Entradas populares

Buscar en este blog

lunes, 30 de junio de 2014

¡Rechace los deseos mundanos!

JEHOVÁ DIOS merece que todos los que están dedicados a él lo adoren de manera limpia y recta. Ellos deben honrarlo de palabra y obra en todo momento y en todo aspecto. Ciertamente no pueden tener “el espíritu de este mundo”... su fuerza activa o sentir dominante, pecaminoso, egoísta y a menudo corrupto (1 Corintios 2:12, Torres Amat).

Como pueblo organizado para alabar a Dios, los testigos de Jehová tienen que sobresalir por ser diferentes de este mundo. Tienen que aplicar de todo corazón la instrucción divina de “repudiar la impiedad y los deseos mundanos y [...] vivir con buen juicio y justicia y devoción piadosa en medio de este presente sistema de cosas”. (Tito 2:11-14.)

Como testigos de Jehová, tal vez reconozcamos que ‘no debemos estar demasiado absortos en asuntos mundanos’ (1 Corintios 7:31, The New Testament: A New Translation, de Olaf M. Norlie). Quizás nos demos cuenta de que la bondad inmerecida de Dios “nos enseña a decir ‘No’ a la impiedad y las pasiones mundanas” (Tito 2:11, 12, New International Version; NM). Pero ¿qué hay si nuestro corazón realmente no reacciona de ese modo? O supongamos que deseamos fortalecer nuestra resolución de rechazar los deseos mundanos. ¿Qué puede ayudarnos?

Apele al “Oidor de la oración”
Un modo de lograr rechazar los deseos mundanos es hacer peticiones sinceras y regulares por ayuda al “Oidor de la oración” (Salmo 65:2). Pero ¿cómo pudiéramos orar si en nuestro corazón hay cierto anhelo de cosas mundanas?

Como testigos de Jehová, debemos ‘dar a conocer nuestras peticiones a Dios en todo’. Si lo hacemos con fe, la inigualable “paz de Dios” guardará nuestra mente y nuestro corazón. Por supuesto, Jehová mismo dijo que “la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Filipenses 4:6, 7; Génesis 8:21).

De modo que a veces necesitamos orar por una actitud diferente, un cambio de corazón. Por ejemplo, si las atracciones seductoras del mundo tiran de nuestro corazón, necesitamos pedir a nuestro Padre celestial que nos ayude a reemplazar ese anhelo con deseos sanos en sentido espiritual.

Hace siglos el salmista David pidió a Dios: “Hazme conocer tus propios caminos, oh Jehová [...] Hazme andar en tu verdad y enséñame” (Salmo 25:4, 5). Jehová concedió esa petición a David, y seguramente puede contestar a Sus siervos de hoy día una oración como ésa. Puesto que los “caminos” y la “verdad” de Jehová no son mundanos, sentimientos piadosos como los de David pueden ser útiles si los caminos de este mundo parecen ser particularmente atrayentes para uno.

El mundo tiene puntos de vista inmorales y abunda en iniquidad. Con frecuencia esto se hace patente en canciones, bailes, libros, obras de teatro, películas cinematográficas y programas de televisión mundanos, y cosas por el estilo. Si a nosotros, como cristianos dedicados, nos atrae el entretenimiento malsano y mundano, entonces, ¿qué podemos hacer? En primer lugar, hacemos bien en evaluar a la luz de la Palabra de Dios las posibilidades de entretenimiento que hay. Ésta muestra que debemos ‘aborrecer lo que es inicuo, adherirnos a lo que es bueno’ (Romanos 12:9).

Luego debemos orar a Jehová por ayuda para que nuestro corazón, por imperfecto que sea, cese de desear cosas viles. De seguro, nuestro Dios puede ‘crear en nosotros un corazón puro’ si le pedimos sinceramente que lo haga. (Salmo 51:10.)

Ayuda mediante el espíritu santo
Después que se le había convencido dramáticamente de la gravedad de su pecado con Bat-seba, el rey David de Israel suplicó a Jehová: “No me arrojes de delante de tu rostro; y tu espíritu santo, oh, no me lo quites” (Salmo 51:11). Dios contestó esa oración. Pero note que el espíritu santo se puede perder, o puede ser retirado de uno.

Si nosotros, como cristianos dedicados, permitimos que el mundo nos lleve de vuelta a su “bajo sumidero de disolución”, puede que nos ahoguemos allí en sentido espiritual (1 Pedro 4:4). Eso tal vez comience con un sentimiento de curiosidad, quizás al empezar a alimentar la mente y el corazón con pensamientos inmorales y mundanos que son implantados allí por literatura y otras formas de entretenimiento que son censurables desde un punto de vista bíblico.

La Palabra de Dios nos insta a ser “pequeñuelos en cuanto a la maldad” y no buscar conocimiento de cosas inmorales o inicuas (1 Corintios 14:20). Pero la curiosidad pudiera llevarnos a un torbellino de corrupción, y nosotros tal vez concluyamos imprudentemente que somos suficientemente maduros o fuertes en sentido espiritual para resistir la contaminación.

Entonces la arrogancia quizás se desarrolle a tal grado que no queramos que nadie —finalmente ni siquiera Dios— ‘nos diga qué hacer’. Las consecuencias pueden ser desastrosas, ya que nadie puede resistir a Dios, al rechazar con terquedad su consejo, y “salir ileso”. (Job 9:1-4.)

Si no ponemos freno a los deseos mundanos, éstos pueden hacer que contristemos el espíritu santo de Dios al hacer caso omiso de dicho espíritu, seguir un derrotero contrario a su dirección y poner todo nuestro afán en alcanzar objetivos diferentes de los que el espíritu nos impelería a alcanzar. ‘Contristar el espíritu santo de Dios’ también implica rechazar Su Palabra. (Efesios 4:30; compare con Hechos 7:51-53.)

Esto puede llevar a la rebelión deliberada contra la manifestación evidente del espíritu de Jehová y puede implicar blasfemia contra ese espíritu, un pecado imperdonable. (Mateo 12:31, 32; Marcos 3:29; compare con Hebreos 6:4-6; 10:26-31.) Por eso, que nunca emprendamos la senda de la independencia y la complacencia en prácticas mundanas, de las cuales una vez fuimos rescatados mediante la bondad inmerecida de Jehová. En vez de eso, pidamos en oración el espíritu santo y cedamos a su influencia, que nos ayudará a oponer resistencia al mundo y sus atractivos. (Salmo 143:10; Lucas 11:13.)

La Palabra de Dios es una ayuda


Un producto maravilloso del espíritu santo de Dios es la Palabra inspirada de Él (2 Samuel 23:2; 2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20, 21). En sus páginas hay ‘cosas escritas en tiempo pasado para nuestra instrucción’ y ‘ejemplos amonestadores para nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado’ (Romanos 15:4; 1 Corintios 10:11). Entonces, ¿cómo consideraron el mundo algunas personas mencionadas en el registro bíblico?

Hasta un ejemplo desfavorable es provechoso, pues nos muestra qué debemos evitar. Como ilustración: Demas, colaborador del apóstol Pablo, lo abandonó ‘por su amor al presente sistema de cosas’. No se revela con exactitud en qué sentido abandonó Demas a Pablo, ni hasta qué grado lo hizo, pero puede que el amor a placeres mundanos y cosas materiales se haya hecho más fuerte que el amor a las cosas espirituales.

En todo caso, Demas no aprovechó la excelente oportunidad que tuvo de fortalecer a su hermano Pablo (2 Timoteo 4:10). ¡Cuánto debe movernos este ejemplo a adherirnos a nuestros compañeros de creencia y a no abandonarlos por permitir que el amor al presente sistema de cosas llene nuestro
corazón!

Hoy tenemos la Biblia completa como nuestra guía. Pero sin haber tenido siquiera un libro completo —Génesis—, los patriarcas piadosos Abrahán, Isaac y Jacob, y sus leales esposas, ‘no usaron plenamente el mundo’. Por ejemplo, Abrahán (Abrán) hizo tal como Jehová Dios le mandó al dejar a Ur, ciudad caldea de excelentes hogares y muchas ventajas.

Sí, ciertas excavaciones que se han hecho en el lugar revelan que él y su amada esposa Sara (Sarai) tienen que haber hecho notables sacrificios materiales para ir a donde Dios les había mandado y morar en tiendas como residentes forasteros en la tierra de la promesa. Isaac y Jacob también obraron con fe, como “herederos con [Abrahán] de la mismísima promesa”. Los intereses mundanos eran relativamente de poca importancia para Abrahán, “porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y hacedor es Dios”. (Hebreos 11:8-10.)

El profeta Moisés es otro ejemplo excelente de alguien que confió en Jehová y rechazó los deseos mundanos. Por fe, Moisés escogió ser maltratado con el pueblo de Dios y “estimó el vituperio del Cristo [es decir, de ser el siervo ungido de Dios] como riqueza más grande que los tesoros de Egipto”.

Por consiguiente, tuvo privilegios maravillosos mientras servía con constancia, “como si viera a Aquel que es invisible”, Jehová (Hebreos 11:24-27). Está claro que Moisés no pudo haber tomado una mejor decisión que la de poner en primer lugar en su vida los intereses espirituales, a pesar de cualesquier atractivos mundanos que se le hayan presentado. Nosotros tampoco. (Mateo 6:33.)

Entre las cosas del mundo que pronto pasarán junto con él está “el deseo de la carne”, que se manifiesta de varias maneras, algunas de las cuales son inicuas (1 Juan 2:15-17). Las atracciones mundanas hacia cometer inmoralidad son numerosas, y a veces han tenido efectos devastadores hasta en personas que se habían dedicado a Jehová.

Por ejemplo, aunque los israelitas habían sido librados del cautiverio egipcio, a miles de ellos se les dio muerte más tarde por tener “relaciones inmorales con las hijas de Moab” (Números, capítulo 25; 1 Corintios 10:8). ¡Cuánto debe movernos esto a evitar las atracciones mundanas hacia la inmoralidad!

Considere el ejemplo excelente de José, hijo de Jacob. Repetidas veces la esposa
de su amo egipcio lo instó a que tuviera relaciones sexuales con ella. No obstante, él se negó a ello firmemente. No se dice que la mujer fuera tan fea que a un hombre le repugnara. Más bien, José huyó de la presencia de ella porque no quería pecar contra su justo Dios, Jehová (Génesis 39:7-20). ¿Necesitamos hacer cambios en nuestra lectura, recreación o ciertas circunstancias para que evitemos pecar contra Dios? Si así es, obremos sin demora, tal como lo hizo el piadoso José. (1 Pedro 2:11, 12.)

A menudo el modo de pensar mundano promueve una actitud de independencia y orgullo. Entre los aspectos materiales de la vida a los que el mundo da énfasis está el adorno, que es particularmente importante para las mujeres que desean lucir elegantes. En la antigua Judá de los días de Isaías, había mujeres altaneras que se engalanaban con muchos adornos. Aparentemente para estar a la moda, aquellas mujeres orgullosas se ponían “cadenillas de los pasos” en los tobillos.

