Entradas populares

Buscar en este blog

domingo, 15 de septiembre de 2013

Cántico 45: ¡Adelante! (Basado en Hebreos 6:1)

¡Adelante, adelante a la madurez!
Crece cada vez más en conocimiento y fe.
Trata de mejorar siempre tu quehacer,
y Dios te bendecirá.

El mandato que nos dio el Señor,
cumplirás con gran dedicación.
Pide a Dios que te dé fuerzas y valor,
él no te abandonará.

¡Adelante, adelante, sin desmayar!
Buenas nuevas eternas anuncia en todo hogar.
A Jehová, nuestro Rey, debes alabar,
su mensaje difundir.

No sucumbas jamás al temor,
nunca aflojes en tu comisión.
Deja oír la verdad con potente voz,
fiel mantente hasta el fin.

¡Adelante, adelante! ¡Ni un paso atrás!
La labor grande es, hazte hábil y capaz.
Busca dar lo mejor de ti a Jehová,
solo así serás feliz.

Por amor ve a buscar con afán
al que quiera escuchar la verdad.
Con tu ayuda podrá madurez lograr
y la vida conseguir.


En el siguiente enlace se puede descargar el archivo en mp3, El libro de canticos aqui

Dios le enseño a ser compasivo a Jonás (Segunda parte)


Instrucciones: Busca un lugar donde puedas leer con tranquilidad.
Trata de visualizar la escena, imagınate las voces y los sentimientos de los personajes, y deja que el relato cobre vida.

ANALIZA LA ESCENA (LEE JONAS 3:1–4:11).

Con fuerzas renovadas Jonás no tiene duda que Jehová provee y salva a quienes se arrepienten, el lo ha vivido en carne propia, solo 3 días atrás fue tragado por un gran pez y vomitado en tierra seca. Puede que al ver las puertas de Ninive recordara lo que se decia de este pueblo: que se enorgullecia de la violencia y ademas era costumbre que a los profetas que dieran mal testimonio se les daba muerte.

Pero nada de eso le quito el valor a Jonas de declarar que si la ciudad no se arrepentia seria destruida en unos cuantos dias. En poco tiempo pregono en las calles principales el juicio que Jehova traeria si seguian haciendo el mal.

INVESTIGA UN POCO MÁS

Mientras corria la voz no sabemos que fue lo que vio, pero Jonas estaba convencido que los ninivitas no cambiarian y serian destruidos, por lo cual salio de la ciudad esperando la destrucción de la misma.

Sin embargo algo estaba sucediendo dentro de los muros de Ninive: ¡La gente tenia miedo de ser destruida! Desde el mas pequeño hasta el Rey de la ciudad se arrepintieron y declararon un ayuno y se cubrieron de saco y ceniza. Dicha tradicion era habitual y representaba que la persona se humillaba ante el Dios que se le pedía compasión.

Pasan los dias y Jonás ve que Jehová no destruye la ciudad ¡¿Pero por que no pasa nada?! Puede ser que Jonas exclame y se siente ofendido pues aunque les dijo que se arrepintieran los ninivitas y lo hicieron. Jonás puede ser que piense que no destruir a los ninivitas es un error y que volverán a su mal proceder. Y solo piensa en que debio haber muerto en el mar o en el pez que lo trago. Avergonzado espera su muerte afuera de la ciudad.

Jehová nuevamente le da una lección: hace que clima sea extremadamente caluroso lo cual molesta a Jonás, el cual al final del día duerme profundamente. Jehová hace crecer un arbusto que no produce frutos solo hojas. Así que al siguiente día aunque sigue haciendo calor, Jonás disfruta la sombra de la calabaza vinatera. Pero al día siguiente el arbusto había muerto, Jonas siente dolor porque la calabaza vinatera ya no esta. Jehová le responde que así como Jonás sintio pena por una planta que no produce frutos pero que le causaba alegría y que no había plantado. El sintio compasión por un puebo que no lo conocía pero que decidio arrepentirse

APROVECHA LA INFORMACIÓN

Muchas veces sentimos compasión por nuestros familiares o nuestros amigos, pero sentirlo por personas que nos ignoran, nos maltratan o nos odian es más dificil. Es mas probable que nos sintamos felices de ver cuando les va mal. Pero eso no es lo que siente Jehová, aunque es todopoderoso, es compasivo, misericordioso, tierno y benevolo, no olvidemos que nos da lo necesario para seguir viviendo. Hay que seguir su ejemplo, orar y ayudar a quienes nos persiguen, asi podemos ayudar a que cambien su manera de pensar.

