. Entre ellas estaba Alejandría (Egipto), fundada por Alejandro Magno en 332 a. E.C.

No obstante, según el profesor Shepard B. Clough, “en el siglo II precristiano el Oriente helenístico empezó [...] a manifestar síntomas de estancamiento económico; en el siglo I la decadencia era patente”. Roma reemplazó a Grecia como potencia mundial. Más tarde, bajo la dominación romana, Alejandría llegó a ser una importante capital, solo superada por la misma Roma.

El Imperio Romano de Oriente, sucesor del de Occidente, alcanzó su cenit entre los siglos IX y XI. Su capital, Constantinopla (hoy Estambul), tenía una población de un millón de habitantes y era con diferencia la mayor ciudad del mundo. En ella se vendían las sedas, especias, tintes y perfumes del Este, y las pieles, ámbar, madera y hierro del Oeste, así que se convirtió en un importante puente económico entre Europa y Asia.

Sin embargo, en 1204, durante la cuarta cruzada, el Imperio sufrió un fuerte revés. Su capital fue sitiada y saqueada, víctima de la avaricia económica. Según The Collins Atlas of World History, “la ofensiva occidental en busca de la riqueza oriental fue el motor impulsor de las cruzadas”. Esto indica claramente que la iglesia, aunque supuestamente impulsada por el fervor religioso, tenía también otros motivos.

Entretanto, los comerciantes fundaron en la Europa medieval ferias comerciales, donde exhibían las mercancías de los distintos lugares por los que viajaban. La enciclopedia Salvat Universal dice sobre las importantes ferias que se celebraron en la región nororiental francesa de Champagne: “Las necesidades económicas que dimanaban de las transacciones comerciales provocaron muy pronto, junto a las simples operaciones de cambio, la aparición de compensaciones, de transferencias bancarias y el desarrollo del crédito. [...] A partir de la segunda mitad del siglo XII se afirmó el carácter financiero de las ferias de [Champagne], que se convirtieron en un lugar de pago ordinario de las compras realizadas en otras partes”.

Las conquistas de los turcos otomanos durante el siglo XV amenazaron con cortar las rutas comerciales entre Europa y Asia. Por consiguiente, los exploradores europeos fueron en busca de nuevas rutas. El navegante portugués Vasco de Gama lideró de 1497 a 1499 una expedición que rebasó con éxito el cabo de Buena Esperanza (África), y de este modo dio origen a una nueva ruta a la India, que contribuyó a que Portugal se convirtiera en una potencia mundial. La nueva ruta también despojó de su importancia comercial a Alejandría y a otros puertos mediterráneos.

Entretanto, España, el país vecino de Portugal, financiaba el viaje del navegante italiano Cristóbal Colón a la India navegando hacia el oeste alrededor del mundo. En 1492 —se cumplirán quinientos años el próximo mes de octubre— Colón alcanzó el hemisferio occidental. Los ingleses, por otra parte, en vez de intentar llegar al este navegando hacia el sur, como Vasco de Gama, o hacia el oeste, como Colón, siguieron buscando una ruta nororiental o noroccidental.

Todos estos viajes de exploración contribuyeron a internacionalizar el comercio. El comercio mundial desempeñó un papel importante en el descubrimiento de las Américas, demostrando así su enorme influencia en el devenir de la humanidad.

El poder económico forja imperios


El mundo del comercio ha forjado organizaciones poderosas. Según el libro By the Sweat of Thy Brow, puede citarse como ejemplo “una de las innovaciones socioeconómicas más trascendentales y duraderas del mundo antiguo: el gremio, o asociación de personas del mismo oficio”.

Estos gremios, precursores de influyentes organizaciones similares de la actualidad, además de conseguir ciertos objetivos loables, abusaron patentemente de su poder. Tanto fue así, que se dice que en el siglo XIV John Wycliffe denunció algunas de ellas como “falsas conspiradoras [...] maldecidas por Dios y por el hombre”.

El poder de los gremios y los sindicatos


  Para el siglo IV a. E.C., algunas ciudades mediterráneas se estaban especializando en ciertas mercancías, y los artesanos del mismo oficio se reunían en determinados barrios de esas ciudades. Estos gremios eran al principio de naturaleza religioso-social. La obra By the Sweat of Thy Brow nos dice que “cada una de las asociaciones tenía su patrón o patrona y sus miembros celebraban sus propios servicios religiosos comunales”.

  Los gremios medievales tenían el propósito de ofrecer asistencia social a sus miembros y proteger el oficio en conjunto mediante la regulación y normalización de la producción, posiblemente controlando incluso los precios y los salarios. Algunos se hicieron monopolísticos, manipulando los precios por acuerdos secretos a fin de proteger el mercado del gremio e impedir la competencia desleal.

  A los antiguos gremios de oficios les sucedieron los gremios mercantiles del siglo XI, cuando los comerciantes viajeros los organizaron para protegerse de los peligros de los caminos. Sin embargo, los gremios perdieron con el tiempo su carácter original. Su ámbito local los llevó a perder su poder y prestigio a medida que los mercados regionales, nacionales e internacionales se hicieron más importantes y los comerciantes empezaron a eclipsar a los artesanos.

  A finales del siglo XVIII y principios del XIX, y como resultado de la Revolución Industrial, nacieron en Inglaterra y Estados Unidos los sindicatos como asociaciones de trabajadores de la misma profesión. Su origen fue en parte el de clubes sociales, pero acabaron convirtiéndose en movimientos de protesta contra el sistema político y social de la época.

  En la actualidad, algunos sindicatos se centran solo en fijar salarios, horarios, condiciones de trabajo y niveles de seguridad laboral, consiguiendo sus fines mediante la negociación colectiva o el recurso de la huelga. Otros, sin embargo, son de una manifiesta naturaleza política.

La Liga Hanseática

El comercio mundial incluso ha forjado imperios, siendo, sin duda, el británico el más importante. Pero antes de que este empezara a emerger en el siglo XVI, se produjeron en Europa otras aventuras comerciales que perseguían el influyente poder económico. Una de estas fue la Liga Hanseática.

