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miércoles, 6 de agosto de 2014

El Diluvio una advertencia procedente del pasado

EN LA larga historia de la humanidad ha habido muchos desastres naturales tan grandes como la erupción del monte St. Helens, o aun mayores. Pero ninguno de ellos ha igualado al catastrófico Diluvio del día de Noé. Fue tan grande y tan devastador que dejó a escala mundial una huella indeleble en la humanidad.

Existen unas 150 diferentes leyendas acerca del Diluvio que provienen de diversas partes de la Tierra, tal como Babilonia, Roma, India, Australia y las Américas. Aunque tales leyendas difieren en algunos detalles, hay una similitud general en la causa moral de por qué sobrevino el Diluvio, la destrucción global de la humanidad, y la supervivencia de una familia en un arca o un barco. Solo un desastre de proporción global pudo haber dejado una impresión tan extensa y duradera.

Un docto bíblico escribió lo siguiente: “La armonía entre todos estos relatos es una garantía innegable de que esa tradición no es una invención vana; un relato de ficción es regional, no universal; esa tradición tiene, por lo tanto, una base histórica; es el resultado de un suceso que realmente aconteció en la infancia de la humanidad”. Pero, ¿por qué es esa catástrofe de un pasado remoto una advertencia a la generación que vive hoy?

Es de gran importancia para nosotros tomar en cuenta las circunstancias que llevaron al Diluvio. La similitud de estas a las condiciones actuales hacen que el Diluvio tenga un significado importante para nosotros. El relato histórico del libro bíblico de Génesis describe esas circunstancias de la siguiente manera: “Jehová vio que la maldad del hombre abundaba en el tierra, y que toda inclinación de los pensamientos del corazón de éste era solamente mala todo el tiempo. De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. (Génesis 6:5, 12.)

El mundo de la humanidad había sufrido una degeneración moral general, la inclinación de sus pensamientos era siempre hacia la maldad. A consecuencia de esto, “la tierra se llenó de violencia”. (Génesis 6:11.) Las personas comenzaron a dedicar su vida a ir tras los deseos materiales y sexuales. Jesucristo llamó la atención a este hecho cuando dijo:

“Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24:38, 39.)

Su único interés era satisfacer sus deseos carnales.


Con muchos años de anticipación Noé había estado dando advertencia, pero los de aquella generación rehusaron creerle. Indudablemente nunca habían experimentado un diluvio. Puesto que las cosas seguían igual que antes, se hicieron sordos a la advertencia. “No hicieron caso.” No les importó que la advertencia proviniera de su Creador, a través de Noé.

Pero Dios dijo a Noé: “El fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos; y aquí estoy arruinándolos junto con la tierra”. (Génesis 6:13.) Cuando vino el Diluvio, Noé y su familia fueron preservados porque prestaron atención a la advertencia y siguieron las instrucciones de Dios. Pero, ¿por qué debe ser de interés especial para nosotros este relato?

Condiciones paralelas
Al igual que en los días antediluvianos, la violencia ha llegado a ser un modo de vida, especialmente desde la I Guerra Mundial. La violencia política entre las naciones ha resultado en las más destructivas y horribles guerras de la historia humana. La violencia se ha esparcido a ciudades, calles y hogares; hasta amenaza a los viajeros. Además, en la televisión, el cine y las novelas predomina la violencia.

Otro paralelo se ve en el estilo de vida del día moderno. El satisfacer los deseos sexuales y materialistas es el interés principal de esta generación actual. Por toda la Tierra vemos un derrumbe moral que ha resultado en una epidemia de enfermedades transmitidas por relaciones sexuales. El adulterio, la fornicación y la homosexualidad son comunes hoy día. Al igual que la generación antediluviana, la generación actual ama los placeres carnales y las posesiones materiales más que a Dios.

Puesto que Dios se sintió “herido” debido a la conducta extremadamente mala de la gente que vivió antes del Diluvio, ¿no sería razonable concluir que él se siente de la misma manera hoy día debido a la conducta mala que es común alrededor del mundo? ¿No debería servir de advertencia a la generación actual lo que él trajo sobre el mundo del día de Noé? ¿No sería razonable pensar que él llegará a la misma conclusión a la que llegó según se muestra en Génesis 6:5-7?

Cuando Dios vio la maldad de la humanidad, “se sintió herido en el corazón. De modo que Jehová dijo: ‘Voy a borrar de sobre la superficie del suelo a hombres que he creado’”. Por medio de los escritores inspirados de la Biblia, Dios ha declarado que ejecutará un juicio semejante contra la generación desenfrenada de la actualidad. Se aproxima la mayor catástrofe de la historia humana.