Estas cadenas hacían un “sonido de retintín” mientras la mujer caminaba, y le restringían el paso para que se moviera “con pasos menudos y ágiles” y tuviera lo que pudiera considerarse un modo de andar distinguido y femenino. Por supuesto, la conquista babilónica de Judá en 607 a. de la E.C. puso fin a aquellos adornos y a la libertad. (Isaías 3:16-24.)

En cuanto al adorno femenino, ¡qué diferencia hubo entre la actitud de la inmodesta y mundana Jezabel y la de la modesta y piadosa, aunque bien vestida, Ester (2 Reyes 9:30; Ester 2:7; 5:1)! Obviamente, las cristianas desean ser como Ester. Por eso se visten “en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”. Hacen que su principal adorno sea “la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”. (1 Timoteo 2:9; 1 Pedro 3:3-5.)

Jesucristo suministra el ejemplo principal de no ser mundano. Aunque fue un hombre perfecto con mucho más potencial de tener éxito en el mundo que cualquier otro humano, su interés primordial fue lo espiritual... tanto que no tenía “donde recostar la cabeza” (Mateo 8:20).

Lejos de ser corrompido moralmente por este mundo, se describe a Jesús como “leal, sin engaño, incontaminado, separado de los pecadores” (Hebreos 7:26). Nosotros, que somos imperfectos, no podemos ahora seguir los pasos de Jesús perfectamente. Pero debemos hacer cuanto podamos, con la ayuda de Jehová. (1 Pedro 2:21, 22.)

Continúe rechazando los deseos mundanos

Si usted está entre la feliz multitud de adoradores de Jehová, es verdaderamente dichoso. Ha hallado algo mucho mejor que todo lo que este mundo corrupto y moribundo puede ofrecer. Adhiérase a la adoración verdadera, pues, y manténgase libre del espíritu de este mundo. Con ese fin, acuda con frecuencia al “Oidor de la oración”, busque la ayuda de Su espíritu santo, ceda siempre al consejo de la Palabra de Dios y nunca abandone las filas de la larga línea —que ya tiene siglos de existencia— de testigos fieles de Jehová. (Compare con Hebreos 12:1-3.)

Que su resolución sea no usar plenamente este mundo. En lugar de eso,
mantenga su mente y corazón fijos en hacer la voluntad de Dios. Si lo hace así, tendrá el apoyo seguro de los “brazos eternos” de Jehová (Deuteronomio 33:27, Reina-Valera Revisada). Con la convicción de que recibirá esa ayuda divina, continúe viviendo con buen juicio, justicia y devoción piadosa mientras rechaza la impiedad y los deseos mundanos.

Artículo publicado en la revista ¡La Atalaya" del 15 de mayo de 1984. Para complementar el tema lea: "La pornografía: ¿inofensiva o perjudicial." Ambos editados por los testigos de Jehová.

sábado, 28 de junio de 2014

Recordad que a lo largo de la historia, siempre ha habido tiranos y asesinos, y por un tiempo, han parecido invencibles. Pero siempre han acabado cayendo. Siempre.

Mahatma Gandhi 


He visto al inicuo hecho tirano y extendiéndose cual árbol frondoso en terreno nativo. Y sin embargo procedió a pasar, y allí no estaba; y seguí buscándolo, y no fue hallado.
(Salmo 37:35, 36)

viernes, 27 de junio de 2014

Puntos sobresalientes del libro de Lamentaciones (Segunda parte)

En tiempos bíblicos se componían y entonaban lamentaciones o endechas en recuerdo de amigos difuntos (2Sa 1:17-27), naciones devastadas (Am 5:1, 2) y ciudades que habían sido reducidas a ruinas. (Eze 27:2, 32-36.)

El libro de Lamentaciones es un ejemplo inspirado de este tipo de composición melancólica. Consta de cinco poemas líricos (en cinco capítulos) en los que se lamenta la destrucción de Jerusalén a manos de Babilonia en 607 a. E.C.

El libro reconoce que Jehová había castigado justamente a Jerusalén y Judá debido al error de su pueblo. (Lam 1:5, 18.) Además, resalta la bondad y misericordia de Dios y muestra que Jehová es bueno con quien espera en Él. (Lam 3:22, 25.)
Título.

En hebreo este libro recibe el nombre de la palabra de apertura, ’Eh·kjáh, que significa “¡Cómo!”. Los traductores de la Septuaginta llamaron al libro Thrḗ·noi, que significa “Trenos; Endechas; Lamentos”. En el Talmud de Babilonia (Baba Batrá 14b) se le denomina Qi·nóhth, término que significa “Endechas; Elegías”, y Jerónimo le dio el nombre de Lamentationes (en latín), del que proviene el título español.

Su lugar en el canon bíblico. En el canon hebreo al libro de Lamentaciones por lo general se le cuenta entre los cinco Meghil·lóhth (rollos), que constan de El Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester. Sin embargo, parece ser que en copias antiguas de las Escrituras Hebreas el libro de Lamentaciones iba después del libro de Jeremías, como ocurre en muchas Biblias españolas de hoy día.

Lecciones para nosotros:

3:8, 43, 44. Durante las calamidades que padecieron los habitantes de Jerusalén, Jehová se negó a escuchar sus gritos de auxilio. ¿Por qué razón? Por su desobediencia y falta de arrepentimiento. De manera que si queremos que Jehová conteste nuestras oraciones, tenemos que obedecerle (Proverbios 28:9).

3:20. Jehová, “el Altísimo sobre toda la tierra”, es tan excelso que tiene que condescender para “tender la vista sobre cielo y tierra” (Salmo 83:18; 113:6). Pero Jeremías sabía muy bien que el Todopoderoso está dispuesto a inclinarse hacia la gente, es decir, a descender a su nivel para animarla. ¡Qué felices podemos estar de que el Dios verdadero no solo sea omnipotente y omnisciente, sino también humilde!

3:21-26, 28-33. ¿Cómo podemos aguantar hasta el sufrimiento más intenso? Jeremías nos da la respuesta. No debemos olvidar que los actos de bondad amorosa de Jehová son abundantes y que sus misericordias son muchas.

Hay que recordar asimismo que el solo hecho de estar vivos es motivo suficiente para no perder la esperanza, y que es preciso ser pacientes y esperar la salvación de Jehová en silencio, sin quejarnos.

Además, debemos ‘poner la boca en el mismísimo polvo’, es decir, someternos humildemente a las pruebas reconociendo que si Dios las permite, es por una buena razón.

3:27. Las pruebas de fe que sobrevienen en la juventud quizás impliquen aguantar penalidades y burlas; pero “bueno le es al hombre [...] llevar el yugo durante su juventud”. ¿Por qué? Porque aprender a llevar el yugo del sufrimiento en la juventud lo prepara para afrontar los problemas que surjan más adelante en la vida.

3:39-42. No conviene “entregarse a quejas” cuando se está sufriendo debido a los propios pecados. En lugar de quejarnos por las consecuencias de las malas acciones, “escudriñemos nuestros caminos y explorémoslos, y volvámonos [...] hasta Jehová”. Lo más sabio es arrepentirse y rectificar nuestra conducta.

Confiemos en Jehová

El libro bíblico de Lamentaciones revela el sentir de Jehová cuando los babilonios quemaron la ciudad de Jerusalén y asolaron la tierra de Judá. Las expresiones en las que se reconoce el pecado del pueblo ponen de manifiesto que, desde el punto de vista de Jehová, la causa de la calamidad fue el error de ellos.

Por otra parte, las letras de las canciones inspiradas de este libro reflejan esperanza en Jehová y un deseo de volver al buen camino. Si bien este no era el sentir de la mayoría de los judíos de aquel tiempo, sí era el de Jeremías y el del resto arrepentido.

La evaluación que hizo Jehová de la situación en Jerusalén, expresada en Lamentaciones, nos enseña dos lecciones fundamentales. En primer lugar, la destrucción de Jerusalén y la desolación de Judá constituyen una advertencia para que obedezcamos a Jehová y no pasemos por alto su voluntad (1 Corintios 10:11).

La segunda lección la extraemos del ejemplo de Jeremías (Romanos 15:4). Aun en medio de una situación aparentemente desesperanzada, el afligido profeta acudió a Jehová como fuente de salvación. ¡Qué importante es, pues, que cifremos toda nuestra confianza en Jehová y en su Palabra! (Hebreos 4:12.)

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Junio del 2007. También lea el folleto: "¿Qué es para usted la Biblia?". Ambos editados por los testigos de Jehová.

jueves, 26 de junio de 2014

Puntos sobresalientes del libro de Lamentaciones (Primera parte)

EL PROFETA Jeremías es testigo de cómo se cumple el mensaje condenatorio que ha proclamado durante cuarenta años. ¿Qué siente al ver con sus propios ojos la destrucción de su amada ciudad? “Jeremías se sentó, llorando, y se lamentó con esta lamentación en cuanto a Jerusalén”, dice la Septuaginta griega en su introducción al libro de Lamentaciones.

El libro expresa con gran viveza la angustia que le invade el corazón (Jeremías 52:3-5, 12-14). Nunca en la historia se ha llorado la pérdida de una ciudad con expresiones tan conmovedoras y desgarradoras.

Lamentaciones es una colección de cinco poemas líricos. Los cuatro primeros son lamentos, o endechas; el quinto es una plegaria. Los cuatro primeros poemas están escritos en acróstico, con versículos que empiezan sucesivamente con las veintidós letras del alfabeto hebreo. El quinto no sigue el orden alfabético, aunque el número de versículos es el mismo que el de las letras del alfabeto: veintidós (Lamentaciones 5:1, nota).

“SE ME HAN ACABADO LOS OJOS EN PURAS LÁGRIMAS”(Lamentaciones 1:1–2:22)

“¡Oh, cómo ha llegado a sentarse solitaria, la ciudad que abundaba en gente! ¡Cómo ha quedado como viuda, la que era populosa entre las naciones! Aquella que era princesa entre los distritos jurisdiccionales, ¡cómo ha llegado a ser para trabajo forzado!” Estas palabras dan inicio a las lamentaciones de Jeremías por la ruina de Jerusalén. Explicando el motivo de esta calamidad, el profeta dice: “Jehová mismo le ha traído desconsuelo a causa de la abundancia de sus transgresiones” (Lamentaciones 1:1, 5).

Representada como una mujer que ha perdido a su marido y a sus hijos, Jerusalén pregunta: “¿Existe algún dolor como mi dolor[?]”. Luego clama a Dios con respecto a sus enemigos: “Venga delante de ti toda su maldad, y trátalos severamente, así como me has tratado severamente a mí por causa de todas mis transgresiones. Porque son muchos mis suspiros, y mi corazón está enfermo” (Lamentaciones 1:12, 22).

Jeremías dice angustiado: “En el ardor de la cólera [Jehová] ha cortado todo cuerno de Israel. Ha vuelto atrás su diestra de delante del enemigo; y en Jacob sigue ardiendo como un fuego llameante que ha devorado todo en derredor”.