La palabra del antiguo alto alemán Hanse, que significa “tropas”, se aplicó con el tiempo a cualquiera de los gremios o asociaciones de comerciantes que se formaron. A finales del siglo XII y principios del XIII, un Hanse ubicado en Lübeck, una ciudad del norte de Alemania, dominó el comercio báltico y relacionó a Alemania con Rusia y otros países bálticos. Entretanto, al oeste, el Hanse de la ciudad alemana de Colonia fortalecía las relaciones comerciales con Inglaterra y los Países Bajos.

Estas asociaciones mercantiles promulgaron leyes para defenderse a sí mismas y sus mercancías, regulando el comercio para el bien común. También combatieron la piratería y el robo por tierra y por mar. La expansión del comercio hizo cada vez más necesaria la mejora de la cooperación entre las distintas agrupaciones, de modo que para finales del siglo XIII, todas la ciudades importantes del norte de Alemania se habían unido en una sola liga, que llegó a conocerse como la Liga Hanseática.

Gracias a su ubicación geográfica, la liga controló la mayor parte del comercio septentrional. Al oeste, comerció con Inglaterra y los Países Bajos, naciones adelantadas económicamente, que, a su vez, mantenían relaciones comerciales con el Mediterráneo y el Oriente. Al este, tenía fácil acceso a Escandinavia y la Europa oriental. Además del comercio de la lana con Flandes, la liga controló el comercio pesquero con Noruega y Suecia, así como el de pieles con Rusia.

Aunque no era una federación política ni tenía una administración permanente, consiguió ejercer una gran influencia en su momento de mayor esplendor. Uno de sus logros más importantes fue la elaboración de un código de leyes marítimas y comerciales. Aunque se expandía a nuevos mercados, defendía los antiguos, utilizando la fuerza si era necesario. En la mayoría de los casos, su gran flota mercante podía vencer la resistencia poniendo en vigor embargos o bloqueos económicos.

La Liga Hanseática alcanzó su cenit a mediados del siglo XIV. Su decadencia empezó en el siglo XV, cuando los ingleses y los holandeses se hicieron fuertes y empezaron a dominar el comercio mundial. La guerra de los Treinta Años significó el principio del fin de la Liga. Sus miembros se reunieron por última vez en 1669. Solo unas pocas ciudades, entre ellas Lübeck, Hamburgo y Bremen, se enorgullecen aún de ser ciudades hansas, miembros relativamente impotentes de la que en su día fue una poderosa organización comercial.

Otros gigantes comerciales de mayor envergadura e influencia estaban esperando tomar el lugar de la Liga Hanseática.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 22 de Enero de 1992. Para complementar lea el tema: "¿Cambiará algún día nuestro mundo?". También disponible en audio libro. Ambos editados y distribuidos por los testigos de Jehová.

jueves, 20 de marzo de 2014

La lucha del hombre por sus derechos

EN EL año 73 a. de la E.C. un esclavo tracio llamado Espartaco escapó de la escuela en Sicilia donde estaba recibiendo entrenamiento como gladiador. Se escondió en el Vesubio y se le fueron uniendo otros esclavos que habían escapado, hasta que al fin tuvo un ejército.

Después de derrotar a dos ejércitos romanos en sucesión, invadió la mayor parte del sur de Italia y se abrió paso a la fuerza hasta los Alpes mismos. Para entonces su ejército ascendía a aproximadamente 90.000 guerreros. Cuando los demás esclavos rehusaron salir de Italia, tuvo que regresar al sur, con la intención de cruzar de vuelta a Sicilia. Finalmente, Marco Licinio Craso, un nuevo comandante romano, le dio muerte en batalla.

En breve, ésta es la historia de la lucha de un hombre por lo que hoy en día se llama un derecho humano, el derecho a la libertad, o a no estar en esclavitud.

No se han garantizado los derechos humanos


Aparentemente el término “derechos humanos” es muy moderno. Se solía hablar de “derechos naturales.” Pero, sea cual sea el nombre que se use, parece que el hombre siempre ha sentido la necesidad de proteger ciertos derechos y libertades suyos. El código legal de Hammurabi, las reformas legales de Solón en Grecia y las “leyes inmutables” de los medos y los persas fueron concebidos con el propósito de proteger los derechos de los miembros de diferentes naciones y proporcionarles una medida de seguridad.

Sin embargo, las leyes no siempre lograban su propósito. A veces surgía un tirano como Nerón y las pasaba por alto. En los días de Mardoqueo, el inicuo Hamán usó las leyes mismas para tratar de causar la destrucción de la minoría judía en el Imperio Persa. Algunas personas muy ricas y poderosas se hallaban por encima del control de las leyes.

Además de eso, la historia está llena de ejemplos de grupos que en realidad no estaban protegidos por las leyes. La revuelta de Espartaco puso de relieve la difícil situación de los esclavos en el Imperio Romano, a muchos de los cuales se les obligaba a luchar hasta morir en las arenas, o literalmente se les hacía trabajar hasta la muerte en las minas y galeras.

En la antigua Atenas, la posición de las mujeres era poco envidiable. Por lo general se les consideraba como poco más que esclavas que suministraban prole; se les describe como “aisladas en sus hogares, sin educación y con pocos derechos, y sus esposos no las consideraban mejores que un vasallo o un bien mueble.”

La crueldad de los asirios y las deportaciones en masa de los babilonios nos hacen recordar a otra clase cuyos derechos nunca recibieron mucha atención: los que se encontraron en el lado perdedor de las numerosas guerras de la historia. La gente pobre siempre ha sufrido también, y, en tiempos más modernos, las minorías culturales, lingüísticas, y, particularmente, raciales y religiosas, han sufrido severa privación de sus derechos.

El egoísmo y los derechos humanos


Por lo tanto, a través de la historia no se ha visto que los sistemas legislativos humanos hayan garantizado derechos humanos iguales para todos. Esto ha llevado a pugnas, revoluciones y levantamientos de personas que han luchado por obtener mayor libertad.

