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viernes, 28 de febrero de 2014

El ascenso y caida del comercio mundial (Primera parte)

¿Por qué examinar el comercio mundial?

ES DIFÍCIL imaginar un mundo sin rivalidad política, sin disputas religiosas ni ansiedad económica. No pasa un día sin que la política, la religión o el comercio nos afecten de una manera u otra.

Cuando un grupo de personas viven juntas, necesitan algún sistema de economía —administración doméstica— para hacerse con los artículos y servicios básicos. De modo que toda familia se esfuerza por tener una economía sana. 

 
De igual manera, la economía de los gobiernos implica cuatro factores básicos: 1) fijar los artículos y servicios que deben facilitarse, 2) decidir cómo deben producirse, 3) determinar cómo distribuirlos y después 4) preocuparse de que la economía crezca a un ritmo apropiado y suministre empleo para todos.
No hay duda de que los sistemas económicos que el hombre ha creado han hecho la vida más cómoda, pues nos han suministrado artículos y servicios que no podríamos haber conseguido por nosotros mismos. Estos sistemas normalmente han elevado de modo notable el nivel de vida. El adelanto en las comunicaciones nos permite ponernos en contacto con personas de cualquier parte del mundo en unos segundos, enviarles información en unos minutos e incluso viajar para hablar con ellas personalmente en unas horas.

Sin embargo, no podemos pasar por alto el hecho de que el comercio mundial influye en el hombre de una manera más trascendental. Junto con la religión y la política puede afectar nuestro mismo destino. De modo que es apropiado que ahora dirijamos nuestra atención a este tercer elemento principal de la sociedad humana: el comercio mundial. ¿Cómo ha llegado a ser tan poderoso? ¿Adónde se encamina? ¿Qué implicaciones tiene para nosotros personalmente?

Definiciones del mundo del comercio

El Diccionario de uso del español define “comercio” como “la actividad de comprar, vender, permutar, etc., para obtener provecho”, entre personas, firmas o países. Por supuesto, los artículos deben fabricarse o procesarse antes de que puedan comercializarse, proceso al que se conoce como “industria”. Y el trabajo relacionado con el comercio se denomina “negocio”.

La “economía” es “la ciencia que trata de la producción, distribución y consumo de los bienes destinados a las necesidades humanas”. Las raíces griegas de las que se deriva esta palabra están relacionadas con la administración de una casa o un estado.



Esta es una serie de artículos que aparecieron en la revista "¡Despertad!" el 08 de Enero de 1992. Puede ser de su interés el tema: "¿Quién puede ver el futuro?"

jueves, 27 de febrero de 2014

Deuteronomio nos exhorta a servir a Jehová con gozo sincero (Tercera parte)

El tercer discurso de Moisés comienza con las instrucciones de escribir en grandes piedras la Ley. Desde el monte Gerizim se han de pronunciar bendiciones; y desde el monte Ebal, invocaciones de mal. Se contrastan las bendiciones por obedecer los mandamientos de Dios con las maldiciones que habrían de esperarse por la desobediencia. (Deuteronomio 27:1–28:68.)

Con relación al cuarto discurso de Moisés, se renueva el pacto entre Jehová y los israelitas. Moisés relata cómo los cuidó Dios en el desierto. Se da advertencia contra la desobediencia y se da énfasis a la misericordia de Jehová. Finalmente se da a escoger al pueblo entre la vida y la muerte. El pueblo de Israel puede ‘mantenerse vivo si ama a Jehová, escucha su voz y se adhiere a él’. (Deuteronomio 29:1–30:20.)

Moisés insta a los israelitas a ser valerosos cuando entren en la Tierra Prometida, pues Jehová está marchando con ellos.
Al nombramiento de Josué como líder le sigue una profecía con relación a la rebeldía de Israel. Después, en un cántico, Moisés ensalza a Jehová, predice ayes debido a la infidelidad de Israel, pero termina con una promesa de venganza divina, aunada a la llamada: “Alégrense, oh naciones, con su pueblo”. Moisés confiere unas bendiciones finales, después de lo cual el profeta, de 120 años de edad, ve la Tierra Prometida, muere y es sepultado por Jehová en una tumba sin señal identificadora. (Deuteronomio 31:1–34:12.)


Discursos finales, cántico y bendición

32:39—¿Cómo puede ser que no haya dioses junto con Jehová, si Juan 1:1 dice que ‘la Palabra estaba con Dios y era un dios’?
Estos textos tienen que ver con asuntos diferentes. Lo que se quiere mostrar en Deuteronomio 32:39 es que los dioses falsos no tienen participación alguna con el Dios verdadero, Jehová, en Sus actos de salvación. No pueden librar del desastre a sus adoradores, y tales dioses no estuvieron con Jehová en nada de lo que éste hizo.
 
Aunque la “Palabra” es un dios o alguien poderoso, no está en oposición a Jehová ni actúa como su rival, como era el caso con los dioses falsos. (Deuteronomio 32:12, 37, 38.)


33:1-29—¿Por qué no se menciona a Simeón en esta bendición?


Simeón y Leví habían cooperado en un acto de crueldad, y aunque habían recibido porciones en Israel, éstas no fueron como las de las demás tribus. A los levitas se les dieron 48 ciudades por todo el país, mientras que la parte de Simeón estaba dentro del territorio de Judá (Génesis 34:13-31; 49:5-7; Josué 19:9; 21:41, 42).

De modo que cuando Moisés dirigió su atención a la tribu de Judá, sabía bien que la porción de Simeón estaba junto con la de ella. Además, la tribu de Simeón vino a estar bajo la bendición general: “¡Feliz eres tú, oh Israel! ¿Quién hay como tú, pueblo que goza de salvación en Jehová?”. (Deuteronomio 33:29.)

Ayuda duradera para los siervos fieles

Deuteronomio es de beneficio duradero para los siervos de Jehová, y podemos obtener de él instrucción valiosa. Por ejemplo, durante la invasión de Canaán, Josué siguió incondicionalmente el consejo que ahora se registra en este libro. De igual manera, nosotros debemos aceptar de buena gana la guía divina (Deuteronomio 20:15-18; 21:23; Josué 8:24-29).

Jesucristo citó de Deuteronomio al resistir con éxito a Satanás. Como Jesús, nosotros reconocemos que el hombre debe vivir de las declaraciones de Jehová, que no debemos poner a Dios a prueba y que tenemos que rendirle servicio sagrado solamente a él. (Mateo 4:1-11; Deuteronomio 5:9; 6:13, 16; 8:3.)

Este libro identifica a Jehová como un Dios que exige devoción exclusiva (Deuteronomio 4:24; 6:15)
.

También declara: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital” (Deuteronomio 6:5). En esencia, pues, Deuteronomio nos exhorta a servir a Jehová fielmente. Por lo tanto, rindamos servicio sagrado a Él con gozo sincero.



Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Julio de 1984. Para complementar, lea el tema: "Moisés Un hombre digno de imitar". También disponible en audio libro. Ambos producidos y distribuidos por los testigos de Jehová.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Deuteronomio nos exhorta a servir a Jehová con gozo sincero (Segunda parte)

En un segundo discurso, Moisés repite primero las Diez Palabras y habla de cuando fue dada la Ley. Se pone énfasis en amar a Jehová con todo el corazón, alma y fuerza vital. Se hace resaltar el hecho de que se debe instruir a los hijos.

Siete naciones de Canaán, junto con los accesorios que utilizan en la adoración falsa, son designadas para recibir destrucción.

A los israelitas se les dice que no fueron escogidos debido a su justicia, sino porque Jehová es fiel y cumple los pactos que hace. Una vez hayan entrado en la Tierra Prometida, tienen que seguir siendo obedientes y no olvidarse de Dios. Se repasan varios casos de desobediencia, y se muestra que es esencial tener amor y temor sincero a Dios.
Se ponen ante Israel las bendiciones y las invocaciones de mal, y se insta al pueblo a obedecer a Dios. (Deuteronomio 5:1–11:32.)

A continuación se mencionan muchas leyes que afectarán la vida en la Tierra Prometida. Entre ellas hay disposiciones reglamentarias con respecto a destruir todo vestigio de religión inmunda, comer carne y disponer de la sangre, tratar con falsos profetas y la apostasía, los alimentos limpios y los inmundos, y el diezmo. Se dan detalles sobre la liberación de deudas, la esclavitud y los animales primogénitos. Se consideran las tres fiestas anuales, así como ciertos asuntos judiciales y ciertas leyes para los reyes y los levitas. Después que se dan advertencias contra el espiritismo, se predice la venida de un profeta como Moisés. (Deuteronomio 12:1–18:22.)

