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jueves, 5 de junio de 2014

Mantengamos un espíritu de sacrificio (Segunda parte)

El mal ejemplo del rey Saúl

8. ¿Con qué actitud comenzó Saúl su reinado, y cómo la demostró?

Lo que le ocurrió al rey Saúl nos sirve de advertencia. Es un ejemplo claro de que el egoísmo puede corroer nuestro espíritu de sacrificio. Saúl comenzó su reinado con una actitud modesta y humilde (1 Sam. 9:21). No quiso castigar a los israelitas que murmuraron contra su nombramiento, aunque podía haberse sentido en su derecho porque Dios mismo lo había hecho rey (1 Sam. 10:27). El rey Saúl aceptó la guía del espíritu de Dios al dirigir al pueblo en su lucha contra los ammonitas, y luego reconoció humildemente que el mérito de la victoria que obtuvieron era de Jehová (1 Sam. 11:6, 11-13).

9. ¿Cómo se volvió egoísta Saúl?

Con el tiempo, Saúl dejó que el orgullo y el egoísmo se abrieran paso en su interior, tal como hace el óxido corrosivo en el hierro. Cuando derrotó a los amalequitas, prefirió satisfacer sus deseos a obedecer a Jehová. Decidió quedarse con el botín en vez de destruirlo como Dios había ordenado. Y fue tan arrogante que hasta se hizo construir un monumento (1 Sam. 15:3, 9, 12). Cuando el profeta Samuel le dijo que a Jehová le había desagradado su conducta, Saúl trató de justificarse. Se centró en la parte del mandato que sí había cumplido y culpó a otros de su error (1 Sam. 15:16-21). Además, el orgullo lo llevó a preocuparse más por lo que la gente pensara de él que por su amistad con Dios (1 Sam. 15:30). ¿Cómo podemos usar este relato como un espejo que nos ayude a mantener un espíritu de sacrificio?

10. ¿Qué nos enseña el mal ejemplo de Saúl?

Primero, el mal ejemplo de Saúl nos enseña que no debemos confiarnos. Que hayamos tenido un espíritu de sacrificio en el pasado no significa que lo seguiremos teniendo automáticamente (1 Tim. 4:10). Recordemos que Saúl empezó bien y que, durante algún tiempo, contó con el favor divino. Pero no desarraigó los deseos egoístas que comenzaron a surgirle. Finalmente, Jehová lo rechazó por su desobediencia.

11. ¿Cómo evitaremos caer en el mismo error de Saúl?

Segundo, aprendemos que no debemos centrarnos solo en lo que estamos haciendo bien y pasar por alto los aspectos en los que tenemos que mejorar. Eso sería como mirarnos al espejo y fijarnos solo en la ropa nueva que llevamos puesta sin darnos cuenta de que tenemos la cara manchada. Aunque no seamos tan orgullosos como llegó a ser Saúl, tenemos que cuidarnos de toda inclinación que nos pueda llevar a caer en su mismo error. Cuando se nos dé un consejo, no tratemos de justificarnos, quitarle importancia al problema o culpar a otros. A diferencia de Saúl, aceptémoslo de buena gana (lea Salmo 141:5).

12. ¿Cómo puede ayudarnos el espíritu de sacrificio si hemos cometido un pecado grave?

Ahora bien, ¿qué podemos hacer si hemos cometido un pecado grave? A Saúl le preocupaba demasiado su reputación, y eso le impidió recuperarse en sentido espiritual. No sigamos su mal ejemplo. El espíritu de sacrificio puede impulsarnos a buscar la ayuda que necesitamos superando la vergüenza (Prov. 28:13; Sant. 5:14-16).

Cierto hermano comenzó a ver pornografía a los 12 años y continuó viéndola a escondidas por más de diez años. Él explica: “Fue difícil confesárselo a mi esposa y a los ancianos. Pero ahora que lo he hecho, siento que me he quitado un enorme peso de encima. Algunos de mis amigos se decepcionaron cuando dejé de ser siervo ministerial; sentían que les había fallado. Aun así, sé que ahora Jehová está más contento con mi servicio que cuando veía pornografía, y lo que él piense es lo único que de verdad importa”.

El buen ejemplo de Pedro

13. ¿Cómo sabemos que Pedro tuvo que luchar con inclinaciones egoístas?

El apóstol Pedro manifestó un espíritu de sacrificio mientras Jesús lo estuvo preparando (Luc. 5:3-11). No obstante, tuvo que luchar con inclinaciones egoístas. Por ejemplo, se indignó cuando los apóstoles Santiago y Juan intentaron asegurarse lugares prominentes junto a Jesús en el Reino de Dios. Tal vez pensó que le correspondía uno de esos lugares, pues Jesús había dicho que él cumpliría un papel especial (Mat. 16:18, 19). En cualquier caso, Jesús les advirtió a Santiago, Juan y Pedro, y al resto de los apóstoles, que no fueran egoístas, que no trataran a sus hermanos con aires de superioridad (Mar. 10:35-45).