El profeta describe su aflicción con estas palabras: “Se me han acabado los ojos en puras lágrimas. Mis intestinos se hallan en agitación. Mi hígado ha sido derramado a la misma tierra”. Hasta los que pasan por allí preguntan asombrados: “¿Es esta la ciudad de la cual solían decir: ‘Es la perfección de belleza, un alborozo para toda la tierra’?” (Lamentaciones 2:3, 11, 15).

Respuestas a preguntas bíblicas:
1:15. ¿En qué sentido “ha pisado [Jehová] el mismísimo lagar que pertenece a la virgen hija de Judá”? Al arrasar la ciudad —asemejada a una virgen—, los babilonios hicieron correr tanta sangre que parecía como si se estuviera pisando uvas en un lagar. Puesto que fue el mismo Jehová el que predijo y permitió esta aniquilación, podía decirse que él había ‘pisado el lagar’.

2:1. ¿De qué manera fue ‘arrojada del cielo a la tierra la hermosura de Israel’? En vista de que “los cielos son más altos que la tierra”, a veces se representa la humillación de las cosas encumbradas diciendo que son ‘arrojadas del cielo a la tierra’. “La hermosura de Israel” —el esplendor y poder de que gozaba cuando tenía la bendición de Jehová— fue ‘arrojada’ al quedar destruida Jerusalén y desolada la tierra de Judá (Isaías 55:9).

2:1, 6. ¿Qué son el “escabel” y la “cabaña” de Jehová? El salmista cantó: “Entremos en su magnífico tabernáculo; inclinémonos ante el escabel de sus pies” (Salmo 132:7). Por lo tanto, el “escabel” de Lamentaciones 2:1 es el templo, o casa de adoración, de Jehová. Los babilonios “quemar[on] la casa de Jehová” como si fuera una cabaña, o una simple choza, en medio de un jardín (Jeremías 52:12, 13).

2:16, 17. Siguiendo el orden del alfabeto hebreo, ¿no debería comenzar el versículo 16 con la letra `á·yin y el 17 con la letra pe’? Al componer poemas de este estilo, los escritores inspirados solían seguir el orden alfabético, pero no a costa de sacrificar la naturalidad. El significado del contenido era más importante que ceñirse a una técnica literaria cuyo único objetivo era facilitar la memorización. La inversión del orden de estos dos caracteres se da también en los cantos tercero y cuarto (Lamentaciones 3:46, 49; 4:16, 17).

2:17. ¿Qué “dicho” en particular tocante a Jerusalén realizó Jehová? Al parecer, aquí se hace referencia a Levítico 26:17, donde dice: “Fijaré mi rostro contra ustedes, y ciertamente serán derrotados delante de sus enemigos; y simplemente los pisotearán aquellos que los odian, y ustedes realmente huirán cuando nadie los esté persiguiendo”.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Junio del 2007, Para complementar el tema lea el folleto "La BIblia y su mensaje".  (también disponible en audio libro) Ambos producidos por los testigos de Jehová.

miércoles, 25 de junio de 2014

¿Vale la pena el riesgo?

ES EL 14 de julio de 1980, el octavo día de las festividades anuales que se celebran en honor al “Santo Patrono” de Pamplona, San Fermín. Aun antes del alba, grupos de personas han estado ocupando lugares estratégicos a lo largo de las calles estrechas de esta antigua ciudad española. La vigilia pasa rápidamente con la ayuda de unos chorrillos de vino que, de vez en cuando, toman de las botas que muchos llevan consigo.

De repente aumenta la tensión. Los relojes de la ciudad empiezan a dar las siete y, súbitamente, el estallido de un cohete disparado al aire rompe la relativa calma. La explosión, que se escucha por toda la ciudad, es recibida con gritos de excitación.

Ahí abajo, cerca del río Arga, se abren bruscamente las puertas del corral y salen en estampida seis toros españoles bravos, conducidos por unos cabestros con cencerros que sirven como cebo. Ahora hay tumulto y jaleo en la muchedumbre de espectadores que están detrás de las barreras levantadas para esta ocasión, y en los participantes nerviosos que esperan su momento de gloria en la Cuesta de Santo Domingo.

A medida que los animales asustados aumentan su velocidad al subir la cuesta, una vista extraña sale a su encuentro. Corriendo hacia ellos hay un grupo de jóvenes excitados (y algunos ya no tan jóvenes), la mayoría ataviados con la vestimenta típica para la ocasión, camisa y pantalón blancos, y boina y faja coloradas.

Muchos llevan un periódico doblado con el cual poder hacer el quite para desviar la atención del toro en caso de peligro repentino. Cuando los dos grupos en liza se hallan a solo unos pocos metros el uno del otro, los hombres giran y vuelven a subir la cuesta tan rápido como las piernas puedan.

A medida que los cornúpetas les van ganando terreno inexorablemente, los hombres de la retaguardia miran rápidamente de reojo para ver en qué dirección van a girar los toros, si es que lo hacen. Los más prudentes corren a la pared más cercana y se pegan contra ella, sin mover ni un músculo para así no atraer la atención de los astados.

Al llegar los toros a la cima de la cuesta, asalta la tragedia. Un toro, llamado Antioquío, se separa de la torada. Debido a esto está solo y bajo ataque, provocado por el gentío que se arremolina a su alrededor para probar su hombría por medio de aproximarse al peligro. El reflejo de defensa propia del animal reemplaza inmediatamente al instinto de juntarse con la manada y escapar.

Empieza a cornear fieramente. Uno de los corredores, José Antonio Sánchez, de veintiséis años, es empitonado por el costado y arrastrado varios metros. En vano intentan ayudarle otras personas ya que éste muere tres horas más tarde en el hospital.

El toro por fin recobra su rumbo y se dirige de nuevo en dirección a la manada que se aleja, y a la supuesta libertad. De hecho, termina su carrera en la plaza de toros. El ruedo mismo está lleno de hombres, en su mayor parte jóvenes, que intentan participar en el espectáculo, algunos provocando a los toros.

Antioquío ataca otra vez y Vicente Ladio Risco, de veintinueve años, queda colgado de un pitón y cae como de rodillas, echándose mano al vientre. Un grito de terror sale de los espectadores en las gradas. Saben que han presenciado otra muerte más en las festividades “santas” de San Fermín.

¿Valió la pena el riesgo? Dos vidas jóvenes extinguidas en una mañana de verano. Y, ¿para qué? ¿A qué causa noble dio adelanto? ¿De veras valió la pena el riesgo? ¿Valía tanto el orgullo personal o la gloria para sus familias y parientes afligidos? Estas preguntas razonables pueden ser aplicadas a muchas otras actividades humanas opcionales que implican un riesgo definido para la vida y cobran su precio trágico cada año.

El alpinismo... ¿cuán seguro?

Durante milenios el hombre ha respondido a la llamada de las montañas. Para algunos presentan un reto, mientras que para la mayoría suministran un contorno magnífico para poder escaparse del aburrimiento de la vida de la ciudad. Millones de entusiastas caminan y escalan las montañas alrededor del mundo, y obtienen de ello un placer y una satisfacción enormes, sin incurrir en casi ningún riesgo.

En cambio, hay que admitir que muchos alpinistas o montañeros, tanto novatos como experimentados, pierden la vida cada año escalando los picos de la Tierra. Como ejemplo, en noviembre de 1980, tres montañeros jóvenes intentaron escalar la cara casi vertical de la montaña de San Jerónimo en la sierra de Montserrat, cerca de Barcelona, España. Todos cayeron 260 metros y encontraron la muerte. Tal vez la razón fuera falta de experiencia. Pero, ¿valió la pena el riesgo? ¿Cómo contestarían hoy esta pregunta sus padres y parientes?

La falta de experiencia no es de ninguna manera el único motivo de desastres en el montañismo. En octubre de 1978, una expedición de alpinistas veteranas de los Estados Unidos intentó alcanzar la cumbre del Annapurna I (8.078 m) del Himalaya, usando dos equipos distintos para el asalto. Un equipo lo logró. El segundo falló. Se informa que Vera Watson y Alison Chadwick-Onyszkiewicz, escaladoras experimentadas, estaban atadas a la misma cordada mientras iban subiendo hacia la cumbre cuando cayeron y encontraron la muerte.

Otra expedicionaria, Arlene Blum, escribió en su diario de los sucesos: “Debió ser que no pudieron evitarlo y cayeron 1.500 pies [457 m] por un precipicio de nieve y hielo. Podría ocurrir a cualquier alpinista en cualquier momento. Pero, ¿por qué tuvo que ocurrir? Me encuentro pasmada y pienso mucho en sus familias. Toda esa angustia y dolor... "

Una tragedia parecida a esta sucedió más recientemente, en junio del año pasado, en el noroeste de los Estados Unidos. Dieciséis alpinistas —once en el monte Rainier y cinco en el monte Hood— murieron en las laderas de las montañas.
Sí, ¿qué montaña o ambición pasajera vale el riesgo? Hay que sopesar esta pregunta contra el haber único que se pone en peligro... ¡LA VIDA!

Sea que uno crea en Dios o no, la vida es un don demasiado precioso para que sencillamente se arriesgue por cualquier cosa. El poseer la vida implica una responsabilidad... no solamente para con uno mismo, sino también para con su familia (especialmente para con el marido, la esposa o los hijos) y, en el caso del cristiano, para con Dios, el Dador de “toda dádiva buena y todo don perfecto.”—Santiago 1:17.

Es obvio que no se pueden atribuir todas las muertes en las montañas a los alpinistas o montañeros. De vez en cuando algunos excursionistas mal preparados han encontrado la muerte debido a estar a la intemperie. Como lo ha comentado una autoridad española: “Cualquiera que sube a la sierra un domingo la verá abarrotada de gente, la mayoría sin equipo adecuado y sin conocimiento del lugar, que se lanza a la aventura. Lo auténticamente milagroso es que no se maten más.”

Por lo tanto, el derrotero sabio, si uno va a las montañas, es asegurarse de que esté en buena condición física y equipado con ropa apropiada y provisiones adecuadas. Si a uno le acompaña un excursionista o montañero experimentado, aún mejor.

Los hechos hablan por sí solos. En una encuesta reciente publicada por El País, un diario de Madrid, el montañismo encabezó la lista de los deportes que causaron el mayor número de muertes en España durante el quinquenio de 1975-79, con un total de 137 víctimas. Los siguientes deportes más peligrosos fueron la caza y las actividades subacuáticas, que cobraron cada uno 42 vidas durante el mismo período. Luego vinieron los deportes aéreos, con 39 muertes.

Deportes aéreos

¿Quién no ha seguido con envidia el vuelo fácil en remonte del águila o del albatros? Desde hace muchísimo tiempo el hombre ha soñado con estar libre para volar y remontarse como las aves. Por eso, cuán apropiada es la pregunta retórica que aparece en el libro bíblico de Job: “¿Se debe al entendimiento tuyo que el halcón se remonte, que extienda sus alas al viento del sur?”—Job 39:26.

