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viernes, 22 de agosto de 2014

El médico Lucas efectúa la mejor obra

¿QUÉ opina usted sobre los médicos? En el transcurso de la historia la gente ha estimado a los médicos. El concepto que se tenía de los curanderos en las sociedades primitivas era tan elevado como el que se tiene de los médicos en las sociedades modernas. ¿A qué se debe tal aprecio?

Aunque las facultades recuperativas de nuestro cuerpo vencen unas tres cuartas partes de nuestras enfermedades sin necesidad de asistencia médica, médicos concienzudos a menudo inspiran confianza y seguridad, lo cual puede ser de gran ayuda en la recuperación del paciente. Además, los médicos han podido ayudarnos por el conocimiento que tienen de remedios eficaces y técnicas curativas. Por lo tanto, muchas personas admiran a los médicos porque desempeñan una labor excepcionalmente buena.

Pero la Biblia nos habla sobre cierto médico dedicado que cambió de profesión a fin de poder efectuar el bien a un grado todavía mayor. Nos puso el ejemplo de cómo nosotros podemos dedicar nuestra vida a hacer el bien.

Este hombre, Lucas, vivió en el primer siglo E.C. El apóstol cristiano Pablo, llamó a Lucas “el médico amado,” y como veremos, los escritos de Lucas dan testimonio de que él era doctor en medicina. (Colosenses 4:14) No obstante, es de notar que Lucas no se destacó por algún tratamiento que él diera a los enfermos y los lesionados. Más bien, sobresalió por lo que efectuó después de hacerse cristiano.

Aunque Lucas probablemente pudiera haberse quedado en una ciudad y ganar un buen salario como médico, prefirió pasar penalidades acompañando a Pablo en viajes misionales. Y más tarde, Lucas se dedicó a efectuar investigaciones y escribir un Evangelio que relata la vida y el ministerio de Jesús. “Evangelio” significa “buenas nuevas.”

Mediante sus esfuerzos por esparcir las buenas nuevas cristianas, que incluyó el escribir su Evangelio y el libro de Hechos de los Apóstoles, Lucas demostró que el bien que una persona puede lograr con obras cristianas supera hasta lo que un médico experimentado pudiera lograr al proveer alivio temporal de la enfermedad y el sufrimiento. Pudiéramos comprender mejor la buena labor que realizó Lucas si notamos algunos hechos relacionados con Lucas y su relato del Evangelio.

El hombre tras el libro
Algunos han afirmado que Lucas era gentil debido a su nombre griego, su estilo de escribir y el hecho de que en Colosenses 4:10-14 Pablo habla de “los circuncisos” y luego menciona a Lucas. No obstante, eso es meramente una interpretación que contradice lo que indica Romanos 3:1, 2. Allí leemos que Dios encomendó sus sagradas declaraciones formales a ‘los judíos.’ Así, puede que Lucas haya sido un judío de habla griega con un nombre griego.

La manera de escribir de Lucas confirma que él era una persona culta. Escribió en griego con un estilo puro y fluido. Sus oraciones son más elaboradas que las de los otros Evangelios, y emplea un vocabulario más amplio.

La introducción del Evangelio también refleja que Lucas era una persona versada e instruida. Comienza así: “Puesto que muchos han emprendido la recopilación de una declaración de los hechos que entre nosotros son plenamente acreditados, así como nos los entregaron los que desde el principio llegaron a ser testigos oculares . . . , resolví también, porque he investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud, escribírtelas en orden lógico . . . para que conozcas plenamente la certeza de las cosas que se te han enseñado oralmente.” (Lucas 1:1-4) Esta introducción se parece a las introducciones de la literatura griega clásica.

Aquí Lucas asegura a los lectores que él no se basa en rumores ni mera tradición oral. ¿Por qué da tal seguridad? Puesto que Lucas evidentemente no era discípulo de Jesús cuando Jesús estuvo en la Tierra, para preparar su Evangelio, Lucas tuvo que hacer cuidadosas investigaciones entre “testigos oculares.” Además, examinó documentos de la época en cuestión, “investigando todas las cosas desde el comienzo con exactitud.” Esto debería fortalecer nuestra confianza en los escritos de Lucas.

