Entradas populares

Buscar en este blog

sábado, 6 de septiembre de 2014

Agradezco su visita

Informo que el contenido de la siguiente "bitácora" también denominada "blog" queda en suspensión por tiempo indefinido de acuerdo a los nuevos terminos de uso de la "Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania" la cual transcribo a continuación:

Información legal (Para el uso de la página oficial www.jw.org)




Copyright

© 2014 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, Inc. Todos los derechos reservados.
La entidad Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. (que en este documento llamaremos “Watchtower”) publica y mantiene este sitio. A menos que se indique lo contrario, todo el contenido de este sitio es propiedad intelectual de Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, Inc.

Marcas de producto

Adobe, el logo de Adobe, Acrobat y el logo de Acrobat son marcas de producto de Adobe Systems Incorporated. iTunes e iPod son marcas de producto de Apple Inc. Todas las demás marcas de producto y marcas registradas son propiedad de sus respectivos titulares.

Términos y Condiciones de Uso

El uso de este sitio está regido por los presentes Términos y Condiciones de Uso. Al usar este sitio, usted se compromete a cumplir todos estos términos y condiciones. No debe utilizar este sitio si no está dispuesto a cumplir estos términos y condiciones en su totalidad o en parte.
¿Qué implica el uso adecuado de este sitio? Usted puede ver, descargar o imprimir publicaciones electrónicas y cualquier otro tipo de texto, así como ilustraciones, videos y grabaciones de audio (aquí nos referiremos a todo esto como “contenido”). Sin embargo, solo debe hacerlo para su propio uso y no puede usar el contenido con fines comerciales. Además, debe sujetarse a las siguientes restricciones y a las que se indican en otras partes de estos Términos y Condiciones de Uso. Lo siguiente está prohibido:
  • Publicar contenido de este sitio en cualquier otro sitio de Internet (ni tampoco en redes sociales ni en páginas para compartir archivos).
  • Volver a publicar contenido de este sitio como parte de cualquier programa o aplicación electrónica.
  • Reproducir, copiar o usar cualquier parte del contenido de este sitio con fines comerciales o a cambio de dinero (aunque no sea para obtener beneficios económicos). Esto incluye distribuir programas o aplicaciones que se basen en este sitio o se conecten a él, o en los que se hagan enlaces dinámicos o estáticos con él.
  • Acceder a este sitio con el fin de crear o distribuir código fuente, herramientas o técnicas para realizar cualquier obtención sistemática o automática de datos en este sitio o en relación con este sitio (esto incluye, pero no se limita a, la captura, extracción, recolección y minería de datos).
  • Usar indebidamente el sitio o sus servicios; por ejemplo, interferir con el sitio o sus servicios o acceder a ellos con un método distinto al que se provee expresamente.
  • Usar este sitio de una manera que pudiera dañarlo o impedir el acceso a él. Tampoco debe usarse de manera ilícita, ilegal, fraudulenta o perjudicial, o que de algún modo esté asociada a alguna actividad o propósito de carácter ilícito, ilegal, fraudulento o perjudicial.
  • Usar este sitio con algún fin publicitario.

Incumplimiento de Términos y Condiciones de Uso

Sin perjuicio de los demás derechos que estos Términos y Condiciones de Uso conceden a Watchtower, si usted viola o infringe alguno de estos Términos y Condiciones de Uso, Watchtower se reserva el derecho de tomar las medidas que estime oportunas, lo que incluye retirarle temporalmente el acceso al sitio o denegárselo por completo, bloquear el acceso al sitio a las computadoras que tengan su dirección IP, pedirle a su proveedor de servicios de Internet que restrinja su acceso al sitio y/o emprender acciones legales contra usted.

Modificaciones

Watchtower podrá modificar en cualquier momento estos Términos y Condiciones de Uso. Cualquier revisión de este documento entrará en vigor el mismo día de su publicación en el sitio. Consúltelo regularmente para estar al tanto de cualquier modificación.