En décadas recientes deportes aéreos de vuelo libre, tales como el volar en planeador, paracaidismo, subir en globo y vuelo libre con ala delta, han ganado en popularidad. Con buen entrenamiento y equipo adecuado puede mantenerse al mínimo el nivel de peligro en la mayoría de estos deportes, especialmente si la persona no es temeraria. Sin duda, el vuelo silencioso, con el viento como único compañero, es una experiencia singular y emocionante para el hombre.

Sin embargo, casi con toda seguridad, el deporte aéreo con el mayor riesgo inherente en la actualidad es el vuelo libre con ala delta. Las razones técnicas de los accidentes en el vuelo libre con ala delta fueron alistadas como fallos mecánicos durante el vuelo (que pueden ocurrir a pesar del cuidado en el montaje y mantenimiento), cambios bruscos en la dirección del viento y ráfagas poderosas, especialmente fuertes corrientes de aire hacia abajo, que pueden hacer estrellarse a los pilotos más experimentados.

En junio de 1979, Patrick Depailler, el famoso piloto de bólidos o automóviles de carreras de Fórmula I, sufrió heridas graves en un accidente mientras participaba en vuelo libre con ala delta en su Francia natal. Una ráfaga repentina hizo que se estrellara. Vivió para contarlo, pero tuvo que someterse a varias operaciones a causa de las heridas que recibió.

Un cristiano joven de los Estados Unidos no fue tan afortunado. Se rompió el cuello en un accidente que tuvo mientras volaba con ala delta. Cuando se recuperó, volvió a la práctica del deporte. Cierto día, poco después de despegar, un viento brusco le volcó el aparato y perdió el control del mismo. Se estrelló contra la ladera de una montaña y murió.

¿Valió la pena el riesgo? Cuando consideramos la terrible pérdida para la viuda y los padres, es razonable que preguntemos también: ¿No hay alguna muestra de egoísmo en el deseo de practicar un deporte que deja tan poco margen de seguridad? Este es el factor que un cristiano tiene que tomar en cuenta ya que tiene la obligación moral de amar a su prójimo como a sí mismo.—Mateo 22:39.

Víctimas de carreras automovilísticas
A pesar del accidente que tuvo volando, Patrick Depailler volvió a las carreras automovilísticas. El 1 de agosto de 1980 murió en un accidente mientras se entrenaba en el circuito de Hockenheim en Alemania.

¿Qué motiva a los hombres a tomar estos riesgos? Una autoridad dice: “Los pilotos de bólidos están motivados por el espíritu de competencia, y la promesa de riqueza, fama y gloria.” (Encyclopaedia Britannica, Macropædia, tomo 12, páginas 569-70) Pero también hay que reconocer que tal motivación ha dejado tras sí una estela de muertos, tanto personas famosas como anónimas.

Continúa diciendo la misma enciclopedia: “En el transcurso de los años, centenares de pilotos y espectadores han muerto en las carreras. Los riesgos están implícitos en la naturaleza de las carreras. . . . Continuarán ocurriendo. El problema está en proteger a los pilotos y a los espectadores cuando ocurren.”

Tal vez la pregunta clave aquí sea: ¿Son la “riqueza, fama y gloria” los valores máximos en la vida? ¿Vale la pena arriesgar la vida misma solo con el fin de ver su nombre en una lista de campeones del mundo que todos olvidan rápidamente?

Decisión personal

Hay muchas actividades en la vida que tienen en sí algún riesgo mínimo o posibilidad de daño, o aun la muerte. El simplemente ir en avión o pasear en automóvil por la ciudad, o sencillamente atravesar la calle, puede resultar en un accidente. Sin embargo, tales posibilidades remotas no impiden el que llevemos a cabo nuestra vida normal y cotidiana.

En cambio, hay actividades que no son obligatorias o esenciales para la vida y sin embargo envuelven mayor grado de riesgo para la vida y la integridad física. En tales casos cada uno debe enfrentarse a la pregunta y a la responsabilidad que conlleva la respuesta a ella: ¿Vale la pena el riesgo? A este respecto, el cristiano, especialmente, lo pensará dos veces antes de poner en peligro el don que Dios le ha dado: la vida misma.

Artículo publicado el 08 de Mayo de 1982. Para complementar el tema lea: "Cómo invertir sabiamente el tiempo". Ambos editados por los testigos de Jehová.

martes, 24 de junio de 2014

¿Por qué me siento tan deprimido?

Los jóvenes preguntan...

MELANIE siempre se había conformado al ideal de su madre tocante a una niña perfecta... hasta que cumplió diecisiete años de edad. Entonces dejó de participar en las actividades escolares, dejó de aceptar invitaciones a fiestas y, al parecer, ni siquiera se preocupó cuando sus calificaciones bajaron de A a C. Sus padres notaban el mal humor de ella y a la hora de las comidas le preguntaban amablemente qué le pasaba. Melanie se marchaba de la mesa diciendo: “¡Déjenme en paz! No me pasa nada”.

Mark, a la edad de catorce años, era impulsivo y agresivo, y tenía un temperamento explosivo. En la escuela era inquieto y desordenado. Cuando se sentía frustrado o enfadado, atravesaba el desierto en motocicleta o se lanzaba por colinas empinadas sobre su tabla de patinaje. Sus padres y maestros excusaban tal conducta ingobernable como niñería.

Quizás le sorprenda saber que tanto Melanie como Mark padecían de depresión. Aunque todo el mundo sabe que la depresión es común entre los adultos, solo recientemente ha habido expertos que han admitido que los jóvenes también se deprimen. Lo mismo te puede suceder a ti.

Una emoción común

Una encuesta que condujo el Instituto Nacional de Salud Mental afirma que más o menos uno de cada cinco jóvenes tal vez padezca de síntomas de depresión. En muchos países el suicidio entre los jóvenes se ha descrito como una epidemia reciente. La depresión es el ingrediente más común en los suicidios juveniles.

Quizás tú sepas de algunos de tus amigos que se hayan sentido melancólicos y hayan intentado quitarse la vida. Pero tú probablemente no necesites de las estadísticas para saber que la depresión puede afectar tu vida. Desde luego, casi toda persona se siente a veces melancólica por unas horas, unos días... o hasta varias semanas. Esto es simplemente parte de la vida. Sin embargo, muchos jóvenes son especialmente propensos a la melancolía durante su adolescencia. ¿Por qué?

Es probable que esta etapa sea una de las más difíciles por la que tengas que pasar alguna vez. Las presiones internas que surgen al alcanzar la pubertad pueden causar en ti grandes inquietudes y cambios bruscos de humor. Te ves atrapado en una etapa de transición... ya no eres un niño, pero todavía no eres adulto en el sentido pleno de la palabra.

Asaltado por expectativas nuevas, y a menudo contrarias, por parte de tus padres, maestros o amigos, te sientes como un fracasado cuando a veces no puedes estar a la altura de tales expectativas. Lo que empeora las cosas es que, debido a tu inexperiencia, no estás familiarizado con los altibajos de la vida. No es de extrañar que algunos lleguen a sentirse terriblemente deprimidos.

¿Es normal mi melancolía?

No obstante, hay diferentes grados de depresión. Un joven pudiera sentirse desmoralizado debido a algún suceso desconcertante: su fracaso en un examen escolar, la muerte de una persona amada, el no conseguir un empleo o perder el que tenía, así como otras situaciones llenas de tensión. Por lo general, cuando las circunstancias cambian, la melancolía desaparece gradualmente dentro de un período relativamente breve.

Sin embargo, si persiste el estado de depresión y la persona tiene una actitud negativa en general, junto con sentimientos de inutilidad, ansiedad y cólera, esto puede convertirse en una depresión crónica de grado inferior. Los síntomas varían considerablemente. Cierto joven pudiera tener ataques de ansiedad. Otro tal vez se sienta cansado siempre, no tenga apetito, no pueda conciliar fácilmente el sueño o quizás pierda peso. A veces hasta una serie de accidentes pudiera ser una advertencia. Observa el recuadro:

¿Se trata de una depresión crónica de grado inferior?

1. Como joven, ¿te sientes cansado la mayor parte del tiempo, incluso cuando has dormido lo suficiente?
2. ¿Estás constantemente intranquilo?
3. ¿Has perdido interés en casi todo... en la escuela, la familia y tus amigos?
4. ¿Se te hace difícil tomar decisiones, aun en cuanto a asuntos relativamente insignificantes?
5. ¿Estás continuamente enfadado o resentido?
6. ¿Te dan muchos ataques de ansiedad, y crees que algo terrible va a ocurrir?
7. ¿Eres un quejumbroso crónico?
8. ¿Tienes tendencias suicidas?
9. ¿Eres demasiado exigente contigo mismo, y crees a menudo que eres muy inferior o deficiente?
10. ¿Pasas demasiado tiempo soñando despierto?
11. ¿Pasas constantemente, cada semana, por altibajos y cambios de humor severos y bruscos?
(Basado, en parte, en The Book of Hope de Helen DeRosis y Victoria Pellegrino.)


Si respondes “Sí” a la mayoría de las preguntas, es probable que tu depresión se haya hecho crónica. El reconocer este tipo de depresión es vital, pues, si no se aplica algún tratamiento, se convertirá en depresión grave, un trastorno grave que generalmente requiere ayuda profesional.

Algunos jóvenes disimulan la depresión comportándose de modo totalmente diferente: asistiendo a una interminable serie de fiestas, participando en promiscuidad sexual o vandalismo, o bebiendo en exceso. “Realmente no sé por qué tengo que estar saliendo constantemente”, confesó un muchacho de catorce años de edad. “Solo sé que si estoy a solas, me doy cuenta de lo mal que me siento.”

Es tal como la Biblia lo describió: “Aun en la risa el corazón puede estar con dolor; y es en desconsuelo que termina el regocijo”. (Proverbios 14:13) De modo que el irse de juerga en busca de placeres tal vez indique que la persona verdaderamente tiene problemas.

¿Se debe a algún problema físico?

Marie apenas había comenzado a estudiar en la universidad cuando sufrió un colapso emocional durante los primeros meses. Se le hacía difícil conciliar el sueño. Perdió interés en alimentarse, en sus estudios y en sus amistades. Felizmente, un perspicaz consejero universitario la refirió a un médico para que éste le hiciera un reconocimiento médico. ¿Cuál era la causa de su problema? Anemia causada por la insuficiencia de hierro. Después de recibir el tratamiento apropiado, recobró el ánimo y el vigor.

Sí, a veces la depresión se debe a algún trastorno biológico. Las infecciones, los trastornos glandulares u hormonales, las malignidades, la hipoglucemia y otros problemas relacionados con la sangre... cada uno de éstos puede causar depresión. ¿Eres adicto a las golosinas y otras cosas de poco valor nutritivo? Las insuficiencias causadas por una alimentación tan desequilibrada pueden causar depresión. También la pueden causar ciertos medicamentos o reacciones alérgicas.
Sin embargo, la depresión juvenil generalmente puede atribuirse a otra causa.

