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jueves, 26 de septiembre de 2013

Mucho corazón (Emma Elena Valdelamar Casarín) Versión de Sussie 4


Di si encontraste en mi pasado
Una razón para quererme...
o para olvidarme
Pides cariño, pides olvido
Si te conviene
 

No llames corazón
Lo que tú tienes...
De mi pasado
Preguntas todo
Que cómo fue;

Si antes de amar
Debe tenerse fe;

Dar por un querer
La vida misma sin morir
Eso es cariño
No lo que hay en ti...

Yo para querer
No necesito una razón
Me sobra mucho,
Pero mucho corazón...


Di si encontraste en mi pasado
Una razón para quererme...
o para olvidarme
Pides cariño, pides olvido
Si te conviene

No llames corazón
Lo que tú tienes...
De mi pasado
Preguntas todo
Que cómo fue;

Si antes de amar
Debe tenerse fe;

Dar por un querer
La vida misma sin morir
Eso es cariño
No lo que hay en ti...

Yo para querer
No necesito una razón
Me sobra mucho, 

Pero mucho corazón... 

 

El periódico "La Jornada" entrevisto a la compositora Emma Elena Valdemar Casarín, la entrevista la encontrarán en el siguiente enlace
Yo se que un dia moriré... me iré, pero me iré feliz, sabiendo que hice lo correcto, por los indefensos.
Naoto Matsumara

  Nadie tiene mayor amor que este: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos. . . (Juan 15:13)
 Jesucristo

Enfréntese al desafío de su ambiente


¿POR qué debe usted desear enfrentarse al desafío de su ambiente? Porque las criaturas que no pueden enfrentarse al desafío que les presenta su ambiente mueren; uno tiene que enfrentarse con buen éxito al desafío si quiere continuar viviendo. De hecho, para que uno disfrute de algún grado de salud y fuerza, para seguir progresando, para evitar la frustración, tiene que hacer frente con buen éxito, a cierto grado por lo menos, al desafío de su ambiente.

En nuestro mismísimo cuerpo tenemos ejemplos de cómo se puede hacer frente al desafío del ambiente. Como usted sabe, mientras mayor sea la altitud a que se esté, menos oxígeno hay en el aire. El cuerpo humano se enfrenta a este desafío de las grandes alturas aumentando el número de glóbulos rojos en la sangre. La gente que vive en lugares muy elevados por lo general tiene el corazón más grande que las demás personas. De manera semejante, la gente que vive en las zonas tropicales tiene más pigmento en su piel para protegerla de los rayos del Sol, los cuales dan más directamente allí.

Uno mismo puede protegerse
Hoy no solo sucede que el egoísmo del hombre está convirtiendo su ambiente físico en un ambiente cada vez más nocivo; sobre todo, también el ambiente mental y moral del hombre está siendo contaminado por hombres sin principios morales. Estamos bastante limitados en cuanto a evitar o corregir la contaminación física que nos rodea. Pero, ¿qué hay de la contaminación moral? ¿Podemos enfrentarnos al desafío que representa esto? Sí, podemos hacerlo. ¿Cómo? Básicamente guardando nuestro corazón y ejerciendo dominio propio.—Pro. 4:23.

 Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida.

Dando consideración a la relación del hombre con su ambiente, el difunto Dr. Alexis Carrel, biólogo ganador del premio Nobel, declaró lo siguiente en su libro Man, the Unknown: “Cada individuo puede modificar su modo de vivir, crear en torno suyo un ambiente levemente diferente del de la muchedumbre irreflexiva. Puede aislarse en cierto grado, imponiéndose ciertas disciplinas [físicas] y mentales . . . para adquirir dominio de su cuerpo y mente.”

Sí, los hombres tienen una habilidad natural que les permite excluir de su mente ciertas cosas que los rodean. Pero no basta con poseer esta habilidad natural. Se necesita la ayuda de la Palabra de verdad de Dios y su espíritu si se quiere salir vencedor en un ambiente moral malo. Esto es vital para el cristiano que está en el mundo pero no es parte de él.

Por supuesto, funciona a favor de los intereses del cristiano el alejarse o abandonar, hasta donde sea posible, el ambiente que sea hostil a su bienestar espiritual. ‘Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.’

Sabiamente la Palabra de Dios aconseja: “No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no te familiarices con sus sendas y ciertamente tomes un lazo para tu alma.”—1 Cor. 15:33; Pro. 22:24, 25.

Pero quizás el cristiano tenga que ganarse la vida trabajando con personas de esa clase. Y a casi todos los jóvenes cristianos se les pone en contacto estrecho con asociaciones malas en la escuela. Por otra parte, puede que un cristiano o una cristiana tenga un cónyuge incrédulo que sea egoísta y además inmoral. Todas esas cosas constituyen el ambiente de los cristianos y son un verdadero desafío.

Cómo hacer frente al desafío

Los testigos cristianos de Jehová han demostrado vez tras vez que se puede hacer frente con buen éxito a este desafío. Muy notable fue su conducta en los campos de concentración en la Alemania nazi, Rusia y otros países. Las condiciones, el ambiente de estos campos, eran tan malas que degradaban a la mayoría de los que eran encarcelados en ellos. Pero de los testigos de Jehová el profesor Ebenstein escribió, en The Nazi State, que “cada miembro parece ser una fortaleza que puede ser destruida pero jamás tomada.” No solo se enfrentaron al desafío de aquel ambiente, siendo ‘rocas en un mar de lodo,’ como lo expresó otro autor, sino que hasta pudieron influir en otros de manera que éstos adoptaran un modo de vivir mejor, cristiano.

Aunque ahora hay comparativamente pocos cristianos en campos de concentración, casi todos ellos viven en un ambiente hostil que representa un desafío. Quizás se ejerza discriminación, quizás otros desafíen con escarnio a un cristiano o se mofen de él a causa de su raza, nacionalidad o religión. ¿Cómo responderá? ¿Se enconchará, por decirlo así, haciéndose amargado y resentido? ¿O estallará en violencia? Eso no sería enfrentarse con éxito al desafío, sino que representaría derrota. Para hacer frente al desafío y salir victorioso tendrá que imitar a Jesús, de quien se escribió: “Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.”—1 Ped. 2:23.

O quizás el ambiente del cristiano sea sumamente inmoral. Quizás los que lo rodeen en donde esté empleado o en la escuela estén usando habla obscena, estén contando cuentos sucios. ¿Cómo puede enfrentarse con buen éxito a este desafío? Ciertamente por no participar en habla de esa clase, no divertirse con ella, ni prestarle oído curioso. De nuevo la Palabra de Dios da buen consejo, diciendo: “Sigan asegurándose de lo que es acepto al Señor; y cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, aun censúrenlas.”—Efe. 5:10, 11.

A veces el cristiano quizás encuentre a sus compañeros de trabajo hurtando artículos de su patrón o haraganeando en el trabajo. Para evitar acusaciones de ser ‘muy santo’ o ‘tratar de mostrarse superior a otros,’ ¿puede participar en esas prácticas? No, si quiere estar agradando a Dios.

¿Qué ayudará a los cristianos a hacer frente a esos desafíos? Una cosa que ayudará es reemplazar el temor de los hombres con confianza en Jehová. (Pro. 29:25)

El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que confía en Jehová será protegido.

En ocasiones el temor a los hombres de la casa de uno tiende un lazo, ya sea porque se opongan a Para tener esa confianza uno tiene que alimentar su mente estudiando con regularidad la Biblia, y fortalecer su corazón meditando en ella, y seguir asociándose con otros que buscan la guía de Dios.


Articulo tomado de la revista ¡Despertad! del 22 de enero de 1972, Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.

La belleza de la compasión

ENTRE las cosas que contribuyen al gozo de vivir está la belleza. Y hay diversas clases de belleza. Hay belleza que atrae a los sentidos, como las vistas y sonidos hermosos. También hay belleza que atrae al intelecto, como la literatura hermosa. Pero entre las cosas más bellas de la vida están las personas que poseen belleza moral.

¿Belleza moral? Sí, la belleza que hace llamamiento a lo mejor que hay en nosotros, a nuestra conciencia, a nuestros ideales. Las acciones altruistas, abnegadas, verdaderamente son bellas. Y en particular es bello el mostrar compasión.

¿Qué es esta bella cualidad de la compasión? Según el Diccionario de la lengua española, compasión es “sentimiento de ternura y lástima que se tiene del trabajo, desgracia o mal que padece alguno.” En otras palabras, la compasión mueve a acudir al socorro de los que necesitan ayuda, ya sea física o espiritual, o de los que desean perdón.

¡Cuán alejadas están hoy algunas personas de mostrar compasión! Por ejemplo, el Times de Nueva York del 18 de marzo de 1969 informó en su primera plana: “Joven atado, quemado hasta morir: 19 aprehendidos.” Este fue el modo en que una pandilla de motociclistas se vengó en el líder de una pandilla rival. El mismo diario, el 2 de abril, relató que un hombre colgó de una cuerda, en un baño, a una nenita de dieciocho meses, hija de la mujer con quien vivía, y la azotó con un cinturón de hebilla. Cortada la cuerda, la niña cayó al suelo, donde se le dejó yacer con un brazo roto durante dos días.

La gente que está muy alejada de la compasión también está muy alejada de Dios. ¿Por qué? Porque la compasión es una de las cualidades de Dios, como lo muestra repetidas veces la Biblia. Fue “en la compasión de Jehová” que los mensajeros angelicales apresuraron a Lot y a su familia a salir de las ciudades de Sodoma y Gomorra, que estaban destinadas a la destrucción. (Gén. 19:16, 17)


Opinión personal: Lot fue salvado en diversas ocasiones por los ángeles enviados por Jehová, le mostró también paciencia al escucharlo mientras le pedía no destruir la ciudad si encontraba a mas personas justas. Cuando le pidió ir a una ciudad diferente se lo permitió; aunque dicho cambio tuvo sus consecuencias mas tarde.


A través de su historia Jehová Dios mostró compasión a la nación de Israel, tal como leemos: “Jehová el Dios de sus antepasados siguió enviando avisos contra ellos por medio de sus mensajeros, enviando vez tras vez, porque sentía compasión por su pueblo y por su morada.” Y concerniente a los que hoy le sirven fielmente él dice: “Ciertamente les mostraré compasión, tal como un hombre le muestra compasión a su hijo que le sirve.”—2 Cró. 36:15; Mal. 3:17.

Jesucristo, el Hijo de Jehová Dios, reconoció el valor y la necesidad de mostrar compasión, como se puede ver tanto por sus palabras como por sus acciones. Contrastó al padre compasivo del hijo pródigo con el hermano mayor, que no mostró compasión. También contrastó al buen samaritano que mostró compasión al hombre golpeado, robado y dejado medio muerto en el camino, con el sacerdote y el levita que pasaron por alto a la víctima sin mostrar compasión.—Luc. 10:30-33; 15:20, 27-32, Mod.

Y Jesús practicaba lo que predicaba. En realidad, pudiera decirse que dedicó todo su ministerio terrestre a mostrar compasión a los que padecían necesidad y sufrían espiritual y físicamente. En consecuencia leemos que, “al ver las muchedumbres se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” Necesitaban ayuda espiritual y se la dio enseñándoles. ¡Y cuán a menudo mostró compasión por sus necesidades físicas, curando a los enfermos, alimentando a las multitudes y hasta levantando a los muertos, devolviendo personas amadas a otros!—Mat. 9:36; 11:28-30; 14:14; 15:32; 20:34; Mar. 1:41; Luc. 7:13, NR.




Opinión personal: la paciencia y la bondad de Jesucristo fueron mostradas al realizar curaciones, pues a una mujer que tenia una dolencia de flujo de sangre, no la regaño ni la humillo delante de los presentes; le dijo con compasión: tu fe te ha sanado, ve en paz. A un hombre que sufría de lepra le mostro compasión al tocarlo aunque pudo no hacerlo y al decirle: ¡Quiero, se limpio!. A una viuda que había perdido a su hijo y al cual resucito, pidio que los dejaran en privado. Todo esto demuestra el amor que también siente Jehová por los seres humanos, pues Jesucristo refleja a la perfección las cualidades de su Padre.


