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martes, 26 de agosto de 2014

Mateo proclama: ¡Ha venido el Mesías!

¿Cuales fueron los acontecimientos más importantes que jamás hayan tenido lugar en la historia de la humanidad? Sin la más leve sombra de duda, éstos fueron el nacimiento, el ministerio, la muerte, la resurrección y la ascensión al cielo de Jesucristo, el hijo de Dios.

Fiel al principio divino de que ‘por boca de dos o tres testigos todo asunto tiene que ser establecido,’ Jehová Dios se encargó de que se registraran cuatro relatos acerca de la vida de Jesucristo para probar la veracidad de estos acontecimientos. (Deuteronomio 17:6; 2 Corintios 13:1) Las cuatro personas que Él utilizó para esto fueron Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Se ha comentado correctamente que cada uno de estos cuatro escritores tiene su propio tema al escribir, su propio propósito, refleja su propia personalidad y tiene en mente a sus lectores inmediatos.

Se sabe poco acerca de Mateo, el primero de los escritores. Sin embargo, podemos llegar a la conclusión de que fue un hombre modesto, porque solamente en su relato se menciona que él había sido un despreciado recaudador de impuestos. (Mateo 9:9) ¡Y con razón se despreciaba a los recaudadores de impuestos! ¡En primer lugar, ellos representaban el yugo romano donde más dolía, en el bolsillo!

Aún más, eran notorios por abusar de sus privilegios hasta el grado de ser concusionarios. Las palabras del recaudador de impuestos, Zaqueo, indican esto. Después que Jesús había venido al hogar de Zaqueo, éste cambió su disposición de corazón, pues dijo: “Todo cuanto le arranqué a persona alguna por acusación falsa le devuelvo el cuádruplo.” (Lucas 19:8) Pero parece que puede haber poca duda en cuanto a la honradez de Mateo como agente de rentas públicas; si no Jesús no le hubiese invitado enseguida a dejar su trabajo para que fuera Su seguidor.

Desde el tiempo de la desobediencia de Adán en el Edén, Jehová Dios había predicho, por medio de una frase enigmática, la venida del Mesías, llamándolo la “descendencia” de la mujer. Ya en el tiempo del rey David, se llamó al que habría de venir, el “ungido” de Dios. El profeta Daniel, en particular, predijo la venida del Mesías. (Génesis 3:15; 22:17, 18; Salmo 2:2; Daniel 9:24-27) Que el Mesías por tanto tiempo esperado por fin hubiese venido verdaderamente fue una noticia tan emocionante que Mateo no perdió tiempo en proclamarla por medio de su Evangelio. De acuerdo con los mejores datos disponibles, parece que él bien pudo haber escrito su relato en fecha tan temprana como para el 41 E.C.

Características del evangelio
Se puede ver muy claramente que Mateo se proponía que el relato de su Evangelio sirviera como un puente entre los acontecimientos registrados en las Escrituras Hebreas y aquellos que tienen que ver con la vida del Mesías. Según el testimonio de historiadores de la iglesia primitiva, Mateo primero escribió su Evangelio en hebreo y más tarde hizo una copia en griego. En apoyo de este punto de vista está el hecho de que todas sus citas de las Escrituras más antiguas no son citas tomadas de la Versión de los Setenta en griego, como hacen a menudo los otros escritores de los Evangelios, sino del texto hebreo.

En armonía con su tema, a saber, que Jesucristo verdaderamente era el Mesías prometido, Mateo, en más ocasiones que los demás escritores, muestra cómo la vida y las obras de Jesús cumplieron la profecía bíblica. (Compare Mateo 8:16, 17 con Marcos 1:34 y Lucas 4:40.) Además, Mateo dio más énfasis que cualquiera de los otros escritores de los Evangelios al tema del “reino de los cielos,” razón por la cual se ha llamado a su Evangelio el “Evangelio del Reino.”—Mateo 4:17; 5:3; 11:12; 22:2.