Entre otras disposiciones reglamentarias que se mencionan están las que tienen que ver con las ciudades de refugio, la exención militar, la limpieza de culpa por derramamiento de sangre, el casarse con cautivas, la primogenitura, los hijos rebeldes, el respeto a la propiedad de los demás y a la vida, asuntos de índole sexual, y con los que son inelegibles para ser miembros de la congregación.

Entre otras leyes que se dan están además las relacionadas con los esclavos, el pago de intereses y los votos. Este discurso termina dando disposiciones reglamentarias sobre asuntos como el divorcio, los préstamos, el mostrar bondad a los huérfanos y a las viudas, el matrimonio de cuñado, las pesas exactas, la ofrenda de las primicias y el diezmo. (Deuteronomio 19:1–26:19.)

El segundo discurso de Moisés


6:6-9—¿Debe entenderse literalmente el mandamiento de ‘atar la ley de Dios como señal sobre la mano’?
Estos versículos no apoyan la práctica de usar filacterias (cajitas que contienen textos bíblicos). Más bien, señala a una aplicación simbólica. (Compárese con Éxodo 13:9; Proverbios 7:2, 3.) No se dice que los mandamientos habían de escribirse en algo que alguien usaría o que habían de fijarse a los postes de las puertas y a las puertas.

Los israelitas habían de mantener siempre a la vista los mandamientos de Dios,
sea que estuvieran en casa, en el camino o cerca de las puertas de la ciudad. Habían de conservar en el corazón la ley de Dios, enseñarla a sus hijos y demostrar con acciones (como se expresaría mediante las manos) que se adherían a ella. El pueblo había de identificarse con la ley de Jehová, tal como si hubiera estado escrita entre sus ojos para que todos la vieran.

De igual manera, los testigos de Jehová deben demostrar que son siervos obedientes de Dios. El corazón los mueve a obedecer la Palabra de Jehová, y llenan la mente con cosas que son verdaderas, de seria consideración, justas, amables, virtuosas y dignas de alabanza. Se esfuerzan en todos los aspectos por mostrar que los mandamientos de Jehová están ante ellos en todo momento. (Filipenses 4:8; Colosenses 3:23.)

8:3, 4—¿Significa esto solamente que se repuso el suministro de ropa?


La provisión del maná fue un milagro continuo. Así también lo fue el hecho de que no se les gastara la ropa ni se les hincharan los pies durante los 40 años que los israelitas vagaron por el desierto. Si simplemente se hubiera renovado de modo normal el suministro de ropa, aquello no hubiera sido ningún milagro. No habría envuelta ninguna dificultad en usar la misma ropa durante todos aquellos años, pues la ropa de los niños podía pasarse a los más jovencitos, y habría llegado a haber ropa disponible para otros a medida que fueran muriendo personas adultas.

Puesto que la cantidad de israelitas era casi la misma al terminar el viaje por el desierto que al comenzar a vagar, el suministro original de ropa sería más o menos apropiado durante los 40 años. (Números 2:32; 26:51.)

14:21—Puesto que los israelitas no podían comer “ningún cuerpo ya muerto”, ¿por qué podían darlo a un residente forastero o venderlo a un extranjero?

Como Legislador Supremo, Jehová tenía el derecho de poner ciertas restricciones solo a los israelitas. Ellos eran “un pueblo santo” para Él. Otras naciones no observaban esta prohibición de no comer un animal que hubiera muerto por sí solo. No había nada injusto en dar un cadáver que no hubiera sido desangrado a un residente forastero o venderlo a un extranjero, pues los israelitas no se valían del engaño, y el que lo recibía o lo compraba actuaba voluntariamente.

Pudiera añadirse que Deuteronomio 14:21 está en armonía con Levítico 17:10, donde se prohibía que el residente forastero comiera sangre. Un residente forastero que fuera prosélito no había de comer sangre, pero esta prohibición no aplicaba a un residente forastero que no fuera totalmente prosélito. Puede que tal persona tuviera usos para el cadáver de un animal no desangrado que un israelita o prosélito fiel considerara inmundo.

17:5-7—¿Por qué se requería que viniera primero la mano de los testigos sobre una persona sentenciada a muerte?


Todos en Israel habían de mostrar celo por la adoración verdadera y estar deseosos de ver que permaneciera limpia la organización y no se causara ningún oprobio al nombre de Jehová. Los testigos habían de mostrar tal celo tomando la delantera en ejecutar el juicio. (Compárese con Números 25:6-9; Deuteronomio 13:6-11.)

Por supuesto, una cosa era testificar contra alguien, y otra muy diferente ejecutar al individuo. Esto haría que un testigo pensara con mucha cautela al prestar declaración, y sólo una persona inicua daría falso testimonio, pues sabía que sería la primera en actuar para dar muerte al hombre o la mujer. Los testigos de Jehová pueden aplicar estos principios al desplegar celo por la limpieza de la congregación y también ser muy cuidadosos al dar testimonio veraz. Después de todo, cada uno de nosotros tiene que responder por sus actos al Juez Supremo, Jehová. (Mateo 12:36, 37.)

22:5—En vista de esta prohibición, ¿es apropiado que una mujer se ponga pantalones?


El propósito evidente de esta ley era evitar los abusos sexuales y la confusión en cuanto a la identidad sexual. En apariencia y atavío, normalmente el hombre quiere lucir masculino; y la mujer, femenina. Aunque en aquel entonces tanto los hombres como las mujeres usaban prendas de vestir parecidas a túnicas, había una diferencia entre la vestidura de los hombres y la de las mujeres.

De igual manera, en algunas partes de la Tierra hoy, tanto los hombres como las mujeres usan pantalones, aunque los estilos difieren para cada sexo. El principio en este texto no descartaría que a veces la cristiana se pusiera pantalones, como cuando trabaja en la casa o en una finca. Y según la costumbre local y la necesidad, los pantalones pudieran ser la prenda de vestir conveniente en climas muy fríos. La Biblia aconseja a las mujeres que “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”. (1 Timoteo 2:9, 10.)

24:6—¿En qué sentido podía ser como apoderarse de un alma el apoderarse de un molino de mano o de la muela superior de éste como prenda?

 
Generalmente, el pan se horneaba diariamente, y frecuentemente había que convertir en harina el grano. Así que el pan de cada día de una familia dependía del molino de mano. De manera misericordiosa, pues, la ley de Dios prohibía que alguien se apoderara del molino de mano de alguna persona o de la muela superior de éste.



El apoderarse de cualquiera de éstos resultaría en privar a la familia de su pan de cada día y equivaldría a apoderarse de un “alma” o el “medio de vida”.
 


Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Julio de 1984. Puede ser de su interés el tema: "Los milagros ¿De veras son posibles?. También disponible en audio libro. Ambos producidos y distribuidos por los testigos de Jehová.

martes, 25 de febrero de 2014

Deuteronomio nos exhorta a servir a Jehová con gozo sincero (Primera parte)

LOS adoradores de Jehová tienen que servirle fielmente y con gozo sincero. Eso es lo que da a entender claramente el libro bíblico de Deuteronomio (Deuteronomio 28:45-47). Y la exhortación que hace a que se rinda un servicio gozoso y fiel como ése tiene mucha importancia en la vida de los testigos de Jehová del siglo XXI.

Deuteronomio fue escrito por Moisés, profeta hebreo, en 1473 a. de la E.C., mientras éste se hallaba en las llanuras de Moab, y abarca un período de poco más de dos meses. Probablemente el último capítulo fue añadido por Josué o el sumo sacerdote Eleazar.

Deuteronomio consiste en cuatro discursos, así como en un cántico y una bendición de Moisés cuando Israel estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida (Deuteronomio 1:3; Josué 1:11; 4:19). En Deuteronomio Moisés explica en detalle ciertos puntos de la Ley.

Entre otras cosas, el libro muestra que Jehová exige devoción exclusiva. También advierte que no se adoren dioses falsos y exhorta al pueblo de Dios a ser fiel en el servicio sagrado que rinden a Él.

Sin embargo, ¿de qué modos específicos ayudaron a los israelitas las palabras que se registraron en Deuteronomio? Y ¿cómo puede beneficiar este libro a los testigos de Jehová hoy día?

Los israelitas han estado en el desierto por unos 40 años, cuando Moisés entonces les dirige la palabra. En parte, relata acerca de la ocasión en que se nombraron jueces para que le ayudaran. Habla del mal informe de los diez espías, que resultó en rebelión y en que anduvieran vagando por el desierto. Recuerda también las victorias que Dios hizo posible.

Moisés advierte que no se deben hacer ídolos y subraya este asunto al declarar: “Jehová tu Dios es un fuego consumidor, un Dios que exige devoción exclusiva”. A esto le sigue la exhortación de obedecer a Jehová. (Deuteronomio 1:1–4:49.)

