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sábado, 3 de agosto de 2013

Sea íntegro bajo prueba


“¡MALDICE a Dios, y muere!” La esposa de Job, atacó a su esposo con estas palabras. De esto hace unos tres mil seiscientos años. Aquel ataque verbal a un siervo fiel de Dios puso de relieve una cuestión a la que la humanidad aún se enfrenta. El fiel Job había sufrido terribles pérdidas: su ganado, su casa y sus diez hijos. En aquel momento, una enfermedad crónica afligía su cuerpo, sometiendo a prueba su aguante hasta el límite. ¿Por qué razón? El archienemigo de Dios y del hombre, Satanás el Diablo, intentaba demostrar que el ser humano no puede ser íntegro cuando se ve sometido a una prueba severa. (Job 1:11, 12; 2:4, 5, 9, 10.)

Al igual que en el tiempo de Job, hoy “el mundo entero yace en el poder del inicuo”, Satanás el Diablo. (1 Juan 5:19.) En realidad, aún es más cierto actualmente, pues ahora “el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada”, ha sido arrojado del cielo abajo a la Tierra. (Revelación [Apocalipsis] 12:9.)

En este mundo cruel y degradado, ¿piensa usted a veces que ha llegado al límite del aguante humano? ¿Se ha preguntado en ocasiones: ‘¿Tiene algún propósito la vida?’? Puede que Job se sintiera así, pero nunca perdió la fe en Dios, aunque cometió errores. Expresó su determinación con estas palabras: “¡Hasta que expire no quitaré de mí mi integridad!”. Confiaba en que Dios ‘llegaría a conocer su integridad’. (Job 27:5; 31:6.)

Jesucristo, el propio Hijo de Dios, también tuvo que aguantar pruebas mientras vivió en la Tierra. Satanás lo atacó de diferentes maneras. Se aprovechó de las necesidades físicas de Jesús, y en la montaña de la tentación puso a prueba Su confianza en la Palabra de Dios. (Mateo 4:1-11.) Hostigó a Jesús haciendo que los escribas y fariseos apóstatas y sus secuaces lo persiguieran, lo acusaran de blasfemia y tramaran su muerte. (Lucas 5:21; Juan 5:16-18; 10:36-39; 11:57.) Trataron a Jesús mucho peor que los tres falsos consoladores a Job. (Job 16:2; 19:1, 2.)

En el jardín de Getsemaní, cuando Jesús se acercaba a su prueba cumbre, dijo a sus discípulos: “Mi alma está hondamente contristada, hasta la muerte”. Luego “cayó sobre su rostro, orando y diciendo: ‘Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como yo quiero, sino como tú quieres’”. Finalmente, en cumplimiento de las palabras proféticas de Salmo 22:1, Jesús clamó en el madero de tormento: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

Pero en el fondo Dios no lo desamparó, pues Jesús fue perfectamente íntegro y dejó un modelo para que lo imitaran todos los cristianos verdaderos. Jehová recompensó su integridad resucitándolo y exaltándolo a lo más elevado de los cielos. (Mateo 26:38, 39; 27:46; Hechos 2:32-36; 5:30; 1 Pedro 2:21.) Dios recompensará a todos aquellos que de igual manera permanezcan íntegros.

Triunfemos sobre Satanás y sus obras

“Sujétense, por lo tanto, a Dios; pero opónganse al Diablo, y él huirá de ustedes.” (SANTIAGO 4:7.)

JOB no se equivocó al decir que “la tierra misma ha sido dada en la mano del inicuo”. (Job 9:24.) Hoy vivimos en los días más críticos de la historia humana. ¿Por qué? Porque son “los últimos días” de la dominación demoníaca de Satanás sobre la Tierra. No sorprende que, por instigación satánica, “los hombres inicuos e impostores [avancen] de mal en peor, extraviando y siendo extraviados”. (2 Timoteo 3:1, 13.)

Por otra parte, también pudiéramos vernos agobiados por persecuciones, injusticias, crueldades, delitos, apuros económicos, enfermedades crónicas, achaques de la vejez, depresiones emocionales y otras situaciones.
 
