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martes, 24 de junio de 2014

¿Por qué me siento tan deprimido?

Los jóvenes preguntan...

MELANIE siempre se había conformado al ideal de su madre tocante a una niña perfecta... hasta que cumplió diecisiete años de edad. Entonces dejó de participar en las actividades escolares, dejó de aceptar invitaciones a fiestas y, al parecer, ni siquiera se preocupó cuando sus calificaciones bajaron de A a C. Sus padres notaban el mal humor de ella y a la hora de las comidas le preguntaban amablemente qué le pasaba. Melanie se marchaba de la mesa diciendo: “¡Déjenme en paz! No me pasa nada”.

Mark, a la edad de catorce años, era impulsivo y agresivo, y tenía un temperamento explosivo. En la escuela era inquieto y desordenado. Cuando se sentía frustrado o enfadado, atravesaba el desierto en motocicleta o se lanzaba por colinas empinadas sobre su tabla de patinaje. Sus padres y maestros excusaban tal conducta ingobernable como niñería.

Quizás le sorprenda saber que tanto Melanie como Mark padecían de depresión. Aunque todo el mundo sabe que la depresión es común entre los adultos, solo recientemente ha habido expertos que han admitido que los jóvenes también se deprimen. Lo mismo te puede suceder a ti.

Una emoción común

Una encuesta que condujo el Instituto Nacional de Salud Mental afirma que más o menos uno de cada cinco jóvenes tal vez padezca de síntomas de depresión. En muchos países el suicidio entre los jóvenes se ha descrito como una epidemia reciente. La depresión es el ingrediente más común en los suicidios juveniles.

Quizás tú sepas de algunos de tus amigos que se hayan sentido melancólicos y hayan intentado quitarse la vida. Pero tú probablemente no necesites de las estadísticas para saber que la depresión puede afectar tu vida. Desde luego, casi toda persona se siente a veces melancólica por unas horas, unos días... o hasta varias semanas. Esto es simplemente parte de la vida. Sin embargo, muchos jóvenes son especialmente propensos a la melancolía durante su adolescencia. ¿Por qué?

Es probable que esta etapa sea una de las más difíciles por la que tengas que pasar alguna vez. Las presiones internas que surgen al alcanzar la pubertad pueden causar en ti grandes inquietudes y cambios bruscos de humor. Te ves atrapado en una etapa de transición... ya no eres un niño, pero todavía no eres adulto en el sentido pleno de la palabra.

Asaltado por expectativas nuevas, y a menudo contrarias, por parte de tus padres, maestros o amigos, te sientes como un fracasado cuando a veces no puedes estar a la altura de tales expectativas. Lo que empeora las cosas es que, debido a tu inexperiencia, no estás familiarizado con los altibajos de la vida. No es de extrañar que algunos lleguen a sentirse terriblemente deprimidos.

¿Es normal mi melancolía?

No obstante, hay diferentes grados de depresión. Un joven pudiera sentirse desmoralizado debido a algún suceso desconcertante: su fracaso en un examen escolar, la muerte de una persona amada, el no conseguir un empleo o perder el que tenía, así como otras situaciones llenas de tensión. Por lo general, cuando las circunstancias cambian, la melancolía desaparece gradualmente dentro de un período relativamente breve.

Sin embargo, si persiste el estado de depresión y la persona tiene una actitud negativa en general, junto con sentimientos de inutilidad, ansiedad y cólera, esto puede convertirse en una depresión crónica de grado inferior. Los síntomas varían considerablemente. Cierto joven pudiera tener ataques de ansiedad. Otro tal vez se sienta cansado siempre, no tenga apetito, no pueda conciliar fácilmente el sueño o quizás pierda peso. A veces hasta una serie de accidentes pudiera ser una advertencia. Observa el recuadro:

¿Se trata de una depresión crónica de grado inferior?

1. Como joven, ¿te sientes cansado la mayor parte del tiempo, incluso cuando has dormido lo suficiente?
2. ¿Estás constantemente intranquilo?
3. ¿Has perdido interés en casi todo... en la escuela, la familia y tus amigos?
4. ¿Se te hace difícil tomar decisiones, aun en cuanto a asuntos relativamente insignificantes?
5. ¿Estás continuamente enfadado o resentido?
6. ¿Te dan muchos ataques de ansiedad, y crees que algo terrible va a ocurrir?
7. ¿Eres un quejumbroso crónico?
8. ¿Tienes tendencias suicidas?
9. ¿Eres demasiado exigente contigo mismo, y crees a menudo que eres muy inferior o deficiente?
10. ¿Pasas demasiado tiempo soñando despierto?
11. ¿Pasas constantemente, cada semana, por altibajos y cambios de humor severos y bruscos?
(Basado, en parte, en The Book of Hope de Helen DeRosis y Victoria Pellegrino.)


Si respondes “Sí” a la mayoría de las preguntas, es probable que tu depresión se haya hecho crónica. El reconocer este tipo de depresión es vital, pues, si no se aplica algún tratamiento, se convertirá en depresión grave, un trastorno grave que generalmente requiere ayuda profesional.