Ley aplicable y jurisdicción

Estos Términos y Condiciones de Uso se regirán y se interpretarán de acuerdo con las leyes del estado de Nueva York (Estados Unidos), sin que sea aplicable ninguna de las disposiciones sobre conflicto de leyes. Cualquier acción judicial relacionada con estos Términos y Condiciones de Uso debe presentarse ante un tribunal estatal o federal que tenga jurisdicción en el estado de Nueva York (Estados Unidos).

Separabilidad

Si un tribunal con la debida jurisdicción declarara que alguna parte de estos Términos y Condiciones de Uso fuera ilegal o determinara que no tuviera validez o que no se puede hacer cumplir, la parte restante seguirá teniendo efecto. El hecho de que Watchtower no haga valer alguna parte de estos términos no debe considerarse una exención para el usuario ni debe entenderse que Watchtower no tiene el derecho de hacerla valer.

Acuerdo completo

Estos Términos y Condiciones de Uso constituyen el acuerdo completo entre usted y Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. con relación al uso que usted haga de este sitio. Cualquier acuerdo previo con relación a su uso de este sitio ya no tiene validez.

El contenido etiquetado como "Testigos de Jehová" y publicado en este sitio, es propiedad de "Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc." el cual esperamos haya sido de su interés y agrado.

Lo invito a visitar el sitio oficial www.jw.org para que conozca mejor la palabra de Dios y aprovecharla en su vida diaria.


lunes, 1 de septiembre de 2014

La Biblia es la Palabra de Dios

¿ES CIERTO que entre la ciencia y la alta crítica han despojado a la Biblia de su atributo original como Palabra de Dios? Fácilmente hay quien podría opinar así. Aun líderes religiosos están dispuestos a escribir que la Biblia no es científica, y la alta crítica da una imagen de tanta respetabilidad que sus puntos de vista se enseñan en los seminarios teológicos. Pero, ¿qué muestran los hechos?

La Biblia y la alta crítica
Respecto a la alta crítica, el hecho es que hasta la fecha, nunca ha presentado pruebas contundentes para respaldar sus ideas. Jamás se han hallado las supuestas fuentes de las cuales se compiló el Pentateuco o el libro de Isaías. Por otra parte, se han descubierto fragmentos antiguos que indican que el libro de Daniel ya era un libro altamente apreciado, ¡solo unos pocos años después de la fecha en que la alta crítica afirma que fue escrito!

Un profesor de teología declara: “No puede probarse en ningún caso en concreto que los libros de la Biblia se hayan originado del modo fraudulento descrito por la escuela de la alta crítica. Una cosa es que dicha escuela lo afirme, y otra cosa totalmente distinta es que lo demuestre”. (Wick Broomall, en Biblical Criticism.)

Un arqueólogo añade: “No puede enfatizarse con la contundencia necesaria el hecho de que casi no hay evidencia alguna de que en el antiguo Cercano Oriente haya habido falsificación literaria o documental”. (W. F. Albright, en From the Stone Age to Christianity.) Es cierto que la alta crítica continúa floreciendo, pero esto se debe a que concuerda a la perfección con el pensamiento profano de nuestro tiempo y no debido a que sus afirmaciones hayan sido demostradas.

La Biblia y la ciencia

Entonces, ¿ha desmentido la ciencia a la Biblia de alguna manera? En algunas ocasiones ha parecido que sí. Por ejemplo, durante el siglo XVIII un entendimiento más profundo de la estructura de la Tierra estableció claramente que nuestro planeta tenía mucha antigüedad. Para aquel tiempo, muchas personas religiosas insistían en que, de acuerdo con la Biblia, la Tierra solo tenía 6.000 años de edad. Este parecía ser un ejemplo claro en el que la enseñanza bíblica quedaba desmentida. Pero el hecho es que en ningún lugar en la Biblia se dice cual es la edad de la Tierra. Fue un malentendido de aquellas personas lo que ocasionó el desacuerdo.

