Entradas populares

Buscar en este blog

martes, 1 de abril de 2014

Preste atención a la profecía (Primera parte)

“Tenemos la palabra profética hecha más segura; y ustedes hacen bien en prestarle atención como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro.” (2 PEDRO 1:19.)

EL MINISTERIO terrestre de Jesús llegaba a su fin. Cerca de Cesarea de Filipo, al norte de Galilea, el “Hijo del hombre” había informado a sus discípulos que se acercaba su muerte y que él vendría otra vez, en la gloria de su Padre. Luego les dijo: “En verdad les digo que hay algunos de los que están en pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean al Hijo del hombre viniendo en su reino” (Mateo 16:21-28). ¿Qué significaría esto?

Unos seis días después, Jesús llevó a Pedro, Santiago y Juan a una montaña encumbrada, probablemente Hermón, de la cordillera del Anti-Líbano. ¡Allí sucedió algo extraordinario! Jesús fue transfigurado ante los ojos de ellos y tomó una apariencia deslumbrante. En una visión, ellos vieron a Moisés y a Elías conversando con él. ¿Por qué vieron allí a Moisés y Elías?

Pues bien, a Jesús se le identifica claramente en las Escrituras como “ese Profeta” prefigurado por Moisés. Y una obra como la de Elías se relaciona estrechamente con el Reino de Dios, en el cual reina Jesús (Hechos 3:22, 23; Deuteronomio 18:15-19; Malaquías 4:5). Fue apropiado, pues, que a aquellos hombres se los viera allí con Jesús en aquella visión de su venida con la magnificencia de su futura gloria del Reino. (Mateo 17:1-5.)

También fue apropiado que se oyera la voz de Jehová desde el cielo decir: “Éste es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado”. A esto, Dios añadió las palabras: “Escúchenle”.

¿Qué impresión causó en aquellos apóstoles aquel acontecimiento inspirador de reverencia? ¿Qué efecto debe tener en nosotros hoy día? Unos 30 años después, Pedro todavía podía recordar aquel espectáculo con toda su brillantez. “Por consiguiente —dijo él— tenemos la palabra profética hecha más segura.” ¿Qué “palabra profética” era aquélla? Pues aquellas profecías, como la de Daniel 7:13, 14, que entonces quedaron confirmadas mediante la transfiguración... ¡profecías acerca de la venida del Hijo del hombre en la gloria del poder del Reino! (2 Pedro 1:16-19; vea también Isaías 9:6, 7.)

Para aquel tiempo “la palabra profética” había llegado a abarcar, también, las profecías que había dado Jesús mismo. Entre ellas estaba su profecía del Reino sobre “la conclusión del sistema de cosas”, que también preveía “al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” en un tiempo de contienda mundial sin paralelo (Mateo 24:3-14, 30, 31).

Más tarde, “la palabra profética” incluiría las poderosas profecías del Reino que el glorificado Jesucristo revelaría al envejecido apóstol Juan, como las que se registraron en Revelación 1:12-16; 5:5-10; 11:15-17 y 14:14, 15.

¡Preste atención!

Si aquella visión profética movió así a Pedro y sus compañeros, ¡cuánto mayor efecto debería tener en nosotros hoy día! Ahora que el Hijo del hombre ha llegado en su gloria, para sentarse en su glorioso trono del Reino en los cielos, ¡ciertamente ya es hora de que ‘lo escuchemos’! En realidad, hacemos bien en prestar atención a la palabra profética, “como a una lámpara que resplandece en un lugar oscuro”, y en permitir que ilumine nuestro corazón. (2 Corintios 4:6.)

El apóstol Pablo también dio énfasis a lo necesario que es que tomemos a pecho el mensaje profético. Escribió a los cristianos hebreos que Dios “hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a [los] antepasados [de ellos] por medio de los profetas”, pero ‘al fin de los días (del sistema de cosas judío)’ les habló por medio de un Hijo. Aquella palabra profética que habló Jesús fue sumamente importante.

Si se hacía caso de ella, llevaría a la salvación. “Por eso —dijo Pablo— es necesario que prestemos más que la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros” (Hebreos 1:1-4; 2:1). Ahora, en “la conclusión del [entero] sistema de cosas [mundial]”, con más razón debemos escuchar las palabras de Jesús. (Mateo 24:3, 35; compárese con Isaías 55:6-11.)

Hay que recalcar que el que prestemos atención a la palabra profética no debería hacerse sólo con el fin de adquirir conocimiento. ¡Lejos de eso! Esa palabra debe estimularnos a obrar de acuerdo con ese conocimiento y movernos a hacer la voluntad de Dios especialmente ahora, “en la parte final de los días” (Isaías 2:2, 3).

El salmista se dirige a Jehová Dios y dice: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda”. Esa palabra nos permite seguir andando en la luz de la verdad y en una preciada intimidad con nuestro Dios. Evita que alguna vez nos deslicemos de vuelta al mundo de Satanás (Salmo 119:105; Job 29:3, 4).

Para conseguir beneficio duradero de la palabra profética, tenemos que cultivar amor profundo por la Biblia y tomar a pecho todo su mensaje. Así nos sentiremos siempre movidos a hacer la voluntad de Dios y a mantenernos en Su amor. (Marcos 12:29-31; 1 Juan 4:16; Judas 20, 21.)

Modelos proféticos

La Biblia describe con muchos detalles la desobediencia voluntariosa del Israel de la antigüedad. ¿Por qué? “Para amonestación de nosotros a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” Esto debe infundirnos temor piadoso, para que nunca desarrollemos “un corazón inicuo y falto de fe al [alejarnos] del Dios vivo” (1 Corintios 10:11; Hebreos 3:12; Job 28:28).

¡El registro bíblico no es historia muerta! Suministra modelos y declaraciones proféticos que muestran que Jehová Dios ejecutará de nuevo venganza, pero en escala mucho más extensa que en los días del Israel apóstata.

El castigo que Dios infligió a aquella nación reincidente en 607 a. de la E.C., y de nuevo en 70 E.C., ilustra el hecho de que su ardiente cólera será derramada, en breve, particularmente sobre la cristiandad. ¡Hacemos bien en prestar atención a aquella palabra profética! (Jeremías 7:28, 32-34; Mateo 24:3-22.)

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Julio de 1984. Para complementar el tema lea el folleto: "Buenas noticias de parte de Dios" editado por  los testigos de Jehová.