Por su escrito se puede ver claramente que Mateo había sido un recaudador de impuestos. En primer lugar, él apreciaba intensamente la gran bondad inmerecida que se le confirió como recaudador de impuestos que llegó a ser un apóstol del Mesías. Así hallamos que él es el único que registra el que Jesús diera énfasis al hecho de que se requiere misericordia y no simplemente sacrificios. Es interesante ver que solamente Mateo nos brinda las consoladoras palabras de Jesús que comienzan con la invitación: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré.”—Mateo 9:9-13; 11:28-30; 12:7; 18:21-35.
El que Mateo haya sido un recaudador de impuestos también se hace patente por la atención que da a las cifras. Él es el único que nos dice que Judas traicionó a Jesús por 30 piezas de plata. (Mateo 26:15) Además, en los pasajes donde otros escritores mencionan solamente una cosa o ponen las cosas en singular, Mateo es más específico y menciona dos cosas o las pone en plural. (Compare Mateo 4:3; 8:28; 20:29, 30 con Marcos 5:2; 10:46, 47; Lucas 4:3; 8:27; 18:35-38.) De hecho, parece que Mateo era aficionado a los números. Por eso en el capítulo seis encontramos que él alista siete peticiones en la Oración Modelo (comparado con las cinco que menciona Lucas), siete parábolas en el capítulo 13, y en el capítulo 23, siete ayes que Jesucristo pronunció contra el clero judío de su día. Y Mateo desglosa la genealogía de Jesús en tres grupos de 14 nombres cada uno.—Mateo 1:1-17.

Los rasgos distintivos del Evangelio de Mateo también se hacen patentes cuando notamos como su relato complementa el de Lucas. Pero esto es de esperar si tomamos en consideración que el modo de pensar de un recaudador de impuestos es diferente al de un médico. Tampoco podemos pasar por alto el papel que desempeñó en este asunto el espíritu santo. Además, Mateo estaba escribiendo para convencer a los judíos fieles de que Jesús era el Mesías por tanto tiempo esperado, mientras que Lucas presenta a Jesús como el Salvador de toda la humanidad.

Por eso, al registrar la genealogía de Jesús, Mateo se remonta solamente hasta Abrahán a través de la línea de David, mientras que Lucas al registrarla se remonta hasta ‘Adán el hijo de Dios.’ (Mateo 1:1-16; Lucas 3:23-38) Evidentemente Mateo traza el linaje legal de Jesús por medio de Su padrastro José, mientras que Lucas la traza por medio del linaje natural de Su madre María. Mateo registra que un ángel se apareció a José, el padrastro de Jesús. Lucas nos relata que el ángel Gabriel se apareció a María, la madre de Jesús. Igualmente, Mateo nos habla de astrólogos que vinieron a visitar al niño Jesús, ‘el rey de los judíos,’ y que trajeron regalos costosos, mientras que Lucas nos habla de pastores humildes a quienes se les invitó a ver al Salvador recién nacido.

Mateo presenta al Mesías
Al registrar la vida de Jesús, Mateo no desperdició oportunidad de probar que Jesús en verdad era el Mesías prometido. ¿Cómo lo hizo? Por medio de remitir a las Escrituras Hebreas unas 100 veces para apoyar su tema. Por ejemplo, al dar los detalles sobre el nacimiento de Jesús él recalca que el que Jesús naciera de una virgen judía fue en cumplimiento de la profecía. (Isaías 7:14; Mateo 1:21-23)

Cuando registra la huida de José y su familia para escapar del decreto homicida del rey Herodes, Mateo señala que esto sucedió así para que se cumpliera la escritura que dice: “De Egipto llamé a mi hijo.” (Oseas 11:1; Mateo 2:14, 15) La aflicción que sobrevino a causa de la orden de Herodes de matar, en Belén y sus distritos, a todos los varoncitos que tuvieran dos años de edad o menos, también se había predicho, como lo indica Mateo.—Jeremías 31:15; Mateo 2:16-18.

En los capítulos tres y cuatro Mateo presenta al precursor de Jesús, Juan el Bautizante, nos habla de cuando él bautizó a Jesús y de cómo Dios mismo hizo reconocimiento de que Jesús es Su Hijo. Entonces sigue la tentación triple a la que se sometió a Jesús en el desierto y el comienzo del ministerio de Jesús de predicar “el reino de los cielos se ha acercado,” a la vez que ejecuta muchos milagros de curación. Se muestra que la predicación de Jesús es otro cumplimiento de la profecía.—Isaías 9:1, 2; Mateo 4:13-17.