¿Cómo puede usted mostrar compasión? Un modo de hacerlo es ayudando a los que hayan sufrido alguna desgracia. Por ejemplo, no hace mucho tiempo, en Brooklyn, una joven se resbaló y cayó en una acera concurrida. Mostró tener dificultad al tratar de levantarse, pero nadie le prestó atención hasta que un matrimonio cristiano llegó y le preguntó: “¿Podríamos ayudarla?” Ella contestó: “Se lo agradecería mucho.” Al ayudarla a levantarse el matrimonio notó que tenía un brazo enyesado. Con anterioridad se había roto la muñeca. ¡Con razón se le hacía difícil ponerse de pie!

Otro modo en que uno puede mostrar compasión es estando dispuesto a perdonar. Jesús puso de relieve esto en su parábola acerca del esclavo a quien se le había perdonado una deuda grande pero que rehusó perdonar una deuda pequeña que otro esclavo le debía a él. El esclavo que no perdonó fue echado a la prisión hasta que pagara todo lo que debía. Aplicando este principio, Jesús dijo: “Del mismo modo también tratará mi Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.” El consejo del apóstol Pablo está en armonía con esa parábola: “Háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como Dios también por Cristo libremente los perdonó a ustedes.”—Mat. 18:23-35; Efe. 4:32.


Opinión personal: perdonar de corazón implica no llevar cuenta del daño, como se menciona en 1 Corintios 13: 4 al 7 “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta.”


Los ministros cristianos tienen el privilegio singular de mostrar compasión por medio de llevar las buenas nuevas del reino de Dios a los que tienen hambre y sed de justicia. Tal como sucedió durante el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, hoy en día hay muchos que son como ovejas sin pastor.—Mat. 24:14.

¿Qué le ayudará a uno a mostrar compasión? Varias cualidades. Una de ellas es la humildad. Como resultado de ejercer esta cualidad uno no se sentirá superior a los que necesitan ayuda. Otra cualidad es el contentamiento. Impide que uno esté demasiado ocupado para ayudar a los necesitados.

Otra cualidad es la empatía. Al grado que uno pueda ponerse en el lugar de otro, a ese grado podrá mostrar compasión. Y la más importante de todas las cualidades es el amor, amor altruista al prójimo, según lo mostró Jesús en su parábola del buen samaritano. Adecuadas aquí son estas palabras del apóstol Juan: “Cualquiera que tiene los medios de este mundo para el sostén de la vida y contempla a su hermano pasar necesidad y sin embargo le cierra la puerta de sus tiernas compasiones, ¿de qué manera permanece el amor de Dios en él?”—1 Juan 3:17.

Sí, en particular el amor altruista, basado en principios, le ayudará a uno a manifestar la hermosa cualidad de la compasión.




Articulo tomado de la revista La Atalaya del 15 de enero de 1970, Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.

Cántico 77: Sepamos perdonar (Basado en Salmo 86: 5)

Por amor mandó Dios a su Hijo a morir
para dar fin a la muerte y a los hombres redimir.
Si a Jehová, arrepentidos, suplicamos el perdón,
él nos limpia con la sangre que vertió el Redentor.

Dios piedad le muestra
al que sabe perdonar,
al que es tierno y compasivo
y no paga mal por mal.

Aprendamos mansedumbre,
olvidemos el rencor;
las ofensas, aunque muchas,
perdonemos por amor.

La misericordia,
¡oh divina cualidad!,
es vital para el que ansía
vida eterna disfrutar.

Nos dará Dios su cariño
y su compasión también
si su ejemplo imitamos
perdonando como él.


En el siguiente enlace se puede descargar el archivo en mp3, El libro de canticos aqui

viernes, 20 de septiembre de 2013

Invitación a la Asamblea de Distrito "La palabra de Dios es la verdad"

Una de las cosas que caracterizan a los Testigos de Jehová es la predicación que efectuamos de casa en casa según el mandato que nos dejo Jesucristo en Mateo 24: 14 y Mateo 28: 19 y 20). Así mismo cumplimos con el consejo inspirado que se encuentra escrito en Hebreos 10:23-25

Tengamos firmemente asida la declaración pública de nuestra esperanza sin titubear, porque fiel es el que ha prometido. Y considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, sin abandonar el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca.

En el caso de las asambleas de Distrito se considera información Bíblica, consejos para las familias, se presentan nuevas publicaciones; se presentan Dramas bíblicos (se pueden descargar los dramas bíblicos). En años recientes se han presentado "Audio dramas" los cuales tienen una lectura con comentarios y efectos de sonido (se pueden descargar los audio dramas).

Si no ha asistido a alguna asamblea puede hacerlo, la entrada es libre; le recomendamos llevar una Biblia para seguir las lecturas. El programa de este año se titula: "La palabra de Dios es la verdad".

Puede encontrar más información en la pagina oficial: JW.org/es

Por fin encontré la verdadera libertad (Relatado por Maria Kilin)

“Nadie ha preguntado por ustedes —dijo burlándose uno de los guardias de la prisión—. Van a tener que quedarse aquí.” Permítame contarle cómo fue que nosotros, miembros de una trabajadora y pacífica familia rusa, terminamos en una prisión de Corea del Norte en 1950, cinco años después de que terminara la segunda guerra mundial.

NACÍ en 1924, en Shmakovka, un pueblo del extremo oriental de Rusia, cerca de la frontera china. Al menos, eso es lo que dicen mis documentos.
Cierto día, unos delincuentes se llevaron a mi padre y a mis hermanos mayores, y nunca más los volvimos a ver. Mi madre se quedó sola atendiendo una casa llena de niñitos a los que apenas podía alimentar. Un vecino le sugirió que él podía llevarnos al orfanato ortodoxo ruso y decir que ella nos había abandonado.

Mi madre accedió, pues probablemente pensó que si no lo hacía moriríamos de hambre. Y la verdad es que aquello nos salvó la vida. Hoy tengo más de ochenta años y, aunque todavía me duele su decisión, estoy agradecida por lo que hizo.

En 1941, me mudé a Corea y me casé con Ivan, un ruso muy bondadoso. En 1942, nació en la ciudad de Seúl nuestra hija, Olya. En 1945, nació nuestro hijo, Kolya, y en 1948, su hermano, Zhora. Mi esposo atendía el negocio familiar, y yo me dedicaba a la costura. Como Seúl estaba ocupada por los japoneses, nuestros hijos se criaron hablando japonés, aunque en la casa hablábamos ruso. Hasta 1950, parecía haber paz entre los soviéticos, los estadounidenses y los coreanos que vivían en Seúl. Y todos eran clientes nuestros.

Capturados por las autoridades norcoreanas

Todo cambió de la noche a la mañana en 1950. Las tropas norcoreanas se apoderaron de Seúl, y fuimos arrestados junto con otros extranjeros que no pudieron huir. Durante tres años y medio nos obligaron a caminar hacia distintos lugares de Corea del Norte con prisioneros de guerra británicos, rusos, estadounidenses y franceses. Nos alojábamos dondequiera que podíamos, tratando de evitar las bombas.

De vez en cuando nos quedábamos en casas con calefacción y recibíamos suficiente comida. Pero por lo general, lo único que teníamos para comer era mijo, y dormíamos en fríos edificios abandonados. Muchas de las personas de nuestro grupo murieron debido a las malas condiciones y la desnutrición.

Me angustiaba ver a mis niños sufriendo. Para colmo, el invierno empezó temprano en Corea del Norte. Recuerdo pasar toda la noche junto al fuego calentando piedras para ponerlas debajo de donde mis hijos dormían.

Cuando pasó el invierno, algunos aldeanos nos enseñaron a identificar las plantas comestibles. Buscábamos por todos lados vegetales, frambuesas, uvas y setas. En vez de odiarnos, aquellas personas sentían lástima por nosotros. Para tener algo más que echarnos a la boca, aprendí a atrapar ranas. Me partía el corazón que mis muchachos me estuvieran pidiendo ranas a cada rato.

Cierto dia del mes de octubre se nos dijo que teníamos que ir a Manp’o y que los enfermos y los niños pequeños serían transportados en carretas de bueyes. Ivan y Olya se fueron a pie con los demás. Yo me quedé con Kolya y Zhora esperando las carretas, pero tardaron días en llegar.

Las carretas se llenaron de enfermos, que iban apilados como si fueran costales. ¡Era espantoso! Coloqué al pequeño Zhora en mi espalda y traté de poner a Kolya en la esquina de una de las carretas, pero él me dijo llorando: “Mamá, mamá, quiero irme contigo. Por favor, no me dejes”.

Entonces, agarró con su manita mi falda y se esforzó por mantener el paso. A muchos de los prisioneros les dispararon durante esta infame marcha que duró días. Las bandadas de cuervos que nos iban siguiendo picoteaban los cadáveres que quedaban atrás. Por fin, entre lágrimas y abrazos, nos reunimos con mi esposo y mi hija. Esa noche, me quedé despierta calentando piedras.

¡Qué tranquilidad sentí cuando pude ponerlas debajo de cada uno de mis hijos!
En 1953, cuando estábamos cerca del paralelo 38 que divide las dos Coreas, nos fue un poco mejor. Recibimos uniformes limpios, zapatos, pan y hasta dulces. Pronto, los prisioneros británicos fueron liberados. Luego, los franceses. Pero nosotros no teníamos nacionalidad. Cuando los últimos prisioneros se fueron, nos quedamos solos. Lloramos de desesperación y ni siquiera queríamos comer. Fue entonces cuando un guardia coreano dijo las hirientes palabras que están al principio de esta historia.

Una nueva vida en Estados Unidos

Para nuestra sorpresa, no pasó mucho tiempo antes de que cruzáramos la zona desmilitarizada y nos llevaran hasta Corea del Sur. Tras un interrogatorio que nos hicieron militares estadounidenses, nos permitieron viajar a Estados Unidos. Llegamos en barco a San Francisco (California), donde recibimos la ayuda de una organización benéfica. Más tarde, nos mudamos a Virginia, y allí algunos conocidos nos ayudaron a salir adelante. Luego, nos fuimos a Maryland para comenzar una nueva vida.

Todo nos deslumbraba, incluso las cosas más simples, como las aspiradoras. Como todos los inmigrantes, teníamos que trabajar mucho. Pero nos dolía ver que algunos de los que habían progresado en el país se aprovecharan de los recién llegados. Poco después de nuestro arribo, un sacerdote ortodoxo ruso nos dijo: “Ahora viven en una nación bendita. Si quieren progresar, aléjense de los de su país”. Aquellas palabras me dejaron boquiabierta, pues yo siempre había pensado que debíamos ayudarnos unos a otros.

En 1970, un testigo de Jehová llamado Bernie Battleman llamó a nuestra puerta para hablarnos de la Biblia. Era enérgico y directo, como nosotros. Hablamos durante horas. Puesto que me había criado en un orfanato ortodoxo, conocía las enseñanzas de la Iglesia de memoria. Pero nunca hice nada por adquirir una Biblia. Bernie consiguió una y nos dijo: “Les traje esta Biblia porque los quiero mucho”. Más tarde nos presentó a Ben, un Testigo de Bielorrusia que hablaba ruso.

Ben y su esposa estuvieron dispuestos a responder a todas mis preguntas sobre la Biblia. Sin embargo, yo estaba convencida de que los Testigos habían cambiado las Escrituras. Me indignaba que sus publicaciones dijeran que María tuvo más hijos aparte de Jesús, pues en la Iglesia me habían enseñado otra cosa.
Llamé a una amiga de Polonia para que buscara en su Biblia Mateo 13:55, 56. Me lo leyó, y quedé sorprendida al escuchar que aquella Biblia polaca decía que Jesús tuvo hermanos menores. Mi amiga entonces le pidió a una conocida suya que trabajaba en la Biblioteca del Congreso de la ciudad de Washington que buscara ese texto en las versiones de la Biblia disponibles allí. Todas decían lo mismo: Jesús tuvo hermanos y hermanas.

