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sábado, 12 de julio de 2014

Jóvenes, ¿despliegan progreso espiritual?

“Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos.” (1 TIMOTEO 4:15.)


¿QUÉ significa desplegar progreso espiritual? Significa ser como fueron Jesús y Timoteo, que en su juventud pusieron en primer lugar en la vida los intereses espirituales. Si manifiestas progreso espiritual, sabrás qué deseas hacer con tu vida. No dirás: ‘Cuando sea mayor empezaré a pensar seriamente en servir a Jehová’. No; ¡le servirás ahora!

Por otra parte, el progresar espiritualmente no significa ser como un monje, ni fingir religiosidad, ni siquiera convertirse en un ratón de biblioteca; tampoco significa estar triste, mostrarse solemne y nunca ser sociable. (Juan 2:1-10.) Jehová es un Dios feliz y desea que sus hijos terrestres sean felices. Por eso, el participar moderadamente en los deportes y en otras actividades recreativas tiene la aprobación de Dios. (1 Timoteo 1:11; 4:8.)

El bautismo es una prueba
El que un joven se prepare para el bautismo y se bautice demuestra progreso. Si Timoteo todavía era un adolescente cuando empezó a acompañar al apóstol Pablo en sus viajes misionales, como se ha sugerido, eso quiere decir que probablemente se bautizó a mitad o a principios de la adolescencia. Se le había instruido en las Escrituras desde la infancia, y una vez equipado con suficiente conocimiento y entendimiento, no vaciló en bautizarse. (2 Timoteo 3:15.)

¿Qué hay de ustedes, los adolescentes que han sido instruidos en las Escrituras? Bueno es considerar si han pensado en la pregunta: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. En el primer siglo, esa pregunta la hizo un hombre que conocía bien las Escrituras, pero que acababa de aprender quién era el Cristo. Es verdad que aquel hombre no tenía un conocimiento completo de los propósitos de Dios, ¡pero lo movía un profundo aprecio por lo que de hecho conocía! Por eso, el discípulo Felipe no tenía razón legítima para no bautizarlo. (Hechos 8:26-39.)

¿Qué impide que tú te bautices? Por supuesto, para satisfacer los requisitos tienes que comprender lo que está implicado. En verdad debes querer servir a Jehová porque lo amas. También debes dedicarte personalmente a él en oración. Además, debes adherirte a los requisitos morales de Dios y tener suficiente experiencia en compartir tu fe con otros. Capacitado ya de este modo, es vital que sigas adelante y te bautices. (Mateo 28:19, 20; Hechos 2:38.)

Aunque el bautizarte es indicación de tu progreso espiritual, recuerda que el bautismo es solo uno de los primeros pasos. Al dedicarte a Jehová te conviertes en un extraño en este viejo mundo donde gobierna Satanás. Por eso, la dedicación pudiera compararse con solicitar vida eterna en el nuevo sistema de Dios, y la ceremonia formal del bautismo es, en realidad, confirmar este hecho por una manifestación ante testigos. (Juan 12:31; Hebreos 11:13.) Después tienes que cumplir fielmente con tu dedicación para recibir el don divino de la vida eterna. (Romanos 6:23.)

La conducta lo manifiesta
Algo que también mostrará tu progreso espiritual es la actitud que adoptes hacia las cosas del mundo. ¿Cuáles? Entre ellas, una vida de irresponsable, las drogas, la libertad sexual, las películas inmorales, la música que estimula hacia lo impropio, el habla obscena, el baile sensual, el orgullo racial y nacional, y otras por el estilo. (1 Juan 2:16; Efesios 5:3-5.) Particularmente los jóvenes tienen que estar alerta. Recuerda: tu comportamiento en cuanto a estas cosas revelará la condición de tu salud espiritual. (Proverbios 20:11.)

Satanás se encarga de hacer muy atractivos los caminos inmorales del mundo. De hecho, un joven de 15 años dijo: “Mientras más escenas sexuales y de drogas vemos en la TV, más normal parece eso en la sociedad”. A los jóvenes que no participan en las actividades del mundo se les hace pensar que son gente rara y que no son tan felices como debieran serlo. ¿Te sientes así alguna vez? Algunos que se asocian con la congregación se sienten así, y están indecisos.

Cuando a cierto joven se le preguntó cuándo pensaba bautizarse, dijo: ‘Ahora no quiero, porque pudiera hacer algo que resultara en que me expulsaran’. Pero no puedes nadar entre dos aguas, ni cojear entre dos diferentes opiniones. En cierta ocasión el profeta de Dios dijo: “Si Jehová es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal lo es, vayan siguiéndolo a él”. (1 Reyes 18:21.)

La verdad es que, cuando evitas los caminos inmorales del mundo, todo lo que te pierdes es meterte en muchísimas dificultades. “Sentí gran repugnancia y remordimiento por la vida que había llevado —confesó cierta joven—. Me había abaratado, y había defraudado a mi misma persona y al hijo que había concebido.”