Aparte de lo que escribió en los últimos 10 capítulos, Mateo hace muy pocos esfuerzos por presentar los asuntos en orden cronológico. Puesto que el Sermón del Monte de Jesús contiene enseñanza tan sobresaliente, Mateo lo presenta inmediatamente después de informar acerca del comienzo del ministerio de Jesús, aunque en realidad éste fue pronunciado aproximadamente un año más tarde.

No hay duda de que éste es el sermón más sobresaliente que jamás se haya pronunciado, y Mateo es el que nos presenta el informe más completo de él. Este comienza con nueve ‘felicidades’ verdaderamente consoladoras para todos los amantes de la verdad y la justicia. De paso, sírvase notar que éstas son “felicidades,” y no “bienaventuranzas,” razón por la cual muchas traducciones modernas tales como la Nueva Biblia Española y la Versión Popular usan “dichosos” en lugar de “bienaventurados,” y el Nuevo Testamento de la Versión Popular usa “felices” tal como lo hace la Traducción del Nuevo Mundo.

El Sermón del Monte también contiene la Regla Áurea. En armonía con su tema, Mateo declara que Jesús no había venido para destruir la ley de Moisés sino para cumplirla y que en realidad la Regla Áurea es la síntesis de la Ley y los profetas.—Mateo 5:17; 7:12.


Parece que Mateo estaba especialmente impresionado por la enseñanza de Jesús. En comparación con los otros Evangelios, no solo es más extenso su relato del Sermón del Monte, sino que también lo son su informe respecto a la ocasión cuando Jesús envió a Sus 12 apóstoles (capítulo 10), su relato de las siete parábolas tocante al Reino (capítulo 13) y el registro del consejo que Jesús dio sobre lo necesario de mostrar misericordia, de estar dispuesto a perdonar “setenta y siete veces.”—Capítulo 18.

En los capítulos 8, 9, 11, 12 y 14-17, Mateo nos informa principalmente acerca de los muchos milagros que Jesucristo ejecutó, tales como el haber alimentado a 5.000 personas en una ocasión y a “cuatro mil varones, además de mujeres y niñitos en otra ocasión.” Estos capítulos también contienen las censuras de Jesús contra los caudillos religiosos judíos quienes eran inicuos voluntariosos, hipócritas, y que habían cometido el pecado imperdonable.

Además, en estos capítulos encontramos la confesión de Pedro “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo” y la descripción de la transfiguración, en la cual Jehová Dios nuevamente dio testimonio de que Jesucristo en realidad es Su Hijo.—Mateo 16:16; 17:1-9.

Los días finales del ministerio de Jesús
Al considerar ahora los acontecimientos finales del ministerio de Jesús, hallamos que Mateo ha escrito las cosas en el orden en que sucedieron. La mayor parte de las cosas que Mateo había registrado previamente sucedieron en Galilea, pero ahora toca brevemente lo que tiene que ver con el ministerio posterior de Jesús en Perea.

Los opositores religiosos ponen a prueba a Jesús respecto al tema del divorcio, con la esperanza de confundirlo. Pero en lugar de eso, quedan desconcertados debido a la sabiduría y el conocimiento superior de las Escrituras que Jesús posee: La única razón válida para el divorcio es “la fornicación.” Un gobernante joven y rico muy pagado de sí mismo viene a Jesús y le pregunta qué tiene que hacer para obtener vida eterna, pero se retira con mucho menos estimación de su propia benignidad, ya que para él su riqueza era más importante que la vida eterna. El espíritu de competencia divide a los apóstoles, lo que hace que Jesús tenga que recordarles que él ‘no vino para que se le sirviera, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.’—Mateo 19:1–20:34.