Los últimos días
Mirando hacia nuestros tiempos, el escritor inspirado de la segunda carta a Timoteo describió el estado decadente de los asuntos que vemos en la actualidad a nivel mundial. En el capítulo tres, versículos uno al cuatro, él dice: “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor de lo bueno, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios”.

Jesucristo también profetizó acerca de los últimos días de este sistema de cosas. En su profecía habló de la violencia extrema que hemos presenciado desde la I Guerra Mundial, al decir: “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino”. (Mateo 24:7.) También habló de la abundancia del desafuero de hoy día y del temor que la gente le tiene al futuro. Jesús dijo: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte”. (Mateo 24:12.) También dijo que los hombres ‘desmayarían por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada’. (Lucas 21:26.)

La expresión “últimos días” tiene el mismo significado para la generación actual que el que tuvo para la generación antediluviana: el fin de la parte predominante del sistema de cosas humano. En 2 Tesalonicenses 1:8, 9, el escritor inspirado Pablo dijo que, mediante Jesucristo, Dios traería “venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza”.

Los sobrevivientes del Diluvio descubrieron que la generación antediluviana había sido barrida de la haz de la Tierra. La gente, y todo por lo cual había vivido, había desaparecido. Lo mismo sucederá cuando Dios traiga su venganza al ponerle fin a la violenta generación de la actualidad. “Y solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no será.” (Salmo 37:10.)

Es posible sobrevivir
El paralelo entre la generación antediluviana y la nuestra no se limita a la maldad de la gente y a su destrucción. Al igual que hubo sobrevivientes del Diluvio, también habrá sobrevivientes del fin del sistema de cosas actual. Los sobrevivientes del Diluvio fueron personas humildes que no vivieron como la gente en general. Fueron amadores de la justicia que obedecieron a Dios y prestaron atención a sus advertencias. En Génesis 6:8, 9 se nos dice: “Noé halló favor a los ojos de Jehová.

Noé fue hombre justo. Resultó libre de falta entre sus contemporáneos”. Con relación a Noé y a los que sobrevivieron con él, el apóstol Pedro escribió que Dios “no se contuvo de castigar a un mundo antiguo, sino que guardó en seguridad a Noé, predicador de justicia, con otras siete personas cuando trajo un diluvio sobre un mundo de gente impía”. (2 Pedro 2:5.)

Mediante los profetas de Dios se nos asegura que habrá una gran muchedumbre que sobrevivirá la destrucción venidera del sistema de cosas actual. Al igual que Noé, ellos también han de ser personas humildes que amen la justicia y obedezcan las instrucciones de Dios. Después de predecir la destrucción de los inicuos, el salmista dice: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. (Salmo 37:11; Revelación 7:9, 13, 14.)

Jesús predijo que en los últimos días las buenas nuevas del Reino de Dios se proclamarían por toda la Tierra. Este es el medio por el cual se está juntando para la supervivencia a las personas de disposición justa de la Tierra. Jesús ilustró esto en su parábola acerca de la separación de las ovejas de las cabras. Él concluyó la parábola al decir que los injustos, semejantes a cabras, ‘partirían al cortamiento eterno, pero los justos [con cualidades de oveja] a la vida eterna’. (Mateo 25:31-46.)

A pesar de que ha transcurrido tanto tiempo desde que ocurrió el Diluvio, es una advertencia clara que no debemos pasar por alto. Como dice la Biblia, el relato de este suceso se escribió “para nuestra instrucción”. (Romanos 15:4.) Es una advertencia contra el modo de vivir violento, sensual y materialista de un mundo que no hace caso a nuestro Creador. Él no cambia. Dios destruyó a la generación antediluviana debido a su maldad. Y por esa misma razón destruirá a esta generación moderna y a su entero sistema de gobernación política, materialismo comercial y religión falsa.

Para sobrevivir al fin de este sistema de cosas, tenemos que prestar atención a la advertencia que se dio en el pasado. Debemos demostrar que somos amadores de la justicia, así como lo hicieron las ocho personas que sobrevivieron al Diluvio. Para sobrevivir, tenemos que seguir el consejo registrado en Sofonías 2:3: “Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová”.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Septiembre de 1986. Complemente la información con el tema: "¿Qué significa triunfar en la vida?". Ambos distribuidos por los testigos de Jehová