Las primeras palabras de la Biblia dicen: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. (Génesis 1:1.) Esta declaración, de que hubo un principio, armoniza con las observaciones científicas actuales. Luego, según la Biblia, hubo un período en que la Tierra estaba “sin forma y desierta”, deshabitada e inhabitable. (Génesis 1:2.) Los geólogos que tratan de reconstruir la historia primitiva de la Tierra indican que hubo un tiempo en que esa fue la condición de la Tierra.

Después de esto, la Biblia pasa a describir cómo se formaron los mares y las masas de tierra. Apareció la vida vegetal, las criaturas marinas, las aves y, luego, los animales terrestres. Finalmente apareció el hombre. En líneas generales, esto es muy similar a lo que los científicos han descubierto al examinar el estrato geológico más antiguo de la Tierra, y hasta concuerda con el orden general de aparición de la vida en la Tierra. (Génesis 1:1-28.)

Esto no quiere decir que la Biblia está en completa armonía con lo que dicen los libros de texto científicos. Pero, son tantos los puntos en común que es necesario preguntarnos: ‘¿Cómo es que sabían tanto aquellos primeros escritores de la Biblia?’. Considerando que el nivel de conocimiento científico en aquellos días lejanos era rudimentario, solo pudo deberse a que alguien les transmitiera esa información... un sólido apoyo al hecho de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios.

La Biblia no depende de la ciencia moderna ni de la filosofía para probar que es la Palabra de Dios. Cuando hay desacuerdos entre las teorías científicas y la Biblia, ¿debemos dar por sentado que la Biblia está mal y que los científicos siempre están en lo correcto? Hay muchos precedentes que demuestran que la ciencia de cuando en cuando puede equivocarse.

Naturalmente, la teoría de la evolución presenta un campo mayor de discrepancias con la Biblia. Lo singular respecto a esta teoría es lo rápidamente que se popularizó entre los científicos después de la publicación del libro de Darwin El origen de las especies. Fue aceptada mucho antes que hubiera tiempo para poner a prueba las hipótesis del libro o que se hallara evidencia para estas en el registro fósil. ¿Por qué? El evolucionista Hoimar v. Ditfurth reconoce cándidamente: “La ciencia es, por definición, el intento de ver lo lejos que se puede llegar en la explicación del origen del hombre y la naturaleza sin tener que recurrir a los milagros”. (The Origins of Life, por H. v. Ditfurth.)

Entonces, ¿sorprende acaso el que los científicos hayan echado mano tan ávidamente de la teoría de la evolución, dedicando mucho tiempo a probarla y muy poco tiempo a determinar si es cierta? La única alternativa, la creación, sería un milagro... que para ellos es inconcebible.

La verdad es que, para cualquier persona que no esté prejuiciada en contra de los milagros, la creación es un modo muy lógico de entender lo que los científicos han sido incapaces de explicar: la fuente del principio vital, el estado consciente, la inteligencia y la naturaleza moral del hombre.

Un libro que tiene poder

La propia Biblia advierte que habría desacuerdos entre la sabiduría que el mundo ha recibido y las enseñanzas que se hallan en la Biblia misma. (1 Corintios 1:22, 23; 3:19.) Esto no debería sorprendernos, pues el conocimiento basado en la investigación del hombre y sus filosofías es muy variable. Tampoco debería inquietarnos el que haya teorías populares que contradigan la Biblia. La misma Biblia nos dirige hacia otras vías de evidencia en prueba de su afirmación de ser la Palabra de Dios.

Por ejemplo, la Biblia ha resultado ser un libro de profecías. (2 Pedro 1:19-21.) La alta crítica afirma que tales profecías fueron escritas después que el acontecimiento predicho se produjo, pero en muchos casos esto es claramente imposible. Las profecías que se hicieron respecto a Jesús siglos antes de su nacimiento se cumplieron al pie de la letra. (Vea, por ejemplo, Isaías 53:1-12; Daniel 9:24-27.)

Las propias profecías de Jesús respecto a la destrucción de Jerusalén se cumplieron con toda precisión. Y cuando uno lee las profecías que tanto él como el apóstol Pablo hicieron respecto a los últimos días, tiene uno la impresión de estar leyendo el periódico del día. (Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21; 2 Timoteo 3:1-5.) Siendo que el hombre es tan notoriamente inexacto cuando pretende predecir el futuro, las profecías de la Biblia constituyen un sólido argumento a favor de que esta proviene de una Fuente superior.