El primer discurso de Moisés

4:15-24—¿Significan estas palabras contra el hacer imágenes que es incorrecto tener a la vista fotografías de personas?
Estos versículos prohíben el hacer imágenes para la adoración falsa. Pero a los israelitas no se les prohibió hacer imágenes con otros propósitos. Por ejemplo, en las telas para la tienda del tabernáculo y sobre la cubierta del arca sagrada había representaciones que se asemejaban a querubines que tenían la aprobación de Dios.

No sería apropiado relacionar con la idolatría la costumbre de tomar fotografías y tenerlas a la vista, a menos que deliberadamente se usaran para propósitos que tuvieran que ver con la religión falsa. Por lo general, no hay ninguna objeción bíblica a las fotografías, las pinturas y las esculturas que tengan algún valor artístico o práctico al representar a personas o cosas.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Julio de 1984. Puede leer la Biblia en linea, descargarla en formato para lector electrónico, También se encuentra disponible en audio libro. Ambos producidos y distribuidos por los testigos de Jehová.

lunes, 24 de febrero de 2014

Vivir no es sólo existir,sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir.
Gregorio Marañon

Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento, y el cuerpo que la ropa? Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida? 
Jesucristo (Mateo 6:25-27)

domingo, 23 de febrero de 2014

Cántico 55: ¡Al fin, vida sin fin!

”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3: 16)
¿Puedes ver el día en que
vivan juntos los pueblos?
No más luchar ni guerrear,
lo malo ya pasó.

Canta con emoción,
con todo el corazón.
Pronto será realidad:
¡vida sin fin, al fin!

Gozarás de juventud,
fuerzas y lozanía;
no más dolor ni clamor,
solo felicidad.

Canta con emoción,
con todo el corazón.
Pronto será realidad:
¡vida sin fin, al fin!

¡Qué placer! Todo será
un feliz paraíso.

Exclamarás sin cesar:
“¡Gracias, Señor Jehová!”.

Canta con emoción,
con todo el corazón.
Pronto será realidad:
¡vida sin fin, al fin!


(Véanse también Job 33:25; Sal. 72:7; Rev. 21:4.). Disfrute del cántico 55 edición infantil de la sección "Hazte amigo de Jehová" del sitio:
www.jw.org/es

sábado, 22 de febrero de 2014

Fortalecidos con poder más allá del normal (Segunda parte)

Los siervos de Jehová han adquirido una conciencia guiada por la Biblia, para que oigan Sus recordatorios y les presten atención mientras los ponen en práctica en su vida cotidiana (Salmo 25:10). Se les ha advertido contra las prácticas inmundas y sucias que Dios odia. Las cosas egoístas, inmorales y solapadas que algunos de ellos habían hecho en el pasado ya han quedado tras ellos, pues las han repudiado por completo (1 Pedro 4:3).

Esto tiene que ser así en el caso de todos los que quieran continuar participando de algún modo en las bendiciones del Reino. Todos tienen que estar limpios mental, moral y físicamente para disfrutar del privilegio de ofrecer a Jehová los sacrificios de la alabanza, “una ofrenda de dádiva en justicia” (Malaquías 3:3; Isaías 52:11). ¡Qué maravilloso sentido de seguridad experimentan todos los Testigos leales mientras se asocian con multitudes que están verdaderamente unidos en el feliz servicio al Creador!

Educación divina

 

Isaías 32:4 pasa a decir: “Y el corazón mismo de los que son demasiado apresurados considerará conocimiento, y hasta la lengua de los tartamudos será rápida en hablar cosas claras”. La educación divina ha enseñado a los siervos de Dios a no hacer promesas que no tengan la intención de cumplir, y a no hablar de modo calumnioso o hiriente acerca de alguien. Ciertamente la bendición de Dios está sobre los que prestan atención a este consejo, registrado en Eclesiastés 5:2: “No te des prisa respecto a tu boca; y en cuanto a tu corazón, no se apresure a producir una palabra ante el Dios verdadero. Porque el Dios verdadero está en los cielos pero tú estás en la tierra. Es por eso que deben resultar pocas tus palabras”.

Tan importante es que nunca levantemos la voz para criticar amargamente a la organización del Señor o a sus representantes nombrados. Jehová es el Juez omnisciente ante quien hay que rendir cuentas por esos dichos ociosos, y otros. (Mateo 12:36, 37; Levítico 19:16; Judas 8.)

Entre los que desprecian la enseñanza de Jehová hay individuos que critican a la organización limpia de Jehová y sus reglas que mantienen la paz y el buen orden, y se quejan de ello. Poca diferencia separa a tales individuos de los que son categóricamente rebeldes. Coré y sus apoyadores descubrieron eso para su ruina completa cuando osaron apresurarse a hablar contra Moisés, siervo de Dios (Números 16:1-40). Sobre este mismo asunto, Proverbios 29:20 declara: “¿Has contemplado a un hombre que es apresurado con sus palabras? Hay más esperanza para alguien estúpido que para él”.

Jehová también ha bendecido a su pueblo al darle sabiduría para discernir entre lo que es bueno y lo que es malo.
Los de este pueblo están en guardia contra cualquiera que venga a ellos con palabras dulces y habla amable, y tal vez hasta con regalos, con el fin de seducir el corazón de los incautos. (Compare con 1 Timoteo 6:20, 21; Judas 16.) Puede que haya personas religiosas que traten de llevarles buenas nuevas diferentes de las que ellos ya han recibido de Jesucristo y sus apóstoles. Además, a ningún individuo insensato y sin principios se le nombra como siervo en la organización de Jehová.
Esto está en armonía con estas palabras: “Al insensato ya no se le llamará generoso; y en cuanto al hombre sin principios, no se dirá de él que es noble; porque el insensato mismo hablará pura insensatez, y su corazón mismo se ocupará en lo que es perjudicial, para ocuparse en apostasía y para hablar contra Jehová lo que es descarriado [“locura”, Delitzsch], para hacer que el alma del hambriento lo pase vacía, y hace que aun el sediento lo pase sin bebida misma”. (Isaías 32:5, 6.)

Quienes han salido en el transcurso de los años porque “no eran de nuestra clase”, y que tratan de inducir a otros que sigan el mismo derrotero que pone en peligro la vida, se han cortado de la fuente de alimento espiritual sólido y de refrescantes aguas espirituales (1 Juan 2:19). Lejos de ser generosos y dadivosos hacia los de la humanidad que están hambrientos y sedientos de justicia, no ven ninguna necesidad urgente de que se lleve a cabo en nuestro tiempo una obra de predicar organizada. 


Su pensar es que cada uno debería guiarse por su lectura e interpretación particular de la Biblia en vez de formar parte de una unidad de personas adiestradas en vivir y obrar de acuerdo con los elevados principios y recordatorios de la Palabra de Dios (Salmo 133:1-3; 1 Corintios 1:10). Quisieran extraviar a otros para que crean que Jehová seguirá perdonando indefinidamente a los pecadores mientras éstos hagan un despliegue externo de arrepentimiento.

Es interesante notar lo que dice Isaías 32:7 sobre los apóstatas del Israel de la antigüedad: “En cuanto al hombre sin principios, sus instrumentos son malos; él mismo ha dado consejo para actos de conducta relajada, para perder a los afligidos con dichos falsos, aun cuando alguien pobre habla lo que es recto”.

Los seguidores genuinos de Jesús, a quienes él ha escogido porque están conscientes de su necesidad espiritual, ciertamente ‘hablan lo que es recto’. Pero los opositores insensatos no están interesados en el verdadero bienestar de los que buscan la verdad. Están resueltos a arrastrar discípulos tras sí, prescindiendo del peligro en que se ponen y ponen a otros. 



Porción del artículo de la revista "La Atalaya" del 15 de mayo de 1984. Para ampliar su estudio vea el libro: "Guía de estudio para los testigos de Jehová 2014"

viernes, 21 de febrero de 2014

Fortalecidos con poder más allá del normal (Primera parte)

“El poder que es más allá de lo normal es de Dios y no el que procede de nosotros.” (2 Corintios 4:7.)

DESDE hace mucho tiempo Jehová preconoció los tiempos críticos que les sobrevendrían a todas las naciones de la Tierra. Supo de antemano que el egoísmo y la iniquidad de la humanidad producirían finalmente una desagradable cosecha de corrupción y violencia.

El espíritu de Jehová movió al apóstol Pablo a expresar esta advertencia clara: “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, temerarios, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa mas resultando falsos a su poder” (2 Timoteo 3:1-5). ¡Un ambiente verdaderamente peligroso para los que procuran servir al Dios de la verdad!

