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jueves, 27 de marzo de 2014

El gobierno de Dios que traerá paz


Capítulo 13

¿HA NOTADO usted que los gobiernos humanos, hasta los que tienen buenas intenciones, no han podido satisfacer las verdaderas necesidades de la gente? Ninguno ha resuelto los problemas del delito y el odio racial ni ha suministrado a todo su pueblo alimento y vivienda apropiados. No han librado completamente de las enfermedades a sus ciudadanos. Tampoco ha podido ningún gobierno detener la vejez ni la muerte ni hacer que los muertos resuciten. No hay ninguno que siquiera haya traído paz y seguridad duradera a sus ciudadanos. Para los gobiernos de los hombres sencillamente es imposible resolver los enormes problemas que afronta la gente.

Nuestro Creador sabe cuánto necesitamos un gobierno justo que haga posible que toda la gente disfrute de una vida feliz, colmada de gran variedad de experiencias. Por eso la Biblia habla acerca de un gobierno que estará bajo la dirección de Dios. De hecho, el mensaje sobre este gobierno prometido, un gobierno por Dios, es el mensaje principal de la Biblia.

Pero usted quizás pregunte: ‘¿Dónde habla la Biblia del gobierno de Dios?’ Hace eso, por ejemplo, en Isaías 9:6, 7. Según La Biblia al Día, estos versículos dicen: “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo; y Él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus reales títulos: “Admirable”, “Consejero”, “Dios Poderoso”, “Padre Eterno”, “Príncipe de Paz”. Su siempre creciente y pacífico reinado no acabará jamás.”

La Biblia aquí narra el nacimiento de un niño, un príncipe. Con el tiempo este ‘hijo de un rey’ había de llegar a ser un gran gobernante, el “Príncipe de Paz.” El tendría a su cargo un gobierno verdaderamente maravilloso, admirable. Este gobierno traerá paz a toda la tierra, y la paz durará para siempre. El niño, cuyo nacimiento fue predicho en Isaías 9:6, 7, fue Jesús. Al anunciar su nacimiento a la joven virgen María, el ángel Gabriel dijo de Jesús: “Gobernará como rey . . . y de su reino no habrá fin.”—Lucas 1:30-33.

DANDO ÉNFASIS A LA IMPORTANCIA DEL REINO


La obra principal de Jesucristo y sus apoyadores mientras estuvieron en la Tierra fue predicar y enseñar acerca del venidero reino de Dios. (Lucas 4:43; 8:1) En la Biblia ellos hacen más de 140 referencias a ese reino. Jesús hasta enseñó a sus seguidores a orar a Dios: “Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10, Versión Valera [1934])

¿Es realmente un gobierno este reino por el cual oran los cristianos? Usted quizás no haya pensado que lo sea, pero sí lo es. Jesucristo, el hijo de Dios, es el Rey del Reino. Y toda la Tierra será el territorio sobre el cual él gobernará. ¡Qué excelente será ese tiempo en que la gente no estará dividida en muchas naciones en oposición entre sí, sino que todos los humanos estarán unidos en paz bajo el gobierno del Reino de Dios!

Juan el Bautizante empezó a predicar acerca de este gobierno y dijo a la gente: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 3:1, 2) ¿Por qué podía decir esto Juan? Porque Jesús, Aquel que llegaría a ser gobernante del gobierno celestial de Dios, estaba por ser bautizado por él y ser ungido con el espíritu santo de Dios. De modo que usted puede entender por qué Jesús dijo después a los fariseos: “¡Miren! el reino de Dios en medio de ustedes está.” (Lucas 17:21)

Esto se debía a que Jesús, a quien Dios había nombrado para ser rey, estaba allí con ellos. Durante sus tres años y medio de predicación y enseñanza, Jesús, por su fidelidad a Dios hasta la muerte, probó su derecho a ser rey.

Como demostración de que el reino de Dios era la cuestión importante durante el ministerio de Cristo, consideremos lo que sucedió en la víspera del día de su muerte. La Biblia nos dice que la gente acusó a Jesús y dijo: “A este hombre lo hallamos subvirtiendo a nuestra nación y prohibiendo pagar impuestos a César y diciendo que él mismo es Cristo, un rey.” Al oír estas cosas, el gobernador romano Poncio Pilato preguntó a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”—Lucas 23:1-3.

Jesús no respondió directamente a la pregunta de Pilato, sino que dijo: “Mi reino no es parte de este mundo. Si mi reino fuera parte de este mundo, mis servidores habrían peleado para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero, como es el caso, mi reino no es de esta fuente.” Jesús contestó así porque su reino no sería terrestre. El gobernaría desde el cielo, no como hombre desde algún trono en la Tierra. Puesto que la cuestión era si Jesús tenía derecho o no a gobernar como rey, Pilato de nuevo preguntó a Jesús: “Bueno, pues, ¿eres tú rey?”

Está claro que Jesús estaba en juicio con la vida en la balanza debido a que había estado predicando y enseñando acerca de un nuevo gobierno. De modo que Jesús contestó a Pilato: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:36, 37)

Sí, Jesús había pasado su vida en la Tierra dando a la gente la maravillosa verdad acerca del gobierno de Dios, el Reino. Aquél fue su mensaje principal. Y hoy día el Reino todavía es la cuestión más importante. Sin embargo, todavía quedan estas preguntas: ¿Qué gobierno es el más importante en la vida de uno? ¿Es algún gobierno de hombres, o es el reino de Dios con Cristo como gobernante?

ARREGLOS PARA EL NUEVO GOBIERNO DE LA TIERRA


Cuando Satanás hizo que Adán y Eva se le unieran en su rebelión, Jehová vio que se necesitaba un nuevo gobierno sobre la humanidad. Por eso, inmediatamente Dios anunció su propósito de establecer tal gobierno. Se refirió a este gobierno cuando pronunció sentencia sobre la serpiente, y de hecho dijo a Satanás el Diablo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. El te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”—Génesis 3:14, 15.

