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sábado, 5 de julio de 2014

Escondidos en el día de la cólera de Jehová (Segunda parte)

‘El gran día se acerca’

Entonces, el Soberano Señor mismo nos dice con seguridad:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca, y hay un apresurarse muchísimo de él.”—Sofonías 1:7, 14.

Que nadie piense que el juicio de Dios contra este mundo inicuo queda en el futuro lejano. Hoy, hay peligro de destrucción para toda la vida humana en la Tierra, ¡pero eso es algo que Jehová no permitirá! Quien pondrá fin a la locura de la edad nuclear es el Soberano Señor Jehová, y no los hombres con su mentalidad política; El ‘apresurará’ Su día de Armagedón. Todo “hombre poderoso” que trate de impedir esa ejecución de juicio tendrá que llorar amargamente, pues Jehová mismo declara:

“Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas.”—Sofonías 1:15, 16.

Las fortificaciones de este mundo militarizado, aunque pudieran desafiar a los proyectiles nucleares, no serán de valor alguno contra el armamento del arsenal celestial de Jehová. Además, ésta será una destrucción selectiva, en armonía con las palabras proféticas de David: “Jehová está guardando a todos los que lo aman, pero a todos los inicuos los aniquilará.” (Salmos 145:20) Ciertamente será un día de juicio terrible para los que no han guardado silencio respetuoso delante de Jehová. Pues mediante Sofonías El pasa a declarar:

“Ciertamente causaré angustia a la humanidad, y ciertamente andarán como ciegos; porque es contra Jehová que han pecado. Y su sangre realmente será derramada como polvo, y sus entrañas como el estiércol.”—Sofonías 1:17.

¿De qué servirá en aquel día una cuenta bancaria, aun en un país “neutral,” o el oro acumulado, o una gran inversión en propiedades, o escondites subterráneos? ¡No servirán para nada! El mismísimo Señor Soberano Jehová muestra esto claramente, pues dice:

“Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sofonías 1:18)

En ese día final de decisión, ‘toda la tierra’ está incluida en la ejecución final del juicio de Dios. ¡Pero hay una manera de escapar! ¿En qué consiste?

“Recójanse”

Como quien está haciendo un llamamiento final a su propio pueblo, el mismo profeta de Dios ahora insta a los que podrían sobrevivir a que hagan lo siguiente:
“Recójanse, sí, hagan el recogimiento, oh nación que no palidece de vergüenza.” (Sofonías 2:1)

Pero, como nación, ¿respondió de manera favorable Judá a este llamamiento? La ejecución ardiente de aquella nación por Jehová en 607 a. de la E.C. muestra que no. Persistieron en su derrotero vergonzoso. Pero hubo personas —judíos y otros, entre ellos Jeremías, Ebed-melec y la casa de Jonadab— que sobrevivieron por haber prestado atención a la palabra de Jehová. (Jeremías 39:11, 12, 16-18; 35:18, 19)

Hoy existe una situación parecida. Desvergonzadamente, la cristiandad se ha opuesto al mensaje del Reino que los testigos de Jehová han predicado por todo su dominio. Ha rechazado el reino de Dios por medio de Jesucristo como la única esperanza para las naciones y ha recurrido más bien a un substitutivo de hechura humana, conocido hoy como las Naciones Unidas. Cualquier recogimiento que efectúa la cristiandad es solo para la destrucción en Armagedón.—Salmos 2:2, 3; Revelación 16:13-16.

No obstante, en la “parte final de los días,” que es el tiempo en que nos encontramos ahora, ha estado en progreso otro recogimiento. Primero, principalmente ha habido un recogimiento, hacia fuera de la cristiandad, de cristianos verdaderos ungidos. A éste ha seguido el recogimiento de una innumerable “grande muchedumbre” de personas “que salen de todas las naciones y tribus y lenguas,” que sobrevivirá a la tribulación que se aproxima. (Revelación 7:1-4, 9, 14; Isaías 2:2, 3) ¿Quiénes componen esta “grande muchedumbre”? Son personas humildes que están dispuestas a humillarse por medio de prestar atención al consejo del profeta de Dios.

Inexorablemente, se va acortando el tiempo a medida que se acerca el Armagedón. Es muy oportuna, por lo tanto, la advertencia que da el profeta de Dios a estas personas mansas:

“Antes que el estatuto dé a luz algo, antes que el día haya pasado justamente como el tamo, antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová,”
¡tienen que tomar medidas!—Sofonías 2:2.