Sí, el atractivo y esplendor aparente del mundo del Diablo es solo un espejismo, un engaño. No hay nada de valor en él. El seguir los caminos del mundo lleva a preñeces fuera del matrimonio, hogares desbaratados, enfermedades transmitidas por contacto sexual, y frustración y miseria inauditos. Por eso, presta atención al consejo; adelanta en sentido espiritual. ‘Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno.’ (1 Pedro 3:11.)

El joven que progresa espiritualmente escucha la siguiente admonición del apóstol Pablo: “Sean pequeñuelos en cuanto a la maldad; sin embargo, lleguen a estar plenamente desarrollados en facultades de entendimiento”. (1 Corintios 14:20.) No hay duda de que el joven Timoteo siguió este consejo. ¿Puedes pensar que él buscaría la compañía de los jóvenes licenciosos y mundanos de su tiempo? ¡De ninguna manera! Sus compañeros eran otros siervos de Dios. (Proverbios 13:20.) Imita su ejemplo. Cuando estés por participar en alguna actividad dudosa, pregúntate: ¿harían esto Timoteo o Jesús?

El estudio de la Biblia lo evidencia
Un artículo de Italia publicado en la revista World Press Review dijo: “Cada día es mayor el engaño y la desesperación de los jóvenes, y nadie puede ofrecerles un futuro alentador”. Los ojos ciegos de la gente del mundo de Satanás no tienen ninguna visión del nuevo mundo que Dios ha prometido ni del glorioso futuro que espera a los que satisfacen los requisitos para vivir allí. (2 Corintios 4:4; Proverbios 29:18; 2 Pedro 3:13.) Pero los jóvenes que adelantan espiritualmente tienen esa clase de visión, y la mantienen brillante y clara por el estudio regular de la Biblia.

¿Es real para ti el nuevo mundo de Dios? Puede serlo, pero el alcanzarlo requiere verdadero esfuerzo de ti. Tienes que desarrollar buen apetito por el entendimiento bíblico para ‘seguir buscándolo como a la plata, y como a tesoros escondidos’. (Proverbios 2:1-6.)

¿Qué hace que la persona que busca un tesoro siga buscando y cavando, a veces por años? Su deseo intenso de las riquezas que el tesoro le dará. Sin embargo, el conocimiento es mucho más precioso que tesoros materiales. “Esto significa vida eterna —dijo Jesús—, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3.)

Si realmente crees lo que Jesús dijo allí, el estudio de la Biblia será una intensa actividad tuya que te recompensará con algo que es más precioso que gemas inapreciables. (Proverbios 3:13-18.)

Descubrirás que, mientras más estudies, más se te abrirá el apetito por el alimento espiritual. Aprende buenos métodos de estudio. No te limites a subrayar respuestas, sino busca los textos bíblicos a que se te remite, y luego investiga otros textos relacionados mediante las referencias que se dan en la Biblia.

Analiza cómo aplica la información y qué uso darle. Habla con otros sobre lo que estudias. Esto te grabará los puntos en la mente y animará a otros a investigar también. Si realmente te aplicas al estudio, prestarás atención a este consejo que se dio al joven Timoteo: “Reflexiona sobre estas cosas; hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos”. (1 Timoteo 4:15; 2 Timoteo 2:15.)

Se demuestra en las reuniones y en el servicio
Cuando el estudio bíblico es un gozo para ti y te has preparado bien, las reuniones cristianas se te hacen más placenteras. (Salmo 122:1; Hebreos 2:12.) Entonces esperas con más gusto participar cuando se piden comentarios del auditorio, y presentar discursos en la Escuela del Ministerio Teocrático. Pero al asistir a las reuniones, hay otras maneras de obedecer la instrucción de ‘animarnos unos a otros’ e “incitarnos al amor y a las obras excelentes”. (Hebreos 10:24, 25.)

Por ejemplo, ¿tomas la iniciativa de hablar con otras personas? Un amigable: “Hola, ¡me alegro de verlo!”, o la pregunta sincera: “¿Cómo se siente?”, pueden ser expresiones muy animadoras, especialmente cuando proceden de una persona joven.

El funcionamiento de una congregación requiere mucho trabajo. ¿Puedes participar en ello? Probablemente el joven Timoteo rindió muchos servicios útiles a Pablo: haciendo mandados, obteniendo suministros, entregando mensajes, y así por el estilo.

Si no les has mencionado a los ancianos que estás dispuesto a ayudar, ¿por qué no lo haces? Quizás se te pida que entregues asignaciones para las reuniones, mantengas limpio el salón o rindas otro servicio necesario. Recuerda que Cristo lavó los pies de sus discípulos, de modo que ningún trabajo rebaja la dignidad del que progresa espiritualmente. (Juan 13:4, 5.)

Sí, los primeros cristianos se mantenían activos predicando de casa en casa, y evidentemente jóvenes como Timoteo estaban allí mismo en el ministerio con los mayores. Sin embargo, se reconoce que hoy este no es el trabajo más gozoso para algunos. ¿Por qué no? La adecuación es un factor en esto. Por ejemplo, ¿no disfrutas más de un juego o de un deporte cuando sabes lo que haces? Algo parecido sucede respecto al ministerio.