En todas estas luchas ha sobresalido una cualidad humana: el egoísmo, o egocentrismo. Esta se ha opuesto vigorosamente a que toda la humanidad disfrute de los derechos humanos, y demuestra lo que el filósofo alemán Hegel declaró en una ocasión: que la libertad solo es posible en una comunidad en la cual la gente tenga ciertas normas morales.

Un ejemplo de lo que sucede cuando reina el egocentrismo se vio durante la llamada “revuelta campesina” de Inglaterra. En 1381, una gran muchedumbre de campesinos bajo la dirección de Wat Tyler marchó hacia Londres y exigió ver al rey. Habían pasado por el trauma de la peste negra, y ahora objetaban a la pesada tributación y el trabajo forzado a los cuales los barones —los terratenientes de aquellos días— los estaban sometiendo. Ascendían tal vez a 100.000 hombres.

El rey estaba dispuesto a reunirse con ellos y acceder a sus demandas, pero los barones no estuvieron dispuestos a renunciar a algunos de sus derechos. Wat Tyler fue muerto, y ninguna de las demandas de los campesinos fue aceptada.
Este egocentrismo se vio de otro modo. A menudo sucedía que siempre que algún grupo luchaba por ciertos derechos y finalmente los obtenía, después daba poca consideración a los derechos de otros grupos o personas.

Por ejemplo, en 1789 los ciudadanos de Francia se libraron violentamente de la gobernación de una aristocracia opresiva y produjeron la famosa Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En ésta alistaron los derechos que deberían poseer los franceses, destacando los de “libertad, propiedad, seguridad y resistencia a la opresión.”

No obstante, pocos años a partir de entonces, la nación francesa bajo Napoleón participó en guerras de conquista, y afectó adversamente la ‘libertad, propiedad y seguridad’ de la mayor parte de las naciones de Europa.

Se informa que la primera formulación importante de derechos en un documento político fue la Declaración de Derechos británica, en 1689. Pero más tarde, cuando se estuvo edificando el Imperio Británico en diferentes partes del mundo, se dio poca consideración a los derechos de muchos pueblos conquistados, como en el caso de los aborígenes de Australia y Tasmania.

De manera semejante, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos recalcó los derechos de los norteamericanos a la “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad.” No obstante, ¿cuánto se pensó en la “vida, libertad y la búsqueda de la felicidad” de los millones de individuos de tez oscura que fueron desarraigados de sus hogares en África y vendidos como esclavos en las plantaciones norteamericanas?

Y cuando la expansión de la nación norteamericana chocó con los derechos de las diferentes tribus indias que les salieron al encuentro, ¿los derechos de quiénes se pasaron por alto a menudo?

La cristiandad y los derechos humanos

Finalmente, el registro histórico de las iglesias de la cristiandad en el campo de los derechos humanos no ha sido bueno. La actitud de la cristiandad para con la propagación de los derechos humanos se muestra en dos acontecimientos históricos interesantes.

En 1215, los ingobernables barones ingleses obligaron al empobrecido rey Juan a firmar la Carta Magna. A ésta se le ha llamado la predecesora de los documentos modernos sobre los derechos humanos. Aunque las libertades que concedía la Carta adolecían de grandes limitaciones, a aquel documento se le considera un punto sobresaliente por el hecho de que puso al rey bajo el dominio de la ley.

La reacción del papa Inocencio III a este documento está registrada. Él dijo: “Absolutamente rechazamos y condenamos este arreglo, y bajo amenaza de excomunión ordenamos que el rey no se atreva a cumplir con él y que los barones no requieran que se cumpla con él. Por medio de este instrumento declaramos que la carta es nula y que carece de toda validez para siempre.”

Por supuesto, no sucedió que la Carta Magna simplemente quedara en nada. Varias veces fue publicada de nuevo, y hasta la Iglesia Católica la usó cuando vio amenazados los derechos de ella; sí, la Carta Magna llegó a ser una fuerza en el desarrollo político de Inglaterra y Norteamérica.

En 1524 ocurrió en Alemania lo que se conoce como la “guerra de los campesinos.” A semejanza de lo que pasó en la revuelta campesina de Inglaterra, los humildes campesinos protestaron contra el constante aumento de impuestos y servicios que exigían los príncipes de Alemania. Martín Lutero aconsejó a los campesinos que se rindieran. Cuando éstos rehusaron hacerlo, se informa que él aconsejó a los príncipes que los atacaran e hirieran como a “perros rabiosos.” Los príncipes siguieron su consejo.

En muchísimas ocasiones la posición que la cristiandad adoptó contra lo que hoy día la gente llama los “derechos humanos” se hizo violenta. La matanza que el protestante Cromwell perpetró contra los católicos irlandeses, y la matanza despiadada de los hugonotes protestantes de Francia a manos de los católicos de esa nación son solamente dos ejemplos de la cruel intolerancia que se ha manifestado para con los derechos de otras personas dentro de las naciones de la cristiandad.

Otros ejemplos son sus sanguinarias cruzadas e inquisiciones; la carrera que optaron por seguir los conquistadores españoles, los cuales, con la bendición de sus líderes espirituales, participaron en actos de asesinato y de saqueo en muchas partes del mundo; y no debemos olvidar las aproximadamente 100.000 mujeres que fueron quemadas en la hoguera durante la Edad Media bajo la acusación de que eran brujas.

Sí, a través de la historia, el registro de la humanidad con relación a los derechos humanos ha sido deficiente. Las fuerzas que deberían haber trabajado para el mejoramiento del hombre, como las leyes del país o hasta las leyes de la cristiandad, han sido inadecuadas o positivamente dañinas para la humanidad.

A muchas clases se les privó de sus derechos, y las tendencias egoístas de los hombres impidieron que las clases hallaran alivio de la opresión. Con demasiada frecuencia ha sucedido como declaró el libro bíblico de Eclesiastés hace mucho: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.”—Ecl. 8:9

¿Qué significa esto para nosotros hoy día? ¿Han cambiado las cosas? ¿Habrá ahora más esperanza que en el pasado respecto a que los derechos humanos hayan de ser garantizados? ¿Qué dicen los hechos?

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Febrero de 1980. Para complementar el tema, lea el folleto: "¿Quién controla realmente el mundo?". Ambos publicados por los testigos de Jehová.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡La Palabra de Jehová es segura!

