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martes, 10 de junio de 2014

¡Obedezca las advertencias puestas delante de nosotros! (Primera parte)

JEHOVÁ es un Dios que da advertencias. (2 Reyes 17:12-15; Ezequiel 3:17-21) Su pueblo sabe que él no quiere que nadie perezca por haber procedido de una manera que lleva a la destrucción. (Ezequiel 18:23, 32) Y ciertamente los testigos de Jehová agradecen el hecho de que su Padre celestial advierta, dirija y salve a los que lo aman.

La carta inspirada de Judas suministra tanto advertencia como dirección. En el artículo anterior aprendimos por qué Judas instó a sus compañeros de creencia a que ‘lucharan tenazmente por la fe’. Ahora demos atención piadosa a sus advertencias tomadas del pasado.—Romanos 15:4.

Cuidado con la falta de fe

Judas prosigue su carta con una advertencia relacionada con la fe, y dice:
“Deseo recordarles, a pesar de que saben todas las cosas una vez para siempre, que Jehová, aunque salvó a un pueblo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no mostraron fe”. (Judas 5)

A menos que los cristianos tengan éxito al ‘luchar tenazmente por la fe’, pueden perder la posición aprobada que tienen ante Jehová Dios. Para evitar eso, Judas ‘deseaba recordar’ a sus compañeros de creencia, que estaban en peligro, algunas cosas que habían aprendido antes, y cómo Dios había tratado con los infieles en tiempos pasados.

En el versículo cinco Judas señaló primero que Jehová Dios “salvó”, o liberó, de la servidumbre egipcia a los israelitas esclavizados. Dios hizo eso después que ellos guardaron obedientemente la primera Pascua. Jehová efectuó aquella maravillosa liberación que los sacó de Egipto porque el pueblo, que antes estaba esclavizado, obró con fe.—Éxodo 12:1-14, 31.

De modo semejante Jehová salva a ciertas personas del Egipto simbólico, el mundo de la humanidad alejada de él. (Revelación 11:8) Lo hace porque éstas, con fe lo reconocen como el Dios que las salva, y a Jesucristo como el Cordero pascual antitípico, cuya sangre las compra de este mundo. (1 Corintios 5:7)

Pero para participar en la salvación, sea en el cielo o en la Tierra, el dedicado testigo de Jehová tiene que permanecer fiel a Él y nunca apostatar ni regresar a este mundo inicuo y a la servidumbre pecaminosa de éste, así como los israelitas liberados no habrían de volver a Egipto. (Deuteronomio 17:16; Mateo 24:13)

Una fe incesante es vital, porque aunque Jehová “salvó” de Egipto a un pueblo, “después destruyó a los que no mostraron fe”, los que querían volver a Egipto o a las costumbres egipcias. (Compare con 1 Corintios 10:1-12; Éxodo 32:4-6; Números 25:1-18; 21:4-9; 14:35-38.) Claro está, pues, que para recibir la salvación final es preciso que los testigos dedicados de Jehová de hoy día mantengan la fe.—Hebreos 3:12, 13.

Las terribles consecuencias de la inmoralidad


Judas dio un segundo ejemplo amonestador cuando escribió:
“Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día”. (Judas 6)

Los ángeles fueron creados como criaturas de cuerpo espiritual que tenían ante sí la perspectiva de vivir para siempre en el cielo. (Salmo 103:20; 104:4; Hebreos 1:7) Aquello fue su principio, su “posición original”. “Su propio y debido lugar de habitación”, o donde habrían de morar, era en los cielos invisibles. Pero ciertos ángeles obraron presuntuosamente y abandonaron su debido hogar celestial.

El apóstol Pedro dijo que éstos “pecaron”, e inmediatamente después citó sucesos de los días de Noé. (2 Pedro 2:4, 5) Esto llama nuestra atención al tiempo prediluviano en que, en un proceder de desobediencia, “los hijos [el Manuscrito Alejandrino del quinto siglo de la Versión de los Setenta dice “ángeles”] del Dios verdadero”, evidentemente materializándose en cuerpos carnales, tomaron por esposas a mujeres bien parecidas. (Génesis 6:1, 2)

Puesto que no era natural que criaturas de la región espiritual cohabitaran con mujeres, estos ángeles pecaron al ceder a lo que para ellos era un deseo enteramente incorrecto. (Santiago 1:13-15) De modo similar, los “hombres impíos” de quienes Judas habló deseaban tener relaciones inmorales con personas del otro sexo.