¿QUÉ TE HA GUSTADO MÁS DE ESTE RELATO?

El recordar que Jehová es misericordioso y compasivo en gran manera, me anima a no juzgar los motivos de alguien, ni pensar que no va a cambiar. Me enseña a perdonar y no esperar venganza, pues todos cometemos errores y tenemos la oportunidad de aceptarlos y remediarlos. No hay manera de cuestionar las decisiones y juicios de Jehová. Él examina los corazones y las intenciones de cada uno de nosotros. Mucho menos podemos enojarnos con él, pero si podemos expresarle nuestras inquietudes de forma respetuosa y humilde.

Respuestas personales basadas en "actividades para estudiar la Biblia" que consta de un cuestionario descargable en formato pdf.

Yo fui sobreviviente cuando se hundió el ‘Titanic’

TODO comenzó mientras visitaba a mis padres y a mi tío en Florida. Esto fue hace unos meses, poco antes de que muriera mi tío. Como de costumbre, fuimos al Salón del Reino de los testigos de Jehová el domingo por la mañana para asistir a un discurso público. Oímos un excelente discurso intitulado “¿Será usted sobreviviente de los ‘últimos días’?” De regreso a casa, mi tío dijo: “Ese discurso me recordó la ocasión en que sobreviví a un desastre terrible.” Pausó por un momento, luego agregó: “Tú sabes, yo fui sobreviviente cuando se hundió el Titanic.”

Luego pedí a mi tío, Louis Garrett, que me relatara lo que sucedió cuando estuvo en el Titanic.

“Déjame retroceder hasta el principio,” él dijo. “Nací en 1900, en Hakoor, Líbano, una pequeña aldea montañesa situada a unos 135 kilómetros al norte de Beirut. Mi familia poseía y operaba un molino de piedra movido por agua que molía el trigo hasta convertirlo en harina. Mi padre era el molinero de la aldea. Se llegó a la decisión de que la familia emigraría a los Estados Unidos. En 1904 mi madre y mis dos hermanas dejaron el Líbano. Luego, en 1906, mi hermano mayor partió para los Estados Unidos. Para completar la emigración de la familia, mi padre, mi hermana y yo habíamos de partir para los Estados Unidos en 1912.

“En marzo de 1912, navegamos a Marsella, Francia. Mientras estuvimos allí, reservamos pasaje en el Titanic para navegar en la primera travesía de éste a Nueva York. La fecha de partida era el 10 de abril de 1912. Tuvimos que dejar a nuestro padre en Marsella porque, debido a una infección en el ojo, no pasó el examen físico que se requería.” Mi tío sonrió y exclamó: “¡Fue un cambio de sucesos muy afortunado para él!”

A continuación, dijo: “Mi hermana tenía 14 años de edad y yo tenía 12 años cuando nos embarcamos en el Titanic. Nos entristeció el dejar a nuestro padre, pero nos entusiasmó el estar a bordo del paquebote real Titanic, el navío más grande, más rápido y más lujoso de aquella época... ¡y, según se decía, no podía hundirse! Había más de 2.200 personas a bordo, entre las cuales estaba alguna de la gente más acaudalada y más influyente de aquel tiempo. Muchos estaban a bordo del Titanic para celebrar el viaje inaugural. El hacer esto era como un símbolo de distinción entre las personas prominentes de la sociedad. El barco iba a la velocidad que se esperaba. La llegada a Nueva York se había fijado para el miércoles 17 de abril. El agua estaba tranquila y el tiempo fresco, como era de esperar en abril.

“El domingo 14 de abril, nuestro quinto día en el mar, el tiempo se puso excepcionalmente frío... era un frío tan crudo que muy pocas personas estaban afuera en la cubierta de paseo. Supimos que se había advertido que había icebergs en la región. No se creía que apareciera ninguno en el rumbo del barco, de modo que el Titanic siguió adelante a toda velocidad. Pero, el capitán del Californian, otro barco que se hallaba en el Atlántico Norte, envió al Titanic una advertencia por radio de que se habían visto icebergs en nuestro rumbo. No se hizo caso de este mensaje. El precio que se pagó por la confianza excesiva del capitán Smith ciertamente fue muy alto: casi 700 compañeros tripulantes y más de 800 pasajeros.