Otra poderosa evidencia puede verse en estas otras palabras que se hallan en la Biblia: “Porque la palabra de Dios es viva, y ejerce poder”. (Hebreos 4:12.) Ese poder ha quedado demostrado a través de la historia por la cantidad de personas que ha sufrido y ha muerto en defensa de su derecho de leer la Biblia o de compartirla con otros. Ninguna otra publicación ha tenido jamás un efecto como este en bien de la gente, cuando esta es leída con un espíritu de humildad y una disposición razonable.

Convierte a personas belicosas en personas pacíficas y puede transformar completamente la personalidad. (Miqueas 4:3, 4; Efesios 4:24.) Considere, por ejemplo lo que la Biblia hizo por Luis.

En la prisión brasileña en la que Luis estaba encarcelado, había llegado a ser conocido como un recluso extremadamente peligroso. Un testigo de Jehová, mientras predicaba a algunos compañeros de prisión de Luis, aprovechó la oportunidad para hablarle. Las palabras de la Biblia tuvieron tal efecto en Luis que en poco tiempo parecía una persona diferente. (Colosenses 3:9, 10.) Antes, nadie se hubiera atrevido a contestarle, pero ahora él trataba a los demás con consideración y hasta daba a las autoridades del penal su debido respeto. Después de cinco años, durante los cuales la Biblia ha influido en la personalidad de Luis, él ya comparte con otros prisioneros lo que ha aprendido y hasta se le permite predicar fuera de la prisión.

Considere ahora el caso de Wayne, de los Estados Unidos. Él llevaba una vida permisiva, dedicada principalmente a la inmoralidad y al empleo de drogas. Después de casarse, su mal comportamiento finalmente condujo también a su esposa a la inmoralidad. La vida en el hogar era terrible. Cuando estaban a punto de divorciarse, un testigo de Jehová tuvo la oportunidad de mostrarle a Wayne lo que la Biblia dice respecto al sentido de responsabilidad y amor en el círculo de la familia. (Efesios 4:22-24; 5:22-28.) Se le ayudó a reconocer la raíz de algunos de sus problemas. (Véase 1 Corintios 15:33.) Con el tiempo él pudo cambiar su modo de pensar. Esto ayudó a su esposa a cambiar también. Ahora, la joven familia es un modelo de contentamiento... gracias a la Biblia.

Por último, considere el caso de Elena. Ella era una joven argentina que sufría de depresión. Cuando visitó al siquiatra, él le dijo que lo que ella necesitaba era llevar una vida sexual libre a fin de resolver sus problemas. De modo que ella se envolvió en la inmoralidad, el espiritismo y en el uso excesivo del tabaco. En dos ocasiones abortó. Pero los testigos de Jehová se interesaron en Elena y pudieron ayudarla a aplicar el consejo de la Biblia en su vida. Progresivamente las palabras de la Biblia le ayudaron a ir abandonando sus malos hábitos y a llegar a conocer al Creador, Jehová Dios, y a su Hijo, Jesucristo. Ahora, al referirse a estas dos Personas, Elena dice: “No merezco ninguna de las buenas cosas que estoy recibiendo de ambos y, por esa razón, deseo hablar cada vez más de su misericordia y amor a nosotros”.

Como muestran estos pocos ejemplos, la Biblia puede inducir en nuestra vida un poder altamente provechoso. Luis, Wayne y Elena fueron ayudados cuando los testigos de Jehová los pusieron en contacto con la Biblia y les mostraron cómo aplicar su consejo. Hoy hay por todo el mundo más de tres millones de estos Testigos, muchos de los cuales han tenido experiencias similares a estas en el pasado, y todos ellos han permitido que la Biblia opere en su vida cambios radicales. ¿Con qué resultado?

