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miércoles, 16 de julio de 2014

Recompensada la búsqueda del Dios verdadero

EN EL siglo X a.E.C., el reino de dos tribus de Judá estaba plagado de adoración falsa. En medio de esta desenfrenada idolatría vivía un hombre cuyo corazón era recto para con Dios. Su nombre era Jehosafat.

El profeta Jehú dijo concerniente a él: “Hay cosas buenas que se han hallado contigo, porque has preparado tu corazón para buscar al Dios verdadero” (2 Crónicas 19:3). Del mismo modo, en los actuales “tiempos críticos, difíciles de manejar”, millones de personas han ‘preparado el corazón’ para buscar al Dios verdadero, Jehová (2 Timoteo 3:1-5).

Así lo confirma la siguiente experiencia de Togo (África occidental).

Casimir asistió a una escuela católica e hizo la primera comunión a los nueve años de edad. No obstante, para cuando tenía 14, había dejado de ir a la iglesia, por lo que vivía atemorizado, pues pensaba que por perderse la misa, iría al infierno o, al menos, al purgatorio.

En la escuela, Casimir se juntó con un grupo de jóvenes que se reunían para estudiar la Biblia una vez a la semana. También se puso a leer la Biblia por su cuenta. En una ocasión leyó en el libro de Revelación (Apocalipsis) sobre una aterradora bestia salvaje que salía del mar (Revelación 13:1, 2).

Cuando preguntó sobre ella a quien dirigía el grupo de estudio bíblico, este le contestó que la bestia era literal y que realmente saldría del mar. Esta explicación inquietó a Casimir, pues no vivía lejos de la costa atlántica. Estaba convencido de que sería una de las primeras víctimas de la bestia salvaje.

Casimir se puso a ahorrar dinero para huir al norte, al desierto, a fin de evitar a la bestia salvaje. Le contó su plan a un compañero de escuela que era testigo de Jehová, y este le aseguró que no saldría del mar ninguna bestia literal.

Poco después, se invitó a Casimir a las reuniones del Salón del Reino. Le encantaron, y comenzó a asistir asiduamente. También aceptó estudiar la Biblia en su hogar.

El progreso de Casimir en el estudio resultó en que su familia se opusiera. Esta practicaba el culto a los antepasados y comía la carne que sobraba de los sacrificios sin desangrar. Cuando él rehusó cortésmente comer esa carne, le amenazaron y le dijeron que se fuera de casa.

Él permaneció calmado, y no se cumplieron las amenazas. No obstante, durante tres meses solo se sirvió esa carne en las comidas familiares. A Casimir le resultó difícil conseguir suficiente alimento, pero aguantó esa y otras pruebas.

Continuó progresando espiritualmente hasta el punto de dedicarse y bautizarse. Posteriormente, se le nombró siervo ministerial y asistió a la cuarta clase de la Escuela de Entrenamiento Ministerial en Togo.

En la actualidad disfruta trabajando de voluntario en la sucursal.

En efecto, las palabras del rey David han resultado muy veraces en muchos casos: “Si buscas a Jehová, él se dejará hallar de ti” (1 Crónicas 28:9).

Experiencia relatada en la revista "La Atalaya" del 01 de Febrero de 1999. Para leer mas experiencias animadoras lea el "Anuario de los testigos de Jehová 2014"