‘Yo, Jehová, hago que se cumpla la palabra de mi siervo.’ (Isaías 44:24-26)

¿QUÉ nos traerá el día de mañana? La gente quisiera saber eso. Pero ¡cuán poco satisfactorias son sus predicciones! Por ejemplo: Allá en 1864 el naturalista Alfred R. Wallace predijo que el hombre forjaría el siguiente ‘futuro para la raza humana’: “Cada cual forjará su propia felicidad en relación con la de su prójimo; las facultades morales bien equilibradas nunca permitirán a nadie violar la igualdad de libertad de otras personas; cada cual será guiado por lo óptimo en lo que respecta a leyes; una consumada comprensión de los derechos de todos los que lo rodean, junto con perfecta simpatía con los sentimientos de éstos”.

De hecho, ¡Wallace predijo que el hombre transformaría la Tierra en “el paraíso más brillante que se haya presentado alguna vez en los sueños de un vidente o un poeta”!

El autor de esas palabras murió solamente nueve meses antes de que la humanidad se sumiera en la oscura noche de la I Guerra Mundial. ¿Dónde estuvo, entonces, aquel ‘brillante paraíso’ lleno de gente compasiva? ¿Y qué hay de hoy? Indiscutiblemente, ‘se ha enfriado el amor de la mayor parte’ de la gente... y esto a pesar de las predicciones que habían anunciado lo contrario (Mateo 24:12). Pero ¿debería esto llevarnos a dudar de toda profecía?

Jehová Dios se identifica como Aquel ‘que vuelve a los sabios al revés y torna el conocimiento de ellos en tontedad, mientras hace que se cumpla la palabra de Su siervo’ (Isaías 44:24-26, By). Sin embargo, algunos tal vez pregunten: ‘¿Podemos confiar en las profecías bíblicas? ¿Es verdaderamente segura la Palabra de Jehová?’.

Ruina y restauración

Hay prueba abundante de que realmente podemos confiar en la profecía bíblica. Por ejemplo, profecías de ruina y de restauración se realizaron en el caso del antiguo pueblo de Dios, los israelitas. Cuando ellos adoraban fielmente a Jehová, prosperaban en la ‘tierra de leche y miel’ que Dios les había dado (Levítico 20:24; 1 Reyes 4:1, 20).

Pero se les había advertido que, si desobedecían, aquella tierra que virtualmente era un paraíso se convertiría en un lugar desierto y devastado (Levítico 26:27-35). En el año 607 a. de la E.C., unos 900 años después que Moisés hubo puesto por escrito el libro de Levítico, los babilonios conquistaron a Judá y Jerusalén. Poco tiempo después, los judíos que quedaron en aquella tierra huyeron a Egipto, y así se completó la predicha desolación. (Jeremías 39:8-10; 40:5; 41:2; 43:1-7.)

Sin embargo, más de un siglo antes de la destrucción de Jerusalén, Jehová había prometido que haría regresar a su pueblo arrepentido a la tierra desolada de ellos y que restauraría el esplendor paradisíaco de ésta (Isaías 35:1-4).

Dios también había dicho: “Yo, Jehová, [...] que hago que se cumpla la palabra de mi siervo y que se realice el plan de mis mensajeros, soy el que dice acerca de Jerusalén: ‘será habitada’, y en cuanto a las ciudades de Judá: ‘serán reconstruidas y restauraré sus ruinas’” (Isaías 44:24-26, By). En 539 a. de la E.C. los medos y los persas, bajo el mando de Ciro, conquistaron a Babilonia, tal como lo había predicho Isaías (Isaías 44:27–45:6).

El decreto de Ciro que permitió a los judíos regresar a su tierra de procedencia y reconstruir el templo entró en vigor en 537 a. de la E.C., y con el tiempo la tierra de Judá sí vio la predicha transformación. (Esdras 1:1-4; Isaías 35:5-10; Ezequiel 36:35). ¡Cuán segura es la Palabra de Jehová!

Tiro no pudo desafiar la profecía

En la antigua ciudad de Tiro, a la cual apropiadamente se llamaba “la Reina del Mar”, también se cumplió profecía recibida por inspiración divina. Respecto a este puerto marítimo fenicio, Jehová había declarado: “Estoy contra ti, oh Tiro, y ciertamente haré subir contra ti muchas naciones [...] Aquí estoy trayendo contra Tiro a Nabucodonosor el rey de Babilonia [...] y tus torres derruirá [...] Y tus piedras y tu maderaje y tu polvo colocarán en el medio mismo del agua. [...] Y ciertamente haré de ti una superficie brillante y pelada de peñasco. Un secadero para redes barrederas es lo que llegarás a ser”. (Ezequiel 26:3-14.)

Tal caída parecía imposible. De acuerdo con el historiador judío Josefo, los babilonios sitiaron a Tiro por un período de 13 años (Josefo, Contra Apión, libro I, capítulo 21). No hay registro histórico de cuán eficaces fueron los esfuerzos de Nabucodonosor, aunque Tiro tiene que haber sufrido enormes pérdidas en términos de propiedad y vidas. Una declaración profética posterior dada mediante Zacarías indicó que Dios destruiría completamente la ciudad (Zacarías 9:3, 4). Esta profecía se cumplió unos 200 años después de ser dada.

Para entonces, los que vivían en la cercana ciudad insular de Tiro se sentían seguros detrás de sus formidables murallas. Sin embargo, en 332 a. de la E.C. las fuerzas de Alejandro Magno destruyeron aquella ciudad insular por medio de construir un terraplén hasta la isla, usando los escombros de la Tiro continental.

Desde entonces, esta península artificial ha sido agrandada por la arena que el agua ha depositado allí. Además, en la aldea marítima que actualmente se halla allí se pueden ver pescadores secando sus redes... otro cumplimiento de profecía. ¡La Palabra de Jehová ciertamente es segura!