¡Tenía tantas preguntas en la mente! ¿Por qué mueren los niños? ¿Por qué hay guerras? ¿Por qué no se entienden las personas, aunque hablen el mismo idioma? ¡Me fascinaron las respuestas que da la Biblia! Aprendí que Dios no quiere que suframos. Y me consoló saber que podría ver de nuevo a mis seres queridos que habían muerto en distintos conflictos bélicos. Dios fue haciéndose cada vez más real para mí.

Un día, parada ante mis iconos, le rogué a Dios que ayudara a uno de mis hijos que acababa de regresar de la guerra de Vietnam y estaba muy perturbado. De repente, me di cuenta de que debía dirigir mis oraciones directamente al Dios vivo, Jehová, y no a los iconos. Los eché a un lado; no eran más que coloridos pedazos de papel de aluminio. Los había comprado en la iglesia, pero esa misma noche me deshice de ellos.

No se me hacía fácil abandonar mi religión de toda la vida. Pero había llegado a valorar lo que la Biblia enseña por encima de todo lo demás. Un año después, mi esposo y mi hija Olya me acompañaron a visitar a un sacerdote ortodoxo ruso. Llevaba una libreta llena de preguntas bíblicas seguidas de algunos versículos. Cada vez que le leía uno, el sacerdote nos decía negando con la cabeza: “Están perdidos”. Además nos ordenó que no volviéramos a poner los pies en su iglesia.

Este incidente caló hondo en el corazón de mi hija, quien había llegado a ser una muchacha inquisitiva y de firmes convicciones. Decidió estudiar a fondo las Escrituras y enseguida empezó a acompañarme a las reuniones de los Testigos. Me bauticé en 1972, y Olya lo hizo al año siguiente.

Nuestro lema familiar
Nuestro lema siempre ha sido: “Concéntrate en el presente y olvídate del pasado”. Por eso, nunca hemos dudado de emprender algo nuevo si estamos convencidos de que es lo correcto. Cuando nuestra relación con Dios comenzó a fortalecerse, mi hija y yo sentimos el deseo de ir a las casas de las personas para hablarles de lo que estábamos aprendiendo. Tengo que admitir que al principio, debido a mi personalidad, hablaba sin tacto, y otros hermanos tenían que intervenir para suavizar lo que había dicho. Pero con el tiempo, aprendí a hablarles a personas de diferentes países y antecedentes que, como yo, querían tener una vida mejor.

En los años subsiguientes, mi hija y yo solíamos comentar que si alguna vez la llamada cortina de hierro caía, nos iríamos a Rusia para enseñar a las personas acerca de Dios. Finalmente cayó a principios de los noventa, y Olya cumplió su sueño. Se mudó a Rusia y allí fue evangelizadora de tiempo completo durante catorce años. Les enseñó acerca de la Biblia a muchas personas y participó en la traducción de publicaciones bíblicas del inglés al ruso en la sucursal de los testigos de Jehová.

En la actualidad estoy confinada a una cama, y mis hijos tratan de que mi situación sea lo más llevadera posible. Le agradezco a Jehová que, pese a todo lo que me sucedió, pude encontrar la verdadera libertad y disfrutar del mejor modo de vivir. Ahora me hago eco de las palabras de David, quien siendo pastor escribió: “[Dios] me conduce por descansaderos donde abunda el agua. Refresca mi alma. Me guía por los senderos trillados de la justicia por causa de su nombre” (Salmo 23:2, 3).


Biografía publicada en la revista "La Atalaya" con fecha del 01 de Diciembre del 2012; editada por los Testigos de Jehová, más articulos en el siguiente enlace, para su descarga en pdf, epub, mp3 y aac

La lista de Schindler (Película)


La lista de Schindler es una película estadounidense biográfica de 1993 dirigida por Steven Spielberg. La película cuenta la historia de Oskar Schindler, un empresario alemán que salvó la vida de alrededor de 1,100 judíos polacos durante el Holocausto. Está basada en la novela El arca de Schindler (Schindler's Ark), escrita por Thomas Keneally.

Fue protagonizada por Liam Neeson (como Schindler), Ralph Fiennes (como oficial de las SS Amon Leopold Goeth), y Ben Kingsley (el contable de Schindler, Itzhak Stern).

La película ganó siete premios Oscar, incluido el de mejor película, el de mejor director y el de mejor banda sonora; así como otros premios (7 Premios BAFTA y 3 Globos de Oro).

La película fue rodada en blanco y negro, el único elemento a color era el abrigo rojo de una niña que aparece en diferentes escenas, pero ¿Quien era la niña del abrigo rojo? Su nombre es Oliwia Dabrowska. Después de realizar este trabajo (aparecer en la película). El director Steven Spilberg le pidió esperar a cumplir 18 años para ver la cinta. Pero ella no siguió dicho consejo, vio la película cuando tenia solo 11 años, por su puesto no estaba preparada para ver escenas donde el ser humano se transforma en verdugo de sus propios hermanos; cuando se le preguntaba si conocía respecto al holocausto ella se sentí apenada.

Nuevamente volvió a verla ahora si con 18 años y vio la profundidad del filme, y entendió como la historia nos ayuda a comprender como las personas pueden cambiar, vivir, luchar, enfrentarse a la tragedia. Así como sacar lo peor y lo mejor de la naturaleza humana. Ver como en las peores adversidades hay esperanza. Su abrigo de color simboliza el vestigio de humanidad en las circunstancias más horribles.

Oscar Shindler pasa de ser un egoísta al conservar vivos a los judíos polacos por razones económicas por ser la mano de obra más barata a buscar salvar sus vidas al ver el final que tendrían si salían de su fabrica. Al avanzar la película vemos como cambia su personalidad. Cuando al fin están a punto de escapar se desploma en el suelo y rompe a llorar, diciendo que le hubiera gustado salvar a mas personas: "Si hubiera vendido este auto y este anillo cuantas vidas mas se hubieran salvado..." Itzhak Stern lo abraza y le dice "Quien salva una vida, salva al mundo entero; y usted salvo a 1,100 personas". Esta es  una de las escenas mas conmovedoras de la película.

El Reino... ¿por qué se ha tardado tanto en ‘venir’?

EL APÓSTOL Pablo escribió: “Sabemos que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente.” (Romanos 8:22) ¿A qué se debe esto? ¿Por qué ha permitido Dios las guerras, el delito, las enfermedades y los sufrimientos de los pasados 6.000 años de la historia registrada? ¿Qué pasó, para que la humanidad, creada para vivir según la ley divina, esté ahora plagada de desafuero? ¿Por qué no ha corregido esta situación nuestro Padre celestial? Si el Reino es la solución, ¿por qué se ha tardado tanto en ‘venir’? ¿Podemos en realidad esperar que Dios cambie estas terribles condiciones?

Bajo la gobernación suprema, o soberanía, del “Rey de la eternidad,” deberían haber existido condiciones ideales en la Tierra desde el tiempo de la creación en Edén. A medida que el primer hombre y la primera mujer tuvieran hijos, y la familia humana se multiplicara y llegara a formar miles de millones de unidades familiares, la Tierra entera debería haberse convertido en un paraíso de belleza, lleno del reír gozoso y el amor al prójimo entre las razas pacíficas de la humanidad.—

En cuanto al hombre, no hay nada mejor [que] el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero. (Eclesiastés 2:24)

Eso era lo que el Creador amoroso se proponía para esta Tierra cuando creó al hombre a su semejanza moral y, del hombre, formó a la mujer. Pues el relato bíblico de la creación nos dice:

“Macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.’ . . . Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno.” (Génesis 1:26-31)

Entonces, ¿por qué no parece ‘muy buena’ la creación de Dios en la Tierra hoy?



DESAFIADA LA SOBERANÍA DE DIOS

La creación tuvo como base las leyes de Dios. Y entre éstas sobresale la ley de amor. Dios mismo “es amor.” (1 Juan 4:8) Pero ahora se presentó alguien que quería hacer leyes diferentes para la humanidad. Ese “alguien” fue un invisible ‘hijo de Dios’ angélico, indudablemente uno de aquellos que ‘gritaron en aplauso’ cuando Jehová creó la Tierra y todo lo que hay sobre ella. (Job 38:7) Este ángel se convirtió a sí mismo en un satanás, un adversario de Dios. Él quiso hacerse independiente, procuró adoración para sí y sembró un espíritu de rebelión. (Efesios 2:1, 2; compare con Lucas 4:5-7.) Maquinó usar a nuestros primeros padres humanos para sus propios fines egoístas. ¿Qué pasos dio para esto?

En el paradisíaco jardín de Edén, Adán y Eva recibieron la gobernación benévola de Jehová. Dios proveía todo lo necesario para sostenerlos tanto espiritual como físicamente. Para el propio bienestar continuo de ellos, él requirió también que le obedecieran como su Señor Soberano. Con este fin él había dado a Adán un mandamiento sencillo, que no comiera del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.” Esto también aplicó a Eva, después de la creación de ella.

No era que Dios estuviera privándolos de nada, porque los otros árboles del jardín proveían una deleitable variedad de frutos alimenticios. Sin embargo, si ellos desobedecían a Dios y comían de este solo fruto, ‘positivamente morirían.’ Astutamente, usando para ello una serpiente, el rebelde Satanás abordó primero a Eva, diciendo:

“Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman [del fruto del árbol] tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo.”—Génesis 2:17; 3:1-5.

Aquello hacía que pareciera que Dios era mentiroso. Pero el verdadero mentiroso era Satanás. Correctamente, a aquel “padre de la mentira” también se le llegó a llamar el Diablo, que significa “Calumniador.” (Juan 8:44) Aquí estaba un desafío directo a la soberanía de Jehová, su Dignidad de Rey sobre sus criaturas. Daba a entender que Dios estaba reteniendo conocimiento al cual Adán y Eva tenían derecho, que no se debía confiar en la gobernación por Dios, que sería mejor que Adán y Eva siguieran su propio camino independiente y fijaran sus propias normas de “lo bueno y lo malo.”

¿Cómo respondió la mujer a aquella habla calumniadora? Fracasó en cuanto a vigilar su corazón, y permitió que el deseo incorrecto echara raíces allí. Este deseo entonces se hizo fértil y la llevó, engañada, a cometer pecado voluntariamente por medio de desobedecer a Dios. En esto ella también se burló de la posición de su esposo como cabeza de ella, a quien ella debió haber consultado. ¿Y cómo respondió el hombre? “Adán no fue engañado,” sino que escogió sufrir la misma suerte que Eva, e intencionadamente se unió a ella en su proceder de rebelión. ¡Qué día lamentable fue ése para nuestros primeros padres, y para toda la raza humana!—Génesis 3:6, 7; 1 Timoteo 2:14; compare con Santiago 1:14, 15.

Adán y Eva habían mostrado crasa desatención a la soberanía de Dios. Por eso ahora, en armonía con Su ley, Dios anunció la sentencia de muerte, al decir a Adán:

“Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Génesis 3:19)

Dios no quiso decir aquí que solo el cuerpo de Adán moriría, mientras que algún “alma” o “espíritu” del interior escaparía del cuerpo y continuaría viviendo en un cielo o un infierno. No, porque Adán mismo era un “alma.” Como dice el relato de la creación:

“Procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente.” (Génesis 2:7)

Con el tiempo, tanto Adán como Eva murieron... como almas. Y porque la entera raza humana es prole de Adán ya contaminado por el pecado, todos hemos heredado el pecado y la muerte.

“El alma que esté pecando... ella misma morirá.” (Ezequiel 18:4, 20) 

Sí, como almas humanas, todos morimos. La muerte ha llegado a gobernar como rey sobre nosotros.—Romanos 5:12, 14; 6:12; Eclesiastés 3:19, 20; 9:5, 10; Salmo 6:5; 115:17.

Capitulo 5 del libro "Venga tu Reino" publicado por los Testigos de Jehová en el año 1981, Más informacion respecto al tema en la revista "La Atalaya" de Septiembre del 2013 con el tema de portada "¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Cuándo acabará?" en el siguiente enlace.
"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."

