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martes, 6 de mayo de 2014

Cuatro preguntas que debe hacerse, al utilizar una red social.

Como sucede prácticamente con todos los aspectos de Internet, las redes sociales conllevan sus peligros. Teniendo esto presente, analice las siguientes cuestiones.

 1 ¿Cómo se afectará mi privacidad?


“En la abundancia de palabras no deja de haber transgresión, pero el que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente.” (Proverbios 10:19)
Lo que debe saber. Si no tiene cuidado, los datos de su perfil, así como sus fotos, sus actualizaciones de estado (los breves mensajes que comparte con todos los amigos de su lista) y sus comentarios (sus respuestas a las actualizaciones de los demás) pueden revelar muchas cosas acerca de usted: dónde vive, a qué horas está o no en casa, dónde trabaja o dónde estudia, por citar solo algunas.

A un ladrón le basta con conocer su domicilio y ver un breve mensaje del tipo “Nos vamos de vacaciones mañana” para planear cuándo y dónde dar su golpe.
Otros datos —como su dirección electrónica, fecha de nacimiento o número de teléfono— pueden convertirlo en víctima de acoso, intimidación o robo de identidad. A pesar de eso, son muchos los que divulgan sin reparo tal información.

Las personas se olvidan de que una vez que cuelgan un contenido en Internet, este pasa a ser del dominio público; y aunque tengan cuidado de especificar que es “solo para amigos”, no hay manera de controlar lo que estos hagan después con la información. En efecto, todo lo que se sube a una red social es de carácter público o puede tornarse público con mucha facilidad.

Lo que puede hacer. Conozca bien las opciones de privacidad que ofrece su red social y utilícelas. Limite el acceso a sus actualizaciones de estado y sus fotos a personas de confianza.

Con todo, recuerde que lo que exponga puede hacerse más público de lo que era su intención. Revise constantemente su página y pregúntese si hay algo que pudieran utilizar personas sin escrúpulos para localizarlo o robarle la identidad. No revele ningún tipo de información que vulnere su intimidad o la de terceros, ni siquiera entre amigos (Proverbios 11:13). Si tiene que tratar un asunto delicado, emplee un sistema de comunicación diferente. “Hablar por teléfono es mucho más personal y privado”.

Conclusión. “Si prestas atención a lo que haces en una red social, disfrutarás de cierto grado de privacidad. No te creará problemas, a menos que tú lo permitas”.


¿Se está buscando problemas?
Según una encuesta realizada por Consumer Reports, muchos usuarios de redes sociales “se arriesgan de formas que pueden terminar en robos con allanamiento de morada, robo de identidad y asedio. El 15% había publicado su ubicación actual o sus planes de viaje, el 34% su fecha de nacimiento completa y el 21% de aquellos que tenían niños en casa había puesto sus nombres y fotos”.

2 ¿Cómo se afectará mi tiempo?

“Asegúrense de las cosas más importantes.” (Filipenses 1:10)
Lo que debe saber. Las redes sociales pueden robarle mucho tiempo y distraerlo de actividades más importantes. “Mientras más contactos tienes, más tiempo pasas enganchado y más adictivo se hace.”

“Aunque no te gusten tanto las redes sociales, cuesta trabajo desengancharse.”
Lo que puede hacer. El tiempo es demasiado valioso para malgastarlo. Por eso, ¿por qué no elabora un “presupuesto”, tal como hace con el dinero? Anote la cantidad de tiempo que considere razonable dedicar a las redes sociales. Lleve la cuenta durante un mes y compare con el presupuesto. Haga las modificaciones pertinentes.

Si sus hijos adolescentes pierden demasiado tiempo en las redes, trate de discernir la verdadera razón por la que lo hacen. En su libro Cyber-Safe Kids, Cyber-Savvy Teens (Niños ciberseguros, adolescentes ciberresponsables), Nancy E. Willard dice que el uso excesivo de las redes sociales puede ser síntoma de ansiedad, estrés y baja autoestima. “A muchos adolescentes les preocupa en gran manera su estatus social —escribe—. Si miden su valía social en función de la intensidad de la comunicación electrónica con sus amigos, se puede generar una adicción.”

No permita que las redes sociales —ni ninguna actividad en línea— afecten las amistades que debería estar cultivando en su propio hogar. Don Tapscott escribe en su libro La era digital: “Una de las ironías de internet es que si bien facilita el contacto entre los miembros de la familia cuando éstos están físicamente distantes, también los mantiene distanciados cuando están en casa”.