“Nunca he hecho nada bien”

Donald pensaba que tenía que sobresalir en la escuela para que se le considerara digno. Sus padres eran científicos, y él pensaba que ellos contaban con que él obtuviera calificaciones excelentes. No obstante, su novia lo aceptó a pesar de los mediocres logros académicos de él. Pero entonces la relación entre ellos quedó interrumpida por riñas. Él se deprimió y tuvo tendencias suicidas. “Nunca he hecho nada bien. Siempre le he fallado a todo el mundo”, dijo Donald en tono de lamento a un terapeuta.

El hecho de que el sentimiento de fracaso puede provocar una depresión se hace manifiesto en el caso del personaje bíblico llamado Epafrodito. Durante el primer siglo este cristiano fiel fue enviado, por la congregación a la que pertenecía, en una misión especial para ayudar al apóstol Pablo, quien estaba encarcelado.

Pero cuando llegó donde estaba Pablo, pronto enfermó y Pablo terminó por cuidar de él. La Biblia dice que después de recobrarse, Epafrodito se sintió “abatido” porque la congregación había oído de su enfermedad. Puedes imaginarte cómo se sintió: ‘¡Verdaderamente he fracasado! Todos contaban conmigo, y he fallado’.

Aparentemente él pasó por alto todo el bien que efectuó antes de enfermar. Un sentimiento de fracaso parecido puede hacer que te deprimas.—Filipenses 2:25-30.
Además, el tipo de entretenimiento que escoges puede influir en tu manera de ver las decepciones y pudiera intensificar el sentimiento de fracaso.

La revista Discover cita a la sicoterapeuta Margery Fridstein, quien ha tratado a muchos jóvenes deprimidos de la “zona suicida” juvenil de Chicago. Según ella, los dramas televisivos, caracterizados por desenlaces rápidos, superficiales y felices, son perjudiciales para los jóvenes. Ella declaró: “A los adolescentes no les gusta leer libros —prefieren ver la televisión y que la historia termine rápidamente— y por eso no saben cómo enfrentarse a la frustración de largo plazo.

Cuando algo malo ocurre de repente, no tienen la paciencia inherente para tolerarlo”. Al esperar resolver fácilmente los problemas, o al compararte a ti mismo con un personaje despreocupado de la televisión que “nunca se siente deprimido”, se puede despertar en ti un sentimiento de deficiencia. También, las películas, los programas de TV y la literatura que hacen resaltar temas deprimentes a menudo despertarán en ti un humor similar.

Así que hay muchas cosas que pueden causar melancolía. Es probable que tú pudieras añadir otras a la lista, como el no tener un amigo allegado y el creer que nadie se interesa en ti; un excesivo sentimiento de culpabilidad por alguna debilidad personal, la disolución de una relación íntima, incluso las bromas que te gastan tus compañeros de clase.

El conocer las causas puede ser útil cuando te sientas deprimido, porque puedes analizar lo que quizás esté marchando mal. Pero con todo y lo útil que es todo esto, la cuestión que verdaderamente te interesa es: ‘¿Qué pasos positivos puedo dar para contrarrestar la depresión?’.

Artículo publicado en la revista ¡Despertad! del 08 de Enero de 1983, Para complementar el tema lee el tema: "¿Vale la pena vivir? Tres razones para no darse por vencido?". Ambos editados por los testigos de Jehová.

lunes, 23 de junio de 2014

Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.
Leonardo Da Vinci

Mejor es un nombre que el buen aceite, y el día de la muerte que el día en que uno nace.

(Eclesiastés 7:1)

viernes, 20 de junio de 2014

¿Qué significan para usted las palabras de Jesús?

Tanto si somos personas recién bautizadas como si hemos trabajado con la organización de Jehová por décadas, no podemos disminuir nuestro esfuerzo por agradarle. Como indican claramente las palabras de Jesús, debemos dar devoción de toda alma a Jehová y estar dispuestos a entrar por la puerta angosta a cualquier costo.

Aunque Jesús no estaba hablando simplemente de mejorar o aumentar nuestro servicio a Dios, algunos necesitan esforzarse vigorosamente por mejorar su conducta o librarse de malos hábitos de modo que ‘no estén dando causa alguna para tropiezo’. (2 Corintios 6:1-4.) Otros tienen que dar constante atención a un programa concienzudo de estudio personal para que su ‘amor abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento’. (Filipenses 1:9-11.)

También están los que tienen que hacer un esfuerzo mayor por asistir regularmente a las reuniones de la congregación, como el Estudio de Libro de Congregación, y participar en ellas. (Hebreos 10:23-25.) Y, en general, todos podemos repasar nuestro propio ministerio del campo para ver si nos estamos esforzando vigorosamente en hacer “la obra de evangelizador”. (2 Timoteo 4:5.)

Un número cada vez mayor de personas que se han esforzado vigorosamente por agradar a Jehová han llegado a ser precursores auxiliares, precursores regulares y miembros de la familia de Betel. ¿Y usted? Si es un publicador del Reino, ¿puede usted participar en el servicio de precursor auxiliar varias veces al año o incluso ser precursor regular?

Si ya es precursor auxiliar, ¿se está esforzando por ser precursor regular? Si no lo está haciendo, ¿por qué no da consideración a esta posibilidad? De este modo usted podría ser bendecido en cultivar una relación aún más estrecha con Jehová Dios y Jesucristo. (Salmo 25:14.)

¿Puede usted esforzarse por ser precursor?

Si usted puede ser precursor regular y no lo es, ¿puede “luchar” para hacer los ajustes necesarios en su vida y llegar a serlo? Dos cosas son esenciales. Primero, usted debe tener el deseo. Segundo, debe tener las circunstancias apropiadas. Si no tiene el deseo, ore por conseguirlo. Hable con otros precursores. Aumente su actividad como publicador de congregación.

Participe en el servicio de precursor auxiliar siempre que le sea posible. Si por ahora sus circunstancias no se lo permiten, vea si puede hacer algún ajuste. Una esposa que tenga un empleo seglar puede que no tenga que hacer tal trabajo. Uno que esté en edad de jubilación puede que no tenga que seguir trabajando. Un elevado nivel de vida, vacaciones costosas, los últimos modelos de automóvil y cosas por el estilo no son esenciales para la vida. (Lucas 12:15; 1 [Nota a pie de página]
La cantidad de personas que se salvarían era un tema teológico muy debatido entre los rabinos. Una obra de referencia bíblica dice: “Entre las extrañas fantasías cabalísticas de los rabinos estaba el intento de fijar el número de los que se iban a salvar basándose en el valor numérico de las letras de este o aquel texto”.
Juan 2:15-17.)

Muchos testigos de Jehová han examinado honradamente su situación personal y han hallado que están haciendo todo cuanto pueden en sus circunstancias presentes. Puede que usted sea uno de ellos. En tal caso, cobre ánimo. Jehová y su Hijo están interesados en usted y verdaderamente aprecian su servicio de toda alma. (Compárese con Lucas 21:1-4.)

Por ejemplo, debido a las condiciones adversas tanto políticas como económicas, en algunos países nuestros hermanos tienen que trabajar nueve horas al día, cinco o seis días a la semana, solo para conseguir los artículos de primera necesidad. En un país donde la obra de los testigos de Jehová está proscrita por el gobierno, los precursores —y en estos países está aumentando el número de precursores— son normalmente los jubilados, los jóvenes que trabajan de noche y las madres que han sido eximidas del trabajo seglar por el Estado.

Quizás usted diga: ‘Me gustaría tener más fuerza física. ¡Si volviera a ser joven!’. Pero no se desanime. Nuestro esfuerzo no se mide estrictamente por la cantidad de trabajo que hacemos en el servicio sagrado de Dios. ¿Recuerda a Epafrodito? La cantidad de trabajo vigoroso que hizo en “la obra del Señor” durante su enfermedad no podía compararse con la que realizaba cuando gozaba de salud. No obstante, Pablo lo encomió por su esfuerzo. De hecho, como Pablo dijo, deberíamos ‘seguir teniendo aprecio a hombres y mujeres de esa clase’. (Filipenses 2:25-30.)

Sin embargo, hay algo que usted puede hacer para fomentar el servicio de tiempo completo en la congregación. ¿Qué es? Esforzarse vigorosamente en desplegar el espíritu de precursor. Por ejemplo, si usted de momento no puede ser precursor debido a obligaciones familiares, ¿podría ayudar de algún modo a alguien de su familia, su esposa, hijos, hermano o hermana, a ser precursor?

Los que tienen poca salud o algún impedimento físico pueden interesarse en los que son precursores, saliendo con ellos al servicio del campo según lo permitan las circunstancias. (Compárese con 1 Corintios 12:19-26.) De este modo todos los miembros de la congregación pueden esforzarse en fomentar el servicio de tiempo completo. ¡Los resultados pueden ser muy animadores para todos!

¿Qué significa para usted esforzarse vigorosamente? ¿Significa progresar hacia el bautismo? ¿Superar algún mal hábito? ¿Fortalecer su relación con Jehová de algún modo? ¿Podría significar el servicio de precursor auxiliar? ¿El servicio de precursor regular? ¿El servicio de Betel?

Independientemente de lo que requiera de usted el progreso espiritual, vale la pena el esfuerzo vigoroso que usted haga ahora. Por lo tanto, ¡que todos nosotros sigamos luchando para entrar por la puerta angosta que conduce a la vida eterna!

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 e Enero de 1986. Para complementar el tema lea: "Joven ¿Que harás con tu vida?". Editados por los testigos de Jehová.

jueves, 19 de junio de 2014

Esfuércense vigorosamente (Primera parte)


“Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero no podrán.” (LUCAS 13:24.)

La gente quiere “salvarse”. Pero, ¿cómo? ¿Simplemente por medio de asistir a oficios religiosos?

No se puede ganar la salvación por medio de asistir a reuniones ni de ningún otro modo. Es algo gratuito, un don de Dios. No obstante, Jehová Dios requiere esfuerzo de nuestra parte si queremos recibir el don de la vida eterna. (Romanos 6:23.) ¿Qué tenemos que hacer? Por una parte, ¡esforzarnos vigorosamente en su servicio! Este esfuerzo debe estar motivado por aprecio genuino.

En cierta ocasión alguien le preguntó al Hijo de Dios, Jesucristo: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. La respuesta de Jesús implicó no solamente al hombre que le formuló la pregunta, sino también a todos aquellos interesados en la salvación, como nosotros mismos. Él contestó: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar, pero no podrán”. (Lucas 13:23, 24.)

La pregunta de este hombre anónimo era insólita. Él preguntó: “¿Son pocos los que se salvan?”, no: “¿Estaré yo entre los pocos que se salven?”, ni: “¿Cómo puedo yo salvarme?”. Es posible que la creencia judía de que solamente un número limitado de personas merecería la salvación inspirara su pregunta especulativa. Sea cual fuere el motivo de su curiosidad, Jesús rápidamente pasó la pregunta del terreno de lo abstracto al de la aplicación práctica, la aplicación personal.

Forzó a aquel hombre a pensar en lo que él tenía que hacer para salvarse. Además, ya que Jesús dijo en plural “esfuércense vigorosamente”, estas palabras también deberían hacernos pensar a nosotros profundamente en cuanto a la manera como adoramos a Dios.

