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miércoles, 18 de junio de 2014

Días como “los días de Noé”

“La tierra se llenó de violencia. [...] Estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.” (GÉNESIS 6:11, 12.)
¡VIOLENCIA! Como en los días de Noé, la violencia se ha convertido en un tema cotidiano. Ni siquiera personas que andan con el Dios verdadero, como anduvo Noé, están exentas de experimentar violencia.

En varios lugares de la Tierra los testigos de Jehová proclaman las “buenas nuevas” en un entorno de continua violencia.

Algunos han sido asesinados mientras participaban en el ministerio. En muchos países, el “suceso imprevisto”, como los accidentes y los terremotos, también ha arrebatado vidas valiosas, y en todas estas ocasiones el pueblo de Jehová ha hallado consuelo en la esperanza de la resurrección. (Eclesiastés 9:11; 1 Tesalonicenses 4:13, 14.)

¿Quiere esto decir que la protección de Jehová sobre algunos de sus siervos ha fallado? De ningún modo. No somos inmunes a los desastres naturales y a los accidentes. Y en cuanto a la persecución, Jesús advirtió a sus discípulos, diciendo: “A algunos de ustedes los harán morir”. En la resurrección, Jehová recordará a todas estas víctimas.

Sin embargo, cuando la predicha “gran tribulación” barra la Tierra, Jehová demostrará que, así como en los días de Noé, es capaz de salvaguardar a los que invocan su nombre. (Lucas 21:16-19; Mateo 24:14, 21, 22, 37-39; Isaías 26:20, 21; Joel 2:32; Romanos 10:13.)

Desde 1914 la violencia se ha extendido por la Tierra, destrozándolo todo a su paso. Las guerras y “holocaustos” de este siglo han segado más de 100.000.000 de vidas humanas. La humanidad se ha visto azotada por secuestros aéreos y marítimos, bombas terroristas, asesinatos en masa, odios raciales y la amenaza de la proliferación de las armas nucleares.

Verdaderamente estos son “tiempos críticos”, con la consecuente “angustia de naciones, por no conocer la salida”. (2 Timoteo 3:1-5, 13; Lucas 21:25.) Sin embargo, el pueblo de Jehová hoy día vive en medio de un azote que presenta características mucho más peligrosas que la violencia, aunque a menudo está relacionado con esta. Su origen se remonta a los días de Noé, hace más de 4.300 años. ¿De qué se trata?

La fe de Noé en medio de un mundo depravado

Desde la rebelión en Edén, Satanás el Diablo se ha empeñado en ‘extraviar a toda la tierra habitada’. (Revelación 12:9.) Jehová, quien creó las facultades sexuales de la pareja humana, les dio el mandato de usarlas honorablemente en el matrimonio, a fin de ‘llenar la tierra’ con su prole. (Génesis 1:28; Hebreos 13:4.)

Pero el Diablo introdujo la contaminación en la humanidad por medio de prácticas sexuales contranaturales. ¿Cómo? Algunos hijos de Dios de la región de los espíritus se unieron a Satanás en su rebelión. Se convirtieron en “demonios” y Satanás llegó a ser su “gobernante”. (Lucas 11:15.) Y, ¿qué hicieron los demonios? Bajaron a la Tierra, materializaron cuerpos humanos y cohabitaron con las bien parecidas hijas de los hombres. ¡Las consecuencias fueron espantosas!

Se reprodujo una raza híbrida de gigantes que eran mitad demonios y mitad humanos. Estos fueron los nefilim, unos “derribadores” asesinos de la humanidad, como lo indica el registro: “Y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero, y la tierra se llenó de violencia.

De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. La violencia y la depravación sexual llegaron a estar tan extendidas que solo de un hombre, Noé, se pudo decir: “Resultó libre de falta entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero”.

De entre toda la humanidad, solo su esposa, sus hijos y sus respectivas esposas demostraron tener fe y un temor reverente. Es evidente que la familia de Noé no se había contaminado con la depravación sexual de su día. (Génesis 6:4, 9-12.)

Jehová borró de la Tierra aquel mundo violento, demoníaco y enloquecido por el sexo. Al enviar el gran Diluvio, barrió todo lo malo. La raza híbrida de los nefilim y los humanos corruptos desaparecieron en el olvido, mientras los demonios, que habían sido hijos de Dios, huyeron de nuevo a la región de los espíritus... a la espera del juicio divino contra ellos.

Sin embargo, ¡hubo sobrevivientes! Noé y su familia inmediata se salvaron. ¿Por qué? A causa de su fe, respaldada por su participación en la obra de construir el arca y predicar justicia a un mundo condenado a destrucción. (2 Pedro 2:4, 5.)
¡Cuidado en los tiempos actuales!

