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viernes, 11 de julio de 2014

Jóvenes, ¿qué van a hacer con su vida?

“Para que los que viven no vivan ya para sí, sino para el que murió por ellos.” (2 CORINTIOS 5:15.)

‘¡GRACIAS! ¡Les debo la vida!’ Eso han dicho a sus rescatadores personas a quienes se ha salvado de un incendio, o de ahogarse. E igualmente se han expresado respecto a sus padres los jóvenes cristianos que aprecian a sus progenitores. Al hacer esto, no se han referido simplemente a la vida física que han recibido de sus padres, sino en especial al cuidado y la instrucción amorosos que han puesto a los jóvenes en vías de recibir “la cosa prometida que él mismo nos prometió: la vida eterna”. (1 Juan 2:25.)

Fue el amor lo que impulsó a Jehová Dios a dar a cada uno de nosotros la oportunidad de adquirir la vida, “la vida que realmente lo es”. “Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.” (1 Timoteo 6:19; 1 Juan 4:10.) ¡Pensemos, además, en el amor que mostró su Hijo Jesús al someterse a una muerte dolorosa para que podamos obtener la vida eterna! (Juan 15:13.) A la luz de lo que hemos considerado, joven lector, ¿qué harás con tu vida?

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Agosto de 1987

A los jóvenes frecuentemente les hacen esta pregunta —en una forma u otra— los consejeros escolares u otras personas que se interesan en su futuro. ¿Qué determinará la respuesta que tú des? ¿La determinará sencillamente tu preferencia personal? ¿Será el factor decisivo el consejo de los que desean que alcances un puesto seguro en el mundo seglar, o habrá factores superiores que regirán lo que hagas con tu vida?

El recordatorio inspirado dice: “Murió por todos para que los que viven no vivan ya para sí, sino para el que murió por ellos y fue levantado”. (2 Corintios 5:15.) Sí, ¡qué bueno es que usemos la vida de modo que refleje gratitud por lo que Jesucristo y su Padre celestial han hecho por nosotros!

Modelos populares

Sin embargo, ¿quiénes son las figuras más populares de hoy, adoptadas por lo general como modelo por los jóvenes? ¿No son los ricos y famosos del mundo, sin importar las normas morales que sigan? Cuando miras en las habitaciones de muchos jóvenes, ¿de quiénes son los cuadros que ves en las paredes? Con frecuencia son fotografías de músicos, estrellas del cine y atletas. Lo común es que los jóvenes sueñen con alcanzar algún día un éxito mundano como el de esas personas, o quizás casarse con alguien que se parezca físicamente a ellas. ¿Qué hay de ti? ¿Qué quieres de la vida?

Si lograras el éxito mundano de las celebridades que admiras, ¿serías realmente feliz, y quedarías satisfecho? Una de las actrices más prósperas de Hollywood dijo: “Yo sé lo que es la riqueza y tener todas las cosas materiales. No significan nada. Por cada piscina que hay aquí se puede contar un siquiatra, sin mencionar los divorcios y a los hijos que odian a sus padres”. (Eclesiastés 5:10; 1 Timoteo 6:10.)

Una estudiante que fue atleta sobresaliente —ganadora de la división femenina de una importante carrera de diez kilómetros en Nueva York en 1981— se sumió en una desilusión tan grande que intentó suicidarse. “En los últimos meses he aprendido muchas verdades acerca de la vida —escribió después—. Una es que no se llega al contentamiento verdadero por los métodos que muchísimas personas siguen para alcanzar la perfección y el éxito. No me dio contentamiento el tener las calificaciones más altas como estudiante, ni el haber sido campeona del estado como corredora, ni el poseer una figura atractiva.”

Sí, la gente debe aprender que el contentamiento verdadero viene solo de tener una relación personal con Dios, el único que puede suministrar paz y felicidad verdaderas. (Salmo 23:1, 6; 16:11.)

Está claro que no debe ser tu deseo imitar a los que simplemente luchan por adquirir prominencia y riquezas. Hasta los escritores seglares señalan que el éxito mundano no trae verdadera satisfacción. El columnista Bill Reel escribió: “Te gradúas de la universidad soñando con el futuro. Aunque duela decirlo, la mayoría de tus aspiraciones terminarán en nada.

No quiero desanimarte, pero mejor es que oigas la verdad: Cuando adquieras las posesiones que tanto deseas —si las adquieres—, y cuando logres los éxitos que buscas —si los logras—, no te satisfarán. En vez de eso, precisamente cuando esperes deleitarte con el triunfo te sentirás vacío, no satisfecho; deprimido, no gozoso; agitado, no tranquilo”. (New York Daily News, 26 de mayo de 1983.)

Pero para los que nos mantenemos al tanto del significado de los sucesos mundiales a la luz de la profecía bíblica hay razones mucho más apremiantes para no poner en primer lugar en la vida una carrera mundana. (Mateo 24:3-14.) Pudiéramos compararnos con una persona que ve en un edificio el rótulo: “Advertencia: Esta compañía pronto se retirará de los negocios”. ¿Buscaríamos empleo allí? ¡Por supuesto que no! Y si ya trabajáramos para tal compañía, lo sabio sería que estuviéramos buscando empleo en otro lugar.