Mahatma Gandhi
 

Pero en cuanto a ti, en caso de que hayas advertido a alguien inicuo y él realmente no se vuelva de su iniquidad y de su camino inicuo, él mismo por su error morirá; pero en cuanto a ti, habrás librado tu propia alma.

(Ezequiel 3:19)

domingo, 15 de septiembre de 2013

Cántico 45: ¡Adelante! (Basado en Hebreos 6:1)

¡Adelante, adelante a la madurez!
Crece cada vez más en conocimiento y fe.
Trata de mejorar siempre tu quehacer,
y Dios te bendecirá.

El mandato que nos dio el Señor,
cumplirás con gran dedicación.
Pide a Dios que te dé fuerzas y valor,
él no te abandonará.

¡Adelante, adelante, sin desmayar!
Buenas nuevas eternas anuncia en todo hogar.
A Jehová, nuestro Rey, debes alabar,
su mensaje difundir.

No sucumbas jamás al temor,
nunca aflojes en tu comisión.
Deja oír la verdad con potente voz,
fiel mantente hasta el fin.

¡Adelante, adelante! ¡Ni un paso atrás!
La labor grande es, hazte hábil y capaz.
Busca dar lo mejor de ti a Jehová,
solo así serás feliz.

Por amor ve a buscar con afán
al que quiera escuchar la verdad.
Con tu ayuda podrá madurez lograr
y la vida conseguir.


En el siguiente enlace se puede descargar el archivo en mp3, El libro de canticos aqui

Dios le enseño a ser compasivo a Jonás (Segunda parte)


Instrucciones: Busca un lugar donde puedas leer con tranquilidad.
Trata de visualizar la escena, imagınate las voces y los sentimientos de los personajes, y deja que el relato cobre vida.

ANALIZA LA ESCENA (LEE JONAS 3:1–4:11).

Con fuerzas renovadas Jonás no tiene duda que Jehová provee y salva a quienes se arrepienten, el lo ha vivido en carne propia, solo 3 días atrás fue tragado por un gran pez y vomitado en tierra seca. Puede que al ver las puertas de Ninive recordara lo que se decia de este pueblo: que se enorgullecia de la violencia y ademas era costumbre que a los profetas que dieran mal testimonio se les daba muerte.

Pero nada de eso le quito el valor a Jonas de declarar que si la ciudad no se arrepentia seria destruida en unos cuantos dias. En poco tiempo pregono en las calles principales el juicio que Jehova traeria si seguian haciendo el mal.

INVESTIGA UN POCO MÁS

Mientras corria la voz no sabemos que fue lo que vio, pero Jonas estaba convencido que los ninivitas no cambiarian y serian destruidos, por lo cual salio de la ciudad esperando la destrucción de la misma.

Sin embargo algo estaba sucediendo dentro de los muros de Ninive: ¡La gente tenia miedo de ser destruida! Desde el mas pequeño hasta el Rey de la ciudad se arrepintieron y declararon un ayuno y se cubrieron de saco y ceniza. Dicha tradicion era habitual y representaba que la persona se humillaba ante el Dios que se le pedía compasión.

Pasan los dias y Jonás ve que Jehová no destruye la ciudad ¡¿Pero por que no pasa nada?! Puede ser que Jonas exclame y se siente ofendido pues aunque les dijo que se arrepintieran los ninivitas y lo hicieron. Jonás puede ser que piense que no destruir a los ninivitas es un error y que volverán a su mal proceder. Y solo piensa en que debio haber muerto en el mar o en el pez que lo trago. Avergonzado espera su muerte afuera de la ciudad.

Jehová nuevamente le da una lección: hace que clima sea extremadamente caluroso lo cual molesta a Jonás, el cual al final del día duerme profundamente. Jehová hace crecer un arbusto que no produce frutos solo hojas. Así que al siguiente día aunque sigue haciendo calor, Jonás disfruta la sombra de la calabaza vinatera. Pero al día siguiente el arbusto había muerto, Jonas siente dolor porque la calabaza vinatera ya no esta. Jehová le responde que así como Jonás sintio pena por una planta que no produce frutos pero que le causaba alegría y que no había plantado. El sintio compasión por un puebo que no lo conocía pero que decidio arrepentirse

APROVECHA LA INFORMACIÓN

Muchas veces sentimos compasión por nuestros familiares o nuestros amigos, pero sentirlo por personas que nos ignoran, nos maltratan o nos odian es más dificil. Es mas probable que nos sintamos felices de ver cuando les va mal. Pero eso no es lo que siente Jehová, aunque es todopoderoso, es compasivo, misericordioso, tierno y benevolo, no olvidemos que nos da lo necesario para seguir viviendo. Hay que seguir su ejemplo, orar y ayudar a quienes nos persiguen, asi podemos ayudar a que cambien su manera de pensar.

¿QUÉ TE HA GUSTADO MÁS DE ESTE RELATO?

El recordar que Jehová es misericordioso y compasivo en gran manera, me anima a no juzgar los motivos de alguien, ni pensar que no va a cambiar. Me enseña a perdonar y no esperar venganza, pues todos cometemos errores y tenemos la oportunidad de aceptarlos y remediarlos. No hay manera de cuestionar las decisiones y juicios de Jehová. Él examina los corazones y las intenciones de cada uno de nosotros. Mucho menos podemos enojarnos con él, pero si podemos expresarle nuestras inquietudes de forma respetuosa y humilde.

Respuestas personales basadas en "actividades para estudiar la Biblia" que consta de un cuestionario descargable en formato pdf.

Yo fui sobreviviente cuando se hundió el ‘Titanic’

TODO comenzó mientras visitaba a mis padres y a mi tío en Florida. Esto fue hace unos meses, poco antes de que muriera mi tío. Como de costumbre, fuimos al Salón del Reino de los testigos de Jehová el domingo por la mañana para asistir a un discurso público. Oímos un excelente discurso intitulado “¿Será usted sobreviviente de los ‘últimos días’?” De regreso a casa, mi tío dijo: “Ese discurso me recordó la ocasión en que sobreviví a un desastre terrible.” Pausó por un momento, luego agregó: “Tú sabes, yo fui sobreviviente cuando se hundió el Titanic.”

Luego pedí a mi tío, Louis Garrett, que me relatara lo que sucedió cuando estuvo en el Titanic.

“Déjame retroceder hasta el principio,” él dijo. “Nací en 1900, en Hakoor, Líbano, una pequeña aldea montañesa situada a unos 135 kilómetros al norte de Beirut. Mi familia poseía y operaba un molino de piedra movido por agua que molía el trigo hasta convertirlo en harina. Mi padre era el molinero de la aldea. Se llegó a la decisión de que la familia emigraría a los Estados Unidos. En 1904 mi madre y mis dos hermanas dejaron el Líbano. Luego, en 1906, mi hermano mayor partió para los Estados Unidos. Para completar la emigración de la familia, mi padre, mi hermana y yo habíamos de partir para los Estados Unidos en 1912.

“En marzo de 1912, navegamos a Marsella, Francia. Mientras estuvimos allí, reservamos pasaje en el Titanic para navegar en la primera travesía de éste a Nueva York. La fecha de partida era el 10 de abril de 1912. Tuvimos que dejar a nuestro padre en Marsella porque, debido a una infección en el ojo, no pasó el examen físico que se requería.” Mi tío sonrió y exclamó: “¡Fue un cambio de sucesos muy afortunado para él!”

A continuación, dijo: “Mi hermana tenía 14 años de edad y yo tenía 12 años cuando nos embarcamos en el Titanic. Nos entristeció el dejar a nuestro padre, pero nos entusiasmó el estar a bordo del paquebote real Titanic, el navío más grande, más rápido y más lujoso de aquella época... ¡y, según se decía, no podía hundirse! Había más de 2.200 personas a bordo, entre las cuales estaba alguna de la gente más acaudalada y más influyente de aquel tiempo. Muchos estaban a bordo del Titanic para celebrar el viaje inaugural. El hacer esto era como un símbolo de distinción entre las personas prominentes de la sociedad. El barco iba a la velocidad que se esperaba. La llegada a Nueva York se había fijado para el miércoles 17 de abril. El agua estaba tranquila y el tiempo fresco, como era de esperar en abril.

“El domingo 14 de abril, nuestro quinto día en el mar, el tiempo se puso excepcionalmente frío... era un frío tan crudo que muy pocas personas estaban afuera en la cubierta de paseo. Supimos que se había advertido que había icebergs en la región. No se creía que apareciera ninguno en el rumbo del barco, de modo que el Titanic siguió adelante a toda velocidad. Pero, el capitán del Californian, otro barco que se hallaba en el Atlántico Norte, envió al Titanic una advertencia por radio de que se habían visto icebergs en nuestro rumbo. No se hizo caso de este mensaje. El precio que se pagó por la confianza excesiva del capitán Smith ciertamente fue muy alto: casi 700 compañeros tripulantes y más de 800 pasajeros.

“A eso de las 11:45 de la noche del domingo 14 de abril mi hermana y yo nos despertamos al sentir una sacudida. Ella estaba en la litera superior del camarote y gritó: ‘¡Algo está mal!’

“’Vuelve a dormir,’ le dije a ella. ‘Te preocupas demasiado.’ Poco después, cierto hombre de edad avanzada, a quien conocimos a bordo del barco y que mostró un interés paternal por nosotros, vino a nuestro camarote y nos dijo de manera tranquila: ‘Salgan del camarote y suban a la cubierta superior. No se molesten en llevar sus pertenencias por ahora. Vendrán por ellas más tarde.’

“Teníamos boletos de tercera clase, lo cual significaba que podíamos subir a la cubierta de segunda clase. Pero los que tenían boletos de segunda y tercera clase no podían pasar por una entrada custodiada que llevaba a la cubierta superior de primera clase. No obstante, se nos dijo que sería prudente que subiéramos a la cubierta superior de primera clase a fin de tener mayor oportunidad de meternos en un bote salvavidas. La única manera de lograr esto era por medio de subir cinco o seis cubiertas desde la cubierta de tercera clase por una escalera de hierro hasta llegar a los botes salvavidas que quedaban arriba. Hicimos esto con mucha dificultad, pues a mi hermana se le hizo difícil subir la escalera de hierro. Pero con la ayuda de otros pasajeros logramos hacerlo.

“¡Qué espectáculo! Quedaban pocos botes salvavidas. La tripulación solo estaba permitiendo que las mujeres y los niños subieran a bordo de los botes salvavidas... no había suficientes botes para todos. Vimos a mujeres llorando porque no querían abandonar a sus esposos; esposos suplicando a sus esposas e hijos que se apresuraran a meterse en los botes salvavidas. En medio de este tremendo desorden e histeria en masa estábamos mi hermana y yo, dos niños inmigrantes que no sabían hablar inglés, que estaban más asustados de lo que uno pudiera pensar, y que iban llorando en busca de ayuda.

“Estaban llenando el último bote salvavidas. Un caballero de mediana edad estaba con su esposa jovencita que estaba encinta. Le ayudó a entrar en el bote salvavidas, luego echó una mirada hacia la cubierta y vio que otros querían ir a bordo. Dio un beso de despedida a su esposa, y, al regresar a la cubierta, agarró a la primera persona que halló en su paso. Felizmente, yo estaba en el lugar apropiado al tiempo apropiado, de modo que él me puso en el bote salvavidas. Grité para que ayudaran a mi hermana que se había quedado paralizada de miedo. Con la ayuda de otras personas, a ella también la metieron en el bote salvavidas. ¿Quién fue el valiente que ejecutó este acto de bondad? Se nos dijo que fue John Jacob Astor IV. En aquel entonces, él tenía 48 años de edad y su esposa, Madeleine, tenía 19 años de edad. Estaban viajando a los Estados Unidos porque querían que su hijo naciera allá. Se escribieron muchos relatos en los periódicos acerca de cómo John Jacob Astor dio su vida por un inmigrante joven.