Estos tres millones de cristianos constituyen una comunidad en la que los principales problemas que hoy amenazan el futuro de la humanidad ya han sido resueltos. No se hallan divididos por razones nacionalistas o por divisiones tribuales. Más bien, con la ayuda de la Biblia se esfuerzan con empeño a fin de vencer los prejuicios raciales y económicos. Y han aprendido a vivir juntos en paz, lo que es en sí mismo un cumplimiento preliminar de una de las más sobresalientes profecías de la Biblia. (Isaías 11:6-9.)

La existencia de una comunidad como esta es una prueba poderosa a favor de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios. Le invitamos a familiarizarse con estos cristianos y a comprobar por sí mismo la evidencia. Con mucho gusto, los testigos de Jehová le ayudarán a hacerlo.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Abril de 1986. Lea el interesante tema: ¿De veras provienen de Dios las buenas noticias de la Biblia?. Ambos publicados por los testigos de Jehová.

viernes, 29 de agosto de 2014

¿Hay algún beneficio en el sufrimiento?

MUCHAS personas se amargan cuando se encaran a intenso sufrimiento. Otras que pasan por la misma experiencia o hasta por peores experiencias llegan a ser más compasivas y tiernas en sus sentimientos para con sus semejantes humanos. De manera similar, hay personas que niegan la existencia misma de Dios cuando son sometidas a dificultades prolongadas, mientras que otras pasan por pruebas severas con fe inquebrantable en el Todopoderoso. ¿Por qué sucede esto?

A menudo las personas se amargan y pierden la fe debido a que se consideran demasiado importantes y no reconocen que son humanos pecaminosos que viven en un mundo que pasa por alto las leyes de Dios. Incorrectamente atribuyen al Todopoderoso las cosas malas de las cuales los hombres son culpables. Por lo tanto, no aprenden nada provechoso de las dificultades y, después que experimentan alivio, quizás reflejen aun más características indeseables que anteriormente.

Para que esto no suceda en nuestro caso, debemos hacer un esfuerzo por beneficiarnos de todo lo que pudiera acontecernos. Para esto se requiere que tengamos el punto de vista correcto en cuanto al sufrimiento humano. El libro bíblico de Lamentaciones ayuda mucho a poner este asunto en la perspectiva correcta.

Mantenga la esperanza
El libro mismo contiene cinco poemas en los que se expresa lamento por la terrible destrucción que le sobrevino a Jerusalén a manos de los babilonios. En el tercer poema, el profeta Jeremías, llevado por el espíritu de Dios, desahoga sus sentimientos intensos y los transfiere a la entera nación en la figura de un hombre físicamente capacitado. (Lamentaciones 3:1.) Aunque Jeremías sufrió junto con la entera nación, la experiencia no lo amargó. Él esperaba con optimismo el tiempo cuando el favor de Dios estaría con Su pueblo de nuevo, y aceptó lo que le ocurrió a la nación como una justa ejecución del juicio divino.

La esperanza de una liberación en el futuro sustentó a Jeremías. Leemos: “Sin falta se acordará tu alma [Jehová mismo] y se inclinará sobre mí. Esto es lo que traeré de vuelta a mi corazón. Por eso mostraré una actitud de espera”. (Lamentaciones 3:20, 21.) No había ninguna duda en la mente de Jeremías de que Jehová con el tiempo miraría con aprobación a Su pueblo arrepentido. Es cierto que ellos habían sido sumamente humillados en derrota completa. Pero Jehová bajaría, por decirlo así, de su alta posición en el cielo para levantarlos de su estado degradado. Con esto presente, Jeremías podía consolar su corazón y esperar con paciencia hasta que Jehová actuara a favor de Su pueblo arrepentido.

Así que, cuando estemos pasando por una experiencia angustiosa, no deberíamos perder la esperanza. Debemos recordar el hecho de que las pruebas tienen un comienzo y también tienen un fin. El Altísimo nunca permitirá que sus siervos fieles sufran indefinidamente junto con las personas que no están dedicadas a él. Por esa razón deberíamos esperar con paciencia hasta que Jehová traiga alivio seguro.