De modo que la vida eterna no es tan fácil de conseguir como algunas personas pueden pensar. Jesús puso de relieve que era necesario trabajo duro, esfuerzo constante, para “entrar por la puerta angosta”. Este esfuerzo incansable está animado por una fe duradera, edificada sobre la obediencia a las enseñanzas de Cristo. Así que para obtener la salvación debemos hacer más que ‘oír sus palabras’; debemos seguir ‘haciéndolas’. (Lucas 6:46-49; Santiago 1:22-25.)

Debemos “luchar” ahora
¿Qué significa la frase “esfuércense vigorosamente”? En el griego original se usa la expresión agonízesthe, derivada de una palabra (agón) que significa “lugar de lucha”. The Kingdom Interlinear Translation dice “luchen”. Es interesante que la palabra española “agonizar” viene de este mismo verbo griego.

Imagínese un estadio antiguo y vea al atleta ahora agonizando, o esforzándose vigorosamente con todas sus fuerzas, a fin de ganar el premio. Así, aunque el verbo griego utilizado en ese texto puede ser un término técnico de las competiciones de los juegos griegos, subraya la admonición de Jesús de trabajar de toda alma. No es suficiente un esfuerzo a medias. (Lucas 10:27; compárese con 1 Corintios 9:26, 27.)

¿Cuándo y por cuánto tiempo debemos “luchar por entrar por la puerta angosta”? (Lucas 13:24, The New English Bible.) Preste cuidadosa atención a las palabras de Jesús de Lucas 13:24 y fíjese cómo él contrasta el tiempo presente: “esfuércense vigorosamente”, con el futuro: “tratarán”.

De modo que es ahora el tiempo en que debemos luchar. Parece que a quienes no se les permite entrar son aquellos que lo intentan en un tiempo solo conveniente para ellos. Pero para entonces es demasiado tarde; la puerta de la oportunidad está cerrada y se le ha echado el cerrojo. Jesús sigue diciendo en Lucas 13:25 que una vez que el amo de casa ha cerrado con llave la puerta, la gente empezará a llamar y a rogar: “‘Señor, ábrenos’. Pero en respuesta él les dirá: ‘No sé de dónde son’”. ¡Qué triste fin les espera a aquellos que no hacen ahora de la adoración de Jehová el propósito principal de su vida! (Mateo 6:33.)


Nuestra lucha debe ser continua. Ninguno de nosotros ha entrado completamente por “la puerta angosta”. Pablo se dio cuenta de este hecho. Su carrera por la vida le suponía un esfuerzo vigoroso diario. Él escribió: “Con esto no quiero decir que sea perfecto. Todavía no lo he aprendido todo, pero continúo esforzándome para ver si llego a ser un día lo que Cristo, al salvarme, quiso que fuera. No, hermanos, todavía no soy el que debo ser, pero eso sí, olvidando el pasado y con la mirada fija en lo que está por delante, me esfuerzo hasta lo último para llegar a la meta y recibir el premio que Dios nos llama a recibir en el cielo en virtud de lo que Jesucristo hizo por nosotros” (cursivas nuestras). (Filipenses 3:12-14, La Biblia al Día.)

¿Quiénes son los “muchos”, y por qué no pueden ellos entrar? La expresión “muchos” hace referencia a la cristiandad, especialmente a su clase clerical. Ellos pretenden conocer íntimamente a Jesús, ser parte de su familia, al alegar que ‘comieron y bebieron con él’. Pero debido a que buscan la salvación a su propia manera, no a la de Dios, Jesús niega rotundamente conocerlos y los considera “obradores de lo injusto”. (Lucas 13:26, 27.)

Entre aquellos a quienes se les niega la entrada a la vida eterna podrían estar los que han aflojado el paso en el servicio sagrado a Jehová y ya no hacen mucho por la adoración verdadera. El celo que tienen por los intereses del Reino se ha entibiado. (Revelación 3:15, 16.)

Puede que aún tengan ‘una forma de devoción piadosa’ —participen en el servicio del campo y asistan a las reuniones solo como muestra— pero no den evidencia de tener la clase de fe que es la verdadera fuerza motriz de la adoración pura. (Compárese con 2 Timoteo 3:5.) No se dan cuenta de que solo tratar de entrar por “la puerta angosta” no es suficiente. Uno debe luchar para entrar.

Por qué debe entrarse por una “puerta angosta”


La puerta angosta que conduce a la salvación está abierta para todos. Pero los “muchos” no quieren luchar para entrar. ¿Cuáles son algunos factores relacionados con entrar por la puerta angosta que requieren esfuerzo vigoroso? La persona tiene primero que obtener conocimiento exacto de la verdad bíblica y llegar a conocer a Jehová Dios y a Cristo Jesús. (Juan 17:3.)

Esto significa dejar a un lado las tradiciones y prácticas de las religiones mundanas, entre ellas las de la cristiandad. Requiere hacer la voluntad de Dios, tal como Jesús la hizo cuando estuvo en la Tierra. (1 Pedro 2:21.) Como cristiano dedicado y bautizado uno debe también evitar el materialismo, la inmoralidad y la inmundicia del mundo. (1 Juan 2:15-17; Efesios 5:3-5.)

Uno tiene que desnudarse de todas estas cosas y reemplazarlas por cualidades como las de Cristo. (Colosenses 3:9, 10, 12.)

Los “pocos” saben el valor que tiene el celo en el ministerio, acompañado del fruto del espíritu, como el autodominio. (Gálatas 5:23.) Con la ayuda del espíritu santo de Jehová, estos luchan por dominar el cuerpo y dirigirlo hacia la meta de la vida eterna. (1 Corintios 9:24-27.)

Artículo publicado el 15 de Enero de 1986 en la revista "La Atalaya". Para complementar el tema escuche el audio de la obra teatral: "Hagamos la voluntad de Dios con celo". Ambos producidos por los testigos de Jehová.

miércoles, 18 de junio de 2014

Días como “los días de Noé”

“La tierra se llenó de violencia. [...] Estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.” (GÉNESIS 6:11, 12.)
¡VIOLENCIA! Como en los días de Noé, la violencia se ha convertido en un tema cotidiano. Ni siquiera personas que andan con el Dios verdadero, como anduvo Noé, están exentas de experimentar violencia.

En varios lugares de la Tierra los testigos de Jehová proclaman las “buenas nuevas” en un entorno de continua violencia.

Algunos han sido asesinados mientras participaban en el ministerio. En muchos países, el “suceso imprevisto”, como los accidentes y los terremotos, también ha arrebatado vidas valiosas, y en todas estas ocasiones el pueblo de Jehová ha hallado consuelo en la esperanza de la resurrección. (Eclesiastés 9:11; 1 Tesalonicenses 4:13, 14.)

¿Quiere esto decir que la protección de Jehová sobre algunos de sus siervos ha fallado? De ningún modo. No somos inmunes a los desastres naturales y a los accidentes. Y en cuanto a la persecución, Jesús advirtió a sus discípulos, diciendo: “A algunos de ustedes los harán morir”. En la resurrección, Jehová recordará a todas estas víctimas.

Sin embargo, cuando la predicha “gran tribulación” barra la Tierra, Jehová demostrará que, así como en los días de Noé, es capaz de salvaguardar a los que invocan su nombre. (Lucas 21:16-19; Mateo 24:14, 21, 22, 37-39; Isaías 26:20, 21; Joel 2:32; Romanos 10:13.)

Desde 1914 la violencia se ha extendido por la Tierra, destrozándolo todo a su paso. Las guerras y “holocaustos” de este siglo han segado más de 100.000.000 de vidas humanas. La humanidad se ha visto azotada por secuestros aéreos y marítimos, bombas terroristas, asesinatos en masa, odios raciales y la amenaza de la proliferación de las armas nucleares.

Verdaderamente estos son “tiempos críticos”, con la consecuente “angustia de naciones, por no conocer la salida”. (2 Timoteo 3:1-5, 13; Lucas 21:25.) Sin embargo, el pueblo de Jehová hoy día vive en medio de un azote que presenta características mucho más peligrosas que la violencia, aunque a menudo está relacionado con esta. Su origen se remonta a los días de Noé, hace más de 4.300 años. ¿De qué se trata?

La fe de Noé en medio de un mundo depravado

Desde la rebelión en Edén, Satanás el Diablo se ha empeñado en ‘extraviar a toda la tierra habitada’. (Revelación 12:9.) Jehová, quien creó las facultades sexuales de la pareja humana, les dio el mandato de usarlas honorablemente en el matrimonio, a fin de ‘llenar la tierra’ con su prole. (Génesis 1:28; Hebreos 13:4.)

Pero el Diablo introdujo la contaminación en la humanidad por medio de prácticas sexuales contranaturales. ¿Cómo? Algunos hijos de Dios de la región de los espíritus se unieron a Satanás en su rebelión. Se convirtieron en “demonios” y Satanás llegó a ser su “gobernante”. (Lucas 11:15.) Y, ¿qué hicieron los demonios? Bajaron a la Tierra, materializaron cuerpos humanos y cohabitaron con las bien parecidas hijas de los hombres. ¡Las consecuencias fueron espantosas!

Se reprodujo una raza híbrida de gigantes que eran mitad demonios y mitad humanos. Estos fueron los nefilim, unos “derribadores” asesinos de la humanidad, como lo indica el registro: “Y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero, y la tierra se llenó de violencia.

De modo que Dios vio la tierra y, ¡mire!, estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra”. La violencia y la depravación sexual llegaron a estar tan extendidas que solo de un hombre, Noé, se pudo decir: “Resultó libre de falta entre sus contemporáneos. Noé andaba con el Dios verdadero”.

De entre toda la humanidad, solo su esposa, sus hijos y sus respectivas esposas demostraron tener fe y un temor reverente. Es evidente que la familia de Noé no se había contaminado con la depravación sexual de su día. (Génesis 6:4, 9-12.)

Jehová borró de la Tierra aquel mundo violento, demoníaco y enloquecido por el sexo. Al enviar el gran Diluvio, barrió todo lo malo. La raza híbrida de los nefilim y los humanos corruptos desaparecieron en el olvido, mientras los demonios, que habían sido hijos de Dios, huyeron de nuevo a la región de los espíritus... a la espera del juicio divino contra ellos.

Sin embargo, ¡hubo sobrevivientes! Noé y su familia inmediata se salvaron. ¿Por qué? A causa de su fe, respaldada por su participación en la obra de construir el arca y predicar justicia a un mundo condenado a destrucción. (2 Pedro 2:4, 5.)
¡Cuidado en los tiempos actuales!

Los días de Noé prefiguraron los nuestros. ¿Cómo lo sabemos? Pues bien, Jesús predijo que vendría un tiempo similar de violencia, desafuero y desamor, como parte de “la señal” por la que se sabría que estaríamos al borde de una “gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”.

También dijo: “respecto a aquel día y hora nadie sabe, solo el Padre”. Entonces añadió: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre”. (Mateo 24:3-21, 36-39.)