Se rinde la “ciudad de derramamiento de sangre”


La Palabra profética de Dios también resultó ser veraz en el caso de la antigua Nínive, la capital del Imperio Asirio, opresor del pueblo de Jehová (2 Reyes 17:1-6; 1 Crónicas 5:6, 26). Cuando Nínive estaba en su apogeo, Jehová dijo lo siguiente acerca de ella mediante Sus profetas: “Saqueen plata; saqueen oro; pues no hay límite a las cosas en arreglo. [...] ¡Vacío y vacuidad, y una ciudad asolada! [...] ¡Ay de la ciudad de derramamiento de sangre!” (Nahúm 2:9, 10; 3:1). “Hará de Nínive un yermo desolado [...] y en medio de ella, hatos ciertamente se echarán estirados.” (Sofonías 2:13, 14.)

¿Sería posible que esto se realizara? Nínive era “la gran ciudad” (Jonás 1:2). De acuerdo con el historiador antiguo Diodoro, Nínive tenía una muralla de 30 metros (100 pies), lo suficientemente ancha como para que tres carros viajaran sobre ella lado a lado. En los días del profeta Jonás (el siglo IX a. de la E.C.), más de 120.000 hombres vivían en aquella ciudad (Jonás 4:11). ¿Había de convertirse todo esto en un “yermo desolado”?

En el año 632 a. de la E.C., después de 16 años o más de la profecía de Sofonías, los babilonios y los medos sitiaron a Nínive. De acuerdo con Diodoro (libro II, capítulo 27), “lluvias fuertes y continuas” hicieron que el río Éufrates se desbordara. El río “inundó parte de la ciudad y derribó los muros por una distancia de veinte estadios”.

Nínive fue tomada. “Se llevaron mucho despojo de la ciudad y de la zona del templo y convirtieron la ciudad en un montón de tierra y en una ruina”, declara la antigua Crónica babilonia. Por siglos Nínive llegó a ser una ciudad perdida. Su caída ciertamente fue “buenas nuevas” para el pueblo de Dios, al cual se confirmó que “Jehová es bueno” y “está informado de los que buscan refugio en él” (Nahúm 1:7, 15).

Hoy día la persona que visita las ruinas de Nínive, en Iraq, puede ver ovejas pastando cerca de sus montículos, tal como se predijo. Esto es prueba adicional de que la Palabra de Jehová es segura.

Se quiebra “un cuerno conspicuo”

En una visión profética, Daniel vio que un macho cabrío que tenía “un cuerno conspicuo” mataba a un carnero de dos cuernos. El cuerno conspicuo fue quebrado, y cuatro cuernos lo reemplazaron (Daniel 8:1-8). ¿Qué pudiera significar esto? El ángel Gabriel explicó: “El carnero que tú viste que poseía los dos cuernos representa a los reyes de Media y Persia. Y el macho cabrío peludo representa al rey de Grecia; y en cuanto al gran cuerno que estaba entre sus ojos, representa al primer rey. Y puesto que ése fue quebrado, de modo que hubo cuatro que finalmente se levantaron en lugar de él, hay cuatro reinos de su nación que se pondrán de pie, pero no con su poder”. (Daniel 8:16, 20-22.)

La poderosa Babilonia había sido conquistada por Medopersia, el carnero de dos cuernos de la visión. Pero el ángel de Dios había predicho que “el macho cabrío peludo”, Grecia, mataría al carnero. Eso fue exactamente lo que ocurrió en el siglo IV a. de la E.C., cuando los ejércitos de habla griega de Alejandro Magno derrocaron al Imperio Medopersa. Sin embargo, Alejandro murió inesperadamente a la edad de 32 años en 323 a. de la E.C. sin haber dejado un sucesor capacitado.

Con la muerte de Alejandro “el cuerno conspicuo” fue quebrado. Pero ¿qué hay de los predichos ‘cuatro cuernos que finalmente se levantaron en lugar de éste’?

Alejandro tenía varios generales, pero cuatro de ellos finalmente se establecieron en el poder. Fue así como el “cuerno conspicuo” fue quebrado, y con el tiempo ‘cuatro cuernos’, o “cuatro reinos”, lo reemplazaron. Para 301 a. de la E.C. estos generales se habían establecido en el poder: Ptolomeo Lago (Egipto y Palestina); Seleuco Nicátor (Mesopotamia y Siria); Casandro (Macedonia y Grecia); y Lisímaco (Tracia y Asia Menor). De nuevo vemos que la Palabra de Dios es segura.

¡Aparece “Mesías el Caudillo”!


El libro de Daniel también suministra prueba particularmente sobresaliente de que la Palabra de Jehová es segura. Con siglos de anterioridad, Daniel escribió por inspiración acerca del tiempo exacto en que el Mesías aparecería en la Tierra.

Esta emocionante profecía dijo, en parte: “Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, y para acabar con el pecado, y para hacer expiación por el error, y para introducir la justicia para tiempos indefinidos, y para imprimir un sello sobre visión y profeta, y para ungir el Santo de los Santos. Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas”. (Daniel 9:24, 25.)

¿Se trataba aquí de “semanas” literales? No, pues las cosas profetizadas aquí tocante al Mesías no acontecieron todas dentro de un período de 70 semanas, o menos de año y medio. Éstas resultaron ser “semanas” en las cuales cada día contaba por un año. (Compare con Números 14:33, 34.) “La palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén” salió en el año vigésimo del rey persa Artajerjes, llamado Longimano (Nehemías 2:1-18).

Desde que éste comenzó a gobernar en 474 a. de la E.C., su vigésimo año fue 455 a. de la E.C. Por eso, las 69 semanas de años desde ‘la palabra de reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo’ sumaron 483 años (7  69) y se extendieron hasta el 29 E.C.

En ese año Juan el Bautizante estaba ocupado “predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados”. ¿Y qué hay de los judíos? “Estando el pueblo en expectativa y todos discurriendo en sus corazones acerca de Juan: ‘¿Acaso será él el Cristo?’” (Lucas 3:3-6, 15).