Sin embargo, Jehová se proponía que en medio de esas circunstancias se declarara por toda la Tierra su nombre y su Reino. ¿Quiénes lo harían? Un pueblo al que él reveló su nombre y propósito significativos... los testigos de Jehová (Isaías 43:10-12). Él sabía de antemano que este pueblo se enfrentaría a la oposición de gobernantes que considerarían al Reino de Dios como reto y rival (Salmo 2:2, 3). Sabía también que sus testigos se verían sometidos a los problemas y sufrimientos comunes a todos los hombres. Ellos necesitarían poder que fuera más allá del que pudieran sacar de sí mismos. ¿Satisface Dios esa necesidad?

Las experiencias del apóstol Pablo suministran la respuesta a esa pregunta. Algunos de los peligros a que él estuvo expuesto se alistan para nosotros de modo descriptivo en 2 Corintios 11:23-27. Puesto que fue comisionado por Jehová como apóstol y maestro de las naciones, Pablo dio atención primordial a esa obra docente (Romanos 11:13). Pero ¿cómo pudo sobrevivir a todos los peligros y terminar la obra que se le había asignado? Jehová no perdió de vista a su siervo leal, y lo libró, con frecuencia a última hora, en cada momento crítico.

Para que Pablo pudiera llevar a cabo con éxito el ministerio cristiano, Dios le concedió “poder que es más allá de lo normal” (2 Corintios 4:7). Esto permitió al apóstol aguantar en medio de sufrimientos y privaciones. Pablo reconoció abiertamente tal ayuda divina cuando escribió: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder”. (Filipenses 4:13.)

Por lo tanto, parece que, además de las intervenciones milagrosas de Dios a favor de Pablo, Dios le ‘impartió poder’. Esto hizo posible que el apóstol aguantara con éxito, y efectuara su ministerio. En consecuencia, él escribió: “No me avergüenzo de las buenas nuevas; son, en realidad, el poder de Dios para salvación a todo el que tiene fe” (Romanos 1:16). Junto con el significado y la aplicación de muchas profecías de tiempos antiguos, a Pablo se le revelaron las buenas nuevas, y él quedó convencido de la veracidad de ellas. Sin duda el conocimiento de la verdad y el aprecio que le tenía llegaron a ser también fuentes de fortaleza para él.
Maravillosas provisiones de Jehová

¿Qué hay de los siervos de Jehová que hay en la Tierra en estos últimos días? ¿Ha atendido Dios a las necesidades de ellos? ¡Claro que sí! De acuerdo con el apóstol Pablo, nosotros tenemos las muchas profecías maravillosas de las Santas Escrituras. Puesto que Jehová tenía conocimiento de antemano de lo que su pueblo necesitaría, generosamente proveyó aquellos escritos para infundirle seguridad y consuelo. Esas profecías serían aclaradas a medida que llegaran los días de su cumplimiento.

Una de esas profecías la registró Isaías, el hijo de Amoz, unos 700 años antes del nacimiento de Jesucristo (Isaías 1:1). Isaías no solo escribió fuertes denunciaciones contra su propia nación, Israel, sino también contra los muchos países circundantes, grandes y pequeños. Entremezcladas con esos mensajes de juicio, el profeta también pronunció buenas nuevas para los adoradores leales de Jehová... noticias que les traerían consuelo de todas sus tribulaciones. Y tal como los judíos fieles allá en el tiempo de Isaías adquirieron poder y esperanza de las buenas nuevas de Jehová, así hoy día los leales reciben consuelo, fortaleza y bendición mediante el cumplimiento de las grandiosas promesas de Jehová en el caso de ellos.

En el capítulo 32 de Isaías hallamos precisamente esa clase de estímulo. Los primeros dos versículos presentan una promesa que se está cumpliendo en este mismo tiempo: “¡Mira! Un rey reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes, ellos gobernarán como príncipes para derecho mismo. Y cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada”. ¡Qué buenas noticias tienen que haber sido esas palabras para los adoradores de corazón sincero de Dios del tiempo de Isaías, después de su larga experiencia con reyes y príncipes infieles!

Especialmente desde 1919, el entronizado Rey Jesucristo ha hecho que se desarrolle una condición excelente entre sus seguidores en la Tierra. Ha colocado entre ellos “príncipes” (sarim, en hebreo) que ciertamente proporcionan superintendencia justa y amorosa.

En contraste con los gobernantes opresivos que procuran su propia ventaja y abundan mucho por todo el mundo, el Rey de la organización de Dios ha levantado a hombres responsables, a quienes no se reverencia como “príncipes [jerárquicos] de la iglesia”, o algo por el estilo. Más bien, son siervos humildes, hombres que se interesan realmente en el bienestar de todas las personas de cualidades como de ovejas, a quienes Jehová ha reunido en un solo rebaño. La supervisión de esos hombres, que son también “príncipes” en perspectiva del Nuevo Mundo, resulta verdaderamente refrescante.

¡Qué transformación ha causado eso en la organización de los siervos terrestres de Jehová! Es tal como se declaró en Isaías 32:3: “Y los ojos de los que ven no estarán pegados, y los mismísimos oídos de los que oyen prestarán atención”. Debido a su vivo deseo de honrar y servir a Jehová, Él les ha abierto los ojos del corazón y los oídos del entendimiento. Les ha concedido discernimiento emocionante en cuanto a Su voluntad para con ellos. Los Testigos leales no se inclinan hacia actitudes y procedimientos democráticos. Se dan cuenta de que sirven en una organización teocrática, una organización en que se determina cuál es la voluntad de Dios, para luego llevarla a cabo.

Sírvase considerar las bendiciones que han recibido los siervos de Jehová. Entre otras cosas, disfrutan de conocimiento exacto respecto a la presencia real de Jesucristo desde 1914; la demarcación clara entre la organización visible de Dios y la de Satanás; la naturaleza trascendental de la obra de predicar que ha de efectuarse antes del fin del mundo de Satanás; la santidad de la sangre, y la importancia de dar a Dios las cosas de Dios. En la organización de los testigos de Jehová ha habido una restauración de administración como la que hubo entre los cristianos del primer siglo. Una gran bendición, también, es la actual condición paradisíaca que hay entre los adoradores verdaderos. Todos esos dones, y muchos otros procedentes de Jehová, no solo imparten poder, sino también paz, unidad y contentamiento a Su pueblo, incluso en este tiempo crucial de la historia.
 

Porción del artículo de la revista "La Atalaya" del 15 de mayo de 1984. Para ampliar el tema lea el folleto: "¿Quiénes hacen la voluntad de Jehová en nuestros días?", disponible también en audio.

jueves, 20 de febrero de 2014

“El amor que tenías al principio” (Segunda parte)

Con el tiempo, Pablo partió de Éfeso. Pero en el año 56 E.C., mientras se dirigía a Jerusalén, llegó a Mileto, a solo 48 kilómetros (30 millas) de distancia. De modo que convocó una reunión de los ancianos de Éfeso y los exhortó a seguir el ejemplo de él y pastorear el rebaño de Dios bajo su custodia. En especial les advirtió tocante a los “lobos opresivos” que surgirían de entre ellos y extraviarían a los discípulos. También les dijo que era muy probable que no hubieran de verlo más cara a cara. Por eso, “prorrumpió gran llanto entre todos ellos, y se echaron sobre el cuello de Pablo y lo besaron tiernamente”. (Hechos 20:17-38.)

Cuando Pablo llegó a Jerusalén fue arrestado, y, con el tiempo, fue enviado como prisionero a Roma. Allí, recordó otra vez a los hermanos de Éfeso y les escribió la carta que aparece en la Biblia bajo el título “A los efesios”. El amor que los cristianos de Éfeso tenían a Jehová y a su Hijo todavía estaba firme en aquel entonces, pues Pablo les dijo: “Yo también, habiendo oído de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y para con todos los santos, no ceso de dar gracias por ustedes”. (Efesios 1:15-17.)

En su carta, Pablo les dio excelente consejo que tenía el propósito de ayudarles a mantener vivo su amor. Les recordó que vivían en tiempos inicuos y que, por consiguiente, debían ‘comprar el tiempo oportuno’ y no permitir que otros asuntos desplazaran el hacer la voluntad de Dios (Efesios 5:15-17). Pablo también recordó a los efesios que sus enemigos verdaderos no eran los hombres que se oponían a ellos. Más bien, les dijo: “Tenemos una lucha contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”. Por lo tanto, los animó vigorosamente a que se pusieran la armadura espiritual y se apegaran estrechamente a Dios mediante la oración. (Efesios 6:11-18.)
Pablo escribió su carta a los efesios entre los años 60 y 61 de nuestra era común (Efesios 1:1). Poco después, Timoteo visitó a Éfeso y, mientras se hallaba allí, recibió una carta de Pablo, la cual conocemos como la Primera a Timoteo. En ésta Pablo animó al joven a permanecer en Éfeso para que ‘mandara a ciertos individuos no enseñar diferente doctrina, ni prestar atención a cuentos falsos y a genealogías, que terminan en nada’ (1 Timoteo 1:3, 4). Sin duda, la presencia de Timoteo en la ciudad ayudó a la mayoría de los cristianos de Éfeso a mantener el amor celoso que manifestaban para con Jehová a pesar de la mala influencia en torno a ellos.