Algunos jóvenes disimulan la depresión comportándose de modo totalmente diferente: asistiendo a una interminable serie de fiestas, participando en promiscuidad sexual o vandalismo, o bebiendo en exceso. “Realmente no sé por qué tengo que estar saliendo constantemente”, confesó un muchacho de catorce años de edad. “Solo sé que si estoy a solas, me doy cuenta de lo mal que me siento.”

Es tal como la Biblia lo describió: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor; y es en desconsuelo que termina el regocijo”. (Proverbios 14:13) De modo que el irse de juerga en busca de placeres tal vez indique que la persona verdaderamente tiene problemas.

¿Se debe a algún problema físico?

Marie apenas había comenzado a estudiar en la universidad cuando sufrió un colapso emocional durante los primeros meses. Se le hacía difícil conciliar el sueño. Perdió interés en alimentarse, en sus estudios y en sus amistades. Felizmente, un perspicaz consejero universitario la refirió a un médico para que éste le hiciera un reconocimiento médico. ¿Cuál era la causa de su problema? Anemia causada por la insuficiencia de hierro. Después de recibir el tratamiento apropiado, recobró el ánimo y el vigor.

Sí, a veces la depresión se debe a algún trastorno biológico. Las infecciones, los trastornos glandulares u hormonales, las malignidades, la hipoglucemia y otros problemas relacionados con la sangre... cada uno de éstos puede causar depresión. ¿Eres adicto a las golosinas y otras cosas de poco valor nutritivo? Las insuficiencias causadas por una alimentación tan desequilibrada pueden causar depresión. También la pueden causar ciertos medicamentos o reacciones alérgicas.
Sin embargo, la depresión juvenil generalmente puede atribuirse a otra causa.

“Nunca he hecho nada bien”

Donald pensaba que tenía que sobresalir en la escuela para que se le considerara digno. Sus padres eran científicos, y él pensaba que ellos contaban con que él obtuviera calificaciones excelentes. No obstante, su novia lo aceptó a pesar de los mediocres logros académicos de él. Pero entonces la relación entre ellos quedó interrumpida por riñas. Él se deprimió y tuvo tendencias suicidas. “Nunca he hecho nada bien. Siempre le he fallado a todo el mundo”, dijo Donald en tono de lamento a un terapeuta.

El hecho de que el sentimiento de fracaso puede provocar una depresión se hace manifiesto en el caso del personaje bíblico llamado Epafrodito. Durante el primer siglo este cristiano fiel fue enviado, por la congregación a la que pertenecía, en una misión especial para ayudar al apóstol Pablo, quien estaba encarcelado.

Pero cuando llegó donde estaba Pablo, pronto enfermó y Pablo terminó por cuidar de él. La Biblia dice que después de recobrarse, Epafrodito se sintió “abatido” porque la congregación había oído de su enfermedad. Puedes imaginarte cómo se sintió: ‘¡Verdaderamente he fracasado! Todos contaban conmigo, y he fallado’.

Aparentemente él pasó por alto todo el bien que efectuó antes de enfermar. Un sentimiento de fracaso parecido puede hacer que te deprimas.—Filipenses 2:25-30.
Además, el tipo de entretenimiento que escoges puede influir en tu manera de ver las decepciones y pudiera intensificar el sentimiento de fracaso.

La revista Discover cita a la sicoterapeuta Margery Fridstein, quien ha tratado a muchos jóvenes deprimidos de la “zona suicida” juvenil de Chicago. Según ella, los dramas televisivos, caracterizados por desenlaces rápidos, superficiales y felices, son perjudiciales para los jóvenes. Ella declaró: “A los adolescentes no les gusta leer libros —prefieren ver la televisión y que la historia termine rápidamente— y por eso no saben cómo enfrentarse a la frustración de largo plazo.

Cuando algo malo ocurre de repente, no tienen la paciencia inherente para tolerarlo”. Al esperar resolver fácilmente los problemas, o al compararte a ti mismo con un personaje despreocupado de la televisión que “nunca se siente deprimido”, se puede despertar en ti un sentimiento de deficiencia. También, las películas, los programas de TV y la literatura que hacen resaltar temas deprimentes a menudo despertarán en ti un humor similar.

Así que hay muchas cosas que pueden causar melancolía. Es probable que tú pudieras añadir otras a la lista, como el no tener un amigo allegado y el creer que nadie se interesa en ti; un excesivo sentimiento de culpabilidad por alguna debilidad personal, la disolución de una relación íntima, incluso las bromas que te gastan tus compañeros de clase.

El conocer las causas puede ser útil cuando te sientas deprimido, porque puedes analizar lo que quizás esté marchando mal. Pero con todo y lo útil que es todo esto, la cuestión que verdaderamente te interesa es: ‘¿Qué pasos positivos puedo dar para contrarrestar la depresión?’.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Enero de 1983, Para complementar el tema lee el tema: "¿Vale la pena vivir? Tres razones para no darse por vencido?". Ambos editados por los testigos de Jehová.