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lunes, 20 de mayo de 2013

La ilustración del banquete de bodas

Capítulo 107

La ilustración del banquete de bodas

JESÚS ha desenmascarado a los escribas y a los sacerdotes principales mediante dos ilustraciones, y ellos lo quieren matar. Pero Jesús no ha terminado con ellos. Pasa a darles otra ilustración:
“El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que hizo un banquete de bodas para su hijo. Y envió sus esclavos a llamar a los invitados al banquete de bodas, pero ellos no quisieron venir”.

Jehová Dios es el Rey que prepara el banquete de bodas para su Hijo, Jesucristo. Con el tiempo, la novia de este, compuesta de 144.000 seguidores ungidos, se unirá a Jesús en el cielo. Los súbditos del Rey son el pueblo de Israel, quienes, con su admisión en el pacto de la Ley en 1513 a.E.C., recibieron la oportunidad de llegar a ser “un reino de sacerdotes”. Por eso, en aquella ocasión se les extendió originalmente la invitación al banquete de bodas.

Sin embargo, el primer llamamiento a los invitados no salió sino hasta el otoño de 29 E.C., cuando Jesús y sus discípulos (los esclavos del rey) iniciaron su obra de predicar el Reino. Pero los israelitas naturales, a quienes los esclavos llamaron desde 29 E.C. hasta 33 E.C., no quisieron venir. Por eso Dios puso otra oportunidad ante la nación de invitados, como lo relata Jesús:

“De nuevo envió otros esclavos, diciendo: ‘Digan a los invitados: “¡Miren! He preparado mi comida, mis toros y animales cebados están degollados, y todas las cosas están listas. Vengan al banquete de bodas”’”. Aquel llamamiento segundo y final a los invitados empezó en el Pentecostés de 33 E.C., cuando se derramó espíritu santo sobre los seguidores de Jesús. Este llamamiento siguió hasta 36 E.C.

No obstante, la gran mayoría de aquellos israelitas también despreció este llamamiento. “Sin que les importara, se fueron —dice Jesús—, uno a su propio campo, otro a su negocio comercial; pero los demás, echando mano a los esclavos de él, los trataron insolentemente y los mataron.” “Entonces —dice Jesús— el rey se airó, y envió sus ejércitos, y destruyó a aquellos asesinos y quemó su ciudad.” Esto ocurrió en 70 E.C., cuando los romanos arrasaron Jerusalén, y se dio muerte a aquellos asesinos.

Jesús entonces explica lo que sucedió mientras tanto: “Luego [el rey] dijo a sus esclavos: ‘El banquete de bodas por cierto está listo, pero los invitados no eran dignos. Por eso, vayan a los caminos que salen de la ciudad, e inviten al banquete de bodas a cualquiera que hallen’”. Los esclavos obedecieron, y “la sala para las ceremonias de bodas quedó llena de los que se reclinaban a la mesa”.

Esta obra de reunir convidados de los caminos, fuera de la ciudad de los invitados, empezó en 36 E.C. Cornelio (un oficial del ejército romano) y su familia fueron los primeros no judíos incircuncisos así reunidos. La recolección de estos no judíos, todos los cuales reemplazan a los que originalmente rechazaron el llamamiento, ha continuado hasta el siglo XX.

Es durante el siglo XX cuando se llena la sala para las ceremonias de bodas. Jesús relata lo que entonces sucede: “Cuando el rey entró para inspeccionar a los convidados, alcanzó a ver allí a un hombre no vestido con traje de boda. De modo que le dijo: ‘Amigo, ¿cómo entraste aquí sin tener puesto traje de boda?’. Él enmudeció. Entonces el rey dijo a sus sirvientes: ‘Átenlo de manos y pies y échenlo a la oscuridad de afuera. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes’”.

El hombre sin traje de boda representa a los cristianos de imitación de la cristiandad. Dios nunca los ha reconocido como personas que tengan la identificación apropiada de israelitas espirituales. Dios nunca los ungió con espíritu santo como herederos del Reino. Por eso se les echa a la oscuridad, donde se les destruirá.

Jesús concluye su ilustración así: “Porque hay muchos invitados, pero pocos escogidos”. Sí, se invitó a muchos de la nación de Israel a llegar a ser miembros de la novia de Cristo, pero solo unos cuantos israelitas naturales fueron escogidos. Resulta que la mayoría de los 144.000 convidados que reciben la recompensa celestial no son israelitas. (Mateo 22:1-14; Éxodo 19:1-6; Revelación 14:1-3.)


Porción del libro: "El hombre mas grande de todos los tiempos" publicado por los Testigos de Jehová, el libro puede ser descargado del sitio oficial en pdf y audiolibro todos los derechos reservados pertenecen a Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.