Alrededor del año 65 E.C. Pablo escribió su segunda carta a Timoteo. En ella mencionó que había enviado a otro emisario, cuyo nombre era Tíquico, a Éfeso (2 Timoteo 4:12). Después de esto, no se vuelve a mencionar a Éfeso sino hasta que Jesús le envía el mensaje registrado en el libro de Revelación. Los cristianos de Éfeso eran el fruto de la predicación de Pablo. Se habían beneficiado de visitas posteriores de cristianos sobresalientes como Timoteo, habían recibido consejo mediante una carta inspirada por espíritu santo y eran parte del “un cuerpo” (Efesios 4:4). Aún así, habían perdido el ‘amor que tenían al principio’.

Se necesitaba consejo firme

Quizás algunos piensen que es comprensible que el amor de los efesios se hubiera enfriado un poco. Después de todo, había habido una congregación en Éfeso por más de 40 años cuando Jesús envió su mensaje mediante Juan. Sin duda, muchos de ellos no recordaban personalmente el excelente ejemplo que habían dado Aquila y Priscila o la emocionante predicación de Apolos. El apóstol Pablo había muerto hacía 30 años. Jerusalén había sido destruida hacía unas dos décadas y media. Por eso, se podría esperar que los cristianos efesios se normalizaran, perdieran el sentido de urgencia y el celo.

Sin embargo, Jesucristo no excusó dicha tendencia. Otros que habían sido cristianos por tanto tiempo como los efesios, o por más, no habían perdido ‘su primer amor’. El apóstol Juan, quien registró el mensaje de Jesús a los efesios, ya había sido seguidor de Cristo por más de 20 años cuando Pablo llevó las buenas nuevas a Éfeso. Además, los que componían la congregación de Filadelfia daban prueba sólida de que no habían perdido ‘el amor que tenían al principio’. (Revelación 3:7-11.)

Por consiguiente, Jesús no fue irrazonable cuando dijo firmemente a los efesios que, si no se arrepentían ni reavivaban su amor, probablemente saldrían perdiendo. Dijo a la congregación: “Removeré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas” (Revelación 2:5). Más que una amenaza, era una advertencia amorosa para aquellos cristianos, la cual los exhortaba a obrar sabiamente para que no perdieran su privilegio.

Por qué se pierde ‘el primer amor’¿Por qué pierden las personas el amor inicial que le tienen a Jehová y el celo respecto a hacer la voluntad de él? La Biblia no dice qué sucedió en el caso de los efesios. Pero hay otros ejemplos, en la Biblia, de situaciones similares. Recuerde a los israelitas a quienes Moisés dirigió cuando salieron de Egipto. Después de haber sido testigos de las obras poderosas que culminaron con la destrucción de Faraón y sus ejércitos en el mar Rojo, el pueblo librado de Jehová rebosaba de alborozo. En éxtasis cantaron: “¿Quién entre los dioses es como tú, oh Jehová?” (Éxodo 15:11; Salmo 136:1, 15). Después, cuando Jehová estableció un pacto con ellos, unánimemente declararon: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo y a ser obedientes”. (Éxodo 24:7.)

Pero la disposición de los israelitas cambió rápidamente. El no tener agua por corto tiempo, la falta de variedad en su dieta, el temor a los cananeos, y otros problemas, hicieron que olvidaran las obras poderosas que Jehová había ejecutado y el pacto que habían hecho con él. Pues, ¡hasta Egipto, la tierra en la que habían estado esclavizados, comenzaba a parecer atractivo desde una distancia prudente! Olvidaron la crueldad severa de los egipcios y solo podían pensar en ‘el pescado, los pepinos, las sandías, los puerros, las cebollas y el ajo’ que en un tiempo comían allí. (Números 11:5.)

Recuerde también a los judíos que regresaron del cautiverio en Babilonia en 537 a. de la E.C. Imagínese lo emocionados que se sintieron cuando oyeron lo que decía el decreto de Ciro: “Jehová [...] me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, resulte su Dios estar con él. Así, pues, que suba a Jerusalén, que está en Judá, y reedifique la casa de Jehová el Dios de Israel” (Esdras 1:2, 3). Decenas de miles de israelitas respondieron a aquella llamada, y hubo gran regocijo cuando finalmente se puso el fundamento del nuevo templo. (Esdras 2:64; 3:10-13.)
 

Sin embargo, aquel entusiasmo menguó rápidamente. Los enemigos que los rodeaban se opusieron a la reconstrucción del templo y maniobraron los asuntos para que se decretara una orden oficial a fin de detener dicha construcción (Esdras, capítulo 4). Los judíos comenzaron a edificar casas lujosas para sí mismos (Ageo 1:4). Por supuesto, todavía se consideraban practicantes de la religión judía. No habían abandonado su fe. Pero habían perdido el amor ferviente que tenían para con Jehová al principio, además del interés en la adoración verdadera. Sin duda, pensaban que eran equilibrados o razonables en lo que estaban haciendo. Pero Jehová no lo veía así. Envió a los profetas Ageo y Zacarías para avivar el celo de ellos y animarlos a terminar de construir la casa de Jehová. (Esdras 5:1, 2.)

Lo mismo puede suceder en el caso de los cristianos de nuestro tiempo. Los problemas de la vida diaria en un mundo no cristiano pueden apagar su gozo. Con el tiempo, tal vez la verdad deje de ser refrescante y animadora. Hasta podría ocurrir que, a medida que el tiempo borrara el recuerdo de cómo era el estar en el mundo, el cristiano empezara a considerar con anhelo la llamada libertad, el estar libre de responsabilidades, de que disfruta la gente del mundo (Efesios 2:11, 12). O puede suceder que los cristianos lleguen a cansarse debido a la actitud de las personas que los rodean. Quizás hasta desarrollen la idea de que es más razonable tomar los asuntos con calma en el servicio de Dios, disminuir un poco el paso. (Jeremías 17:9.)

Algo como esto tiene que haber sucedido en el caso de los cristianos de Éfeso, pero es patente que a Jesús le parecía que ellos podían recuperarse. De hecho, mediante el apóstol Pablo ya habían recibido mucho consejo que, si lo ponían en práctica, podía ayudarlos a recobrar ‘el amor que habían tenido al principio’. ¿En qué consiste este consejo valioso? Además, ¿puede ayudarnos a nosotros hoy día a mantener nuestro ‘primer amor’?



Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Junio de 1984. Para ampliar el tema, vea el vídeo: "Vayamos tras metas que honran a Dios", ambos editados por los testigos de Jehová.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El punto de vista bíblico: Cómo la verdad, nos libertará.

MILLONES de personas piensan que son libres cuando en realidad no lo son. Muchas son esclavas de las supersticiones; algunas les tienen miedo a los muertos, a quienes tal vez traten de aplacar con ofrendas costosas, y otras le tienen terror a la muerte porque no saben a ciencia cierta qué nos sucede cuando fallecemos. ¿Podrán liberarse de estas cargas emocionales y hasta económicas? Sí. Como muestran las palabras de Jesucristo arriba citadas, la llave que abre las puertas de la libertad es la verdad. Pero ¿qué clase de verdad?

¿La verdad en general, o una en concreto?Jesús no dejó lugar a la duda al afirmar: “Si permanecen en mi palabra, [...] conocerán la verdad, y la verdad los libertará” (Juan 8:31, 32). La “palabra” —o doctrina— de Jesús está contenida en la Biblia.

Al decir “la verdad los libertará”, Jesús se estaba refiriendo principalmente a ser libertados del pecado y la muerte. Pero conocer la verdad de la Palabra de Dios también nos liberta de cosas como la superstición, el temor a los muertos y el miedo excesivo a morir. ¿De qué manera?

1. Libertad de la superstición. No son pocos los que creen que ciertos objetos o números dan mala suerte. Y hay quienes no toman decisiones importantes a menos que primero busquen una señal de buen agüero, consulten el horóscopo o visiten a un médium.

Cómo nos liberta la verdad bíblica. En la antigüedad hubo miembros del propio pueblo de Dios que se volvieron supersticiosos y llegaron al punto de adorar al “dios de la Buena Suerte” y al “dios del Destino”. ¿Cómo consideró Jehová aquella práctica? “Ustedes siguieron haciendo lo que era malo a mis ojos”, sentenció (Isaías 65:11, 12). También condenó la práctica de buscar la guía de los médiums: “El que consulte a un médium espiritista es algo detestable a Jehová” (Deuteronomio 18:11, 12).
Las supersticiones y el espiritismo son perjudiciales porque figuran entre las artimañas del Diablo, a quien Jesús llamó “el padre de la mentira” (Efesios 6:11; Juan 8:44). Si necesitáramos orientación sobre un asunto importante, ¿recurriríamos a un mentiroso? ¡Claro que no! Por lo tanto, hacemos bien al evitar todo lo relacionado con “el padre de la mentira”.