Respecto a tal expectativa, el erudito judío Abba Hillel Silver declaró: “En el primer siglo, sin embargo, especialmente durante la generación anterior a la destrucción [de Jerusalén], hubo un extraordinario brote de emocionalismo mesiánico. Esto se debió [...] no a una intensificación de la persecución romana, sino a la creencia común entonces, inducida por la cronología popular de aquellos días [...] Se esperaba al Mesías alrededor del segundo cuarto del primer siglo E.C.”. Aquella “cronología popular” se basaba en el libro de Daniel.

La profecía de Daniel había indicado que las 69 semanas de años se extenderían hasta dentro del año 29 E.C. Pues bien, ¿apareció el Mesías a tiempo en aquel año? ¡Ciertamente que sí! Juan el Bautizante había comenzado a predicar y bautizar “en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César” (Lucas 3:1-3).

Puesto que Tiberio llegó a ser emperador romano el 17 de agosto del año 14 E.C. (según el calendario gregoriano), la obra de Juan comenzó durante el año decimoquinto después de eso, o en la primavera del 29 E.C. En el otoño de aquel año Juan bautizó a Jesús de Nazaret, y entonces el espíritu santo descendió del cielo para ungir a Jesús como el Cristo, o Mesías (Lucas 3:21, 22). La profecía mesiánica se había cumplido. Nuevamente se había probado que la Palabra de Jehová es segura.

Muchas otras profecías de las Escrituras Hebreas tuvieron cumplimiento con relación a Jesucristo.

  • Por ejemplo, Jesús nació de una virgen, en Belén (Isaías 7:14; Miqueas 5:2; Mateo 1:18-23; 2:3-6).

  • Después que él nació, se dio muerte a unos niñitos (Jeremías 31:15; Mateo 2:16-18). Tuvo un precursor (Isaías 40:3; Mateo 3:1-3).

  • Jesús llevó nuestras enfermedades (Isaías 53:4; Mateo 8:16, 17).

  • Entró en Jerusalén sobre un pollino de asna (Zacarías 9:9; Juan 12:12-15).

  • Un apóstol lo traicionó por 30 piezas de plata (Salmo 41:9; Zacarías 11:12; Mateo 26:14-16, 46-56; Juan 13:18).

  • Después que Jesús hubo sido colgado en el madero, varios soldados se repartieron las ropas de él y echaron suertes por Su prenda interior de vestir (Salmo 22:18; Juan 19:23, 24).

  • No le quebraron los huesos, pero lo traspasaron con una lanza (Salmo 34:20; Zacarías 12:10; Juan 19:33-37).

  • Después de estar partes de tres días en el sepulcro, fue resucitado (Jonás 1:17; 2:10; Mateo 12:39, 40; Marcos 9:31; Hechos 10:40).

Éstos son simplemente ejemplos de cómo Jesús cumplió las profecías mesiánicas. Pero también prueban que la Palabra de Jehová es segura.

Se puede saber el futuro


Jesús mismo, el Mesías, dio profecías que inspiran esperanza. Por ejemplo, predijo su futura “presencia” (Mateo 24:3-14). De hecho, diferentes escritores bíblicos pusieron por escrito profecías alentadoras que tendrían significado e importancia en el siglo XX y XXI. Por eso, no es inútil preguntar: ‘¿Qué nos traerá el día de mañana?’. ¡Podemos hallar la contestación!

19 Hasta ahora hemos considerado algunas profecías bíblicas que se cumplieron en el pasado. Pero ¿qué hay de nuestro día? ¿Tenemos más prueba emocionante de que la Palabra de Jehová es segura?

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Abril de 1984. Para complementar el tema lea el libro: "Acerquémonos a Jehová", ambos publicados por los testigos de Jehová.

martes, 18 de marzo de 2014

La batalla no es de ustedes, sino de Dios

“Pongan fe en Jehová [...] y así tengan buen éxito.” (2 CRÓNICAS 20:20.)

JOSAFAT de Judá era un buen rey. ‘No se desvió de hacer lo que era recto a los ojos de Jehová’ (2 Crónicas 20:32). Su nombre significa “Jehová es Juez”. Él magnificó el nombre de Jehová al acudir a él para que lo guiara en el camino de la justicia y lo ayudara a juzgar a Su pueblo. Tomó medidas para que el pueblo fuera instruido en las leyes de Jehová. Él personalmente salió entre los habitantes de Judá para instarlos a que regresaran a la adoración verdadera de Jehová. Organizó el reino para la adoración teocrática.

En todo esto, él aptamente prefigura al Rey Jesucristo, recién instalado en su trono celestial en 1914, quien ahora está reuniendo al pueblo de Jehová para la supervivencia mientras las fuerzas demoníacas reúnen a las naciones para la guerra final del Armagedón. (Mateo 25:31-34; Revelación 16:13, 14, 16.)

Después que Josafat hubo dado atención a la restauración del orden teocrático en Judá, surgió una crisis grave. Un adversario poderoso, “una gran muchedumbre”, llegó de las regiones de Amón, Moab y el monte Seir, y amenazó al pueblo de Dios con la extinción (2 Crónicas 20:1, 2, 22). La situación hoy es parecida a ésta.

Debido a que los verdaderos siervos de Jehová “no son parte del mundo”, el mundo de Satanás los odia y en muchos casos los enemigos de Dios los persiguen cruelmente (Juan 15:19; 1 Juan 5:19). La dominación de la tierra del pueblo de Jehová —Judá (que significa “Alabanza”)— fue el punto en cuestión en el tiempo de Josafat. Pero ahora, conforme al patrón de Amón y Moab de la antigüedad, las potencias políticas de hoy y las grandes empresas (incluso los fabricantes de armas del “día del juicio final”) están compitiendo por la dominación del mundo.

El antiguo monte Seir llegó a ser el dominio del Edom apóstata, los descendientes de Esaú, el hermano gemelo de Jacob. Apropiadamente, entonces, los habitantes del monte Seir prefiguraron a los orgullosos apóstatas de la cristiandad de hoy día. (Génesis 32:3.)

Al verse, pues, amenazado por aquellas hordas invasoras, ¿qué podía hacer el rey Josafat? Bueno, ¿qué hacen siempre los siervos leales de Jehová al enfrentarse a emergencias, persecuciones o peligros que les amenazan la vida? Josafat “dirigió su rostro a buscar a Jehová”. Y de todas las ciudades de Judá la gente ‘vino para consultar a Jehová’ en su casa de adoración verdadera. (2 Crónicas 20:3-5.)