Los días de Noé prefiguraron los nuestros. ¿Cómo lo sabemos? Pues bien, Jesús predijo que vendría un tiempo similar de violencia, desafuero y desamor, como parte de “la señal” por la que se sabría que estaríamos al borde de una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”.

También dijo: “respecto a aquel día y hora nadie sabe, solo el Padre”. Entonces añadió: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24:3-21, 36-39.)

En efecto, “no hicieron caso”. Pero usted no tiene por qué ser como ellos. Usted puede escapar cuando venga el tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo y ejecute venganza divina, por medio de destrucción eterna, “sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”. (2 Tesalonicenses 1:7, 8.)

Usted no tiene por qué ser como la mayor parte de la gente del mundo, cuyo interés principal en la vida es la autocomplacencia, la búsqueda de una carrera prestigiosa o prosperidad material, sin tener presente a Dios. Verdaderamente, “su dios es su vientre”. (Filipenses 3:19.)

‘Odie lo que es malo’

En estos últimos días, la vida de mucha gente gira en torno al sexo, sea que estén casados o no. Y para muchas personas casadas, el divorcio o la anulación del matrimonio se ha convertido en el proceder normal. Hoy día muchos miembros de la cristiandad practican la homosexualidad y hacen caso omiso de las claras advertencias que, a este respecto, dieron los discípulos de Jesús.

Ya, muchas de estas personas están ‘recibiendo en sí mismas la recompensa completa’ a causa del SIDA y otras enfermedades que se transmiten a través de las relaciones sexuales. Sin embargo, todavía puede haber una esperanza de salvación para ellos. Recuerde que Jesús habló en términos positivos de rameras que, habiendo limpiado sus vidas, llegaron a ser creyentes, en contraste con los líderes religiosos de su día que eran orgullosos e impenitentes. (Romanos 1:26, 27; 2 Pedro 2:9, 10; Judas 6, 7; Mateo 21:31, 32.)

¡Cualquier miembro del pueblo de Jehová que se haya contaminado o se sienta tentado a envolverse en prácticas inmorales debe abrir los ojos y vestirse de la armadura completa que Dios provee! (Efesios 6:11-18.) Verdaderamente estos días son “como eran los días de Noé”. El Diablo, que es como un “león rugiente”, y sus depravados demonios están trabajando las 24 horas del día a fin de apartar y entrampar a los siervos de Dios. Debemos asumir nuestra posición en contra de esos enemigos, sólidos en la fe. (1 Pedro 5:8, 9.)

Por extraño que parezca, aun personas prominentes en la organización de Jehová han sucumbido a prácticas inmorales, como la homosexualidad, el intercambio de esposas y abuso deshonesto de menores. También ha de decirse que, de las 36.638 personas que fueron expulsadas de la congregación cristiana el año pasado, la mayor parte de las expulsiones tuvieron que ver con prácticas inmorales. ¡La organización de Jehová tiene que mantenerse limpia! (1 Corintios 5:9-13.)

Vivimos en un tiempo en que tanto los ancianos como los siervos ministeriales y, de hecho, todos los hermanos deben evitar cualquier circunstancia que pudiera inducir a la inmoralidad. La lealtad a las normas morales de Jehová será recompensada, tal como declara el Salmo 97:10: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de los que le son leales; de la mano de los inicuos los libra”.

En la “gran tribulación”, a más tardar, se dará cuenta de los que “son repugnantes en su suciedad”. ¡Cuán interesados debemos estar todos en odiar, sí, aborrecer y evitar, la depravación mundana! ¡Debemos ‘huir de la fornicación’! (Revelación 21:8; 1 Corintios 6:9, 10, 18.) El apóstol Pedro, después de prevenirnos contra los apóstatas que introducen dudas en la congregación y alertarnos sobre la realidad del “día de Jehová”, nos exhorta a producir “actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa”.

Luego añade: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar. Por eso, amados, ya que están esperando estas cosas, hagan lo sumo posible para que finalmente él los halle inmaculados y sin tacha y en paz”. Por lo tanto, ¡qué gozo será el alcanzar la “nueva tierra”, donde Dios ‘hará que todas las cosas sean nuevas’ y limpias! (2 Pedro 3:3-7, 10-14; Revelación 21:1, 4, 5.)




Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Enero de 1986. Para complementar el tema escuche el audio de la obra teatral: "Los juicios de Jehová contra la gente desafiadora de ley". Ambos producidos por los testigos de Jehová.