“Yo estaba feliz de estar en el bote salvavidas, pero aún sentía tristeza por los que quedaron en el Titanic. Al mirar atrás hacia aquel barco grande y hermoso pude observarlo desde una perspectiva diferente y, como algunas de las luces todavía estaban encendidas, pude ver el tamaño y la belleza del barco. En la quietud de la noche, y puesto que el agua conducía tan bien el sonido, podíamos oír la orquesta tocando en la cubierta y a la gente cantando ‘Más cerca de ti, Dios mío.’ La tripulación de los botes salvavidas alejó éstos del barco lo más que pudo. Se temía que hubiera una succión cuando el buque se hundiera por completo en las profundidades del océano. Eso no ocurrió, y tampoco hubo una explosión como habían creído algunos que habría. Las aguas estaban excepcionalmente tranquilas aquella noche, y eso fue afortunado, porque la mayoría de los botes salvavidas estaban requetellenos de gente.

“Según los registros, el Titanic se hundió a eso de las 2:20 de la mañana del 15 de abril de 1912. Lo vi hundirse poco a poco en el océano hasta que llegó a su horrible fin. El momento en que se hundió me dejó con el recuerdo de algo que me atormenta hasta el día de hoy. Es el recuerdo del sonido horripilante de los gemidos y gritos de la gente que pedía ayuda con desesperación al ser arrojadas violentamente a las aguas glaciales. Casi todos murieron debido a la exposición al agua fría. Los sonidos duraron unos 45 minutos y luego desaparecieron.”

Mi tío se quedó callado por un rato mientras recordaba el suceso. Luego continuó diciendo: “Se había enviado la señal S.O.S., la petición de auxilio, a eso de la medianoche. El barco Carpathia de la Cunard White Star Line la recibió. Este buque se hallaba a unos 93 kilómetros de distancia e inmediatamente dio la vuelta, abandonó su rumbo hacia Gibraltar y se dirigió a toda máquina al rescate. Llegó a las 4:30 de la mañana. Es de interés que el buque Californian estaba solo a 32 kilómetros de distancia de donde se hundió el Titanic, pero el radiotelegrafista no recibió la S.O.S. debido a que estaba libre de servicio. Los informes posteriores revelaron que el Californian sí vio cohetes de señales en la noche, pero creían que los pasajeros del Titanic estaban celebrando el viaje inaugural con fuegos artificiales.

“El Carpathia completó las operaciones de rescate a eso de las 8:30 de la mañana. Nuestro bote salvavidas fue uno de los últimos que rescataron. Después que se nos puso a bordo del barco, se nos arropó bien, se nos dio té caliente y se nos hizo cómodos; me sentí feliz de estar vivo, aunque el abrigo y los zapatos que tenía puestos eran demasiado grandes para mí.

“Luego el capitán del Carpathia llamó a todos los sobrevivientes para que subiéramos a la cubierta y viéramos el iceberg. Según el recuerdo que se grabó en mi mente de niño de 12 años de edad, el iceberg era tan alto como una casa de dos pisos, mucho más ancho que ésta y tenía una especie de enorme chimenea. El barco nos dejó en Nueva York antes de continuar su viaje a Gibraltar, acto muy bondadoso de parte de la administración de la Cunard White Star Line. Llegamos a Nueva York el jueves 18 de abril a las 8:30 de la noche, y se nos llevó a los muelles de la Cunard White Star.

“Al recordar aquellas largas horas durante las cuales estuvimos en el bote salvavidas, ahora me parece milagroso que pudimos llegar a la seguridad del Carpathia. El frío crudo era casi insoportable. Nos apiñamos para mantenernos calientes. Las personas se comportaron amablemente las unas para con las otras. Recuerdo lo ventoso que estuvo sobre la cubierta del Carpathia. Los vientos habían aumentado a varios nudos por hora. Felizmente, los vientos no se desataron sino hasta que se terminó de ejecutar la misión de rescate. Si las aguas no hubieran permanecido tranquilas y sin olas durante ese tiempo, es dudoso que las operaciones de rescate se hubieran efectuado con tanto éxito.”

“¿Murió alguno de los que estaban en los botes salvavidas?,” le pregunté.
“De entre las personas que estaban en nuestro bote salvavidas, supe de solo una que murió a causa del frío. Envolvieron el cuerpo en una sábana y lo echaron por la borda.”
“¿Había algunos hombres en tu bote salvavidas?”
“Con la excepción de unos cuantos miembros de la tripulación que sirvieron de remeros, solo había mujeres y niños, tal como lo ordenó la tripulación. Una pareja joven que tenía un bebé engañó a la tripulación. La esposa fue muy lista; hizo que su esposo joven se vistiera de mujer, le cubrió la cabeza con un chal y le entregó el bebé. Él estaba en un bote salvavidas y ella en el nuestro. Ambos fueron rescatados por el Carpathia.

“Al llegar a Nueva York, creíamos que se nos llevaría a la isla de Ellis para que pasáramos por los trámites de la inmigración. Pero, este procedimiento se suspendió debido al dolor y sufrimiento que ya habían aguantado los sobrevivientes. La Cruz Roja se encargó de la tarea de unirnos con nuestras familias. Mi hermano mayor, Isaac, estaba en Nueva York, y al encontrarnos con él sentimos una mezcla de gozo y tristeza. Mi padre seguía en Francia. Pero, llegamos a la conclusión de que si él hubiera estado en el Titanic con nosotros, no habría sobrevivido debido a la regla de solo dejar subir a los botes salvavidas a las mujeres y niños. Quizás hasta hubiera afectado el que nosotros estuviéramos entre los sobrevivientes. Se nos habría hecho difícil abandonar a papá a bordo del Titanic mientras procurábamos nuestra propia seguridad. Felizmente, él llegó sano y salvo en otro buque tres meses después.”

Mi tío pausó, sumido en sus reflexiones de aquella terrible experiencia. Finalmente, interrumpí su meditar. “Sobreviviste a aquella tragedia. Pero, dime, ¿cuándo aprendiste acerca de la inminente tribulación de los ‘últimos días’?”

“Déjame transportarte del año 1912 a 1930,” dijo él. “Un repartidor proveniente de Brooklyn, Nueva York, había visitado Jacksonville, Florida, donde residían la familia de mi hermano mayor y la mía, compuesta de mi esposa, mi hijo y yo. Mi hermano mayor había estado estudiando la Biblia con algunos testigos de Jehová que hablaban árabe. Él mismo había llegado a ser Testigo activo. El repartidor, llamado George Kafoory, celebraba varias reuniones para la gente que hablaba árabe. Recibí un ejemplar del libro El arpa de Dios en árabe. Después de tener muchos debates con mi hermano, me enfurecí a tal grado que por fin le dije: ‘Te niego como hermano porque has abandonado la religión griega ortodoxa, que es la que originalmente profesabas. No puedo creer que jamás volverás a hacer la señal de la cruz, símbolo de la trinidad.’

“Yo amaba a mi hermano y me perturbaba profundamente el que existiera esta brecha entre nosotros. Después de unos meses, encontré por casualidad el ejemplar de El arpa de Dios que yo había obtenido. Estaba polvoriento, pero lo abrí y comencé a leerlo temprano por la tarde, y seguí leyendo hasta después de la medianoche. La verdad de la Palabra de Dios comenzó a penetrarme el corazón. Participé en un estudio que se estaba conduciendo para personas de habla árabe, y me bauticé en 1933.

“Hubo otro suceso sobresaliente en mi vida. En 1949, mi situación económica me permitió hacer un viaje con el cual había soñado por muchos años. En el Líbano, tenía un medio hermano mayor a quien deseaba visitar y con quien quería compartir la esperanza del Reino. Durante el vuelo de regreso al Líbano, el trayecto que seguimos nos llevó por encima de Groenlandia y también muy cerca de donde se hundió el Titanic. Las emociones me vencieron mientras miraba hacia abajo y veía las aguas frías del Atlántico y meditaba en aquella triste ocasión.

“Una azafata, al ver cómo me corrían las lágrimas por el rostro, se inclinó silenciosamente, me dio unas palmaditas en el brazo y preguntó: ‘¿Le sucede algo? ¿Puedo prestarle ayuda?’ Le respondí: ‘No, solo estaba pensando en el tiempo en que tenía 12 años de edad. Estuve a bordo de un gran barco, el Titanic, que se hundió y en el cual 1.500 personas perdieron la vida dentro de esas mismas aguas allá abajo. Todavía no puedo olvidar aquella mañana de desesperación y los gritos por auxilio que se oían en la oscuridad y desde esas aguas glaciales.’ ‘Qué triste,’ dijo la azafata bonita de cabello oscuro. ‘Recuerdo haber leído acerca del desastre del Titanic.’

“Completé mi viaje al Líbano. Felizmente, mi medio hermano mayor estaba interesado en la Biblia. Más tarde él también llegó a ser un dedicado testigo cristiano de Jehová.”
Como conclusión a su relato, mi tío Louis expresó la esperanza de que el reino de Dios reemplazará el presente sistema de cosas satánico.

“La verdad de la Palabra de Dios,” él declaró, “ha sido una fuerza guiadora en mi vida. Estoy agradecido a Jehová de que me salvó la vida en el desastre del Titanic y de que he tenido la oportunidad de servirle ahora en estos críticos ‘últimos días.’” Mi tío vivió cerca de su hermano mayor y la esposa de éste y con ellos sirvió a Jehová lo mejor que pudo hasta el día de su muerte. Nunca dejó de orar para que la voluntad de Dios se hiciera en la Tierra como se hace en el cielo. (Mateo 6:9, 10) Él tenía la esperanza firme de que, si moría antes del Armagedón, Dios lo rescataría del poder de la sepultura por medio de una resurrección a la vida.

El “Titanic,” que medía 269 metros de largo, era el barco más grande de los mares. Su desplazamiento total excedía al de los acorazados de su día por 5.000 toneladas. Su casco estaba dividido en 16 compartimientos estancos, y, debido a que cuatro de éstos podían inundarse sin que el barco se hundiera, se consideraba que era imposible que el barco se hundiera. “En lo que tenía que ver con la seguridad, . . . se creía que se había tomado en cuenta hasta el último detalle al construir el ‘Titanic.’” (”Times” de Nueva York del 16 de abril de 1912) Pero el iceberg fatal hizo una abertura de 90 metros en el costado del buque, lo cual causó que se inundaran cinco de los compartimientos estancos, y el “Titanic,” que supuestamente nunca se hundiría, se fue a pique.
 
  • Miércoles 10 de abril: El “Titanic” salió de Southampton en su viaje inaugural, con aproximadamente 2.200 personas a bordo. Después de parar brevemente en Francia e Irlanda, se dirigió hacia Nueva York.

  • Domingo 14 de abril: El tiempo se volvió muy frío. Se advirtió al “Titanic” que había icebergs más adelante, y éste siguió su rumbo a 22 nudos. Poco después de la medianoche, dio contra un iceberg a unos 150 kilómetros al sur de los bancos de Terranova.

  • Lunes 15 de abril: El “Titanic” se hundió solo 2 horas y 40 minutos después del impacto; y murieron 1.500 personas. El barco estaba a 2.570 kilómetros al nordeste de su destino.

Articulo de la revista Despertad de 22 de Abril de 1982. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.

Jóvenes con un futuro seguro

En un barrio bajo de Londres, una pandilla de ocho adolescentes de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años tendieron una emboscada a una turista, la sometieron a repetidos ataques sexuales y la arrojaron en un canal cercano, pese a que les había dicho que no sabía nadar. La madre de uno de los adolescentes menciono que el informe televisado de lo que hizo su hijo la había enfermado.

Este incidente es un reflejo de lo que está sucediendo en la sociedad. Cada vez son más brutales los actos delictivos, las disputas en los hogares y los enfrentamientos étnicos, como los de los Balcanes, África central y otras partes del mundo. Los jóvenes se crían en medio de tales condiciones. Muchos se vuelven insensibles y obran “sin cariño natural” y “sin autodominio”. (2 Timoteo 3:3.)