Pues bien, por todas partes se nota en las instituciones de este mundo el rótulo que dice: “Pronto fuera de actividad... ¡El fin se acerca!”. Sí, la Biblia nos asegura que “el mundo va pasando”. (1 Juan 2:17.) Por eso, lo sabio es no adoptar como modelos a los que están muy envueltos en él.

El consejo que debemos seguir
Entre las influencias que moldean tu vida suelen estar, no solo personas a quienes estimas, sino también parientes y amigos que quizás digan que ‘te desean lo mejor’. ‘Tienes que ganarte la vida’, puede que te digan. Por eso, tal vez te aconsejen que adquieras una educación universitaria que te prepare para una profesión bien pagada.

Puede que te digan que ‘Lucas, uno de los escritores de la Biblia, era médico, y el apóstol Pablo fue instruido por Gamaliel, un maestro de la Ley’. (Colosenses 4:14; Hechos 5:34; 22:3.) Sin embargo, examina cuidadosamente ese consejo.

El médico Lucas nunca estimuló a los cristianos a seguir el ejemplo de su carrera anterior y hacerse médicos; más bien, Lucas presentó para imitación la vida de Jesús y Sus apóstoles. Evidentemente Lucas había llegado a ser médico antes de adquirir conocimiento acerca de Cristo, pero después puso en primer lugar en la vida el ministerio cristiano.

Algo similar sucedió en el caso de Pablo. En vez de estimular a otros a imitarlo a él como él había imitado a Gamaliel, Pablo escribió: “Háganse imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo”. Pablo estimó tanto el conocimiento de Cristo que dijo que, en comparación con esto, consideraba “como un montón de basura” las cosas que antes buscaba. (1 Corintios 11:1; Filipenses 3:8.)

Recuerda: Llevadas por los sentimientos, hasta personas que te aman pudieran darte mal consejo. Por ejemplo, cuando Jesús mencionó lo que le esperaba durante su ministerio en Jerusalén, el apóstol Pedro respondió: “Sé bondadoso contigo mismo, Señor; tú absolutamente no tendrás este destino”. Pedro amaba a Jesús y no quería que sufriera. Pero Jesús reprendió a Pedro, porque comprendía que para cumplir la voluntad de Dios tenía que sufrir y morir por obra de los opositores. (Mateo 16:21-23.)

Así, puede que tus padres o amigos te aconsejen contra un proceder de abnegación. Por sentimientos mal guiados, quizás vacilen en cuanto a animarte a aceptar una asignación en el ministerio de precursor de tiempo completo, o para servir como misionero, o efectuar trabajo de voluntario en una sucursal de los testigos de Jehová.

Puede que digan: ‘¿No sería mejor que te casaras y vivieras cerca de nosotros?’, o: ‘Mira, en Betel el trabajo es fuerte. Quizás sería mejor que te quedaras aquí con nosotros’. En otras palabras, como Pedro lo expresó: “Sé bondadoso contigo mismo”.

A veces hasta los siervos de Jehová tienen que reajustar su modo de pensar. Pedro tuvo que hacer eso, y, reajustado ya su punto de vista, escribió: “De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención”. (1 Pedro 2:21.)

El vivir una vida verdaderamente cristiana implica abnegación, sí, hasta sufrimiento. No es un proceder fácil, pero es el curso al que se nos ha llamado como cristianos. El aceptarlo implica ‘no vivir ya para nosotros mismos, sino para aquel que murió por nosotros’. (2 Corintios 5:15.) El seguir guiándonos por buenos modelos de conducta nos ayudará a utilizar la vida de esta manera abnegada.

Modelos que queremos tener presentes
El modelo que particularmente debes tener presente es el que suministró Jesús. Puesto que era perfecto, él pudo haber sido el más grande atleta, músico, médico o abogado que el mundo jamás conociera. Pero enfocó su atención en agradar a su Padre celestial, hasta cuando era jovencito. (Lucas 2:42-49.) Después, dijo: “Tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”. (Lucas 4:43.)

Es verdad que no es fácil predicar de casa en casa. Exige estudio diligente el entender las buenas nuevas del Reino, y mucho trabajo el preparar presentaciones significativas. Además, este servicio requiere valor, puesto que a la mayoría de los amos de casa no les interesa el mensaje, y algunos hasta se oponen a él.

Sin embargo, el ministerio de casa en casa de ustedes los jóvenes tiene un efecto maravilloso. ¡De seguro ustedes los jóvenes que aceptan a Cristo como modelo merecen encomio! Más de 12.000 jóvenes de 25 años y menos participan en la obra de precursor en los Estados Unidos, y otras decenas de miles son precursores en otros países. (Salmo 110:3.) ¡Pueden estar seguros de que no pudieran estar efectuando un trabajo más importante que ese!

