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miércoles, 23 de abril de 2014

El ser estrella del patinaje era lo más importante de mi vida

DESDE niña quería ser bailarina de ballet, tal vez hasta hacerme estrella. Mis padres, quienes eran judíos, me pusieron a aprender ballet a temprana edad. Por diez años estudié en escuelas famosas como el Ballet Ruso de Montecarlo, la Compañía de Ballet de Fokine y el American Ballet Theater. Pero, debido a que tenía problemas con los arcos, mis pies no se prestaban del todo para el ballet, de modo que decidí probar con el jazz en espectáculos de Broadway.

Mientras viajaba con cierta compañía de Nueva York, presentando el espectáculo How to Succeed in Business Without Really Trying (Cómo tener éxito en los negocios sin realmente esforzarse), llegué a conocer a algunas personas muy interesantes del espectáculo de patinaje llamado Ice Capades. Me invitaron a observar sus ensayos.

Patinadores verdaderamente dotados combinaban la gracia del ballet con la técnica del patinaje, y lo que resultaba era muy hermoso. A los agentes del Ice Capades les parecía que podían entrenarme para que llegara a hacer el patinaje acrobático con un compañero, puesto que yo era bailarina ya. Por lo tanto, dejé el espectáculo de Broadway, en el cual había llegado a participar después de esperar muchísimo tiempo, y me puse a viajar con los patinadores. Éste fue el principio de una nueva carrera estimulante.

El camino duro que seguí para hacerme estrella

Ensayamos mucho para combinar las acrobacias y el estilo del ballet con el movimiento suave y fluido del patinaje sobre el hielo. El éxito también depende en gran parte del que los compañeros sean apropiados el uno para el otro en lo que respecta a personalidad, apariencia física y compatibilidad. Se trata de una especie de matrimonio, y es absolutamente necesario que los dos trabajen como equipo.

En el transcurso de los años he tenido varios compañeros de baile. En cierta ocasión, mientras un ex compañero y yo dábamos una vuelta, caímos y yo me lesioné la espalda. Después que me sacaron un disco de la columna vertebral y estuve convaleciendo por un año, regresé al hielo.

Otro compañero mío súbitamente decidió abandonar la compañía mientras estábamos haciendo una representación en Sudáfrica. Él había estado usando drogas. Se sentía extremadamente deprimido y creía que podría mejorar su situación financiera en otra parte. Sin desplegar ninguna consideración para con la compañía ni para conmigo, él simplemente se fue... llevándose todo mi dinero.

Parecía que mi carrera se había desplomado, de modo que yo también me puse a tomar anfetaminas. Aquél fue un período terrible para mí. Yo simplemente quería quitarme la vida.

Con el tiempo fui a Alemania a trabajar en una escuela de patinaje administrada por el ejército estadounidense. El sueldo era poco, de modo que mayormente me alimentaba de pan y queso. Después de probar con varios compañeros de baile, hallé uno con quien podía trabajar bien. Llegamos a tener éxito a escala internacional y seguimos trabajando juntos por siete años.

No ganamos nuestra reputación sin pasar gran trabajo, practicar mucho y tener muchos problemas. La lucha por llegar a ser estrella era tan importante para mí que yo no quería que nada saliera mal. Si se cometía un pequeño error durante una representación, yo culpaba a mi compañero, discutía con él al respecto y me defendía ferozmente. Cada uno de nosotros tenía que tener “la razón”. Era asunto de “vida o muerte”.

En cierta ocasión se nos impuso una multa de $25 a cada uno de nosotros por estar arguyendo entre bastidores en voz tan alta que las personas que estaban en las primeras filas pudieron oírnos. Llegó a ser bien conocido que entre nosotros dos se realizaban escenas más interesantes entre bastidores que sobre el hielo. Valía la pena luchar para hacerse estrella, así pensaba yo. No obstante, por alguna razón, esto no me proporcionaba felicidad personal ni un sentimiento de estabilidad y bienestar en la vida.

Sin embargo, yo había aceptado este desafío y me enfrenté a él. Me hice estrella y participé en representaciones en algunas de las más sobresalientes salas de fiesta del mundo. Pero ¿dónde estaba toda la felicidad que se suponía que yo experimentara? Simplemente me sentía terriblemente sola. Con el tiempo, llegaría a envejecer, y, aunque yo tenía seguridad financiera, la vida sería vacía si esto era todo lo que encerraba. ¿Qué me esperaba a mí en realidad? La muerte, como a todas las demás personas.