Feroces

Cuando el apóstol cristiano Pablo escribió su segunda carta a Timoteo, Roma era la potencia mundial dominante. La crueldad y el salvajismo cundían en las arenas romanas. Pablo advirtió que en el futuro los tiempos se tornarían “difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1.) La palabra griega que califica “difíciles de manejar” comunica la idea de “fieros”. Un incidente que había ocurrido unos treinta años antes, durante el ministerio terrestre de Jesús, muestra la causa de una parte de la ferocidad que existía en aquel tiempo.

Jesús acababa de llegar en una barca a la costa oriental del mar de Galilea. Al desembarcar, se vio enfrentado a dos hombres cuya apariencia y gritos salvajes evidenciaban su condición muy anormal. Eran “feroces en extremo”; estaban poseídos por demonios. Sus clamores provenían de los espíritus inicuos que impulsaban sus violentas acciones. “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? —clamaron— ¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?” Los espíritus inicuos eran conscientes de que Dios ya había fijado un tiempo para ejecutar su destrucción.

Hasta que eso sucediera, ejercerían sus poderes sobrehumanos para provocar feroz violencia. Solo el milagro de Jesús de expulsar a esos demonios proporcionó alivio a los dos hombres. (Mateo 8:28-32; Judas 6.)

Cuando llegó al otro lado, al país de los gadarenos, lo encontraron dos hombres —poseídos de demonios— que salían de entre las tumbas conmemorativas, feroces en extremo, de modo que nadie tenía ánimo para pasar por aquel camino. ¡Y, ¡mire!, gritaron, diciendo: “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?”. Pero muy lejos de ellos había una piara de muchos cerdos paciendo. De modo que los demonios le suplicaban, diciendo: “Si nos expulsas, envíanos a la piara de cerdos”. Por consiguiente, les dijo: “¡Vayan!”. Ellos salieron y se fueron a los cerdos; y, ¡mire!, toda la piara se precipitó por el despeñadero al mar, y murió en las aguas. (Mateo 8: 28 al 32)

En la actualidad algunas personas, se comportan de forma alocada, hacemos bien en recordar aquel acontecimiento. ¿Por qué? Porque, como lo muestra el último libro de la Biblia, Revelación: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. (Revelación [Apocalipsis] 12:12.)

Bajo ataque

Jesús tomó medidas contra Satanás, el archienemigo de Dios. Se echó del cielo al Diablo y a sus demonios, que ahora se concentran en la Tierra. (Revelación 12:7-9.) Satanás “anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8.) ¿Quiénes son presa fácil para él? ¿No es lógico que sean quienes carecen de experiencia en la vida y en las relaciones humanas? Los jóvenes, pues, se han convertido en el blanco del Diablo. Las actividades recreativas en que participamos nos pueden exponer abiertamente a la influencia de este manipulador invisible. (Efesios 6:11, 12.)

"Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales." (Efesios 6: 11 y 12)

Aun cuando los jóvenes se empeñan en tener éxito en la vida, se topan con dificultades. Al termino de la II Guerra Mundial, muchas de las naciones han intentado llevar una vida cómoda. Las posesiones materiales, el ocio desmedido y el entretenimiento se han convertido en sus metas principales y, como consecuencia, muchas personas han sufrido.

“Los que están resueltos a ser ricos —advirtió Pablo a Timoteo— caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos se han acribillado con muchos dolores.” (1 Timoteo 6: 9 y 10)

Busquen y hallarán

Muchos jóvenes poseen nobles ideales. Rechazan las normas decadentes generalizadas entre los adultos. Les disgustan la injusticia y la insensibilidad de los comerciantes y políticos ansiosos de poder. Si eres joven, quizás a ti también te molesten.

Comentario personal: historicamente, los jovenes han sido utilizados para ser enviados a las guerras; pues estos poseen fuerza bruta y son faciles de sustituir, manipular, y como no tienen hijos que dependan de ellos, su muerte no afecta al estado de la misma forma que si tuvieran dependientes economicos. Dicho analisis ha sido mencionado por filosofos de diversas epocas. 

Aun así, la juventud juega un papel importante en la produccion y consumo de bienes en epocas de paz, ya sea porque tenga que estudiar o laborar; asi mismo su consumo de bienes de lujo (comunicaciones, diversiones, viajes). Cuando los jovenes se dan cuenta de dicha manipulacion, lo comunican a otros. De ahi la importancia de mantenerlos a raya por medio de evitar que se reunan en grupos homogeneos; la division de pensamiento los aleja de otras generaciones que podrian cambiar la norma establecida por el grupo en el poder.


Además, a ustedes [Dios los vivificó] aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados los cuales en un tiempo anduvieron conforme al sistema de cosas de este mundo, conforme al gobernante de la autoridad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de la desobediencia. Sí, entre ellos todos nosotros en un tiempo nos comportamos en armonía con los deseos de nuestra carne, y hacíamos las cosas que eran la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos naturalmente hijos de la ira así como los demás. (Efesios 2: 1 al 3)


La instrucción piadosa produce fruto

“Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él”, escribió el sabio rey Salomón de la antigüedad. (Proverbios 22:6.) Muchos jóvenes que han optado por poner en práctica las normas de la Biblia han experimentado la veracidad de este principio.

Por supuesto, no todos los jóvenes que procuran agradar a Jehová gozan de circunstancias familiares ideales. Sin embargo, el compañerismo estrecho con otras familias de Testigos de la congregación les proporciona seguridad y un sentido de cohesión.

Atesore un fundamento seguro para el futuro

Los jóvenes de la actualidad han de hacer una selección. Pueden seguir con este mundo, que se precipita hacia la destrucción en la venidera “gran tribulación” que Jesús predijo, o pueden ‘cifrar su confianza en Dios mismo y observar sus propios mandamientos’, como cantó el salmista inspirado Asaf. La obediencia a Dios impedirá que sean “una generación terca y rebelde, una generación que no había preparado su corazón y cuyo espíritu no fue fidedigno para con Dios”. (Mateo 24:21; Salmo 78:6-8.)

Hay muchos jóvenes dignos de admiración. Que han obrado según el siguiente consejo al joven Timoteo: “Que trabajen en lo bueno, que sean ricos en obras excelentes, que sean liberales, listos para compartir, atesorando para sí con seguridad un fundamento excelente para el futuro”. Debido a que han seguido este proceder, han logrado “asirse firmemente de la vida que realmente lo es”. (1 Timoteo 6:18, 19.)

Articulo de la revista La Atalaya 01 de Febrero de 1996. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.
"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."

Mahatma Gandhi


Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.
 
(Romanos 2:14, 15)


 

domingo, 8 de septiembre de 2013

La importancia de orar y de la humildad

Jesús ilustró la importancia de persistir en la oración. Puede que Jesús esté todavía en Samaria o en Galilea cuando da a sus discípulos esta otra ilustración:

“En cierta ciudad había cierto juez que no le tenía temor a Dios ni tenía respeto a hombre. Pues bien, había en aquella ciudad una viuda, y ella seguía yendo a él, y decía: ‘Ve que se me rinda justicia de mi adversario en juicio’. Pues, por algún tiempo él no quiso, pero después dijo dentro de sí: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a hombre, de todos modos, porque esta viuda me causa molestia de continuo, veré que se le rinda justicia, para que no siga viniendo y aporreándome hasta acabar conmigo’”.

Jesús entonces aplica la ilustración: “¡Oigan lo que dijo el juez, aunque era injusto! De seguro, entonces, ¿no hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él día y noche, aun cuando es sufrido para con ellos?”.

Por supuesto, Jesús no quiere dar a entender que Jehová Dios sea de modo alguno como ese juez injusto. Más bien, si hasta un juez injusto responde a súplicas persistentes, entonces no debería haber duda alguna de que Dios, quien es enteramente justo y bueno, responderá si su pueblo no cesa de orar. Por eso Jesús continúa así: “Les digo: [Dios] hará que se les haga justicia rápidamente”.

Muchas veces se niega la justicia a los humildes y a los pobres, mientras que se suele favorecer a los poderosos y ricos. Sin embargo, Dios no solo se encargará de que los inicuos reciban su justo castigo, sino que también se asegurará de que se trate con justicia a sus siervos mediante darles vida eterna.

Pero ¿cuántos creen con firmeza que Dios hará que se ejecute la justicia sin tardanza?

Con referencia a la fe en el poder de la oración, Jesús pregunta: “Cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?”. Aunque la pregunta queda sin contestar, se da a entender que esa fe no sería común cuando Cristo llegara con el poder del Reino.

Entre los que escuchan a Jesús hay algunos que se sienten bastante confiados en su fe. Se creen justos, y desprecian a otros. Puede que hasta algunos discípulos de Jesús estén en ese grupo. Por eso él dirige la siguiente ilustración a esos:

“Dos hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso de pie y oraba para sí estas cosas: ‘Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a extorsión, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero’”.

Los fariseos son conocidos por sus despliegues de justicia en público para impresionar a otros. Los días en que por propia imposición suelen ayunar son los lunes y los jueves, y escrupulosamente pagan el diezmo de hasta las hierbas pequeñas del campo. Pocos meses antes habían manifestado su desprecio a la gente común durante la fiesta de los Tabernáculos, cuando dijeron: “Esta muchedumbre que no conoce la Ley [es decir, la interpretación farisaica que se le daba] son unos malditos”.

Jesús continúa su ilustración con estas palabras sobre una de esas personas a quienes los fariseos llamaban ‘malditas’

“Pero el recaudador de impuestos, estando de pie a la distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos hacia el cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ‘Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador’”. Porque el recaudador de impuestos ha reconocido humildemente sus faltas, Jesús dice: “Les digo: Este hombre bajó a su casa probado más justo que aquel; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado”.

Así Jesús de nuevo recalca la importancia de la humildad. En vista de que los discípulos de Jesús se han criado en una sociedad en que los fariseos, que se creen justos, son tan influyentes, y siempre se da énfasis al puesto y la categoría social, no sorprende que hasta los discípulos de Jesús hayan sido afectados.

¡Qué excelentes lecciones sobre la humildad enseña Jesús! (Lucas 18:1-14; Juan 7:49.)

▪ ¿Por qué otorga el juez injusto a la viuda lo que le pide, y qué lección enseña esta ilustración de Jesús?

Por medio de la comparación se  recalca que si los jueces imperfectos hacen el bien cuando se ven obligados a hacerlo; no queda duda que Jehová que es el juez perfecto no dejara que las injusticias queden sin castigo y librara a los justos.

▪ ¿Qué fe buscará Jesús cuando llegue?

Fe basada en la confianza plena en Jehová y su justicia. La fe es una de las cualidades del fruto del espiritu, por eso es tan importante sembrarla y pedirla en oración.

▪ ¿A quiénes dirige Jesús su ilustración sobre el fariseo y el recaudador de impuestos?


Aunque la ilustración fue escuchada por varias personas, estaba dedicada a sus discipulos para que no cayeran en la forma de pensar de los fariseos
.

▪ ¿Qué actitud de los fariseos debe evitarse?

La arrogancia y el orgullo, pues buscaban los mejores lugares o puestos, despreciaban a la gente comun y no aceptaban a Jesus como el Mesías.


Capitulo 94 del libro: "El hombre mas grande de todos los tiempos" publicado y distribuido por los Testigos de Jehová, el cual puede ser descargado en archivos pdf y audio mp3 o acc.

¡La fe es práctica!... Testimonio desde los campos de concentración

CAMPOS de concentración... ¿qué le viene al pensamiento?

Tal vez usted recuerde fotos de personas asustadas a quienes se obliga a salir de unos furgones para dirigirlas a la muerte. O tal vez piense en prisioneros casi muertos de hambre a quienes se obliga a trabajar excesivamente y a vivir en medio de su propio excremento mientras padecen de enfermedades. O quizás recuerde crueles experimentos médicos u hornos que consumieron a un sinnúmero de cuerpos humanos.

Estos son algunos aspectos de los terribles campos de concentración.

