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martes, 22 de abril de 2014

El café, el té, y los cristianos

El punto de vista bíblico:

EN POLONIA cuando llegan las 10 de la mañana, es tiempo para drugie śniadanie. En Alemania el kaffeeklatsch de las 4 de la tarde es casi un rito. ¿Quién en Inglaterra pensaría en pasar por alto el teatime (la hora del té)? Y en los Estados Unidos el coffee break (la pausa para el café) a mitad de la mañana o de la tarde es costumbre arraigada. Sí, por todo el mundo la gente tiene el hábito de hacer una pausa mientras se toma una taza de café o té.

Pero populares como sean esas costumbres, a veces se presentan serias preguntas u objeciones en cuanto a lo sabio de tomar té o café. Esas preguntas surgen particularmente en el caso de cristianos que desean guiar su vida por el sabio consejo y los sabios principios de la Palabra de Dios. Las objeciones que se presentan giran alrededor de dos puntos principales.

Hay personas que creen que no es sabio, y hasta que es anticristiano, el beber esas bebidas porque contienen cafeína. Señalan que la cafeína es una droga, y sostienen que tiende a crear hábito, tal como lo hacen la cocaína, la heroína y la nicotina (del tabaco). Por eso, razonan así: si el cristiano correctamente evita el aficionarse a estas otras drogas, ¿no debería también evitar la cafeína del café y el té?

La otra objeción principal a estas bebidas es la alegación de que causan daño a la salud. Enfermedades del corazón, úlceras y cáncer de la vejiga son algunos de los problemas que han sido vinculados con el café y el té. Por eso se razona que, puesto que el cristiano ha dedicado su vida y su cuerpo a Dios, debería evitar cosas que le causaran daño sin que hubiera necesidad de ello.—Rom. 12:1.
En medio de las muchas alegaciones que se hacen, ¿cómo puede llegar uno a una decisión equilibrada? El consejo de la Biblia puede ayudarle a hacer eso.

Una droga


La cafeína es una droga, un estimulante, que se halla en “alimentos” como el café, el té y productos del chocolate. Una taza de café contiene entre 100 y 150 miligramos de cafeína, una taza de té 90 miligramos, una botella de refresco de cola de 40 a 72 miligramos, una taza de cacao 50 miligramos y una barra (85 gramos) de chocolate agridulce unos 75 miligramos.

En el caso de la mayoría de las personas la cafeína estimula el corazón y los riñones, hace que se reaccione o responda con mayor rapidez y promueve un estado de alerta. Sin embargo, parece que la cafeína ayuda a algunas personas entradas en años a reposar. Además, a veces la cafeína se usa para tratar dolores de cabeza, porque afecta los vasos sanguíneos del cerebro. Sí, la droga cafeína produce efectos en el cuerpo humano.

Sin embargo, ¿condena la Biblia el comer o beber cosas que contengan sustancias naturales que puedan estimular a uno o contribuir a su reposo?

Un examen de lo que las Escrituras dicen acerca de las bebidas alcohólicas nos ayuda a obtener una respuesta correcta, porque el alcohol también es una droga, una que calma u obra como sustancia deprimente en el cerebro.


No hay duda de que la Palabra de Dios se opone a que se beba una cantidad tan grande de vino, cerveza o cualquier otra bebida alcohólica que se llegue a estar borracho. A los cristianos se les advierte contra “excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber.” (1 Ped. 4:3; 1 Cor. 6:9, 10) Y leemos: “El vino es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se extravía por él no es sabio.”—Pro. 20:1.

¿Qué se dice en cuanto a beber esas cosas con moderación? Aunque la Biblia no insta específicamente a todas las personas a beber cosas que contengan la droga alcohol, no dice que el hacer eso con moderación sea incorrecto solo porque hay una droga envuelta en el asunto. En los tiempos bíblicos el vino era una bebida común con las comidas. (Gén. 27:25; 1 Sam. 16:20)

Toda persona tiene que ingerir fluidos. Y sencillamente no hay ninguna proscripción bíblica contra el que a veces uno haga del vino, la cerveza o cosas parecidas parte de su ingestión normal de fluido. Jesús hizo eso.—Luc. 7:34.

La Biblia no pasa por alto el hecho de que las bebidas que contienen la droga alcohol pueden afectar el cuerpo o la mente de la persona. Salmo 104:15 alista como una de las provisiones de Dios el “vino que regocija el corazón del hombre mortal.” Por consiguiente, la Palabra de Dios con frecuencia asocia el vino con el gozo y el placer. (Ecl. 9:7; Juan 2:2-10) Y la Biblia también habla del poder del alcohol en cuanto a calmar o deprimir el sistema nervioso de la persona abatida sin expresar desaprobación.—Pro. 31:6, 7.

¿Ve usted el significado de esto? Puesto que la Biblia no prohíbe que el cristiano incluya algunas bebidas alcohólicas en el fluido que ingiere ¿cómo se puede decir que porque el café y el té contienen cafeína es antibíblico consumirlos, hasta usarlos debido a que tienen un efecto despertador o tranquilizante?

‘Pero,’ quizás objeten algunos, ‘¿no se crea un hábito por la cafeína?’ En Drugs, Society, and Human Behavior, el profesor R. S. Oakley declara:
“El llegar a depender de la cafeína es cosa real, y un síntoma bien comprobado de la necesidad que se crea es el dolor de cabeza, que por lo general se desarrolla en los que acostumbran usarla . . . después de unas 18 horas de abstinencia. Hay informes que sugieren que el dolor de cabeza mismo puede estar precedido de náusea y letargo.”
Por otra parte, en un artículo sobre el café la revista Science Digest (de junio de 1975) cita estas palabras del Dr. M. Seevers, de la Universidad de Michigan: “No se produce dependencia física en el caso de ninguno de los estimulantes psicomotores,” como el café.