“A eso de las 11:45 de la noche del domingo 14 de abril mi hermana y yo nos despertamos al sentir una sacudida. Ella estaba en la litera superior del camarote y gritó: ‘¡Algo está mal!’

“’Vuelve a dormir,’ le dije a ella. ‘Te preocupas demasiado.’ Poco después, cierto hombre de edad avanzada, a quien conocimos a bordo del barco y que mostró un interés paternal por nosotros, vino a nuestro camarote y nos dijo de manera tranquila: ‘Salgan del camarote y suban a la cubierta superior. No se molesten en llevar sus pertenencias por ahora. Vendrán por ellas más tarde.’

“Teníamos boletos de tercera clase, lo cual significaba que podíamos subir a la cubierta de segunda clase. Pero los que tenían boletos de segunda y tercera clase no podían pasar por una entrada custodiada que llevaba a la cubierta superior de primera clase. No obstante, se nos dijo que sería prudente que subiéramos a la cubierta superior de primera clase a fin de tener mayor oportunidad de meternos en un bote salvavidas. La única manera de lograr esto era por medio de subir cinco o seis cubiertas desde la cubierta de tercera clase por una escalera de hierro hasta llegar a los botes salvavidas que quedaban arriba. Hicimos esto con mucha dificultad, pues a mi hermana se le hizo difícil subir la escalera de hierro. Pero con la ayuda de otros pasajeros logramos hacerlo.

“¡Qué espectáculo! Quedaban pocos botes salvavidas. La tripulación solo estaba permitiendo que las mujeres y los niños subieran a bordo de los botes salvavidas... no había suficientes botes para todos. Vimos a mujeres llorando porque no querían abandonar a sus esposos; esposos suplicando a sus esposas e hijos que se apresuraran a meterse en los botes salvavidas. En medio de este tremendo desorden e histeria en masa estábamos mi hermana y yo, dos niños inmigrantes que no sabían hablar inglés, que estaban más asustados de lo que uno pudiera pensar, y que iban llorando en busca de ayuda.

“Estaban llenando el último bote salvavidas. Un caballero de mediana edad estaba con su esposa jovencita que estaba encinta. Le ayudó a entrar en el bote salvavidas, luego echó una mirada hacia la cubierta y vio que otros querían ir a bordo. Dio un beso de despedida a su esposa, y, al regresar a la cubierta, agarró a la primera persona que halló en su paso. Felizmente, yo estaba en el lugar apropiado al tiempo apropiado, de modo que él me puso en el bote salvavidas. Grité para que ayudaran a mi hermana que se había quedado paralizada de miedo. Con la ayuda de otras personas, a ella también la metieron en el bote salvavidas. ¿Quién fue el valiente que ejecutó este acto de bondad? Se nos dijo que fue John Jacob Astor IV. En aquel entonces, él tenía 48 años de edad y su esposa, Madeleine, tenía 19 años de edad. Estaban viajando a los Estados Unidos porque querían que su hijo naciera allá. Se escribieron muchos relatos en los periódicos acerca de cómo John Jacob Astor dio su vida por un inmigrante joven.

“Yo estaba feliz de estar en el bote salvavidas, pero aún sentía tristeza por los que quedaron en el Titanic. Al mirar atrás hacia aquel barco grande y hermoso pude observarlo desde una perspectiva diferente y, como algunas de las luces todavía estaban encendidas, pude ver el tamaño y la belleza del barco. En la quietud de la noche, y puesto que el agua conducía tan bien el sonido, podíamos oír la orquesta tocando en la cubierta y a la gente cantando ‘Más cerca de ti, Dios mío.’ La tripulación de los botes salvavidas alejó éstos del barco lo más que pudo. Se temía que hubiera una succión cuando el buque se hundiera por completo en las profundidades del océano. Eso no ocurrió, y tampoco hubo una explosión como habían creído algunos que habría. Las aguas estaban excepcionalmente tranquilas aquella noche, y eso fue afortunado, porque la mayoría de los botes salvavidas estaban requetellenos de gente.