14. ¿En que volvio a fallar Pedro?

A pesar de aquella corrección, Pedro volvió a dejarse vencer por el egoísmo. Cuando Jesús les dijo a sus apóstoles que lo abandonarían por un tiempo, Pedro rebajó a los demás y se engrandeció a sí mismo asegurando que solo él sería leal (Mat. 26:31-33). No debió confiarse tanto, pues aquella misma noche falló, no demostró tener un espíritu de sacrificio. En un intento por protegerse a sí mismo, negó a Jesús tres veces (Mat. 26:69-75).

15. ¿Por qué nos anima el ejemplo de Pedro?

A pesar de sus luchas y tropiezos, Pedro nos dejó un ejemplo muy animador. Con esfuerzo y con la ayuda del espíritu santo, fue capaz de mantener a raya sus tendencias egoístas y demostrar autodominio y amor abnegado (Gál. 5:22, 23). Aguantó pruebas que pudieran parecer más duras que aquellas en las que había fallado. Por ejemplo, cuando Pablo lo reprendió en público, Pedro reaccionó con humildad (Gál. 2:11-14). Y no le guardó rencor pensando que aquella reprimenda había dañado su reputación. Al contrario, siguió considerándolo su amado hermano (2 Ped. 3:15). Su ejemplo puede ayudarnos a cultivar un espíritu de sacrificio.

16. ¿Cómo podemos demostrar un espíritu de sacrificio en momentos difíciles?

16 ¿Cómo reaccionamos en momentos difíciles?

Cuando Pedro y los demás apóstoles fueron encarcelados y azotados por predicar, se regocijaron “porque se les había considerado dignos de sufrir deshonra a favor del nombre de Jesús” (Hech. 5:41). Nosotros también podemos ver la persecución como una oportunidad de imitar a Pedro y seguir los pasos de Jesús demostrando un espíritu de sacrificio (lea 1 Pedro 2:20, 21). Además, esa actitud nos ayudará si alguna vez los ancianos tienen que corregirnos. Recordemos el ejemplo de Pedro y no nos ofendamos (Ecl. 7:9).

17 ¿Qué preguntas podríamos hacernos respecto a nuestras metas?

El ejemplo de Pedro también nos anima a ponernos metas espirituales. Al esforzarnos por alcanzarlas, nos será muy útil tener un espíritu abnegado. Pero ¡cuidado! Nunca dejemos que nos motive el deseo de prominencia. Preguntémonos: “¿Por qué quiero servir más de lleno a Jehová? ¿Es porque deseo reconocimiento de los demás o más autoridad, como al parecer deseaban Santiago y Juan cuando hicieron su solicitud a Jesús?”.

18 ¿Qué debemos hacer si detectamos indicios de egoísmo en nuestro corazón?

Si detectamos indicios de egoísmo en nuestro corazón, pidámosle a Jehová que corrija nuestro modo de pensar y sentir, y entonces esforcémonos por darle gloria a él, no a nosotros mismos (Sal. 86:11). Podríamos ponernos metas que no nos conviertan en el foco de atención. Por ejemplo, podríamos cultivar algún aspecto del fruto del espíritu en que debamos mejorar. O si nos preparamos muy bien para nuestras asignaciones en la plataforma pero le damos poca importancia a limpiar el Salón del Reino, podríamos ponernos la meta de seguir el consejo de Romanos 12:16.

19. ¿Qué podemos hacer para no desanimarnos cuando nos miramos en el espejo de la Palabra de Dios?

Cuando nos miramos con cuidado en el espejo de la Palabra de Dios y encontramos algún defecto —como indicios de egoísmo—, tal vez nos desanimemos. Si esto ocurre, pensemos en el hombre de la ilustración de Santiago al que le fue bien. Santiago no mencionó cuánto tardó en resolver los problemas que vio, ni tampoco si logró solucionarlos todos. Lo que sí dijo es que aquel hombre persistió en la ley perfecta de Jehová (Sant. 1:25).

Recordó lo que había visto en el espejo y se esforzó por mejorar. ¿Qué aprendemos? Que debemos mantener un punto de vista positivo y equilibrado de nosotros mismos y nuestras imperfecciones (lea Eclesiastés 7:20). Sigamos profundizando en la ley perfecta y esforcémonos por mantener un espíritu de sacrificio. Jehová nos quiere ayudar, tal como ha ayudado a tantos hermanos nuestros que, a pesar de ser imperfectos, tienen su favor y bendición.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Marzo del 2014. Para conocer mas acerca de los primeros cristianos lea: "Testimonio cabal del Reino de Dios", también disponible en audio libro. Ambos editados y distribuidos por los testigos de Jehová.