En efecto, “no hicieron caso”. Pero usted no tiene por qué ser como ellos. Usted puede escapar cuando venga el tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo y ejecute venganza divina, por medio de destrucción eterna, “sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús”. (2 Tesalonicenses 1:7, 8.)

Usted no tiene por qué ser como la mayor parte de la gente del mundo, cuyo interés principal en la vida es la autocomplacencia, la búsqueda de una carrera prestigiosa o prosperidad material, sin tener presente a Dios. Verdaderamente, “su dios es su vientre”. (Filipenses 3:19.)

‘Odie lo que es malo’

En estos últimos días, la vida de mucha gente gira en torno al sexo, sea que estén casados o no. Y para muchas personas casadas, el divorcio o la anulación del matrimonio se ha convertido en el proceder normal. Hoy día muchos miembros de la cristiandad practican la homosexualidad y hacen caso omiso de las claras advertencias que, a este respecto, dieron los discípulos de Jesús.

Ya, muchas de estas personas están ‘recibiendo en sí mismas la recompensa completa’ a causa del SIDA y otras enfermedades que se transmiten a través de las relaciones sexuales. Sin embargo, todavía puede haber una esperanza de salvación para ellos. Recuerde que Jesús habló en términos positivos de rameras que, habiendo limpiado sus vidas, llegaron a ser creyentes, en contraste con los líderes religiosos de su día que eran orgullosos e impenitentes. (Romanos 1:26, 27; 2 Pedro 2:9, 10; Judas 6, 7; Mateo 21:31, 32.)

¡Cualquier miembro del pueblo de Jehová que se haya contaminado o se sienta tentado a envolverse en prácticas inmorales debe abrir los ojos y vestirse de la armadura completa que Dios provee! (Efesios 6:11-18.) Verdaderamente estos días son “como eran los días de Noé”. El Diablo, que es como un “león rugiente”, y sus depravados demonios están trabajando las 24 horas del día a fin de apartar y entrampar a los siervos de Dios. Debemos asumir nuestra posición en contra de esos enemigos, sólidos en la fe. (1 Pedro 5:8, 9.)

Por extraño que parezca, aun personas prominentes en la organización de Jehová han sucumbido a prácticas inmorales, como la homosexualidad, el intercambio de esposas y abuso deshonesto de menores. También ha de decirse que, de las 36.638 personas que fueron expulsadas de la congregación cristiana el año pasado, la mayor parte de las expulsiones tuvieron que ver con prácticas inmorales. ¡La organización de Jehová tiene que mantenerse limpia! (1 Corintios 5:9-13.)

Vivimos en un tiempo en que tanto los ancianos como los siervos ministeriales y, de hecho, todos los hermanos deben evitar cualquier circunstancia que pudiera inducir a la inmoralidad. La lealtad a las normas morales de Jehová será recompensada, tal como declara el Salmo 97:10: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo. Él está guardando las almas de los que le son leales; de la mano de los inicuos los libra”.

En la “gran tribulación”, a más tardar, se dará cuenta de los que “son repugnantes en su suciedad”. ¡Cuán interesados debemos estar todos en odiar, sí, aborrecer y evitar, la depravación mundana! ¡Debemos ‘huir de la fornicación’! (Revelación 21:8; 1 Corintios 6:9, 10, 18.) El apóstol Pedro, después de prevenirnos contra los apóstatas que introducen dudas en la congregación y alertarnos sobre la realidad del “día de Jehová”, nos exhorta a producir “actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa”.

Luego añade: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar. Por eso, amados, ya que están esperando estas cosas, hagan lo sumo posible para que finalmente él los halle inmaculados y sin tacha y en paz”. Por lo tanto, ¡qué gozo será el alcanzar la “nueva tierra”, donde Dios ‘hará que todas las cosas sean nuevas’ y limpias! (2 Pedro 3:3-7, 10-14; Revelación 21:1, 4, 5.)




Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Enero de 1986. Para complementar el tema escuche el audio de la obra teatral: "Los juicios de Jehová contra la gente desafiadora de ley". Ambos producidos por los testigos de Jehová.

martes, 17 de junio de 2014

Arroje sus inquietudes sobre Jehová

¿ESTARÍA inquieto o preocupado un hombre que hubiera cometido adulterio y asesinato? De seguro que lo estaría, si es que en realidad tuviera conciencia de índole alguna. El rey David sí tenía conciencia. Sin embargo, bajo el dominio de una pasión intensa, este rey hebreo de la antigüedad cometió adulterio con una mujer que se llamaba Bat-seba. La situación se complicó cuando ella quedó encinta, y con el tiempo él se vio obligado a planear la muerte del esposo de ella y casarse él mismo con ella.

Cuando recobró el juicio, ¿puede usted imaginarse cómo ha de haberle angustiado y atormentado la conciencia? Bueno, no tenemos que imaginárnoslo, porque David mismo nos lo describe. Fue esta serie de sucesos trágicos lo que lo llevó a escribir el  salmo cincuenta y uno.

¿Cómo pudo David sobrellevar toda aquella angustia? El salmo nos dice que él le confesó francamente a su Dios, Jehová, lo que había hecho y mostró arrepentimiento profundo y sincero. Entonces le suplicó a Dios que le ayudara a desarrollar un espíritu diferente. Dijo: “Crea en mí aun un corazón puro, oh Dios, y pon en mí un espíritu nuevo, uno que sea constante” (Salmo 51:10). De esa manera él ‘echó toda su inquietud sobre Jehová’. (1 Pedro 5:7.)

¿Ayudaría Dios a una persona que hubiera cometido tal clase de delitos? David estaba seguro de que lo haría. Dijo: “Los sacrificios para Dios son un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y aplastado, oh Dios, no lo despreciarás” (Salmo 51:17). La historia muestra que David tuvo que sufrir las consecuencias de lo que hizo por el resto de su vida.

Pero a causa de su arrepentimiento sincero, su Creador no lo abandonó. David recibió ayuda para sobrellevar sus inquietudes.

Puede que no hayamos asesinado a nadie. Pero no hay ninguno de nosotros que no tenga algún tipo de inquietud. Todos pecamos, y una mala conciencia es una carga pesada. Además, casi todo el mundo se preocupa por la salud, el alza en el costo de la vida, quizás la crianza de los hijos, el trabajo, el tener dificultad en llevarse bien con otras personas, los delitos, las deudas, y cosas por el estilo.

¿Trata usted de llevar a solas toda esa carga de preocupaciones? Realmente no tiene que hacerlo. Usted será más feliz si sigue este consejo bíblico: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”. (Salmo 55:22.)

Cómo pedir la ayuda de Jehová

¿Cómo podemos arrojar nuestra carga sobre Jehová? Por supuesto, tenemos que dirigirnos a él en oración y hablarle sobre nuestras inquietudes. El libro de Proverbios nos da buen consejo al respecto. Allí se nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento” (Proverbios 3:5). Por lo tanto, si queremos la ayuda de Jehová, necesitamos confiar en Su sabiduría, no en la nuestra. A veces tenemos que aprender esta lección.

Por ejemplo, en cierto país los cristianos se enfrentaban a persecución enconada. Según el informe, al principio le oraban a Dios por ayuda, pero sin tener entendimiento. No entendían por qué tenían que experimentar este tipo de experiencias y trataron de decirle a Jehová lo que querían que El hiciera por ellos.
No obstante, se fortalecieron y aprendieron a ver como un privilegio el sufrir por causa de la justicia.

De ese modo llegaron a parecerse más a los apóstoles de la antigüedad quienes, después de ser azotados por los líderes judíos, “se fueron de delante del Sanedrín, regocijándose porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor de su nombre” (Hechos 5:41). Ahora estos cristianos modernos se someten pacientemente, con la ayuda de Dios, a cualquier persecución que Satanás les inflija.
Confían en que Jehová maniobrará los asuntos a Su manera y esperan pacientemente el que se les libre al tiempo debido de Jehová. Confiadamente arrojan todas sus inquietudes sobre él. (Proverbios 14:26.)

Además, el arrojar nuestras inquietudes sobre Jehová requiere que tengamos fe en que Jehová puede ayudarnos y en que lo hará. Una señora aprendió bien esta lección. Ella tenía inquietudes porque, aunque deseaba servir a Jehová, tenía el vicio de fumar. Ella pidió ayuda a Dios en oración, pero siguió fumando. Después de cierto tiempo, pudo anunciar felizmente: “¡Por fin he dejado de fumar!”.

¿Por qué no pudo dejar de fumar antes? Ella confesó: “Le pedía ayuda a Dios en oración, pero no creía realmente que pudiera ayudarme”. Fue sólo cuando le oró con fe que ella recibió la ayuda que necesitaba. (Hebreos 11:6.)

Entonces, si deseamos que Jehová nos ayude a sobrellevar nuestras inquietudes, tenemos que hacer algunas cosas. Jesús señaló esto cuando dijo: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas”. (Mateo 11:28, 29.)

¿Cómo ayuda Jehová?
Por lo tanto, si algo nos causa mucha inquietud y nos dirigimos a Dios en oración llenos de fe, y mostramos que esa fe es genuina mediante esforzarnos por hacer Su voluntad, servirle y ayudar a nuestro prójimo, ¿qué clase de ayuda podemos esperar?

Pudiera ser que Dios hiciera desaparecer completamente el problema que nos causa inquietud. A veces ha pasado eso. O quizás nos dé la sabiduría necesaria para resolver el problema nosotros mismos o para que veamos la manera correcta de tratar con el problema. Entonces experimentaremos la veracidad del proverbio bíblico: “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que escapará”. (Proverbios 28:26.)

¿Cómo podemos adquirir tal sabiduría piadosa? El asistir a las reuniones del pueblo de Jehová y el leer la Biblia y las publicaciones bíblicas son dos maneras que vienen a la mente. Como lo expresó una madre cristiana que tenía muchísimas inquietudes debido a que su esposo era alcohólico: “El leer La Atalaya, el estudiarla y el poner en práctica lo que ésta dice es lo que más me ha ayudado”. (Hebreos 10:24, 25; Salmo 119:97-104.)

O Jehová puede ayudarnos por medio de nuestros hermanos cristianos. Un anciano recibió de dos personas de su congregación una afectuosa nota que decía en parte: “Gracias por las muchas veces que usted nos escuchó y nos ayudó con nuestros problemas personales, por animarnos cuando estábamos deprimidos, visitarnos cuando estábamos enfermos, venir cuando le llamábamos y quedarse despierto toda la noche en el hospital cuando nuestras familias lo necesitaron. Estamos agradecidos a Jehová por tener a un hermano que se interesa tan profundamente por nosotros como usted lo hace”.

Por lo tanto, si usted tiene inquietudes, ¿por qué no las considera con personas maduras de su congregación? Jehová pudiera ayudarle por medio de ellas, y usted verá lo cierto que es el antiguo proverbio: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia”. (Proverbios 17:17.)