Pero hay algo más que se debe tomar en cuenta. Por horribles que hayan sido los campos de concentración nazis, cientos de miles de hombres y mujeres que se encontraban en ellos estaban tratando de vivir. Estaban luchando día tras día por mantenerse vivos a pesar de las enfermedades, las palizas, el agotamiento físico y las matanzas cometidas a capricho. Se esforzaban por comer, mantenerse calientes y evitar las enfermedades. Tenían que trabajar, dormir y tratar con las personas que los rodeaban.

Por eso, a pesar de lo horribles que eran los campos de concentración nazis, o tal vez debido a ello, se prestan como lugares que podemos examinar para encontrar pruebas de lo práctica que es, realmente, la fe. Aunque nosotros personalmente tal vez nunca tengamos que enfrentarnos a vivir en campos como aquéllos, podemos beneficiarnos de las lecciones relacionadas con ellos.

MUCHOS PERDIERON LA FE

Un efecto notable de los campos de concentración fue la pérdida de fe. El escritor Philip Yancy explica: “Algunos sobrevivientes perdieron la fe en Dios. Los judíos, en particular, eran propensos a esto: se les había criado con la creencia de que eran pueblo escogido, y de repente descubrieron que, como lo expresó mordazmente un judío: ‘Solo Hitler ha cumplido sus promesas.’”
Elie Wiesel describe cómo le afectó el presenciar la ejecución de un joven en la horca. Los de la SS juntaron a los prisioneros enfrente de la horca. Mientras el muchacho moría lentamente, un prisionero gritó: “¿Dónde está Dios ahora?” Dice Wiesel: “Y oí una voz dentro de mí contestarle: ‘¿Dónde está? Aquí está... colgado de esta horca . . .’”

Muchos que afirmaban ser cristianos perdieron la fe también. En The Christian Century, en una referencia a la persecución nazi con el término “holocausto,” Harry J. Cargas expresa como sigue el sentir de personas que anteriormente acostumbraban asistir a la misa: “En mi opinión, la mayor tragedia que han sufrido los cristianos desde la crucifixión es la del holocausto. En el primer suceso, murió Jesús; en el último, podría decirse que murió el cristianismo. . . . ¿Puede uno ser cristiano hoy en vista de los campos de muerte que, por la mayor parte, fueron concebidos, construidos y operados por gente que afirmaba ser cristiana . . .?”

No obstante, hubo un grupo cuya fe no fue destruida. Gracias a su conocimiento de la Biblia, los testigos de Jehová comprendían que Dios no estaba causando la iniquidad que se practicaba en los campos de concentración ni el sufrimiento que ha afligido a la humanidad por siglos. Al contrario, estas cosas entristecen a Dios y prueban que los humanos no pueden dirigir sus propios pasos en independencia de él. (Jer. 10:23; Ecl. 8:9) Él ha prometido en su Palabra que a un tiempo fijo eliminará de sobre la Tierra la iniquidad. También remediará el daño que han sufrido las personas de fe, pues hasta puede levantarlas de nuevo a la vida.—Rev. 21:4; sírvase ver también, en el libro La Felicidad... cómo hallarla, el capítulo: “La iniquidad... ¿por qué la permite Dios?”

LA FE ENTRE LAS MUJERES

Examinemos, por ejemplo, cómo afectaron los campos de concentración a las mujeres.

En su autobiografía Commandant of Auschwitz, Rudolf Hoess hizo el siguiente comentario: “El campo de las mujeres, atestado desde el mismísimo principio, significaba destrucción sicológica para la mayoría de las prisioneras, y esto las conducía tarde o temprano al colapso físico. Desde todo punto de vista, y a todo tiempo, regían las peores condiciones en el campo de las mujeres.”
Claro, las condiciones variaban hasta cierto grado de un campo a otro, y durante diferentes etapas de la guerra. No obstante, Hoess dijo: “Cuando las mujeres habían llegado al punto más bajo, perdían toda resistencia. Tropezaban de aquí para allá como fantasmas, . . . hasta que llegaba el día en que calladamente morían.” Lo que contribuía a esto era la conducta de algunas prisioneras a quienes se había dado autoridad. Según Hoess: “En lo inflexibles, asquerosas, vengativas y depravadas que eran, superaban por mucho a los varones que ocupaban el mismo puesto.”

Pero Hoess agrega: “Presentaban un contraste refrescante con éstas las testigos de Jehová, a quienes se dio el apodo de ‘abejas de la Biblia’ o ‘gusanos de la Biblia.’ Desgraciadamente, estas últimas eran muy pocas.”

¿Cómo resistieron estas testigos de Jehová los horrores de los campos de concentración nazis? ¿Qué efecto tuvieron éstos en la fe de ellas? Información de primera mano se publicó en el libro de 1949 Under Two Dictators (Bajo dos dictadores), por Margarete Buber.

Ella y su esposo eran miembros prominentes del partido comunista alemán a principios de los años treinta. Se les ordenó que fueran a Moscú, y después se les arrestó por “desviaciones políticas.” Aunque Margarete Buber todavía creía en la teoría del comunismo, fue enviada a un campo de concentración en Siberia. Luego fue entregada a los nazis y, por cinco años, sirvió en el infame campo de concentración de mujeres de Ravensbrück.

Durante parte de ese tiempo, sirvió de superiora, prisionera encargada de otras prisioneras en un cuartel. La mayor parte de las que estaban en su cuartel eran testigos de Jehová (Estudiantes de la Biblia). El relato de Margarete Buber proporciona información que procede de una testigo ocular que era prisionera política pero no testigo de Jehová. Su relato tiene la confirmación de Gertrude Poetzinger, testigo de Jehová que fue prisionera en Ravensbrück por más de cuatro años y que sirve hoy con su esposo en la central mundial de los testigos de Jehová en Brooklyn, Nueva York. Lo que sigue es una condensación de porciones del libro, en las propias palabras de Margarete Buber y publicado con su permiso.

BAJO DOS DICTADORES

Toda persona que acaba de llegar a un campo de concentración pasa por un terrible período durante el cual se siente sacudida hasta los tuétanos, prescindiendo de lo fuerte que sea físicamente y de lo tranquilos que tenga los nervios. En Ravensbrück, los sufrimientos de las personas recién llegadas empeoraban con cada año que pasaba, y por eso era entre estas que había el más alto índice de muertes. Según la personalidad de la prisionera, le tomaría semanas, meses, o aun años resignarse a su situación y adaptarse a existir en el campo. Durante este período cambia el carácter de la persona. Su interés en el mundo exterior y en otras prisioneras disminuye gradualmente.

Me parece que no hay nada más desmoralizante que el sufrimiento, el sufrimiento excesivo acompañado de humillación como la que sufren los hombres y las mujeres en los campos de concentración. Cuando se recibía un golpe de un miembro de la SS, una no se atrevía a pagarle con otro. Cuando los de la SS se comportaban de manera tiránica e insultante, una tenía que quedarse callada y nunca contestar. Se habían perdido todos los derechos humanos... todos sin excepción. Una simplemente era un ser viviente con un número que la distinguía de otros seres desgraciados que estaban a su alrededor.

No estoy pensando, cuando digo esto, en aquellas prisioneras que ocupaban algún puesto y podían maltratar a las que estaban al cargo de ellas. Me refiero más bien a las prisioneras comunes. Si parecía que una de ellas había recibido un poco más de alimento, un pedazo de pan ligeramente más grande, una porción de margarina o de salchicha un poquito más abundante, inmediatamente había repugnantes despliegues de ira y resentimiento.

Desde que saltábamos de las literas hasta la hora de pasar lista, cuando teníamos que ponernos en fila afuera, teníamos tres cuartos de hora para lavarnos, vestirnos, poner en orden los armarios y “desayunarnos.” Aun en medio de las mejores circunstancias esto no sería muy fácil, pero ¡imagínese lo que estaba envuelto en hacer esto dentro de una casucha donde además de una misma había otras 100 mujeres, todas corriendo de un lugar a otro, empeñadas en hacer lo mismo! El ambiente estaba lleno de lenguaje malo e insultos.

[Lo susodicho es una descripción parcial de la vida de la autora en Ravensbrück. Pero entonces ella fue nombrada superiora del Cuartel 3, donde en aquel entonces se encontraban las Estudiantes de la Biblia.]

Emprendí mis deberes aquella tarde en el Cuartel 3. El ambiente era muy diferente aquí. Había silencio y se percibía el olor de jabón en polvo, de desinfectante y de sopa de col. Había 270 mujeres sentadas a las mesas. Tan pronto como entré en aquel lugar, una mujer alta y rubia se levantó, me condujo a un asiento y me sirvió un tazón de sopa de col. Yo apenas sabía qué hacer.
Sin importar en qué dirección mirara en las mesas, veía la misma sonrisa en aquellos rostros de gente modesta. Todas las mujeres tenían el cabello atado atrás en forma de moño, y estaban sentadas en perfecto orden y comiendo su alimento como si todas estuvieran controladas por un mismo cordel. Por la mayor parte parecían campesinas, y sus rostros enjutos estaban tostados y arrugados por el sol y el viento. Muchas de ellas habían pasado años en la prisión y en campos de concentración.

Había 275 prisioneras... todas ellas Estudiantes de la Biblia. Todas eran prisioneras ejemplares, y sabían las reglas y los reglamentos del campo de cabo a rabo y los obedecían al pie de la letra. Todos los armarios se parecían, y todos eran modelos de limpieza y orden. Todas las toallas colgaban de las puertas de los vestuarios exactamente de la misma manera conforme al reglamento; todo tazón y plato, toda taza, y así por el estilo, manifestaba limpieza y gran lustre.

Estregaban los taburetes hasta dejarlos inmaculadamente limpios y siempre los colocaban cuidadosamente uno encima del otro cuando no los estaban usando. Quitaban el polvo de todo, hasta de las vigas que cruzaban de un lado a otro la casucha, pues ésta no tenía cielo raso, de modo que al mirar hacia arriba veíamos el techo. Se me dijo que algunos de los supervisores de la SS usaban guantes blancos, y pasaban los dedos por encima de los salientes y de los armarios y que hasta se trepaban sobre las mesas para ver si las vigas estaban sin polvo.

Los excusados y los lavabos también se mantenían limpios. Pero lo culminante de todo este orden y limpieza era los dormitorios, cada uno de los cuales contenía 140 camas. La manera en que estaban construidas las camas aquí era un logro asombroso. Los colchones de pala y las almohadas eran como cajones.

Las frazadas estaban todas dobladas con cuidado exactamente de la misma manera, y eran exactamente del mismo tamaño, y todas estaban dispuestas sobre las camas según el mismísimo patrón. Sobre cada litera había una tarjeta con el nombre y el número de las prisioneras que dormían allí, y en la puerta un plano cuidadosamente dibujado del dormitorio indicaba cada litera y exactamente quien dormía allí, de modo que cualquiera que viniera a inspeccionar pudiera saber inmediatamente dónde estaba cada persona.

Mientras serví de auxiliar a la superiora del cuartel donde estaban las “asociales” pasaba todo el día desempeñado un deber u otro y sintiéndome perturbada por algún nuevo temor. Con las Estudiantes de la Biblia, pasaba una vida muy tranquila. Todo se hacía como por reloj. Por las mañanas, cuando todas estaban empeñadas en hacer sus tareas antes de que se pasara lista, nadie decía una palabra fuerte. En otros cuarteles las superioras del cuartel y sus auxiliares tenían que gritar hasta quedar roncas antes de lograr que las mujeres a su cargo salieran a la intemperie y se pusieran en fila, pero en mi cuartel todo se hacía silenciosamente y sin que yo dijera una palabra, y era lo mismo en todas las demás situaciones... la distribución del alimento, el apagar las luces, y las otras cosas que se hacían en el transcurso de un día en la vida de las prisioneras.

Mi tarea principal con relación a las Estudiantes de la Biblia era hacer que la vida les fuera lo más tolerable posible, para impedir la trapacería del oficial de la SS que estaba a cargo del cuartel.

Nunca hubo robos en el Cuartel 3. No se decían mentiras ni se llevaban cuentos. Cada una de las mujeres no solo era sumamente concienzuda en cuanto a su propia persona, sino que también se consideraba responsable por el bienestar de todo el grupo. No pasó mucho tiempo antes de que ellas se dieran cuenta de que yo era su amiga.