Al mejorar tu eficacia en el uso de la Biblia y en considerar asuntos bíblicos, el ministerio te causará placer, especialmente al hallar a alguien con quien puedas compartir el conocimiento que da vida. Por eso, ¡adelanta en tu espiritualidad! Practica las presentaciones que vas a usar de casa en casa. Obtén sugerencias de otros. Pide ayuda a Jehová. (Lucas 11:13.)

Por tratar con personas mayores
Cuando solo tenía 12 años, Jesús disfrutaba de estar con personas mayores, considerando asuntos espirituales. En cierta ocasión sus padres “lo hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros, y escuchándoles e interrogándolos”. (Lucas 2:46.) Algo parecido sucedía en lo que se refiere a Timoteo. Durante la visita del apóstol Pablo y sus compañeros a Listra, evidentemente Timoteo disfrutó de su compañía y prestó cuidadosa atención a lo que enseñaban. Se llevaba bien con los hermanos locales que dieron muy buenas recomendaciones de él. (Hechos 16:1-3.)

Aunque Timoteo estaba dispuesto a rendir servicios materiales a otras personas, Pablo lo escogió como compañero de viajes particularmente porque podía atender a las necesidades espirituales de otros. Así, cuando una chusma obligó a Pablo a salir de Tesalónica, él envió al joven Timoteo a consolar y fortalecer a los nuevos discípulos. Como se ve, Timoteo no solo estaba deseoso de aprender de los mayores y disfrutar de su compañía; les proporcionaba verdadera ayuda espiritual. (Hechos 17:1-10; 1 Tesalonicenses 3:1-3.)

Serás sabio si imitas a Jesús y a Timoteo y quieres beneficiarte de la experiencia y el conocimiento de los mayores. Busca su compañía y hazles preguntas. Pero también despliega tu progreso espiritual prestándoles ayuda. ¿Hay personas de edad avanzada o enfermas que apreciarían el que les hicieras unas compras o les rindieras otros servicios útiles? Quizás simplemente puedas visitarlas y leerles, o compartir con ellas tus experiencias gozosas en el ministerio.

El papel de los padres y otros
La salud espiritual de los jóvenes depende en gran medida de la instrucción y del ejemplo que les suministren los padres. (Proverbios 22:6.) Ciertamente Jesús se benefició de la guía que le dieron sus padres terrestres, que temían a Dios. (Lucas 2:51, 52.) Y muy ciertamente Timoteo no habría sido el muchacho que fue —uno interesado en el progreso espiritual— si no lo hubieran educado bien su madre y su abuela. (2 Timoteo 1:5; 3:15.) ¡La importancia de la instrucción bíblica regular es innegable! Ustedes, padres, ¿están suministrando esta instrucción, o están descuidándola?

Un joven que trabaja en las oficinas centrales de los testigos de Jehová explica que un rasgo invariable de su vida familiar durante su crianza era el estudio bíblico semanal de los padres con los hijos. “A veces el trabajo había agotado tanto a mi padre que apenas podía mantenerse despierto, pero de todas maneras estudiábamos, y esto nos ayudó a comprender lo serio que era el estudio.”

Padres, no es probable que los asuntos espirituales les sean de gran valor a sus hijos a menos que lo sean para ustedes. Por eso, pongan ante sus hijos las metas de ser precursores y el servicio misional y de Betel. Ayúdenles a comprender que el ministerio es una carrera con futuro, y que no hay porvenir verdadero en las carreras mundanas. (Compárese con 1 Samuel 1:26-28.)

Otros, también, pueden ayudar a los jóvenes a progresar espiritualmente. Usted puede proponerse conversar con ellos en las reuniones. Además, trate de incluirlos en algunas de sus actividades. Con el permiso de los padres, un anciano pudiera hacer arreglos para llevar consigo a un joven en una de sus asignaciones como orador, o incluirlo en algún paseo de un grupo. (Job 31:16-18.) Lo que quizás parezca una cosa pequeña puede significar mucho.

Un superintendente viajante, al notar que un jovencito que escuchaba su discurso no tenía una Biblia, después le regaló una. El joven quedó impresionado, no solo con el regalo, sino también con el interés que el anciano le mostró. Han pasado más de 30 años, y el muchacho, ahora un anciano él mismo, todavía recuerda con afecto la acción amorosa de aquel hermano.

¿Verdad que es emocionante notar que hay centenares de miles de “hombres jóvenes justamente como gotas de rocío” publicando el refrescante mensaje del Reino, y que por lo menos igual cantidad de mujeres jóvenes forman ‘un ejército grande que anuncia las buenas nuevas’? Que todos ellos se apliquen a progresar espiritualmente, y que todos nosotros los ayudemos a esforzarse con ese fin. (Salmo 110:3; 68:11.)

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Agosto de 1987. Para ampliar el tema lea "Testimonio cabal del reino de Dios". También disponible en audio libro. Ambos editados por los testigos de Jehová.