¿Por qué se mete la gente en el mundo de los espectáculos?

Bueno, en lo que a mí respecta y basándome en lo que he observado, muchos artistas crecen con un complejo de inferioridad. Desarrollan el deseo de transformarse en una mejor persona mediante el mundo del teatro. El maquillaje y el vestuario parecen contribuir a la realización de este fin. Además, a muchos les hace gran falta el amor, y generalmente se cree que el que está en el mundo de los espectáculos tiene muchos amigos y admiradores. Hay quienes creen que los aplausos del auditorio satisfacen su deseo y producen felicidad. En realidad, rara vez resulta así.

Sé que hay muchas personas en el mundo de los espectáculos que comparten mi parecer. Alcanzan el éxito y llegan a estar entre los mejores de su profesión. Entonces, al darse cuenta de que aún no se las ama genuinamente y al no sentirse satisfechas, recurren a las drogas o a otros placeres engañosos. Participan constantemente en fiestas y en la vida nocturna para disipar las horas solitarias y la inseguridad. Pero ésta es una felicidad superficial. Para dichas personas las relaciones con otros son tan solo una especie de juego. Rara vez se trata de un amor genuino.

¿Podría ayudarme la religión?

Ocurrió algo que me consternó muchísimo. Cierta patinadora, joven y hermosa, que yo conocía murió trágicamente. Se puso a conducir su automóvil después de una fiesta. Yo conocía a aquella joven y sabía lo infeliz que se sentía, aunque era una estrella. Su muerte carecía de sentido. Me obsesionaba la idea de que su muerte significaba un estado de inexistencia.

Mientras estuve en Alemania, mi vida llegó a un punto de crisis. Me sentía perdida, descorazonada y extremadamente triste. Estando a solas en el cuarto que ocupaba en un hotel, me eché a llorar y clamé por ayuda. Aunque no sabía nada, o casi nada, acerca de Dios y no me consideraba una persona religiosa, oré sinceramente: “Si existe un Dios, que por favor haga algo para ayudarme. Este mundo parece tan enfermo y la vida carece de propósito”.

En realidad no esperaba recibir una respuesta a aquella oración, pues nunca había conocido a Dios. Ninguna religión de ninguna clase jamás me había satisfecho, ni siquiera mi propia fe judía. Estudié el Talmud judío y examiné el budismo de Zen. También leí acerca de la sicología y hasta me interesé superficialmente en las ciencias ocultas y el uso de la tabla Ouija. Ninguno de éstos ofrecía respuestas a las preguntas sencillas acerca del propósito de la vida y la muerte, ni sobre el camino que conduce a la felicidad.

¿La respuesta a mi oración?

Al regresar a mi hogar, que estaba en California, me puse en comunicación con una amiga, Trish, que anteriormente había sido bailarina en Las Vegas, y le pregunté si yo podía ir a visitarla por “dos o tres días”. Después que consideramos cómo pasaríamos el tiempo, ella me dijo que el día siguiente ella tenía que asistir a una reunión.
“Pero —dijo ella— tú puedes acompañarme.”
“¿De qué clase de reunión se trata?”, pregunté yo.
“Oh —dijo ella— ahora soy testigo de Jehová, y tenemos reuniones bíblicas con regularidad cada semana.”
Me quedé absolutamente pasmada. ¿En qué me había metido yo? Me imaginé que se trataría de reuniones llenas de despliegues de emoción o de aquellas personas que en los Estados Unidos se llaman “Holy Rollers”, de modo que me asustó lo que ella me dijo. No obstante, concordé en acompañarla.

Cuando llegamos al Salón del Reino se nos dio la bienvenida y poco después empezó el programa. No me acuerdo mucho acerca del material que se consideró, pero gradualmente empecé a sentirme tranquila, no incómoda. No había imágenes, ni cruces, ni cuartos oscuros.

Los hombres que hablaban desde la plataforma parecían seres humanos de término medio, naturales e inteligentes. Todos tenían la Biblia y todos participaban en estudiarla. Quedé sorprendida al ver que no hubo ningún despliegue exagerado de emoción. ¡Era totalmente diferente a como yo me lo había imaginado!