“Según los registros, el Titanic se hundió a eso de las 2:20 de la mañana del 15 de abril de 1912. Lo vi hundirse poco a poco en el océano hasta que llegó a su horrible fin. El momento en que se hundió me dejó con el recuerdo de algo que me atormenta hasta el día de hoy. Es el recuerdo del sonido horripilante de los gemidos y gritos de la gente que pedía ayuda con desesperación al ser arrojadas violentamente a las aguas glaciales. Casi todos murieron debido a la exposición al agua fría. Los sonidos duraron unos 45 minutos y luego desaparecieron.”

Mi tío se quedó callado por un rato mientras recordaba el suceso. Luego continuó diciendo: “Se había enviado la señal S.O.S., la petición de auxilio, a eso de la medianoche. El barco Carpathia de la Cunard White Star Line la recibió. Este buque se hallaba a unos 93 kilómetros de distancia e inmediatamente dio la vuelta, abandonó su rumbo hacia Gibraltar y se dirigió a toda máquina al rescate. Llegó a las 4:30 de la mañana. Es de interés que el buque Californian estaba solo a 32 kilómetros de distancia de donde se hundió el Titanic, pero el radiotelegrafista no recibió la S.O.S. debido a que estaba libre de servicio. Los informes posteriores revelaron que el Californian sí vio cohetes de señales en la noche, pero creían que los pasajeros del Titanic estaban celebrando el viaje inaugural con fuegos artificiales.

“El Carpathia completó las operaciones de rescate a eso de las 8:30 de la mañana. Nuestro bote salvavidas fue uno de los últimos que rescataron. Después que se nos puso a bordo del barco, se nos arropó bien, se nos dio té caliente y se nos hizo cómodos; me sentí feliz de estar vivo, aunque el abrigo y los zapatos que tenía puestos eran demasiado grandes para mí.

“Luego el capitán del Carpathia llamó a todos los sobrevivientes para que subiéramos a la cubierta y viéramos el iceberg. Según el recuerdo que se grabó en mi mente de niño de 12 años de edad, el iceberg era tan alto como una casa de dos pisos, mucho más ancho que ésta y tenía una especie de enorme chimenea. El barco nos dejó en Nueva York antes de continuar su viaje a Gibraltar, acto muy bondadoso de parte de la administración de la Cunard White Star Line. Llegamos a Nueva York el jueves 18 de abril a las 8:30 de la noche, y se nos llevó a los muelles de la Cunard White Star.

“Al recordar aquellas largas horas durante las cuales estuvimos en el bote salvavidas, ahora me parece milagroso que pudimos llegar a la seguridad del Carpathia. El frío crudo era casi insoportable. Nos apiñamos para mantenernos calientes. Las personas se comportaron amablemente las unas para con las otras. Recuerdo lo ventoso que estuvo sobre la cubierta del Carpathia. Los vientos habían aumentado a varios nudos por hora. Felizmente, los vientos no se desataron sino hasta que se terminó de ejecutar la misión de rescate. Si las aguas no hubieran permanecido tranquilas y sin olas durante ese tiempo, es dudoso que las operaciones de rescate se hubieran efectuado con tanto éxito.”

“¿Murió alguno de los que estaban en los botes salvavidas?,” le pregunté.
“De entre las personas que estaban en nuestro bote salvavidas, supe de solo una que murió a causa del frío. Envolvieron el cuerpo en una sábana y lo echaron por la borda.”
“¿Había algunos hombres en tu bote salvavidas?”
“Con la excepción de unos cuantos miembros de la tripulación que sirvieron de remeros, solo había mujeres y niños, tal como lo ordenó la tripulación. Una pareja joven que tenía un bebé engañó a la tripulación. La esposa fue muy lista; hizo que su esposo joven se vistiera de mujer, le cubrió la cabeza con un chal y le entregó el bebé. Él estaba en un bote salvavidas y ella en el nuestro. Ambos fueron rescatados por el Carpathia.

“Al llegar a Nueva York, creíamos que se nos llevaría a la isla de Ellis para que pasáramos por los trámites de la inmigración. Pero, este procedimiento se suspendió debido al dolor y sufrimiento que ya habían aguantado los sobrevivientes. La Cruz Roja se encargó de la tarea de unirnos con nuestras familias. Mi hermano mayor, Isaac, estaba en Nueva York, y al encontrarnos con él sentimos una mezcla de gozo y tristeza. Mi padre seguía en Francia. Pero, llegamos a la conclusión de que si él hubiera estado en el Titanic con nosotros, no habría sobrevivido debido a la regla de solo dejar subir a los botes salvavidas a las mujeres y niños. Quizás hasta hubiera afectado el que nosotros estuviéramos entre los sobrevivientes. Se nos habría hecho difícil abandonar a papá a bordo del Titanic mientras procurábamos nuestra propia seguridad. Felizmente, él llegó sano y salvo en otro buque tres meses después.”

