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jueves, 8 de mayo de 2014

El estudio recompensa (Segunda parte)

Preparándose para el estudio de “La Atalaya.”

¿Puede usted recordar los puntos sobresalientes de números recientes de La Atalaya que haya estudiado? Debemos estudiar con el fin de recordar el material para aplicarlo más tarde, ya sea en nuestra propia vida o en el ministerio del campo.


Es ventajoso leer la revista de principio a fin al momento de recibirla, obteniendo así una vista general del material. Entonces, algún tiempo antes del estudio del material por la congregación, es bueno repasarlo personalmente o considerarlo como familia. Al hacer esto, primero note el tema del artículo, el texto clave y los encabezamientos secundarios en letras de trazos gruesos de cada artículo. Esto le da una vista general del asunto o materia y le ayudará a comprender la relación que tienen con él los detalles de cada párrafo.

Ahora lea la lección completa párrafo por párrafo, buscando las respuestas a las preguntas y subrayando solo los puntos claves para remitirse a ellos en el futuro. Al terminar cada párrafo, si descubre que no puede contestar la pregunta en sus propias palabras, sería bueno leer el párrafo de nuevo para poder hacerlo. Preste atención a las razones bíblicas que hay para las respuestas que se dan, buscando los textos citados y notando especialmente aquellos sobre los cuales usted quisiera comentar en la reunión.

Al completar todos los párrafos que se presentan bajo un encabezamiento secundario, pause brevemente y repase cómo ha contribuido ese material al desarrollo del asunto entero. Haga esto de nuevo al fin del artículo. Pregúntese dónde usted podrá usar lo que ha aprendido, cómo afecta su propia vida o cómo lo explicaría a otra persona. De este modo no estará simplemente marcando respuestas, sino adquiriendo tanto sabiduría como entendimiento. (Pro. 4:7) Y disfrutará mucho más del estudio de La Atalaya con la congregación. El mismo procedimiento se puede seguir al prepararse para el estudio de libro de congregación.


Estudio de familia. Sobre todo, asegúrese de que sus arreglos de estudio incluyan a su familia de modo que cada miembro de ésta obtenga pleno provecho. ¿Sería amoroso el que el cabeza de una familia estudiara cuidadosamente mientras su esposa e hijos estuvieran muriéndose de inanición espiritual? No es solo físicamente, sino también espiritualmente que el cabeza de familia tiene la obligación de ‘proveer para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa.’ (1 Tim. 5:8)

Lo sabio de suministrar educación bíblica desde temprano a los hijos de uno se ve por el consejo de Proverbios 22:6: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.” No piense que su hijo es demasiado joven para beneficiarse del arreglo. Desde la infancia los niños aprenden. (2 Tim. 3:15) Los miembros de familia que progresan más rápidamente son a menudo los que tienen como práctica tener un período de lectura y estudio como familia. La regularidad es de suma importancia.


¿Considera usted el texto diario con su familia, dejando que comenten y haciendo preguntas para asegurarse de que entiendan? Esto puede suministrar abundante alimento espiritual para su familia. Muchas familias lo hacen a la hora de las comidas. Además, cada familia debe apartar un tiempo con regularidad cada semana para estudio más extenso como familia.

Puede ser una noche o cualquier otro tiempo apropiado. Se necesita tiempo suficiente para llegar a tener un entendimiento satisfactorio de muchos asuntos bíblicos, explorar sus diferentes aspectos y grabarlos en el corazón. El estudio regular de familia hace que todos obtengan beneficio de ese estudio juntos. ¿Tiene usted un estudio de familia de esa índole? Si no es cosa regular en su hogar, ¿por qué no considerar el asunto con toda la familia hoy y dar pasos definitivos para hacer de esto una parte de su vida?—Efe. 6:4; Deu. 6:4-7.


Si los niños son de edad bastante tierna, es bueno incluir entre lo que van a estudiar juntos material que sea entendible y útil para ellos. Pero hasta el material más difícil se puede considerar de manera que envuelva la participación de los jóvenes por medio de alguna pregunta sencilla a veces acerca de un punto que ellos puedan entender.

Muchas familias preparan la lección de La Atalaya durante su tiempo de estudio como familia. Pero cualquier material que convenga a las necesidades de la familia puede usarse como base para el estudio. Ese entrenamiento edifica fuertes vínculos familiares así como aprecio espiritual.


Las recompensas de la diligencia. Una recompensa inmediata del estudio diligente es mejoramiento de la memoria por medio del ejercicio y el estímulo. En el ministerio del campo y en las reuniones de congregación se hace más fácil recordar puntos que se han estudiado y comentar sobre ellos. Descubrimos que podemos contestar casi de memoria las preguntas de las personas recientemente interesadas, y rápidamente dar con los textos que apoyan nuestros comentarios.

Pero más que eso, el estudio nos da un conocimiento más rico y completo de la Palabra de Dios. Nos da una fe más fuerte, un discernimiento más claro de los principios bíblicos y un aumento de gozo al servir a Jehová.—Heb. 5:14


Las personas sabias ponen en primer lugar en su vida los asuntos que tienen que ver con su vida espiritual. Asuntos de menos importancia quizás tengan que dejarse debido a falta de tiempo, pero nunca el estudio de la Palabra de vida. Es a los que adoptan este punto de vista que Jehová promete que ‘me dejaré hallar de ti.’ (1 Cró. 28:9)

Esto será particularmente cierto si usted no estudia solamente para adquirir conocimiento y almacenarlo en la cabeza, sino para alimentar su corazón. Que su amor y su aprecio a Jehová y sus obras maravillosas crezcan mientras usted estudia su Palabra.


El verdadero propósito del estudio por los ministros de Dios se revela claramente en esta oración del apóstol Pablo, registrada en Colosenses 1:9, 10: “Que sean llenos del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras sigue llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios.”

Porción del libro: "Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático". Para completar el tema lea: "¿Que ha hecho Dios por usted?", ambos publicados por los testigos de Jehová.