¡Qué excelente ejemplo para el pueblo de Dios hoy! Esta era de violencia se está acercando a su culminación en Har–Magedón. Las condiciones en el mundo de Satanás no se harán menos violentas (2 Timoteo 3:1, 13). A menudo, puede que la mismísima vida del pueblo de Jehová se vea amenazada. ¿Dónde hallamos protección? La hallamos en nuestra unidad de adoración.

Nos reunimos para compartir alimento espiritual sustentador y organizar nuestro servicio público de alabanza a Jehová. Felizmente, “una grande muchedumbre” sigue presentándose, de entre todas las naciones, para unirse al pueblo de Dios en su “servicio sagrado”. Estos nuevos están subiendo a raudales a la ‘montaña de la casa de adoración de Jehová’. El hacerlo significa salvación para ellos también. (Revelación 7:9, 15; Isaías 2:3.)

Josafat tomó su posición “en la casa de Jehová delante del patio nuevo”.

Evidentemente el programa de construcción del rey en Judá había incluido el ampliar las instalaciones para la adoración en el templo de Jerusalén. Hoy igualmente, bajo la dirección del actual rey reinante, Jesucristo, se ha llevado a cabo un gran programa de construcción espiritual, de modo que en el patio terrestre del templo de Jehová hay amplio espacio para millones de personas de la clase no sacerdotal de la “grande muchedumbre”. ¡Qué grato es estar allí! (Salmo 27:1-5.)

Acudiendo a Jehová


En la casa de Jehová, Josafat presentó el entero asunto en oración a su Dios. Reconoció la dignidad real de Jehová, su poder y majestad, y repasó las obras de Jehová a favor de su pueblo. Se refirió a la oración fervorosa que pronunció Salomón durante la dedicación del templo, y humildemente concluyó diciendo: “Nosotros mismos no sabemos qué debemos hacer, pero nuestros ojos están hacia ti” (2 Crónicas 20:5-12; 6:12-14, 34, 35).

¿Ha estado usted alguna vez en una situación como ésta... en la que le parecía que no había adónde acudir? En los días de los apóstoles, Pablo a menudo se halló en tales aprietos. Tuvo que confiar muchísimo en Jehová. Pero siempre pudo decir: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso”. Pues, cuando se sentía totalmente incapacitado, su completa confianza en Jehová llegaba a ser una fuente de fortaleza invencible. ¡Usted también puede ser fuerte! (2 Corintios 12:10; Proverbios 18:10.)

Si puede, imagínese la escena allí en la amplia zona del templo de Jerusalén: “Todo este tiempo todos los de Judá estaban de pie delante de Jehová, aun sus pequeñuelos, sus esposas y sus hijos” (2 Crónicas 20:13).

Sin duda recordaban las instrucciones explícitas de Moisés respecto al propósito de dichas reuniones, conforme se hallan registradas en Deuteronomio 31:12. Solo había suficiente espacio como para estar de pie en aquella enorme asamblea mientras las familias esperaban respetuosamente las instrucciones de Jehová, alertas y listas para hacer lo que él les mandara.

¡Se requiere unidad de acción!

No obstante, aquellos habitantes de Judá no habían de quedar ociosos, esperando la liberación que Jehová les proporcionaría. ¡Habían de ser un pueblo de acción! Tenían que demostrar su obediencia a Jehová y hacer las cosas a la manera de Él para sobrevivir. No cabe duda de que a muchos de ellos les pareció que las instrucciones provenientes de Jehová eran poco comunes.

Dichas instrucciones ponían a prueba la integridad de ellos. De la misma manera, antes que Jehová efectúe su ‘hecho extraño, su obra extraordinaria’, de destruir a la cristiandad a principios de la “grande tribulación”, él exige que sus testigos participen unidamente en una obra que quizás parezca poco común, o extraordinaria, a muchas personas. Se trata de rendir el servicio sagrado de ir a los hogares de las personas, vez tras vez, para darles advertencia de la inminente destrucción. (Isaías 28:21; Mateo 24:14, 21.)

Esto fue prefigurado por las órdenes que Jahaziel dio al pueblo de Judá. Refiriéndose a las huestes del enemigo, dijo: “Mañana bajen contra ellos. [...] No tendrán que pelear en esta ocasión. Tomen su posición, esténse quietos y vean la salvación de Jehová a favor de ustedes. Oh Judá y Jerusalén, no tengan miedo ni se aterroricen. Mañana salgan contra ellos, y Jehová estará con ustedes” (2 Crónicas 20:16, 17). ¡Aquella multitud no armada de hombres, mujeres y niños recibió el mandato de salir contra los ejércitos del adversario! (Compare con Salmo 148:12, 13.)

Josafat y los habitantes de Judá apreciaron profundamente la dirección que Jehová proporcionó mediante Jahaziel. “Al instante Josafat se inclinó rostro a tierra, y todo Judá y los habitantes mismos de Jerusalén cayeron delante de Jehová para rendirle homenaje a Jehová” (2 Crónicas 20:18). El Josafat Mayor, Jesucristo, sumisamente desplegó tal confianza en Jehová mientras estuvo en la Tierra, y podemos estar seguros de que él acudirá a Jehová por las órdenes de batalla cuando ‘Jehová a su diestra haga pedazos a reyes en el día de su cólera’ (Salmo 110:5, 6).

De acuerdo con 2 Crónicas 20:19, los cantores del templo “se levantaron para alabar a Jehová el Dios de Israel con una voz extraordinariamente fuerte”. ¿Y quiénes hoy, bajo la dirección del resto ungido, están usando “una voz extraordinariamente fuerte” para alabar a Jehová ante Sus enemigos? Ciertamente a la delantera del pueblo de Jehová se encuentra el grupo cada vez más grande de ministros precursores.

En 1983, los precursores auxiliares y regulares, los precursores especiales y misioneros —los que toman la delantera en alabar a Jehová en el campo— disfrutaron de un aumento de 19 por 100. Su ‘cantar’ contribuyó extraordinariamente al asombroso total de 436.720.991 horas —un aumento de 13,5 por 100— dedicadas al ministerio cristiano el año pasado.