Por supuesto, Jehová no siempre eliminará los problemas que nos agobian. Pero al fortalecernos mediante la Biblia, el espíritu santo o nuestros hermanos cristianos, El nos ayuda a ver del modo correcto los problemas y a encararnos a ellos con sabiduría. Así podemos experimentar lo que dijo el apóstol Pablo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13).

De modo que aunque los problemas no se hayan resuelto aún, Jehová Dios cumple su promesa: “De ningún modo te dejaré y de ningún modo te desampararé”. (Hebreos 13:5.)

Alma descubrió que esto es cierto. Ella es una cristiana que hace unos años tuvo un accidente automovilístico que la dejó paralizada de la cintura abajo. Ella siente mucho dolor, pero el saber que Dios pronto eliminará la enfermedad y el sufrimiento es un consuelo y una ayuda para ella. Mientras tanto, ella dice: “Le oro a Jehová para que me ayude a perseverar cada día. Entonces, cuando termina ese día, ¡estoy un día más cerca!”.

Alma nunca falta a una reunión de la congregación cristiana y usa todo medio a su alcance para compartir con otros la confianza que tiene en cuanto al futuro. De esta manera experimenta el apoyo de Jehová a medida que arroja su carga sobre él.

Cualquiera que sea la ayuda que Jehová nos dé, podemos estar seguros de que es lo que necesitamos, y eso debe bastar. El apóstol Pablo declaró confiadamente: “Sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios” (Romanos 8:28).

Aun en medio de circunstancias que nos producen mucho sufrimiento, es posible experimentar la ayuda de Jehová Dios. Pablo nos dijo: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6, 7.)

Por consiguiente, cualesquiera que sean nuestras inquietudes o cargas, sigamos confiadamente el consejo del apóstol Pedro: “Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los ensalce al tiempo debido; a la vez que echan sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes”. (1 Pedro 5:6, 7.)

Jehová ha prometido ayudarnos a sobrellevar nuestras cargas. ¿Tiene usted algunos de estos problemas?
  □ ¿Enfermedad?
  □ ¿Depresión?
  □ ¿Remordimiento de conciencia?
  □ ¿Sentimiento de que es indigno?
  □ ¿Falta de gobierno de sí mismo?
  □ ¿Persecución u opresión?
  □ ¿Víctima de discriminación racial, social o sexual?
  □ ¿Abrumado por los problemas diarios?
  □ Preocupado por el futuro?
  □ ¿Personas de carácter difícil con quienes tratar?

Si así es, ¿por qué tratar de resolver estos problemas solo? Tales inquietudes son mucho más llevaderas si aceptamos la ayuda de Jehová.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Febrero de 1983. Para conocer acerca de los primeros cristianos vea "Testimonio cabal del Reino de Dios". También disponible en audio-libro. Ambos publicados por los testigos de Jehová.

lunes, 16 de junio de 2014

Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él.
(Francis Bacon)
Si el que te odia tiene hambre, dale pan de comer; y si tiene sed, dale agua de beber. 
(Proverbios 25: 21)

sábado, 14 de junio de 2014

Free as a Bird (The Beatles)



Libre como un pájaro

Libre como un pájaro,
es mi segundo deseo
ser libre como un pájaro


Domésticado y sediento
Como un pájaro flotaré en el viento
Como un pájaro batiré mis alas

No sabemos que sucedió con
la vida que una vez  tuvimos.

¿Podemos vivir el uno sin el otro?

¿Donde perdimos el contacto
que parecía significar todo?
Que siempre me hacía sentir…


Libre como un pájaro
Es mi segundo deseo
ser libre como un pájaro


Domésticado y sediento
Como un pájaro flotaré en el viento
Como un pájaro batiré mis alas

No sabemos que sucedió con
la vida que una vez  tuvimos.
siempre me sentí libre...


Libre como un pájaro
Es mi segundo deseo
Libre como un pájaro
ser libre como un pájaro
ser libre como un pájaro

viernes, 13 de junio de 2014

Usted es de gran valor a los ojos de Dios (Segunda parte)

Jehová valora igualmente nuestros esfuerzos por servirle. En Salmo 139:1-3 leemos: “Oh Jehová, tú me has escudriñado completamente, y me conoces. Tú mismo has llegado a conocer mi sentarme y mi levantarme. Has considerado mi pensamiento desde lejos. Mi viajar y mi yacer tendido has medido, y te has familiarizado hasta con todos mis caminos”.

De modo que Jehová es consciente de todos nuestros hechos. Pero esto no es todo. En hebreo, la frase “te has familiarizado hasta con todos mis caminos” también puede significar “guardas como un tesoro todos mis caminos” o “tienes en gran estima todos mis caminos”. (Compárese con Mateo 6:19, 20.) Ahora bien, ¿puede Jehová tener en gran estima nuestros caminos siendo nosotros tan imperfectos y pecadores?

Es interesante que, según algunos estudiosos, el término hebreo que utilizó David cuando escribió que Jehová había “medido” su viajar y su reposo significaba literalmente “pasar por la criba” o “aventar”. Una obra de consulta comenta: “Significa [...] aventar toda la paja y dejar todo el grano para recoger lo que es valioso. Por tanto, [David] quiere decir que Dios, en sentido figurado, lo pasó por la criba. [...] Separó todo lo que era paja, es decir, lo que no tenía valor, y vio lo que era verdadero y sustancial”.

El corazón que se autocondena puede cribar nuestros hechos de manera contraria: reprendiéndonos sin piedad por errores cometidos en el pasado y descartando nuestros logros como si no fueran de ningún valor. No obstante, Jehová perdona nuestros pecados si nos arrepentimos con sinceridad y luchamos por no repetir nuestros errores. (Salmo 103:10-14; Hechos 3:19.) Jehová nos pasa por la criba y recuerda nuestras buenas obras. De hecho, si permanecemos fieles, las recordará para siempre. Para él sería una injusticia olvidarlas, y nunca es injusto. (Hebreos 6:10.)

¿Cuáles son algunas de las obras buenas que Dios valora? Prácticamente, todo lo que hacemos a imitación de su Hijo, Jesucristo. (1 Pedro 2:21.) Una obra muy importante es, por lo tanto, la predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios. En Romanos 10:15 leemos: “¡Cuán hermosos son los pies de los que declaran buenas nuevas de cosas buenas!”.

Aunque normalmente no consideremos “hermosos” nuestros humildes pies, la palabra que utiliza Pablo es la misma que se emplea en la versión Septuaginta griega con respecto a Rebeca, Raquel y José, quienes se destacaron por su hermosura. (Génesis 26:7; 29:17; 39:6.) De modo que nuestra participación en el servicio de nuestro Dios, Jehová, es muy hermosa y de gran valor a sus ojos. (Mateo 24:14; 28:19, 20.)

Otra cualidad que Dios valora es nuestro aguante. (Mateo 24:13.) Recuerde: Satanás quiere que usted le vuelva la espalda a Jehová. Cada día que permanece leal a Dios es un día más que usted ha contribuido a suministrar una respuesta a los desafíos de Satanás. (Proverbios 27:11.) A veces no es fácil aguantar, pues los problemas de salud, los apuros económicos, la angustia emocional y otras dificultades podrían representar una prueba diaria para nosotros.

El aguante que demostramos ante estas pruebas es especialmente valioso para Jehová. Por eso el rey David pidió a Jehová que le acumulara las lágrimas en un “odre” figurativo, y preguntó con confianza: “¿No están en tu libro?”. (Salmo 56:8.) Sí, Jehová tiene en gran estima y recuerda todas nuestras lágrimas y el sufrimiento que aguantamos a fin de serle leales. Estas cosas también son de gran valor a sus ojos.

Nuestras mejores cualidades y nuestros esfuerzos por servirle sin duda permiten que Jehová halle mucho que valorar en nosotros. No importa cómo nos haya tratado el mundo de Satanás, para Jehová somos parte de las “cosas deseables y valiosas de todas las naciones”. (Ageo 2:7.)

Cómo ha demostrado Jehová su amor
En tercer lugar, Jehová nos demuestra su amor de muchas maneras. El sacrificio redentor de Cristo es sin duda la respuesta más convincente a la mentira satánica de que nada valemos y que nadie nos quiere. No olvidemos que la agonía de Jesús en el madero de tormento y la agonía aún mayor que aguantó Jehová al ver a su Hijo morir fueron prueba del amor que nos tienen y que sienten por cada uno de nosotros. Ese era el parecer del apóstol Pablo, pues escribió: “El Hijo de Dios [...] me amó y se entregó por mí”. (Gálatas 2:20.)

Jehová ha demostrado que nos ama al ayudarnos a aprovechar los beneficios del sacrificio de Cristo. En Juan 6:44 Jesús dijo: “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo atraiga”. Jehová nos atrae personalmente a su Hijo y a la esperanza de la vida eterna mediante la predicación, que nos alcanza individualmente, y por medio del espíritu santo, que utiliza para ayudarnos a comprender y observar las verdades espirituales pese a nuestras limitaciones e imperfecciones. Por ello, Jehová puede decir de nosotros lo que dijo de Israel: “Con un amor hasta tiempo indefinido te he amado. Por eso te he atraído con bondad amorosa”. (Jeremías 31:3.)

Tal vez la manera más íntima de sentir el amor de Jehová sea mediante el privilegio de la oración. Él nos invita a todos a ‘orarle incesantemente’. (1 Tesalonicenses 5:17.) Dios nos escucha, pues es el “Oidor de la oración”. (Salmo 65:2.) No ha delegado este cometido, de oírnos, a ninguna otra persona, ni siquiera a su propio Hijo. Imagínese: el Creador del universo nos exhorta a que nos acerquemos a él en oración, con franqueza de expresión. Nuestras súplicas incluso pueden impulsar a Jehová a hacer lo que tal vez no hubiera hecho de otro modo. (Hebreos 4:16; Santiago 5:16; véase Isaías 38:1-16.)

Ningún cristiano equilibrado aceptaría esa demostración del amor y la estima de Dios como pretexto para considerarse más importante de lo que realmente es. Pablo escribió: “Por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe”. (Romanos 12:3.)

Por tanto, disfrutemos del amor y el cariño de nuestro Padre celestial obrando con juicio sano y recordando que su bondad amorosa es inmerecida. (Compárese con Lucas 17:10.)

Hagamos todo lo posible por resistir todas las ideas que Satanás fomenta en este viejo mundo agonizante, entre ellas, la de que no valemos nada y que nadie nos quiere. Si la vida en este sistema le ha enseñado a verse usted mismo como un obstáculo tan enorme que ni siquiera el inmenso amor de Dios puede superar, o que sus buenas obras son tan insignificantes que pasan inadvertidas a los ojos de Dios que todo lo ven, o que sus pecados son tantos que ni siquiera la muerte de su precioso Hijo puede cubrir, a usted se le ha enseñado una mentira. Rechace esa mentira repugnante con todas sus fuerzas.

Recordemos siempre las palabras recogidas en Romanos 8:38, 39: “Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor”.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Abril de 1995. Para conocer mas acerca del vivir cristiano lea: "Manténganse en el amor de Dios". También disponible en audio-libro. Ambos publicados por los testigos de Jehová.