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jueves, 5 de diciembre de 2013

Ilustraciones acerca del Reino

Capítulo 11
 

MIENTRAS estuvo con sus discípulos, Jesús dio muchas parábolas, o ilustraciones. Estas muestran lo que envuelve el ser miembro del reino de los cielos. Indican el proceder que corresponde a los que son del “rebaño pequeño” de herederos del Reino, y también a los que han de adquirir vida eterna en la Tierra bajo ese reino. Estas “otras ovejas,” también, se regocijan al aprender acerca de las profecías que tienen que ver con el Reino, y oran fervorosamente para que “venga.”—Lucas 12:32; Juan 10:16; 1 Tesalonicenses 5:16-20.

Después que Jesús hubo relatado una de estas parábolas a la gente, sus discípulos vinieron a él y le preguntaron: “¿Por qué es que les hablas usando ilustraciones?” En respuesta, Jesús dijo:
“A ustedes se les concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos, mas a aquéllos no se les concede.” (Mateo 13:10, 11)

¿Y por qué no? Era porque no estaban dispuestos a ahondar para conseguir el significado más profundo de sus palabras, de modo que sus corazones los movieran a entrar en acción a favor de las “buenas nuevas.” No consideraban el Reino como un “tesoro” ni una “perla de gran valor.”—Mateo 13:44-46.

Jesús citó de la profecía de Isaías e indicó que se cumplía en aquellos descreídos, al decir: “Por medio de oír, oirán pero de ningún modo captarán el sentido de ello; y, mirando, mirarán pero de ningún modo verán. Porque el corazón de este pueblo se ha hecho indispuesto a recibir, y con los oídos han oído sin responder, y han cerrado los ojos; para que nunca vean con los ojos, ni oigan con los oídos, ni capten el sentido de ello con el corazón y se vuelvan, y yo los sane.” (Mateo 13:13-15) Nuestro deseo debe ser no parecernos a aquellas personas que carecían de aprecio. Por eso, apliquémonos al estudio de la Palabra de Dios.

En su parábola presentada en el capítulo 13 de Mateo, versículos 3 al 8, Jesús se describe como “un sembrador” de semilla. Él siembra “la palabra del reino” en diferentes clases de corazones:

  • El corazón de algunas personas es como terreno a lo largo del camino. Antes de que la semilla pueda echar raíces, el Diablo envía a sus secuaces como “aves” para arrancar “la palabra de su corazón para que no crean y sean salvos.” 
  • Otros corazones son como terreno rocoso. Al principio, aceptan la palabra con gozo, pero entonces la planta tierna se marchita bajo alguna prueba o persecución. 
  • Alguna semilla cae entre “espinos,” donde la ahogan las “inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida.” 
  • ¡Ah, pero también hay la “semilla” sembrada sobre la clase apropiada de terreno! “Este es el que oye la palabra y capta el sentido de ella, que verdaderamente lleva fruto y produce, éste de a ciento por uno, aquél de a sesenta, el otro de a treinta.” (Mateo 13:18-23; Marcos 4:3-9, 14-20; Lucas 8:4-8, 11-15)


¡Sí, tendremos bendiciones y nuestro servicio sagrado a nuestro Dios realmente se hará fructífero si recibimos la palabra en corazones llenos de aprecio y nos gastamos a favor del reino de Dios!

OTRO “SEMBRADOR”

Entre los Evangelios, solamente el relato de Marcos sigue a esta parábola del “sembrador” con una ilustración que envuelve a un “sembrador” diferente. Precisamente antes de dar esta ilustración, Jesús dijo a sus discípulos privadamente: “Presten atención a lo que oyen.” Entonces enlazó con esto la parábola, al decir:

“De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta, precisamente cómo, él no lo sabe.” (Marcos 4:24-27)

Es obvio que este “hombre” no es el glorificado Señor Jesucristo, porque Jesucristo ya no necesita el sueño de una noche terrestre. Tampoco sería correcto decir que el Hijo de Dios, quien trabajó con su Padre en la creación de todas las cosas, ‘no sabe’ cómo se produce el crecimiento. (Colosenses 1:16) Por eso, considerando el contexto podemos comprender que el “hombre” se refiere al cristiano individual que debe estar ‘prestando atención’ a los asuntos relacionados con “el reino de Dios.”

Cada “sembrador” debe vigilar con qué rasgos de la personalidad está sembrando, y también el ambiente en el cual siembra. Sin que nos demos cuenta de ello, el desarrollo de nuestra personalidad puede recibir influencia para bien o para mal, según la “tierra” o clase de personas entre quienes nos asociemos mientras procuramos desarrollar cualidades cristianas... sea dentro o fuera de la congregación. (Compare con 1 Corintios 15:33.)

Finalmente, “el grano lleno” aparecerá en la espiga, y cosecharemos en armonía con eso. (Marcos 4:28, 29) ¡Qué importante es que los del “rebaño pequeño,” y, en realidad, todos los que se esfuerzan por obtener vida eterna en el arreglo divino del Reino, vigilen lo que siembran y dónde lo siembran respecto a desarrollar personalidades semejantes a la de Cristo!—Efesios 4:17-24; Gálatas 6:7-9.