El estatuto y el decreto de Jehová es que la cristiandad tiene que perecer, tal como la Jerusalén infiel experimentó el exterminio en 607 a. de la E.C., y esto por razones similares. (Ezequiel 22:3-5) Ella es culpable de derramamiento de sangre, y su clero ha abandonado la ley de Jehová. Su religión forma parte de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, respecto al cual el apóstol Juan escribió lo siguiente:

“Por tu práctica espiritista todas las naciones fueron extraviadas. Sí, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido muertos atrozmente en la tierra.” ¡No es de maravillar el que se haya hecho el siguiente llamamiento a los que desean agradar a Dios: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas”!—Revelación 18:4, 23, 24.

‘El buscar a Jehová’
Pero, ¿basta con separarse del mundo y su religión falsa? Sofonías muestra que los mansos tienen que tomar otras medidas positivas. En primer lugar, el profeta de Dios dice: “Busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado su propia decisión judicial.” (Sofonías 2:3a)

Tienen que procurar conocer a Jehová, y sus maravillosas cualidades y propósitos, tal como Su Hijo, Jesucristo, lo explicó. El que ellos humildemente hagan esto les proporciona gran recompensa, como Jesús mismo dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 1:18; 17:3)

El que busquen a Jehová resultará en que lo amen con ‘todo su corazón y con toda su alma y con toda su mente y con todas sus fuerzas,’ y a que sigan el ejemplo de Jesús de desempeñar el “servicio sagrado” que Jehová requiere de ellos.—Marcos 12:29, 30; 1 Pedro 2:21; Mateo 4:17; Revelación 7:15.

Entonces, Sofonías dice: “Busquen justicia.” (Sofonías 2:3b) ¡No, no se trata de justicia farisaica! De nada le vale a nadie ‘tener celo por Dios’ si dicho celo no está en armonía con el conocimiento exacto de Su Palabra. Tenemos que ‘conocer la justicia de Dios a fin de someternos a esa justicia.’ Tenemos que conformar nuestra vida a las normas de Dios —no a las del hombre— y vestirnos de la personalidad cristiana que es “creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad.” (Romanos 10:2, 3; Efesios 4:22-24)

Esta justicia y lealtad verdaderas exigen que no permitamos que la manera relajada de pensar y obrar del mundo penetren en nuestra vida. Tal como aconsejó Jesús, es necesario que ‘sigamos, pues, buscando primero el reino [de Dios] y Su justicia,’ confiando en que, a medida que le sirvamos, él proveerá lo necesario para sostener nuestra vida y protegernos a través del día de la cólera de Jehová.—Mateo 6:31-33.

En tercer lugar, el profeta de Jehová dice: “Busquen mansedumbre.” (Sofonías 2:3c) Sofonías ya ha descrito como “los mansos de la tierra” a los que prestan atención a su profecía. Así, ahora el hace hincapié en esta cualidad. ¡Cuán importante es el que sigamos ‘buscando mansedumbre,’ ya que nos rodean los que manifiestan la actitud orgullosa, exigente, testaruda, de “yo primero,” del mundo! Siempre existe el peligro de que parte de esta actitud se nos pegue.

Es preciso que nos mantengamos vigilantes, siempre dispuestos a aceptar la disciplina de Jehová y su organización, y que nos conformemos a Su voluntad. Nunca debemos pensar que el nuestro sea un caso de “una vez salvo, siempre salvo,” pues el premio de la salvación es para los que ‘siguen andando en la verdad.’—Proverbios 22:4; Juan 8:31, 32; 3 Juan 3, 4.

A los “mansos de la tierra,” Sofonías ahora dice: “Probablemente sean ocultados en el día de la cólera de Jehová.” (Sofonías 2:3d) ¿Por qué dice “probablemente”? Esto se debe a que la salvación finalmente depende del derrotero que siga uno, tal como lo indica Jesús al decir: “El que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo.”

Perseveren, entonces, todos los mansos de la Tierra, en hacer humildemente la voluntad de Dios para este tiempo, la cual voluntad incluye el predicar estas buenas nuevas del reino establecido de Dios por toda la Tierra habitada para testimonio a todas las naciones. (Mat. 24:13, 14)

Al hacer esto, tal vez estén entre los ‘escondidos de Jehová’ en el día de Su cólera. Con referencia a éstos, el salmista David escribe: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”—Salmos 37:11.

Articulo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Enero de 1982. Para complementar el tema escuche el audio libro "Vivamos muy pendientes del día de Jehová". Ambos editados por los testigos de Jehová.