Mi tío pausó, sumido en sus reflexiones de aquella terrible experiencia. Finalmente, interrumpí su meditar. “Sobreviviste a aquella tragedia. Pero, dime, ¿cuándo aprendiste acerca de la inminente tribulación de los ‘últimos días’?”

“Déjame transportarte del año 1912 a 1930,” dijo él. “Un repartidor proveniente de Brooklyn, Nueva York, había visitado Jacksonville, Florida, donde residían la familia de mi hermano mayor y la mía, compuesta de mi esposa, mi hijo y yo. Mi hermano mayor había estado estudiando la Biblia con algunos testigos de Jehová que hablaban árabe. Él mismo había llegado a ser Testigo activo. El repartidor, llamado George Kafoory, celebraba varias reuniones para la gente que hablaba árabe. Recibí un ejemplar del libro El arpa de Dios en árabe. Después de tener muchos debates con mi hermano, me enfurecí a tal grado que por fin le dije: ‘Te niego como hermano porque has abandonado la religión griega ortodoxa, que es la que originalmente profesabas. No puedo creer que jamás volverás a hacer la señal de la cruz, símbolo de la trinidad.’

“Yo amaba a mi hermano y me perturbaba profundamente el que existiera esta brecha entre nosotros. Después de unos meses, encontré por casualidad el ejemplar de El arpa de Dios que yo había obtenido. Estaba polvoriento, pero lo abrí y comencé a leerlo temprano por la tarde, y seguí leyendo hasta después de la medianoche. La verdad de la Palabra de Dios comenzó a penetrarme el corazón. Participé en un estudio que se estaba conduciendo para personas de habla árabe, y me bauticé en 1933.

“Hubo otro suceso sobresaliente en mi vida. En 1949, mi situación económica me permitió hacer un viaje con el cual había soñado por muchos años. En el Líbano, tenía un medio hermano mayor a quien deseaba visitar y con quien quería compartir la esperanza del Reino. Durante el vuelo de regreso al Líbano, el trayecto que seguimos nos llevó por encima de Groenlandia y también muy cerca de donde se hundió el Titanic. Las emociones me vencieron mientras miraba hacia abajo y veía las aguas frías del Atlántico y meditaba en aquella triste ocasión.

“Una azafata, al ver cómo me corrían las lágrimas por el rostro, se inclinó silenciosamente, me dio unas palmaditas en el brazo y preguntó: ‘¿Le sucede algo? ¿Puedo prestarle ayuda?’ Le respondí: ‘No, solo estaba pensando en el tiempo en que tenía 12 años de edad. Estuve a bordo de un gran barco, el Titanic, que se hundió y en el cual 1.500 personas perdieron la vida dentro de esas mismas aguas allá abajo. Todavía no puedo olvidar aquella mañana de desesperación y los gritos por auxilio que se oían en la oscuridad y desde esas aguas glaciales.’ ‘Qué triste,’ dijo la azafata bonita de cabello oscuro. ‘Recuerdo haber leído acerca del desastre del Titanic.’

“Completé mi viaje al Líbano. Felizmente, mi medio hermano mayor estaba interesado en la Biblia. Más tarde él también llegó a ser un dedicado testigo cristiano de Jehová.”
Como conclusión a su relato, mi tío Louis expresó la esperanza de que el reino de Dios reemplazará el presente sistema de cosas satánico.

“La verdad de la Palabra de Dios,” él declaró, “ha sido una fuerza guiadora en mi vida. Estoy agradecido a Jehová de que me salvó la vida en el desastre del Titanic y de que he tenido la oportunidad de servirle ahora en estos críticos ‘últimos días.’” Mi tío vivió cerca de su hermano mayor y la esposa de éste y con ellos sirvió a Jehová lo mejor que pudo hasta el día de su muerte. Nunca dejó de orar para que la voluntad de Dios se hiciera en la Tierra como se hace en el cielo. (Mateo 6:9, 10) Él tenía la esperanza firme de que, si moría antes del Armagedón, Dios lo rescataría del poder de la sepultura por medio de una resurrección a la vida.