La clave para tomar buenas decisiones en la vida es dejarse guiar por la sabiduría que se basa en el conocimiento exacto de los principios bíblicos y del propósito de Dios para la humanidad. “Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento”, dice Proverbios 2:6.
Libertad del temor a los muertos.


Millones de personas creen que los “espíritus” de los antepasados influyen en los vivos. También creen que la única manera de apaciguarlos es con sacrificios y ceremonias espléndidas, lo que los lleva a incurrir en grandes deudas.

Cómo nos liberta la verdad bíblica. La Biblia revela el verdadero estado de los difuntos. Por ejemplo, Jesús dijo que están durmiendo (Juan 11:11, 14). ¿Qué significa eso? Hallamos la respuesta en Eclesiastés 9:5: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”. En efecto, las personas que han fallecido están como en un sueño profundo, totalmente inconscientes; han dejado de existir, y por eso no pueden ni hacernos bien ni causarnos daño.

¿Cómo explicar entonces las afirmaciones de quienes sostienen que han tenido encuentros con el más allá? Otra vez hallamos la respuesta en la Biblia. Esta relata que al principio de la historia humana, algunos ángeles se rebelaron contra Dios (2 Pedro 2:4). Tales espíritus malignos, llamados demonios, intentan engañar a la humanidad (1 Timoteo 4:1). Uno de sus ardides es hacerse pasar por los muertos, difundiendo así la mentira de que siguen viviendo con otra forma o en otro mundo.

Libertad del miedo excesivo a la muerte.

La muerte es ciertamente un enemigo, como sostiene la Biblia (1 Corintios 15:26). De ahí que le tengamos un temor natural y tratemos de aplazarla. Sin embargo, no hay por qué tenerle un miedo irracional.

Cómo nos liberta la verdad bíblica. Además de dar a conocer la verdad sobre el estado de los difuntos, la Biblia muestra que Dios se propone traerlos a la vida mediante la resurrección. “Viene la hora —anunció Jesús— en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz [la de Cristo] y saldrán.” (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15.)

¿Con qué forma “saldrán”? Jesús nos dio un anticipo cuando efectuó varias resurrecciones. En cada caso, la persona regresó con forma humana, tal como era antes (Marcos 5:35-42; Lucas 7:11-17; Juan 11:43, 44). Este hecho armoniza con el significado de la palabra resurrección, a saber, “levantamiento”. Dios le dijo a su anciano siervo Daniel: “Descansa [o duerme en la muerte], que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa” (Daniel 12:13, Nueva Versión Internacional). De seguro, aquellas palabras animaron mucho a Daniel y lo ayudaron a encarar la muerte con valor y dignidad.

 
La comisión de Jesús consistía, en parte, en “predicar una liberación a los cautivos”, a las personas esclavizadas por las doctrinas falsas (Lucas 4:18).
Como sus enseñanzas se encuentran en las Escrituras, siguen libertando a la gente todos los días. Esperamos de todo corazón que la verdad bíblica le traiga a usted liberación eterna.



Artículo publicado en la revista ¡Despertad! de Mayo del 201. Para complementar el tema, lea: ¿Cómo ve el futuro? ambos editados por los testigos de Jehová.

martes, 18 de febrero de 2014

No mire “a las cosas que deja atrás” (Segunda parte)

Si notamos que estamos empezando a pensar demasiado en oportunidades “desaprovechadas”, haríamos bien en imitar a Pablo. ¿Cómo? Apreciando lo que ahora tenemos. Ciertamente, nuestra relación con Jehová y nuestro historial de fidelidad tienen un valor incalculable (Heb. 6:10). Además, lo que este mundo pueda ofrecernos no tiene ni punto de comparación con el inmenso valor de las bendiciones espirituales de que disfrutamos hoy y las que llegarán en el futuro (léase Marcos 10:28-30).

¿Cómo podemos seguir fielmente adelante? Unos versículos después, el propio Pablo explicó cómo lo lograba él: “Olvidando las cosas que quedan atrás, y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá” (Fili. 3:13). El apóstol destacó dos pasos que son imprescindibles. Primero, olvidar las cosas que dejamos atrás, en lugar de malgastar nuestro valioso tiempo y energías preocupándonos en exceso por el pasado. Y segundo, “extendernos” hacia adelante para alcanzar nuestro objetivo, como si fuéramos atletas que están cruzando la línea de llegada.

El ejemplo de otros siervos fieles de Dios —de tiempos antiguos o modernos— también puede ayudarnos a seguir hacia delante sin detenernos a mirar las cosas que dejamos atrás. Pensemos en Abrahán y Sara, quienes abandonaron un estilo de vida cómodo en la ciudad de Ur. La Biblia explica que, “si [...] hubieran seguido acordándose de aquel lugar de donde habían salido, habrían tenido la oportunidad de volver” (Heb. 11:13-15). Pero no lo hicieron. Otro caso es el de Moisés. Cuando se fue de Egipto por primera vez, dejó atrás mucho más de lo que ningún otro israelita dejó después. Pero no hay registro de que añorara aquello a lo que renunció. Al contrario, “estimaba el vituperio del Cristo como riqueza más grande que los tesoros de Egipto”. ¿Por qué? “Porque miraba atentamente hacia el pago del galardón.” (Heb. 11:26.)

LAS MALAS EXPERIENCIAS

Por supuesto, no todas las experiencias de la vida nos dejan un buen recuerdo. Tal vez nuestra conciencia aún sienta el terrible peso de pecados o errores del pasado (Sal. 51:3). También puede ser que estemos resentidos porque alguien nos ha corregido (Heb. 12:11). O quizá consideremos que fuimos víctimas de alguna injusticia y no dejemos de pensar en ello (Sal. 55:2). Sea cual sea nuestro caso, ¿cómo impedir que los sucesos del pasado acaparen toda nuestra atención? Veamos tres posibles casos.

Errores. El apóstol Pablo se consideraba “menos que el más pequeño de todos los santos” (Efe. 3:8). Él mismo declaró el motivo: “Porque perseguí a la congregación de Dios” (1 Cor. 15:9). No es difícil imaginar lo mal que se sentiría cada vez que se encontrara con algún hermano al que antes había maltratado. Sin embargo, no permitió que los malos recuerdos lo agobiaran; más bien, centró sus pensamientos en la bondad inmerecida que Dios le había manifestado (1 Tim. 1:12-16).

Su agradecimiento se reflejaba en el entusiasmo con el que cumplía su ministerio. En efecto, entre las cosas que el apóstol se propuso olvidar estuvieron sus pecados anteriores. ¿Por qué no hacemos nosotros lo mismo? Si nos concentramos en la misericordia que Jehová nos ha mostrado y no dejamos que nos consuman los remordimientos por errores que ya no hay forma de cambiar, podremos concentrar todas nuestras fuerzas en la obra que Jehová nos ha encomendado.

Corrección. ¿Recibimos en el pasado alguna disciplina o consejo firme? Seguir mirando atrás con resentimiento no solo es doloroso, sino que puede desmoralizarnos (Heb. 12:5). Sea que despreciemos de entrada el consejo, o sea que nos demos por vencidos después de aceptarlo, el resultado será el mismo: no dejaremos que nos beneficie y nos refine. Es mucho mejor seguir esta exhortación de Salomón: “Ásete de la disciplina; no la sueltes. Salvaguárdala, pues ella misma es tu vida” (Pro. 4:13). Debemos hacer lo mismo que los buenos conductores al ver una señal en la carretera: aceptar la indicación, aplicarla y seguir adelante (Pro. 4:26, 27; léase Hebreos 12:12, 13).

Injusticias. Si hemos sufrido una injusticia —o al menos así nos lo parece—, podríamos sentirnos como Habacuc, quien clamó a Jehová por justicia al no entender por qué permitía ciertas situaciones injustas (Hab. 1:2, 3). ¿Qué haremos en ese caso? Es importante que imitemos la fe de este profeta, quien afirmó: “Me alborozaré en Jehová mismo; ciertamente estaré gozoso en el Dios de mi salvación” (Hab. 3:18). Al igual que hizo Jeremías, otro profeta de la antigüedad, debemos mantener “una actitud de espera”. Tengamos plena fe en que Jehová, el Dios de la justicia, pondrá todo en su sitio en el momento debido (Lam. 3:19-24).

