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viernes, 20 de septiembre de 2013

El Reino... ¿por qué se ha tardado tanto en ‘venir’?

EL APÓSTOL Pablo escribió: “Sabemos que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente.” (Romanos 8:22) ¿A qué se debe esto? ¿Por qué ha permitido Dios las guerras, el delito, las enfermedades y los sufrimientos de los pasados 6.000 años de la historia registrada? ¿Qué pasó, para que la humanidad, creada para vivir según la ley divina, esté ahora plagada de desafuero? ¿Por qué no ha corregido esta situación nuestro Padre celestial? Si el Reino es la solución, ¿por qué se ha tardado tanto en ‘venir’? ¿Podemos en realidad esperar que Dios cambie estas terribles condiciones?

Bajo la gobernación suprema, o soberanía, del “Rey de la eternidad,” deberían haber existido condiciones ideales en la Tierra desde el tiempo de la creación en Edén. A medida que el primer hombre y la primera mujer tuvieran hijos, y la familia humana se multiplicara y llegara a formar miles de millones de unidades familiares, la Tierra entera debería haberse convertido en un paraíso de belleza, lleno del reír gozoso y el amor al prójimo entre las razas pacíficas de la humanidad.—

En cuanto al hombre, no hay nada mejor [que] el que coma y en realidad beba y haga que su alma vea el bien a causa de su duro trabajo. Esto también lo he visto, yo mismo, que esto proviene de la mano del Dios verdadero. (Eclesiastés 2:24)

Eso era lo que el Creador amoroso se proponía para esta Tierra cuando creó al hombre a su semejanza moral y, del hombre, formó a la mujer. Pues el relato bíblico de la creación nos dice:

“Macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: ‘Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.’ . . . Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire! era muy bueno.” (Génesis 1:26-31)

Entonces, ¿por qué no parece ‘muy buena’ la creación de Dios en la Tierra hoy?



DESAFIADA LA SOBERANÍA DE DIOS

La creación tuvo como base las leyes de Dios. Y entre éstas sobresale la ley de amor. Dios mismo “es amor.” (1 Juan 4:8) Pero ahora se presentó alguien que quería hacer leyes diferentes para la humanidad. Ese “alguien” fue un invisible ‘hijo de Dios’ angélico, indudablemente uno de aquellos que ‘gritaron en aplauso’ cuando Jehová creó la Tierra y todo lo que hay sobre ella. (Job 38:7) Este ángel se convirtió a sí mismo en un satanás, un adversario de Dios. Él quiso hacerse independiente, procuró adoración para sí y sembró un espíritu de rebelión. (Efesios 2:1, 2; compare con Lucas 4:5-7.) Maquinó usar a nuestros primeros padres humanos para sus propios fines egoístas. ¿Qué pasos dio para esto?

En el paradisíaco jardín de Edén, Adán y Eva recibieron la gobernación benévola de Jehová. Dios proveía todo lo necesario para sostenerlos tanto espiritual como físicamente. Para el propio bienestar continuo de ellos, él requirió también que le obedecieran como su Señor Soberano. Con este fin él había dado a Adán un mandamiento sencillo, que no comiera del “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo.” Esto también aplicó a Eva, después de la creación de ella.

No era que Dios estuviera privándolos de nada, porque los otros árboles del jardín proveían una deleitable variedad de frutos alimenticios. Sin embargo, si ellos desobedecían a Dios y comían de este solo fruto, ‘positivamente morirían.’ Astutamente, usando para ello una serpiente, el rebelde Satanás abordó primero a Eva, diciendo:

“Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman [del fruto del árbol] tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo.”—Génesis 2:17; 3:1-5.

Aquello hacía que pareciera que Dios era mentiroso. Pero el verdadero mentiroso era Satanás. Correctamente, a aquel “padre de la mentira” también se le llegó a llamar el Diablo, que significa “Calumniador.” (Juan 8:44) Aquí estaba un desafío directo a la soberanía de Jehová, su Dignidad de Rey sobre sus criaturas. Daba a entender que Dios estaba reteniendo conocimiento al cual Adán y Eva tenían derecho, que no se debía confiar en la gobernación por Dios, que sería mejor que Adán y Eva siguieran su propio camino independiente y fijaran sus propias normas de “lo bueno y lo malo.”

¿Cómo respondió la mujer a aquella habla calumniadora? Fracasó en cuanto a vigilar su corazón, y permitió que el deseo incorrecto echara raíces allí. Este deseo entonces se hizo fértil y la llevó, engañada, a cometer pecado voluntariamente por medio de desobedecer a Dios. En esto ella también se burló de la posición de su esposo como cabeza de ella, a quien ella debió haber consultado. ¿Y cómo respondió el hombre? “Adán no fue engañado,” sino que escogió sufrir la misma suerte que Eva, e intencionadamente se unió a ella en su proceder de rebelión. ¡Qué día lamentable fue ése para nuestros primeros padres, y para toda la raza humana!—Génesis 3:6, 7; 1 Timoteo 2:14; compare con Santiago 1:14, 15.

Adán y Eva habían mostrado crasa desatención a la soberanía de Dios. Por eso ahora, en armonía con Su ley, Dios anunció la sentencia de muerte, al decir a Adán:

“Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Génesis 3:19)

Dios no quiso decir aquí que solo el cuerpo de Adán moriría, mientras que algún “alma” o “espíritu” del interior escaparía del cuerpo y continuaría viviendo en un cielo o un infierno. No, porque Adán mismo era un “alma.” Como dice el relato de la creación:

“Procedió Jehová Dios a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente.” (Génesis 2:7)

Con el tiempo, tanto Adán como Eva murieron... como almas. Y porque la entera raza humana es prole de Adán ya contaminado por el pecado, todos hemos heredado el pecado y la muerte.

“El alma que esté pecando... ella misma morirá.” (Ezequiel 18:4, 20) 

Sí, como almas humanas, todos morimos. La muerte ha llegado a gobernar como rey sobre nosotros.—Romanos 5:12, 14; 6:12; Eclesiastés 3:19, 20; 9:5, 10; Salmo 6:5; 115:17.

Capitulo 5 del libro "Venga tu Reino" publicado por los Testigos de Jehová en el año 1981, Más informacion respecto al tema en la revista "La Atalaya" de Septiembre del 2013 con el tema de portada "¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Cuándo acabará?" en el siguiente enlace.

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