El mismo hecho de que la persona todavía esté viva debería darle razón para tener esperanza. En el tiempo de Jeremías la ciudad de Jerusalén y la tierra de Judá fueron desoladas, y muchos israelitas perecieron. Aun así, hubo sobrevivientes. Esto dio la seguridad de que Dios continuaría mostrándole misericordia a su pueblo. Leemos: “Son los hechos de bondad amorosa de Jehová el que no nos hayamos acabado, porque sus misericordias ciertamente no terminan. Son nuevas cada mañana. Es abundante tu fidelidad. ‘Jehová es la parte que me corresponde —ha dicho mi alma—, por eso mostraré una actitud de espera por él’”. (Lamentaciones 3:22-24.)

Si no fuera por la bondad amorosa de Dios y el interés compasivo en su pueblo, no habría habido ningún sobreviviente entre los israelitas. Pero Jehová Dios sí mostró misericordia. De modo que sus expresiones de misericordia continuarían fluyendo hacia su pueblo y serían renovadas cada mañana. El hecho de que la fidelidad de Jehová es abundante aseguraba que se podía depender de sus misericordias. Estas serían constantes, y nunca débiles ni ineficaces. Puesto que el Altísimo permaneció como la parte que le correspondía —o herencia— a su pueblo, había buena razón para que ellos continuaran a la espera de un cambio en las circunstancias difíciles en las que él les había permitido hallarse debido a su infidelidad.

Cómo esperar con paciencia
¿Qué debería caracterizar a tal espera? El libro de Lamentaciones contesta: “Bueno es Jehová al que espera en él, al alma que sigue buscándolo. Bueno es que uno espere, aun callado, la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre físicamente capacitado llevar el yugo durante su juventud. Que se siente solitario y se quede callado, porque él le ha impuesto algo. Que ponga su boca en el mismísimo polvo. Quizás exista una esperanza. Que dé su mejilla al mismísimo que lo golpea. Que tenga suficiente cantidad de oprobio”. (Lamentaciones 3:25-30.)

Note que durante dicho tiempo de aflicción uno debería continuar esperando en Dios con optimismo por alivio, y acercarse más a él. La persona querrá ser paciente y esperar callada o sin quejarse hasta que el Todopoderoso haya traído la liberación o salvación. Por lo tanto, es muy beneficioso el que uno aprenda a llevar un yugo de sufrimiento durante su juventud. ¿Por qué? Porque esto hará que sea mucho más fácil para uno aguantar una experiencia similar más tarde en la vida sin perder la esperanza. El saber que se ha enfrentado a grandes dificultades anteriormente le dará una base para tener la esperanza de que podrá hacerlo de nuevo.

Ahora bien, cuando se le ha impuesto un yugo de aflicción a una persona, esta no debería estar corriendo por todas partes expresando sus quejas. No, más bien, debería sentarse solitaria, como alguien en duelo, y permanecer callada. Debería postrarse con su boca en el mismísimo polvo. Esto significa que debería someterse humildemente a las pruebas que Dios ha permitido que experimente, y debería esperar con optimismo la liberación venidera.

No debería alzarse en rebelión contra sus perseguidores, sino aguantar con paciencia el abuso físico y verbal. Esto nos hace recordar la manera como Jesucristo se comportó. El registro bíblico dice: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia”. (1 Pedro 2:23.)

Otro punto vital que debemos recordar cuando experimentemos sufrimiento es el hecho de que Dios no aprueba las cosas odiosas que los hombres quizás hagan. Sin embargo, el Altísimo sí permite que ciertas cosas sucedan con un buen propósito en mira. Esto se expresa bien en las siguientes palabras del libro de Lamentaciones:

“Porque Jehová no seguirá desechando hasta tiempo indefinido. Porque aunque haya causado desconsuelo, también ciertamente mostrará misericordia conforme a la abundancia de su bondad amorosa. Porque no de su propio corazón ha afligido ni desconsuela a los hijos de los hombres. El aplastar debajo de los pies de uno a todos los prisioneros de la tierra, el desviar el juicio de un hombre físicamente capacitado delante del rostro del Altísimo, el torcer a un hombre en su causa judicial, no lo ha aprobado Jehová mismo”. (Lamentaciones 3:31-36.)