Vivimos en tiempos muy emocionantes. Están ocurriendo acontecimientos históricos, y aún nos esperan muchos más. Es vital que nos mantengamos al paso de la organización de Jehová. ¿Cómo? Obedeciendo el consejo bíblico de siempre mantener la vista fija hacia adelante, nunca hacia las cosas que dejamos atrás. Así seguiremos el consejo de Jesús: “Acuérdense de la esposa de Lot”.


Artículo publicado el 15 de Marzo del 2012, en la revista "La Atalaya". Para saber mas sobre la vida de los primeros Cristianos lea "Testimonio cabal" del Reino de Dios. También disponible en audio. Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.


lunes, 17 de febrero de 2014

“El amor que tenías al principio” (Primera parte)

“Tengo esto contra ti: que has dejado el amor que tenías al principio. Por lo tanto recuerda de qué es que has caído, y arrepiéntete.” (REVELACIÓN 2:4, 5.)

¿ES USTED un testigo de Jehová con muchos años de servicio fiel? Si lo es, ¿cómo se sentiría usted si alguien a quien usted respetara muchísimo le hablara de dicha manera? ¿Se resentiría usted, o pensaría que él ha cometido un error y que se ha equivocado al dirigirse a usted?

Pues bien, hace unos 1.900 años dichas palabras fueron dirigidas a la congregación (eclesia) de Éfeso, Asia Menor, en un mensaje que le dirigió nada menos que el resucitado Jesucristo. Sus palabras tienen que haber causado conmoción en aquella congregación.

 
Los cristianos de Éfeso habían aguantado en el nombre de Jesús y habían resistido la influencia de los apóstatas por más de 40 años (Hechos 18:18, 19; Efesios 1:1, 2). Jesús les dijo: “Conozco tus hechos, y tu labor y perseverancia, y que no puedes soportar a hombres malos, y que pusiste a prueba a los que dicen ser apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos” (Revelación 2:2).
 


Todavía estaban “en la verdad”, como solemos decir. Entonces, ¿cuál era el problema?
Habían perdido ‘el amor que una vez habían tenido’. Ya no servían como al principio, con el mismo fervor de amor cristiano a Jehová. En consecuencia, habían aflojado el paso. Por eso, Jesús les advirtió: “Recuerda de qué es que has caído, y arrepiéntete y haz los hechos de antes”. (Revelación 2:5.)

Esto encierra una advertencia para todos los siervos de Jehová hoy día. Es patente que hasta los que tienen mucha experiencia como cristianos activos pueden llegar a enfriarse. En lo exterior quizás todavía parezcan firmes, pero en su interior quizás hayan perdido el amor profundo que en un tiempo le tenían a Jehová. En una carta a los corintios, Pablo advirtió: “El que piensa que está en pie, cuídese que no caiga” (1 Corintios 10:12). Para ayudarnos a este respecto, veamos cómo los efesios adquirieron su amor y cómo se les ayudó a mantenerlo.

El cristianismo en Éfeso
En el primer siglo de nuestra era común la ciudad de Éfeso era una metrópolis rica y bulliciosa, además de ser el centro de una floreciente adoración a la diosa pagana Artemis (o Diana). La enseñanza de que Jesús era el Mesías de Jehová se oyó por primera vez en aquella ciudad a más tardar en el año 52 E.C., cuando Pablo llegó allí desde Corinto junto con Aquila y Priscila. Pablo mismo no pudo quedarse en la ciudad, pero Aquila y Priscila sí pudieron. Cuando un sobresaliente orador llamado Apolos comenzó a enseñar “con exactitud” acerca de Jesús, esta pareja cristiana le ayudó a aclarar los conceptos erróneos que él tenía sobre el bautismo. Apolos continuó progresando y se convirtió en un ferviente trabajador en la congregación del primer siglo. (Hechos 18:24-28.)

Algunos meses más tarde, Pablo regresó a Éfeso y halló un grupo de unos 12 discípulos que habían sido bautizados en el bautismo de Juan. En respuesta a las palabras de Pablo se volvieron a bautizar. Entonces, por tres meses Pablo predicó en la sinagoga. Pero debido a la indiferencia de la mayoría de los judíos, Pablo y los nuevos discípulos se mudaron a la sala de conferencias de la escuela de Tirano, y allí Pablo comenzó a pronunciar discursos diariamente. (Hechos 19:8-10.)

Entonces comenzó un período de vigorosa actividad en Éfeso. Jehová ejecutó obras poderosas de curación mediante Pablo. Las personas se curaban con solamente tocar las prendas de vestir de él; además, el mensaje que predicaba se esparció por toda aquella región (Hechos 19:11-17). En una carta que escribió en aquel entonces, Pablo dijo lo siguiente a la congregación de Corinto, que se hallaba al otro lado del mar Egeo: “Mas permanezco en Éfeso hasta la fiesta del Pentecostés; porque una puerta grande que conduce a la actividad se me ha abierto, pero hay muchos opositores”. (1 Corintios 16:8, 9.)

Pablo permaneció en Éfeso por más de dos años. Muchas personas aprendieron acerca del amor extraordinario que Jehová había mostrado al enviar a su hijo unigénito para que todos los que ejercieran fe alcanzaran la vida eterna. Aceptaron la verdad y expresaron amor intenso por Jehová y por su Hijo.

Personas que habían practicado artes mágicas “juntaron sus libros y los quemaron delante de todos. Y calcularon en conjunto los precios de ellos y hallaron que valían cincuenta mil piezas de plata. Así de una manera poderosa la palabra de Jehová siguió creciendo y prevaleciendo” (Hechos 19:19, 20). ¡Imagínese el gran testimonio que se dio!
 

La intensidad del amor de los efesios fue sometida a prueba pronto. En Éfeso, muchos plateros ganaban una gran cantidad de dinero haciendo templetes de Artemis. Uno de ellos, llamado Demetrio, consideró que la joven congregación cristiana era una amenaza a la subsistencia de los plateros, y por eso pronunció un discurso que enardeció a sus compañeros de profesión y provocó un motín.

La vida de los cristianos se halló en peligro hasta que el registrador de la ciudad calmó a la muchedumbre (Hechos 19:23-41). Puede que los cristianos hallan tenido otras pruebas semejantes a éstas que no estén registradas en la Biblia, puesto que el apóstol Pablo hace alusión a haber ‘peleado con bestias salvajes en Éfeso’ (1 Corintios 15:32). Sin embargo, el amor fervoroso que los efesios sentían por Jehová los ayudó a perseverar.


Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Junio de 1984. Para leer mas acerca de la vida de los primeros Cristianos lea el libro "Testimonio cabal" del Reino de Dios, también disponible en audiolibro.
El hombre es una infinitamente pequeña copia de Dios. Bastante gloria es ésta para el hombre. A pesar de mi insignificancia, reconozco que Dios está en mí.
 
Victor Hugo
 
Si sigues buscando esto como a la plata, y como a tesoros escondidos sigues en busca de ello, en tal caso entenderás el temor de Jehová, y hallarás el mismísimo conocimiento de Dios. Porque Jehová mismo da la sabiduría; procedentes de su boca hay conocimiento y discernimiento.
(Proverbios 2: 4 al 6)

sábado, 15 de febrero de 2014

Cántico 132: Canción de victoria

En aquella ocasión Moisés y los hijos de Israel procedieron a cantar esta canción a Jehová, y a decir lo siguiente:
“Cante yo a Jehová, porque se ha ensalzado soberanamente.
Al caballo y a su jinete ha lanzado en el mar.

(Éxodo 15:1)

¡Canten tu gloria! ¡Tu nombre sublime celebren!
Hundiste a Faraón y a sus tropas en el mar.
Dios invencible, ninguno a ti se compara.
Tu pueblo anunciará tu grandeza y majestad.

Jehová, mi Dios, no cambias jamás;
el mismo siempre, por la eternidad.
Al enemigo lo avergonzarás,
tu nombre santificarás.

Todos los pueblos se oponen a ti, Rey Supremo;
mas como Faraón, su final encontrarán.
Cuando los venzas el día de tu gran batalla,
tendrán que conocer que tu nombre es Jehová.


Jehová, mi Dios, no cambias jamás;
el mismo siempre, por la eternidad.
Al enemigo lo avergonzarás,
tu nombre santificarás.
 
(Véanse también Sal. 2:2, 9; 92:8; Mal. 3:6; Rev. 16:16) Se puede descargar el cántico 132 en audio, que es parte de Cantemos a Jehová (coro y orquesta) disco 4, Así como El libro de canticos. con las letras y partituras.

viernes, 14 de febrero de 2014

Si Moisés era verdaderamente manso y modesto, ¿cómo pudo escribir que ‘era el más manso de los hombres’?

Preguntas de los lectores

Aunque tal vez no se le haya hecho fácil hacerlo, Moisés pudo escribir esa descripción exacta bajo inspiración de Dios.