Conclusión. “Una red social es una magnífica herramienta para mantenerse en contacto con los demás. Pero como sucede con otras cosas, hay que saber cuándo desconectarse”.
 
3 ¿Cómo se afectará mi reputación?


“Vale más tener buena fama y reputación, que abundancia de oro y plata.” (Proverbios 22:1, Dios habla hoy)
Lo que debe saber. Lo que usted publique en una red social puede ganarle una fama difícil de borrar (Proverbios 20:11; Mateo 7:17). Muchos están ajenos al peligro que corren. “Cuando la gente entra en una red social, parece como si perdiera el juicio —opina una joven llamada Raquel—. Dicen cosas que normalmente no dirían. Algunos no se dan cuenta de que basta con postear algo de mal gusto para arruinar su reputación.”

Enlodar el buen nombre de uno en una red social puede traer consecuencias de largo alcance. El libro La era digital afirma: “Hay una infinidad de historias de usuarios de sitios de redes sociales que pierden sus trabajos o son rechazados en nuevos empleos debido a lo que publican en línea”.

Lo que puede hacer. Intente ver su página como la verían los demás. Pregúntese: “¿Es esta la imagen que realmente quiero proyectar? Si alguien mirara mis fotos y le pidieran que describiera mi carácter, ¿qué términos le vendrían a la mente: ‘seductor’, ‘sexy’, ‘parrandero’? ¿Es así como quiero que me consideren cuando solicite un trabajo y el posible empleador visite mi perfil? ¿Son estas fotos una fiel representación de mis valores?”.

Si eres joven, harías bien en preguntarte: “¿Me daría vergüenza que mis padres, un maestro o cualquier otro adulto a quien respeto leyeran o vieran el contenido de mi página?”.

Conclusión. Cuando su reputación esté de por medio, tenga presente estas palabras del apóstol Pablo: “Lo que se siembra, eso mismo se cosecha” (Gálatas 6:7, Dios habla hoy, 2002).


¡Ciérrela!
Si deja la cuenta abierta y se va, corre el riesgo de que otras personas suban contenidos a su página. Según el abogado Robert Wilson, “viene a ser lo mismo que dejar la billetera o el móvil desatendidos en un lugar público: cualquiera puede sentarse y comenzar a colgar información en su muro”. ¿Qué recomienda él? “Asegúrese de cerrar la sesión.”

 4 ¿Cómo afectarán mi elección de amigos?


“El que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.” (Proverbios 13:20)
Lo que debe saber. Los amigos ejercen gran influencia en nuestra manera de pensar y actuar (1 Corintios 15:33). Por eso conviene ser selectivos a la hora de agregar contactos. Algunos admiten las solicitudes de amistad de decenas o hasta centenares de personas acerca de las cuales saben poco o nada. Otros descubren que no todos los que conforman su lista de amigos son buenas compañías. He aquí lo que han comentado algunos.

Lo que puede hacer. Fije una norma para aceptar amigos. A continuación le damos ejemplos de lo que han hecho algunos.

“Solo acepto a gente que conozco de verdad, no a simples conocidos.” (Jean.)
“Solo agrego a personas que conozco desde hace mucho tiempo, nunca a extraños.” (Monique.)
“Admito únicamente a gente que conozco bastante bien y que sé que tiene los mismos principios que yo.” (Rae.)
“Si un extraño pide ser mi amigo, no le hago caso. ¡Así de sencillo! Todos mis amigos son personas que conozco y con quienes ya tengo amistad fuera de la Red.” (Marie.)
“Si un amigo comienza a colgar fotografías o mensajes inapropiados, lo borro de la lista y se acabó. Aunque solo me limitara a ver lo que pone, sería una mala compañía.” (Kim.)
“Cuando tenía una cuenta, mi configuración de privacidad era muy estricta. No dejaba que los amigos de mis amigos vieran mis actualizaciones o mis fotos. Como no los conocía ni sabía cuál era su reputación, no estaba segura de que fueran buenas compañías.” (Heather.)
Conclusión. La doctora Gwenn Schurgin O’Keeffe escribe en su libro CyberSafe (Ciberseguros): “La mejor pauta es aceptar como amigos únicamente a personas conocidas con las que ya exista un vínculo fuera de línea”.

¡Despertad! no está a favor ni en contra de ninguna red social. Le toca a cada cristiano asegurarse de no violar los principios bíblicos al usar Internet (1 Timoteo 1:5, 19).

Este artículo trata de las relaciones personales, no de negocios.



Artículo publicado en la revista ¡Despertad! de Febrero del 2012, (disponible en audio libro). Para ampliar el tema también vea el video "Si usas las redes, no te enredes"