El “Titanic,” que medía 269 metros de largo, era el barco más grande de los mares. Su desplazamiento total excedía al de los acorazados de su día por 5.000 toneladas. Su casco estaba dividido en 16 compartimientos estancos, y, debido a que cuatro de éstos podían inundarse sin que el barco se hundiera, se consideraba que era imposible que el barco se hundiera. “En lo que tenía que ver con la seguridad, . . . se creía que se había tomado en cuenta hasta el último detalle al construir el ‘Titanic.’” (”Times” de Nueva York del 16 de abril de 1912) Pero el iceberg fatal hizo una abertura de 90 metros en el costado del buque, lo cual causó que se inundaran cinco de los compartimientos estancos, y el “Titanic,” que supuestamente nunca se hundiría, se fue a pique.
 
  • Miércoles 10 de abril: El “Titanic” salió de Southampton en su viaje inaugural, con aproximadamente 2.200 personas a bordo. Después de parar brevemente en Francia e Irlanda, se dirigió hacia Nueva York.

  • Domingo 14 de abril: El tiempo se volvió muy frío. Se advirtió al “Titanic” que había icebergs más adelante, y éste siguió su rumbo a 22 nudos. Poco después de la medianoche, dio contra un iceberg a unos 150 kilómetros al sur de los bancos de Terranova.

  • Lunes 15 de abril: El “Titanic” se hundió solo 2 horas y 40 minutos después del impacto; y murieron 1.500 personas. El barco estaba a 2.570 kilómetros al nordeste de su destino.

Articulo de la revista Despertad de 22 de Abril de 1982. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.

Jóvenes con un futuro seguro

En un barrio bajo de Londres, una pandilla de ocho adolescentes de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años tendieron una emboscada a una turista, la sometieron a repetidos ataques sexuales y la arrojaron en un canal cercano, pese a que les había dicho que no sabía nadar. La madre de uno de los adolescentes menciono que el informe televisado de lo que hizo su hijo la había enfermado.

Este incidente es un reflejo de lo que está sucediendo en la sociedad. Cada vez son más brutales los actos delictivos, las disputas en los hogares y los enfrentamientos étnicos, como los de los Balcanes, África central y otras partes del mundo. Los jóvenes se crían en medio de tales condiciones. Muchos se vuelven insensibles y obran “sin cariño natural” y “sin autodominio”. (2 Timoteo 3:3.)

Feroces

Cuando el apóstol cristiano Pablo escribió su segunda carta a Timoteo, Roma era la potencia mundial dominante. La crueldad y el salvajismo cundían en las arenas romanas. Pablo advirtió que en el futuro los tiempos se tornarían “difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1.) La palabra griega que califica “difíciles de manejar” comunica la idea de “fieros”. Un incidente que había ocurrido unos treinta años antes, durante el ministerio terrestre de Jesús, muestra la causa de una parte de la ferocidad que existía en aquel tiempo.

Jesús acababa de llegar en una barca a la costa oriental del mar de Galilea. Al desembarcar, se vio enfrentado a dos hombres cuya apariencia y gritos salvajes evidenciaban su condición muy anormal. Eran “feroces en extremo”; estaban poseídos por demonios. Sus clamores provenían de los espíritus inicuos que impulsaban sus violentas acciones. “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? —clamaron— ¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?” Los espíritus inicuos eran conscientes de que Dios ya había fijado un tiempo para ejecutar su destrucción.

Hasta que eso sucediera, ejercerían sus poderes sobrehumanos para provocar feroz violencia. Solo el milagro de Jesús de expulsar a esos demonios proporcionó alivio a los dos hombres. (Mateo 8:28-32; Judas 6.)

Cuando llegó al otro lado, al país de los gadarenos, lo encontraron dos hombres —poseídos de demonios— que salían de entre las tumbas conmemorativas, feroces en extremo, de modo que nadie tenía ánimo para pasar por aquel camino. ¡Y, ¡mire!, gritaron, diciendo: “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?”. Pero muy lejos de ellos había una piara de muchos cerdos paciendo. De modo que los demonios le suplicaban, diciendo: “Si nos expulsas, envíanos a la piara de cerdos”. Por consiguiente, les dijo: “¡Vayan!”. Ellos salieron y se fueron a los cerdos; y, ¡mire!, toda la piara se precipitó por el despeñadero al mar, y murió en las aguas. (Mateo 8: 28 al 32)

En la actualidad algunas personas, se comportan de forma alocada, hacemos bien en recordar aquel acontecimiento. ¿Por qué? Porque, como lo muestra el último libro de la Biblia, Revelación: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. (Revelación [Apocalipsis] 12:12.)

