Hace varios años se realizo un experimento sobre la
conducta humana que produjo resultados inquietantes. Los
participantes fueron divididos en dos grupos: los de un grupo serian
los guardias y estarían a cargo del segundo grupo, que serian los
reclusos. ¿Qué ocurrió? “En pocos días –dice el informe-, la
mayoría de los guardias se volvieron abusivos y crueles e imponían
frecuentes castigos, mientras que los prisioneros se habían
acobardado y sometido.” La conclusión a la que llegaron los
investigadores fue la siguiente: prácticamente cualquier persona
puede caer en la trampa de abusar de la autoridad.
Nosotros los cristianos ¿Somos inmunes a ejercer el abuso de
autoridad? Ya sea en la familia, en la congregación, en el trabajo o
en cualquier otra faceta de nuestra vida, simplemente porque se nos
ha dado cierto grado de autoridad
Pero Jesús, llamándolos a sí, dijo: “Ustedes saben que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los grandes ejercen autoridad sobre ellas. (Mateo 20: 25)
Los déspotas de este mundo “se enseñorean” de los
demás imponiéndoles su voluntad, pues enseñorearse quiere decir
hacerse dueño de una cosa ó dominarla, sigamos leyendo
No es así entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes (Mateo 20: 26)
Entonces; ¿Cómo deberíamos comportarnos? ¿Cómo nos
diferenciamos los verdaderos cristianos de los que no lo son? ¿Cómo
podemos ejercer nuestra autoridad de la forma adecuada. Veamos:
Además, niégate a admitir las cuestiones necias e ignorantes, pues sabes que producen pelea. Pero el esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, (2ª Timoteo 2: 23 y 24)
¿Notamos como debemos ejercer nuestra
autoridad? Pues siendo amables e imitando a Jehová y Jesucristo.
Como bien sabemos las cuatro cualidades o virtudes
fundamentales de Jehová, identificadas en las Santas Escrituras son:
Amor, Justicia, Sabiduría y Poder, la más sobresaliente es el amor
como dice 1ª de Juan 4:8 (Dios es amor). Teniendo en mente nuestra
imperfección ¿Cómo trataremos a quien no logra cumplir a la
perfección las normas cristianas? ¿Haremos concesiones por las
imperfecciones, tal como Jehová y Jesucristo? ¿O insistimos en que
se respete el más mínimo detalle de la ley en todo momento?
Recuerde que lo mejor es ser tierno cuando sea posible y firme solo
cuando sea necesario. Actuar con amor contribuirá a forjar fuertes
vínculos de confianza mutua entre nosotros y aquellos sobre quienes
tenemos autoridad.
En conclusión si se nos ha confiado algún tipo de
autoridad, ya sea en la congregación, la familia o en cualquier
faceta de nuestra vida, esforcémonos por ejercerla como lo hacen
Jehová Dios y Jesucristo.
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