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miércoles, 4 de junio de 2014

Mantengamos un espíritu de sacrificio (Primera parte)


1. ¿Qué ejemplo perfecto dejó Jesús en cuanto a sacrificarse por otros?

CUANDO Jesús estuvo en la Tierra, dejó un ejemplo perfecto de lo que significa sacrificarse por otros. Renunció a sus deseos y comodidades a fin de cumplir la voluntad de Dios (Juan 5:30). Y al seguir fiel hasta su muerte en el madero, demostró que su espíritu de sacrificio no tenía límites (Filip. 2:8).

2. a) ¿Qué significa tener un espíritu de sacrificio? b) ¿Por qué debemos ser altruistas?

Como seguidores de Jesús, debemos imitar su espíritu de sacrificio. Pero ¿qué significa tener un espíritu de sacrificio? En pocas palabras, ser altruistas, estar dispuestos a renunciar a la propia conveniencia con tal de ayudar a otros. Podríamos decir que es lo opuesto a ser egoístas (lea Mateo 16:24).

Ser altruistas nos ayuda a poner nuestros sentimientos y preferencias en segundo plano (Filip. 2:3, 4). Jesús enseñó que el altruismo es una parte esencial de nuestro servicio a Dios. ¿Por qué? Porque lo que nos motiva a sacrificarnos por los demás es el amor cristiano. Y ese amor es la marca distintiva de los verdaderos seguidores de Jesús (Juan 13:34, 35). Nuestra hermandad mundial está formada por personas dispuestas a sacrificarse. ¿Y verdad que por pertenecer a ella disfrutamos de incontables bendiciones?

3. ¿Qué puede debilitar nuestro espíritu de sacrificio?

Ahora bien, tenemos un enemigo interno que puede ir debilitando nuestro espíritu de sacrificio: la tendencia al egoísmo. Recordemos que hasta Adán y Eva demostraron egoísmo. A ella la impulsó el deseo de ser como Dios, y él desobedeció a su Creador por el deseo de continuar junto a ella (Gén. 3:5, 6).

Satanás logró alejarlos de la adoración verdadera, y desde entonces ha tratado de despertar deseos egoístas en las personas. Incluso lo intentó con Jesús (Mat. 4:1-9). Y en nuestros días, Satanás ha conseguido que la mayoría de la gente caiga en su trampa y se comporte de manera egoísta. Tengamos mucho cuidado, pues la actitud egoísta que domina a esta sociedad se nos puede pegar (Efes. 2:2).

4. a) ¿Podemos eliminar nuestra tendencia al egoísmo? b) ¿Qué preguntas vamos a contestar?

El egoísmo podría compararse al óxido. Un objeto de hierro expuesto al aire y al agua puede empezar a oxidarse. Si no se le da importancia y se deja que el óxido siga corroyéndolo, este puede dañar su estructura o su funcionamiento. De igual modo, si bien es cierto que por el momento nos es imposible eliminar nuestra imperfección y nuestra tendencia al egoísmo, debemos estar atentos y no dejar que nos dominen (1 Cor. 9:26, 27). ¿Cómo podemos detectar indicios de egoísmo en nosotros mismos? ¿Cómo podemos cultivar a mayor grado nuestro espíritu de sacrificio?

Usemos la Biblia como un espejo


5. a) ¿Por qué es la Biblia como un espejo? b) Al examinarnos con la Biblia, ¿qué debemos evitar?


Tal como un espejo nos permite ver nuestra apariencia, la Biblia nos permite examinar nuestro interior y corregir los defectos que encontremos (lea Santiago 1:22-25). Ahora bien, para que el espejo cumpla su función, tenemos que usarlo bien. Si tan solo le echamos un vistazo a nuestra imagen, quizá pasemos por alto alguna mancha o defecto. Además, dependiendo del ángulo desde el que miremos al espejo, podríamos estar viendo la imagen de otra persona. Del mismo modo, para que la Biblia nos ayude a encontrarnos un defecto, como el egoísmo, no debemos leerla solo por encima o usarla para encontrarle defectos a otra persona.

6. ¿Cómo podemos persistir en la ley perfecta?

En realidad, podríamos estar leyendo la Palabra de Dios de forma regular, incluso todos los días, y aun así no darnos cuenta de que el egoísmo está empezando a echar raíces en nuestro interior. ¿Cómo podría ocurrirnos eso? Pues bien, en la ilustración de Santiago sobre el espejo, el problema no es que el hombre no se mire con detenimiento.

El relato menciona que en verdad “se mira”. El verbo griego que Santiago emplea denota un análisis cuidadoso, significa “observar completamente”. Entonces, ¿qué hace mal ese hombre? El pasaje explica: “Allá se va e inmediatamente olvida qué clase de hombre es”. En efecto, se va y no hace nada para corregir lo que ha visto. Por otra parte, el hombre que obtiene buenos resultados no solo “mira con cuidado en la ley perfecta” de Dios, sino que “persiste en ella”.

En lugar de apartarse de la ley perfecta de la Palabra de Dios, persiste en estudiarla y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. Jesús mencionó algo parecido cuando dijo: “Si permanecen en mi palabra, verdaderamente son mis discípulos” (Juan 8:31).

7. ¿Cómo podemos usar la Biblia para luchar contra cualquier indicio de egoísmo?


Por tanto, para luchar contra cualquier indicio de egoísmo, primero tenemos que leer la Palabra de Dios con cuidado. Así podremos ver en qué necesitamos mejorar. Pero debemos ir más allá y hacer un análisis más profundo. Una vez que comprendamos bien un relato bíblico, imaginemos que estamos en él y preguntémonos: “¿Cómo habría actuado yo en esa situación? ¿Habría hecho lo correcto?”. Y, lo que es más importante, después de reflexionar en lo que hemos leído, esforcémonos por ponerlo en práctica (Mat. 7:24, 25).

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de marzo del 2014. Para encontrar mas consejos prácticos lea "Manténganse en el amor de Dios", también disponible en audio libro. Ambos publicados por los testigos de Jehová.