Bajo ataque

Jesús tomó medidas contra Satanás, el archienemigo de Dios. Se echó del cielo al Diablo y a sus demonios, que ahora se concentran en la Tierra. (Revelación 12:7-9.) Satanás “anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8.) ¿Quiénes son presa fácil para él? ¿No es lógico que sean quienes carecen de experiencia en la vida y en las relaciones humanas? Los jóvenes, pues, se han convertido en el blanco del Diablo. Las actividades recreativas en que participamos nos pueden exponer abiertamente a la influencia de este manipulador invisible. (Efesios 6:11, 12.)

"Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales." (Efesios 6: 11 y 12)

Aun cuando los jóvenes se empeñan en tener éxito en la vida, se topan con dificultades. Al termino de la II Guerra Mundial, muchas de las naciones han intentado llevar una vida cómoda. Las posesiones materiales, el ocio desmedido y el entretenimiento se han convertido en sus metas principales y, como consecuencia, muchas personas han sufrido.

“Los que están resueltos a ser ricos —advirtió Pablo a Timoteo— caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos se han acribillado con muchos dolores.” (1 Timoteo 6: 9 y 10)

Busquen y hallarán

Muchos jóvenes poseen nobles ideales. Rechazan las normas decadentes generalizadas entre los adultos. Les disgustan la injusticia y la insensibilidad de los comerciantes y políticos ansiosos de poder. Si eres joven, quizás a ti también te molesten.

Comentario personal: historicamente, los jovenes han sido utilizados para ser enviados a las guerras; pues estos poseen fuerza bruta y son faciles de sustituir, manipular, y como no tienen hijos que dependan de ellos, su muerte no afecta al estado de la misma forma que si tuvieran dependientes economicos. Dicho analisis ha sido mencionado por filosofos de diversas epocas. 

Aun así, la juventud juega un papel importante en la produccion y consumo de bienes en epocas de paz, ya sea porque tenga que estudiar o laborar; asi mismo su consumo de bienes de lujo (comunicaciones, diversiones, viajes). Cuando los jovenes se dan cuenta de dicha manipulacion, lo comunican a otros. De ahi la importancia de mantenerlos a raya por medio de evitar que se reunan en grupos homogeneos; la division de pensamiento los aleja de otras generaciones que podrian cambiar la norma establecida por el grupo en el poder.


Además, a ustedes [Dios los vivificó] aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia. Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, y hacíamos las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás. (Efesios 2: 1 al 3)


La instrucción piadosa produce fruto

“Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”, escribió el sabio rey Salomón de la antigüedad. (Proverbios 22:6.) Muchos jóvenes que han optado por poner en práctica las normas de la Biblia han experimentado la veracidad de este principio.

Por supuesto, no todos los jóvenes que procuran agradar a Jehová gozan de circunstancias familiares ideales. Sin embargo, el compañerismo estrecho con otras familias de Testigos de la congregación les proporciona seguridad y un sentido de cohesión.

Atesore un fundamento seguro para el futuro

Los jóvenes de la actualidad han de hacer una selección. Pueden seguir con este mundo, que se precipita hacia la destrucción en la venidera “gran tribulación” que Jesús predijo, o pueden ‘cifrar su confianza en Dios mismo y observar sus propios mandamientos’, como cantó el salmista inspirado Asaf. La obediencia a Dios impedirá que sean “una generación terca y rebelde, una generación que no había preparado su corazón y cuyo espíritu no fue fidedigno para con Dios”. (Mateo 24:21; Salmo 78:6-8.)

Hay muchos jóvenes dignos de admiración. Que han obrado según el siguiente consejo al joven Timoteo: “Que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro”. Debido a que han seguido este proceder, han logrado “asirse firmemente de la vida que realmente lo es”. (1 Timoteo 6:18, 19.)

Articulo de la revista La Atalaya 01 de Febrero de 1996. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.
"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."

Mahatma Gandhi


Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.
 
(Romanos 2:14, 15)