Satanás el Diablo, el gran adversario, está sometiendo a la humanidad, y en particular a los adoradores verdaderos de Dios, a un feroz ataque. Su objetivo es hacer que todas las personas potencialmente íntegras se vuelvan contra Dios para arrastrarlas al mismo fin que les espera a él y a sus ángeles demoníacos.

No obstante, se nos asegura que si aguantamos y somos íntegros, el Diablo huirá de nosotros. Al igual que Jesús, podemos ‘aprender a obedecer’ a Dios por las cosas que sufrimos y, por Su bondad inmerecida, alcanzar la vida eterna. (Hebreos 5:7, 8; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8-10.)

Efesios 6:10, 11 nos aconseja: “Sigan adquiriendo poder en el Señor y en la potencia de su fuerza. Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones [o: “artimañas”, nota] del Diablo”.

Satanás no ha logrado quebrantar la integridad de esos hermanos y hermanas leales mediante el ataque frontal y directo. Por lo tanto, ¿de qué otras artimañas se vale? Revelación (Apocalipsis) 12:12 dice de estos últimos días: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. Como no ha conseguido aniquilar al pueblo leal de Dios mediante las persecuciones, Satanás, encolerizado, intenta masacrar a poblaciones enteras, sin duda con el propósito de acabar con el pueblo de Jehová junto con ellas.

Jesús indicó que aquellos a quienes sus familiares rechazan por causa de la verdad serán recompensados con “el céntuplo”. (Marcos 10:29, 30.) Esto le sucedió a Entellia, una niña de 10 años de edad del norte de África que amó el nombre de Dios, Jehová, en cuanto lo oyó. Estudiaba con los testigos de Jehová, y caminaba noventa minutos de ida y otros noventa de vuelta para asistir a las reuniones, a pesar de que en muchas ocasiones su familia no la dejaba entrar en casa cuando llegaba.

A los 13 años de edad empezó a predicar de casa en casa, y su familia se opuso aún más. Un día sus familiares la ataron de pies y manos y la dejaron tirada bajo un sol ardiente durante siete horas, arrojándole de vez en cuando agua sucia por encima. La golpearon brutalmente, a consecuencia de lo cual perdió un ojo, y por último la echaron de casa. Después, encontró empleo en un hospital y con el tiempo se hizo enfermera. A los 20 años de edad se bautizó, e inmediatamente empezó a servir de precursora auxiliar. Impresionados por su integridad, la recibieron de vuelta a casa y ahora nueve de sus familiares han aceptado un estudio bíblico.

A Entellia la ha animado mucho el Salmo 116, en particular los versículos 1 a 4, que ha leído muy a menudo: “De veras amo, porque Jehová oye mi voz, mis súplicas. Porque ha inclinado a mí su oído, y durante todos mis días llamaré. Las sogas de la muerte me rodearon, y las circunstancias angustiosas del Seol mismas me hallaron. Angustia y desconsuelo seguí hallando. Pero el nombre de Jehová procedí a invocar: ‘¡Ah, Jehová, de veras provee escape a mi alma!’”. Jehová contesta esas oraciones.


Como en los días de Jesús, Satanás utiliza a menudo el fanatismo religioso para echar leña al fuego de la persecución; pero no ha tenido éxito. Un ejemplo sobresaliente es el de nuestros hermanos de Polonia, cuya historia se publicó en el Anuario de los Testigos de Jehová 1994. Incluso los jovencitos tuvieron que demostrar su integridad. Por ejemplo, en 1946 a una joven de 15 años se le dijo: “Solo persígnate. Si no lo haces, ¡te espera una bala!”. Debido a su integridad, la arrastraron a un bosque, la torturaron horriblemente y la mataron de un tiro. (Compárese con Mateo 4:9, 10.)


Otras artimañas de Satanás



La norma de actuación demoníaca de Satanás es “gobernar o destruir”. Tiene un arsenal de armas crueles. Por ello, no sorprende que el apóstol Pablo advierta: “Tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales. Por esta causa tomen la armadura completa que proviene de Dios, para que puedan resistir en el día inicuo y, después de haber hecho todas las cosas cabalmente, estar firmes”. (Efesios 6:12, 13.)