Pero, ¿cómo obtuvo Lucas la información minuciosa que contienen sus libros? En cierta parte del relato de los viajes de Pablo que se encuentra en el libro de los Hechos, el sujeto cambia de la tercera persona (“él,” “ellos”) a la primera persona (“nosotros”). De esto se puede ver que Lucas empezó a viajar con Pablo cuando éste hizo su segundo viaje misional. (Hechos 16:10) Es evidente que, cuando acompañó a Pablo a Jerusalén al final del tercer viaje, Lucas pudo entrevistar a hombres y mujeres que fueron testigos oculares del ministerio de Jesús. (Hechos 21:1, 7, 15-18) Puede que entonces también Lucas haya examinado documentos, tales como los que se usaron para preparar la genealogía que está en Lucas 3:23-38.

El apóstol Pablo estuvo encarcelado en Cesarea desde aproximadamente el año 56 hasta el 58 E.C. Puesto que Lucas escribió su Evangelio antes que el libro de los Hechos (que se completó alrededor del 61 E.C.), parece que Lucas empleó bien su tiempo al escribir su Evangelio mientras Pablo estaba en la prisión.

¿Qué debería buscar usted?
Usted hallará que es sumamente remunerador leer el enternecedor e informativo libro de Lucas, que fue escrito cuidadosamente. Al hacerlo, puede sacar mayor provecho de la lectura si busca ciertas características interesantes o rasgos singulares. Pudiéramos enumerar cuatro rasgos.

El primero es el uso de expresiones y descripciones médicas. Lucas también dio atención especial a las mujeres y a la oración, de modo que esté alerta a estos dos aspectos. El cuarto rasgo es que Lucas escribió para beneficio de todos. Para despertar el interés por el libro, notemos algunos ejemplos que ilustran estos cuatro rasgos.

Desde el punto de vista de un médico
Todos los Evangelios informan sobre los milagros de Jesús, pero a medida que usted lee el relato de Lucas observe con cuánta frecuencia él hace referencia a las curaciones de Jesús. Y preste atención al lenguaje que se usa y a los detalles que se ofrecen.

Por ejemplo, a menudo Lucas suministra cierta observación médica que Mateo y Marcos omiten. Mientras que en estos dos Evangelios se nos dice que Pedro le cortó la oreja a Malco, Lucas especifica que fue la oreja derecha y que Jesús restauró a su lugar el miembro amputado. ¿No es así como habla un médico? (Mateo 26:51; Marcos 14:47; Lucas 22:50, 51) De manera similar, Lucas informa con exactitud que la suegra de Pedro “estaba afligida con una fiebre alta,” que Jesús curó tanto a un hombre “lleno de lepra” así como a otro cuya “mano derecha estaba seca.”—Lucas 4:38, 39; 5:12-14; 6:6-10.

Hay muchas otras pruebas del punto de vista médico de Lucas. Al relatar que Jesús “curó a muchos de enfermedades y de penosas dolencias y de espíritus inicuos,” Lucas distinguió las curaciones que fueron exclusivamente de naturaleza física de las que estaban relacionadas con los demonios. (Lucas 7:21) Lucas es el único que nos dice que Jesús ‘entró en agonía’ mientras oraba poco antes que lo arrestaran y que “su sudor se hizo como gotas de sangre.” (Lucas 22:44)

Su interés en el aspecto médico puede verse en su relato de las parábolas de Jesús. Lucas es el único que nos narra la parábola del ‘buen samaritano.’ ¿Recuerda usted cómo el samaritano curó las heridas del hombre que él halló a lo largo del camino? Lo que Lucas describe está en armonía con la práctica médica de aquella época. (Lucas 10:29-37) Lucas suministra el único relato del ‘hombre rico y Lázaro.’ Y, ¿recuerda usted con cuánta precisión Lucas describió el problema de salud de Lázaro?

Busque este relato en Lucas 16:20. Mientras lo lee, note que en el versículo 24 el hombre rico exclama: “Estoy en angustia.” Lucas usó una palabra griega para dolor o aflicción que ningún otro escritor bíblico empleó, pero que médicos griegos como Hipócrates, Areteo y Galeno usaron a menudo.

Se preocupaba por las mujeres y la oración
Al leer el libro de Lucas busque indicaciones del interés compasivo que él mostraba para con las mujeres, lo cual tal vez refleje la naturaleza compasiva que lo atrajo a la medicina. Por ejemplo, en el primer capítulo está la única información que los Evangelios contienen sobre Elisabet, la madre de Juan el Bautizante, e incluso relata que ella sintió que la criatura saltó en la matriz. El mismo capítulo nos da una descripción enternecedora de cómo respondió María a la idea de ser la madre del Mesías.