Una vez que se había establecido esta relación y que yo estuve bastante segura de que ninguna de ellas me traicionaría, fueron muchas las cosas que pude hacer por ellas; por ejemplo, me valía de toda clase de pretextos y mañas para que las prisioneras de mayor edad y las que estaban físicamente debilitadas no tuvieran que permanecer de pie por horas mientras se pasaba lista. No podría haber hecho esto en el caso de las asociales, pues las de mayor resistencia entre ellas me habrían denunciado a los de la SS debido al resentimiento que les hubiera provocado el saber que alguna de ellas estuviera siendo favorecida.

Las Estudiantes de la Biblia constituían el único grupo homogéneo entre las prisioneras de Ravensbrück. Cuando llegué al Cuartel 3 yo tenía solo una idea vaporosa de las convicciones religiosas de ellas y de por qué Hitler les tenía mala voluntad. Decir que él les tenía mala voluntad es atenuar la actitud de él para con ellas; él las denunciaba como enemigas del Estado y las perseguía despiadadamente.

A ellas no les tomó mucho tiempo darse cuenta de que era poco probable que yo me convirtiera, pero continuaron mostrándome amabilidad y nunca abandonaron la esperanza de que algún día yo “viera la luz.” Por lo que pude discernir, creían que toda la humanidad, con la excepción de los testigos de Jehová, pronto sería lanzada en oscuridad eterna cuando llegara el fin del mundo. El bien finalmente triunfaría sobre el mal. Nación ya no levantaría espada contra nación, el leopardo se echaría con el cabrito; y el becerro y el leoncillo y el animal bien alimentado estarían juntos, y nadie haría daño ni destruiría en toda Su santa montaña. Además, no habría más muerte, y todos —los sobrevivientes— vivirían en felicidad para siempre, con un gozo que no terminaría.

Esta creencia sencilla y satisfactoria les dio fuerzas y las capacitó para resistir los largos años de vida en el campo de concentración con todas las indignidades y humillaciones acompañantes sin que perdieran su dignidad humana. Se les dio razón para probar, y probaron, que la muerte no las aterraba. Podían morir por sus creencias sin horrorizarse.

Tomaban en serio el sexto mandamiento, y por consiguiente se oponían resueltamente a toda guerra y a toda forma de servicio militar. La constancia que desplegaron al respecto muchos Testigos varones les costó a éstos la vida. Las mujeres de la secta también rehusaban desempeñar todo trabajo que en su opinión tuviera como meta fomentar el esfuerzo bélico.

Su sentido de obligación y de responsabilidad eran inquebrantables; eran industriosas, honradas y obedientes. Las Testigos eran, por decirlo así, “prisioneras voluntarias,” pues todo lo que tenían que hacer para que se les pusiera en libertad inmediatamente era firmar el formulario especial para los Estudiantes de la Biblia que decía: “Declaro en ésta que desde este día en adelante ya no me considero Estudiante de la Biblia y no haré nada para adelantar los intereses de la Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia.”

Los acuosos ojos azules de Koegel me miraban fijamente, sus bien rasuradas mandíbulas se contraían nerviosamente, y entonces él solía decir algo como en gruñido. Entonces yo proseguía con la inspección rutinaria, abriendo una puerta tras otra, y los primeros tres armarios. A medida que nos acercábamos a las prisioneras que estaban legítima y debidamente presentes, yo gruñía: “¡Achtung!,” y ellas se ponían de pie de un salto como muñecas de resorte.

Todos los visitantes, tanto hombres como mujeres, miembros de la SA, de la SS, o cualesquier otras personas invariablemente quedaban impresionados con el brillo del estaño y el aluminio. Koegel por lo general era el único que planteaba preguntas a las prisioneras. “¿Por qué la arrestaron?” e invariablemente la respuesta era: “Porque soy testigo de Jehová.” Esto ponía fin a la interrogación, pues Koegel sabía por experiencia que estas incorregibles Estudiantes de la Biblia nunca perdían una oportunidad que se les diera para demostrar [que eran testigos]. Después de eso los visitantes examinaban el interior de los dormitorios, e invariablemente expresaban admiración, en voz alta, por el orden y la limpieza inmaculada que veían allí.

Aunque la supervisora principal, la señora Langefeld, favorecía y protegía a las “Testigos,” una de las supervisoras principales, una mujer llamada Zimmer, las consideraba una pesadilla. La señora Zimmer no quedaba contenta con nada; ni la cama más ejemplar ganaba su aprobación, y nunca dejaba pasar ninguna oportunidad de insultar a las Testigos y tiranizarlas.

[Para perturbar la paz y la unidad cristiana de las Testigos, las autoridades colocaron a 100 asociales en el cuartel.]
Fue como si los lobos hubieran invadido el rebaño. Las denuncias, el robo y las peleas se hicieron parte de nuestra vida diaria. Las asociales inmediatamente se pusieron a denunciar a las “Testigos” por estudiar la Biblia y considerar asuntos religiosos; las asociales robaban todo lo que estaba al alcance de sus manos; y, puesto que se consideraban representantes de la autoridad, manifestaban un comportamiento en general sumamente agresivo y desafiador. ¡Cómo me entristecía esto! Pero debo dar honra a mis “Testigos” por haber acudido en mi auxilio cuando me hallé en aprietos y por haberme dado apoyo de toda manera posible. Gracias a ellas, logramos pasar los seis meses —el tiempo que duró el castigo— sin tener problema grave alguno.

Hice lo mejor que pude para aislar a las perturbadoras. Mantenía a las “Testigos” en mesas separadas a fin de que pudieran considerar sus asuntos durante las comidas sin correr el peligro de ser denunciadas, y por la noche colocaba a las asociales en las literas de arriba y a las “Testigos” en las de abajo. Pero sucedió que las autoridades —la promovedora principal del ardid fue la señora Zimmer— asignaron a nuestro cuartel a todas las mujeres del campo que eran notorias por orinarse en la cama, de modo que noche tras noche llovía sobre las prisioneras inocentes que ocupaban las literas de abajo.

Un día nuestra vieja enemiga, la señora Zimmer, vino a examinar su obra. Inmediatamente notó que yo había separado a las ovejas de las cabras y se volvió a mí con indignación.

“No se imagine que soy ciega,” declaró. “Sé perfectamente bien que usted resguarda y protege a las promovedoras de la Biblia aquí. No se atreva a separar de los gusanos de la Biblia a las asociales, ¿me oye?”

Pues bien, aquello decidió el asunto; tuve que mezclarlas y esperar que todo marchara bien. Fue entonces cuando Jehová intervino. Las Estudiantes de la Biblia aceptaron a las asociales como si éstas hubieran sido hermanas a quienes ellas no hubieran visto por largo tiempo: ¿Tenían hambre las asociales? ¡Sí, la tenían! ¿Les gustaría tener un pedazo más de pan? ¡Que si les gustaría tenerlo! Y así por el estilo. No supe qué pensar al observar este despliegue de caridad cristiana, pero sí dio resultados. Las asociales se ablandaron ante estas muestras de bondad y amistad, y entonces las Testigos emprendieron una campaña para mostrarles la luz. En poco tiempo hubo una cantidad considerable de asociales —una gitana, una polaca, una judía y una política— que se presentaron en la oficina de la SS para declarar que desde aquel día en adelante querían que se les considerara testigos de Jehová, y pidieron que se les diera el triángulo color violeta para sus mangas. Cuando aquello pareció demasiado, lo que hicieron los de la SS fue gritar y airarse contra las conversas y echarlas de la oficina. Al final, los de la SS se cansaron tanto de aquella situación que sacaron a las asociales de nuestro cuartel y nuevamente tuvimos paz. Yo di un suspiro de alivio, y las “Testigos” celebraron una reunión para dar gracias a Jehová.

LA FE ES PRÁCTICA PARA USTED

Es trágico que cualquiera, por razón alguna, haya tenido que enfrentarse al horror de los campos de concentración nazis. Sin embargo, esto sí ocurrió. ¿Qué podemos aprender de ello?

El relato del libro Under Two Dictators da a conocer la fe que tuvieron aquellas cristianas. Ciertamente no fue una fe de conveniencia. Sin embargo, no podemos dejar de notar que ellas se beneficiaron de manera práctica por demostrar una fe tan fuerte en Dios, mientras aguardaban el tiempo en que Dios eliminaría de sobre la Tierra toda la iniquidad.

Su fe les proporcionó normas. Las ayudó a mantenerse equilibradas, mental y moralmente. La preocupación no les socavó la salud; la desesperanza no les quitó las fuerzas. Así, su fe las ayudó a seguir viviendo de día en día.

El sicólogo Bruno Bettelheim observó directamente a los testigos de Jehová en los campos. Escribió que ellos “no solo mostraron un grado extraordinariamente elevado de dignidad humana y comportamiento moral, sino que parecían estar protegidos contra la misma experiencia del campo que pronto destruyó a personas a quienes mis colegas del sicoanálisis y yo considerábamos bien equilibradas.”—The Informed Heart (bastardillas nuestras).

El autor del libro The Dungeon Democracy agrega: “Eran objeto de mofa para algunos, pero ellos hicieron caso omiso de esto y mantuvieron su dignidad de hombres mientras que los demás, los que les manifestaban desdén, trocaron la suya por la supremacía en la lucha salvaje por la supervivencia.”

Aun si usted nunca experimentara sufrimiento que se aproximara a éste, ¿no le parece que esta clase de fe podría ayudarle? Usted se enfrenta diariamente a problemas y presiones. Pero la fe en Dios le dará una vida de mayor seguridad.

La fe en Dios y en su Palabra también resultará práctica para usted en sus tratos con otras personas. Por ejemplo, si usted vive en conformidad con la fe profunda, otros sin duda le tratarán de manera más justa y con mayor respeto. ¿Parece eso poco probable en el mundo de hoy, que está caracterizado por rivalidad despiadada? Bueno, considere el comentario de Bettelheim en cuanto a los Testigos en el campo: “Aunque eran el único grupo de prisioneros que nunca insultaban ni maltrataban a otros prisioneros (al contrario, por lo general eran muy corteses con los demás prisioneros), los oficiales de la SS los preferían como ordenanzas debido a los hábitos de trabajo, las habilidades y la actitud modesta que desplegaban.”

La situación es similar hoy día. Debido a su fe y al espíritu de Dios, los testigos de Jehová siguen esforzándose por ser amigables, apacibles, honrados y buenos trabajadores. (Gál. 5:23; Rom. 12:16-18, 21; Sant. 3:13; Efe. 4:28) Por lo tanto, a menudo se les tiene en alta estima como empleados. Frecuentemente se les ha hecho bastante fácil hallar empleo y se les retiene cuando se despide a otras personas.

La fe puede resultar práctica de muchas otras maneras también. Puede ayudar a los jóvenes a tener mayor felicidad, pues puede dar mayor significado a su vida. Es práctica con relación a la vida de familia y asuntos que tienen que ver con las relaciones sexuales. Puede ayudar a uno a tener mejor salud y una vida más larga.

Pero lo que muchos tal vez consideren como la prueba máxima de que la fe es verdaderamente práctica se saca a relucir en Hebreos 11:6. Allí el apóstol Pablo escribe lo siguiente: “Sin fe es imposible agradarle bien [a Dios], porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.”

Impulsados por la fe, millones de testigos de Jehová anhelan la recompensa que Dios ha prometido: vida en la Tierra bajo condiciones de paz, justicia y felicidad. (2 Ped. 3:13) Instamos al lector a que, mediante los Testigos, se informe más acerca de esa recompensa y acerca de cómo la fe puede ser práctica en su propia vida ahora y para siempre.

  • Las “asociales” eran rameras, vagabundas, carteristas, alcohólicas y otras “personas inútiles.”
  • Gertrude Poetzinger en 1944 estuvo entre las 275 testigos de Jehová aprisionadas en Ravensbrück.

Articulo de la revista La Atalaya de 01 de Noviembre de 1981. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.