EL SEMBRADOR Y SU “ENEMIGO”

En otra ilustración Jesús compara el “reino de los cielos” a “un hombre que sembró semilla excelente en su campo.” Entonces, “mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sobresembró mala hierba entre el trigo, y se fue.” ¿Qué clase de fruto podía esperarse de ese campo? Jesús pasó a identificarse a sí mismo, “el Hijo del hombre,” con este sembrador que sembró semilla del Reino que resulta en el fruto de cristianos semejantes a trigo, “los hijos del reino.” El enemigo es “el Diablo,” y la “mala hierba” son “los hijos del inicuo”... la hipócrita “descendencia” religiosa de éste. (Compare con Génesis 3:15.) En cumplimiento de esto, algunos verdaderos cristianos siguieron creciendo entre la conglomeración de “mala hierba” que ha caracterizado a la gran apostasía desde el primer siglo en adelante. ¡Pero ahora hemos llegado al tiempo de segar... “una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles”!—Mateo 13:24-30, 36-39.

Al fin, bajo dirección angélica, el “trigo” es separado de la “mala hierba.” La clara distinción que existe entre estas dos cosas ha quedado manifiesta. Como veremos, abunda la evidencia de que “el Hijo del hombre” hoy está presente en su reino celestial, recogiendo a actividad del Reino a los cristianos verdaderos que son semejantes a trigo. Pero, ¿qué hay de la cristiandad y sus maestros de apostasía? La parábola de Jesús continúa diciendo:
“El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos recogerán de su reino todas las cosas que hacen tropezar y a los que cometen desafuero.”

Por siglos los del clero de la cristiandad han hecho tropezar a las personas honradas por sus falsas doctrinas y ostentación exterior de piedad. Pero han llegado a estar bajo el juicio de Dios, y están ‘llorando y crujiendo los dientes.’ Hoy se lamentan debido a merma en el apoyo que reciben de los legos y a la división que existe en sus propias filas. En contraste, los siervos de Jehová semejantes a trigo están testificando gozosamente acerca de Su reino. Están resplandeciendo “tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre.”—Mateo 13:40-43; compare con Isaías 65:13, 14.

UN PROYECTO ‘PESQUERO’ DE ÉXITO

“Otra vez,” dice Jesús, “el reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada en el mar y que junta peces de todo género.” (Mateo 13:47) Jesús comenzó este proyecto ‘pesquero’ él mismo, cuando llamó a sus primeros discípulos de estar con sus redes para hacer de ellos “pescadores de hombres.” (Mateo 4:19)

Pero durante la gran apostasía, bajo supervisión angélica, grupos minoritarios fieles y las religiones de la cristiandad han continuado ‘pescando’ conversos. Sin embargo, ¿han resultado ser ‘buenos peces’ todos los centenares de millones de criaturas marinas simbólicas? Como hemos notado, las religiones de la cristiandad han basado sus enseñanzas en la filosofía griega de Platón, y en los “misterios” de la antigua Babilonia. El fruto de éstas se ve en los odios, la contienda y el derramamiento de sangre que han manchado las páginas de la historia de la cristiandad, y en el apoyo que han dado a las guerras mundiales de nuestro siglo veinte.

Al fin, “en la conclusión del sistema de cosas,” llega el tiempo en que los ángeles han de sacar la “red barredera.” Esta simboliza las organizaciones que hay en la Tierra de los que afirman ser seguidores de Jesucristo... los verdaderos y los falsos. Los “peces” que resultan “inapropiados” para “el reino de los cielos” tienen que ser tirados, echados en “el horno ardiente” de la destrucción. “Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes.” (Mateo 13:48-50) Pero los ángeles también están separando a los ‘buenos peces’ de la red barredera simbólica. ¡Qué agradecidos debemos estar de nuestra oportunidad de ser contados con éstos... un pueblo claramente distinto que se dedica a magnificar el nombre de Jehová y que ora con sentido para que “venga” Su reino!

Sin embargo, ¿qué es “la conclusión del sistema de cosas,” acerca de la cual Jesús habla tan vigorosamente en esta última parábola? ¿Qué son “los últimos días,” acerca de los cuales escribieron varios discípulos de Jesús? ¿Vivimos ahora en esos días? Si así es, ¿qué significa esto para nosotros, y para toda la humanidad?


¡DE ATENCIÓN A LAS ILUSTRACIONES DE JESÚS SOBRE EL REINO!

  • Describen el Reino como deseable, como un “tesoro” o “perla.” Asemejan a los que lo buscan a “la clase correcta de terreno,” “trigo,” ‘buenos peces.’
  • Pintan el reino falso como un “árbol” de mostaza de muchas ramas, como una masa leudada de harina. Sus apoyadores son las “aves,” la “mala hierba,” los ‘peces inapropiados.’
  • Al considerar el desarrollo del Reino desde varios ángulos, podemos entender mejor la gran cuestión que afronta la humanidad hoy día, y recibimos estímulo para ponernos firme y lealmente a favor del Reino.


Porción del libro "Venga tu Reino" publicado por los Testigos de Jehová en en año 1981. También puede interesarle la revista "La Atalaya" de Octubre del 2013 con el tema: ¿De qué habla la Biblia?

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