En el caso de los infieles israelitas, Jehová Dios les permitió sufrir una terrible experiencia a manos de los babilonios. Los desechó hasta el grado de permitir que fueran llevados al exilio. No obstante, lo hizo con un buen propósito en mira, a saber, producir un resto arrepentido de entre los sobrevivientes y su prole. Para con este resto Jehová mostraría misericordia. El Todopoderoso no sintió ningún placer en castigar a los israelitas.

No fue el deseo de su corazón causarles desconsuelo y aflicción al entregarlos en manos de sus enemigos. Jehová no apoyó el terrible trato que estos dieron a su pueblo. Él no miraba con aprobación a los hombres que oprimían a los prisioneros de guerra, a los que negaban al hombre sus derechos dados por Dios ni a los que rehusaban rendir justicia en un caso legal.

Por consiguiente, cuando nosotros suframos en manos de los hombres, no debemos culpar a Dios por los males que los hombres cometan. El Altísimo no aprueba la opresión ni la violencia de ellos. Al fin y al cabo ellos tendrán que responderle por sus hechos malos.

No obstante, la gente pudiera causarse sufrimiento a sí misma. Los israelitas infieles dieron la espalda a Jehová Dios, rechazando su cuidado protector. Entonces, con justicia, él los abandonó a sus enemigos. De modo que no tenían base para quejarse respecto a lo que les había sobrevenido. Esto se enfatiza en la pregunta: “¿Cómo puede un hombre viviente entregarse a quejas, un hombre físicamente capacitado, a causa de su pecado?”. (Lamentaciones 3:39.)

En vez de quejarse, los israelitas deberían haberse vuelto a Jehová con arrepentimiento, suplicándole misericordia. Leemos: “De veras escudriñemos nuestros caminos y explorémoslos, y volvámonos, sí, hasta Jehová. Levantemos nuestro corazón junto con las palmas de nuestras manos a Dios en los cielos: ‘Nosotros mismos hemos transgredido, y nos hemos portado rebeldemente’”. (Lamentaciones 3:40-42.)

En efecto, no era tiempo para quejarse. Era un tiempo para que examinaran cuidadosamente sus caminos, su derrotero en la vida o conducta, y para considerar en lo que habían resultado. Más bien que continuar en sus propios caminos para perjuicio suyo, debían regresar a Jehová y obedecer sus mandatos. Las expresiones exteriores de arrepentimiento —el meramente levantar las palmas de las manos en oración— no era suficiente. Era necesario que se arrepintieran sinceramente de sus transgresiones.

Así que, cuando experimentemos sufrimiento, deberíamos examinar nuestro derrotero en la vida. ¿Nos hemos acarreado problemas nosotros mismos debido a que pasamos por alto la ley de Dios? Si así es, entonces no tenemos base para culpar al Altísimo. Más bien, deberíamos mostrar que nos hemos beneficiado de la dolorosa disciplina mediante abandonar el derrotero incorrecto y volvernos a Dios con arrepentimiento.

Si nos hemos esforzado por llevar una vida recta y aun experimentamos aflicción, no debemos olvidar que Dios no aprueba lo que los inicuos quizás nos hagan. Mientras tanto, deberíamos someternos humildemente a nuestras pruebas, esperando con paciencia y sin quejarnos hasta que Jehová Dios traiga alivio. Nos beneficiaremos si ponemos en práctica el consejo de la Palabra de Dios cuando nos encaremos al sufrimiento.

Jeremías, compositor de Lamentaciones, podía escribir sobre el sufrimiento por experiencia propia. Aprendamos a ser pacientes, a aguantar y a depender completamente de Jehová. Nunca imitemos el proceder odioso del hombre opresivo, sino continuemos siendo bondadosos y compasivos para con nuestro semejante.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Febrero de 1987. Lea el folleto: "La Biblia y su mensaje". Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.