Puesto que las personas a quienes admiras tendrán gran influencia en lo que hagas con tu vida, cultiva admiración también por el modelo que suministró el joven Timoteo. Como hombre joven, Timoteo, quien había nacido poco antes de la muerte de Jesús, dejó a su familia y se unió al apóstol Pablo en el segundo viaje misional de este. Unos meses después una chusma hizo que Pablo y Silas huyeran de Tesalónica, pero no antes de que hubieran hecho algunos discípulos. (Hechos 16:1-3; 17:1-10, 13-15.)

Poco después, Pablo envió a Timoteo a aquel peligroso territorio para consolar a aquellos discípulos en sus pruebas. (1 Tesalonicenses 3:1-3.) Es posible que para entonces Timoteo todavía estuviera en la adolescencia, puesto que de 12 a 14 años después Pablo todavía hablaba de la “juventud” de Timoteo. (1 Timoteo 4:12.) ¿No admiras tú a un joven valeroso y abnegado como ese?

Cinco años después de la asignación de Timoteo para fortalecer a los hermanos de Tesalónica, Pablo escribió a los corintios desde Éfeso: “Háganse imitadores de mí. Por eso les envío a Timoteo, [...] y él les recordará mis métodos relacionados con Cristo Jesús, así como yo estoy enseñando en todas partes en toda congregación”. (1 Corintios 4:16, 17.)

El joven Timoteo, que ya había trabajado por cinco años con Pablo, estaba bien familiarizado con los métodos de enseñanza de Pablo. Sabía cómo Pablo había presentado el mensaje a los efesios, incluso que les había enseñado “públicamente y de casa en casa”. (Hechos 20:20, 21.) Puesto que había recibido buen entrenamiento en aquellos métodos de predicar, ¡qué excelente ayuda podía ser Timoteo para las congregaciones!

Pasan otros cinco o seis años, y Pablo está en prisión en Roma. Timoteo, él mismo recientemente puesto en libertad de la prisión, está con él. (Hebreos 13:23.) Imagínate la escena: Posiblemente utilizando a Timoteo como secretario, Pablo dicta una carta a los filipenses.

Expresándose deliberadamente, Pablo dice: “Espero en el Señor Jesús enviarles dentro de poco a Timoteo [...] Porque no tengo a ningún otro de disposición como la de él, que genuinamente cuide de las cosas que tienen que ver con ustedes [...] Ustedes saben la prueba que él dio de sí mismo, que, cual hijo con su padre, sirvió como esclavo conmigo en el adelanto de las buenas nuevas”. (Filipenses 1:1; 2:19-22.)

¡No hay duda de que el joven Timoteo es un ejemplo admirable! Fue un compañero confiable y fiel de Pablo, uno que se adhirió a él en toda clase de circunstancias, que lo apoyó en su obra de predicar y estuvo dispuesto a servir dondequiera que se le envió. Sacrificó lo que pudiera llamarse una vida normal en su casa o país, pero ¡qué contentamiento y satisfacción puso en su vida el servicio de Dios! Ciertamente Timoteo ‘ya no vivía para sí mismo, sino para Cristo, quien había muerto para él’. (2 Corintios 5:15.) ¿Te sientes impulsado a imitar su ejemplo?

Vive para el nuevo mundo de Dios
En realidad, Timoteo vivía para el nuevo mundo de Dios. No pensaba simplemente en vivir la vida del momento, sino en usar la vida con el fin de producir beneficios duraderos. (Mateo 6:19-21.) Puesto que el padre de Timoteo era griego, y aparentemente no era creyente, puede que haya instado a Timoteo a conseguir una educación superior y una carrera mundana.

Pero como resultado de la instrucción piadosa de su madre y su abuela, Timoteo vivió envuelto en las actividades de la congregación cristiana. Los intereses de su vida eran espirituales, aparentemente permaneció soltero por lo menos por algún tiempo, y calificó para servir con el apóstol Pablo. (2 Timoteo 1:5.)

¿Qué hay de ti? ¿Usarás tu juventud como lo hizo Timoteo? El folleto La escuela y los testigos de Jehová se refería a un derrotero de vida como ese cuando explicó lo siguiente sobre los jóvenes que son Testigos: “Su meta principal en la vida es servir eficazmente como ministros de Dios, y aprecian la educación escolar como algo que contribuye a ese fin.

Por eso, por lo general escogen cursos que les presentan oportunidades de ganarse el sustento en el mundo moderno. Así, muchos de ellos quizá tomen cursos vocacionales o asistan a una escuela de artes y oficios. Lo que desean hacer, una vez que terminan sus estudios escolares, es obtener trabajo que les permita concentrarse en su vocación principal, el ministerio cristiano”.

Para ustedes los que realmente aprecian lo que Jehová y Su hijo han hecho por ustedes, no debe ser difícil contestar la pregunta: “¿Qué haré con mi vida?”. En vez de vivir para ti mismo y para el placer personal, usarás tu vida para hacer la voluntad de Dios. Vivirás, como lo hizo Timoteo, como persona de mentalidad espiritual.


Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 15 de Agosto de 1987. Para ampliar el tema lea "Testimonio cabal del reino de Dios". También disponible en audio libro. Ambos editados por los testigos de Jehová.