Entonces noté algo que me impresionó muchísimo. Parecía haber una maravillosa cualidad de amor entre estas personas. Los esposos estaban sentados con sus esposas y cada cual desplegaba compasión y respeto genuinos el uno para con el otro. Yo reconozco la hipocresía cuando la veo. La he visto bastante en el teatro, donde jamás he visto un matrimonio verdaderamente feliz. Ahora bien, recuerdo que vi en aquel salón a cierto caballero que tuvo la amabilidad de colocar un abrigo sobre los hombros de su esposa debido a que ella tenía frío. Aquel gesto realmente me conmovió.

Los niños y adolescentes estaban con sus padres y realmente estaban disfrutando de la reunión, como si todos hubiesen estado compartiendo el mismo pensamiento. No se trataba de una religión triste ni espantosa. Quedé favorablemente impresionada. ¿Era esto lo que yo había estado buscando? ¿Algo que se desarrollaba en un ambiente de amor y felicidad genuinos? Cuando llegamos a casa, pregunté a Trish si ella podría conseguirme uno de aquellos libritos acerca de los cuales ella me había hablado. Muy modestamente ella me dijo que me conseguiría uno.

Yo estaba empezando a recibir la respuesta a la oración que yo había hecho hacía dos semanas. Desde aquel entonces simplemente leí de continuo e investigué cada punto, ahondando en la ciencia, la historia, la arqueología y la medicina. Aquellos “dos o tres días” se convirtieron en tres meses. Sin que yo me diera cuenta de ello, estaba empezando a sentirme feliz. Al despertar por la mañana, ya no me sentía preocupada por la perspectiva de envejecer o morir. En vez de pensar en morir, pensaba en vivir.

Llegué a darme cuenta de que otras personas que estaban en el mundo de los espectáculos como yo habían aprendido acerca de la verdad bíblica también, y habían efectuado grandes cambios en su vida. Trish era una de ellas. Entonces leí con gran interés el relato conmovedor que se publicó en ¡Despertad! del 8 de octubre de 1977 sobre Teresa Graves (”Christie Love”), estrella del mundo del entretenimiento que había escogido entre dos amores. El ejemplo de ella me ayudó enormemente.

¿Postre de fumadora?


Era tiempo de regresar al trabajo, de modo que mi compañero y yo aceptamos un trabajo en el club La Scala, de Barcelona, España. Para entonces yo había efectuado muchos cambios en mi vida y éstos se notaban. Mi punto de vista acerca de la moralidad cambió. Además ya no peleaba con mi compañero, y empecé a añadir un nuevo círculo de amistades a mi vida. Experimenté con menos frecuencia los sentimientos de malestar y de soledad.

Cuando llegamos a España me comuniqué con los testigos de Jehová de Barcelona, y Eric y Hazel, misioneros oriundos de Gran Bretaña, continuaron dándome estudios de la Biblia y contestaron muchas preguntas que yo tenía. También me ayudaron a deshacerme aún de otro hábito malo. Yo era una fumadora empedernida.

No era fácil dejar de fumar. Recuerdo que pregunté a Eric: “¿Qué puedo hacer para abandonar el hábito?”.
“¿Tienes cigarrillos en tu cuarto, Elyn?”, preguntó él.
“Claro”, contesté yo.
“Entonces, ¿no te parece que deberías deshacerte de ellos? ¿Cómo puedes dejar de fumar si tienes cajetillas de cigarrillos en tu mismísima habitación?”
Decidí que tenía que dejar aquel hábito de manera súbita y drástica. Yo había invitado a un amigo mío, que era comediante en el teatro, a cenar conmigo. Cuando llegó el tiempo de servir el postre, reuní todas mis cajetillas de cigarrillos y las eché dentro de un plato hondo. Entonces vertí agua encima de ellas, lo cual dejó asombrado a mi amigo. Él quedó perplejo y quería saber qué clase de postre sería éste. Entonces le expliqué que debido a mi nueva creencia iba a dejar de fumar para siempre. ¡Él sintió alivio al recibir dicha explicación!