Más adelante en el Evangelio de Lucas el lector aprende acerca de: La profetisa Ana; la viuda de Naín; la mujer que había sido pecadora pero que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas; las mujeres que usaron sus bienes para atender a las necesidades de Cristo; la curación que efectuó Jesús en una mujer que hacía mucho tiempo había estado padeciendo de flujo de sangre; la interacción doméstica entre Marta y María; la “hija de Abrahán” que había estado lisiada por 18 años y las parábolas de la mujer que perdió una moneda y la de la viuda y el juez.—Lucas 2:36-38; 7:11-15, 36-50; 8:1-3, 43-48; 10:38-41; 13:11-16; 15:8-10; 18:2-8.

¿Cree usted que esta lista incluye todas las referencias especiales que se hacen a las mujeres que se mencionan en el libro de Lucas? Bueno, si usted es mujer, si se interesa en el bienestar de las mujeres o si quisiera ver el interés compasivo que mostró el médico Lucas en las mujeres, lea todo el relato que él escribió y vea qué otras cosas descubre usted. A medida que haga esto, note con cuánta frecuencia Lucas menciona la oración.

Usted hallará que solo Lucas menciona ciertas oraciones de Jesús. Por ejemplo, Lucas es el único que nos dice que Jesús estaba orando cuando los cielos se abrieron y espíritu santo fue derramado sobre él y que más tarde Cristo pasó toda la noche en oración. (Lucas 3:21; 6:12) Otros ejemplos se encuentran en Lucas 5:16; 9:18, 28; 11:1; 23:46. Además, Lucas comparte con nosotros varias parábolas de Jesús relacionadas con la oración, tales como la de un amigo a quien se acude a la medianoche, la del juez injusto y la del fariseo y el recaudador de impuestos.—Lucas 11:5-13; 18:1-8, 10-14.

“Buenas nuevas” para todas las naciones
Parece que Mateo escribió su Evangelio especialmente para los judíos y que Marcos escribió el suyo para los romanos, pero Lucas escribió “buenas nuevas” para todas las naciones. Una indicación de esto es que Lucas traza la genealogía de Jesús hasta Adán, antepasado de toda la humanidad. (Lucas 3:23, 38; compare con Mateo 1:1, 16.) En su Evangelio, de interés universal, Lucas nos ayuda a ver que el mensaje y las obras de Cristo podían beneficiar a cualquier persona, prescindiendo de los antecedentes de ésta... un samaritano leproso, el acaudalado recaudador de impuestos y hasta un ladrón sentenciado que agonizaba en el madero. (Lucas 17:11-19; 19:2-10; 23:39-43)

Uno también percibe el interés de Lucas en todos los que estaban ‘perdidos’ puesto que registra las parábolas de Jesús sobre la oveja perdida, la moneda perdida, el hijo pródigo y la del fariseo y el recaudador de impuestos. (Lucas 15:4-32; 18:9-14) A medida que usted lea el Evangelio de Lucas, esté alerta a otros ejemplos en los que Lucas ofrece esperanza a todos.

Por supuesto, hay muchos otros rasgos singulares que pueden notarse en el Evangelio de Lucas. Pero la impresión en conjunto debería ser que se trata de un libro cuyo escritor fue un hombre instruido y cuidadoso, y que no obstante contiene un relato enternecedor y conmovedor de la vida de Jesús. Es un relato del Evangelio que hace resaltar que las “buenas nuevas” están ahora disponibles a todos.

Estas “buenas nuevas” se aprecian especialmente en nuestro tiempo. El médico Lucas es el único escritor de los Evangelios que registra la profecía de Jesús de que vendría el tiempo cuando, a causa de la angustia que habría en la Tierra durante la conclusión del sistema de cosas, ‘los hombres desmayarían por el temor y la expectativa.’ ¡Qué complacido también tiene que haberse sentido Lucas al registrar las animadoras palabras que se hallan en Lucas 21:25-28!


Artículo publicado en la revista "La Atalaya" del 01 de Junio de 1982. Para conocer mejor su Biblia lea el folleto: "La Biblia y su mensaje". Ambos distribuidos por los testigos de Jehová.

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