Lo que había sucedido a los ángeles desobedientes servía de advertencia a los cristianos de los días de Judas, y sirve de advertencia a los testigos de Jehová de tiempos modernos. Aunque aquellos ángeles pudieron escapar de morir en el diluvio mediante el desmaterializarse, no se les permitió volver a su “posición original” como criaturas santas de espíritu que disfrutaran de la luz del consejo y la aprobación de Dios.

En vez de eso, se les ha reservado con “cadenas sempiternas”, con los poderes que Dios tiene para restringirlos, hasta el “juicio [divino] del gran día” de su destrucción. Mientras tanto, no hay indicación de que puedan materializarse en cuerpos carnales, y permanecen fuera del servicio de Jehová, en densa oscuridad espiritual, en lo llamado Tártaro.—2 Pedro 2:4.

Puesto que los ángeles que son desobedientes no están exentos de caer y ser destruidos, los testigos de Jehová hoy día reconocen que es solo mediante ‘luchar tenazmente por la fe’ como ellos pueden permanecer en una condición de salvos. Realmente tenemos que resistir a cualesquiera humanos que quisieran pasarse de los límites que Dios ha puesto y que trataran de contaminar la carne.


Judas da un tercer ejemplo amonestador al decir:

“Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera que los anteriores hubieron cometido fornicación excesivamente e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno”. (Judas 7)

Parece que al decir “Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas” se incluía a Adma y Zeboim y tal vez a otros pueblos del Distrito. Debido a la iniquidad de los habitantes de aquellas ciudades, Jehová, mediante una lluvia de azufre y fuego desde el cielo, derribó a todas menos a Zoar, a la cual huyeron el “justo Lot” y sus hijas. (2 Pedro 2:6-10; Génesis 14:2; 19:18-29; Deuteronomio 29:22, 23)

Al usar las palabras que se han traducido “así también”, Judas evidentemente asoció lo que sucedió a aquellas ciudades con lo que aconteció en el caso de los ángeles desobedientes, quienes habían hecho algo contranatural para criaturas de la región espiritual al tomar mujeres por esposas. Aquí The Jerusalem Bible dice: “La fornicación de Sodoma y Gomorra y de los otros pueblos cercanos fue igualmente contranatural”.

Sus habitantes no solo cometían fornicación con mujeres, sino que saciaban el apetito lujurioso que sentían por hombres y tal vez hasta por bestias. (Compare con Levítico 18:22-25.) Una chusma de hombres y muchachos de Sodoma, incitados por su apetito carnal, trataron de tener relaciones sexuales con los invitados de Lot, a quienes la chusma tomó por hombres, pero su esfuerzo quedó frustrado cuando los dos ángeles visitantes los hirieron de ceguera, después de lo cual rescataron a Lot de la ciudad condenada a destrucción.—Génesis 19:1-17.

Sodoma, Gomorra y las ciudades circunvecinas sirvieron de ejemplo amonestador “al sufrir el castigo judicial [de Jehová Dios] de fuego eterno”, destrucción eterna. Se cree que las ruinas quemadas de por lo menos Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim yacen debajo de las aguas de la porción meridional del mar Salado (Muerto) o en esa región. De modo que ni ellas ni sus habitantes han seguido quemándose.

Evidentemente las ciudades mismas, más bien que todos sus habitantes, fueron destruidas eternamente, porque, según parece, por lo menos algunos individuos que en un tiempo fueron residentes de ellas serán resucitados. (Mateo 10:15; 11:24; Revelación 20:12, 13) Pero lo que sucedió a aquellas ciudades degradadas es una advertencia dramática en contra de la conducta inmoral, advertencia a la cual deben hacer caso hoy día los testigos de Jehová.

Artículo publicado el 01 de Enero de 1983 en la revista "La Atalaya". Encontrará una guía de estudio en el folleto "La Biblia y su mensaje", también disponible en audio libro. Ambos editados por los testigos de Jehová.