Terrorismo en el teatro

Cuatro meses después de emprender mi empleo en España, ciertos terroristas entraron súbitamente en el teatro un domingo por la mañana y lanzaron cócteles Molotov, de modo que el edificio quedó completamente destruido. Murieron 4 personas y 350 quedaron sin empleo. ¡Felizmente, la mayoría de nosotros no estábamos en el edificio en aquel momento! Mi vestuario y mis patines fueron destruidos junto con algunos libros preciosos, pero todavía tenía la vida.

Los otros artistas estaban en estado de pánico y angustia. Me puse a explicar a todos que ésta simplemente era una de muchas pruebas de que realmente estamos viviendo en lo que la Biblia llama “los últimos días” y que dentro de poco Jehová Dios traerá a la existencia un nuevo sistema bajo su Reino, el cual traerá paz a toda la Tierra. (2 Timoteo 3:1-5; 2 Pedro 3:13.)

Ahora yo sabía lo que era ser Testigo, y esto me proporcionaba gozo. Se trata del gozo que proviene de dar más bien que de recibir (Hechos 20:35). Puesto que quedamos sin empleo, había bastante tiempo para estudiar la Biblia con otros, de modo que empecé estudios con varios artistas internacionales.

Como consecuencia del incendio, tuve un período de descanso de tres meses, durante el cual me bauticé el 26 de marzo de 1978 en Barcelona. Algunas de las personas del teatro que estudiaban la Biblia conmigo asistieron a mi bautismo, y mi amiga Trish llegó en avión desde California. ¡Ésta verdaderamente fue una ocasión gozosa, el día más feliz de mi vida!

¿Es el ser estrella lo más importante?

Durante los pasados cuatro años he servido de ministra, como precursora regular, dedicando un promedio de 90 horas al mes a la predicación. Me he mantenido por medio de participar ocasionalmente en representaciones teatrales. Después del desastre de Barcelona, hallé un nuevo compañero y empecé a entrenarme nuevamente, lo cual no me fue fácil.

Además, cuando se nos ofrecieron buenos contratos tuve que rechazarlos debido a que en muchos casos se trataba de espectáculos de índole inmoral, y ya yo no estaba dispuesta a transigir al respecto. Fue difícil rechazarlos... en muchos casos se trataba de empleos lucrativos, y mi nuevo compañero de trabajo, que no era Testigo, salía perdiendo junto conmigo.

Inicialmente él no comprendía mis principios basados en la Biblia. Pero ahora estamos consiguiendo buenos contratos internacionales, y todavía puedo predicar la mayor parte del tiempo, hasta cuando estoy trabajando en el teatro.

Debido a que las personas que trabajan en el teatro tienen un horario poco común, ellas rara vez reciben un testimonio directo. Por eso, cuando estoy viajando con la compañía de teatro, ésta llega a ser mi “territorio” especial para dar el testimonio. Esto ha resultado en que algunos artistas estudien la Biblia y me hayan acompañado a las reuniones de congregación.

Dondequiera que yo me encuentre —Australia, Europa, Singapur, Japón— tengo mucho que hacer en el servicio de mi Dios. He descubierto que la felicidad más profunda consiste en saber que hay un Dios que se interesa en nosotros y que demuestra amor duradero para con sus criaturas. La gloria de oropel del teatro es comparativamente superficial. El reconocer este hecho proporciona ahora un gozo enorme en medio de un mundo triste. (1 Juan 4:8.)

El ser parte de esta hermandad mundial del pueblo de Dios constituye la realización de un sueño increíble... lo he experimentado de veras en el transcurso de mis viajes. Esta hermandad sirve de testimonio viviente acerca de un Dios vivo y amoroso. No hay nada más bello, más perfecto ni más real que la verdad. ¡Qué privilegio es el que Jehová me haya abierto el corazón!

La esperanza galardonadora de vivir hasta tiempo indefinido en una Tierra llena de amor es lo que Jehová ha puesto en el corazón del hombre, incluso en el mío, y anhelo el día en que esta esperanza se realice de manera grandiosa.

Experiencia relatada por Elyn Tia, en la revista ¡Despertad! con fecha 01 de Febrero de 1984, En la próxima entrada se relatara la experiencia sobre Teresa Graves mencionada en este artículo.


También puede leer el "Anuario de los testigos de Jehová 2013" Incluso disponible en audio libro.