Allá en Jerusalén no era el tiempo de ser dormilón. Obedientemente, el pueblo ‘procedió a levantarse muy de mañana y salir al desierto de Tecoa’ (2 Crónicas 20:20). Estaban deseosos de expresar su fe mediante obras. (Compare con Santiago 2:14.) De igual manera, los ministros de Dios hoy frecuentemente necesitan ponerse a trabajar temprano.

En el mundo de Satanás hay personas que están ‘suspirando y llorando’, y tienen que ser marcadas para que puedan salir a salvo de la “grande tribulación”. (Compare con Ezequiel 9:4.)

¡Adelante a la batalla!


En 2 Crónicas 20:20, el registro pasa a decir: “Y mientras salían, Josafat se puso de pie y entonces dijo: ‘¡Óiganme, oh Judá y ustedes los habitantes de Jerusalén! Pongan fe en Jehová su Dios para que resulten de larga duración. Pongan fe en sus profetas y así tengan buen éxito”.

De igual manera, el cabeza de la congregación cristiana, nuestro actual Rey reinante, ha dado mucho ánimo a su pueblo para que se mantenga fiel. Hallamos dicho ánimo en pasajes como los siguientes: Mateo 10:27, 28; 24:9-13; Juan 16:33.

¡Se trata de fe en Jehová, fe en aquellos a quienes él utiliza como portavoces, sí, fe en Su organización! A medida que ‘salimos’ al servicio de Jehová hoy, ¡cuán importante es que ejerzamos dicha fe! Ésta es la manera de lograr éxito seguro... que es lo que han de lograr todos los Testigos bautizados y dedicados que ejerzan fe en Jehová y sus arreglos. Éstos incluyen su maravillosa provisión de la vida eterna, hecha posible mediante el sacrificio de su Hijo. (Juan 3:16; 17:3.)

Además, Josafat “tomó consejo con el pueblo y apostó cantores a Jehová y quienes ofreciesen alabanza en adorno santo mientras salían al frente de los hombres armados, y que dijesen: ‘Den alabanza a Jehová, porque hasta tiempo indefinido es su bondad amorosa’” (2 Crónicas 20:21). En este caso, los cantores del templo tomaron la delantera en salir a la batalla.

Su adorno espiritual incluye también ‘la nueva personalidad cristiana, que manifiesta verdadera justicia y lealtad’ (Efesios 4:24; Gálatas 5:22, 23). ¡Qué privilegio es pertenecer hoy a este movimiento mundial que magnifica el nombre y la bondad amorosa de Jehová! (Salmo 144:1, 2; 136:1-26.)

Jehová había dicho a su pueblo: “No tendrán que pelear en esta ocasión”. Y así resultó ser. “Al tiempo que dieron comienzo con el clamor gozoso y alabanza”, Jehová tendió una emboscada contra las multitudes invasoras, de modo que “los hijos de Amón y Moab procedieron a levantarse contra los habitantes de la región montañosa de Seir para darlos irrevocablemente a la destrucción y aniquilarlos” (2 Crónicas 20:17, 22, 23).

¡Cuán vívidamente ilustra esto lo que está por suceder en el mundo de Satanás! Como lo indica Revelación 17:16, 17, Jehová tiene un “pensamiento” respecto a Babilonia la Grande, de la cual la cristiandad es la parte más reprensible. Él hará que naciones militarizadas que son miembros de la ONU tengan el mismo “pensamiento”, de modo que se vuelvan contra la religión falsa para devastarla y destruirla. ¡El gran sistema apóstata de la cristiandad, como aquellos edomitas del monte Seir, será aplastado!

Pero ¡esto no es todo! ¡Quedan Amón y Moab del día moderno! (Compare con Revelación 18:9, 10, 15-17.) Éstos siguen resueltos a destruir a los alabadores de Jehová, los habitantes de Judá del día moderno. Pero es el tiempo para que Jehová ejecute su juicio. Como lo describe Revelación 19:11-16, el Rey, Jesucristo, saldrá para ‘pisar el lagar de vino de la cólera de la ira de Dios el Todopoderoso’, de modo que destruirá lo que quede del sistema mundial de Satanás.

Al punto culminante de aquella gran batalla, los remanentes enloquecidos de las naciones políticas y sus cohortes militarizadas sin duda se atacarán los unos a los otros con sus armas de aniquilación. Así sucedió en el caso de Amón y Moab, cuando “ayudaron a arruinar cada cual a su propio compañero”. Pero Jehová nunca permitirá que ellos utilicen sus artefactos nucleares hasta el grado de arruinar al pueblo de Dios o la obra de Su mano, nuestra Tierra. (Revelación 11:18; Isaías 45:12, 18; Salmo 115:16.)

“Pero en cuanto a Judá, llegó a la atalaya del desierto. Cuando volvieron sus rostros hacia la muchedumbre, pues, allí estaban, sus cadáveres caídos en tierra sin que nadie escapase.” Cuando los del “Judá” del día moderno, junto con sus compañeros de adoración, examinen los resultados de la guerra de Har–Magedón, alabarán a Jehová por aquella gran victoria.

No tendrán que recoger botín literal, sino que hallarán gozo al congregarse en la simbólica “llanura baja de Beraca”... Beraca significa “Bendición”. Con regocijo, la clase no sacerdotal de la “grande muchedumbre” entrará en una Tierra purificada, bajo el régimen del Reino, ansiosa de emprender el privilegio que tendrá ante sí... el de transformar la Tierra en un jardín paradisíaco. Por mil años el dominio real del Josafat Mayor, Jesucristo, quedará sin disturbio, y su Dios, Jehová, dará descanso continuo por todas partes. (2 Crónicas 20:24-30.)

Al igual que Josafat, el entronizado Jesús ayuda ahora al pueblo de Dios para que ‘tenga buen éxito’ en alabar a Jehová.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Julio de 1984. Para complementar el tema, lea el folleto: "Podemos ser amigos de Dios"