Pero puede que usted pregunte: ‘¿Dónde se habla ahí de un gobierno?’ Fijémonos cuidadosamente en esa declaración y veremos eso. El texto bíblico dice que habría enemistad, u odio, entre Satanás y “la mujer.” Además, habría odio entre la “descendencia,” o hijos, de Satanás y la “descendencia,” o hijos, de la mujer. Ante todo, tenemos que determinar quién es “la mujer.”

No es una mujer terrestre. Satanás no ha tenido ningún odio especial contra ninguna mujer humana. Más bien, ésta es una mujer simbólica. Es decir, representa otra cosa. Esto se muestra en el último libro de la Biblia, Revelación o Apocalipsis, donde se da más información acerca de ella.

Allí se describe a “la Mujer” y se dice que está “vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.” Algo que nos ayuda a descubrir a quién representa esta “Mujer” es notar lo que pasa a decir Apocalipsis acerca del hijo de ella: “La Mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su Hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono.”—Apocalipsis 12:1-5, Biblia de Jerusalén.

El aprender quién o qué es el “Hijo varón” nos ayudará a enterarnos de a quién o qué representa “la Mujer.” El hijo no es una persona literal, tal como la mujer no es una verdadera mujer humana. De este “Hijo varón” el texto bíblico muestra que “ha de regir a todas las naciones.” De modo que el “Hijo” representa al gobierno de Dios con Jesucristo en funciones gubernativas de rey. “

La Mujer,” por lo tanto, representa a la organización de Dios compuesta de criaturas celestiales fieles. Tal como el “Hijo varón” vino de “la Mujer,” así el Rey, Jesucristo, vino de la organización celestial, el cuerpo o agrupación de criaturas espirituales leales que están en el cielo y colaboran para llevar a cabo el propósito de Dios. Gálatas 4:26 llama a esta organización “la Jerusalén de arriba.” Por eso, cuando Adán y Eva originalmente se rebelaron contra la gobernación de Dios, Jehová hizo arreglos para un gobierno, el del Reino, que serviría como esperanza para los que aman la justicia.

JEHOVÁ RECUERDA SU PROMESA

Jehová no olvidó su promesa de enviar una “descendencia” que sería el gobernante del gobierno de Dios. Este gobernante destruiría a Satanás aplastándole la cabeza. (Romanos 16:20; Hebreos 2:14) Posteriormente, Jehová dijo que la descendencia prometida vendría mediante el hombre fiel llamado Abrahán. Jehová dijo a Abrahán: “Por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra.” (Génesis 22:18)

¿Quién es esta “descendencia” que, según lo prometido, vendría del linaje de Abrahán? La Biblia da la respuesta después, al decir: “Ahora bien, las promesas se hablaron a Abrahán y a su descendencia. No dice: ‘Y a descendencias,’ como si se tratara de muchos, sino como tratándose de uno solo: ‘Y a tu descendencia,’ que es Cristo.” (Gálatas 3:16) Jehová también dijo a Isaac el hijo de Abrahán, y al nieto de Abrahán, Jacob, que la “descendencia” de la “mujer” de Dios vendría por el linaje de ellos.—Génesis 26:1-5; 28:10-14.

Con la siguiente declaración a su hijo Judá, Jacob hizo claro que esta “descendencia” sería un rey gobernante: “El cetro [o autoridad de gobernar] no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.” (Génesis 49:10) Jesucristo vino de la tribu de Judá. El resultó ser este “Silo” a quien “pertenecerá la obediencia de los pueblos.”—Hebreos 7:14.

Casi 700 años después de la declaración que se le hizo a Judá, Jehová dijo lo siguiente respecto a David, quien era de la tribu de Judá: “He hallado a David mi siervo . . . Ciertamente estableceré su descendencia para siempre y su trono como los días del cielo.” (Salmo 89:20, 29)

Cuando Dios dice que la “descendencia” de David será establecida “para siempre” y que “su trono” existirá por tanto tiempo “como los días del cielo,” ¿qué quiere decir? Jehová se está refiriendo al hecho de que el gobierno del Reino en las manos de su gobernante nombrado, Jesucristo, durará para siempre. ¿Cómo sabemos eso?

Pues, recuerde lo que el ángel de Jehová dijo a María acerca del hijo que ella daría a luz. Gabriel dijo: “Has de ponerle por nombre Jesús.” Pero Jesús no seguiría siendo simplemente un niño, o hasta un hombre. Gabriel dijo también: “Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y gobernará como rey sobre la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá fin.” (Lucas 1:31-33) ¿No es verdaderamente maravilloso el que Jehová haya hecho arreglos para establecer un gobierno justo para beneficio eterno de los que lo aman y confían en él?

Se ha acercado el tiempo en que el gobierno de Dios, el Reino, ha de entrar en acción para destruir a todos los gobiernos del mundo. Jesucristo entonces entrará en acción como Rey victorioso. En una descripción de esta batalla, la Biblia dice: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. . . . Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Daniel 2:44; Revelación 19:11-16)

Cuando todo otro gobierno haya desaparecido, el gobierno de Dios satisfará las necesidades verdaderas de la gente. El Gobernante, Jesucristo, se encargará de que ningún fiel súbdito suyo enferme, envejezca ni muera. Problemas como el delito, la mala vivienda, el hambre y todo otro problema similar, serán resueltos.

Porción del libro "Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la Tierra". Para complementar la información, lea la revista La Atalaya de Abril del 2012 con el tema de portada "La verdad acerca de Jesucristo", también disponible en audio libro; ambos editados por los testigos de Jehová.