Los deseos materialistas, el entretenimiento y la propaganda degradantes, la música satánica, la presión de los compañeros del colegio, el consumo de drogas y la borrachera pueden arruinar nuestra vida. Por eso, el apóstol añade el siguiente consejo: “Sobre todo, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo”. (Efesios 6:16.)


Los proyectiles encendidos de Satanás tienen el objetivo de manipular las emociones. Puede que nuestro adversario se valga de las presiones de la vida, como la enfermedad o la depresión grave, para despertar en nosotros sentimientos de inutilidad. Algunos quizá se desanimen porque no pueden pasar muchas horas en el servicio del campo o porque no les es posible asistir a algunas de las reuniones de la congregación. El cuidado amoroso de los ancianos y de otros hermanos y hermanas bondadosos puede ayudar a tales personas a superar estos difíciles traumas. Nunca olvide que Jehová ama a sus siervos fieles. (1 Juan 4:16, 19.) Salmo 55:22 dice: “Arroja tu carga sobre Jehová mismo, y él mismo te sustentará. Nunca permitirá que tambalee el justo”.

Es interesante que Job, el siervo de Dios, tuvo que batallar con los “pensamientos inquietantes” que Satanás le transmitió mediante Elifaz y Zofar. (Job 4:13-18; 20:2, 3.) Como consecuencia, Job sufrió “irritación”, lo que dio lugar a que ‘hablara desatinadamente’ sobre los “terrores” que afligían su mente. (Job 6:2-4; 30:15, 16.) Elihú escuchó a Job en silencio y le ayudó con sinceridad a ver el parecer de Jehová, el Dios omnisciente. Del mismo modo, los ancianos comprensivos de hoy demuestran su interés por los afligidos al no añadirles más “presión”. Antes bien, como Elihú, los escuchan con paciencia y entonces los untan con el bálsamo de la Palabra de Dios. (Job 33:1-3, 7; Santiago 5:13-15.) Por tanto, la persona que sufre de problemas emocionales debido a traumas —sean reales o imaginarios—, o que está ‘aterrorizada con sueños y visiones’, como Job, puede encontrar el consuelo balsámico de la Biblia en la congregación. (Job 7:14; Santiago 4:7.)

Sabemos que el objetivo de Satanás es corromper nuestra mente de algún modo, como advirtió el apóstol Pablo en 2 Corintios 11:3: “Tengo miedo de que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por su astucia, las mentes de ustedes sean corrompidas y alejadas de la sinceridad y castidad que se deben al Cristo”. La ruina actual de toda carne, es decir, la sociedad humana apartada de Dios, nos recuerda el efecto degradante que tuvieron en la Tierra los “derribadores” de los días de Noé, aquella prole híbrida corrupta y violenta. (Génesis 6:4, 12, 13, nota; Lucas 17:26.) Por ello, no sorprende que Satanás recurra a artimañas y tácticas astutas para descargar su ira, sobre todo contra el pueblo de Dios. (1 Pedro 5:8; Revelación 12:17.)
 
Ni siquiera se menciona a Satanás en los últimos capítulos del libro bíblico de Job. La integridad de este hombre probó la falsedad de la alegación inicua de Satanás de que los seres humanos no pueden permanecer íntegros en el servicio a Dios. En el futuro cercano, cuando “una gran muchedumbre” de personas íntegras “[salgan] de la gran tribulación”, Satanás será abismado. Hombres y mujeres de fe, entre ellos el fiel Job, se unirán a esta “gran muchedumbre” para disfrutar de bendiciones paradisíacas aún mayores que las que recibió Job. (Revelación 7:9-17; 20:1-3, 11-13; Job 14:13.)


Porciones de la revista "La Atalaya" del 01 de Enero de 1995. Publicada por los testigos de Jehová. Pueden descargarse mas articulos de la pagina oficial en formatos pdf para su lectura, asi como mp3 y aac en audio.

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