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viernes, 7 de marzo de 2014

¿Qué son los derechos humanos?

“POR todo el mundo hoy día, tanto en las naciones libres como en los países totalitarios, la gente está preocupada con el tema de la libertad humana, los derechos humanos.” Así afirmó Patricia Dering, agente del Negociado de Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios del gobierno de los Estados Unidos.

Ciertamente la cuestión de los derechos humanos recibe mucha publicidad hoy día. En una reciente conferencia de abogados procedentes de 140 naciones se hizo la siguiente declaración: “El respeto a los derechos humanos es una salvaguardia vital, y ocupa una posición central en la realización de la misión fundamental del hombre: la creación de un mundo de paz en el que haya justicia e igualdad para todos.” Por eso, aquellos abogados pidieron a los líderes mundiales que “respeten la dignidad del hombre . . . y pongan fin a cualesquier privaciones y violaciones de los derechos humanos fundamentales de la nación que ha sido confiada al cuidado de ellos.”

Mientras el tema de los derechos humanos se está considerando en tan alto nivel internacional, individuos y grupos dentro de las naciones también están haciendo campaña en pro de lo que creen que son sus derechos humanos.

Tal vez, en vista del raudal de publicidad acerca de los llamados derechos, el lector se haya preguntado: “¿Precisamente qué son estos ‘derechos humanos’? ¿Por qué se les llama derechos ‘humanos’? ¿Quién decide lo que es un ‘derecho humano’ y lo que no lo es? ¿Serán alguna vez realmente garantizados los derechos humanos?”

¿Qué son los derechos humanos?

En la Encyclopœdia Britannica se definen los derechos humanos como “derechos que según se piensa corresponden al individuo bajo la ley natural como consecuencia de que sea ser humano,” y el Diccionario Enciclopédico Espasa define “derecho humano” como aquel “que se funda exclusivamente en las exigencias de la naturaleza humana.” En otras palabras, cada uno de nosotros tiene derecho a esperar ciertas normas y libertades por el solo hecho de haber nacido como ser humano.

La razón por la cual la gente debería poseer esos derechos ha sido a menudo asunto de debate. Algunos creen que sencillamente se debe a tradición. Otros mantienen que es parte de la “naturaleza,” parte de la “calidad de humano” del hombre. Ha habido por lo menos un filósofo que ha sostenido que los derechos humanos, o naturales, son una consecuencia de los mandamientos de Dios. Por ejemplo, Dios manda que el hombre no asesine a su prójimo. Así, todo hombre tiene el derecho humano de esperar que no se le asesine.

Una de las descripciones más comprensivas de los derechos que se consideran como derechos humanos se encuentra en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por las Naciones Unidas en 1948.

Después de mencionar que todo hombre tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, ésta especifica cosas como libertad que garantice no ser sometido a esclavitud, o libertad de verse sometido a tortura y castigo degradante; igualdad ante la ley; protección de que haya injerencias arbitrarias en su vida privada; libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; y el derecho a un nivel de vida adecuado que asegure, tanto al hombre como a su familia, la salud y el bienestar. Estos son solo algunos de los derechos que se proclaman en ese documento.

Los derechos humanos y el gobierno


A medida que leemos la lista, nos vienen a la mente ciertos problemas que muestran que los derechos humanos no son un tema sencillo. Por ejemplo, la mayoría de la gente no podría disfrutar de esos derechos a menos que fueran garantizados por alguna autoridad superior, como un gobierno central que poseyera poder adecuado.

En la historia, en todo caso en que no ha habido un gobierno central firme y benévolo, por lo general los débiles han sido oprimidos por los fuertes, y la situación ha sido semejante a lo que en una ocasión describió el filósofo holandés Spinoza: “Cada cual tiene tanto derecho como el poder que tiene.” Un gobierno fuerte, benévolo, puede producir un ambiente pacífico, en el que se obedezca la ley, en el que a toda persona se dé una oportunidad razonable de disfrutar de algunos de los derechos que se describen en la Declaración Universal.

Según informes, en la actualidad más de 70 países tienen documentos que resumen los derechos humanos de sus ciudadanos. Pero, ¿significa eso que hoy día en la mayoría de los lugares exista un gobierno de esa clase? Recientemente, un funcionario gubernamental declaró: “A menudo las cartas de derechos, las declaraciones de derechos humanos, las constituciones y los estatutos solo son declaraciones idealistas más bien que descripciones de lo que en realidad se observa.” En otras palabras, muy a menudo estos documentos sencillamente declaran el ideal que esperan los políticos, mientras que lo que en realidad sucede en el país es muy diferente.

Los derechos humanos y la comunidad

Otro punto que hay que recordar es que uno no puede interesarse en sus propios derechos hasta el grado de pasar por alto los derechos de los demás. Por ejemplo, la Declaración Universal proclama libertad de opinión y de expresión. Pero, ¿qué sucede cuando un individuo usa ese derecho para calumniar a otro? Ese individuo entonces está usurpando los derechos de su prójimo.

Además, en la India había una práctica religiosa según la cual a una viuda se le quemaba viva en la pira funeral de su difunto esposo. ¡Debido a las costumbres matrimoniales que existían allí, a veces la viuda era una jovencita de 10 años de edad! Ahora bien, la proscripción de esta práctica fue una intromisión en la libertad religiosa; pero indudablemente las mujeres que afrontaban la posibilidad de enviudar se sintieron muy felices cuando no se permitió más esta práctica.

Esto demuestra el equilibrio que es preciso mantener al observar los derechos de diferentes grupos. En esto, también, se necesita una autoridad o gobierno que decida cómo se debe equilibrar este asunto.

Finalmente, las condiciones sociales pueden tener efecto en los derechos humanos. Jose Leviste, un político filipino, hizo el siguiente comentario: “La Declaración Universal otorga casi tanto énfasis [al derecho de tener alimento adecuado como al] derecho de que nadie manipule indebidamente la correspondencia de uno.

Lo cierto es que la mayoría de las personas que tienen dificultades con la correspondencia no tienen dificultades respecto al alimento, mientras que a los millones de personas. . . que se acuestan hambrientas cada noche probablemente nadie les manipule indebidamente la correspondencia, si es que reciben alguna. Esto sencillamente recalca que no todos los derechos humanos son de inmediata pertinencia a todo el mundo en todo tiempo.”

Por lo tanto, la cuestión de los derechos humanos es complicada. Sin embargo, la gente sí cree que tiene ciertos derechos, y, a medida que su nivel de vida mejora, reclama cada vez más derechos. Muchos se sienten como el Dr. Keith D. Suter, presidente del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Australia, quien dijo: “La necesidad de proteger los derechos humanos es una idea a la cual le ha llegado la hora propicia. No desaparecerá.”

¿Es verdad esto? ¿De veras serán garantizados alguna vez los derechos humanos bajo este sistema de cosas? Sería instructivo reflexionar brevemente en la historia y examinar el registro que en cuanto a los derechos humanos se ha hecho la humanidad en el transcurso de los siglos.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 8 de Febrero de 1980. Para complementar el tema lea: ¿Solucionan algo las protestas?. Ambos editados por los testigos de Jehová.