Sin embargo, hasta si hay la posibilidad de una dependencia o una forma moderada de “afición” a la cafeína que hay en el café o en el té, desde el punto de vista estrictamente bíblico eso no significa que el cristiano tenga que evitarlos. Casi todo el mundo sabe que uno puede aficionarse al alcohol y experimentar síntomas fuertes de necesidad de él si se le priva de esa sustancia. Sin embargo, la Biblia no prohíbe el uso moderado de bebidas alcohólicas.

Aun así, el hecho de que algunas personas que beben té y café parezcan “aficionarse” y “tengan” que tener su dosis regular de cafeína debería hacer que la persona razonable tomara en consideración este asunto. ¿Qué hay si usted descubriera que cuando se le priva de café o té se le alteran los nervios, enferma hasta cierto grado o aun muestra irritación hasta el punto de no manifestar el “fruto del espíritu”? (Gál. 5:22, 23) Usted pudiera concluir que necesita revisar con seriedad sus hábitos.

La cafeína y su salud

Muchas personas han reconsiderado su costumbre de beber café y té después de leer informes de que estas bebidas pueden perjudicarles la salud. Pero, para ser imparciales, también ha habido informes que levantan objeciones a que existan estos peligros y que indican que el uso moderado del té y el café no presentan ningún riesgo sustancial para la mayoría de las personas. El Dr. Jean Mayer, antiguo profesor de nutrición en la Universidad de Harvard, examinó ambos lados de la cuestión en un artículo de junio de 1976. He aquí un resumen de algunos de sus comentarios:

Enfermedad cardiaca: Un estudio por un programa de vigilancia relacionado con las drogas “halló que las personas que beben de una a cinco tazas de café al día tienen un riesgo 60 por ciento mayor de sufrir ataques al corazón.” Sin embargo, otro estudio que duró largo tiempo y disfrutó de gran estima “no halló relación estadística entre el café y ninguna forma de enfermedad cardiaca.”

Cáncer: “Dos estudios efectuados en la Escuela de Salud Pública de Harvard mostraron una relación estadística entre el café y una mayor incidencia de cáncer de la vejiga y del conducto urinario inferior.” Sin embargo, ‘un estudio canadiense no halló tal relación.’

Úlceras: El café estimula la secreción de ácidos gástricos. “Un estudio de estudiantes universitarios reveló que los hombres que beben una o dos tazas al día tienen un riesgo 150% mayor de desarrollar úlceras más tarde. . . . En contraste con estos hallazgos, un estudio grande y de largo tiempo efectuado por un programa de atención médica no pudo detectar asociación entre el beber café y desarrollar úlceras pépticas.”

Pudieran considerarse otros aspectos relacionados con la salud en cuanto al uso de la cafeína, pero note la conclusión del artículo de Science Digest ya citado:
“La mayoría de los peritos médicos admiten hoy que no hay prueba firme de que el café por sí mismo pueda precipitar enfermedades fatales.”

Lo siguiente no se debe pasar por alto: Aun si se determina que hay un riesgo posible, ¿no dependería eso de cuánto café o té y con cuánta regularidad lo bebe la persona? ¿Y no pudiera estar relacionado el “riesgo” con la condición de la salud del individuo?

Lo que la Biblia dice acerca de las bebidas alcohólicas se puede enlazar con lo que tratamos ahora. ¿Quién no sabe que el usarlas en demasía puede perjudicar la salud? ¿Y no se ve claramente que algunas personas, debido a su salud o experiencia previa con las bebidas alcohólicas, no deberían beberlas en absoluto?

No obstante, el Creador, que ha visto más de los efectos de las bebidas alcohólicas que cualquier ser humano, no condena el uso moderado de éstas. Por eso, ¿no sería cierto esto también del café y el té?


En cuanto a otro ejemplo bíblico, considere la miel. Hay personas que prefieren usar la miel como agente endulzador, porque creen que el azúcar refinado es perjudicial a la salud. Sin embargo, la Biblia señala lo siguiente: “¿Es miel lo que has hallado? Come lo que te sea suficiente, para que no tomes demasiado de ella y tengas que vomitarla. El comer demasiada miel no es bueno.”—Pro. 25:16, 27.

Sí, uno pudiera perjudicar su salud si consumiera una demasía de miel, una demasía de azúcar, sal, grasa, leche, alcohol o un alimento o bebida que contuviera cafeína. Y sin duda hay personas que deberían abstenerse totalmente de azúcar, bebidas alcohólicas o lo demás.

Pero otras personas pudieran comer o beber estas cosas con moderación, o querrían hacerlo. Y cuando el asunto tiene que ver con consumir estas cosas, no podemos pasar por alto el hecho de que la persona está haciendo algo que es fundamentalmente normal y necesario... está comiendo o bebiendo. No es como si estuviera imponiendo por fuerza en su cuerpo un proceso contranatural que indudablemente sería contaminador y perjudicial, como el introducir humo en los pulmones para satisfacer una afición a la nicotina.

Conclusión


Aunque “moderación” es un término importante en lo que se refiere a beber café y té, igualmente importante es “comprender.” Sea que usted opte por consumir cualquiera de estas bebidas o no, esfuércese por mostrar comprensión para con los que hacen lo contrario.

Puesto que no hay fundamento bíblico para decir categóricamente que no se debe beber café ni té, usted debe permitir que otros tomen su propia decisión, sin criticar. Y ellos deben tratarlo a usted de la misma manera. Porque desde el punto de vista bíblico, el que el cristiano haya de beber café o té en moderación o no los beba es asunto personal.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Octubre de 1977. Para complementar el tema lea "¿Qué piensa Dios del tabaco?"