Una señal de que la Biblia es inspirada de Dios es la sinceridad de sus escritores. Moisés y otros hombres a quienes Dios utilizó para escribir porciones de las Escrituras escribieron cosas que reflejaron sinceridad extraordinaria.

Por ejemplo, Moisés registró casos de faltas y pecados que cometió su pueblo, incluso los de su propio hermano y su propia hermana (Éxodo 16:2, 3; 17:2, 3; 32:1-6; Levítico 10:1, 2). Moisés tampoco hizo una excepción consigo mismo; francamente reveló sus propios errores, aun aquel que resultó en que Dios lo censurara (Números 20:9-12; Deuteronomio 1:37). Así que era consecuente que Moisés registrara objetivamente un hecho que Jehová evidentemente quería que se incluyera... que Moisés mismo era extraordinariamente manso.

El marco de circunstancias donde se halla esa declaración provee un caso que sirve de ejemplo. En vez de indignarse cuando Míriam y Aarón desafiaron su autoridad, Moisés permitió que Jehová corrigiera la situación.

Moisés prefiguró al Mesías (Deuteronomio 18:15-19). Por lo tanto, cuando Jehová Dios llamó la atención a la mansedumbre de Moisés, Él estaba dando la seguridad de que esta cualidad deseable se hallaría en el Mesías. Cuando leemos los Evangelios, ¿no resulta atrayente la mansedumbre de Jesús, a la vez que nos acerca a él y nos da razón para confiar en él? (2 Corintios 10:1; Hebreos 4:15, 16.)



Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Julio de 1984. Para complementar este tema escuche el Drama bíblico: "El nombre de Jehová será declarado en toda la Tierra" ambos distribuidos por los testigos de Jehová.
 

jueves, 13 de febrero de 2014

No mire “a las cosas que deja atrás” (Primera parte)

“Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás es muy apto para el reino de Dios.” (LUC. 9:62)

“ACUÉRDENSE de la esposa de Lot.” (Luc. 17:32.)
Esta seria advertencia, dada por Jesucristo hace casi dos mil años, es hoy más importante que nunca. ¿A qué se refería? Para los judíos que lo escuchaban, la lección estaba clara como el agua. Ellos conocían muy bien el relato: mientras huía de Sodoma con su familia, aquella mujer desobedeció la orden de no mirar atrás y se transformó en una estatua de sal (léase Génesis 19:17, 26).

¿Por qué volvió la vista atrás? Pudo ser por curiosidad, por falta de fe, o tal vez porque añoraba lo que dejaba en aquella ciudad (Luc. 17:31). Sea cual sea la razón, pagó su desobediencia con la vida. ¡Murió el mismo día que los depravados habitantes de Sodoma y Gomorra! Con razón dijo Jesús: “Acuérdense de la esposa de Lot”.

Para los cristianos de hoy día, también es vital no mirar atrás. Jesús destacó esta idea cuando cierto hombre le preguntó si antes de hacerse discípulo podía ir a despedirse de su familia. Esta fue su respuesta: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas que deja atrás es muy apto para el reino de Dios” (Luc. 9:62). ¿Fue Jesús demasiado brusco o exigente con él? No. Él sabía que su petición no era más que una excusa para eludir su responsabilidad, y por eso lo comparó a un labrador que “mira a las cosas que deja atrás”. No importa si solo echa un vistazo rápido o si suelta el arado y se gira para mirar; en ambos casos está desatendiendo su obligación y puede dañar su trabajo.

Es de suma importancia que, en lugar de fijar la atención en el pasado, nos concentremos en lo que tenemos delante. La Biblia dice sin rodeos: “En cuanto a tus ojos, directamente adelante deben mirar, sí, tus propios ojos radiantes deben mirar con fijeza directamente enfrente de ti” (Pro. 4:25).

Hay una razón muy poderosa para que los cristianos no miremos hacia las cosas que dejamos atrás. ¿Cuál? Que vivimos en “los últimos días” (2 Tim. 3:1). Lo que se avecina no es la destrucción de dos ciudades depravadas, sino la de todo este mundo malvado. ¿Qué debemos hacer para no caer en el mismo error que la esposa de Lot? Lo primero es identificar qué cosas de nuestro pasado pueden hacer que volvamos la vista atrás (2 Cor. 2:11). Así pues, analicemos tres de ellas y veamos cómo evitar que atraigan nuestra mirada.

LOS VIEJOS TIEMPOS

Uno de los principales peligros es que idealicemos los viejos tiempos. Al pensar en cómo era nuestra vida antes, la memoria puede traicionarnos llevándonos a exagerar los buenos recuerdos y minimizar los problemas del pasado. Esta visión distorsionada del ayer puede hacer que nos invada la nostalgia. Pero la Biblia advierte: “Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas” (Ecl. 7:10, Nueva Versión Internacional). Pero ¿por qué es tan peligroso añorar los viejos tiempos?

Pensemos en lo que les sucedió a los israelitas en tiempos de Moisés. Aunque al principio los egipcios los trataban como invitados, tras la muerte de José “pusieron sobre ellos jefes de trabajos forzados con el propósito de oprimirlos mientras llevaban sus cargas” (Éxo. 1:11). De hecho, el faraón ordenó una horrible matanza de niños para impedir que el pueblo de Dios siguiera aumentando (Éxo. 1:15, 16, 22). Tan grave era su situación que Jehová le dijo a Moisés: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el clamor de ellos a causa de los que los obligan a trabajar; porque conozco bien los dolores que sufren” (Éxo. 3:7).

¡Qué inmensa alegría debieron de sentir al ser liberados de su esclavitud! Pensemos en todas las manifestaciones del poder de Jehová de que fueron testigos. Para empezar, habían visto cómo Jehová empleó su poder de forma espectacular y envió diez plagas contra el altivo faraón y su pueblo (léase Éxodo 6:1, 6, 7). En segundo lugar, los egipcios no solo los dejaron salir de Egipto, sino que se lo rogaron, y hasta les entregaron una gran cantidad de oro y plata. Tanto es así que la Biblia afirma que los israelitas “despojaron a los egipcios” de muchas de sus riquezas (Éxo. 12:33-36). Finalmente, tuvieron la alegría de presenciar el fin del faraón y sus soldados en el mar Rojo (Éxo. 14:30, 31). Sin duda, ser testigos presenciales de aquellos emocionantes sucesos fortaleció mucho su fe.

Por eso es tan sorprendente que, poco después de su milagrosa liberación, los israelitas comenzaran a murmurar. ¿De qué? ¡De la comida! Descontentos con lo que Jehová les proporcionaba, exclamaron en son de queja: “¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las sandías y los puerros y las cebollas y el ajo! Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos no se posan en cosa alguna sino en el maná” (Núm. 11:5, 6). Se habían vuelto tan miopes que pretendían volver al mismo lugar donde antes habían sido esclavos (Núm. 14:2-4). Su obsesión por las cosas que habían dejado atrás los llevó a perder la aprobación de Jehová (Núm. 11:10).

¿Qué nos enseña todo esto? Cuando afrontamos problemas, no debemos idealizar el pasado pensando que la vida que llevábamos, incluso antes de conocer la verdad, era mejor. Claro, no hay nada de malo en que meditemos en nuestros actos para aprender de ellos o que reflexionemos con cariño en los buenos recuerdos. Pero es importante que mantengamos una perspectiva realista. Si perdiéramos el equilibrio, podríamos llegar a sentirnos tan descontentos con nuestras circunstancias que deseáramos volver a nuestra vida anterior (léase 2 Pedro 2:20-22).

LOS SACRIFICIOS DEL PASADO
Lamentablemente, algunos cristianos ven sus sacrificios como oportunidades desaprovechadas. Tal vez renunciaron a cursar estudios avanzados, alcanzar un puesto importante o buscar cierta seguridad económica. O quizás dejaron atrás carreras muy lucrativas en el mundo de los negocios, el espectáculo, la educación o los deportes. Pero ven que ha pasado el tiempo, y el fin todavía no ha llegado. Entonces puede que fantaseen y se pregunten: “¿Adónde habría llegado yo si no hubiera hecho aquellos sacrificios?”.

El apóstol Pablo dejó atrás muchas oportunidades cuando se hizo cristiano (Fili. 3:4-6). ¿Alguna vez se arrepintió de haberlo hecho? Él mismo responde: “Cuantas cosas eran para mí ganancias, estas las he considerado pérdida a causa del Cristo. Pues considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo” (Fili. 3:7, 8). Tal como nadie añora una bolsa de basura que ha tirado al contenedor, Pablo nunca se arrepintió de haber desechado lo que el mundo le ofrecía. Para él, ya no tenía ningún valor.



Artículo publicado el 15 de Marzo del 2012, en la revista "La Atalaya". Para saber mas sobre la vida de los primeros Cristianos lea "Testimonio cabal" del Reino de Dios. También disponible en audio. Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.