Durante la última semana de la vida de Jesús como hombre en la Tierra, cambia la escena a Betania y Jerusalén, y leemos de su entrada triunfal en esta última ciudad. Después de este acontecimiento Jesús va al templo y lo limpia por medio de expulsar a todos los estafadores religiosos. Luego, pronuncia una parábola acerca de los cultivadores que asesinaron a cierto heredero de una viña y así les hace saber a sus enemigos que él sabe lo que ellos tienen en mente.—Mateo 21:1-46.

Aunque en repetidas ocasiones han sido derrotados en discusiones previas con Jesús, los opositores religiosos tratan nuevamente de ponerlo en aprietos por medio de hacerle preguntas engañosas acerca de pagar el impopular impuesto romano, de la resurrección y sobre cuál es el más grande mandamiento. Él los silencia por medio de darles respuestas sabias basadas en las Escrituras. Entonces, Jesús aconseja a sus discípulos sobre la necesidad de ser humildes. También dirige censuras punzantes a sus opositores religiosos hipócritas, y pronuncia siete ayes. A causa de la oposición de ellos su casa se les dejaría abandonada.—Mateo 22:1–23:39.

Los comentarios que hicieron algunos de sus apóstoles en cuanto al esplendor del templo de Herodes proveen a Jesús la oportunidad de pronunciar su gran profecía concerniente al fin del sistema de cosas judío, y en cuanto a su regreso, su parusía, palabras que han tenido un cumplimiento sorprendente, especialmente desde 1914. Después, Jesús pronuncia tres parábolas que han tenido cumplimiento en nuestro día, la parábola de las vírgenes sabias y las necias, la de los talentos y la de las cabras y las ovejas.—Mateo 24:1–25:46.

Mateo es el único de los testigos oculares que procede a darnos la descripción de cómo Jesús instituyó la Cena del Señor en conmemoración de su muerte. Mateo prosigue y nos relata la experiencia de Jesús en Getsemaní, el arresto, el que Pedro lo negara, el juicio de Cristo, la vacilación de Pilato y el que éste se lavara las manos, y entonces, el que Jesús fuera fijado en el madero como rey de los judíos en medio de dos criminales en la colina conocida como el Calvario.—Mateo 26:1-75.

Cuando Jesús fue arrestado todos sus apóstoles huyeron, y ciertamente se sintieron muy desalentados de espíritu a causa del giro que tomaron los acontecimientos. Pero no por mucho tiempo. Al tercer día se enteran acerca de la resurrección de Jesús de entre los muertos. Después, sin lugar a duda poco antes de su ascensión al cielo, ellos se reúnen con Jesús en Galilea, donde él les da la comisión de despedida: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos . . . Y, ¡miren! estoy con ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de cosas.”—Mateo 28:19, 20.

Es indiscutible, Mateo prueba la veracidad de su tema, que Jesús de Nazaret ciertamente es el Mesías, el Hijo de Dios. Mateo hace esto por medio de señalar a las muchas profecías que Jesús cumplió, a los milagros que Jesús ejecutó y a las verdades que Jesús enseñó. Indudablemente Mateo tenía una mente aguda y apreciativa, avivada por el espíritu santo de Dios. Puesto que el espíritu de Dios lo dirigió y le recordó las cosas que Jehová Dios deseaba que se registraran, él pudo escribir un registro extenso y poderoso sobre la vida de Jesús.

¡Cuán agradecidos podemos estar a JehováQue realmente lleguemos nosotros a familiarizarnos con el relato de modo que podamos vivir conforme a los principios que Jesús estableció y también dar a conocer a otros, en toda oportunidad que tengamos, las “buenas nuevas” Dios que, para registrar un relato del ministerio de Jesús tan fortalecedor de la fe, haya inspirado a un siervo suyo y seguidor de su Hijo que fuera tan humilde, honrado y desinteresado!

Que realmente lleguemos nosotros a familiarizarnos con el relato de modo que podamos vivir conforme a los principios que Jesús estableció y también dar a conocer a otros, en toda oportunidad que tengamos, las “buenas nuevas”
de que el Mesías que había sido prometido por tanto tiempo ha venido al tiempo señalado de Dios en cumplimiento de muchas profecías que se registraron en las Escrituras Hebreas.—Mateo 24:14.

Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Mayo de 1982. Lea el interesante artículo ¿Qué hará el reino por usted?. Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.